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CATEQUESIS DEL SANTO ROSARIO

Primer día: Es esencialmente catequético. Se explica detalladamente la introducción, excelencia y maravillas


del Santo Rosario, manifestada por su origen y su nombre, acompañada además de la sustentación de dicha
práctica de oración, y la respectiva manera de rezarla.
Segundo día: Milagros ocurridos por medio del Santo Rosario (Testimonial), historias y promesas.
El Centro de Apostolado señala los criterios y conceptos esenciales que no pueden faltar para dicha
predicación, sin embargo, cada predicador puede añadir, siguiendo la misma estructura, algunos conceptos,
ejemplos e historias personales.
Objetivo:
Enseñar la importancia y valor del Santo Rosario y lo que puede lograr la Santísima Virgen María por medio
de su intercesión. Enamorar a las personas de esta práctica y llevarlas a tener el firme propósito de rezarlo
todos los días.
Criterios:
1. Para esta predicación es preciso hacer uso de argumentos bíblicos, históricos y de sentido común.
Estos se deben leer y conocer.
2. Debe ser eficaz, con argumentos sencillos pero contundentes, que motiven a las personas a
considerar el Santo Rosario como un arma poderosa para estos tiempos que se viven.
3. Esta charla debe ser dictada por el director del retiro.
4. Es importante dar el contenido del primer día en el tiempo estipulado, evitando abordar temas del
segundo día. El primer día es más de índole catequético, enseñando sobre el origen del Santo
Rosario y dando argumentos a favor del mismo. El segundo día tiene un carácter testimonial, a
través del cual se enamore a la gente de las promesas del Santo Rosario, tratando de hacer el
compromiso de rezarlo todos los días.
Estructura:

Primer día
1. Introducción
Conocer la historia de una realidad es el medio para apreciarla en su justo valor. Quizás es por esto que
cuando se comprenden las gracias que se derraman a través de esta maravillosa arma, el alma crece y se
lanza en el abismo de un amor maternal que provee de todo para alcanzar el último fin, el Cielo. El Santo
Rosario es fruto de una larga búsqueda del pueblo de Dios, y nace del corazón de una Madre que desea con
ardor la felicidad eterna de sus hijos.
2. Excelencia del SantoRosario, manifestada por su origen
Desde los inicios, la Iglesia ha tenido una fuerte devoción a la Madre de Dios. En los primeros siglos del
Cristianismo, los monjes tenían la costumbre de rezar diariamente los 150 salmos. Los laicos devotos que en
su mayoría eran analfabetas no podían rezarlos, por lo cual empezaron a rezar 150 Avemarías. Ya en el siglo
IX en Irlanda se tenía la costumbre de hacer nudos en un cordel para contar, en vez de los salmos, las Ave
Marías.
El Santo Rosario, en la forma y método que se recita actualmente, sólo fue inspirado a la Iglesia en 1214 por
la Santísima Virgen, que lo dio a Santo Domingo de Guzmán para convertir a los herejes albigenses y a los
pecadores. Ocurrió en la forma siguiente, según cuenta el Beato Alano de la Roche en su famoso libro
titulado: De Dignitate Psalterii (Dignidad del Salterio Mariano), señalado en libro “El Secreto Admirable del
Santísimo Rosario” de San Luis María Grignion de Montfort:
“Viendo Santo Domingo que los crímenes de los hombres obstaculizaban la conversión de los
albigenses, entró a un bosque próximo a Tolosa y permaneció allí tres días dedicado a la penitencia
y a la oración continua, sin cesar de gemir, llorar y mortificar su cuerpo con disciplina para calmar la
cólera divina, hasta que cayó medio muerto. La Santísima Virgen se le apareció en compañía de tres
princesas celestiales, y le dijo: «¿Sabes, querido Domingo, de qué arma se ha servido la Santísima
Trinidad para reformar el mundo?». «Señora, Tú lo sabes mejor que yo – respondió él –, porque,
después de Jesucristo, Tú fuiste el principal instrumento de nuestra salvación». «Pues la principal
pieza de combate ha sido el salterio angélico, que es el fundamento del Nuevo Testamento. Por ello,
si quieres ganar para Dios esos corazones endurecidos, predica mi Salterio Mariano».
Se levantó el Santo muy consolado. Inflamado de celo por la salvación de aquellas gentes, entró en
la catedral. Al momento repicaron las campanas para reunir a los habitantes. Al comenzar él su
predicación, se desencadenó una terrible tormenta, tembló la tierra, se oscureció el sol, truenos y
relámpagos repetidos hicieron palidecer y temblar a los oyentes. El terror de éstos aumentó cuando
vieron que una imagen de la Santísima Virgen expuesta en lugar prominente, levantaba los brazos
al cielo tres veces para pedir a Dios venganza contra ellos, si no se convertían y recurrían a la
protección de la Santa Madre de Dios.
Quería el cielo con estos prodigios promover esta nueva devoción del Santo Rosario y hacer que se
la conociera más. Gracias a la oración de Santo Domingo, se calmó finalmente la tormenta.
Prosiguió él su predicación, explicando con tanto fervor y entusiasmo la excelencia del Santo
Rosario, que casi todos los habitantes de Tolosa lo aceptaron, renunciando a sus errores. En poco
tiempo se experimentó un gran cambio de vida y costumbres en la ciudad.” (Monfort, 1710, p. 39-
40).
3. Nombre
La palabra Rosario significa 'Corona de Rosas', lo que quiere decir que cuantas veces se recita como es
debido, se pone en la cabeza de Jesús y de María una hermosa corona de rosas que no perderán jamás su
belleza y esplendor.
La Santísima Virgen ha confirmado el nombre de Rosario, revelando a varias personas que cada vez que se
reza un Ave María, se le entrega una rosa, teniendo en cuenta que la rosa es la reina de las flores. Así que el
Rosario es la reina de todas las devociones a María, y en él se pide a la Virgen que interceda por nosotros (cf.
Jn 2, 1-11).
4. Maravillas del Santo Rosario
Nadie ama lo que no conoce, y para llegar a conocer, a veces es necesario que se infunda un deseo ardiente
en el corazón por hacerlo. Es por ello que es importante enseñar todas las gracias que se han podido
alcanzar a través del Santo Rosario, no sólo en la propia vida, sino también para el mundo, y la realidad es
que por este desconocimiento se desperdician todas las maravillas que el Señor y la Santísima Virgen
quieren obrar en la humanidad.
“En tiempos del Santo Papa Pío V (1566 - 1572), los musulmanes controlaban el Mar Mediterráneo
y preparaban la invasión de la Europa Cristiana. Los reyes católicos de Europa estaban divididos y
parecían no darse cuenta del peligro inminente. El Papa pidió ayuda pero no le prestaron atención,
hasta que el peligro se hizo muy real y la invasión era certera. El 17 de septiembre de 1569 pidió
que se rezase el Santo Rosario. El 7 de octubre de 1571 se encontraron las dos flotas, la cristiana y
la musulmana, en el Golfo de Corinto, cerca de la ciudad griega de Lepanto.
La flota cristiana, compuesta de soldados de los Estados Papales, de Venecia, Génova y España y
comandada por Don Juan de Austria, entró en batalla contra un enemigo muy superior en número y
buques de guerra. Se jugaba el destino de la Europa cristiana. Antes del ataque, las tropas cristianas
rezaron el Santo Rosario con mucha devoción. La batalla de Lepanto duró hasta altas horas de la
tarde pero, al final, los cristianos resultaron victoriosos.
