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Nueve días que conmovieron a Córdoba

Susana Roitman (para Observatorio Conflictividad Laboral) (*) Foto Mariano Schejter
Observatorio de Conflictos Córdoba·sábado, 15 de julio de 2017
Entre el 5 de junio a la madrugada y el 13 de junio a la noche, la ciudad de Córdoba se
vio conmovida por una huelga del transporte urbano, sin precedentes por su duración y
los poderes que movilizó desde el capital y sus aliados y desde los trabajadores bastante
solos. Fueron nueve días de ejercicio violento de los medios en la construcción de
consenso demonizador de lxs trabajadorxs, apelando sin pudor a la posverdad como se
suele decir hoy.
Aquí, algunas puntas para tirar de la enredada madeja y poner en las columnas del debe
y el haber de esta experiencia.
Antecedentes
En una nota que escribimos con Mariano Schejter en octubre de 2016
(https://observatoriodeconflictoscordoba.wordpress.com/2016/10/11/cordoba-los-
corredores-del-transporte-urbano/) , señalábamos algunas claves para entender el
conflicto en el transporte urbano desatado en junio del 2017, que dejara 161 choferes en
la calle y muchas heridas abiertas
Nuestras observaciones de entonces sobre la situación del transporte urbano se resumen
en estos puntos a) Desde la privatización del servicio de transporte urbano, en 2013, la
estructura de la concesión de corredores sufrió una fuerte concentración a favor del
grupo correntino ERSA, que pasó de controlar un 25% al 75% de la red del servicio. b)
Las “relaciones carnales” entre la empresa ERSA y el gobierno municipal son
inocultables. El intendente, otros funcionarios y empresarios del grupo Romero han sido
imputados por cohecho o tráfico de influencias y siempre absueltos. Mientras tanto el
boleto en la ciudad de Córdoba pasó de 2,30 en diciembre de 2011 a los 12,50 actuales
(el más caro del país), esto es, un 445% de aumento contra un 154% de inflación.
Sumado a los subsidios que “eficientemente” gestiona ERSA, las ganancias son
extraordinarias. c) Las malas condiciones de trabajo tanto por el deplorable estado de la
flota como por la falta de coches que demoran las frecuencias y enardecen a los
usuarios. Stress, cervicales y lumbares dislocadas, patologías del corazón y de los
riñones son las consecuencias que el cuerpo de los conductores registra d) como
contracara para los pasajeros el servicio es caro, incómodo e incierto e) Lxs choferes
sostienen una tradición de lucha. Las huellas de Atilio López no se borran de la
memoria colectiva f) La conducción de la UTA provincial no había sido lo
suficientemente firme para contener las bases rebeldes. Para asegurarse la sumisión se
produjo la intervención de la seccional UTA por la central nacional. Es llamativa la
diferencia de tres días entre tal intervención y el momento en que el corredor de
Autobuses Santa Fe, pasa a ser Autobuses Córdoba. Considerábamos entonces, y
reafirmamos ahora, que ERSA estaba tras el pase de manos.
Señalábamos también la bronca de las bases con un gremio que desarmó cualquier
mecanismo institucional para el reclamo.
Desde entonces han transcurrido 9 meses en donde la olla fue levantando presión, al
principio despacio y luego de modo imparable, hasta que explotó en este paro que ha
dejado heridos, heridas y aprendizajes
Breve crónica de la previa
Desde la intervención del gremio hasta las elecciones de delegados en marzo, los
trabajadores estuvieron a merced de la patronal sin medias tintas. Se agravaron el estado
de los coches, de las calles que transitaban, el abandono de las puntas de líneas, la
desidia con las frecuencias. A lo que se sumaron los recortes de los aportes de ERSA a
la previsión y a la obra social. Esta última medida sorprendía a las familias que
requerían atención que se encontraban con el corte de servicios por no encontrarse al día
la contribución patronal.
Lxs choferes se transformaron en cronistas, filmando, fotografiando y transmitiendo en
los grupos de whatsapp estos avatares: asientos rotos, cubiertas lisas, aire acondicionado
anulado, pasajeros agolpados, patentes de los vehículos radicados en otras provincias
para no pagar impuestos en Córdoba, negativas a la atención de la obra social, planillas
del ANSES donde lucían vacías las casillas de aportes patronales.
Los delegados de entonces, que habían firmado la destitución de Salerno, dijeron a los
trabajadores que estaban atados de pies y manos, que estaban sin fueros, nunca se supo
cómo ni por qué.
El gremio intervenido, bajo la batuta de Luis Arcando, el enviado de Roberto Fernández
(secretario general del gremio nacional) muestra un aspecto carcelario – rejas, candados
y guardia. Hacia allí se dirigía con frecuencia un grupo de activistas a exigir que el
gremio sea gremio, los delegados, delegados y que se cumplan las normativas y las
exigencias. Al principio un puñado, luego se sumaron más
Siempre esperaba la policía y el silencio de radio del otro lado de las rejas.
