Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INNOVACIÓN
CREATIVIDAD E INNOVACIÓN
HERRAMIENTAS PARA LA INNOVACIÓN
CREATIVIDAD E INNOVACIÓN
VALIDACIÓN PEDAGÓGICA
INTRODUCCIÓN
El siglo XXI es reconocido como la era de la
información y se caracteriza por el avance y la
expansión de la información a un nivel global. Esto
genera que en el mercado podamos encontrar un
sinfín de productos y servicios que satisfacen nuestras
necesidades como consumidores: la última tendencia
en tecnología, los servicios a domicilio, los servicios de
streaming, las aplicaciones móviles, entre otros, se
caracterizan todos por ser productos o servicios
innovadores y con un gran trabajo creativo por parte
de sus desarrolladores.
Estas interrogantes serán abordadas durante esta semana y podremos reconocer las diferencias
entre los conceptos de creatividad e innovación; las herramientas que fomentan estas habilidades;
las barreras que afectan nuestro pensamiento creativo; las fases del proceso creativo y cómo es la
innovación en el lugar de trabajo en el siglo XXI.
1. CREATIVIDAD E INNOVACIÓN
1.1. Definiciones
La Real Academia Española (RAE) define el concepto de creatividad como la “facultad de crear” y
la innovación como la “creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado”
(RAE, 2014).
» Joy Paul Guilford (1952), psicólogo estadounidense, que plantea: "La creatividad, en
sentido limitado, se refiere a las aptitudes que son características de los individuos
creadores, como la fluidez, la flexibilidad, la originalidad y el pensamiento divergente".
» Alex Osborn (1953), publicista estadounidense y creador del brainstorming, plantea que
la creatividad es una “aptitud para representar, prever y producir ideas. Conversión de
elementos conocidos en algo nuevo, gracias a una imaginación poderosa”.
Como podemos ver, las definiciones de estos conceptos, aunque varían, se relacionan
ampliamente y tienen en común el proceso creativo.
La creatividad es una habilidad que todos tenemos, y se caracteriza por la generación de ideas
para dar solución a problemas nuevos o para buscar alternativas que faciliten las soluciones ya
existentes. Esta habilidad es ilimitada, se puede aplicar en cualquier situación y, lo más importante,
es entrenable.
Como hemos visto según las definiciones, las habilidades de creatividad e innovación presentan
características vinculantes.
La creatividad nos permite generar diversas ideas para dar solución a problemáticas o para
visualizar los elementos con otra perspectiva. Algunos mitos asociados a la creatividad son: que
sólo se aplica en el arte, que es un talento reservado solo a algunas personas y, por último, que
es principalmente un trabajo individual. Sin embargo, esto resulta muy ajeno a la realidad.
La creatividad es una habilidad que todos poseemos; se puede utilizar en cada contexto de la vida
cotidiana, puede desarrollarse en conjunto y es una habilidad que se puede desarrollar.
La innovación, por otra parte, consiste en abordar una idea generada en el proceso creativo,
desarrollando un producto o servicio el que es introducido al mercado aportando un valor.
Como el mercado se rige por las necesidades de los consumidores, cada producto o servicio que
se incorpora a éste debe cumplir con criterios de deseabilidad, viabilidad y factibilidad.
El aspecto de viabilidad se relaciona con el espacio económico, es decir, con las utilidades que
puede generar este producto o servicios a sus creadores. Y finalmente, el aspecto de factibilidad
se relaciona con el espacio tecnológico, es decir, que se pueda llevar a cabo con los recursos
tecnológicos existentes.
Por ejemplo, frente a una problemática, debemos generar la mayor cantidad de ideas posibles
para darle solución. En este caso, utilizamos el pensamiento creativo. Una vez que contamos con
las ideas necesarias, debemos evaluar y analizar qué tan eficaz y factible es dicha idea, por lo
tanto, para ello, utilizamos el pensamiento crítico.
Reglas rígidas: a pesar de que las reglas y normas son fundamentales para el buen
funcionamiento de la sociedad, generan un marco seguro, confortable y con conductas
automáticas, las cuales no cuestionamos. A causa de esto, no generamos ideas para
cambiar y mejorar el sistema ya establecido.
Falta de tiempo: cualquier proceso creativo requiere su tiempo, tiempo para reflexionar,
indagar, cuestionar, probar, ejecutar, mejorar, etc.
