Está en la página 1de 25

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


INSTITUTO UNIVERSITARIO DE TECNOLOGÍA
JUAN PABLO PÉREZ ALFONZO
IUTEPAL
EXTENSIÓN MARACAY

Sistema Nervioso y
Órganos de los
Sentidos.
SISTEMA NERVIOSO Y ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS
El sistema nervioso (SN) constituye el sistema de control más importante del
organismo y, junto con el sistema endocrino, desempeña la mayoría de las funciones
de regulación. En general, el SN controla las actividades rápidas del cuerpo, como las
contracciones musculares, los fenómenos viscerales que evolucionan rápidamente, e
incluso las secreciones de algunas glándulas endocrinas. En cambio, el sistema
endocrino, regula principalmente las funciones metabólicas del organismo.

Es por ello que, el Sistema Nervioso es, junto con el Sistema Endocrino, el
coordinador de todas las actividades conscientes e inconscientes del organismo.

Este sistema consta de un sistema central, que incluye al encéfalo y médula espinal y
de un sistema periférico que incluye los nervios, el sistema vegetativo o autónomo,
los receptores y los efectores.

El sistema nervioso realiza las más complejas funciones, ya que atiende y satisface
las necesidades vitales y da respuesta a los estímulos.

Ejecuta tres acciones esenciales, que son:

1. La detección de estímulos

2. La transmisión de informaciones

3. La coordinación general (análisis, síntesis, toma de decisiones).

El Sistema Nervioso permite la relación entre nuestro cuerpo y el exterior, además


regula y dirige el funcionamiento de todos los órganos del cuerpo. Es así mismo el
responsable de las emociones, las sensaciones, el pensamiento y los sentimientos.

IMPULSO NERVIOSO Y SINAPSIS

Las dendritas constituyen la parte de la neurona que se especializa en recibir


excitación, que puede ser de estímulos en el ambiente o de otra célula. El axón es la
parte que se especializa en distribuir o conducir la excitación desde la zona
dendrítica.

Las fibras nerviosas o axones, puede ser de dos tipos:

- MIELÍNICAS, llamadas así por estar recubiertas con la membrana de unas


células llamadas células de Schwann. Esta membrana se enrolla varias veces
alrededor de la fibra nerviosa, que es muy rica en un fosfolípido llamado
MIELINA. De este modo, varias células de Schwann llegan a cubrir toda la
fibra constituyendo una especie de cubierta llamada VAINA DE MIELINA.
Como la vaina está formada por varias células, en los puntos de contacto
entre células contiguas esa cubierta queda interrumpida, recibiendo esos
lugares el nombre de NODOS DE RANVIER.

- AMIELÍNICAS o Desnudas, son las fibras que no están recubiertas por


vaina de mielina.

LA SINAPSIS

Es una unión intercelular especializada entre neuronas que se produce por la


transmisión del llamado “impulso nervioso”. El desplazamiento de cargas eléctricas
por la membrana neuronal constituye el IMPULSO NERVIOSO. Este impulso es la
base de todas las funciones nerviosas, incluidas las superiores.

Cuando el impulso nervioso llega al final del axón de una neurona tiene que "saltar"
hasta las dendritas de la siguiente neurona porque las neuronas no están pegadas unas
a otras, sino que hay un pequeño espacio entre una y otra, llamado ESPACIO O
HENDIDURA SINÁPTICA. El "salto" del impulso nervioso se hace por medio de
unas moléculas químicas llamadas NEUROTRANSMISORES que salen de la
primera neurona, cuando llega el impulso nervioso, y llegan a la siguiente neurona
provocando un nuevo impulso eléctrico.

Un neurotransmisor es una biomolécula, sintetizada generalmente por las neuronas,


que se vierte, hacia la hendidura sináptica y produce un cambio en las cargas
eléctricas (potencial de acción) de la neurona postsináptica. Los neurotransmisores
son, por tanto, las principales sustancias de las sinapsis.
Principales Neurotransmisores

- Acetilcolina. Dopamina, Noradrenalina, Serotonina, Ácido aminobutírico γ


(GABA)

Existen algunas sustancias químicas que pueden sustituir a las verdaderas neuronas,
produciendo falsos impulsos nerviosos, tal como hacen algunas drogas alucinógenas,
como el LSD o el peyote; otras drogas lo que hacen es retardar el Sistema Nervioso,
bloquearlo, ejemplo de ello son los opiáceos como la heroína, y otras sustancias que
excitan el Sistema Nervioso y lo activan, como sucede con la cocaína o las drogas
sintéticas, o con sustancias de uso más habitual, como el café.

Actos y Arcos reflejos

Son respuestas involuntarias que se producen ante estímulos determinados.


Constituyen el mecanismo básico de funcionamiento del sistema nervioso. El
conjunto de estructuras que intervienen en un reflejo y su disposición, es lo que se
conoce como arco reflejo.

Un arco reflejo consta de:

- Un receptor

- Una neurona aferente (sensitiva), que conduce el impulso al SNC

- Una interneurona (puede no intervenir ninguna o hacerlo más de una), que se sitúa
en el SNC y es responsable de la selección de estímulos y de que los impulsos puedan
alcanzar otros centros nerviosos;

- Una neurona eferente, que lleva el impulso desde el SNC hacia el efector; y
- Un efector, que ejecuta la orden determinada por el SNC.

El lugar del SNC donde se ubican las conexiones o sinapsis se conoce como centro
reflejo. El centro reflejo puede ser la médula espinal (reflejos espinales, como el
reflejo rotuliano ilustrado) o un centro nervioso encefálico.

SISTEMA NERVIOSO VOLUNTARIO

Sistema Nervioso Somático

El Sistema Nervioso Periférico Somático o Visceral (SNP Somático) consta de 12


pares de Nervios Craneales y 31 pares de nervios espinales. Cada nervio espinal tiene
una raíz dorsal que contiene fibras sensoriales hasta la médula espinal, (antes de
llegar a este tiene un ensanchamiento llamado ganglio espinal) y otra raíz ventral. Los
nervios son cordones delgados de sustancia nerviosa que se ramifican por todos los
órganos del cuerpo. Los pares de nervios craneales se distribuyen por las regiones de
la cabeza y el cuello, con una notable excepción: el par X o nervio vago, que además
de inervar órganos situados en el cuello, alcanza otros del tórax y el abdomen. La
visión, la audición, el sentido del equilibrio y el gusto están mediados por los pares de
nervios craneales II, VIII y VII respectivamente. De los nervios craneales también
dependen las funciones motoras de la cabeza, los ojos, la cara, la lengua, la laringe y
los músculos que funcionan en la masticación y la deglución.

