Sobre este tema la sentencia 1323 del 16 de mayo de 1991 precisó que
la actividad no mercantil de prestar servicios inherentes a
las profesiones liberales cuando son prestados por sociedades conservan el carácter de no mercantil y generan la existencia de sociedades civiles porque su objeto social o actividad económica es civil (no mercantil). Unas de las razones que motivaron el sentido del fallo fue “Porque para la Sala tampoco es cierto, como lo sostiene la Superintendencia en la motivación de los actos acusados, que el carácter no mercantil de “la prestación de servicios inherentes a las profesiones liberales” dependa de la forma de dicha prestación, de tal manera que si se presta a través de una empresa, como organización económica, o por medio de una sociedad, ello implique que adquiere el carácter comercial, ya que la norma excepcional contenida en el ordinal 5° del artículo 23 del C. de Co. no hace ninguna distinción al respecto y, según un principio generalmente aceptado, si la ley no hace distinción, no le es permitido hacerla al intérprete.” Otra de las razones fue “Porque a pesar de que ni el Código Civil ni el Código de Comercio definen lo que debe entenderse por “profesiones liberales”, del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, confrontando los conceptos de “profesión” y de “arte liberal” y de acuerdo con la concepción tradicional que se ha tenido de aquel concepto, puede afirmarse que son aquellas actividades en las cuales predomina el ejercicio del intelecto, que han sido reconocidas por el Estado y para cuyo ejercicio se requiere la habilitación a través de un título académico.” Se puede advertir que las anteriores razones no fueron plenamente analizadas porque la norma implícitamente hace distinción cuando utiliza la palabra inherentesdefinida por el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española como “Que por su naturaleza está de tal manera unido a algo, que no se puede separar de ello”, de tal manera que la prestación de servicios profesionales únicamente se puede predicar en cabeza de las personas naturales porque son ellas por naturaleza las que tienen la capacidad de razonamiento y entendimiento para realizar actividades donde se requiere de un intelecto superior que les permita obtener un título académico de educación, habilitándolas para prestar servicios inherentes a las profesiones liberales. Mientras que las sociedades como personas jurídicas no tienen el entendimiento ni el intelecto para realizar la prestación de los servicios profesionales, así como tampoco pueden obtener título académico de educación, por lo tanto las personas jurídicas podrán contemplar como objeto social principal el desarrollo por intermedio de sus socios y de sus dependientes o en virtud de contratos, la prestación de los servicios propios de las profesiones liberales, pero en éste caso el acto es mercantil en los términos del numeral 14 del artículo 20 del Código de Comercio “Las empresas editoriales, litográficas, fotográficas, informativas o de propaganda y las demás destinadas a la prestación de servicios”. Técnicamente hablando la realidad jurídica de las sociedades de profesionales no es prestar un servicio inherente a las profesiones liberales sino un servicio de intermediación entre los usuarios del servicio y la persona natural que ostenta un título académico que lo acredita para ejercer la profesión, éstos servicios de intermediación al ser en forma masiva y en serie connotan la existencia del acto mercantil.