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Tema | Traumatismo torácico

Módulo | Atención al trauma grave (Catástrofes o EEH)

Carmen del Pozo Pérez

INTRODUCCIÓN Contenido
Consideramos un traumatismo torácico a todo impacto que se produce a nivel
Introducción
de la caja torácica y que puede afectar a pulmones, estructuras óseas (costillas y
esternón), mediastino, grandes vasos intratorácicos y corazón. Los traumatismos Clasificación
torácicos (TT) son un problema frecuente en nuestro medio, derivado de la
elevada incidencia de los accidentes de tráfico, domésticos y laborales. También Manejo general del trauma
son frecuentes los traumas torácicos derivados de las agresiones y accidentes de torácico
otro tipo (p ej: los deportivos). El traumatismo torácico grave se asocia hasta un
80% con traumatismo múltiple. Tienen asociada una mortalidad aproximada del Manejo específico de las
25%, contribuyendo a la mortalidad en otro 25-50% en muchos casos una vez que lesiones torácicas
el paciente ha ingresado en el hospital. Indicaciones de ventilación
Las causas de muerte debidas a lesiones torácicas también tienen un reparto mecánica en trauma
trimodal. En los primeros minutos los pacientes mueren por rotura cardiaca, rotura torácico
traqueal, rotura de un gran vaso u obstrucción de la vía aérea. En las primeras Actitud general
horas por neumotórax a tensión, laceración pulmonar, rotura diafragmática o
sangrado incontrolable. Pasados días mueren por sepsis o fracaso multiorgánico. Bibliografía
Menos de un 10% de los traumatismos torácicos cerrados y un 15-30% de los
traumas torácicos penetrantes requieren intervención quirúrgica (típicamente
toracoscopia o toracotomía).

El patrón de evaluación, diagnóstico y tratamiento del traumatismo torácico es el

de todo traumatizado grave (ABCDE).

CLASIFICACIÓN
Según su etiopatogenia se clasifican en TT cerrados y abiertos.

• Los TT cerrados son más frecuentes. En ellos no existe solución de continuidad

entre el exterior y el interior del tórax.
Causas: Impactos directos, compresión y desaceleración (mecanismo lesivo
más importante en accidentes de tráfico y precipitaciones).
• En los TT abiertos existe una herida en la pared torácica, incluida la pleura
parietal, creándose una comunicación entre el interior del tórax (cavidades
pleurales o mediastino) y el exterior. Los TT abiertos obedecen habitualmente
a heridas por arma blanca o arma de fuego.
La severidad de las lesiones internas no está siempre en relación con el
tamaño de la herida externa; así, las heridas pequeñas pueden asociarse a
severa afectación visceral y a la inversa.

Figura 1.
Según la gravedad de las lesiones podemos
identificar 2 grupos:
• Lesiones con compromiso vital agudo: Incluyen
obstrucción de la vía aérea, neumotórax a tensión,
neumotórax abierto, tórax inestable (volet costal),
hemotórax masivo y taponamiento cardiaco.
• Lesiones con compromiso vital potencial:
Incluyen neumotórax simple, hemotóra,
ruptura traqueobronquial, contusión pulmonar,
lesiones cardiaca, diafragmática, y/o esofágica
y rotura de aorta.
MANEJO DEL TRAUMA TORÁCICO
La valoración sistemática idónea de estos pacientes
sigue siendo la propuesta por el American College of
Surgeons, el ATLS (Advanced Trauma Life Support) y
estableciendo un orden de prioridades orientadas
hacia el trauma torácico: (Figura 1)
• A: Vía aérea con control de columna cervical.
• B: Ventilación y oxigenación precoces.
• C: Circulación y control de hemorragias.
• D: Valoración déficit neurológico.
• E: Exposición y control ambiental, evitar
hipotermia.
El diagnóstico de las lesiones con compromiso
vital agudo es clínico; no se precisa de pruebas
complementarias para su diagnóstico, y por tanto su
tratamiento debe iniciarse tras la sospecha clínica.
La consecuencia fisiopatológica más
importante del traumatismo torácico
es la hipoxia. Los signos y síntomas
de los traumatismos torácicos
consisten habitualmente en disnea,
taquipnea y dolor torácico.
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Lo importante en la actuación de urgencias y
emergencias es valorar la existencia de riesgo vital
asociado al trauma torácico y realizar el tratamiento
correspondiente.
Claves del manejo del trauma torácico
1 Asegurar la permeabilidad de la vía aérea
con control cervical y mantener adecuada
ventilación. La obstrucción de la vía aérea
y el fallo respiratorio se tratan extrayendo
posibles cuerpos extraños, permeabilizando
la vía aérea con cánula orofaríngea, intubación
endotraqueal y/o aspiración traqueobronquial
y asegurando una buena oxigenación y
ventilación.
2 Los pulmones deben estar totalmente
expandidos y el pericardio libre de compresión.
3 Mantener una situación hemodinámica estable
del paciente. Descartar cualquier tipo de shock:
-- Shock hipovolémico: Cursará con hipotensión,
taquicardia y yugulares vacías. En el TT puede
estar causado por lesiones vasculares, por la
existencia de un hemotórax o por la lesión
asociada de un órgano abdominal o de
la pelvis. Evidentemente, también puede
ser originado por un sangrado externo.
Tras la reposición inicial de volumen, si
persiste el shock se comenzará lo antes
posible con concentrados de hematíes. Se
realizarán pruebas diagnósticas (ECO-FAST o
AngioTAC dependiendo de la disponibilidad
y del medio en el que nos encontramos)
en busca de diagnósticos subsidiarios de
tratamiento quirúrgico. Durante toda la fase
de resucitación se evitará la hipotermia
trasfundiendo todos los líquidos calientes
(36º C) y abrigando al paciente.
-- Shock medular: Cursa con hipotensión y
bradicardia. Puede estar causado por una
lesión medular a nivel torácico alto o cervical
bajo. Se trata con sobrecarga de volumen y
fármacos vasoactivos.

