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MANUAL DE DERECHO PROCESAL PENAL

denará su libertad, la cual se hará efectiva en la sala de au-


diencia si está presente. Si el acusado absuelto no estuviere
presente en la audiencia, de la apelación, es de equidad que la
Corte de Apelaciones libre inmediatamente la boleta para su
excarcelación e incluso comisione a sus familiares para su
diligenciamiento (art. 450).

e. El recurso de casación

Definición

El recurso de casación es, al igual que el de apelación de


sentencias, un recurso extraordinario, de fondo, devolutivo y
en ambos efectos.
El objetivo del recurso de casación es controlar los presu-
puestos de formación del juzgamiento y los resultados del jui-
cio oral, a través de la actividad de las Cortes de Apelaciones.
De tal manera, el verdadero y último objetivo del recurso de
casación es controlar los fundamentos y el producto del juicio
oral, que constituye el único y verdadero juzgamiento en el sis-
tema acusatorio, ya que es la única fase en la que existe inme-
diación respecto de la prueba. De tal manera, la función de la
casación es controlar si la apelación cumplió o no con su fun-
ción de depurar el resultado procesal que viene de la instan-
cia, por lo cual carece de todo sentido hablar de controlar por
sí mismos los fundamentos de la sentencia de apelación. A es-
tos efectos obsérvese que el tribunal de casación tiene sólo tres
opciones si declara con lugar el recurso: o dicta una decisión
propia y resuelve el fondo de una vez por todas (cometido prin-
cipal), o anula todo lo actuado y ordena la celebración de un
nuevo juicio, o retrotrae la causa a un estadio anterior por la
existencia de un vicio en la formación de los presupuestos de
juicio (art. 467). Pero no existe mención alguna a la mera anu-
lación de la sentencia de apelación y de la orden de nuevo exa-
men por la Corte de Apelaciones o de la redacción de una nueva
sentencia por ésta.
El recurso de casación diseñado en el COPP se aparta con-
siderablemente del modelo francés de casación, preocupado sólo

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cepto en comento es preciso en lo que se refiere a errores de


especie o cantidad de la pena.
Todo lo anterior indica que la Corte de Apelaciones sólo
tiene tres opciones frente al recurso de apelación contra sen-
tencias definitivas de primera instancia:
Declarado sin lugar en todo caso, asumiendo la legali-
dad del juzgamiento y de la sentencia de primera ins-
tancia;
Declarado con lugar por violación de la ley, por erró-
nea aplicación o falta de aplicación de una norma jurí-
dica (art. 452, num. 4), y dictando una decisión propia,
respetando los hechos establecidos por la instancia.
Declarado con lugar por un vicio que afecta la forma
en que se desarrolló el juicio, la valoración de la prue-
ba o el establecimiento de los hechos, o las oportunida-
des de defensa del imputado o la víctima (art. 452,
numerales 1, 2 y 3) y ordenar la celebración de un nue-
vo juicio oral.
Pero, por imperativo de su falta de inmediación respecto a
la prueba practicada en juicio oral, la Corte de Apelaciones NO
PUEDE JAMÁS valorar con criterios propios la prueba practica-
da en el juicio oral ni establecer los hechos del proceso por su
cuenta.1lO En los casos que esto se ha intentado, ha sido sobre
la base de las diligencias del sumario o fase preparatoria, lo
cual es absolutamente violatorio del principio de inmediación
y de la llamada dicotomía de la prueba.
Cuando por efecto de la decisión del recurso deba cesar la
privación de libertad del acusado, la Corte de Apelaciones or-

110 Mucho me sorprendí, cuando supe que en unos exámenes prácticos, en


un concurso para Jueces de las Cortes de Apelaciones en materia penal,
se le pidió a los concursantes que elaboraran una sentencia, donde como
miembros de una de esas Cortes, establecieran los hechos y valoraran la
prueba de manera diferente a como lo hizo la instancia. Y como no era
broma, el asunto anda en impugnaciones, y no dudo que los reprobados
sean los señores del jurado.

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por la pureza del juzgamiento (casación de forma) y, sobre todo,


por la integridad de la legislación y la uniformidad de la ju-
risprudencia (casación de fondo). El COPP elimina de cuajo
la diferencia entre la casación de forma y la casación de fon-
do, pues, bajo los motivos de casación autorizados por el ar-
tículo 460, se pueden cobijar tanto razones de quebrantamiento
de las formas y garantías esenciales del proceso, como infrac-
ciones de la legislación positiva atinentes a la calificación de
los delitos o las circunstancias modificativas de la responsa-
bilidad penal imputados o la medida y extensión de la pena y
sus acceSOrIas.
Por otra parte, nuestra casación, después de la reforma del
COPP por Ley N° 54 de 14 de noviembre de 2001, que estableció
un sistema de enjuiciamiento en oralidad plena con registros
escritos, grabados o fílmicos del juicio oral, puede sobrellevar
más dignamente la falta de inmediación, ya que la Sala de Casa-
ción Penal puede acceder a ciertos aspectos del debate a través
de los registros (ver arto 463 COPP), y por tales razones, podrá
dejar dé ser un recurso estrictamente formal, para flexibilizarse
un tanto, pero en el entendido que todo avance en este sentido
dependerá del grado en que los miembros del órgano de casa-
ción abran su mente a estos reclamos de la modernidad.

