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DE CUARENTENA Y SINDICATOS

Por Susana Roitman


Observatorio de Conflictos Laborales Córdoba
Publicación: 27 de Mayo de 2020

Foto del cuadro “La traición de las imágenes” de R. Magritte.

En este documento nos proponemos presentar un breve análisis transversal sobre las entrevistas
realizadas entre el 3 y el 10 de abril por el Observatorio de Conflictividad Laboral de Córdoba en la
respuesta a la pregunta 3 ¿Te sentís acompañado/a, protegido/a por los/as delegados/as y /o
sindicato? Como fue dicho, la idea no es la de la muestra “representativa” sino una sugerencia
para abordar significaciones, implícita en los trabajos cualitativos.

Antes, algunas reflexiones preliminares (y provisorias por la ausencia de distancia histórica) sobre
la situación sindical.

Brevemente: el punto 1.1 contiene una breve digresión general sobre la forma sindical , el punto
1.2 sobre la debilidad sindical frente ala pandemia. El punto 2 remite a las entrevistas dividido así:
2.1 Voces críticas donde se clasifican los mayoritarios cuestionamientos a las estructuras gremiales
2.2 Los que reivindican el papel de los delegados 2.3 Los que se sienten apoyados 2.4 Los que no
tienen acceso a la vida sindical por no ser registrados. Por último algunas breves conclusiones para
seguir devanando el hilo.

El cuadro de René Magritte que reproducimos, llamado “La traición de las imágenes”, conocido
por su inscripción “Ceci nést pa une pipe” (Esto no es una pipa”, interpela el “problema de la
representación” como lo visita Michel Foucault(1981). Problema que atraviesa tanto nuestra
herramienta de recolección como el problema sindical que enfocamos en el artículo.

1.1 La forma sindical

Richard Hyman en su libro Relaciones industriales (1975) señalaba la importante distinción entre
poder para y poder sobre: el primero aumenta el poder colectivo el segundo va dirigido contra un
tercero. “Los sindicatos constituyen un ejemplo obvio: los trabajadores desarrolla poder colectivo
precisamente para contrarrestar el poder aún mayor del empresario” y agregaba “La racionalidad
básica del sindicalismo es un refrán familiar: la unión hace la fuerza. El poder de un colectivo es
cualitativamente diferente de la mera suma de las fuerzas aislada” Pero advierte “Los sindicatos
no son organizaciones de clase, aunque en ciertos contextos históricos pueden ser su base”. Si a
mediados de los 70, cuando fue publicada la primera edición del libro que comentamos, los
sindicatos aún representaban el núcleo más importante de la clase trabajadora, (en un sentido
sociológico), la pérdida cuantitativa ( peso relativo de trabajadores formales, convencionados ) y
cualitativa – legitimidad de las organizaciones - desde entonces a la fecha es notoria. En
Argentina, desde la última dictadura cívico-militar, la precarización, el “no registro” ha sido
incesante a lo cual hay que agregar que a grandes rasgos la grandes luchas de trabajadores
públicos y privados fueron derrotadas en los 90 y las organizaciones de desocupados, alejadas de
los formatos tradicionales sindicales, se constituyeron en importantes (si no los más) agentes del
conflicto que desembocó en la insurrección del 2001. Durante los años kirchneristas, hemos
asistido a una discutida “revitalización sindical” (Collado y Roitman, 2015), con avances,
estancamientos y retrocesos del “poder sobre” sindical, que durante el macrismo fue
decididamente perdidoso en materia salarial y contractual. Aunque la oposición, emergente de las
bases, a la Reforma Previsional de diciembre de 2017 hizo albergar esperanzas en un nuevo envión
del conflicto desde la forma sindical, éste pareció suspenderse en razón de la expectativa de
cambio de gobierno en una estructura vertical pero casi vacía, que en líneas generales y desde
mediados del siglo XX, confía en acrecentar su poder sobre, ocupando posiciones en el aparato
estatal.