Según su origen y función

I Par (Nervio Olfatorio): Nace en los bulbos olfatorios de la parte anteroinferior del
cerebro y se dirige a las fosas nasales después de atravesar el hueso etmoides.
II Par (Nervio Óptico): Tiene su origen en la sustancia gris de los tubérculos
cuadrigéminos en la base del cerebro. Se dirige oblicuamente hacia adelante hasta
cruzarse con el del otro lado a nivel del quiasma óptico (llegando las fibras nacidas en
el lado derecho al ojo izquierdo y viceversa).

III Par (Motor Ocular Común): Se originan por encima de la protuberancia y va


hacia el interior de las órbitas oculares para inervar el músculo oblicuo menor del ojo
y el iris.

IV Par (Nervio Patético): Nace en la cara superior del istmo del encéfalo y va a los
músculos oblicuos mayores del ojo.

V Par (Nervio Motor Ocular Externo): Nace en el surco bulbo-protuberancial e


inerva el músculo recto externo del ojo.

VI Par (Nervio Trigémino): Se origina en la pared lateral externa de la


protuberancia, en el límite con el bulbo, y proporciona sensibilidad a toda la cara e
inerva la musculatura de la masticación.

VII Par (Nervio Facial): Nace por debajo de la protuberancia e inerva los músculos
de la cara y el cuello, permitiendo la acción mímica de la cara; recoge la sensibilidad
de la parte anterior de la lengua.

VIII Par (Nervio Acústico): Nace del surco lateral del bulbo, en el fondo del cuarto
ventrículo, y permite transmitir al cerebro las señales percibidas por el oído medio
(sonidos) y por el oído interno (para mantener el equilibrio).

IX Par (Nervio Glosofaríngeo): Nace en la parte lateral del bulbo, inerva la lengua y
la faringe para permitir la deglución y recibe estímulos sensoriales de la boca, lengua
(gusto) y faringe.

X Par (Nervio vago o Neumogástrico): Nace en los surcos lateral y posterior del
bulbo raquídeo y se ramifica por las vísceras del tórax y el abdomen, regulando las
funciones digestivas, circulatorias (por medio de fibras parasimpáticas o vagales) y
respiratorias.

XI Par (Nervio Espinal): Nace de la mitad inferior del bulbo y de la porción cervical
de la médula; la rama bulbar va a la faringe y laringe, y la rama medular al músculo
esternocleidomastoideo. Ambas tienen función motora.
XII Par (Nervio Hipogloso): Va a la lengua y al hueso hioides; (facilitando los
movimientos de la fonación, deglución y masticación). Todos estos nervios tienen
funciones sensitivas, motoras o mixtas y nacen en núcleo nervioso situado a nivel del
tronco cerebral.

El SNP Somático incluye receptores que reaccionan frente a cambios en el medio


ambiente externo, manteniendo el bienestar corporal.

· Está formado por las fibras nerviosas que inervan la musculatura esquelética, es
decir, los músculos que pueden moverse voluntariamente.

· El Sistema Somático no puede nunca inhibir a su efector, sólo puede estimularlo,


para provocar su contracción, o no estimularlo, para que siga relajado.

Cabe destacar que, Los nervios craneales se extienden desde la cabeza y el cuello
hasta el cerebro pasando a través de las aberturas del cráneo; los nervios espinales o
raquídeos están asociados con la médula espinal y atraviesan las aberturas de la
columna vertebral.

Ambos tipos de nervios se componen de un gran número de axones que transportan


los impulsos hacia el sistema nervioso central (vías aferentes) y llevan los mensajes
hacia el exterior (vías eferentes). En función de la parte del cuerpo que alcanzan, a los
impulsos nerviosos aferentes se les denomina sensitivos y a los eferentes somáticos o
motores viscerales. La mayoría de los nervios son mixtos, es decir, están constituidos
por elementos motores y sensitivos.

Los nervios espinales salen desde las vértebras y se distribuyen por las regiones del
tronco y las extremidades. Están interconectados, formando dos plexos: el braquial,
que se dirige a las extremidades superiores, y el lumbar que alcanza las inferiores.

Los nervios espinales se dividen en:

1. Nervios Cervicales: Existen 8 pares denominados C1 a C8

2. Nervios Torácicos: Existen 12 pares denominados T1 a T2

3. Nervios Lumbares: Existen 5 pares llamados L1 a L5

4. Nervios Sacros: Existen 5 pares, denominados S1 a S5

5. Nervios Coccígeos: Existe un par


Los últimos pares de nervios espinales forman la llamada cola de caballo al descender
por el último tramo de la columna vertebral.

SISTEMA NERVIOSO INVOLUNTARIO

Sistema Nervioso Autónomo o Vegetativo

Es sobre todo un sistema eferente e involuntario que transmite impulsos desde el


sistema nervioso central hasta la periferia estimulando los aparatos y sistemas
periféricos.

A diferencia del sistema nervioso somático, recibe la información de las vísceras


y del medio interno, para actuar sobre sus músculos, glándulas y vasos
sanguíneos.

Está constituido por fibras nerviosas que controlan los órganos que realizan acciones
involuntarias. Estas acciones incluyen: el control de la frecuencia cardíaca y la fuerza
de contracción, la contracción y dilatación de vasos sanguíneos, la contracción y
relajación del músculo liso en varios órganos, acomodación visual, tamaño pupilar y
secreción de glándulas exocrinas y endocrinas, regulando funciones tan importantes
como la digestión, circulación sanguínea, respiración y metabolismo

También el sistema nervioso autónomo funciona a través de reflejos viscerales, es


decir, las señales sensoriales que entran en los ganglios autónomos, la médula espinal,
el tallo cerebral o el hipotálamo pueden originar respuestas reflejas adecuadas que
son devueltas a los órganos para controlar su actividad. Reflejos simples terminan en
los órganos correspondientes, mientras que reflejos más complejos son controlados
por centros autonómicos superiores en el sistema nervioso central, principalmente el
hipotálamo.