Procedencia del recurso de casación

En razón del artículo 459 del COPP, el recurso de casación


sólo podrá ser interpuesto contra las sentencias de las Cortes
de Apelaciones que resuelven sobre la apelación, estimándola
o desestimándola, sin ordenar la realización de un nuevo juicio
oral, cuando el Ministerio Público haya pedido en la acusación
o la víctima en su acusación particular, la aplicación de 'una
pena privativa de libertad que en su límite máximo exceda de
cuatro años; o la sentencia condene a penas superiores o esos
límites, cuando el Ministerio Público o el querellante hayan
pedido la aplicación de penas inferiores a las señaladas. Asi-
mismo serán impugnables las decisiones de las Cortes de Ape-
laciones que confirmen o declaren la terminación del juicio o
hagan imposible su continuación.

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De conformidad con el encabezamiento del artículo 451,


las sentencias definitivas de la Corte de Apelaciones que orde-
nan la celebración de un nuevo juicio, a tenor del primer pá-
rrafo del artículo 457, no son recurribles en casación. La razón
de esta negativa es sencilla y justa, pues si hay nuevo juicio, las
posibilidades de defensa serán mayores que en la casación,
aparte de que es doctrina universal que las decisiones que no
ponen fin al proceso no son pasibles de casación.
De tal manera, sólo son recurribles en casación las senten-
cias definitivas de las Cortes de Apelaciones que resuelvan
directamente el fondo de los recursos de apelación contra las
sentencias de primera instancia, pero siempre y cuando el fis-
cal o el acusador particular hubieren acusado por delitos cuya
pena máxima excediere de cuatro años de privación de liber-
tad, o cuando el tribunal condene al acusado a penas superio-
res a esos límites sin que lo hubieren pedido el fiscal o el
querellante. Esto último sólo puede pasar, sin violar la regla
básica del sistema acusatorio establecida en los artículos 351 y
36, cuando el tribunal, sin violentar los marcos de los hechos
imputados, los considera probados, pero constitutivos de un
delito más grave que el calificado por las partes acusadoras,
siempre que haya hecho al imputado la advertencia de nueva
calificación a que se refiere el artículo 350 del COPP.
De lo dicho hasta aquí se desprende que las decisiones de
los tribunales unipersonales de juicio, sólo serán objeto de re-
curso de casación, previo paso por la apelación, cuando conoz-
can por delitos flagrantes que ameriten pena corporal máxima
superior a cuatro años de privación de libertad, a tenor de la
interpretación concordante de los artículos 64, numeral 3; 37,
numeral 1 y 373, en relación con el artículo 248. Hay que recor-
dar que en los juicios no seguidos por flagrancia, si el juez
unipersonal comprueba que la pena pudiera exceder el límite
máximo de cuatro años de privación de libertad, deberá enton-
ces inhibirse, pues el asunto excede su competen<;ia por razón
de la materia.

Igualmente, la sentencia que dicte una Corte de Apelacio-


nes al conocer del recurso de apelación contra la sentencia dic-
tada en un nuevo juicio oral que ordenó en su día la Sala de

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Casación Penal, o la que dicten las Cortes de Apelaciones, cuan-


do lo haya ordenado dicha Sala del Tribunal Supremo, serán
recurribles en casación (art. 459 aparte único), pues nuestra
casación es de fondo y sin reenvío y al final la Sala de Casación
tendrá que resolverlo.
Por otra parte, las decisiones de las Cortes de Apelacio-
nes que confirmen o declaren la terminación del proceso, ha·
ciendo imposible su continuación, conforme al aparte único del
artículo 459, son las siguientes:
a. las que declaren inadmisibles o desistidos los recursos
de apelación (arts. 450 encabezado y 455 encabezado);
b. las que confirman o declaran la inadmisibilidad de la
acusación privada o de la querella, pero en este caso,
sólo cuando se haga imposible la continuación del pro-
ceso (art. 447, num. 3);
c. las que confirman o declaran la procedencia de una
excepción, de aquellas que comportan sobreseimiento
(arts. 33 num. 4 y 447, num. 2);
d. las que confirman o declaran el sobreseimiento (art.
447, num. 1);
e. las que confirman o declaran la procedencia de los
acuerdos reparatorios (art. 447, num. 1);
f. las que confirmen la procedencia de la suspensión con-
dicional del proceso (art. 447, num. 1).

Motivación y fundamentación del recurso de casación

Los motivos del recurso de casación están esbozados en el


artículo 460 del COPP de la manera siguiente:
ARTíCULO 460. Motivos. El recurso de casación podrá fun-
darse en violación de la ley, por falta de aplicación, por inde-
bida aplicación, o por errónea interpretación.
Cuando el precepto legal que se invoque como violado consti-
tuya un defecto del procedimiento, el recurso sólo será admi-

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sible si el interesado ha reclamado oportunamente su


subsanación, salvo en los casos de infracciones de garantías
constitucionales o de las producidas después de la clausura
del debate.