Mientras, se tejían lazos con choferes disidentes de la CABA, la provincia de Buenos
Aires, Salta y otras ciudades que aportaban sus experiencias
Vencido en marzo el mandato de los delegados, las bases levantaron las voces para que
se efectivice la nueva elección. Tras gambetas, fintas, amagues y ante la contundencia
del reclamo y el respaldo legal, se lanzaron las elecciones.
En dos de los cuatro cuerpos de delegados – Aucor y Tamse - se impusieron por
diferencia importantes listas combativas. En las otras dos empresas – ERSA y Coniferal
- cuerpos de delegados de estilos heterogéneos y permeables a los reclamos de las bases.
Dos promesas centrales sobresalieron en la campaña de los nuevos delegados: la
primera luchar para “aplicar los aumentos como corresponde”; esto es; llevar el valor
nominal del incremento de Buenos Aires al básico de Córdoba lo cual generaría una
posición mejor, más equitativa. No es una idea caprichosa, sino que tiene sustento en
actas y acuerdos firmados desde 1992, nunca cumplidos. La segunda fue la exigencia de
democracia sindical, asambleas y consulta a las bases frente a cualquier decisión. Muy
pronto las consignas se pondrían a prueba.
Abril y mayo fueron meses de febril actividad de los delegados. Las trolebuseras
denunciaron, con documentos probatorios, el negociado de la Municipalidad, que
traspasaba a Ersa los subsidios correspondientes a los troles. Con quince pedidos de
informes, ninguno respondido, se dirigieron al Ejecutivo Municipal para que explique la
ausencia de inversiones y el vaciamiento de la empresa. Con los concejales opositores
realizaron una “visita de campo” donde explicaron minuciosamente las falencias. Ellos
tomaron nota, pero nunca
En Aucor se activaban el arreglo de las puntas de líneas y en todas las empresas se
denunciaba el estado de los coches, se defendía a los trabajadores frente a sanciones
inmerecidas y se instalaba la discusión sobre los próximos (des)acuerdos salariales.
En este proceso van surgiendo liderazgos claros: Sonia y Erica de Tamse y Marcelo de
Aucor, de perfiles distintos, pero complementarios.
Días de lucha
La paritaria cerrada por UTA Nacional el viernes dos de junio fue paupérrima. Un 21%
desglosado en 8% en junio, 7% en diciembre y 6% en enero. En la práctica, durante el
2016 los trabajadores percibirán un incremento del 8%, más un miserable bono de
5800$ desdoblado en tres veces. Si se aplicara “el aumento como corresponde” las
cifras serían menos lastimosas en la ciudad de Córdoba: el 21% devendría un 31,9%.
El mismo día 2, viernes, comenzó la inquietud en las puntas de línea.
El lunes 5 a la madrugada los trabajadores y sus delegados de declararon en estado de
asamblea permanente con movilizaciones en la puerta de la UTA y frente al Ministerio
de Trabajo. Las reivindicaciones además del salario, incluían el estado de los coches y
el cuestionamiento a la intervención de UTA.
El 6, tres o cuatro centenas de choferes, en forma rotativa, acampan frente a la UTA y la
intervención de la seccional desautoriza la medida. El mismo día el Ministerio de
Trabajo dicta la conciliación obligatoria. Comienzan los despidos.
El 7, la Municipalidad lanza un “plan de contingencia” con ómnibus que realizan los
recorridos de las líneas troncales. Totalmente militarizados: gendarmería y policía
“custodian” los ómnibus que salen ¡oh casualidad! Del predio de la Escuela de
Aviación.
Mientras tanto los medios no detienen un momento la catarata de insultos e infundios
contra los rebeldes, azuzando a los usuarios, sin dar cuenta de nada de lo que realmente
sucede .
El 8 continúa el acampe y las trolebuseras presentan en el Conejo Deliberante un
proyecto de “botón cero” que permita ejercer el derecho a huelga sin cobrar pasaje.
Ese día el acuerdo parece próximo en las conversaciones entre delegados, empresa,
ministerio de trabajo y municipalidad. La propuesta abría una mesa de negociaciones en
Buenos Aires para discutir la aplicación del aumento, se adelantaban las cuotas y se
ofrecía una suma extra. Los choferes en asamblea, pidieron precisiones y una reunión
más destrababa. Quien se opuso a cualquier acuerdo fue la UTA nacional que amenazó
a la empresa en retirar los subsidios si firman. El acuerdo naufraga.
Esto tiene que quedar muy claro. El acuerdo se cae porque Fernández lo tira abajo.
El viernes 9 de junio continúan las negociaciones , las columnas del surrbac y
numerosas organizaciones sociales acompañan el reclamo, pero los “peces gordos” del
gremialismo eluden acciones contundentes. Lo lógico era el paro provincial.
La Municipalidad anuncia una consulta popular de preguntas maliciosas, que avanzan
sobre el derecho laboral. En lo referido al transporte la consulta dice
“¿Está de acuerdo con que el transporte urbano de pasajeros sea considerado servicio
esencial?”.
Su respuesta obvia, legitimaría la inconstitucional ley que se cocinaba en la legislatura.