En los arcos reflejos en los que participa el sistema autónomo, el individuo no es


consciente de que la acción refleja ha tenido lugar

Partes del Sistema Nervioso vegetativo:

- El sistema nervioso autónomo puede estimular o inhibir la actividad de sus


efectores.

- Cada órgano interno del cuerpo recibe inervación de las ramas simpática y
parasimpática del sistema autónomo, las cuales ejercen normalmente acciones
antagónicas, consiguiendo así una precisa regulación de su actividad.

SIMPÁTICO: Usa noradrenalina como neurotransmisor. Prepara al cuerpo para la


acción. Está implicado en actividades que requieren gasto de energía. Promueve
respuestas de “lucha o huida”. Es el que prepara al cuerpo para reaccionar ante una
situación de estrés.

PARASIMPÁTICO: Usa la acetilcolina Está relacionado en general con el reposo y


la digestión. Está encargado de almacenar y conservar la energía y es el que
mantiene al cuerpo en situaciones normales y luego de haber pasado una situación de
estrés. Es antagónico al simpático. Promueve funciones reparadoras.
Ambos sistemas trabajan coordinadamente para cumplir con las funciones del cuerpo
humano.

Sistema Nervioso Autónomo


Localización Estimulación Simpática Estimulación Parasimpática
Aumento de la tasa cardíaca
Sistema Disminución de la tasa cardíaca y la
y la fuerza de contracción
Cardiovascular fuerza de contracción
cardíaca
En general poco efecto sobre los
Sistema vasos, pero favorecen la
Vasoconstricción periférica
circulatorio vasodilatación en los vasos
coronarios y cava
Vasoconstricción
Aparato abdominal, favoreciendo un Aumentan la secreción y motilidad
digestivo déficit en la secreción y intestinal
motilidad intestinal
Inhiben la secreción hacia
Glándulas Promueven la secreción a excepción
conductos o cavidades,
exocrinas de las glándulas sudoríparas.
excepto en las sudoríparas.
Dilatación de la pupila
Sistema ocular Contracción de la pupila (miosis).
(miasis).
Cese en la secreción de
Aumento en la secreción de orina y
Sistema renal orina, y relajación de
contracción de esfínteres.
esfínteres.
Por otra parte; el aparato sensorial consta de los cinco órganos de los sentidos:
vista, gusto, olfato, oído y tacto.

SENTIDO DE LA VISTA

El ojo es el órgano de la visión en los seres humanos y en los animales. Los ojos de
las diferentes especies varían desde las estructuras más simples, capaces de
diferenciar sólo entre la luz y la oscuridad, hasta los órganos complejos que presentan
los seres humanos y otros mamíferos, que pueden distinguir variaciones muy
pequeñas de forma, color, luminosidad y distancia. En realidad, el órgano que efectúa
el proceso de la visión es el cerebro; la función del ojo es traducir las vibraciones
electromagnéticas de la luz en un determinado tipo de impulsos nerviosos que se
transmiten al cerebro.

El ojo humano

EL ojo en su conjunto, llamado globo ocular: Es una estructura esférica de


aproximadamente 2,5 cm de diámetro con un marcado abombamiento sobre su
superficie delantera. La parte exterior, o la cubierta, se compone de tres capas de
tejido: la capa más externa o esclerótica tiene una función protectora y se prolonga en
la parte anterior con la córnea transparente; la capa media o úvea tiene a su vez tres
partes diferenciadas: la coroides - muy vascularizada continúa con el cuerpo ciliar,
formado por los procesos ciliares, y a continuación el iris, que se extiende por la parte
frontal del ojo. La capa más interna es la retina, sensible a la luz.
La córnea: Es una membrana resistente, compuesta por cinco capas, a través de la
cual la luz penetra en el interior del ojo. Por detrás, hay una cámara llena de un fluido
claro y húmedo (el humor acuoso) que separa la córnea de la lente del cristalino. En sí
misma, la lente es una esfera aplanada constituida por un gran número de fibras
transparentes dispuestas en capas. Está conectada con el músculo ciliar, que tiene
forma de anillo y la rodea mediante unos ligamentos. El músculo ciliar y los tejidos
circundantes forman el cuerpo ciliar y esta estructura aplana o redondea la lente,
cambiando su longitud focal.

El iris: Es una estructura pigmentada suspendida entre la córnea y el cristalino y tiene


una abertura circular en el centro, la pupila. El tamaño de la pupila depende de un
músculo que rodea sus bordes, aumentando o disminuyendo cuando se contrae o se
relaja, controlando la cantidad de luz que entra en el ojo. Por detrás de la lente, el
cuerpo principal del ojo está lleno de una sustancia transparente y gelatinosa (el
humor vítreo) encerrado en un saco delgado que recibe el nombre de membrana
hialoidea. La presión del humor vítreo mantiene distendido el globo ocular.

La retina: Es una capa compleja compuesta sobre todo por células nerviosas. Las
células receptoras sensibles a la luz se encuentran en su superficie exterior detrás de
una capa de tejido pigmentado. Estas células tienen la forma de conos y bastones y
están ordenadas como los fósforos de una caja. Situada detrás de la pupila, la retina
tiene una pequeña mancha de color amarillo, llamada mácula lútea; en su centro se
encuentra la fóvea central, la zona del ojo con mayor agudeza visual. La capa
sensorial de la fóvea se compone sólo de células con forma de conos, mientras que en
torno a ella también se encuentran células con forma de bastones. Según nos alejamos
del área sensible, las células con forma de cono se vuelven más escasas y en los
bordes exteriores de la retina sólo existen las células con forma de bastones.