Mientras la batalla transcurría, en Roma el Papa recitaba el Rosario en su capilla. En eso, el Papa
salió de su capilla y, por aparente inspiración, anunció a todos los presentes y con gran calma que la
Santísima Virgen le había concedido la victoria a los cristianos. Semanas más tarde, llegó finalmente
el mensaje de la victoria de parte de Don Juan de Austria, quien, desde un principio, atribuyó el
triunfo de cristiano a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario. Agradecido con la
Virgen María, el Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias, y agregó a las
Letanías de la Santísima Virgen el título de "Auxilio de los Cristianos". Más adelante, el Papa
Gregorio III cambió el nombre de la fiesta a la de Nuestra Señora del Rosario, la cual se celebra el
día 7 de octubre.”
Tomado de: http://www.unrosarioaldia.org/la-virgen-del-rosario.html
5. Apologética del Santo Rosario
El Rosario es camino de oración vocal, mental y contemplativa. Libro abierto donde se contempla a María
totalmente entregada a la obra redentora de su Hijo. Es también, el compañero inseparable en la
peregrinación terrena y a la hora de la muerte.
Tomado de: Misterios del Santo Rosario
El Rosario es una oración bíblica por excelencia: el Santo Rosario es considerado como la oración perfecta,
porque con él está grabada la majestuosa historia de la salvación. Con el Rosario, de hecho, se meditan los
misterios de gozo, de dolor y de gloria contenidos en la vida de Jesús y María. Es una oración totalmente
bíblica, pues no es más que meditar el Evangelio con los ojos de la Madre.
El Rosario encierra dos realidades, la oración mental y la oración vocal. La oración mental es la meditación
de los principales misterios de la vida de Jesús y de su Madre. La oración vocal consiste en la recitación de
diez decenas precedidas de un Padrenuestro, unida a la meditación y contemplación de las principales
virtudes que Jesús y María practicaron, conforme a los veinte misterios del Santo Rosario.
El Santo Rosario se compone principalmente de la oración del Padrenuestro y el Avemaría, ambas se pueden
encontrar en la Sagrada Escritura:
- Padrenuestro: (cf. Mt 6,7). Algunas personas interpretan que este pasaje condena la oración
repetitiva. Sin embargo, no se percatan de que luego, Mt 6, 9, Jesús enseña a rezar el Padrenuestro,
oración que todo cristiano recita en diferentes momentos de su vida, además, en esta cita el mismo
Jesús pide que se repita: “vosotros pues, orad así...”. Por lo tanto, Jesús no prohíbe la oración
repetitiva, sino aquella que no se hace con el corazón y de manera mecánica.
- Avemaría: La primera parte de esta es una unión entre los versículos de la cita Lc 1, 28: “Y
entrando le dijo “Alégrate (¡Salve!) llena de gracia, el Señor está contigo” y Lc 1,42: “Y exclamó a
gritos: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno”. La segunda parte es una oración
que los mismos cristianos han compuesto a la Santísima Virgen, reconociendo también lo que
afirmó su prima Santa Isabel, que ella es la Madre de Dios (cf. Lc 1, 43), pidiéndole que interceda
por los hombres ante su Hijo, como mostró que podía hacerlo en las bodas de Caná (cf. Jn 2, 1-12),
especialmente en la hora de la muerte, que es tan trascendental para todo cristiano.
Los misterios del Rosario en su mayoría son pasajes bíblicos:
Misterios Gozosos:
Primer misterio: La Anunciación del Arcángel Gabriel a la Virgen María y la Encarnación del Hijo de Dios (Lc
1, 26-38)
Segundo misterio: La Visita de la Virgen María a su prima Isabel (Lc 1, 39-45)
Tercer misterio: El nacimiento del Niño Jesús en Belén (Lc 2, 1-7)
Cuarto misterio: La presentación del Niño Jesús (Lc 2, 22-35)
Quinto misterio: Pérdida y hallazgo del Niño Jesús en el templo (Lc 2, 41-52)
Misterios Dolorosos:
Primer misterio: La oración de Jesús en el Huerto (Mc 14, 32-38)
Segundo misterio: La Flagelación de Jesús (Mc 15, 15)
Tercer misterio: La Coronación de espinas (Mc 15, 16-19)
Cuarto misterio: Jesús con la Cruz a cuestas (Mc 15, 21-22)
Quinto misterio: Crucifixión y muerte de Jesús (Jn 19, 18-30)
Misterios Gloriosos:
Primer misterio: La resurrección de Jesucristo (Mt 28, 1-6)
Segundo misterio: La Ascensión de Jesús a los cielos (Mc 16, 19-20)
Tercer misterio: La Venida del Espíritu Santo (Hch 2, 1-4)
Cuarto misterio: La Asunción de María (Ct 6, 10)
Quinto misterio: La coronación de María (Ap 12, 1-6)
Misterios Luminosos:
Primer Misterio: Bautismo de Jesús en el río Jordán (Mc 1, 9-11)
Segundo Misterio: La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná (Jn 2, 1-11)
Tercer Misterio: El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión (Mc 1, 15)
Cuarto Misterio: La Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor (Mc 9, 2-8)
Quinto Misterio: La Institución de la Eucaristía (Lc 22, 19)
6. ¿Cómo se reza?
El Santo Rosario es una oración de meditación. Así como el hombre tiene cuerpo y alma, podríamos decir
que el Santo Rosario también los tiene:
-  Cuerpo: Las oraciones vocales que se repiten, como el Padrenuestro, el Ave María, etc.
-  Alma: La meditación de los misterios, que consiste en recrear con la imaginación aquella escena, y
pensar, además, en qué le dice esto a la propia vida.
Así como un cuerpo sin alma está muerto, un Rosario sin meditación también lo está. Mientras se repiten las
oraciones vocales, que sirven para marcar el tiempo de la meditación, se medita interiormente en el
misterio. Por esto es importante no rezar muy rápido, sino de manera atenta, pensando en aquello que
propone el misterio. “El Rosario, precisamente a partir de la experiencia de María, es una oración
marcadamente contemplativa. Sin esta dimensión, se desnaturalizaría, como subrayó Pablo VI: "Sin
contemplación, el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica
repetición de fórmulas” (Rosarium Virginis Mariae, 12).
NOTA: Luego de realizar la catequesis el primer día sobre el Santo Rosario, se deben repartir las camándulas
(rosarios), y enseñarle a los ejercitantes cómo usarla.

Segundo día:
1. Milagros del Santo Rosario
La meditación de los misterios del Rosario es un medio eficaz de perfección ... ¿Quién podrá comprender las
gracias y bendiciones que el saludo y mirada de María traen sobre las almas? Bien lo decía San
Buenaventura: “María nos saluda con la gracia, siempre que la saludamos con el Avemaría”.
2. Testimonios e historias:
Es muy importante contar testimonios de la manera en que el Rosario ha transformado vidas, reconstruido
familias, logrado sanaciones físicas y espirituales, llevando a las personas a hacer el firme propósito de
rezarlo todos los días como lo pide la Virgen María.
“El Señor se apareció un día a Santa Gertrudis, contando monedas de oro. Se atrevió ella a preguntarle que
estaba contando. Jesús le dice ‘Cuento tus Avemarías: son monedas con que se compra el paraíso’”
(Monfort, 1710, p.78).