Junto con la discusión acerca del significado de revitalización sindical , se renueva la pregunta por
la dupla burocracia/ democracia . Se cuestiona, con buenas razones, que esa lógica binaria sea
una lente adecuada para comprender el alcance de la construcción colectiva de demandas,
organización y movilización, ya que simplifica el escenario y no deja enlazar las múltiples
determinaciones en juego en la conformación del interés colectivo (Ghigliani y Belkin, 2010, p.
106). Por nuestra parte, creemos que si bien la lectura de la oposición en términos excluyentes
debe ser complejizada, es un indicador de límites, nunca puros, entre los que se teje al interior de
cada configuración sindical la modalidad de construir el interés colectivo. Es, pues, una guía
productiva para su discernimiento. Hemos visto en los últimos años en Córdoba una larga lista de
luchas desde el lugar de trabajo, desafiando las conducciones seccionales o nacionales: por
ejemplo Iveco en 2008, Volkswagen 2013, Weatherford en 2014, choferes urbanos en 2017,
molineros de Minetti en 2018 y 19. Las demandas fueron siempre acotadas al plano de lo que la
norma fija para el accionar sindical: pagos adeudados, condiciones de trabajo, cumplimientos de
convenios. Pero en todos estos casos, las respectivas conducciones operaron en línea con las
patronales, el Ministerio de Trabajo y otros niveles del estado para desbaratar tales irreverencias,
cerrando el conflicto con despidos a gran escala. Son luchas históricas, valiosas, que conforman el
sedimento de la experiencia colectiva, aprendizajes en la búsqueda de estrategias mejores, pero
claramente son derrotas.

De todos modos, en el amplio espectro de organizaciones, hay que contar con matices muy
diversos en las modalidades de relaciones internas en los sindicatos, incluyendo los grados de
libertad de los delegados y las comisiones internas, la “porosidad” de estas estructuras, o el
impulso al avance desde las conducciones como el caso de Aceiteros .

Más en general, el interés colectivo, debe referenciarse en la subjetivación de los trabajadores


que se conforma en un torrente social amplio. Como se ha observado desde numerosos estudios
la razón neoliberal atraviesa los modos de actuar y estrategias colectivas de manera amplia y
duradera (e.g. Gago, 2017).

1.2 Humillados y ofendidos

En este marco de debilidad interior y exterior de la forma sindical y de la “disposición a actuar


como clase” que señalaba Edward Thompson, lo que vemos en 2020, desde la puesta en el centro
de la necesidad de renegociar la deuda con los sacrificios pertinentes primero y la irrupción de la
pandemia /cuarentena después, es una enorme pérdida para los trabajadores en todos los
frentes: empleo, salarios, precarización, condiciones de trabajo. Aunque se requiere más info y
data para precisar una trama´y diferencias más finas, las pérdidas son transversales a todos los
sectores del trabajo: públicos y privados “protegidos” por las estructuras sindicales con los que no
lo son, incluyendo el vasto abanico de “cuentapropistas” o “economía popular”.

Aunque ya parece historia antigua, en la semana previa del 20 de marzo, fecha en la que entró en
vigencia la cuarentena, se remarcan dos hechos simbólicos: “por arriba”, la aprobación a la baja
del salario por parte de las centrales de docentes universitarios y “por abajo” el abandono de la
toma del Molino Minetti, por la presión, la represión y la soledad El derrotero posterior y
obsérvese de que hablamos de itinerario pero también de derrotas, fue consistente con estos
hechos.

Solo para mencionar dos: a) a nivel nacional: el acuerdo CGT-UIA de reducción salarial a cambio
de la conservación del trabajo no paró la ola de despidos b) en la provincia de Córdoba nos
enteramos azorados de la aprobación el 19 de mayo en sesión express una Reforma Previsional
que completa la fase de “armonización” (esto es nivelar para abajo las jubilaciones), iniciada en
2015.