Como se aprecia fácilmente, el COPP ha eliminado la dis-


tinción formal entre casación de forma y casación de fondo, y
establece un diseño que pareciera privilegiar el recurso de ca-
sación por razones de fondo o mérito, y sólo excepcionalmente
por razones de forma, pues esta última, salvo que se trate de
violaciones constitucionales o nulidades absolutas con trascen-
dencia al fondo, tienen que haber sido reivindicadas
oportunamente, mediante los remedios procesales adecuados.
Se trata de un recurso de claro corte nomofiláctico, pues todo
motivo que se quiera amparar bajo el encabezamiento de este
artículo tiene necesariamente que enfocarse a través de la in-
vocación de una o varias normas jurídicas (en caso de concor-
dancia o interrelación), que se denuncien como violadas o
infringidas, ya sea por falta de aplicación, por indebida aplica-
ción o por aplicación errónea.
Esta manera de enfocar el recurso de casación, lo hace ex-
traordinariamente amplio, pues bajo esta fórmula puede alegarse
como motivo de denuncia, la infracción de prácticamente cual-
quier supuesto de hecho de una norma jurídica que haya incidi-
do en una decisión desfavorable a quien se proponga recurrir.
En otras palabras, la fórmula del encabezamiento del artículo
460 del COPP, que regula los motivos de casación, es verdadera-
mente omnicomprensiva y racionalmente irreductible.
Por otra parte, para poder recurrir por violación o quebran-
tamiento de alguna forma procesal, el legislador exige, aparte
del enfoque nomofiláctico, que el potencial recurrente, como
conditio sine qua non, haya preparado el recurso de casación
mediante el ejercicio de todas las protestas, objeciones y recur-
sos que previamente fueren procedentes, pues de lo contrario,
el recurso será inadmisible respecto al punto de que se trate.
Según el artículo 461 del COPP, la violación de garantías
que solamente hayan sido establecidas en favor del acusado,
no podrá hacerse valer por el Ministerio Público con la finali-

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dad de obtener una decisión en perjuicio de aquél, lo cual sig-


nifica que si, por ejemplo, el imputado, en su día fue declarado
sin la asistencia de un defensor (ver arto 130 último aparte), y
luego resultó absuelto, el Ministerio Público no puede recurrir
alegando la nulidad del proceso porque al imputado se le haya
violentado la garantía de asistencia jurídica. Ésta es una apli-
cación del principio de que nadie puede servirse de su propia
torpeza.
Debo ser claro en expresar que, a pesar de que la Consti-
tución establece un modelo de justicia sin formalismos exqesi-
vos o inútiles, es poco probable que nuestra mentalidad pdeda
adaptarse rápidamente a ello y que la casación pueda ser a
corto o mediano plazo una casación popular y ordinaria, de
mantenerse nuestras actuales cifras delictivas, porque de lo
contrario se convertiría en una simple "tercera instancia", en
la que se perderían los objetivos mínimos de revisión técnica y
de selección natural que un recurso cuspidario entraña y el
órgano de casación simplemente colapsaría. Aparte de ello la
naturaleza de las cosas impone siempre límites al más revolu-
cionario de los legisladores, y para muestra un botón, pues el
COPP elimina la distinción entre casación de forma y casación
de fondo y reduce los preceptos autorizantes a uno solo (el en-
cabezamiento del artículo 460), pero la distinción entre error
in procedendo y error in iudicando no la podrá borrar nadie
mientras subsistan las actuales formas básicas de juzgamiento,
por tanto, seguirá teniendo influencia en la formulación de las
denuncias de casación.
Por todo lo dicho, yo aconsejaría no confiarse de esquemas
desformalizados y redactar el recurso de casación con toda or-
todoxia, a la forma y usanzas clásicas y exprimir el artículo 462
en este sentido. Para ello no deben olvidarse las siguientes
reglas:
1. Identificar adecuadamente al recurrente y al postulante
con toda la amplitud posible, explicando claramente
sus respectivas fuentes de legitimación.
2. Identificar claramente la decisión recurrida, indican-
do el órgano del cual emanó, el ponente, su fecha de

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publicación, la fecha en que fue notificada al recu-