El nervio óptico entra en el globo ocular por debajo y algo inclinado hacia el lado
interno de la fóvea central, originando en la retina una pequeña mancha redondeada
llamada disco óptico. Esta estructura forma el punto ciego del ojo, ya que carece de
células sensibles a la luz. En general, los ojos de los animales funcionan como unas
cámaras fotográficas sencillas. La lente del cristalino forma en la retina una imagen
invertida de los objetos que enfoca y la retina se corresponde con la película sensible
a la luz.

Como ya se ha dicho, el enfoque del ojo se lleva a cabo debido a que la lente del
cristalino se aplana o redondea; este proceso se llama acomodación. En un ojo normal
no es necesaria la acomodación para ver los objetos distantes, pues se enfocan en la
retina cuando la lente está aplanada gracias al ligamento suspensorio. Para ver los
objetos más cercanos, el músculo ciliar se contrae y por relajación del ligamento
suspensorio, la lente se redondea de forma progresiva. Un niño puede ver con
claridad a una distancia tan corta como 6,3 cm. Al aumentar la edad del individuo, las
lentes se van endureciendo poco a poco y la visión cercana disminuye hasta unos
límites de unos 15 cm a los 30 años y 40 cm a los 50 años. En los últimos años de
vida, la mayoría de los seres humanos pierden la capacidad de acomodar sus ojos a
las distancias cortas. Esta condición, llamada presbiopía, se puede corregir utilizando
unas lentes convexas especiales.

Las diferencias de tamaño relativo de las estructuras del ojo originan los
defectos de la hipermetropía o presbicia y la miopía o cortedad de vista.

Debido a la estructura nerviosa de la retina, los ojos ven con una claridad mayor sólo
en la región de la fóvea. Las células con forma de conos están conectadas de forma
individual con otras fibras nerviosas, de modo que los estímulos que llegan a cada
una de ellas se reproducen y permiten distinguir los pequeños detalles. Por otro lado,
las células con forma de bastones se conectan en grupo y responden a los estímulos
que alcanzan un área general (es decir, los estímulos luminosos), pero no tienen
capacidad para separar los pequeños detalles de la imagen visual. La diferente
localización y estructura de estas células conducen a la división del campo visual del
ojo en una pequeña región central de gran agudeza y en las zonas que la rodean, de
menor agudeza y con una gran sensibilidad a la luz. Así, durante la noche, los objetos
confusos se pueden ver por la parte periférica de la retina cuando son invisibles para
la fóvea central.

El mecanismo de la visión nocturna implica la sensibilización de las células en forma


de bastones gracias a un pigmento, la púrpura visual o rodopsina, sintetizado en su
interior. Para la producción de este pigmento es necesaria la vitamina A y su
deficiencia conduce a la ceguera nocturna. La rodopsina se blanquea por la acción de
la luz y los bastones deben reconstituirla en la oscuridad, de ahí que una persona que
entra en una habitación oscura procedente del exterior con luz del sol, no puede ver
hasta que el pigmento no empieza a formarse; cuando los ojos son sensibles a unos
niveles bajos de iluminación, quiere decir que se han adaptado a la oscuridad.

En la capa externa de la retina está presente un pigmento marrón o pardusco que sirve
para proteger las células con forma de conos de la sobre exposición a la luz. Cuando
la luz intensa alcanza la retina, los gránulos de este pigmento emigran a los espacios
que circundan a estas células, revistiéndolas y ocultándolas. De este modo, los ojos se
adaptan a la luz.

Nadie es consciente de las diferentes zonas en las que se divide su campo visual. Esto
es debido a que los ojos están en constante movimiento y la retina se excita en una u
otra parte, según la atención se desvía de un objeto a otro. Los movimientos del globo
ocular hacia la derecha, izquierda, arriba, abajo y a los lados se llevan a cabo por los
seis músculos oculares y son muy precisos. Se ha estimado que los ojos pueden
moverse para enfocar en, al menos, cien mil puntos distintos del campo visual. Los
músculos de los dos ojos funcionan de forma simultánea, por lo que también
desempeñan la importante función de converger su enfoque en un punto para que las
imágenes de ambos coincidan; cuando esta convergencia no existe o es defectuosa se
produce la doble visión. El movimiento ocular y la fusión de las imágenes también
contribuyen en la estimación visual del tamaño y la distancia.

Estructuras Protectoras

Diversas estructuras, que no forman parte del globo ocular, contribuyen en su


protección. Las más importantes son los párpados superior e inferior. Estos son
pliegues de piel y tejido glandular que pueden cerrarse gracias a unos músculos y
forman sobre el ojo una cubierta protectora contra un exceso de luz o una lesión
mecánica. Las pestañas, pelos cortos que crecen en los bordes de los párpados, actúan
como una pantalla para mantener las partículas y los insectos fuera de los ojos cuando
están abiertos. Detrás de los párpados y adosada al globo ocular se encuentra la
conjuntiva, una membrana protectora fina que se pliega para cubrir la zona de la
esclerótica visible. Cada ojo cuenta también con una glándula o carúncula lagrimal,
situada en su esquina exterior. Estas glándulas segregan un líquido salino que lubrica
la parte delantera del ojo cuando los párpados están cerrados y limpia su superficie de
las pequeñas partículas de polvo o cualquier otro cuerpo extraño. En general, el
parpadeo en el ojo humano es un acto reflejo que se produce más o menos cada seis
segundos; pero si el polvo alcanza su superficie y no se elimina por lavado, los
párpados se cierran con más frecuencia y se produce mayor cantidad de lágrimas. En
los bordes de los párpados se encuentran las glándulas de Meibomio que tienen un
tamaño pequeño y producen una secreción sebácea que lubrifica los párpados y las
pestañas. Las cejas, localizadas sobre los ojos, también tienen una función protectora,
absorben o desvían el sudor o la lluvia y evitan que la humedad se introduzca en
ellos. Las cuencas hundidas en el cráneo en las que se asientan los ojos se llaman
órbitas oculares; sus bordes óseos, junto al hueso frontal y a los pómulos, protegen al
globo ocular contra las lesiones traumáticas producidas por golpes o choques.

SENTIDO DEL TACTO

La piel: Es una membrana que recubre toda la superficie del cuerpo. A nivel de las
cavidades que se abren –fosas nasales, boca, etc.- se continúan con el epitelio que las
reviste. Contiene numerosos receptores con terminaciones nerviosas adaptadas para
recibir diversos estímulos, que producen sensaciones táctiles, térmicas o dolorosas.