Sobre el punto b) una pequeña digresión. Los distintos sindicatos de empleados públicos de la
Provincia y Municipios, habían logrado hasta ahora impedir el “asalto final”. Luego de un
debilitamiento vía judicial de conducciones de algunos gremios de dinámicas internas algo más
porosas (Municipales de Córdoba, Luz y Fuerza), el confinamiento actuó como valla definitiva a
toda movilización. Según analiza Jorge Gentile, especialista en el tema, del 82% móvil calculado
sobre el haber bruto, con la reforma del 2015 se pasó al 73% y con la nueva al 67%, es decir, de un
plumazo se pierde el 6% porcentual y 15% en los últimos 5 años. Hay que destacar también que los
“salarios brutos” vienen en un considerable declive, con respecto al índice de precios.

A sabiendas de lo tosco que resulta la relación entre números de distinto linaje, saltando
consideraciones sobre estructura y poder, es interesante señalar que el “agujero negro” del
déficit de la Caja de Jubilaciones, que según la Voz del Interior 21/05/2020 es del orden de los
30 mil millones de pesos, se cubriría cuatro veces con las fortunas de dos familias cordobeses del
ranking de Forbes: Pagani y Urquía. Según el Cohete a la Luna del 24 de mayo, ambos figuran en el
pelotón de punta de los que fugaron los 86 mil millones de dólares del Informe del Banco Central
sobre “formación de activos externos”. Si bien, como decía la seño de primer grado, no es
matemáticamente correcto comparar peras con manzanas, es sugestiva la metonimia de números
“cordobeses”.

En cuanto a los docentes, mayoritarios en nuestras entrevistas, en todos los niveles nos vimos
abruptamente sumergidos en el mundo del teletrabajo sin decir ni pío. Aunque acordamos con la
necesidad de continuar el acto educativo, lo hicimos a costa de enormes concesiones en términos
de condiciones laborales que se expresan en un malestar que no encuentra caminos para su
expresión colectiva. La naturalización de la “educación a distancia” más allá de la pandemia
aparece como un horizonte cierto, con la cancelación de la experiencia sensible en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Peor aún, como señala Giorgio Agamben se está poniendo en riesgo “el
fin del estudiantado como forma de vida” (2020).

La pandemia demostró lo escurridizo y mutable de la posición estratégica de los sectores en


orden a sostener la producción y reproducción de la vida en el marco del sistema de relaciones de
explotación. Mientras se puso en evidencia la esencialidad del trabajo humano en orden a
garantizar la subsistencia – e.g. alimentos, salud, energía -, se mostró un desplazamiento
normativo a esenciales de sectores que trabajan para sostener la agroindustria exportadora o la
megaminería, sin que casi nadie dijera “Esta boca es mía”.
Desde la perspectiva de los trabajadores hubo movilizaciones, algunas impensadas. Por ejemplo,
los choferes del transporte urbano, desconcertantes, iniciaron un paro mucho más extenso que el
de junio de 2017 por salarios sin cobrar. El paro vino como anillo al dedo para reducir a la nada los
costos operativos empresariales del transporte y reclamar aumentos en los subsidios, también
mostró repetida “como farsa” a los choferes movilizados por calles desiertas y nos dejó la
pregunta abierta por la construcción del “interés colectivo”. También los trabajadores de
aplicaciones asombraron con sus marchas y su logística.

Lo cierto es que a 41 años del Cordobazo, es patente la ausencia de organización alguna que talle
de modo significativa en la “disposición a actuar como clase”.

Mientras tanto, no es redundante insistir, que las transformaciones productivas que son caldo de
cultivo del virus y peor aún, el cambio climático (e.g. agroindustria, megaminería), están muy lejos
de ocupar el centro, o siquiera un lugar marginal, en la agenda pública.

2. Entrevistas

En el conjunto de entrevistas realizadas, las respuestas denotan los matices de la percepción en


torno a la acción sindical en tiempos de cuarentena. Ningún entrevistado pertenece a las
conducciones gremiales y hay un par de delegados.