Milagro del Santo Rosario en Hiroshima: (6 de agosto de 1945).
El santo Rosario es más fuerte que una bomba atómica. Durante la Segunda Guerra Mundial, dos ciudades
japonesas fueron destruidas por bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki. En Nagasaki, como resultado de la
explosión, todas las casas en un radio de aproximadamente 2.5 Km del epicentro fueron destruidas. Quienes
estaban dentro, quedaron enterrados en las ruinas. Los que estaban fuera, fueron quemados.
En medio de aquella tragedia, una pequeña comunidad de Padres Jesuitas vivía junto a la iglesia parroquial,
a solamente ocho cuadras (aprox. 1 km) del epicentro de la bomba. Eran misioneros alemanes sirviendo al
pueblo japonés. Como los alemanes eran aliados de los japoneses, les habían permitido quedarse. La iglesia
junto a la casa de los jesuitas quedó destruida, pero su residencia quedó en pie, y los miembros de la
pequeña comunidad jesuita sobrevivieron. No tuvieron efectos posteriores por la radiación, ni pérdida del
oído, ni ninguna otra enfermedad o efecto.
El Padre Hubert Schiffer fue uno de los jesuitas en Hiroshima. Tenía 30 años cuando explotó la bomba
atómica en esa ciudad, y vivió otros 33 años más de buena salud. Él narró sus experiencias en Hiroshima
durante el Congreso Eucarístico que se llevó a cabo en Filadelfia (EE.UU) en 1976. En ese entonces, los ocho
miembros de la comunidad Jesuita estaban todavía vivos.
El Padre Schiffer fue examinado e interrogado por más de 200 científicos que fueron incapaces de explicar
cómo él y sus compañeros habían sobrevivido. Él lo atribuyó a la protección de la Virgen María y dijo: “Yo
estaba en medio de la explosión atómica... y estoy aquí todavía, vivo y a salvo. No fui derribado por su
destrucción”. Además, el Padre Schiffer mantuvo que durante varios años, cientos de expertos
investigadores estudiaron las razones científicas del porqué la casa, tan cerca de la explosión atómica, no fue
afectada. Él explicó que en esa casa hubo una sola cosa diferente: “Rezábamos el Rosario diariamente en esa
casa”.
Tomado de: Rosario: Mas poderoso que la bomba atómica
“Cuantas veces rezan los fieles el Rosario, en estado de gracia, meditando los misterios de la vida y pasión de
Jesucristo, obtienen plena y completa remisión de sus pecados” La Santísima Virgen al Venerable Domingo,
cartujo devoto del Santo Rosario ( Monfort, 1710, p. 103).
3. Las Promesas del Santo Rosario:
De Nuestra Señora, Reina del Rosario, tomadas de los escritos del Beato Alano:
1. El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3. El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los
pecados y exterminará las herejías.
4. El Rosario hará germinar las virtudes, y también hará que sus devotos obtengan la misericordia
divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevará a
desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!
5. El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.
6. El que con devoción rezare mi Rosario, considerando los misterios, no se verá oprimido por la
desgracia, ni morirá de muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador; perseverará en la gracias,
si es justo, y en todo caso será admitido a la vida eterna.
7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia.
8. Quiero que todos los devotos de mi Rosario tengan en vida y en muerte la luz y la
plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.
9. Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del Rosario.
10. Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.
11. Todo lo que se me pidiere por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12. Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13. Todos los que recen el Rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los
bienaventurados del cielo.
14. Los que rezan mi Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
15. La devoción al Santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.
Videos de apoyo
https://www.youtube.com/watch?v=i2W4lG33CsU
https://www.youtube.com/watch?v=y1cK8BqGirU https://www.youtube.com/watch?
v=H2wgKvoRjOs&feature=youtu.be https://www.youtube.com/watch?v=KIETLfvdG7s&feature=youtu.be
https://www.youtube.com/watch?v=l8vBMhA5VBU&feature=youtu.be https://www.youtube.com/watch?
v=9NzsufYE7N8&feature=youtu.be
Bibliografía
Grignion de Monfort, L.M. (1710). El Secreto Admirable del Santísimo Rosario para convertirse y salvarse. Q
uito, Ecuador: Librería Espiritual.
Juan Pablo II. Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae. Oct 16 de 2002. Obtenido de:
https://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_letters/2002/documents/hf_jp-ii_apl
_20021016_rosarium-virginis-mariae.html
Cibergrafía
http://www.unrosarioaldia.org/la-virgen-del-rosario.html http://yoamoelrosarioperpetuo.com/misterios-
del-santo-rosario/
https://www.corazones.org/articulos/testimonios/rosario_bombaatomica.htm

“El Rosario nos transporta místicamente junto a María, dedicada a seguir el crecimiento humano de Cristo
en la casa de Nazaret. Eso le permite educarnos y modelarnos con la misma diligencia, hasta que Cristo "sea
formado" plenamente en nosotros (cf. Ga 4, 19) ”
(Rosarium Virginis Mariae, numeral 15).
Sálesman, E. (2003). El Santo Rosario, 6 edición. Bogotá, Colombia: Apostolado Bíblico Católico.

ESPÍRITU SANTO-VÍRGEN MARÍA


EL ESPÍRITU SANTO, EL GRAN DESCONOCIDO
¿Quién es el Espíritu Santo?
 El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad. Dios es uno y trino, tres personas
distintas y un solo Dios verdadero.
 El Espíritu Santo es el amor personificado con que se aman el Padre y el Hijo. Es Él, precisamente, el
amor sustancial y eterno: “Dios es amor” (1 Jn 4,16). El Padre ama a su Hijo, el Hijo ama al Padre y este
amor se hace, como ellos, real, sustancial, personal, divino: el Espíritu Santo.
 Es consubstancial al Padre y al Hijo, e inseparable de ellos “que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria” (Catecismo, 685).
 Huésped del alma: aquel al que el Padre ha enviado a nuestros corazones, el Espíritu de su Hijo (cf. Gál
4, 6).
¿Cómo lo recibimos?
El don del Espíritu es un regalo del Padre que pedimos en nombre de su Divino Hijo: “Pues si vosotros, aun
siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo
a los que se lo pidan!” (Lc 11,13).
 El Espíritu Santo se nos da a través del Bautismo (Hch 2,38) (Jn 3,5) (Catecismo, 1238).
 Su acción se vivifica con la confirmación (Catecismo, 1285)(Hch 8, 15-17).
Lo que sería imposible sin el Espíritu Santo
Sin Él nada sería posible. «El término “Espíritu” traduce el término hebreo Ruah, que en su primera acepción
significa soplo, aire, viento» (Catecismo, 691). Por lo que sin el Espíritu Santo, sería imposible:
 La creación del mundo (Gen 1,2).
 La fuerza de los profetas del Antiguo Testamento (Catecismo, 702 y Num 11,29).
 La encarnación del Verbo (Lc 2,11).
 Reconocer a Jesús como el Señor (1 Cor 12, 3). Amar a Dios (Rom 5,5).
 La existencia de la Iglesia (Hch 1,14; 2,2-4).
 Ser cristianos: Porque la palabra griega “Cristo” significa “ungido”; somos cristianos porque somos
“ungidos” “porque hemos sido todos bautizados en un solo Espíritu” (1 Cor 12,13).
 Ser hijos de Dios (Rom 8,14-15).