La piel es una túnica exterior, resistente y flexible, que presenta eminencias y surcos.

Su extensión es superior a la superficie del cuerpo que recubre, a causa de numerosos


repliegues que aumentan su recorrido. Se calcula que en un hombre de talla media
oscila alrededor de los 16.000 centímetros cúbicos.

Su espesor es variable, de 1 a 2 mm en promedio siendo más gruesa en lugares


sometidos a presiones y roces como en las palmas de las manos (2 a 3 mm) y en la
planta de los pies (4 a 5 mm), donde alcanza su mayor espesor. En la palma de la
mano la piel tiene gran cantidad de crestas que forman el diseño de las impresiones
digitales, el cual es exclusivo de cada individuo y constante durante toda la vida.

Su resistencia es considerable y su color varía según las edades:

- Blanco-rosada: Al nacer
- Blanco: Niño y Adulto
- Amarilla: En la vejez

Varía según las regiones y las razas. El color de la piel depende de tres factores:

- Del tinte amarillento de las células superficiales


- De la transparencia de estas células, que permiten entrever el rosado de los
vasos sanguíneos
- El pigmento negro o melanina, que se distribuye en forma de granulaciones
por las células más profundas.

La piel consta de dos zonas, una superficial y delgada sin vasos sanguíneos,
denominada Epidermis, y otra profunda y gruesa con numerosos vasos sanguíneos y
terminaciones nerviosas llamada Dermis.
Epidermis: Deriva del ectodermo, su espesor varía entre los 0,05 mm como mínimo
y 1.5 mm como máximo. Está formada por tejido epitelial estratificado. Se considera
que tiene una cara externa, en relación con el exterior y una cara interna, que
descansa sobre la dermis. A partir de ésta cara hacia la superficie se le describen
cinco capas o estratos celulares que son:

Estrato germinativo o basilar: limita con la dermis, está formado por una capa de
células cilíndricas, que tienen melanina (pigmento negro que le da color). La función
de este estrato es orinar constantemente células. Estas células experimentan
modificaciones y van integrando sucesivamente los otros estratos, hasta constituir el
estrato corneo, en donde caen por descamación.

Estrato espinoso o de malpighi: Está formado por varias capas de células,


irregularmente poliédricas y de contorno espinoso.

Estrato granuloso: Integrado por varias capas celulares que provienen del estrato
anterior. Sus células contienen granos de Queratohialina, sustancia que interviene en
la formación de la queratina. A nivel de esta capa mueren las células de la epidermis.

Estrato lucido o transparente: Constituido por células muertas, aplanadas que


contienen Eleidina, sustancia producida por la Queratohialina, es una capa delgada,
transparente y homogénea.

Estrato corneo: Es la capa más externa de la epidermis. Sus células (muertas), tienen
aspecto de escamas corneas, formadas por queratina. Estas escamas son eliminadas
por descamación. Lo que demuestra lo anteriormente mencionado, es que la piel se
renueva constantemente.

Dermis: Deriva del mesodermo. Su espesor oscila entre 1/3 de mm y 3 mm. Está
formado por tejido conectivo fibroelástico con abundantes vasos sanguíneos y
linfáticos que la irrigan, y los nervios que la inervan. Debajo de la dermis hay una
capa e tejido celular subcutáneo o hipodermis, que la separa de los músculos
subyacentes. En la dermis se encuentran los anexos de la piel y las papilas dérmicas.

Los anexos de la piel son:

Glándulas Sudoríparas: Son exocrinas, muy numerosas. Están distribuidas por casi
toda la superficie de la piel. Tienen el aspecto de un largo tubo. Su extremidad
profunda se pliega formando una especie de ovillo: el glomérulo. Su extremidad
superficial, después de espirilizarse, se abre en la superficie de la piel donde elimina
el sudor. Su función es la de intervenir en la regulación de la temperatura y en la
eliminación de productos de catabolismo de metabolismo celular nocivos para el
organismo.

Glándulas Sebáceas: Son glándulas exocrinas cuyo producto de secreción e una


sustancia llamada sebo, que lubrica los pelos y la superficie de la piel, otorgándoles
flexibilidad. Son glándulas arracimadas que comúnmente desembocan en un folículo
piloso.

Pelos: Son filamentos córneos, delgados, de origen epidérmico y de crecimiento


continuo que se forma en el interior de presiones epidérmicas profundas, excavadas
en la dermis y llamadas folículos pilosos. El pelo consta de dos partes: una raíz o
bulbo, formada por células vivas y en contacto con una papila dérmica vascular, y un
tallo, formado por células muertas. Los pelos reaccionan por músculos erectores, que
pueden ponerlos rígidos.

Uñas: Son formaciones laminares, córneas y traslúcidas, de origen epidérmico, y de


crecimiento continuo que se originan en depresiones de la epidermis. Cubren el
extremo libre dorsal de los dedos de la mano y de los pies, protegiéndolos. Están
formadas por una zona semicircular llamada lúnula, una parte adherida al dedo y un
extremo libre.

Las papilas dérmicas son abundantes elevaciones que se encuentran en la capa


superficial de la dermis, distribuida por todo el cuerpo. En su interior se alojan vasos
sanguíneos o corpúsculos receptores de la sensibilidad cutánea, denominándose
papilas vasculares a las primeras, y papilas nerviosas a las segundas. Las papilas
nerviosas le permiten al hombre captar los cambios que se producen en el medio
donde viven, como variaciones de temperatura, roces mecánicos, presiones, golpes,
etc.

Las papilas nerviosas son las que están en relación con el sentido del tacto, porque
en ellas se encuentran los corpúsculos receptores o las terminaciones libres.
Terminaciones Libres: Son fibras nerviosas ramificadas que se distribuyen por la
piel captando los estímulos dolorosos.

Corpúsculos Receptores: Según su forma, su ubicación y su función se reconocen


cuatro tipos de corpúsculos:

Corpúsculos de Meissner: Se localizan en las papilas dérmicas de las palmas de la


mano, pulpa de los dedos y planta de los pies. Son de forma ovoide y la fibra nerviosa
se dispone en forma espiral emitiendo ramificaciones. Los corpúsculos táctiles son
los corpúsculos táctiles por excelencia.