-- Shock compresivo: Es característica la
presencia de ingurgitación yugular, con
taquicardia y mala perfusión periférica. Con
asimetría en la ventilación entre ambos
pulmones hay que sospechar neumotórax
a tensión o rotura diafragmática. Con
normoventilación, sospechar taponamiento
cardiaco por derrame pericárdico.
-- Shock cardiogénico: Taquicardia e hipotensión
con fallo cardiaco. Puede deberse a contusión
miocárdica o lesión de la arteria descendente
anterior (se aprecia lesión en cara anterior en
EKG). Se trata el fallo cardiaco y, en caso de
lesión de la descendente anterior, angioplastia
urgente. Puede requerir IOT.
4 Control del dolor mediante una correcta
analgesia.
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5 Evaluación clínica continua del paciente
controlando tensión arterial, frecuencia y
ritmo cardíaco, frecuencia respiratoria, Sat O2.
Detectar la presencia de:
-- Signos de dificultad respiratoria.
-- Ruidos pulmonares asimétricos.
-- Venas cervicales distendidas o colapsadas.
-- Heridas en la pared torácica o en el cuello.
-- Dolor a la palpación en la pared torácica.
-- Movimiento paradójico de la pared torácica.
-- Enfisema subcutáneo.
-- Hematoma cervical.
-- Pulsos carotídeos y braquiales disminuidos.
6 Pruebas complementarias como analítica
completa con gasometría arterial, ECG, Rx
tórax, etc.

Figura 2.
MANEJO ESPECÍFICO DE LAS LESIONES
TORÁCICAS
Neumotórax a tensión
Supone una urgencia vital que se debe identificar
y manejar rápidamente, puesto que es una de las
causas de mortalidad precoz evitable en el paciente
politraumatizado. Se produce por una lesión pulmonar
con mecanismo valvular unidireccional, que genera
una entrada masiva de aire en la cavidad pleural sin
posibilidad de ser evacuado. Esta situación provoca
un colapso del pulmón afectado, desplazamiento
mediastínico al lado contralateral produciendo la
disminución del retorno venoso por compresión de
grandes vasos mediastínicos y caída del gasto cardiaco,
con la consiguiente inestabilidad hemodinámica.
El neumotórax puede ocurrir cuando en la cavidad
pleural entra aire que puede proceder:
• Del exterior: Normalmente asociado a un
trauma penetrante.
• Del Interior: Asociado a lesión pulmonar (lo
más frecuente).
Es relativamente frecuente que aparezca durante
la ventilación mecánica de un paciente con trauma
torácico y lesión de la pleura visceral.
En la semiología podemos encontrar diferentes
signos y síntomas:
• Signos y síntomas iniciales: Hipoventilación
del hemitórax afecto, con disminución del
murmullo vesicular, dolor torácico, disnea y
taquicardia.
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• Signos y síntomas de progresión: Taquipnea,
taquicardia, enfisema subcutáneo en aumento,
dificultar para ventilar al paciente intubado por
sobrepresión.
• Signos y síntomas tardíos: Desviación
traqueal, timpanismo torácico, shock, cianosis,
ingurgitación yugular.
El uso de ECOFAST (Focussed Assessment with
Sonography in Trauma) puede ayudar al diagnóstico
ya que tiene una sensibilidad del 90% aún en
neumotórax en fases iniciales.
El tratamiento inmediato es la inserción un catéter
del nº 14 o 16 G en el segundo espacio intercostal,
línea medioclavicular del lado afecto (justamente
por encima del reborde superior de la 3ª costilla
para evitar lesionar los vasos intercostales); para
descomprimir la cavidad pleural, observándose
salida de aire por el mismo.
Se puede conectar a una válvula de Heimlich, un
sistema de drenaje basado en una válvula mecánica
de caucho, compuesta por dos valvas aplanadas
en uno de sus extremos, que solo permite un flujo
unidireccional, evitando el retorno a su origen de la
colección drenada. (Figura 2)
Una vez confirmado el diagnóstico, se colocará
un tubo de tórax en el 4º-5º espacio intercostal,
línea axilar anterior para evacuación del aire. Se
comprobará posición del tubo de tórax mediante RX
posterior.
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Figura 3.