rrente o la fecha en que se dio por notificado o a par-
tir de la cual puede considerársele notificado, así
como las razones y fundamentos legales que hacen
procedente el recurso de casación contra la decisión
concreta que se intenta.
3. Describir en términos generales la decisión recurrida
para expresar la visión de conjunto del agravio.
4. Expresar, de manera separada y numerada cada una
de las denuncias o motivos del recurso, colocando pri-
mero la esquela o mención del precepto autorizante
(que ahora siempre será el artículo 460 del COPP),
mencionando luego la norma legal 'que se alegue como
violada y diciendo bajo cuál modalidad se la ha infrin-
gido (falta de aplicación, aplicación indebida o errónea
interpretación), para pasar a continuación a la expli-
cación o concepto del motivo o denuncia, es decir, a
explicar cuáles son las fallas de la decisión recurrida
que integran la violación y cómo las impugna. Al reali-
zar la explicación del motivo, es recomendable que se
transcriba primero la norma que se denuncia como vio-
lada y se explique cuál a su juicio es el desiderátum del
legislador y luego se explique cómo el sel;ltenciador sin-
dicado se apartó de él. Las denuncias deben estable-
cerse comenzando por las de forma, y de entre éstas,
principiando por las que denuncian las infracciones más
remotas o tempranas, y luego, se indicarán las denun-
cias de fondo. Es recomendable que así sea, porque de
considerarse procedente las de forma, ya no habrá lu-
gar al análisis de las de fondo y resultará una probable
reposición de la causa. Cuando el recurso se funde en
que la Corte de Apelaciones no resolvió adecuadamen-
te las denuncias de apelación, habrá que citar como
infringidos, los artículos 441 del COPP, para el caso de
que el tribunal se haya desviado de su competencia
recursoria; o el artículo 442, si hubiere reforma en per-
juicio, o el artículo 457, cuando no haya dado a las de-
nuncias el tratamiento que el recurrente entienda

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debido, atacando siempre la aplicación de las normas


en que se haya fundado la decisión de apelación.
5. Se debe finalizar con el pedimento, que debe ser conse-
cuente con las denuncias planteadas.
Interposición

El recurso de casación será interpuesto ante la Corte de


Apelaciones que dictó la sentencia recurrida, dentro del lapso
de quince días hábiles siguientes al de su publicación o de la
notificación personal del acusado previo traslado, si éste se
encontrare detenido, mediante escrito fundado en el cual se
indicarán, en forma concisa y clara, los preceptos legales que
se consideren violados por inobservancia o errónea aplicación,
declarando de qué modo impugna la decisión, con expresión
del motivo que la hace procedente, y fundándolos separada-
mente si son varios. Fuera de esta oportunidad, en principio,
no podrá aducirse otro motivo (art. 462). Obsérvese que aquí se
respeta la técnica de exposición formal del recurso de casa-
ción, donde deben expresarse las denuncias separadamente,
indicando sus fundamentos legales y sus motivaciones. Igual-
mente se advierte que todas las denuncias o motivos de casa-
ción tienen que ser producidas en el escrito de interposición
del recurso, que para eso hay quince días, pues no se admitirán
ampliaciones al ocurrir ante la Sala de Casación.
Sin embargo, al igual que en la audiencia de apelación, en
la audiencia de casación se podrán alegar todas las causas de
nulidad absoluta o las violaciones de las garantías constitucio-
nales ocurridas en el proceso y que no hayan sido aducidas en
el escrito del recurso, pues a la luz de los artículos 2°, 26 y 257
de la Constitución de 1999, que proclaman la búsqueda de la
verdad material, estas circunstancias son alegables en todo
estado y grado del proceso e incluso apreciables de oficio, siem-
pre que sea a favor del imputado.

Prueba

Cuando el recurso se funde en un defecto de procedimien-


to sobre la forma en que se realizó el acto, en contraposición a

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lo señalado en el acta del debate o en la sentencia, podrá


promoverse como prueba, en el escrito de interposición del
recurso de casación, el medio de reproducción o registro del
juicio oral a que se refiere el artículo 334 del COPP (art. 463).
Hay que advertir, que cuando el legislador se refiere a «la for-
ma en que se realizó el acto» hace mención al juicio oral y no a
la audiencia ante la Corte de Apelaciones, por cuanto el objeti-
vo del recurso de casación, apelación de por medio, es atacar el
resultado del juzgamiento de primera instancia. La prueba
admisible está limitada a un solo supuesto: probar que el juicio
oral se produjo de forma defectuosa y que ello no fue reflejado
en el acta del debate y en la sentencia. Es obvio que si el defec-
to combatido consta del acta o de la sentencia, entonces toda
otra prueba es redundante e innecesaria.
En buena lid y en razón de la amplitud de este artículo, es
de entender que la prueba a la que se refiere, abarca cualquier
medio probatorio que sea idóneo para cubrir el supuesto exigi-
do por esta norma. En tal sentido, sería válida la prueba testi-
fical para probar extremos tales como la observancia de los
principios de oralidad, inmediación, concentración y continui-
dad, así como las grabaciones o filmaciones, aun extraoficiales,
que pudieran servir para el mismo propósito, ya que, en térmi-
nos generales, tales medios son admisibles en este Código (ver
arto 198 COPP), y quedarán a criterio del tribunal de casación
el admitidos y apreciados.

Contestación del recurso

Presentado el recurso, la Corte de Apelaciones, las partes


podrán contestado dentro de ocho días y dentro de las cuaren-
ta y ocho horas siguientes al vencimiento del lapso de interpo-
sición. Vencido este último plazo de ocho días, la Corte de
Apelaciones remitirá las actuaciones a la Sala de Casación Pe-
nal del Tribunal Supremo de Justicia para que ésta decida (art.
464 del COPP).

