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V/
EL PERIODO PRECONTRACTUAL
Profesor de Contratos
Facultad de Derecho U. P.B.
EL PERIODO PRECONTRACTUAL
Resulta que esas dos voluntades que forman el contrato pueden exa-
minarse aislada y separadamente antes del perfeccionamiento del
negocio y también en esa misma forma independiente producen efec-
tos y generan responsabilidades. Antes del contrato, esas declaracio-
nes de voluntad pueden observarse cada una como un negocio jurl-
dico autónomo, de naturaleza unilateral y con efectos propios y tran-
sitorios. Una vez se perfeccione el contrato expiran esos efectos juri'-
dicos cuya existencia estaba condicionada a la perfección del con-
trato.
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las partes, cuando en realidad, esas partes han recorrido a veces un
camino bastante espinoso y demorado para llegar al contrato.
LklNVITACION A CONTRATAR
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a. Que exista una declaración de voluntad. Esta declaración de volun-
tad puede ser expresa, es decir utilizando todos los medios idó-
neos para hacerla conocer, verbalmente o por escrito, o bien tácita,
es decir expuesta con actos concluyentes que no den lugar a la opi-
nión contraria, como sucede con las ofertas expuestas al público en
general.
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siguiente al del aviso. Es una elemental exigencia de seriedad y ade-
más para evitar que se caucen perjuicios a terceros.
También en este mismo requisito decimos que la oferta debe ser comu-
nicada al destinatario, esto es ser exteriorizada, hacérsela saber por
cualquier medio idóneo.
LA OBLIGATORIEDAD DE LA OFERTA
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retractación no tiene consecuencia jurídica y que a pesar de que ello
ocurra, el destinatario podrá aceptar o rechazar la misma y si la acep-
ta, tratándose de un contracto consensual, quedará prefecto, pues
el arrepentimiento del oferente, no tuvo la relievancia suficien-
te para retirar su declaración de voluntad de ., ese negocio jurídi-
co el cual ya es perfecto y podrá por tanto el otro contratante deman-
dar su cumplimiento.
LA AUTONOMIA DE LA OFERTA
Nada dice nuestra legislación sobre lo que debe suceder con la oferta
en evento que fallezca el destinatario o se incapacite sin haberse pro-
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ducido la aceptación. Si fallece o se incapacita el oferente, sus here-
deros o curadores deben aceptarla y mantenerla, pero ¿podrán acep-
tarla los herederos o curadores del destinatario fallecido o incapaci-
tado?
EL DESTINATARIO DE LA OFERTA
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MODALIDAD DE LA OFERTA
LA ACEPTACION
b. Debe ser pura y simple. Con esta nota queremos significar que
es mucho más sencilla que la oferta, tanto como que debe equi-
valer a un simple "Sí". Debe ser coincidente con la oferta por com-
pleto, pues de lo contrario significaría une negativa y a su vez una
nueva propuesta o como suele denominársele una contraoferta. Por
este requisito que analizamos señala el artículo 855 del Código de
Comercio Colombiano: "La aceptación condicional o extratempo-
ránea será considerada como una nueva propuesta".
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ser hecha en tiempo. Para nuestro legislador la aceptación tardía se
considera como una nueva propuesta. Esta solución es prácticamen-
te la misma a la cual llegan algunos autores como FONTANAROSA (3)
al proponer dos soluciones para la aceptación tardía: o se considera
ineficaz o bien se deja al proponente la opción de considerarla eficaz
o ineficaz.
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inherencia y de comportamiento o de conducta equ1'vocas. Empero
en ocasiones, el silencio vale como aceptación pues si la parte que
calla tiene la carga de hablar, y quiere evitar que su silencio se con-
sidere como aceptación, debe hacerlo".
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y la aceptación se realizan entre personas presentes, indudablemente,
el contrato se perfecciona en forma simultánea con la aceptación.
Pero si se trata de contrato real o solemne, así esté presente oferente
y aceptante, será necesario que se proceda a la entrega o al cumpli-
miento de la solemnidad.
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Así tenemos que como norma general, los continuadores patrimo-
niales del destinatario podrán aceptar por él o sus coradores, según
el caso, si se ajustan a las normas para la administración de los bie-
nes del incapaz, a no ser que, por la naturaleza de la oferta o la volun-
tad del proponente se deduzca intención contraria. El primer evento
sería si el negocio ofrecido fuera un contrato intuito personae, y en
consideración a la persona del destinatario.
Con este objeto aparece esta figura contractual, vinculando a las par-
tes desde su celebración, hasta que se perfeccione el contrato prome-
tido.
(6) ALFREDO ROCCO. Principios de Derecho Mercantil. Editora Nacional, México. 1966.
pág. 342.
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AUTONOMIA CONTRACTUAL DE LA PROMESA
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Esta norma está regulando en materia civil, la formación y los efectos
del CONTRATO DE PROMESA, en la teoría general, de tal manera
que son aplicables para cualquier contrato que se prometa celebrar,
como compra-venta, permuta, mutuo, comodato, etc.
REQUISITOS DE LA PROMESA
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EFECTOS DEL CONTRATO DE PROMESA
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la Ley 153 de 1887 en su artículo 89, se debe dar aplicación al artícu-
lo 824 del Código de Comercio que consagra la CONSENSUAL! DAD
de los negocios mercantiles, cuando la ley mercantil no establece otra
cosa.
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tal con el anotado del proyecto de Bello, y esa identificación nece-
sariamente indica que se acogió la idea allí plasmada y que reconoce,
por tanto, la consensualidad del contrato de promesa, como regla
general, ya que es norma especial respecto al artículo 89 de la Ley
153 de 1887 ; ordenamiento con el que es incompatible en el cam-
po comercial. Viene de ahí que cuando la promesa mercantil se refie-
re a contratos reales o solemnes adquiera su pleno significado jurí-
dico, de manera autónoma, y que indefectiblemente emerge de ella
el deber de celebrarlos imponiendo obligaciones de hacer, aunque
no esté consagrada en un escrito, si por otra parte las condiciones
de existencia y validez de todo negocio jurídico" (8).
"Obsérvese que esta norma (se refiere al artículo 861 del Código
de Comercio), en lugar de exigir la presencia del documento escri-
to, como requisito esencial de la existencia de la promesa, guarda
silencio sobre el punto y se limita a ordenar el cumplimiento de las
"formalidades del caso", solamente para el contrato prometido".
(8) REVISTA JURISPRUDENCIA Y DOCTRINA. Tomo XI, No. 122, de febrero de 1982,
pág. 103.
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CONCLUSIONES
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"Las partes pueden ampliar o restringir este plazo".
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El promitente no se obliga a celebrar ningún contrato, pero el even-
to de que se decida a celebrarlo, en razón del pacto de preferencia,
deberá preferir al otro pactante. El beneficiario del pacto no puede
pues obligar al otro a la celebración del contrato, si quien concede la
preferencia se decide a celebrar un negocio, estará obligado a preferir
al beneficiario de la prelación.
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Queda entonces definida la naturaleza jurídica con que se adopta en
nuestra legislación el pacto de preferencia; es todo un convenio con-
tractual y no se trata como opinan algunos doctrinantes extranjeros
que lo entienden como una simple oferta irrevocable.
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