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Tema | Movilización e inmovilización

Módulo | Atención al trauma grave (Catástrofes o EEH)

Eduardo Mora Sáez

INTRODUCCIÓN Contenido
Uno de los aspectos fundamentales en el manejo prehospitalario del paciente
Introducción
traumático incluye la inmovilización y movilización adecuadas, con el fin de evitar
el empeoramiento de las lesiones iniciales y por supuesto, impedir la aparición de Dispositivos de
nuevos daños. movilización e
inmovilización
La inmovilización de todas las lesiones debe hacerse de forma sistemática. Es muy
importante realizarla en el mismo lugar del accidente, salvo que exista riesgo vital, Planificación de la acción
tanto para el paciente, como para los intervinientes. En el caso que la gravedad
del paciente, riesgo de la situación, etc. lo permita, siempre hay que inmovilizar Retirada del casco
antes de movilizar.
Inmovilización espinal
En el ámbito de la emergencia extrahospitalaria se realizan inmovilizaciones
terapéuticas y preventivas. Los objetivos de la inmovilización son: Bibliografía

• Estabilizar las lesiones existentes.

• Evitar lesiones secundarias o iatrogénicas.
• Aliviar el dolor.
• Controlar la hemorragia.
• Mejorar el confort del paciente.

Algunas de las premisas que nos deberán guiar a la hora de movilizar a un paciente
o inmovilizar una lesión son:

• El paciente traumatizado debe moverse siempre como un bloque (cabeza-

cuellotronco).
• Los materiales utilizados para la inmovilización deben cumplir los siguientes
requisitos:
-- Deben inmovilizar.
-- No tienen que tener efectos secundarios, ni causar iatrogenia.
-- No impedir el acceso a la vía aérea, ni la realización de técnicas de soporte
vital.
-- Deben ser cómodos (dentro de lo posible).
-- Tienen que ser válidos para cualquier tipo de persona (adultos, niños,
embarazadas, etc.).

• Emplear el dispositivo más adecuado para inmovilizar, y reevaluar

periódicamente.
• Evitar el exceso de presión.
• Intentar realizar el traslado de la manera más confortable posible para el
paciente.

DISPOSITIVOS DE MOVILIZACIÓN E
INMOVILIZACIÓN
Collarín cervical
La inmovilización cervical es una de las más
importantes y la primera que debemos plantearnos
cuando nos encontremos ante un paciente
traumático, durante la valoración primaria. La
necesidad de colocar un collarín cervical a un
paciente que ha sufrido un accidente es constante
hasta que se pueda descartar la existencia de lesión
cervical. Hasta en un 25% de los casos se producen
lesiones medulares tras el trauma inicial debido
al manejo del accidentado o durante el trasporte.
Los collarines cervicales en general evitan la
flexoextensión del cuello, pero no la lateralización.
Existen diferentes modelos, pero el collarín ideal
debería cumplir los siguientes requisitos:
• Ser rígido.
• Tener cuatro apoyos (mentoniano, esternal,
occipital y cervicodorsal).
• Tener un orificio anterior amplio que permita
ver el estado de vasos cervicales y tráquea.
• Ser radiotransparente.
Además, se recomienda que sean reutilizables, de
fácil limpieza y que ocupen poco. (Figura 1)
Figura 1.
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Para la colocación correcta del collarín son necesarias
dos personas. En primer lugar se debe realizar una
estabilización manual de la cabeza con alineación y
ligera tracción de ésta con ambas manos, de manera
que la cabeza del paciente mantenga una posición
neutra que descomprima el eje axial. Esta maniobra
debería mantenerse hasta que se coloque, además
del collarín, un inmovilizador de cabeza u otro
dispositivo que inmovilice por completo la columna.
Mientras una persona se encarga de la tracción, la
segunda persona, tras medir el cuello del paciente
y seleccionar el tamaño adecuado de collarín, lo
pasará por detrás de la nuca para después adaptar
el apoyo mentoniano al paciente y abrochar el
collarín (colocación posterior) o bien, en caso de
que el paciente se encuentre sentado, se puede
acoplar directamente la escotadura mentoniana y
luego por detrás de su nuca buscar cerrar el círculo
(colocación anterior).
Las indicaciones del collarín cervical son:
• Lesión supraclavicular evidente de cualquier
tipo (heridas, equimosis).
• Traumatismos de alta energía.
• Accidentes de motocicleta.
• Ahogados.
• Politraumatizados inconscientes.
Sin embargo, ha de evitarse su colocación si
produce dolor, tensión muscular cervical, aparición
o agravamiento de síntomas neurológicos o
compromete la vía aérea. En estos casos se deberá
de mantener la fijación manual.
Inmovilizador lateral de cabeza
Cuando se pretende una completa inmovilización
cervical y de cabeza, evitando incluso los
movimientos de lateralidad, se emplea este
inmovilizador que comúnmente se conoce como
“Dama de Elche”. Existen diferentes modelos,
diseñados para ser montados sobre un tablero
espinal y/o camilla de cuchara. Presenta aberturas
laterales para poder observar los oídos en todo
momento y para permitir que el paciente nos oiga.
Se debe colocar siempre como complemento del
collarín cervical rígido. (Figuras 2 y 3)
 Movilización e inmovilización | 3

Figura 2.