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Admisión del recurso de casación

Si la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justi-


cia estima que el recurso es inadmisible o manifiestamente in-
fundado, así lo declarará, por la mayoría de la Sala de Casación
Penal, dentro de los quince días siguientes de recibidas las ac-
tuaciones, y las devolverá a la Corte de Apelaciones (art. 465).
La Sala de Casación Penal podrá declarar inadmisible el
recurso solamente por las mismas razones a las que se refiere
el artículo 437 del COPP, por motivos de estricta lógica proce-
sal, aun cuando las consecuencias jurídicas de ese artículo no
le sean directamente aplicables. Estas razones son, como ya
sabemos, la extemporaneidad en la interposición del recurso,
la falta de legitimación del recurrente y la prohibición de la
ley de intentar el recurso.
Sin embargo, el verdadero quebradero de cabeza y aspecto
procesal donde tiene su prueba de fuego la sabiduría, la pru-
dencia, la paciencia y la calidad humana de las personas que
integran el órgano de casación, es la declaración de un recurso
como MANIFIESTAMENTE INFUNDADO, cuando se la concibe
como control del volumen del recurso.

Para que un recurso sea manifiestamente infundado deberá i


ser, digo yo, un mamotreto infame, plagado de faltas de orto-
grafía, sin pie ni cabeza, y probablemente manchado de grasa,
porque quien lo suscribió probablemente se encontraba comien-
do con las manos a la hora de firmado o revisado. No dudo que
pudiera haber algo de eso, pero me resisto a creer (Internet
dixit) que la inmensa mayoría de los recursos que se presenten
ante el órgano de casación incumplan EVIDENTEMENTE las nor-
mas del artículo 462 del COPP, sobre interposición del recurso
de casación, como para que se les considere manifiestamente
infundados.
El recurso de casación estará DEBIDAMENTE FUNDADO
siempre y cuando:
a. El recurrente exprese, en cada motivo o denuncia, cuál
es la norma que considera violada o infringida y cómo

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lo ha sido, es decir, si fue por falta de aplicación, apli-


cación indebida o interpretación errónea.
b. El recurrente explique de manera clara y concisa, en
qué forma la decisión recurrida viola la norma que se
denuncia como infringida, es decir por qué la ha apli-
cado indebidamente, o la ha dejado de aplicar, o ha
aplicado con error, qué fue lo que se decidió y qué se
ha debido decidir.
c. El recurrente diga concretamente cuáles son las con-
secuencias que pretende derivar de su impugnación.
Si un recurso cumple estas sencillas condiciones NUNCA
SE LE PODRÁ DECLARAR MANIFIESTAMENTE INFUNDADO, e
incluso, a la luz del modelo desformalizado de justicia que pro-
clama nuestra Constitución en sus artículos 2°, 26 Y 257, tam-
poco se podría declarar inadmisible un recurso que no cumpliera
estrictamente los requisitos formales a que se refiere el ar-
tículo 462 del COPP, siempre y cuando pueda entenderse cuál
es la norma que el recurrente estima violada y por qué. Cual-
quier otra cosa sería adelantar el fallo en el auto de admisión.
Entre las conductas inconvenientes que atentan contra la
seguridad jurídica a la hora de examinar si un recurso es mani-
fiestamente infundado o no, tenemos:
1. La declaración de denuncias como manifiestamente
infundadas sin explicación alguna, cuando de la misma
transcripción que de ellas se hace en el auto de
inadmisión, se observa que cumplen los requisitos del
artículo 462 del COPP.
2. El señalamiento de supuestas contradicciones en la
motivación del recurso, que salta a la vista que no son
tales.
3. La declaración de que ciertas denuncias son manifies-
tamente infundadas para luego acogerlas de oficio bajo
la misma motivación brindada por el recurrente.
4. La falta de motivación absoluta respecto a la declara-
ción de ciertas denuncias o motivos como manifiesta-

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ERIC LORENZO PÉREZ SARMIENTO

mente infundados, con visible infracción del artículo


49 constitucional en concordancia con el artículo 173
del COPP.
Cuando es muy elevado el número de recursos declarados
como manifiestamente infundados, la colectividad en general
y el mundo jurídico en particular, podrían llegar a pensar que
la casación es absolutamente inaccesible o que se la quiere ha-
cer inaccesible por alguna razón.
Nuestro órgano de casación tiene, entre otras carencias
importantes, la de su exigüidad, pues realmente tres magis-
trados no pueden absorber todo el enorme cúmulo de recursos
que allí llega y el más elemental sentido de defensa de la esfe-
ra vivencial tiene que llevarlos necesariamente a establecer
prioridades de trabajo, que, dado el material de que se trata: la
libertad de las personas, pudieran tornarse involuntariamente
nocivas. No somos ingenuos en política, y por ello sabemos con
certeza, que la composición de nuestro máximo órgano judicial
es una variable política de alto vuelo, pues nadie quiere disol-
ver su cuota de ese poder en un número mayor de magistrados,
como resulta del reclamo urgente de las necesidades de los
justiciables. Pero en este punto no puede haber medias tintas.
Los cinco magistrados de la Sala de Casación Penal del régi-
men anterior, dejaron a sus sucesores una herencia de siete mil
causas por resolver, la primera hornada de magistrados del régi-
men instaurado en febrero de 1999, con un gran esfuerzo, no exen-
tas de ciertas soluciones "expeditas", prácticamente limpiaron esa
herencia, pero la disminución a tres del número de colegiados,
después de la instalación del rebautizado Tribunal Supremo de
Justicia, ha motivado la desaceleración del "proceso".Por eso urge
que en la nueva Ley Orgánica del Poder Judicial o del Tribunal
Supremo, que por delegación de la Constitución deben resolver
el punto, se incremente por lo menos a diez, el número de los
magistrados de la Sala de Casación Penal.
En todo caso el auto o sentencia que declare inadmisible
por manifiestamente infundado el recurso ya no será inataca-
ble dada la competencia que se ha dado a sí misma la Sala Cons-
titucional del Tribunal Supremo de Justicia.