 Ser santos (Ga 6,22-25).
 Hacer oración (Rom 8, 26).
 Entender la Palabra de Dios (2 Pe 1,20)
 Conocer la Verdad (Jn 16, 13).
 Ser libres (2 Cor 3,17).
 Ser valientes (2 Tim 1,7).
 Lograr conversiones (1 Cor 2,4-5).
 Hacer milagros y expulsar demonios: Los que creen en Jesús y se llenen del Espíritu de
 Dios (Mc 16,17-18)
 La unidad: Pues es su fuerza la que logrará “la unidad de los hijos de Dios dispersos”
 (Jn 11, 52).
 Superar la tentación (1 Cor 10,13).
 Recibir sus frutos (Ga 5,22-23).
¡El Espíritu Santo lo es todo! ¡Ven Espíritu Santo!
La Iglesia siempre ha invocado al Espíritu Santo, porque el mismo Señor nos dijo que lo hiciéramos,
prometiendo que el Padre: “dará el Espíritu Santo a quien se lo pida” (Lc 11,13).
Dones del Espíritu Santo
(Catecismo, 1831).
 Sabiduría: gusto para lo espiritual, capacidad de juzgar según la medida de Dios.
 Inteligencia (Entendimiento): para comprender la Palabra de Dios y profundizar las verdades reveladas.
 Consejo: Ilumina la conciencia en las opciones que la vida diaria le impone, sugiriéndole lo que es lícito,
lo que corresponde, lo que conviene más al alma.
 Fortaleza: Fuerza sobrenatural para obrar valerosamente lo que Dios quiere de nosotros, y sobrellevar
las contrariedades de la vida. Para resistir las instigaciones de las pasiones internas y las presiones del
ambiente.
 Ciencia: Nos da a conocer el verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador.
 Piedad: Sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios como Padre y
para con los hermanos como hijos del mismo Padre. Clamar ¡Abbá, Padre!
 Temor de Dios: Espíritu contrito ante Dios, conscientes de las culpas y del castigo divino, pero dentro de
la fe en la misericordia divina. Temor a ofender a Dios (cf. Jn 15, 4-7).
Mensaje del Padre Gobbi para esta lección:
¡Ven, Espíritu de Amor!: 26 mayo de 1985

VÍRGEN MARÍA
Esta clase corresponde con la predicación de Virgen María. Se recomienda tener las principales citas bíblicas
que se refieren a la Madre de Dios en papelitos, que se repartirán a los misioneros para que busquen el
pasaje bíblico, lo lean y se compartan entre todos.
Entre ellas serían las siguientes:
- Gn3,15
- Is7,14
- Miq 5,2
- Lc 1,26-38
- Lc 1, 39-56
- Lc 2, 25-35
- Lc 2,51
- Jn 2, 1-5
- Jn 19,27
- Hch 1,14
- Ap 12, 1-18
Sugerimos que los primeros 10 minutos de clase se destinen para pedir a algún misionero que realice un
resumen de lo visto en la clase anterior (un misionero diferente cada semana), esto con el fin de estar
constantemente evaluando la claridad que los misioneros tienen de los temas vistos y repasarlos.
El objetivo no es dictar la charla como si fuera un retiro, sino dar los criterios básicos que se deben tener en
cuenta. Así, todos los misioneros tendrán los elementos necesarios para realizar esta predicación.
Todas las clases desarrolladas por el Centro de Formación no pretenden coartar el Espíritu, sino que son una
ayuda para que el Formador tenga los lineamientos para explicar el tema, pero este debe ser nutrido por el
predicador. El Formador debe orar y preparar la clase.
4.4 VIRGEN MARÍA
Para muchas personas la Virgen María es como un adorno del Evangelio, como alguien accidental, de menos
importancia, y esto no es así. La Santísima Virgen es fundamental en la historia de la salvación y en el camino
de conversión.
El Padre Juan Rivas, es un apologista extraordinario que cuenta que un día estaba haciendo un programa de
apologética en radio el cual se trataba de la Virgen María, y lo llamó un pastor que le decía:
“María es una probeta que Dios utilizó para darnos a su Hijo y nada más”. El Padre le respondió: “Probeta
será tu abuela”, y evidentemente este pastor se indignó mucho con su respuesta, a lo que el Padre
nuevamente le dijo: “De manera que tu insultas a la Mamá de Jesús, y pretendes que Él se ría y te aplauda, y
yo te insulto a tu abuela y ¡tú te enojas! Cómo va a estar contento Jesús con que le menosprecies a su
Mamá, y la trates como una simple cosa que Dios utilizó. ¿Dios que es Amor, utiliza a las personas?”
Este Padre prosigue con un relato que nos ilustra además la importancia de acoger a María en nuestra vida
cristiana:
“Un pastor se encontraba predicando en el escenario, y en el público sólo habían dos personajes: Jesús y
Satanás. El pastor comienza su predicación diciendo: “Hermanos, es que María es una probeta utilizada por
Dios”, y de repente se escuchan unos aplausos de alguien que dice: ¡Amén! ¡Aleluya! ¿Cuál fue este
personaje? Evidentemente fue Satanás. ¿Será que Jesús puede disfrutar que le insulten a su Mamá? ¿Se
siente feliz cuando menospreciamos a su Mamá?
Cristo nació sometido a la Ley; el cuarto mandamiento dice: “Honrarás a tu padre y a tu madre” (cf. Dt 5,16),
y es impensable que Jesús hubiese podido despreciar a su Madre, es algo absurdo, porque equivale a
contradecir a Cristo, y decir que Él pecó quebrantando la Ley; esto es irse contra el Evangelio. ¿Acaso será
que Jesús en la calle trataba a los pecadores con amor, misericordia, con tanta bondad, y en su casa trataba
mal a su Mamá y con desprecios? ¡Indudablemente no!
4.4.1. MARÍA COMO LA NUEVA EVA
María no fue simplemente un instrumento del que Dios se valió y luego lo olvidó, por el contrario, es de
suma importancia en la historia de la salvación. María es la puerta del corazón de Dios. Es la puerta que nos
muestra a Jesús. María es puerta del cielo, porque las puertas del mismo estaban cerradas, pero Cristo las
abrió a través de Ella. Por María pasó el Redentor y pasó la salvación al mundo.
En el pecado original aparecen Adán y Eva, y por ambos vino la caída del hombre. San Pablo, por su parte,
llama a Jesús: “El Nuevo Adán” (cf. Rom 5,12-21), al igual que el Catecismo de la Iglesia Católica1, es decir,
Jesús se constituye en el hombre que vendría a reparar el pecado de ese primer Adán. Por tanto, si en la
primera caída se muestra a Adán y Eva, y la Redención habla de que Cristo es el Nuevo Adán, María se
convierte en la Nueva Eva. Así como el pecado entró por medio de una mujer, cuando Eva le dijo sí a
Satanás, la salvación del género humano entró por una Mujer, porque María le dijo Sí a Dios. Mientras el sí
de Eva a Satanás trajo la perdición, el Sí de María a Dios trajo la salvación. Lo que hizo una mujer, lo tenía
que reparar una mujer. “María es el paraíso terrestre donde estuvo el Nuevo Adán”2.
“Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el
talón” (Gen 3,15). Esta mujer a la cual se refiere Dios es a María, puesto que desde el principio trazó una
línea por la mitad del género humano. En esta línea sólo hay dos bandos que pelean a muerte: los hijos de la
Mujer y los hijos de la serpiente, no hay punto medio, o se es hijo de María, es decir, hijo de Dios, o se es
hijo del demonio.