Neumotórax abierto
Se produce por una solución de continuidad en
la pared torácica que pone en comunicación la
pleura con el exterior. Si el orificio de comunicación
equivale a 2/3 del tamaño de la tráquea, el aire
pasará preferentemente a través de éste (ya que
provoca menor resistencia que la vía aérea),
hasta que se igualen las presiones atmosférica e
intratorácica. La herida abierta puede actuar como
una válvula unidireccional que permite el paso de
aire durante la inspiración pero impide la salida Figura 4.
durante la espiración, provocando un neumotórax a
tensión. Aumenta la gravedad si existe cierto grado
de obstrucción en la vía aérea superior. (Figura 3)
El tratamiento definitivo consiste en
El paciente se puede encontrar asintomático hasta la colocación de un tubo de tórax
la ocupación de un 40% del espacio pleural de un
hemitórax. Luego se puede observar dolor en el lugar distante de la lesión y en el cierre
de la lesión, distensión venosa en cuello, enfisema quirúrgico de la herida.
subcutáneo, disminución de los movimientos
respiratorios, ausencia de murmullo vesicular e
hiperrresonancia, shock o patología cardiorrespiratoria.

El tratamiento inicial consiste en tapar el orificio

de entrada colocando un apósito o parche cerrado
por 3 de sus 4 bordes, de forma que actúe como
válvula unidireccional permitiendo la salida del aire
desde la cavidad pleural pero no su entrada. Existen
dispositivos específicos comercializados como el sello
de Asherman® que aunque son más manejables, no
se ha demostrado que disminuyan la mortalidad con
respecto a cerramiento convencional. (Figura 4)
Hemotórax masivo
El hemotórax es la acumulación de sangre en el
espacio pleural secundario a lesión de la pared
torácica, diafragma, parénquima pulmonar, vasos
sanguíneos o estructuras mediastínicas.
Cuando se acumulan más de 1.500 ml rápidamente
en la cavidad torácica (o >1/3 de la volemia del
paciente) hablamos de hemotórax masivo.
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La acumulación de sangre en el espacio pleural,

tiene varias consecuencias:

• La pérdida de sangre del sistema circulatorio

provoca hipovolemia, con la consecuente
disminución del transporte de oxígeno a los
tejidos.
• La ocupación del espacio pleural provoca un
colapso parcial o total del pulmón afectado,
con la consiguiente afectación respiratoria.
(Figura 5)

Clínicamente el paciente presentará signos de

shock (sobre todo hipovolémico) e insuficiencia
respiratoria con hipoventilación del hemitórax afecto
y matidez a la percusión torácica (el neumotórax
presenta timpanismo a la percusión).
El tratamiento será la reposición de volemia y la
drenaje de la cavidad pleural mediante tubo de tórax
grueso (> 28F) en el 5º espacio intercostal, línea
media axilar. El drenaje del hemotórax no se debe
realizar de forma súbita para evitar la aparición del
fenómeno de bamboleo mediastínico.
Figura 5.
La toracotomía inmediata está indicada en heridas
penetrantes con la sospecha o constatación de
lesiones viscerales graves y en pacientes con
hemorragia pleural persistente. No existe un criterio
preciso en cuanto a la cantidad del sangrado para
considerar la toracotomía, debiendo evaluarse cada
caso en particular, pero un sangrado inicial de 1.000
ml o de más de 200 ml/hora, debe hacer pensar en
una toracotomía.