Figura 4.

Figura 3.

Tablero espinal
Se trata de una tabla de madera o de material Figura 5.
plástico que se utiliza para la extricación, rescate
y movilización de accidentados de los que se
Para colocar a un paciente sobre el tablero espinal
sospecha una lesión en la columna vertebral, al
se pueden realizar las técnicas del volteo lateral
fijarla en un mismo plano axial rígido debajo del
(también llamado rodillo), el puente holandés, el
paciente. También se utiliza para la movilización
puente simple, etc.
convencional de pacientes en otros contextos (p ej:
bajar a un paciente inconsciente por unas escaleras
o en el ascensor). Existe también una versión corta
para inmovilizar solo la columna. (Figura 4) Colchón de vacío

La longitud del tablero suele ser de uno 180 cm y
presenta orificios a modo de asas en sus laterales
para su cómodo traslado. Esos mismos orificios se
emplean para fijar mediante correas el inmovilizador
cervical, o para sujetar al paciente al tablero
mediante cinchas o un sistema conocido como
araña. (Figura 5)
Consiste en una estructura rectangular rellena de
bolitas de poliespán que, mediante una válvula a la
que se conecta una bomba de aspiración, se extrae
el aire que existe entre las bolitas amoldando el
colchón a la forma del paciente.

Figura 6.
Por su capacidad de inmovilizar, amortiguar
vibraciones, prevenir la hipotermia y la comodidad
para el paciente se considera de primera elección en
el traslado en el vehículo de evacuación (ambulancia
o helicóptero) de cualquier paciente traumatizado.
(Figura 6)
Técnica de colocación:
• Asegurarse de que el colchón funciona
correctamente.
• Lo primero es distribuir las bolas aislantes,
reforzando la zona donde se pretende que la
inmovilización sea mayor para el transporte.
• Una vez recogido del lugar del accidente,
se coloca al paciente en el colchón de vacío
mediante tablero espinal o camilla de cuchara.
Este deberá ir con collarín cervical.
• Se abre la válvula, se coloca la bomba y se
extrae el aire del colchón, comprobando
la consistencia que va adquiriendo así
comprobaremos si está pinchado, ya que se
endurece.
• Se cierra la válvula.
• Asegurar al paciente fijándolo con cinchas al
colchón y a la camilla de transporte.
• Revisar periódicamente comprobando su
consistencia rígida.
Movilización e inmovilización | 4
Para trasladar al paciente de un lugar a otro o
levantarlo del suelo, si está en el colchón, se debe
hacer introduciendo debajo otro material rígido como
camilla cuchara o tablero espinal, no se debe hacer
solo con colchón por el peligro de no tener suficiente
rigidez, producir arqueamiento y ocasionar o agravar
lesión medular.
Férula de Kendrick
También conocido por sus siglas en inglés, KED
(Kendrick Extrication Device). Es un chaleco
semirrígido construido con bandas rígidas colocadas
paralelamente en posición vertical sobre una funda
plástica permitiendo la suficiente flexibilidad
horizontal para abrazar la cabeza y tronco del
paciente pero, a su vez, manteniendo la rigidez
vertical necesaria para ofrecer un apoyo seguro para
la columna vertebral.
Se utiliza como dispositivo de extricación en vehículos
accidentados o espacios confinados, colocándolo por
la espalda del paciente asegurando su movilización en
bloque. Requiere el uso previo del collarín y presenta
asas para poder trasladar al paciente. La fijación del
chaleco se realiza mediante tres cinturones codificados
por colores y cintas de velcro que garantizan una
perfecta inmovilización. (Figura 7)
Está formado por:
• 3 cinchas de fijación o correas de sujeción
torácica cada una de un color específico.
• 2 cinchas de fijación inguinales para
extremidades inferiores.
• 2 cinchas de fijación cefálica: Frontal y del
mentón.
• 3 asas para el movimiento del paciente en
bloque.
• 1 almohadilla que ocupa el espacio entre la
cabeza del paciente y el chaleco.
Técnica de colocación:
• Paciente llevado a posición neutra con
alineación de la cabeza para después colocar
el collarín cervical. Se introduce el chaleco por
el espacio entre la espalda del paciente y el
asiento del vehículo.
• Abrir las partes laterales del chaleco
colocándoles bajo los brazos del paciente.