4.4.2. MARIA Y SU RELACIÓN CON LA VIDA DE CRISTO
A muchas personas les ofende que María sea exaltada, amada, alabada, honrada. Si esto es fuente de
problemas, con quien debería controvertirse es con Jesús, porque fue Él quien la exaltó, no es un invento de
la Iglesia.
Cristo es el centro de nuestra devoción y para hablar de Él, debe hacerse en conjunto. Si se habla de Cristo,
debe hablarse de su esposa que es la Iglesia, de su salvación que en la cruz regaló a la humanidad. Para
hablar de Cristo en plenitud, es necesario hablar de María para amarla como Él la ama. Debe pensarse por
un momento: ¿Amo a Cristo y no amo a María? ¿Qué tipo de amor es ese entonces? ¿Cómo puedo decir que
amo a alguien y desprecio lo que esa persona ama? ¿Cómo puedo decir que me entrego a Cristo y desprecio
a su Madre? Si Cristo la amó con todo su corazón, con todo su ser y su vida. Si se habla de Cristo y no se ama
a María, se está tratando acerca de un Cristo mutilado, amputado. No puede presentarse un Cristo sin
María, porque este Cristo es falso, ya que no existe un Cristo separado de su Mamá.
Jesús fue quien le concedió privilegios a su Madre porque es su Madre, y como hijo la ama profundamente.
Todos los dogmas de la Virgen María: su Maternidad Divina, Virginidad Perpetua, Inmaculada Concepción y
Asunción al Cielo, se entienden desde un Hijo que ama entrañablemente a su Mamá, y que por eso la
adorna, la enaltece y le concede tantas cualidades y grandezas.
El mismo sentido común muestra que esto sería como preguntarse si se tuviera la oportunidad de hacer a la
propia madre de nuevo, ¿Cómo se haría? Ciertamente se adornaría con los dones más grandes que
existiesen, se haría la más hermosa, la más bella.
Cuando se alaba a María en realidad esa alabanza no se queda en Ella. Por ejemplo: Cuando una obra de
arte es admirada, se observa sus líneas, color, el talento con que fue realizado; es claro por lo tanto, que
toda la alabanza no se la lleva el cuadro, la gloria se la lleva el artista que lo creó, pues la obra de arte no se
realizó sola.
Así mismo, cuando se alaba a María y se honra, se está alabando a Dios que la creó; por esto María es la
obra maestra, perfecta y sublime de Dios. Cristo que es nuestro Salvador, no podía tener una mamá
cualquiera; todos los dones y grandezas que tiene María son en honor a Cristo, porque Él se merecía la
mejor de las madres. “Pues la mujer que teme al Señor debe ser alabada (Prov31,30). “Por eso desde ahora
me llamarán bienaventurada todas las generaciones” (Lc 1,48).
Si se desea conocer a Cristo, el mejor camino es ir a su Madre para que lo presente. A nivel humano, la
madre es quien conoce mejor al hijo, así mismo María está por delante de todos los apóstoles, evangelistas,
profetas, doctores de la Iglesia y de todos los santos, porque Ella convivió 30 años con Jesús, ¿Quién más
podría decir esto? Ella lo conoció, lo amamantó, estuvo en los momentos más importantes de su vida:
presenció su Encarnación (cf. Lc 1,26-37), su nacimiento en Belén alimentándolo (cf. Lc 2,1-20), las bodas de
Caná en su primer milagro (cf. Jn 2,1-12), en la Cruz cuando estaba muriendo (cf. Mt 27, 32-50), en
Pentecostés cuando la Iglesia estaba naciendo (cf. Hch 1,14). María, por ende, no es un accesorio en la vida
de Cristo, sino que forma parte fundamental de la misma.
4.4.3. MARÍA COMO MEDIADORA
Algunos afirman que María no puede ser mediadora e interceder porque está muerta, puesto que Cristo es
el único mediador entre Dios y los hombres (cf. 1 Tim 2,5). De manera, que si entre los mismos hombres se
puede interceder para alcanzar favores y gracias aquí en la tierra, con cuanto más privilegio y derechos,
María siendo la Madre de Jesús, no podrá interceder por la humanidad.
Si se lee unos versículos más arriba de la carta de San Pablo, puede observarse de que éste habla de que
elevemos “(...) peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres” (cf. 1 Tim 2,1).
¿Cómo podemos elevar oraciones a Dios, si sólo Jesús es el intercesor? Así pues, todos somos intercesores
ante Jesús (único intercesor ante el Padre).
Pero sí es pertinente considerar que María no hace milagros, sino que los alcanza todos. “Cuando María
ruega, todo lo obtiene, nada se le niega”. Ella es la Omnipotencia Suplicante, y esto puede constatarse
perfectamente en las Bodas de Caná cuando expresa: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5), anticipando la hora
de su Hijo en la realización de su primer milagro.
Quien afirma que María está muerta, desconoce que existe otra vida en el Reino de Dios, donde los santos
están bien vivos (cf. Ap 6,9-11) e interceden y claman ante Dios. Además, “Porque él no es Dios de muertos,
sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él” (Lc 20,38).
4.4.4. MARÍA, MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA
Cuando Jesús estaba en la cruz agonizando, es preciso conocer que la muerte de una persona en la cruz se
producía principalmente por asfixia, es decir, le falta el aire completamente, por lo cual Jesús tenía una cosa
muy importante que expresar antes de morir, y al pie de la Cruz vio a su discípulo Juan y a su Madre y les
dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. “Aquí tienes a tu madre” (cf. Jn 19,26-27). Aun agonizando Jesús hizo su
último esfuerzo para dejar su testamento, su regalo, y en la Cruz dio a María como Madre. Y continúa el
Evangelio: “Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa” (Jn 19,27). A partir de lo anterior, es
importante como cristiano acoger a María en la casa, tener con Ella una relación cercana, tierna y amorosa
para ser discípulo amado.
4.4.5. TIPOS DE CULTOS
Es necesario aclarar que los católicos no adoran a María, por el contrario, es venerada. Existen cuatro tipos
de cultos:
 Latría: Adoración solamente referida a Dios.
 Hiperdulía: Es el culto de suprema veneración a la Virgen María. (cf. Catecismo, 971).
 Dulía: Culto de veneración a los santos.
 Protodulía: Del griego Proto: (Primero) y del griego Dulía (veneración). Indica primera veneración, un
culto especial que se le da San José.
En síntesis:
María no es Dios, pero nos lleva a Él.
No hace milagros, pero los alcanza.
No nos redimió, pero su Sí nos trajo al Redentor. No nos salva, pero nos lleva al Salvador.
No se debe adorar, pero nos enseña a adorar.

PECADO
1. Introducción
2. Historia del pecado
3. Definición del pecado
4. Clases de pecado
5. Concepto de la gracia

El Centro de Apostolado señala los criterios y conceptos esenciales que no pueden faltar para dicha
predicación, sin embargo, cada predicador puede añadir, siguiendo la misma estructura, algunos conceptos,
ejemplos e historias personales.
Objetivo:
Provocar en el ejercitante un profundo aborrecimiento contra todo lo que pueda referirse al pecado,
mostrando la malicia que encierra en sí mismo y los desastrosos efectos que causa en el alma, aclarando en
el ejercitante que la Misericordia de Dios es un océano infinito y que no hay pecado tan grande que Dios no
pueda perdonar cuando hay un corazón humillado y arrepentido.