Figura 6.
Las complicaciones más frecuentes de un hemotórax
son la retención de coágulos en la cavidad pleural, el
empiema pleural, el derrame pleural persistente y el
fibrotórax.
La combinación de neumotórax y hemotórax es
frecuente, causando un hemoneumotórax, que tiene
igual diagnóstico y tratamiento que los anteriores.
Taponamiento cardíaco
El taponamiento cardiaco se produce por acúmulo
de sangre en el saco pericárdico, lo cual altera la
función de bomba del músculo cardiaco. No es
necesario que se acumulen grandes cantidades de
sangre en el espacio pericárdico para restringir la
actividad cardiaca. La causa más frecuente es el
trauma penetrante por arma blanca o arma de fuego,
aunque debe descartarse también en el trauma
torácico cerrado. (Figura 6)
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Clínicamente se caracteriza por tres signos clásicos
que conforman la denominada Triada de Beck:
• Elevación de la presión venosa central con
ingurgitación yugular.
• Hipotensión arterial.
• Disminución de los tonos cardíacos.
En ocasiones los tonos cardíacos amortiguados son
difíciles de evaluar en un área de examen ruidoso,
y la distensión de las venas del cuello puede
estar ausente debido a la hipovolemia. Además,
el neumotórax a tensión, en particular en el lado
izquierdo, puede semejar el taponamiento cardíaco.
El signo de Kussmaul (aumento de la ingurgitación
yugular durante la inspiración en respiración
espontánea) puede estar presente (aparece en
menos del 10% de los pacientes con taponamiento
cardiaco y no es un signo patonogmónico).

Figura 7. Torax inestable. La presencia de un segmento torácico inestable se traduce en graves trastornos del movimiento normal de la
pared torácico. Si el daño al pulmón es importante, puede resultar en hipoxia grave.
El paciente también puede presentar pulso paradójico,
definido convencionalmente como una caída en
inspiración de la presión arterial sistólica de 10 mmHg
o más durante una respiración normal. Cuando el gasto
cardíaco es muy bajo, de cualquier forma, se necesita un
catéter para identificar el pulso paradójico.
El diagnóstico se basa en la sospecha
clínica y en la realización de una
ecocardiografía urgente o un ecoFAST.
El tratamiento inmediato consistirá en el aporte
de volumen para aumentar la precarga y el gasto
cardíaco, mientras se prepara la pericardiocentesis.
Esta se realiza mediante punción en el ángulo
costoxifoideo izquierdo con trócar (guiado o
no por ecocardiografía). Los pacientes con
pericardiocentesis positiva requieren toracotomía
abierta y revisión del corazón.
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Tórax inestable (volet costal)
Se origina por la fractura en doble foco de varias
costillas consecutivas en el mismo hemitórax,
provocando que una porción de la pared torácica
sea inestable o “flotante” y realice un “movimiento
paradójico” (oscila con la respiración de un modo
inverso: se deprime en inspiración y protruye en
espiración). (Figura 7)
Clínicamente aparece inestabilidad de una zona
del tórax y una insuficiencia respiratoria de grado
variable. La hipoxia que produce es debida a varios
factores: dolor extremo que limita la excursión
torácica, contusión pulmonar subyacente, aumento
del trabajo respiratorio y disminución de la
capacidad vital. Se puede palpar el escalón de las
fracturas costales, así como el segmento inestable.
El tratamiento se basa en una ventilación y
oxigenación adecuadas dependiendo de la lesión
pulmonar subyacente (soporte ventilatorio invasivo
o no) y analgesia agresiva.