Corpúsculos de Pacini- Váter: Se encuentran en el tejido celular subcutáneo de todo


el organismo, principalmente en los dedos de la mano y del pie, en las mucosas, en el
peritoneo, en las vísceras y en las articulaciones. Son ovoideos, traslúcidos y están
formados por varias capas concéntricas. Estos corpúsculos captan excitaciones de
presión (peso) y se cree que son receptores de excitaciones de hambre y sed.

Corpúsculos de Ruffini: Se encuentran en la zona más profunda de la dermis y en la


hipodermis, principalmente en la palma d las manos, en la planta de los pies y en la
yema de los dedos. Pueden ser fusiformes o cilindroides, y las terminaciones
nerviosas terminan en un botón. Captan excitaciones térmicas de calor.

Corpúsculos de Krause: Se localizan en la dermis, en la conjuntiva del ojo y en la


mucosa bucal. Son redondeados, o alargados; en los primeros la fibra nerviosa se
ramifica, mientras que en los segundos no captan excitaciones térmicas de frío,

La función de la piel es la de proteger el cuerpo y servir de asiento a numerosos


receptores cutáneos o exteroreceptores, que captan los estímulos táctiles, térmicos y
dolorosos.

Sensibilidad Táctil: nos permiten tener noción sobre el tamaño, consistencia, forma,
caracteres de la superficie, etc. de un objeto. Los estímulos táctiles son reconocidos
preferentemente por las extremidades de los dedos, pero hay receptores del tacto
distribuidos por toda la piel. Los estímulos que determinan esta sensibilidad son
mecánicos y los órganos receptores que los captan son los corpúsculos de Meissner,
aunque en algunas ocasiones actúan los corpúsculos de Paccini, sobre todo cuando
dichos estímulos son muy intensos.

La sensibilidad táctil se desarrolla ejercitándola, un claro ejemplo de esto son los


ciegos que reconocen personas y objetos con solo tocarlos.

Caracteres de los Estímulos: Los estímulos táctiles para ser percibidos por los
receptores correspondientes, necesitan tener cierta intensidad. La intensidad mínima
es el "umbral", el cual varía según la región del cuerpo. Los estímulos táctiles son
producidos por sólidos, líquidos o gases.
Agudeza Táctil: hay regiones de la piel con más sensibilidad táctil que otras, es
decir, con mayor agudeza táctil. Esta es medible y para ello se utiliza el estesiómetro
o compás de Weber.

El máximo de agudeza táctil se encuentra en el extremo de la lengua (permite una


distancia de 1,1 mm); el mínimo de agudeza táctil se encuentra en el dorso del
cuerpo, donde aproximadamente alcanza los 7 cm.

Vías de conducción de la sensibilidad táctil: Se realiza por los haces de Goll y de


Burdach. Otra parte es conducida por los haces espinotalamicos.

Sensibilidad Térmica: Es la sensibilidad con respecto al frío y al calor. Varía según


los individuos y en ellos según la región del cuerpo, la edad, la estación del año, la
raza, etc. Los receptores de frío son los " corpúsculos de Krause" y los receptores de
calor son los " corpúsculos de Ruffini".

Sensibilidad Dolorosa: Se produce cuando la acción del estímulo es persistente, los


estímulos son muy variados y pueden ser mecánicos, físicos, químicos, biológicos,
etc. Los órganos receptores son terminaciones nerviosas libres.

Vías de conducción de la sensibilidad térmica y dolorosa: Es atribuida a las haces


espinotalamicas.

SENTIDO DEL OLFATO

Olfacción. Los quimioceptores olfativos se encuentran localizados en una zona


especializada de la mucosa del techo de la cavidad nasal, el epitelio olfatorio.

Este epitelio es de tipo columnar seudopluriestratificado y está formado por tres tipos
celulares: las células de sostén, que son prismáticas, anchas en su ápice y más
estrechas en la base; en su superficie presentan microvilli que se proyectan al interior
de la capa de moco que cubre el epitelio. Estas células tienen un pigmento castaño,
responsable del color marrón de la mucosa olfatoria. Las células básales son
pequeñas, redondeadas, o cónicas y forman una capa única en la región basal del
epitelio entre las células olfatorias y de sostén; son las células puente del epitelio
olfatorio. Las células olfatorias son neuronas bipolares que se distribuyen entre las
células de sostén.

En su extremo se observan dilataciones de las que parten cilios los cuales son largos
y no tienen movimiento, se consideran los verdaderos receptores, es decir, la porción
celular excitable por el contacto con una sustancia odorífera. El segmento proximal
de cada cilio muestra los axones habituales con nueve pares más dos microtúbulos.
La parte distal apenas posee microtúbulos aislados. Los axones procedentes de estas
neuronas se reúnen en pequeños aces dirigiéndose al sistema nervioso central.

En la lámina propia de esta mucosa, además de abundantes vasos y nervios, se


observan glándulas ramificadas de tipo túbulo alveolar con células PAS- positivas, las
glándulas de Bowman. Estas glándulas envían conductos que desembocan en la
superficie epitelial y se admite que su producto de secreción provoca una corriente
continua de líquido que la varia permanentemente la parte apical de las células
olfatorias. De este modo se eliminarían los restos de los compuestos que estimulan la
olfacción, manteniendo los receptores dispuestos para nuevos estímulos.

El sentido del olfato permite percibir el olor de sustancias. El órgano receptor es la


mucosa pituitaria, que reviste interiormente las fosas nasales; estas son dos cavidades
estrechas ubicadas en la cara, a cada lado del plano medio, por debajo de la órbita y
por encima de la boca. Muchas cavidades están separadas por un tabique nasal, y su
superficie se halla aumentada por la presencia de tres pares de repliegues óseos
llamados cornetes.

Interiormente las fosas nasales están tapizadas por la mucosa nasal o pituitaria que
presenta dos regiones de dicho color: uno inferior o región respiratoria y otra superior
o región olfatoria.