Criterios:
1. Esta predicación es exhortativa, con el fin de llevar a los ejercitantes a atender el llamado que el mismo
Jesús hace en el Evangelio, “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios está cerca. Arrepentíos y creed
en el Evangelio” Mc 1, 15.
2. Es fundamental llevar a que todos se reconozcan como pecadores, y que deben asumir la culpabilidad
de los actos contrarios al mandato divino. “Porque todos han pecado, todos están privados de la
manifestación salvífica de Dios” Rom 3, 23.
3. Deben darse argumentos muy claros y contundentes, puesto que el tema del pecado se ha convertido
en uno de los temas más relegados y enmascarados de nuestro tiempo, ya que, el concepto de culpa y
pecado se quieren abolir por completo de la sociedad para cambiarlos por conceptos globales como el
del bien y el mal. Por la cultura hedonista que actualmente predomina, al hombre de hoy no le interesa
el concepto de pecado, pues ve amenazada su libertad.
4. "No se trata de quitarle al hombre el gusto por la vida ni de coartarla con prohibiciones y negaciones. Se
trata sencillamente de conducirla hacia la verdad y, de esta manera, santificarla" Benedicto XVI.
5. No debe dejarse al ejercitante con un sentimiento tan grande de culpa que crea que no tiene perdón de
Dios, sino más bien que quiera acercarse a la Misericordia de Dios, para esto es necesario hablar de la
Gracia.
6. Mostrar claramente que el pecado destruye el orden de Dios y aparta al hombre del fin para el que fue
creado; mostrar además los castigos con que Dios ha manifestado cuanto lo aborrece, y que les lleve a
un sentimiento de vergüenza y confusión.
Estructura:
1. Introducción
Para comenzar esta predicación se debe hacer una introducción mostrando el pecado como lo que
realmente es, es decir, lo peor tragedia que le puede pasar al ser humano:
“Vamos a hablar de la peor tragedia que le ha acontecido al ser humano, y no hablo precisamente de la
primera o segunda guerra mundial, ni de las grandes pestes que han azotado a la humanidad, ni de las
catástrofes naturales, etc. Me refiero a la tragedia del pecado, que es el origen de todos los demás males.”
No es posible el dolor verdadero de los pecados, sin deseo firme de enmendarlos.
Hay que mostrar que el pecado ha traído las peores consecuencias a la humanidad y a la creación en
general, que es un desorden y cualquier pecado, aunque parezca tener raíces dulces, aunque al inicio
pareciera ser muy bueno, siempre termina teniendo frutos mortales. Es importante quitar la imagen de
pecado que tienen muchas personas hoy en día, pues lo ven como la prohibición injustificada de algo
“agradable”.
2. Historia del pecado
Con el fin de que los ejercitantes comprendan las gravísimas consecuencias que desde un principio tuvo el
pecado y tiene aún hoy, se narran las historias de la caída de los ángeles y la caída de los hombres:
“Para empezar a hablar del pecado es necesario conocer dónde empezó, por quien, y a quien le debemos la
herencia fatídica del pecado, para eso vamos a contar la historia de nuestra desgracia”
a. Caída de los Ángeles:
“Fue incluso antes de la caída de Adán y Eva donde ocurrió la primera rebeldía contra Dios que dio
origen a nuestro principal enemigo, a aquel que tanto nos odia, el origen del tentador, del padre de
la mentira, del más soberbio de todos”.
Dios creó a los ángeles antes que a los seres humanos y al mundo material, y los creó como seres
solamente espirituales, más perfectos en naturaleza que las demás criaturas, incluso más perfecto
que los seres humanos, pero de menor dignidad que estos. Todos los ángeles, según la perfección
de su naturaleza se dividen en nueve coros: Serafines, Querubines, Tronos, Dominaciones, Virtudes,
Potestades, Principados, Arcángeles y Ángeles.
Entre ellos había un Ángel, el más perfecto en naturaleza, el más cercano a Dios, su nombre era
Luzbel, el Ángel más hermoso, el que más había recibido de Dios.
Como todo amor verdadero es libre, Dios no quiso obligar a ninguna de sus criaturas a amarle, por
lo que los ángeles fueron probados para que libremente decidieron amar a Dios.
Es importante explicar que el demonio fue vencido por la intervención del valiente San Miguel
Arcángel que, cuando éste se reveló contra Dios, gritó en el cielo “¡¿Quién como Dios?!” y todos los
Ángeles que voluntariamente quisieron mantenerse fieles a Dios respondieron “¡Nadie como
Dios!”.
“Entonces se libró una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron contra el Dragón, y este
contraatacó con sus ángeles, pero fueron vencidos y expulsados del cielo”. (Ap. 12 7-8).
Hay que terminar la historia mostrando que el pecado es tan malo que hizo del más hermoso de los
ángeles, el más horroroso de los demonios, pues Luzbel se convirtió en Lucifer:
“El diablo y otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se
hicieron así mismos malos” (Concilio de Letrán IV 1215. DS 800) (Catecismo numeral 391).
Dios no perdonó a los ángeles pecadores, sino que los arrojó al infierno, y los encerró en las
prisiones tenebrosas a la espera del juicio. (2 Pe 2,4). “Esta “caída” consiste en la elección libre de
estos espíritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y a su reino” (Catecismo
392).
b. Caída del Hombre:
Abusando de su libertad y escuchando a aquel ángel caído, que por soberbia desobedeció el
mandato de Dios, Adán y Eva desobedecieron a su Creador y entró el pecado en el mundo. Se debe
contar a los ejercitantes la historia de la caída del ser humano que se narra en Gn 3, 1-24. Es
importante que se mencione igualmente que Dios no probó a los seres humanos para hacerlos caer,
sino porque todo amor verdadero debe ser probado.
A continuación, se presentarán las consecuencias que este pecado tuvo sobre el ser humano:
Este primer pecado generó cuatro rupturas, que, a su vez, se hacen más grandes con cada pecado
que comete el hombre:
i. Con Dios: Se rompe la relación de amor y ternura. Adán y Eva empiezan a sentir miedo de Dios
(Cfr. Gn 3,8-10). El pecado nos desfigura la imagen de Dios. ¿Por qué a Dios le hace daño el
pecado? Porque a un papá le duele que su hijo se hiera. El pecado hirió profundamente la
relación con Dios, destruyó los planes de amor de Dios con los hombres. “Dios no perdonó al
mundo antiguo, sino que reservándose sólo a ocho personas, entre las cuales Noé, como
heraldo de justicia, desencadenó el diluvio sobre el mundo de los que practicaban la injusticia;
condenó a la destrucción y redujo a cenizas las ciudades de Sodoma y Gomorra para que
sirviesen de ejemplo a todos los que en el futuro practicasen la injusticia” (2 Pe 2, 5-6).
ii. Con el prójimo: “La unión entre el hombre y la mujer es sometida a tensiones (cf. Gn 3,11-13);
sus relaciones estarán marcadas por el deseo y el dominio (cf. Gn 3,16)” (Catecismo, 400). El
pecado destruyó la relación con el prójimo. Desde que se cometió el pecado original el hombre
nunca ha podido permanecer en paz: guerras, peleas, envidias, asesinatos, son el diario vivir del
ser humano. ¿cuánto dolor siente el buen Dios de ver a sus hijos peleando?
iii. Con sí mismo: El hombre, a partir del pecado, pierde el pleno dominio de sí mismo (Catecismo,
400). Ahora experimenta la rebelión de sus instintos y pasiones que quieren esclavizarle y
someterle. El pecado hizo esclavo al hombre, y lo sigue haciendo, a veces se cree que Dios ha
prohibido cosas como el sexo antes del matrimonio, la masturbación o la avaricia, porque Él lo
decidió arbitrariamente. Pero esto no es así; cuando Dios, que es un Padre, prohíbe algo, es
porque nos hace daño, es para que no nos volvamos esclavos de nuestras pasiones
desordenadas, para que no perdamos nuestra dignidad.
iv. Con la naturaleza: Después del pecado, la creación se vuelve adversa al hombre: “maldito sea
el suelo por tu causa: sacarás de él el alimento con fatiga todos los días de tu vida. Te producirá
espinas y abrojos, y comerás la hierba del campo” ( Gn 3, 17-18). El hombre se ve amenazado
por la naturaleza que antes dominaba.