Figura 7.
• Colocar y ajustar las cinchas de sujeción
inguinales pasándolas por debajo de las
rodillas y en movimiento de vaivén llevarlas
hasta el pliegue del glúteo y al lado de los
genitales asegurándose de no lesionarlos.
• Posteriormente, las cinchas del tórax: La
primera que se asegura es la inferior, luego
la del medio y finalmente la superior, de una
forma adecuada pero sin comprometer la
respiración del paciente. Evaluar y ajustar de
nuevo las conchas del tórax si fuera necesario.
• Colocar si es necesario la almohadilla detrás
de la cabeza para lograr la posición neutral
y posicionar las partes laterales del chaleco
que soporta la cabeza. Asegurar las conchas
cefálicas, primero la frontal a nivel del reborde
orbitario y luego la del mentón que debe ir en la
parte superior del collarín.
Para la extricación:
• Sujetar fuertemente las dos asas.
• Lateralizar al paciente para que quede
confrontada la espalda hacia el hueco de
la puerta, o hacia donde haya hueco (en
ocasiones por el maletero).
Movilización e inmovilización | 5
• Se tendrá preparado un tablero espinal para el
traslado hasta camilla, puesto que el KED es un
dispositivo de extricación, no de transporte.
• Una vez que el paciente esté sobre el tablero se
soltarán las cinchas inguinales. A continuación
se quitará el chaleco espinal asegurando un
adecuado manejo de la columna vertebral.
Situaciones especiales:
• Paciente embarazada: Se enrollan las solapas
hacia adentro para dejar libre el abdomen.
• Se puede utilizar el KED como férula para
inmovilizar fracturas de cadera. Para ello es
necesario colocar el fernoKED al revés.
• Paciente con monitor y desfibrilador: Se doblan
las solapas del pecho hacia dentro, para así
proporcionar una mayor exposición del pecho
para usar los electrodos.
• Puede usarse como Inmovilizador de columna
pediátrico. Se utiliza siempre con collarín
cervical, la técnica de colocación es la misma
pero sin colocar las cinchas inguinales.
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Figura 8.

Camilla de cuchara • Se repite la operación para la otra rama

También llamada camilla de tijera o telescópica. Es
uno de los dispositivos más utilizados. Se trata de un
soporte metálico radiotransparente constituido por
dos ramas simétricas longitudinalmente articuladas
en sus extremos superior e inferior que, por medio
de un sistema telescópico con anclajes, permite
adaptarse a diferentes longitudes. Las ramas hay
que introducidas hasta que el cierre coincida con
la línea media del paciente pudiendo guiarse por la
nariz del mismo.
Está indicada para movilizar pacientes
politraumatizados, aunque no está indicada para
trasladarlos en ambulancia o helicóptero, ya que
produce molestias que pueden confundirnos
a la hora de valorar las causadas por el propio
traumatismo. (Figura 8)
Técnica de colocación:
cambiando los ayudantes de lado.
• Se fijan los cierres de la camilla.
• Se sujeta el paciente a la camilla con
cinturones (idealmente 2 para tórax y 2 para
miembros inferiores). Se coloca si es posible el
inmovilizador de cabeza.
Inmovilizador pélvico
Considerado por algunos como un dispositivo
de tratamiento más que uno de inmovilización.
Consiste en una especie de faja que abraza la pelvis
del paciente. Está indicado en aquellos pacientes
en los que se sospeche una fractura pélvica.
Con su colocación se busca estabilizar la pelvis,
disminuyendo el dolor y el sangrado y por lo tanto el
probable shock hipovolémico. (Figura 9)

• Se coloca un collarín cervical rígido.

• Se coloca la camilla al lado del paciente y se
ajusta su longitud al mismo. Se separan las dos
ramas y se ajusta la ropa del paciente para que no
sea empujada a la línea media y dificulte el cierre.
• Un ayudante se encarga de mantener la cabeza
alineada y en posición neutra.
• Otros dos ayudantes se arrodillan al lado del
paciente y lo voltean ligeramente hacia ellos
tirando de él en bloque: uno de hombros y
pelvis y otro de pelvis y rodillas, para que luego
un tercero introduzca la rama de ese lado.
Figura 9.