Aferrarse a la primera idea: durante el proceso creativo se generan varias ideas, por tanto,
aferrarse solo a una, sin evaluar el resto, implica desaprovechar algunas oportunidades
que tal vez ampliarían nuestra perspectiva generando mayores beneficios.
Michael Porter (1990), economista estadounidense, plantea que “las empresas consiguen ventajas
competitivas a través de la innovación. Su aproximación a la innovación se realiza en sentido
amplio, incluyendo nuevas tecnologías y nuevas maneras de hacer las cosas”.
En el siglo XXI, siglo de globalización, la innovación es una parte fundamental en todo contexto
cotidiano y principalmente laboral. Las empresas u organizaciones de cualquier índole buscan
estar en la vanguardia, mejorar sus procesos, reducir costos, entrega un mejor servicio y ser
eficientes además de eficaces.
» Sombrero blanco: implica neutralidad, este sombrero tiene que ver con la información
pura, objetiva, por ende, nos entrega datos, cifras, hechos, etc.
» Sombrero rojo: se centra en los aspectos no racionales del pensamiento. Se expresa los
sentimientos, emociones e intuición.
Graham Wallas plantea en su libro “El arte del pensamiento” (Art of thought-The model of
Creativity), publicado el año 1926, que el proceso creativo cuenta con cuatro fases:
Fase 1: Preparación
Fase 2: Incubación
Fase 3: Iluminación
Fase 4: Verificación
Un innovador es una persona que innova, y que se encuentra en un estado mental creativo y
productivo para poder llevar a cabo lo que tiene en mente. Posee ciertas características como la
capacidad de asociar; preguntar; observar; experimentar y descubrir (Christensen, Dyer y
Gregersen, 2011).
Las innovaciones llegan a mejorar la calidad de vida de las personas, son herramientas creadas
por el ingenio humano y pueden ser revolucionarias, algunas incluso cambiaron el mundo. Por
ejemplo, si nos remontamos a la antigüedad, los trenes y automóviles llegaron a cambiar el medio
de transporte, aumentaron la conectividad de las personas, disminuyeron tiempo de viaje, etc. Los
teléfonos son una innovación que nos permite estar comunicados de forma expedita; la energía
eléctrica; el internet; etc.
Hoy en día se puede pensar que todo ya está inventado, sin embargo, la innovación va más allá
de crear un producto nuevo, sino de mejorar o ampliar productos y servicios ya existentes,
adecuándose a los cambios del entorno y de las necesidades de los consumidores. La innovación
es un proceso de nunca acabar.
Para profundizar en la innovación, los invitamos a revisar una charla realizada por
Gustavo Guillemín, maestría en Ing. Electrónica y doctorado en Administración.
https://www.youtube.com/watch?v=UszEN9SqJ-E
Al finalizar los contenidos de esta semana, podemos concluir que la creatividad y la innovación
son habilidades necesarias en nuestro entorno. Estas habilidades son adquiribles, todos las
poseemos y son ilimitadas.
A través de las definiciones, se concluye que estos conceptos no son lo mismo, a pesar de que
comparten el proceso creativo. La innovación, a diferencia de la creatividad, tiene como resultado
un producto o servicios que satisfaga alguna necesidad del mercado, aportando valor.
El proceso creativo nos entrega una variedad de ideas, sin embargo, no todas pueden ser
innovaciones puesto que no cumplen con los criterios de deseabilidad, viabilidad y factibilidad.
Para fomentar la creatividad y la innovación existen ciertas condiciones como la actitud, el entorno,
el liderazgo y la escucha activa. Estas habilidades se pueden reforzar mediante herramientas como
la lluvia de ideas, mapas mentales, juego de roles, seis sombreros para pensar, método SCAMPER,
etc.
La base para poder crear e innovar está en la complementariedad del pensamiento creativo y
crítico. El primero se relaciona con la creatividad y busca un sinfín de ideas originales aplicables a
alguna situación. El pensamiento crítico, por su parte, se basa en el razonamiento, con métodos
ya establecidos.
BIBLIOGRAFÍA
Christensen, C., Dyer, J. y Gregersen, H. (2011). The Innovator’s DNA. Boston: Harvard
Business Review Press.
De Bono, E. (1991). Seis sombreros para pensar. Buenos Aires, Argentina: Vergara-Granica.
Wallas, G. (1926). El arte del pensamiento. Londres, Inglaterra: Jonathan Cape, Ltd.