3. Definición del Pecado
Según el Catecismo de la Iglesia Católica:
“El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero
para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la
naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como “una palabra,
un acto o un deseo contrarios a la ley eterna” (San Agustín, Contra Faustum manichaeum, 22, 27;
San Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, q. 71, a. 6).
“El pecado es una ofensa a Dios: “Contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces”
(Sal 51, 6). El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de Él nuestros
corazones. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de
hacerse “como dioses”, pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Gn 3, 5). El pecado es
así “amor de sí hasta el desprecio de Dios” (San Agustín, De civitate Dei, 14, 28). Por esta exaltación
orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la
salvación (cf Flp 2, 6-9)”. (Catecismo 1849-1850).
El pecado es una bomba de efecto retardado, es el gran asesino por que puede matar nuestra alma. El
pecado mancha totalmente el alma, Dios nos dio un alma blanca, hermosa, pero el pecado la llena de
podredumbre ¿Cómo está tu alma?
El pecado es la gran canallada, porque a pesar de que Dios nos ha dotado de dones, nosotros con estos
mismos le ofendemos. Como aquel hombre que está pasando por una necesidad económica muy fuerte, y
un amigo suyo muy preocupado le da dinero para que se sostenga. Pero este mal amigo con ese dinero
compra flores y regalos para la esposa de aquel que le ayudó, la conquista y se la lleva.
Es decirle a Dios “no me importa”, porque a pesar de que Dios nos da la normas para alcanzar la felicidad y
el regalo supremo que es gozar de su presencia, con el pecado nos colocamos por encima de Él, asumiendo
que Él se equivoca.
4. Clases de Pecado
A continuación, se enseña la diferencia entre pecado mortal y venial, junto con sus consecuencias:
a. Pecado Mortal:
Es la transgresión voluntaria de la ley de Dios en materia grave. El pecado mortal es la muerte del
alma. Es muy importante que se muestre la gravedad de este pecado, que se diga claramente que
una persona en pecado mortal ha matado a Dios en su alma, mientras que una persona en gracia
está en plena comunión con la Santísima Trinidad que habita en ella. Quién está en pecado mortal,
no posee la gracia de Dios y que por tanto es reo de la muerte eterna.
Hay que contar que la mayor consecuencia de este pecado es que quien muere en él se condena y
que el pecado mortal es tan grave que ninguna obra por buena que sea, si se hace en este pecado,
tiene valor para el Cielo, sino que solo ayuda a la conversión de quien hace la obra.
Para que un pecado sea mortal requiere que se cumplan estas tres condiciones:
i. Materia Grave: “La materia grave es la precisada por los Diez mandamientos según la
respuesta de Jesús al joven rico: “no mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes
testimonio falso, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre” (Mc 10,19)”(catecismo, 1858).
Apunta a atentar de forma grave contra cualquiera de los Diez mandamientos de la ley de Dios.
ii. Pleno Conocimiento: “Presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su
oposición a la ley de Dios” (Catecismo, 1859) Es decir que la persona al momento de cometerlo
sabe que está haciendo algo grave.
iii. Pleno Consentimiento: “Implica también un consentimiento suficientemente deliberado para
ser una elección personal” (Catecismo, 1859). La persona tenía pleno uso de su libertad y
voluntariamente decidió aceptar el pecado. Hay que aclarar que un pecado mortal solo se
perdona con una buena confesión sacramental, es decir, hecha con un sacerdote.
b. Pecado Venial:
Todo pecado es grave por ser una falta contra el mismo Dios, pero existen pecados menos graves
que otros. El pecado venial es una falta leve a la ley de Dios. No mata el alma, sino que hiere la
caridad en ella. Una persona que muera en pecado venial se salva, aunque purificandose en el
purgatorio. Para que haya un pecado venial debe faltar una materia grave, un pleno consentimiento
o un entero consentimiento, es decir, alguna de las tres condiciones para ser pecado mortal. El
pecado venial se perdona con un acto de arrepentimiento sincero de corazón.
Es importante aclarar con ejemplos la diferencia entre ambos pecados, por ejemplo, preguntándole
a los ejercitantes: “Si una persona que sabe que mentir está mal, dice una mentira contra otra,
difamando y haciendo que a causa de esta mentira pierda su familia, ¿es esto un pecado mortal?
¡Claro! Porque fue una mentira grave, hecha con pleno conocimiento y con deliberado
consentimiento. Pero si una persona dice una mentira afirmando que almorzó pollo en vez de
carne, ¿es pecado mortal? No, es pecado venial pues, aunque hay pleno conocimiento y deliberado
consentimiento, la mentira no es grave pues sus consecuencias no son como las de la anterior.”
c. Pecado contra el Espíritu Santo:
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que “Todo pecado y blasfemia será perdonado a los
hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada” (Mc 3, 29; cf Mt 12, 32; Lc
12, 10).
Marcos 3, 28-29 “Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las
blasfemias, por muchas que éstas sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá
perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno”.
La blasfemia no es solamente con palabras, sino también y sobre todo con hechos.
Es decir, es el pecado por el que el hombre se niega libre y conscientemente al perdón y la
Misericordia de Dios.
Ante esta circunstancia, Dios no puede hacer nada pues no obliga a nadie a amarlo. La Sagrada
Escritura nos da más luz: “El que oculta sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y se
aparta de ellos alcanzará misericordia” (Proverbios 28, 13).
Clases de pecados contra el Espíritu Santo:
- Desesperación de salvarse: Cuando alguien ha pecado tanto que entra en desesperación
encontrando que no hay más salvación para ella. Queda convencida de que no hay solución y
que su destino es el infierno. La persona NO se confiesa porque cree que no vale la pena y que
está definitivamente condenada.
- La presunción de salvarse sin merecimientos: Alguien que se cree tan bueno que piensa que
ya se merece el Cielo y que no necesita confesión.
- La impugnación de la verdad conocida: Alguien que cree que sabe más que la Iglesia y que
tiene la verdad absoluta de todo.
- La envidia o pesar de la gracia ajena: A ejemplo de Caín que sintió envidia de su hermano Abel.
- Obstinación en el pecado: Quien peca porque ama pecar. No peca por debilidad sino por
malicia.
- La impenitencia final: Ni siquiera al final de su vida se arrepiente.