Si bien hay poca evidencia sobre su utilidad en el
medio extrahospitalario, estudios en cadáveres
parecen sugerir que con estos dispositivos puede
lograrse la estabilización pélvica. Además, estudios
sobre series de casos y algunos informes clínicos
hablan de mejoría en la estabilidad hemodinámica
y reducción en el número de transfusiones al utilizar
estos dispositivos. Existen distintos inmovilizadores
pélvicos en el mercado, pero no disponemos en la
actualidad de evidencia que permita recomendar
uno sobre el resto.
Inmovilización de extremidades
En la asistencia al paciente traumático se debe
realizar una exploración para intentar detectar
las posibles lesiones del aparato locomotor como
fracturas, luxaciones, etc. Se buscará deformidad,
dolor, crepitación. Se valorará la coloración, relleno
capilar, sensibilidad, movilidad y pulsos distales
antes de alinear la extremidad, y se volverán a
reevaluar tras la alineación e inmovilización y durante
el traslado. En la medida de lo posible la tracción
para alinear las fracturas se realizara bajo analgesia.
La férula que empleemos debe dejar al descubierto
al menos la parte distal de los dedos para permitir
ver su coloración y el relleno capilar como mínimo.
Si lo que encontramos es una luxación, se valorara
la perfusión del miembro afectado (relleno, color y
pulso) dejando el miembro si está bien irrigado en
la posición que se encuentra sin realizar ninguna
tracción sobre él.
Movilización e inmovilización | 7
Principios básicos a seguir en la inmovilización de
extremidades:
• La inmovilización debe incluir las articulaciones
proximal y distal a la lesión, utilizando férulas
del tamaño adecuado.
• Es preferible dejar la lesión en posición
anómala con pulso, que en posición anatómica
sin él.
• Evitar la presión excesiva de los sistemas de
inmovilización.
• Retirar ropas, joyas, reloj, etc. del miembro que
se va a inmovilizar.
• En caso de fracturas abiertas o heridas,
procederemos a su limpieza y desinfección,
cubriéndolas con apósitos y/o vendales antes
de inmovilizar con la férula.
• Para la colocación de cualquier tipo de férula
será necesaria la ayuda de al menos dos
profesionales, uno para alinear y traccionar
ligeramente y otro para colocar la férula.
• Es importante que el miembro en el que se
coloque la férula permanezca elevado para
disminuir la inflamación (en la medida de lo
posible, dependiendo del estado y lesiones del
paciente).
Para proceder a la inmovilización se disponen de
varios dispositivos, cada uno con sus ventajas y
sus inconvenientes. Debemos seleccionar de forma
individualizada a cada caso dependiendo del
contexto, lesiones y situación clínica del paciente.
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Se trata de un saco neumático relleno de material

aislante con doble cámara, amoldándose a la
extremidad fracturada y consiguiendo un soporte
rígido tras realizar el vacío. Tienen cinchas de velcro
para ajustarse al miembro fracturado. Poseen una
válvula para la extracción de aire (se adquiere
consistencia) y cierre, y una bomba de vacío (se
puede sustituir por un aspirador de secreciones).
Existen diferentes tamaños, según el miembro que
se quiere inmovilizar. La inmovilización se basa
en el mismo principio que el colchón de vacío:
hacer el vacío para compactar el relleno y poder así
inmovilizar la fractura. (Figura 11)

Figura 10.
Férula rígida

Férula neumática Económica y muy fácil de colocar. Como defectos

Se utilizan para la inmovilización provisional de
lesiones osteoarticulares de MMSS y MMII: Fracturas,
esguinces y luxaciones; aunque también se utilizan
para el control de hemorragias.
destacan la no completa adaptación al paciente,
opacidad de las lesiones e imposibilidad en la
compresión de sangrado. En extrahospitalaria son
poco útiles debido a su gran voluminosidad. (Figura 12)

Las férulas neumáticas están compuestas por materiales

plásticos. Poseen una válvula para inflado y cierre,
y se abren y cierran con conexiones tipo cremallera.
Tienen forma anatómica y diferentes tamaños, según
el miembro que se quiere inmovilizar. El material puede
ser opaco o transparente, pero son más recomendables
las transparentes que permiten realizar una vigilancia
directa del estado de miembro inmovilizado.
Figura 11.
Generalmente son bi, tri o tetracamerales, para evitar
isquemias distales por compresión completa. Las
mejores son las tetracamerales, porque previenen la
aparición del síndrome compartimental.

Tienen como ventaja que son radiotransparentes,

por lo que se puede mantener la inmovilización
hasta saber con seguridad el tipo de lesión que
presenta el paciente. (Figura 10)

Férula de vacío

Su indicación principal es la inmovilización

provisional de lesiones osteoarticulares de MMSS
y MMII. Son similares a las férulas neumáticas en
Figura 12.
prestaciones, pero presentan algunas ventajas
añadidas: son más versátiles y su material es más
resistente, por lo que su uso es muy frecuente.