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Tramitación y solución de fondo del recurso de casación

Si la Sala de Casación Penal considera que el recurso es


admisible, convocará a una audiencia oral y pública que deberá
realizarse dentro de un plazo no menor de quince días ni mayor
de treinta. El que haya promovido prueba tendrá la carga de su
presentación en la audiencia. El Secretario, a solicitud del
promovente, expedirá las citaciones u órdenes que sean necesa-
rias, las cuales serán diligenciadas por éste. La prueba se recibi-
rá conforme a las reglas del juicio oral, en lo pertinente.
La audiencia se celebrará con las partes que comparezcan.
La palabra, para las conclusiones, será concedida primero al
abogado del recurrente. Se admitirá réplica y contrarréplica.
La Sala resolverá sobre el defecto de procedimiento, en su caso,
únicamente con la prueba que se incorpore en la audiencia y,
finalmente, decidirá al concluir la audiencia o, en caso de im-
posibilidad por la importancia y la complejidad de las cuestio-
nes planteadas, dentro de los veinte días siguientes.

Decisión

Las sentencias que resuelvan recursos de casación de sen-


tencias deberían contener:
1°. El lugar y fecha en que la sentencia se dicta; los nombres
de los jueces o magistrados; el tribunal de donde procede
el recurso; la naturaleza del juicio o causa en que se haya
interpuesto; los nombres de los que en el mismo fuesen
partes; el delito por el que se procede y cualesquiera otras
circunstancias generales que se consideren necesarias
para determinar el objeto del recurso;
2°. El nombre del ponente;
3°. En párrafos separados:
a. Los fundamentos de la sentencia recurrida, a menos
que el conocimiento de ellos no sea indispensable a
los efectos de la resolución que haya de dictarse;

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ERIe LORENZO PÉREZ SARMIENTO

b. Expresan el contenido de la parte dispositiva de la


resolución recurrida;
c. Relacionan sucintamente los motivos de casación
alegados por las partes.
4°. Los fundamentos de hecho y de derecho de la resolu-
ción que se dicte, con los razonamientos que según la
Sala de Casación Penal los hace aplicables;
5°. Pronunciamiento de la dispositiva, declarando cómo
acoge el recurso y los pronunciamientos que de ello se
deriven.
Si la Sala de Casación Penal declara con lugar el recurso
fundado en la inobservancia o errónea aplicación de un pre-
cepto legal de fondo, dictará una decisión propia sobre el caso,
en tanto que para ello no sea necesario un nuevo debate sobre
los hechos por exigencia de la inmediación y la contradicción,
ante un tribunal distinto del que realizó el juicio, según lo es-
tablecido en la primera parte del artículo 467 del COPP. El
contenido de esta norma es muy claro, y al igual que el artículo
457 sigue el principio de que el tribunal ad quem debe resolver
de fondo cuando no sea necesaria la reposición ni un nuevo
juicio, por lo cual se pone fin en el ordenamiento procesal pe-
nal venezolano, a la más inútil de las instituciones de estirpe
francesa: el reenvío. Hay que recordar que el efecto político-
uniformante del recurso de casación obedece a su carácter
verticilar, esto es, a ser producto inapelable de la actividad del
más alto tribunal, y no de una supuesta forma especial de emi-
sión de los fallos que establezca marcos de aplicación de la ley,
ya que ello sería aceptar el dictado de la forma sobre el fondo,
lo cual es filosóficamente inaceptable.
Ahora bien, ¿cuáles son las situaciones en las que el órga-
no de casación puede declarar con lugar un recurso de casa-
ción por inobservancia o errónea aplicación de un precepto
legal, sin necesidad de ordenar un nuevo juicio?
Pues se trata de situaciones de fondo, que son alegadas sin
cuestionar la legalidad del juicio ni de la sentencia, tales como:

- 638-
MANUAL DE DERECHO PROCESAL PENAL

que haya habido error en la calificación de los hechos


dados como probados por el tribunal del juicio;
que haya habido error en la medida de la pena a impo-
ner sin que se haya impugnado la calificación jurídica;
que el tribunal del juicio haya declarado como delito
un hecho que no lo es, o que haya declarado lícito un
hecho que en realidad es delito;
* que el tribunal del juicio haya incurrido en error al con-
denar al acusado a pesar de constar acreditada una ex-
cepción;
* que haya habido error en la mera calificación de la par-
ticipación de algún imputado;
que el tribunal del juicio haya cometido error en la ca-
lificación de alguna circunstancia eximente, agravante
o atenuante.
El Tribunal Supremo de Justicia ordenará inmediatamen-
te la libertad del acusado, si está presente en la audiencia, cuan-
do por efecto de su decisión deba cesar la privación de libertad
(art.469).
En los demás casos, anulará la sentencia impugnada y or-
denará la celebración del juicio oral ante un nuevo tribunal, o
repondrá el proceso al estado en que se incurrió en el vicio de
procedimiento que dio lugar al recurso, si se cometió en las
etapas anteriores. Si se trata de un error en la especie o canti-
dad de la pena, el Tribunal Supremo de Justicia hará la rectifi-
cación que proceda (art. 467).
Si la decisión declara sin lugar el recurso, el Tribunal Su-
premo de Justicia devolverá las actuaciones a la Corte de Ape-
laciones de origen (art. 467).
Cuando la sentencia de casación ha ordenado la apertura
de un nuevo proceso en contra de un acusado que ya fue ab-
suelto por la sentencia de primera instancia, y dicho acusado
obtiene una sentencia absolutoria, en contra de esta nueva sen-

- 639-
ERIe LORENZO PÉREZ SARMIENTO

tencia no será admisible recurso alguno. Así regula el artículo


468 del COPP el llamado principio de doble conformidad, pero
dicho principio sólo funciona para la doble absolución, es de-
cir, tiene como requisito indispensable que el acusado haya sido
absuelto originalmente y que luego se ratifique su absolución.
Por esta razón, si el acusado originalmente absuelto en prime-
ra instancia, es condenado en el nuevo juicio, no solamente él
mismo tendrá derecho a todos los recursos que procedan con-
tra la nueva sentencia de instancia, sino que el fiscal y el que-
rellante tendrán también derecho a recurrir para que se le
condene más severamente. Igualmente, si el acusado que re-
sulta absuelto en el segundo juicio, no lo había sido en el juicio
original, entonces todas las partes estarán en condiciones de
recurrir la nueva sentencia de instancia. El principio de doble
conformidad es casi de justicia divina y apunta hacia la equi-
dad, la seguridad jurídica y la economía procesal, pues quien
haya sido absuelto dos veces sobre los mismos hechos y por
distintos tribunales, debe ser tenido por inocente fuera de toda
duda. Por esta misma razón, la doble conformidad debe ser
apreciada también respecto a los acusados que resulten nue-
vamente absueltos como producto de un nuevo juicio ordenado
por la Corte de Apelaciones.

f. La revisión

La revisión establecida en el COPP sólo permite atacar


las sentencias firmes condenatorias y nunca las absolutorias,
así como que tampoco se admite la revisión que pretenda mo-
dificar una sentencia condenatoria para agravar la situación
del condenado. Tales conclusiones emanan del encabezamien-
to del artículo 470, el cual textualmente expresa: «La revisión
procederá contra la sentencia firme, en todo tiempo y única-
mente a favor del imputado ...».
En particular, las causales de revisión establecidas en el
artículo 470, son las siguientes:
10 Cuando en virtud de sentencias contradictorias estén
sufriendo condena dos o más personas por un mismo
delito, que no pudo ser cometido más que por una sola;

- 640-
MANUAL DE DERECHO PROCESAL PENAL

2° Cuando la sentencia dio por probado el homicidio de


una persona cuya existencia posterior a la época de su
presunta muerte fue demostrada plenamente;
3° Cuando la prueba en que se basó la condena resulta
falsa;
4° Cuando con posterioridad a la sentencia condenatoria,
ocurra o se descubra algún hecho o aparezca algún do-
cumento desconocido durante el proceso, que sean de
tal naturaleza que hagan evidente que el hecho no exis-
tió o que el imputado no lo cometió;
5° Cuando la sentencia condenatoria fue pronunciada a
consecuencia de prevaricación o corrupción de uno o
más jueces que la hayan dictado, cuya existencia sea
declarada por sentencia firme;
6° Cuando se promulgue una ley penal que quite al hecho
el carácter de punible o disminuya la pena establecida.
Las primeras cinco causales de revisión establecidas en el
artículo 470 del COPP son clásicas, pero es importante desta-
car que el numeral 1 no incluye el caso de la exclusión conver-
gente, es decir, cuando la contradicción excluyente se encuentra
en la misma sentencia, así como que en el caso del numeral 4
de dicho artículo se refiere sólo a hechos o documentos y no a
la posibilidad de un testigo clave no conocido antes, lo cual
debe ser subsanado por la jurisprudencia bajo el sencillo expe-
diente de considerar como un «hecho» el que una persona pue-
da poseer un conocimiento clave para el destino de un proceso,
pues si bien el testigo en sí no es ni un hecho ni un documento,
la participación que haya tenido el testigo en el asunto juzga-
do, y del cual deriva su conocimiento y su razón de ciencia, sí
es indiscutiblemente un «hecho».
La causal sexta, en cambio, no puede ser considerada una
verdadera causal de revisión, en el sentido técnico de esta ins-
titución, pues se refiere a la aplicación retroactiva de una nue-
va ley penal más favorable a casos ya juzgados y definitivamente
firmes, ya que en este caso se trata simplemente de un ajuste
general de sentencias, realizado directamente por el tribunal