Navegamos desde los que remarcan la distancia (la gran mayoría de los que están agremiados)
hasta los que aún confían en la estructura sindical (muy pocos). Entre medio, un puñado, los que
ven en el lugar de trabajo y los delegados el espacio de resolución de conflictos. Finaliza este
paneo con un par de voces en donde el sindicato no hay vía de acceso al sindicato.

2.1 Voces críticas

De los entrevistados agremiados (68) son cincuenta y tres los que se pronuncian contra el accionar
gremial, aunque por diversas razones que provisoriamente clasificaremos en “Complicidad con la
patronal o el estado”, “falta de compromiso”, “falta de democracia” y “críticas de fondo”. Aquí las
muestras

a) Por complicidad con la patronal o el estado

Trabajador de un frigorífico, tarea declarada “esencial”

¿Si me sentí protegido por el gremio?. No, olvidate, ni por el gremio ni por la empresa. Porque en
este caso uno tiene que ir y laburar, el certificado te lo tenes que hacer vos. Vos llegas al laburo, no
tenes alcohol en gel, por asi decirlo, no tenes barbijos. Es totalmente, es algo normal. Una vez que
vos llegas ahí lo único que les interesa es la producción y se olvidan de la persona. Y después, el
gremio olvidate, el gremio lo maneja la empresa y ni se acuerda de los trabajadores.
Trabajador de la fábrica de un insumo médico que se encuentra trabajando a full, con deterioro de
sus condiciones de trabajo

“  Los del sindicato, rotundamente no. En nuestro caso, es el sindicato de vitivinícolas y aquí es una
sucursal de recursos humanos, más o menos. El hombre que maneja el sindicato es un exjefe de la
fábrica y es eso más un abogado más un grupo de gente que su trabajo es ese,  que nunca nos
defendieron ni encararon una lucha salarial, son más bien voceros de la patronal en el caso
nuestro”.

Trabajadora de la Municipalidad de Córdoba

“Respecto a la protección o no del sindicato. Deja mucho que desear, pero en general. Así que no
me sorprende que ahora este ausente. Todo lo contrario, me sorprendería si alguna vez
estableciera puntos que realmente ayudaran a los trabajadores y no arreglar más bien en función
de mas bien acordar con el gobierno político de turno”.

b) Falta de compromiso o acompañamiento

Una trabajadora de la provincia sostiene

“.. el SEP, en el cual yo estoy afiliada y hago un, una cuota sindical más un fondo de solidaridad. Es
muy alto lo que se descuenta, y no nos ha provisto de ningún elemento de cuidado para con los
trabajadores”.

c) Falta de democracia

Una voz desde el Poder Judicial sostiene

[…] Con el gremio del Poder Judicial de Córdoba, nunca ningún empleado se sintió acompañado
por el gremio. Porque nunca hicieron nada, mucho menos ahora porque[…] . Lejos de eso, la idea
de juntar todas las unidades judiciales en una sola fue acordada con los representantes del gremio,
cosa que todos los empleados estuvimos en desacuerdo cuando nos enteramos de la medida.
Nunca exigió ni hubo reuniones con las autoridades para que nos informen acerca del protocolo,
nos den información sobre el coronavirus o al menos se nos haga entrega de insumos mínimos e
indispensables, como lavandina o alcohol en gel. Y mucho menos en el tema de los salarios.
Cuestión que nos están adeudando casi un 60% de un retroactivo del año pasado (2019)

Una docente universitaria teletrabajando

“Hicimos llegar al gremio a través de nuestras delegadas muchos de los malestares que sentimos
las/los docentes. En medio de la crisis, ADIUC negoció un aumento de salario por debajo de los
índices de inflación y luego emitió un tibio comunicado reflejando las condiciones de trabajo en el
marco de pandemia; pero no sentó ninguna posición. Eso nos obliga a negociar las condiciones de
trabajo al interior de la facultad o del equipo de cátedra”.

d) Críticas de fondo

Una docente de escuela media, impugna toda la estructura sindical. Observa también la
canalización del malestar mediante herramientas tan virtuales como las de la enseñanza.