Figura 13.
Férula de tracción
Diseñada para la inmovilización y tracción de los
miembros inferiores en caso de fractura distal de
fémur. También se utiliza en las fracturas proximales
de tibia.
Se basa en un cojinete que se apoya en la ingle
y un correaje que se fija al tobillo, el cual va a ser
sometido a tracción mediante una polea hasta
que el miembro esté alineado y estabilizado. Esta
férula consigue una tracción mecánica lineal, fija y
continua sobre la extremidad, que ayuda a realinear
el hueso fracturado y permite reducir los espasmos
musculares de la extremidad lesionada, mejorando
el confort y el dolor del paciente.
Es ligera, compacta y fácil de guardar, pero requiere
espacio para su colocación. (Figura 13)
Procedimiento:
• Se necesitan, al menos, dos sanitarios para su
correcta colocación.
• Informar al paciente de la técnica, haciendo
hincapié en que la inmovilización le aliviará
el dolor y le permitirá reducir la sensación de
inestabilidad de la zona.
• Valorar el uso de analgesia iv previa a la
manipulación.
• Colocar al paciente sobre la camilla de traslado
antes de aplicar la férula de tracción.
Movilización e inmovilización | 9
• Retirar la ropa, calzado, cinturón, etc., del
miembro afecto para evitar las lesiones por
presión.
• Realizar una valoración neurovascular del
miembro (pulsos distales y proximales,
temperatura, color, movimiento, sensibilidad
y relleno capilar de los dedos) previa a la
manipulación.
• En caso de heridas o fracturas abiertas, éstas
deben ser irrigadas con suero fisiológico y
cubiertas con apósitos estériles antes de
colocar la férula.
• Comprobar que la férula es adecuada para la
lesión que presenta el paciente, su situación
clínica, etc., antes de iniciar la técnica.
• Realizar una tracción longitudinal del miembro
desde el tobillo hasta que la tracción sea
adecuada.
• Ajustar la longitud correcta de la férula
utilizando como guía la pierna no lesionada.
• Introducir la férula bajo el miembro lesionado,
colocar el rodete de goma dura del extremo
superior de la férula a nivel de la tuberosidad
isquiática, y fijar la férula a nivel de la raíz
del muslo con la cincha correspondiente sin
apretar demasiado.
• Fijar el brazalete de tracción especial alrededor
del tobillo y unirlo al dispositivo de tracción
situado en el extremo inferior de la férula.
(Figura 14)
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Figura 14.

• Realizar la tracción del miembro afecto Férula de Kramer

mediante la polea de la férula hasta que la
extremidad esté estabilizada. Consiste en una estructura maleable con aspecto de
rejilla cubierta por un acolchado hecho a base de vendas.
• Colocar las cuatro cinchas de velcro existentes
Tras moldearla y colocarla, se fija con unas vueltas de
entre las dos barras simétricas de la estructura:
venda. Es de gran utilidad en caso de luxaciones, ya
Dos por encima de la rodilla y dos por debajo
que podemos moldearla como queramos. Se usan en el
de la rodilla.
medio hospitalario. (Figura 16)
• No colocar ninguna correa en el lugar donde se
sospeche la fractura. (Figura 15)
Férula Sam Splint
• Realizar una vigilancia continua neurovascular
de la extremidad. Es una férula que está enrollada como una venda,
• Colocar el tacón de apoyo, que sostiene la y se extiende tomando la parte necesaria. Su
férula con el pie más alto que la raíz del muslo. estructura consiste en una fina lámina de aluminio
• Durante el traslado, valorar la necesidad de situada entre dos capas de espuma de celda
analgesia. Hay que tener en cuenta que el cerrada, sin látex. Es excepcionalmente maleable
paciente necesitará una dosis extra de analgesia y cuando se dobla longitudinalmente en curva se
durante la transferencia en el hospital. vuelve lo suficientemente rígida para inmovilizar
una extremidad fracturada. (Figura 17)
Complicaciones de la técnica:
La férula es lo suficientemente blanda para cortar
• La férula de tracción debe aplicarse con con unas tijeras. Una vez colocada, se fija con unas
especial cuidado en la pelvis y en la ingle para vueltas de venda, igual que la férula de Kramer.
evitar la presión excesiva en los genitales. (Figura 18)
• No se debe dejar la férula puesta más de dos
horas, ya que la lazada del tobillo provoca una
importante presión en la piel y puede producir
necrosis.
 Movilización e inmovilización | 11

Figura 15.

Figura 16.