Cuando el grado de insuficiencia respiratoria es
importante es necesario recurrir a la ventilación
mecánica como mecanismo estabilizador de la pared
fracturada. En general se indica la VMI con frecuencias
respiratorias mayores de 35 rpm ó menores de 8 rpm
y con hipoxemias mantenidas a pesar de aporte de
oxígeno suplementario con FiO2 > 0,5.
Si el paciente no está en shock, hay
que controlar la entrada de fluidos,
para evitar la sobrehidratación y el
consiguiente edema pulmonar.
Fracturas costales
Son las lesiones más comúnmente detectadas en el
traumatismo torácico. Aunque no representan una
lesión grave en sí mismas, pueden ser consideradas
un marcador de gravedad de la lesión traumática.
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Las costillas bajas (quinta a novena) suelen ser las más
afectadas, y la fractura de las primeras costillas y/o
clavícula orienta hacia una gran violencia del impacto y
obliga a descartar lesiones de grandes vasos.
Clínicamente el paciente muestra dolor en la zona del
impacto que aumenta con la inspiración profunda y
los movimientos. En la exploración física deberemos
buscar zonas con crepitación o escalón óseo que
nos hagan sospechar la fractura costal.
La radiología de tórax inicial no demuestra las
fracturas en un 50% de los casos, y sólo pueden
diagnosticarse tardíamente, pero sí es importante
para descartar lesiones pulmonares asociadas.
La importancia de las fracturas costales es que
pueden conducir por sí mismas a insuficiencia
respiratoria aguda. El dolor se traduce en inhibición
de la tos (más frecuente en pacientes ancianos y
fumadores), inmovilización de la zona de fractura y
respiración superficial, con la subsiguiente retención
de secreciones aumentando el riesgo de atelectasia
y sobreinfección.
El tratamiento debería ser agresivo, encaminado
a evitar el dolor y prevenir las complicaciones
pulmonares.

Neumotórax simple o cerrado
Implica una entrada limitada de aire a la cavidad
pleural; el espacio pleural no es ocupado totalmente
por aire, por lo que el colapso pulmonar es parcial.
Clínicamente se manifiesta como
dolor torácico de inicio súbito,
disnea, hiperresonancia a la
percusión e hipoventilación.
El tratamiento depende de la clínica del paciente;
varía desde la actitud conservadora en neumotórax
pequeños hasta la instauración del drenaje torácico
con tubo de tórax en el 4º-5º espacio intercostal (en
línea axilar anterior) si aparece (radiografía simple de
tórax) un neumotórax mayor del 15%. A diferencia del
neumotórax a tensión el diagnóstico es radiológico y
no se drena hasta que no se confirma, al no producir
deterioro hemodinámico con riesgo vital inmediato.
Hemotórax simple
Es el acúmulo de sangre en el espacio pleural,
diagnosticado mediante radiografía simple de tórax,
siendo visibles cantidades superiores a 200-300 ml.
El tratamiento inicial es la colocación de un drenaje
torácico con el doble objetivo de evacuar el contenido
pleural, determinar la presencia de un sangrado
activo importante y restitución de la volemia según
grado de shock.
Contusión pulmonar
Constituye una lesión frecuente en traumatismos
torácicos de mediana y gran intensidad y es la
principal causa de mortalidad del traumatismo
torácico. Después de un impacto moderado/
grave en la región torácica se puede producir una
desestructuración de la arquitectura alveolar con
hemorragia intersticial y colapso alveolar, lo que
conlleva una alteración del intercambio gaseoso.
Clínicamente hay una insuficiencia respiratoria
progresiva, taquipnea, hemoptisis, dolor pleurítico
y una disminución del murmullo vesicular en la
auscultación. Matidez a la percusión.
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Se puede apreciar un infiltrado alveolo intersticial
difuso en la Rx tórax; no obstante, en ocasiones, no
son visibles hasta 24 horas desde el traumatismo.
El TAC torácico es mucho más sensible y específico
para su diagnóstico.
El tratamiento consiste en la administración de O2
suplementario (como en todo paciente traumatizado)
y control del dolor. Si no se consigue una oxigenación
correcta probablemente sea necesaria la intubación
endotraqueal con presión positiva al final de la
espiración (PEEP) para intentar abrir los espacios
alveolares y mejorar la oxigenación. Se debe ser
cuidadoso en el aporte de líquidos iv para evitar
aumentar el edema pulmonar.
Lesiones del árbol traqueobronquial
Son lesiones raras y en ocasiones de diagnóstico
diferido.
• Lesiones de laringe y de la tráquea superior,
clínicamente aparece estridor, crepitación
a la palpación, enfisema subcutáneo e
insuficiencia respiratoria. En el tratamiento, la
prioridad inicial es tener la vía aérea permeable
que permita una adecuada ventilación y
oxigenación; pueden precisar intubación
orotraqueal o traqueotomía de urgencia.
• Las lesiones del árbol tráqueobronquial
inferior se producen fundamentalmente en los
grandes bronquios, en los 2,5 cm cercanos a la
carina, por mecanismo de deceleración brusca.
Se manifiestan como neumotórax recidivante,
enfisema subcutáneo y/o mediastínico, fuga
continua de aire por los drenajes pleurales o
atelectasia pulmonar. El diagnóstico se realiza
mediante fibrobroncoscopia.
Contusión cardíaca
Es una lesión asociada casi siempre a fracturas de
esternón y a traumatismos importantes en la cara
anterior del tórax.
Clínicamente es variable, desde pasar desapercibida
hasta manifestarse como arritmias graves y shock
cardiogénico.
En ocasiones puede aparecer daño miocárdico
con alteraciones del segmento ST y elevación de
troponinas. No obstante la prueba diagnóstica de
elección es la ecocardiografía.