Es imperdonable porque se trata del rechazo radical a la gracia que Dios ofrece para la conversión.
Es un rechazo al perdón y a la redención que Cristo ofrece. La blasfemia contra el Espíritu Santo es
la obstinación contra Dios llevada hasta el final. Es negarse deliberadamente a recibir la
misericordia divina.
San Juan Pablo II en su Encíclica sobre el Espíritu Santo, Dominum et vivificantem 46-48, explica
este pecado contra el Espíritu: "Esta blasfemia no consiste en el hecho de ofender con palabras al
Espíritu Santo; consiste, más bien, en el rechazo de aceptar la salvación que Dios ofrece al hombre
por medio del Espíritu Santo."
Como nos lo explica el Papa, el pecado contra el Espíritu Santo consiste en la resistencia y el
rechazo a la conversión. Es el Espíritu Santo el que nos convence del pecado ( Jn 16:8-9). Rechazar
en nuestro corazón esta realidad y obstinarse en el mal nos lleva a este pecado. Esta era la actitud
de los fariseos, que se cerraron a la aceptación del plan divino para reconciliarse con los hombres.
¿Cómo se comete este pecado?
Existen dos maneras principales en las que se comete este pecado:
- Conciencia Escrupulosa: La conciencia escrupulosa es la que exagera la proporción del pecado
y su efecto en el alma. La persona que posee este tipo de conciencia se considera incapaz e
indigno de recibir la Misericordia de Dios. Se cierra a la gracia y no se arrepiente, pues
considera que todo está perdido, que será en vano todo esfuerzo por mejorar, pues ya está
condenado; mira su pecado como superior a la Misericordia de Dios.
- Conciencia Laxa: Es la conciencia que considera que la Misericordia de Dios es tan grande, que
no necesitamos arrepentirnos de nuestros pecados ni de la conversión, pues Dios le perdonará
sin arrepentimiento.
“La persona laxa tiene como lema errar es humano; vive convencida de que es demasiado débil
para resistirse al pecado, y tiende a quitarle toda importancia”. Es necesario recordar que Dios es
Amor, pero también es justicia y es imposible que su Misericordia nos abrace si no la buscamos.
Solución: Reconocer y arrepentirse de corazón por los pecados, hacer un buen examen de
conciencia, confesarse sacramentalmente, tener propósito de enmienda y de no volver a caer en el
pecado. Y hacerlo cada vez que pequemos. Permitiendo que el Espíritu Santo entre y obre en el
corazón.
Como conclusión, es necesario que comprendamos que el pecado contra el Espíritu Santo no puede
ser perdonado porque el Pecador no se arrepiente, no porque Dios no lo quiera perdonar. Por eso
ábrete a la acción de la gracia del Espíritu Santo, lucha por tu conversión y confía en su Misericordia
que es infinita y eterna.
d. Pecado Social
En la exhortación apostólica Reconciliación y penitencia, del papa Juan Pablo II, encontramos el
concepto, de pecado social, que hace referencia a la solidaridad humana existente en el cuerpo
místico de Cristo. Por lo tanto, todo pecado cometido por uno repercute en los demás, es decir, un
pecado por escondido y oculto que parezca arremete y agrede directamente al prójimo. “Es social
todo pecado cometido contra los derechos de la persona humana, comenzando por el derecho a la
vida, sin excluir la del que está por nacer, o contra la integridad física de alguno; todo pecado contra
la libertad ajena, especialmente contra la suprema libertad de creer en Dios y de adorarlo; todo
pecado contra la dignidad y el honor del prójimo”.
“En todo caso hablar de pecados sociales, aunque sea en sentido analógico, no debe inducir a nadie
a disminuir la responsabilidad de los individuos, sino que quiere ser una llamada a las conciencias
de todos para que cada uno tome su responsabilidad, con el fin de cambiar seria y valientemente
esas nefastas realidades y situaciones intolerables”.
El obispo Gianfranco Girotti, regente de la Penitenciaría Apostólica y experto en asuntos de
conciencia, a través de una entrevista publicada el 11 de marzo de 2008 en el diario del Vaticano, L
́Osservatore Romano, elaboró un listado de las nuevas formas de pecar en un mundo globalizado
actual. Este artículo está titulado Las nuevas formas del pecado social.
“Uno no ofende a Dios solo al robar, blasfemar o desear la mujer del prójimo, sino también cuando
uno daña el medio ambiente, participa en experimentos científicos dudosos y manipulación
genética, acumula excesivas riquezas, consume o trafica drogas y ocasiona pobreza, injusticia y
desigualdad social”.
El Catecismo de la Iglesia Católica, también hace algunas observaciones sobre el tema en el numeral
1868 donde expresa que, aunque el pecado es un acto plenamente personal, afirma que quien
coopera con el pecado de otro (participando, aconsejando, aprobando y no impidiendo, aunque se
tenga la obligación) se hace igualmente responsable en los pecados cometidos. “Así el pecado
convierte a los hombres en cómplices unos de otros, hace reinar entre ellos la concupiscencia, la
violencia y la injusticia. Los pecados provocan situaciones sociales e instituciones contrarias a la
bondad divina. Las “estructuras de pecado” son expresión y efecto de los pecados personales.
Inducen a sus víctimas a cometer a su vez el mal. En un sentido analógico constituyen un “pecado
social” (cf. RP 16)” (Catecismo 1869).
5. Concepto de la Gracia
Es muy importante que se muestre a los ejercitantes que el Amor de Dios Misericordioso es más grande que
cualquier tipo de pecado y que Dios no desprecia nunca un corazón humillado y arrepentido (Sal 51, 19).
Dios no dejó al hombre muerto en el pecado, sino que en un acto infinitamente amoroso, Dios, que era el
único que podía hacerlo, rescató a la humanidad muriendo en la cruz y le alcanzó de nuevo el don de la
gracia que es la vida de Dios en el alma y que el pecado le había robado y sigue robando.
Es necesario hablar del gran regalo de la redención y de la gracia, mostrando que Dios, que es nuestro
Padre, a pesar de que el hombre decidió alejarse de Él, tuvo grandísima compasión y entregó a su Hijo único
por la salvación de todos.
Videos de apoyo
https://www.youtube.com/watch?v=GcJ3qJ-NQ0E
https://www.youtube.com/watch?v=fNRLzuHEjxE https://www.youtube.com/watch?
v=oMWYJNwDxW8&feature=youtu.be https://www.youtube.com/watch?v=Arw7IPljxrU&feature=youtu.be

Bibliografía
Águeda, S. (1970). Mística Ciudad de Dios. Madrid, España: Convento de Religiosas Concepcionistas.
Juan Pablo II. Catecismo de la Iglesia Católica. Oct 11 de 1992. Obtenido de:
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
Juan Pablo II. Exhortación Apostólica Post- Sinodal Reconciliatio et Paenitentia. Dic 2 de 1984. Obtenido de:
http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh
_02121984_reconciliatio-et-paenitentia.html
Lazos de Amor Mariano. (2013). Totus Tuus. Medellín, Colombia: Prográficas y Cia. Ltda
Loring, J. (2013). Para Salvarte. Enciclopedia Católica del Siglo XXI, 62 Edición. Bogotá, Colombia: San Pablo.
Ratzinger, J. (2005). Creación y Pecado. Pamplona, España: EUNSA.

“Si llevas cuentas de los delitos Señor, ¿quién podrá resistir?”


(Salmo 129,3)

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