Figura 17.
Figura 18.
PLANIFICACIÓN DE LA ACTUACIÓN
Es necesario planificar de una manera rápida
cómo vamos a movilizar e inmovilizar al paciente
que tenemos delante: material que emplearemos
y trayecto que realizaremos con él. Hay que tener
presente que para movilizar a un politraumatizado
van a ser necesarias varias personas, y que las
acciones que se hagan han de ser coordinadas entre
todas las personas que participen. Así mismo, será
necesario tener presentes las recomendaciones
generales para movilizar y manipular cargas para
evitar lesionarnos al movilizar a un lesionado:
• Acercar, si es posible, la carga al cuerpo
manteniéndola entre los codos y las manos.
• Si el lesionado se encuentra en el suelo es
preferible utilizar la musculatura de las piernas
en lugar de la de la zona lumbar.
• Separar ligeramente los pies, adelantando uno en
la dirección en la que se producirá el movimiento
con el fin de adoptar una postura equilibrada y
cómoda a la hora de levantar la carga.
Movilización e inmovilización | 12
• La postura de levantamiento será con las
piernas flexionadas y la espalda recta.
• Se evitarán las posturas forzadas o flexionar en
exceso las rodillas en el momento de levantar
la carga.
• Si se puede se emplearán ambas manos, y con
la carga pegada al cuerpo.
• No levantar al lesionado de manera brusca,
sino de manera suave y con la espalda recta.
• Si se ha de cambiar de dirección es preferible
orientar los pies en la dirección en la que se
quiere variar la trayectoria, no hacer el giro con
el tronco.
• Mirar siempre al frente.
No hay que olvidar que la seguridad del rescatador
debe estar por encima de todo. Una vez tengamos
claro que se puede acceder al paciente nos
pondremos a trabajar con él o lo evacuaremos a
toda prisa según el escenario en el que estemos
trabajando. No debemos tampoco olvidar que
muchas de las lesiones que se producen entre
el equipo sanitario son por no ir debidamente
equipados con los componentes del equipo de
protección individual (EPI).

Hay que tener en cuenta que, primero se debe proceder
a fijar las posibles lesiones inmovilizándolas con los
elementos que vimos anteriormente, para después en
un segundo tiempo proceder a la movilización y traslado
del paciente. Todo este proceso debería hacerse, si es
posible, aplicando una correcta analgesia.
A la hora del traslado deberíamos valorar qué
vamos a utilizar, y cómo colocamos a la víctima
sobre el dispositivo. Utilizando el colchón de vacio
podemos inmovilizar y trasladar al mismo tiempo. La
camilla de tijera la podríamos emplear para colocar
al paciente sobre el colchón de vacío sin riesgo de
movilizar su columna vertebral. Otro dispositivo que
puede ser útil para esto es el tablero espinal, aunque
implica mayor número de movilizaciones, ya que
para colocar a la víctima sobre él hay que realizar un
puente holandés, o una maniobra de rodillo.
RETIRADA DEL CASCO
El personal sanitario debe quitar el casco en el paciente
que ha sufrido un accidente, para poder realizar una
valoración completa y exhaustiva, para disponer de
un correcto acceso a la vía aérea y para poder realizar
una correcta inmovilización de la columna cervical.
En el caso de que un paciente indicase que no se le
retirase el casco, habría que explicarle los beneficios
que ello conlleva, y que se trata de personal sanitario
entrenado en esta técnica.
Movilización e inmovilización | 13
La única contraindicación de esta
maniobra es el desconocimiento de la
técnica y la falta de personal.
Para proceder a la retirada del casco, se necesitan
dos personas. Una de ellas se coloca por encima de
la cabeza del paciente, y será el que retire el casco.
Otra en el lateral, a la altura de los hombros, que
será quien fije el cuello durante la retirada del casco
y posteriormente colocará el collarín.
Técnica:
• Tracción manual del cuello para colocarlo en
posición neutra, se realiza con apoyo en el
mentón y en la base del occipital utilizando
para ello nuestras manos a base de separar
al máximo el primer dedo del segundo; nos
quedan así dos zonas en arco que se amoldan
muy bien a la superficie descrita.
• En esta situación y siempre bajo las órdenes del
manipulador del cuello, mediante un giro del
accidentado lo colocaremos en decúbito supino.