La primera es de color rojizo por la abundante irrigación sanguínea su función


específica consiste en calentar el aire inspirado impidiendo los enfriamientos bruscos.

La segunda es de color amarilla – parduzco por el predominio de células y fibras


nerviosas. Su función es exclusivamente sensorial.

En la región olfatoria de la pituitaria se encuentran las células olfatorias que reciben


los estímulos y los transmiten, por medio del nervio olfativo, al centro del olfato que
se halla en la corteza cerebral.

Probablemente, el olfato es más antiguo y el menos comprendido de nuestros cinco


sentidos. A través de la evolución se ha mantenido conectado con las partes del
cerebro que se convirtieron en el archivo de la clasificación de nuestras respuestas
emocionales, ligando íntimamente los olores de las cosas con nuestras emociones.
Nuestro sentido del olfato juega también un gran papel en la atracción sexual, aunque
su importancia ha disminuido considerablemente durante el desarrollo evolutivo del
hombre. Sus funciones más importantes son las de sistema de alarma – ponernos en
guardia frente al peligro – y de recolector de información – nos proporciona valiosos
datos sobre el mundo exterior.

No siempre nos percatamos el estrecho vínculo existente entre el sentido del gusto y
el olfato. Solo cuando nos resfriamos, nos damos cuentas de que no solamente no
podemos oler las cosas sino que también el gusto de los alimentos se ha desvanecido.

El olfato es un sentido químico, actuando como estímulo la partícula aromática u


odorífera desprendida de los cuerpos volátiles.

Por el aire que respiramos llegan a la región olfatoria de la pituitaria excitando a las
células olfatorias. Pero para que puedan ser captadas tienen que estar previamente
disueltas, misión que cumple el mucus que humedece esta membrana, y que es
segregado por las glándulas que poseen.

Al igual que muchos órganos del cuerpo, el aparato olfativo es doble y cada red de
circuitos actúa en forma independiente. Los receptores sensoriales para el olfato se
encuentran en el techo de la cavidad nasal, justo debajo de los lóbulos frontales del
cerebro. Esta sección denominada área olfativa, esta densamente poblada de millones
de pequeñas células olfativas, cada una de las cuales tiene cerca de una docena de
finas velocidades, o cilios, que se proyectan hacia una capa de mucus. Los cilios
expandes efectivamente el área de cada célula olfativa e incrementan así nuestra
sensibilidad frente a los olores, mientras que el mucus se encarga de mantenerlos
húmedos, a la vez que actúa como una trampa para las sustancias aromáticas.

No se ha establecido con precisión cómo las minúsculas cantidades de sustancias


químicas con olores activan las células olfativas, pero se cree que estas sustancias se
disuelven en los fluidos mucosos, se adhieren a los cilios y luego hacen que las
células emitan señales eléctricas.

Las fibras nerviosas olfativas canalizan estas señales a través del hueso etmoidal
hacia los dos bulbos olfativos del cerebro, donde se reúne y procesa la información
para luego traspasarla por una compleja red de terminaciones nerviosas hacia la
corteza cerebral. Aquí se identifica el mensaje y el olor se transforma en un hecho
consciente. Sin embargo, se desconoce aún el mecanismo molecular preciso del
sentido del olfato y la manera en que las células receptoras pueden receptar miles de
olores diferentes y distinguir escasa variación entre ellos.
No existe una verdadera clasificación de olores porque sería muy difícil reunirlos en
grupos fundamentales, ya que la unión de dos o más olores da por resultado un olor
diferente.

La mayor o menor sensibilidad olfatoria (agudeza olfatoria) es muy variable según las
personas y se miden con aparatos especiales llamados olfatometros.

SENTIDO DEL GUSTO

El gusto actúa por contacto de sustancias químicas solubles con la lengua. El ser
humano es capaz de percibir un abanico amplio de sabores como respuesta a la
combinación de varios estímulos, entre ellos textura, temperatura, olor y gusto.

La superficie de la lengua se halla recubierta por la mucosa lingual, en la que se


encuentran pequeñas elevaciones cónicas llamadas papilas. Las principales son las
papilas caliciformes y fungiformes, que mediante unos órganos microscópicos
denominados botones perciben los sabores; y las papilas filiformes y coroliformes,
que son sensibles al tacto y a las temperaturas. Los botones constan de células de
sostén y células gustativas, que poseen cilios o pelos comunicados al exterior a través
de un poro y conectados con numerosas células nerviosas que transmiten la sensación
del gusto al bulbo raquídeo. Considerado de forma aislada, el sentido del gusto sólo
percibe cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo; cada uno de ellos es
detectado por un tipo especial de papilas gustativas.

Las casi 10.000 papilas gustativas que tiene el ser humano están distribuidas de
forma desigual en la cara superior de la lengua, donde forman manchas sensibles a
clases determinadas de compuestos químicos que inducen las sensaciones del gusto.
Por lo general, las papilas sensibles a los sabores dulce y salado se concentran en la
punta de la lengua, las sensibles al agrio ocupan los lados y las sensibles al amargo
están en la parte posterior.

Los compuestos químicos de los alimentos se disuelven en la humedad de la boca y


penetran en las papilas gustativas a través de los poros de la superficie de la lengua,
donde entran en contacto con células sensoriales. Cuando un receptor es estimulado
por una de las sustancias disueltas, envía impulsos nerviosos al cerebro. La frecuencia
con que se repiten los impulsos indica la intensidad del sabor; es probable que el tipo
de sabor quede registrado por el tipo de células que hayan respondido al estímulo.
Luego de una exposición prolongada a determinado sabor, las papilas gustativas se
saturan, y dejan de mandar información, por lo cual, al cabo de un tiempo
determinado se deja de percibir el sabor.

SENTIDO DEL OÍDO

Está localizado en la cabeza, dentro de los huesos temporales.

Para describirlo se considera que tiene tres porciones:

- Oído externo
- Oído medio
- Oído interno

Hay mecanorreceptores especializados que nos permiten mantener el equilibrio y


poder oír. Ambos tipos están ubicados en el oído.