En la mayoría de las ocasiones el tratamiento es
conservador mediante observación en la Unidad
de Cuidados Intensivos (UCI) 24-48 h, seriación de
enzimas cardiacas y ECG.
Lesión diafragmática
La localización más frecuente es el hemidiafragma
izquierdo (el lado derecho está protegido por
el hígado). Hay que sospecharla ante heridas
penetrantes bajo el 6º espacio intercostal.
Si es un desgarro importante, el gradiente de
presión que existe a través del diafragma origina una
herniación de las vísceras abdominales al interior de
la cavidad torácica, que provocaría en el paciente
disnea y cianosis.
El diagnóstico radiológico puede dar imágenes
inespecíficas, y suele ser preciso el TAC para
confirmarla. El tratamiento sería la reparación
quirúrgica.
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Fractura esternón
Precisa de un impacto de gran energía para
producirse, por lo que se puede asociarse a
otras lesiones (contusión miocárdica, lesiones
traqueobronquiales y/o de aorta).
Se sospecha por dolor esternal a la palpación,
pudiendo presentar equimosis centrotorácica y escalón
óseo. El diagnóstico se confirma con Rx lateral del
tórax. El tratamiento suele ser analgesia y fisioterapia
respiratoria (en caso de gran desplazamiento esternal
se valorará la necesidad de reparación quirúrgica). Se
solicitan enzimas cardiacos, y se realiza un ECG para
descartar contusión miocárdica.
INDICACIONES DE VENTILACIÓN
MECÁNICA EN TRAUMA TORÁCICO
Los pacientes con traumatismo torácico grave
precisan con frecuencia ventilación mecánica. En
los últimos años se ha introducido en el tratamiento
de la insuficiencia respiratoria secundaria a trauma
torácico la ventilación mecánica no invasiva, frente a
la ventilación mecánica invasiva convencional.

Aunque aún existen pocos estudios multicéntricos
aleatorizados que lo avalen, si que existen trabajos
de diferentes centros con series más o menos
grandes que hablan de la indicación de la VMNI en
estos pacientes, al disminuir el tiempo de estancia
en UCI y la mortalidad. (Ver página)
Esta técnica está contraindicada en
el traumatismo maxilofacial y en
pacientes con alteraciones del nivel
de consciencia.
ACTITUD GENERAL
• Asegurar una correcta inmovilización cervical.
• Prestar atención en todo momento a la
permeabilidad de la vía aérea (IOT en
caso necesario), administrar O2 de alta
concentración para obtener una SatO2>95%.
• La monitorización y valoración de las
constantes del paciente: TA, FC, FR, Sat O2,
así como detectar la presencia de hemorragias
importantes para el control inmediato.
• Canalizar vía venosa para obtención de
muestra analítica si procede, infundir fluidos
y fármacos, los tres pilares farmacológicos
sedación-relajación-analgesia.
• Si el paciente está consciente, informar y
explicar al paciente los pasos que se van a
seguir para realizar su atención, disminuyendo
su temor en la medida de lo posible (hablarle
por su nombre, permitirle expresar sus
sentimientos, realizar un contacto visual
continuo, velar por su seguridad y comodidad).
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• Si el paciente se encuentra inconsciente, suplir
las necesidades del paciente, teniendo aún
más cuidado en evitar que se lesione, que se
comprometa su intimidad, etc.
• Es preciso mantener una infusión de volumen
cautelosa, puesto que la infusión enérgica de
fluidos i.v. puede ocasionar empeoramiento
de las contusiones pulmonares. Debemos
mantener hipotensión permisiva con TA
sistólica de alrededor de 90 mmHg.
• Es muy importante el control del dolor,
con analgesia intravenosa con opiáceos,
destacando la importancia que tiene el dolor
en la alteración de la dinámica ventilatoria en
estos pacientes.
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Urgencias y Emergencias Extrahospitalarias.
Gerencia de Urgencias, Emergencias y Transporte
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