• Un ayudante mantiene tracción lineal
colocando ambas manos a los lados del casco
con los dedos en la mandíbula del accidentado.
Se suelta o corta la correa de fijación del casco.
• Un segundo ayudante coloca una mano en la
región cervico-occipital (apoyándose en el
suelo con el codo) y otra en la mandíbula, y se
transfiere la tracción manual a este segundo
ayudante.
• El primer ayudante retira el casco teniendo en
cuenta:
-- La expansión lateral del casco facilita su
extracción.
-- Si el casco cubre toda la cara, para liberar la
nariz se debe hacer un giro elevando la parte
anterior.
• Durante toda la fase de extracción del casco el
segundo ayudante mantendrá la tracción de la
cabeza para prevenir desplazamientos de la
misma.
• Tras la retirada del casco se transfiere de
nuevo la tracción lineal de la cabeza al primer
ayudante.
• El segundo ayudante coloca el collarín cervical.
Se recomienda colocar un almohadillado por
debajo de la cabeza, si se cree que va a quedar
una angulación del cuello, para conseguir una
correcta alineación. Hay que recordar que se
debe mantener la estabilización manual de la
cabeza hasta que se coloque un inmovilizador
de cabeza.
INMOVILIZACIÓN ESPINAL
Para entender la importancia que representa la
inmovilización espinal hay que mencionar una serie
de cifras sobre la lesión medular:
• Entre el 0,5 y 3% de los pacientes con trauma
cerrado tienen lesión de la médula espinal.
• Un 50% de ellas se deben a accidentes de
tráfico, un 43% a caídas y un 7% a deportes.
• De las fracturas que lesionan la médula espinal
el 50% es cervical, el 37% torácica y el 7%
lumbar.
• El 50% de las fracturas cervicales ocurre en la
unión C6- C7 y el 33% en C2.
• El 10-15% de los pacientes con fractura cervical
también tienen una fractura toracolumbar.
Movilización e inmovilización | 14
La lesión medular ocurre cuando una fractura
inestable causa tracción o compresión, seguidos
de isquemia y edema medular. La inmovilización
busca prevenir el movimiento que pudiera lesionar
la médula espinal. Durante años se ha convertido en
un procedimiento de rutina en el manejo del trauma,
aunque muchas veces no se justifica.
La inmovilización es un concepto clave en las guías
de manejo del trauma. En la actualidad existe un
debate sobre el cuándo y el cómo proceder a la
inmovilización espinal de un paciente traumático.
La primera duda se nos puede plantear a la hora de
decidir qué dispositivo emplear para proceder a hacer
una inmovilización espinal. Si bien cada profesional tiene
su criterio, y a pesar de que vamos a estar condicionados
por las circunstancias del entorno en el que tengamos
que actuar, lo cierto es que no hay evidencia científica
suficiente para recomendar un dispositivo u otro. Lo
único que está claro, tal y como lo han reflejado los
distintos trabajos que se han ocupado de ello, es que el
paciente percibe el transporte en colchón de vacío como
más confortable que sobre el tablero espinal.
La siguiente duda que se nos presentará es si
inmovilizar a cualquier paciente en el que pueda
haber una lesión vertebral o nos guiamos por algún
tipo de criterio para seleccionar a aquellos que deben
trasladarse con una correcta inmovilización espinal.
El manual ATLS recomienda inmovilizar a todos los
pacientes considerados de riesgo para lesión medular,
pero se trata sólo de una recomendación de expertos
y no se basa en evidencia científica. Por otro lado
el manual PHTLS, en su última edición, recomienda
atenerse a criterios clínicos. Varios estudios concluyen
que no existe evidencia de buen nivel para cuantificar
el beneficio de inmovilizar versus no inmovilizar y
algunos autores creen que cabe la posibilidad de que
la inmovilización aumente la morbi-mortalidad. Sobre
todo teniendo en cuenta que distintos estudios han
concluido que no está exenta de problemas:
• Es incómoda para el paciente.
• Puede producir dolor occipital y lumbosacro,
que puede confundir a la hora de evaluar al
paciente.
• Dificulta el manejo de la vía aérea y la
ventilación.
• Disminución de la función respiratoria.
• Aumenta la presión intracraneal.
• Toma tiempo y retrasa el inicio de tratamientos
que pueden salvar vidas.
• Aumenta el riesgo de broncoaspiración.
• Puede producir úlceras por decúbito.