(Ninguna pregunta sobre el precio del boleto o sobre los negocios)
Entre el día 10 y el 12 los choferes apostaron a la solidaridad de clase y la movilización
popular, que nunca llegaron de manera contundente, indispensable para una victoria.
El día 13 levantan la asamblea. En ese momento los despidos ya suman 161: 60 de
Tamse, 45 de Aucor, 37 de Ersa y 19 de Coniferal. Como se ve, la patronal que más
castigó fue la municipalidad a las trolebuseras, no solo en términos absolutos sino
relativos. En efecto, de 230 trabajadores de Tamse, el despido de 60, significa más del
30% del personal. Para un intendente como el de Córdoba, hijo del ministro del Interior
de la represión del 2001, la idea de mujeres al frente de un combate, resulta
insoportable.
Ese mismo día el Ministro de Trabajo señala que fueron la Municipalidad y los
empresarios los que hicieron fracasar el acuerdo y extendía la conciliación obligatoria.
Por entonces ya se había dictado la sentencia del bloque -patronal-burocracia-gobierno
de los tres niveles: se requiere una lección para todos los rebeldes del país.
El 14 de junio la legislatura sanciona en tiempo record la ley que declara al transporte
como servicio esencial para impedirle ejercer el derecho a huelga: contra la
Constitución y contra las recomendaciones de la OIT.
A partir de allí se acelera el proceso de extorsiones sobre los trabajadores que tiene a la
conducción de la UTA como principal actor. Se propone un dilema de hierro: hacer
retornar a algunos despedidos a cambio del desafuero de los delegados de Tamse y
Aucor. Lxs delegadxs ofrecen su renuncia a cambio de un acta que garantice la
reincorporación; pero la UTA se niega. Atiza a los trabajadores a que den a sus
delegadxs un castigo y “asegura” el puesto a quien milite el desafuero.
El viernes 14 de julio se produce la asamblea de desafuero, con patovicas y amenazas a
quien defienda a sus delegadxs. Así lo expresaba un despedido “ … te cuento que ayer
nos pidieron que tenemos que juntar 5 compañeros por cada uno de nosotros para que
levanten la mano contra ustedes, si queremos volver. Y también que a los de la noche la
empresa les paga las horas para que asistan. Yo no voy a ir, pero esto es vergonzante”.
La “asamblea” tiene escasa concurrencia. Es ilegal por donde se la mire. Sin embargo,
con la complicidad. Pese al trucho desafuero, ningún reincorporado hay hasta el
momento.
La carpa de la dignidad
Graciela y Viviana, despedidas de los trolebuses, discurrieron acerca del dilema con que
las enfrentaba la vida. Firmar por el desafuero de sus compañerxs sabiendo las malas
artes con que se había fabricado el artificio o quedarse sin un trabajo que ambas y sus
familias necesitan como el agua. Se resolvieron por una tercera opción. El viernes 14, a
las 5 y media de la mañana, se acercaron a la puerta de la muni y ubicaron el punto
estratégico: Caseros y la Cañada. Allí en un santiamén plantaron una carpa, pusieron
carteles “Huelga de hambre” y avisaron que se mantendrían allí hasta que el intendente
las reciba. “El nos echó, él nos tiene que reincorporar”, dicen. A la mañana se sumaron
otras tres despedidas más. Organizaciones sociales trajeron una carpa más grande, mate,
un baño químico, garrafa y otros enseres. Pese al frío la carpa se mantiene cálida de
tanta solidaridad que allí se vuelca. Decenas de firmas lucen en su petitorio.
Habían conectado un cable del alumbrado público para darse luz y calor. El sábado 15
de julio, vino un agente municipal a soldar el poste.
Esas cinco mujeres constituyen la cara más luminosa de esta lucha.

Aprendizajes
Esta lucha es histórica. Sus artífices no dimensionaron lo que se ponía en juego en esta
gesta: los negocios del estado, el empresariado, los burócratas. Estas demandas
comunes –salariales, condiciones de trabajo, democracia sindical- movían todo el
entramado de intereses profundos. El techo de las paritarias que sostiene la reducción de
costos laborales proclamada desde el macrismo, la autoridad de los jerarcas sindicales,
la “paz social” que predica el gobierno provincial, la trenza del empresariado con la
municipalidad. En un terreno estratégico como el del transporte urbano la lucha no es de
medias tintas.
La movilización y la democratización de las prácticas sindicales son insuficientes Otra
vez la cuestión de la solidaridad de clase resulta acuciante y no resoluble en el ámbito
electoral. Como hoy en Pepsico, ayer en AGR se pone en discusión el problema de los
lazos entre trabajadores que tengan carriles alternativos a conducciones fosilizadas y
cómplices. El día de la asamblea, todas las organizaciones gremiales y políticas estaban
convocadas para apoyar a los trabajadores en un momento crucial. No había ningún
dirigente gremial acompañando. Ninguno. En la noche de Córdoba resonaron las
palabras de Marcelo Marín “A los dirigentes gremiales que no nos han acompañado les
decimos, que nosotros vamos a estar en cada una de sus luchas, porque no queremos
que nadie más pase por esto”.

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