“Pero bueno, hoy por hoy el sindicato se esta manejando muy verticalmente tomando decisiones
muy profundas y de consecuencias a largo plazo, en este momento que no tenemos asambleas ni
nada. Por ejemplo, cerró un acuerdo salarial que las escuelas ya habíamos rechazado y aprovechó
para meter reformas estatutarias en todos los niveles y bueno, en momentos en los que no hay
discusión. Están aprovechando para avanzar, profundizar en ciertas cosas que la docencia no
estaría dispuesta a aceptar. Y en las escuelas, propiamente los delegados, la mayoría acatan esa
directiva de la dirección sindical, que es , digamos…´ tener paciencia y tener la mejor voluntad para
que todo salga bien, en un sentido de que se sigan dando las clases ´. Y no organizar nada, no
quejarse mucho, no ´poner palos en la rueda´ como dicen ellos. No hay una tradición en los
delegados de escuela, por lo menos en este último tiempo, de organizar y de poner algún tipo de
lucha frente a los avances en nuestras pérdidas de derechos. Así que en realidad los delegados no
están teniendo un rol muy central ni siquiera de voceros de lo que está pasando. Los que están
diciendo los problemas que estamos teniendo en las escuelas son las organizaciones de la
oposición o nada mas, y algunos docentes por separado por facebook o por donde pueden

En el mismo sentido, otra docente de una escuela media, reconoce la ambigüedad que le produce
el sindicalismo: Por una parte no tiene a la vista otras opciones de agruparse frente a la ofensiva
del capital, por otra le genera una gran desconfianza .

“…. Respecto al gremio, me siento molesta con la medida que ha tomado [se refiere a la
aceptación de una paritaria a la baja], claramente me siento molesta. Al mismo tiempo, siento que
no sé si es el momento oportuno, tengo mis serias dudas si deberíamos operar en relación con los
sindicatos hoy. Porque también es cierto que es el único agrupamiento que efectivamente tenemos
y que bueno también comienza a ser una estrategia también frente a algunos grupos económicos
a nivel nacional. De modo tal que, siento como una posición muy desencontrada respecto a mi
posición de trabajadora y las conducciones sindicales”.

2.2 Expectativas por el “lugar de trabajo”

El lugar de trabajo, aunque haya perdido en algunos casos su consistencia física, se reconoce,
como contención y apoyo. Transcribimos los tres testimonios en esta dirección.

Una delegada del Hospital de Santa María de Punilla señala


“Soy delegada, me siendo acompañada por mis compañeros y los otros 2 delegados”. Y agrega
sobre condiciones de trabajo “Sin computadora en el servicio social y sin Internet ahí ni en la sala.
Una sola línea de teléfono fijo en TODO el hospital. Celulares en las salas para recibir llamadas y
sin Internet ni wasap, sin chofer de noche, 1 sólo enfermero por sala por noche. Se trabaja a veces
con los celulares particulares porque sino se traban los trámites”.

Un docente de escuela privada recupera para los delegados el papel de acompañar en la


cotidaneidad

“Me siento totalmente acompañada por mis delegados del gremio. Tenemos un grupo de
Whatsapp que se llama ‘’gremiales’’ que nos informan constantemente. Y cualquier duda que
tenemos, ellos la salvan inmediatamente”.

Al igual que un trabajador de la alimentación del interior, también desplegando su labor en el
terreno físico, de la Provincia, que señala

“Los delegados están. Son chicos jóvenes, que hace poco que están laburando, pero están y se
preocupan”.

 2.3 Todavía confianza

Apenas cuatro reivindican la acción gremial en plenitud, pero con respuestas muy escuetas

La más expresiva es la de una docente universitaria que señala 

“sí me siento muy acompañada por el sindicato ADIUC y mis condiciones domésticas son
favorables, en cuanto espacios y dispositivos y mis hijos son mayores. Soy una privilegiada, aún así
siento la inquietud por la tarea específica: dar clases a estudiantes que no tienen conexión/ compu
y en cursos masivos”.