Algunos autores defienden la hipótesis de que
las fuerzas necesarias para la lesión medular se
producen en el accidente inicial y no durante el
manejo posterior. Según esta teoría el paciente
consciente asumiría una posición que lo protege de
más lesiones. Siguiendo esta línea de pensamiento
se introduce la idea de la inmovilización selectiva.
Inmovilización selectiva
La práctica ha ido cambiando desde la inmovilización
de todos los pacientes traumáticos a una más
selectiva basada en criterios clínicos, influida por
los resultados de los distintos estudios publicados.
Sin embargo la adopción de estos cambios ha
sido irregular en el mundo de la emergencia
extrahospitalaria, y aún hoy en día podemos ver
profesionales que no siguen estas pautas ya que
los servicios de emergencias en los que trabajan no
cuentan con un protocolo de inmovilización espinal
basado en criterios clínicos.
En los últimos años se han desarrollado distintos
protocolos para la toma de decisiones con respecto
al riesgo de lesión medular. Los principales son
dos: el NEXUS y la Regla Canadiense de Columna
Cervical (Canadian C-Spinal Rule). Estos protocolos
derivaron a partir de los datos de estudios que se
desarrollaron inicialmente para decidir la necesidad
de hacer radiografías cervicales. El NEXUS incluye
cinco criterios que indican un bajo riesgo de lesión
si se cumplen:
• Ausencia de sensibilidad en línea media.
• Ausencia de focalidad neurológica.
• Estado normal de conciencia.
• Ausencia de intoxicación.
• Ausencia de lesión dolorosa que “distraiga” al
paciente del dolor en la columna.
La Regla Canadiense de Columna Cervical emplea
criterios de alto y bajo riesgo de lesión vertebral,
que van guiando al profesional que debe tomar la
decisión planteando una serie de preguntas:
• ¿Existe algún criterio de alto riesgo de lesión
vertebral?
-- Mayor de 65 años.
-- Parestesias.
-- Mecanismo de alta energía.
Movilización e inmovilización | 15
• ¿Existe algún criterio de bajo riesgo de lesión
vertebral?
-- Colisión por alcance simple.
-- Paciente sentado en el hospital.
-- Paciente caminando en cualquier momento.
-- Dolor de inicio tardío.
-- No dolor en columna vertebral.
• ¿Puede el paciente rotar su cuello 45º?
La Regla Canadiense ha sido también validada
para decidir la inmovilización en el ambiente
prehospitalario. Existen varios protocolos
similares desarrollados por diferentes grupos, pero
lamentablemente la ausencia de consenso entre
ellos potencia el riesgo médico-legal de manejar
estos pacientes.
Más recientemente, la Faculty of Pre-hospital Care
británica ha elaborado un documento conocido como
Consenso Británico, en el que ha plasmado unas
guías de consenso para clarificar las prácticas de
inmovilización. Sus conclusiones son las siguientes:
1 La tabla espinal larga es sólo un dispositivo
de extricación y rescate. No se recomienda el
uso de esta tabla para transportar al paciente
al hospital. Para eso, recomienda utilizar una
camilla de cuchara o un colchón de vacío.
2 La estabilización manual de la columna cervical
es una alternativa aceptable al collarín y puede
ser mejor en pacientes con compromiso de la
vía aérea, aumento de la presión intracraneal,
pacientes agitados y niños. Si se utiliza el collar,
se debe asegurar su correcto tamaño y fijación.
Una vez que el paciente está completamente
inmovilizado, el collar se puede dejar más suelto.
3 Se debe adoptar un algoritmo de
inmovilización, a pesar de que su contenido
no está todavía claro. Existen varios algoritmos
de inmovilización selectiva y probablemente
uno similar al NEXUS sea lo más indicado. Los
expertos creen que se deben evitar criterios
subjetivos y favorecer los objetivos.
4 Se debe enfatizar la prioridad del manejo del
ABC en los pacientes traumatizados graves. Se
debe cambiar el protocolo de inmovilización
según el nivel de conciencia del paciente.

Los futuros protocolos deberían diferenciar
entre el manejo de pacientes conscientes
e inconscientes. En el paciente consciente,
la inmovilización se puede diferir hasta
después de la evaluación inicial pidiendo al
paciente que no se mueva. En los pacientes
inconscientes la evaluación inicial es todavía
más importante y los movimientos del paciente
son menos frecuentes.
5 Los pacientes con trauma penetrante y
sin alteraciones al examen neurológico no
requieren inmovilización. Esta recomendación
tiene el objetivo de no retrasar el traslado
por una inmovilización de escasa utilidad.
Los estudios más fiables han apreciado un
aumento significativo de la mortalidad en los
traumatismos penetrantes en los que se hace
una inmovilización espinal. Esto es debido a que
se retrasa el tratamiento quirúrgico, que es el que
en definitiva va a salvar la vida del paciente.
6 La inmovilización de pacientes de pie debe ser
abandonada. La práctica de inmovilizar de pie
con una tabla espinal larga y luego acostar a los
pacientes que se encuentran caminando con
dolor cervical no se justifica.
7 Al paciente consciente, sin consumo de drogas
o alcohol y sin mayores lesiones distractoras
debe indicársele que salga del vehículo y se
recueste sobre la camilla para ser examinado.
Esto no es válido si el paciente se encuentra
atrapado y si existe duda con respecto a la
pertinencia de inmovilizarlo.
Las recomendaciones del Consenso Británico van
dirigidas a profesionales de la salud, mientras
que recomienda que el personal voluntario y en
general primeros intervinientes deben tender a la
sobreinmovilización.
La evidencia actual apunta hacia la necesidad
de pasar de un modelo de inmovilización espinal
generalizada a una selectiva. Por ello es necesario
que en los distintos servicios de emergencias se
diseñen y adopten protocolos de inmovilización
espinal basados en criterios clínicos más que en
mecanismos lesionales.
Movilización e inmovilización | 16
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