El oído se divide en tres partes:

Oído externo

Comprende el pabellón auricular o auditivo - la "oreja"- (lóbulo externo del oído) y el


conducto auditivo externo, que mide tres centímetros de longitud. El conducto
auditivo medio posee pelos y glándulas secretoras de cera.

Su función es canalizar y dirigir las ondas sonoras hacia el oído medio.

Oído medio

Es un conducto estrecho, o fisura, que se extiende unos quince milímetros en un


recorrido vertical y otros quince en recorrido horizontal

Es hueco, lleno de aire, limitando de un lado por el tímpano y del otro por la ventana
oval y la ventana redonda, que lo comunican con el oído interno. Está en
comunicación directa con la nariz y la garganta a través de la trompa de Eustaquio,
que permite la entrada y la salida de aire del oído medio para equilibrar las
diferencias de presión entre éste y el exterior.

Hay una cadena formada por cuatro huesos pequeños y móviles (huesecillos) que
atraviesa el oído medio. Estos cuatro huesos reciben los nombres de martillo, yunque,
lenticular y estribo. Los cuatro conectan acústicamente el tímpano con el oído
interno, transmitiendo las vibraciones del tímpano amplificadas a la fenestra ovalis.
Oído interno

El oído interno o laberinto se encuentra en el interior del hueso temporal que


contiene los órganos auditivos y del equilibrio, que están inervados por los filamentos
del nervio auditivo. Está lleno de líquido y tiene tres cavidades: el vestíbulo, dividido
en dos partes, utrículo y sáculo; los tres canales semicirculares, órgano del sentido del
equilibrio, (están llenos de endolinfa); y el caracol o cóclea, largo tubo arrollado en
espiral donde se encuentran las células receptoras de los sonidos, provistas de cilios,
cada una de las cuales está adaptada para la recepción de sonidos de un tono
determinado.

Las fibras nerviosas que salen del caracol y de los canales semicirculares se reúnen
para formar el nervio acústico, que sale del sáculo por un tubo que atraviesa el hueso
temporal hasta la cavidad craneana.

Las ondas sonoras, en realidad cambios en la presión del aire, son transmitidas a
través del canal auditivo externo hacia el tímpano, en el cual se produce una
vibración. Estas vibraciones se comunican al oído medio mediante la cadena de
huesillos (martillo, yunque y estribo) y, a través de la ventana oval, hasta el líquido
del oído interno. El movimiento de la endolinfa que se produce al vibrar la cóclea,
estimula el movimiento de un grupo de proyecciones finas, similares a cabellos,
denominadas células pilosas. El conjunto de células pilosas constituye el órgano de
Corti. Las células pilosas transmiten señales directamente al nervio auditivo, el cual
lleva la información al cerebro. El patrón de respuesta de las células pilosas a las
vibraciones de la cóclea codifica la información sobre el sonido para que pueda ser
interpretada por los centros auditivos del cerebro.

El rango de audición, igual que el de visión, varía de unas personas a otras. El rango
máximo de audición en el hombre incluye frecuencias de sonido desde 16 hasta
28.000 ciclos por segundo. El menor cambio de tono que puede ser captado por el
oído varía en función del tono y del volumen. Los oídos humanos más sensibles son
capaces de detectar cambios en la frecuencia de vibración (tono) que correspondan al
0,03% de la frecuencia original, en el rango comprendido entre 500 y 8.000
vibraciones por segundo. El oído es menos sensible a los cambios de frecuencia si se
trata de sonidos de frecuencia o de intensidad bajas.

La sensibilidad del oído a la intensidad del sonido (volumen) también varía con la
frecuencia. La sensibilidad a los cambios de volumen es mayor entre los 1.000 y los
3.000 ciclos, de manera que se pueden detectar cambios de un decibelio. Esta
sensibilidad es menor cuando se reducen los niveles de intensidad de sonido.

Las diferencias en la sensibilidad del oído a los sonidos fuertes causan varios
fenómenos importantes. Los tonos muy altos producen tonos diferentes en el oído,
que no están presentes en el tono original. Es probable que estos tonos subjetivos
estén producidos por imperfecciones en la función natural del oído medio. Las
discordancias de la tonalidad que producen los incrementos grandes de la intensidad
de sonido, es consecuencia de los tonos subjetivos que se producen en el oído. Esto
ocurre, por ejemplo, cuando el control del volumen de un aparato de radio está
ajustado. La intensidad de un tono puro también afecta a su entonación. Los tonos
altos pueden incrementar hasta una nota de la escala musical; los tonos bajos tienden
a hacerse cada vez más bajos a medida que aumenta la intensidad del sonido. Este
efecto sólo se percibe en tonos puros. Puesto que la mayoría de los tonos musicales
son complejos, por lo general, la audición no se ve afectada por este fenómeno de un
modo apreciable. Cuando se enmascaran sonidos, la producción de armonías de tonos
más bajos en el oído puede amortiguar la percepción de los tonos más altos. El
enmascaramiento es lo que hace necesario elevar la propia voz para poder ser oído en
lugares ruidosos.

Los canales semicirculares y el vestíbulo están relacionados con el sentido del


equilibrio. En estos canales hay pelos similares a los del órgano de Corti, y detectan
los cambios de posición de la cabeza. Los tres canales semicirculares se extienden
desde el vestíbulo formando ángulos más o menos rectos entre sí, lo cual permite que
los órganos sensoriales registren los movimientos que la cabeza realiza en cada uno
de los tres planos del espacio: arriba y abajo, hacia adelante y hacia atrás, y hacia la
izquierda o hacia la derecha. Sobre las células pilosas del vestíbulo se encuentran
unos cristales de carbonato de calcio, conocidos en lenguaje técnico como otolitos y
en lenguaje coloquial como arenilla del oído. Cuando la cabeza está inclinada, los
otolitos cambian de posición y los pelos que se encuentran debajo responden al
cambio de presión. Los ojos y ciertas células sensoriales de la piel y de tejidos
internos, también ayudan a mantener el equilibrio; pero cuando el laberinto del oído
está dañado, o destruido, se producen problemas de equilibrio. Es posible que quien
padezca una enfermedad o un problema en el oído interno no pueda mantenerse de
pie con los ojos cerrados sin tambalearse o sin caerse.

También podría gustarte