Otro testimonio, esta vez de trabajadora de Call Center, valora como positivo el acuerdo de
reducción salarial firmado por el gremio para los que no cumplen tareas.

En ese marco lo que hizo el gremio fue firmar un acuerdo con las empresas y el Ministerio de
Trabajo para que aquellos que no estamos prestando servicios por estas condiciones que son
ajenas a nuestra voluntad, nos suspendan con el pago solamente del 65% del sueldo. Esa es la
situación que por lo menos estamos viviendo en nuestro call-center. En VN y estamos recopilando,
tratando de organizarnos y recopilar casos de otros call-centers que van a estar en la misma
situación gracias al acuerdo este que firmo nuestro gremio ATACC.

Las otras son muy escuetas


“Me siento protegida por el gremio”, palabras que se repiten textualmente en otro testimonio de
una trabajadora de la Provincia.

2.4. Ausencia

Una trabajadora Municipal Monotributista del interior de Córdoba y ya estamos en los “grises”
entre el trabajo formal y el trabajo totalmente informal, sostiene

“Y…. desconozco si tenemos gremio o sindicato, o delegados o sindicato, porque los días que
trabajo que he tenido desde el mes de diciembre hasta la fecha, ningún representante se acercó al
lugar de trabajo ni tengo conocimiento respecto de eso”.

Por último una opinión desde el trabajo no registrado de una trabajadora de Call Centers

“No trabajamos con ningún sindicato, con ningún delegado porque no es un trabajo formal, es
informal. La mayoría están todos en negro, solo algunos están en blanco. Así que no me siento
acompañada pero es por eso, por la informalidad del empleo”. 

Conclusiones

No es redundante recordar que el trabajo empírico de recopilación de entrevistas, como se insiste


en la introducción del dossier, no tiene intención de ser “representativo” ni “extrapolable” por el
tipo de muestreo, pero sí es sugerente en cuanto a la diversidad de aristas de la puesta en
cuestión del sindicalismo como herramienta principal de lidiar con el avance sobre las condiciones
de vida de las y los trabajadores que se desprende de la lectura del conjunto de testimonios. Las
razones son diversas y apuntan al núcleo de debates teóricos sobre la “cuestión sindical”: los
límites de la forma sindicato y su principal campo de acción: la negociación colectiva así como las
relaciones internas que raramente promueven discusiones con las bases. Curiosamente (o no), hay
escasas o nulas referencias al movimiento obrero como un todo, capaz de articular estrategias
para detener ese declive. Si bien no hubo preguntas específicas sobre la cuestión, tampoco las
hubo con respecto a otro tópicos, que aparecieron de todos modos en buena parte de los
testimonios – i.e. “democratización sindical.

Bibliografía citada

Agamben, G. (2020) Requiem per gli studenti en


https://www.iisf.it/index.php/attivita/pubblicazioni-e-archivi/diario-della-crisi/giorgio-
agamben-requiem-per-gli-studenti.html
Collado, P. y Roitman, S. (2015) “Más allá de la revitalización sindical: la subjetivación política de
los trabajadores” en Recomposición del capital y respuestas sindicales ¿Hacia nuevas relaciones
laborales? (p.145-178) Buenos Aires: UNGS

Foucalt, M. (1981). Esto no es una pipa: ensayos sobre Magritte. Buenos Aires: Anagrama

Gago V. (2015) La razón neoliberal: economías barrocas y pragmática popular Buenos aires:
Traficantes de sueños

Ghigliani, P., & Belkin, A. (2010). Burocracia sindical:aportes para una discusión en ciernes. Nuevo
topo , 105-115.

Hyman, R. (1981). Relaciones industriales: una introducción marxista. Madrid: H.Blume.

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