- 641-
ERle LORENZO PÉREZ SARMIENTO

de la causa sin necesidad de un re-examen de los hechos juzga-


dos y por ende, sin que haya que realizar un nuevo juicio.
Según el artículo 471 del COPP, sólo están legitimados para
promover la revisión:
1° El penado;
2° El cónyuge o la persona con quien haga vida marital;
3° Los herederos, si el penado ha fallecido;
4° El Ministerio Público en favor del penado;
5° Las asociaciones de defensa de los derechos humanos
o las dedicadas a la ayuda penitenciaria y
postpenitenciaria;
6° El juez de ejecución cuando se dicte una ley que extin-
ga o reduzca la pena.
Como se dijo en el epígrafe 6 de este capítulo, el procedi-
miento de revisión no puede ser promovido por cualquiera, sino
por personas legitimadas expresamente por la ley y en los ca-
sos por ella establecidos. En este artículo el COPP establece
un sistema amplio de legitimación en cuanto a la interposición
de la solicitud de revisión, pues junto al titular por excelencia
de esta facultad, que es la persona sancionada (el penado), el
legislador ha colocado no sólo a su cónyuge, sino a quien haga
con el penado vida marital, lo cual es de gran justicia social, en
interés del honor de esa persona y de su prole, a veces no le-
galmente reconocida, pero en este caso, la persona interesada
deberá probar la relación concubinaria o relación fáctico-mari-
tal mediante el correspondiente justificativo para perpetua
memoria, instruido conforme al artículo 936 del CPC, tal y como
ocurre en situaciones semejantes como las de los artículos 767
del CC y 568, literal b, de la LOT, y en leyes especiales de segu-
ridad social, como las de la FAN. Es claro que la {nclusión de
los herederos como titulares de la acción de revisión tiene como
finalidad salvaguardar el honor y buen nombre de la familia,
así como la memoria del penado, lo que puede tornarse senti-
mentalmente muy importante para ciertas personas, incluso
desde el punto de vista político o histórico.

- 642-
MANUAL DE DERECHO PROCESAL PENAL

Por otra parte, la legitimación del Ministerio Público y de


las organizaciones pro derechos humanos en favor del reo, evi-
dencia, por una parte la intención del legislador de procurar
siempre la búsqueda de la verdad material y, por otra parte, la
de dotar al reo de escasos recursos de una posibilidad de de-
fensa adicional.
Sin embargo, en el caso del numeral 6 se incurre en la gra-
ve falta de técnica procesal de convertir al juez de ejecución,
juez al fin, en tutor de un derecho de parte, lo cual colide, ade-
más, con la regla de competencia contenida en el artículo 473
en relación con el numeral 6 del arto 477, pues es inconcebible
la situación del juez de ejecución abogando ante la Corte de
Apelaciones por el penado. En realidad el legislador debió dis-
poner que el juez de ejecución resolviera directamente la si-
tuación que resultara de la nueva ley, y por lo tanto el numeral
6 del artículo 471 debe ser interpretado en el sentido, no de
que el juez de ejecución interponga el recurso de revisión ante
la Corte de Apelaciones por el penado, pues ello es absurdo,
sino de que el juez de ejecución, actuando de oficio, resuelva lo
que considere oportuno y lo someta a consulta de la Corte de
Apelaciones. Resulta obvio que cualquier legitimado puede di-
rigirse directamente a la Corte de Apelaciones en el caso del
numeral 6 del artículo 477 o pedirle al juez ejecutor, que está
más accesible, que actúe como describimos antes.
A tenor del artículo 472, la solicitud de revisión se inter-
pondrá por escrito que contenga la referencia concreta de los
motivos en que se funda y las disposiciones legales aplicables,
haciendo constar en dicho escrito la prueba de que intente va-
lerse y se acompañarán los documentos respectivos.
Como se aprecia, el escrito contentivo de la solicitud de
revisión tiene dos requisitos formales específicos:
1. la referencia concreta de los motivos en que se funda,
es decir, los hechos que puedan sub sumirse en cual-
quiera de los supuestos del artículo 477, y
2. las disposiciones legales aplicables, o sea, el numeral
en que se subsumen los hechos antes descritos, las nor-
mas relativas a la competencia (art. 473) y los precep-

- 643-
ERre LORENZO PÉREZ SARMIENTO

tos sustantivos o procesales que fueren aplicables al


caso de marras.
El artículo 473 del COPP se aparta considerablemente del
modelo clásico, que confiere la competencia de revisión al máxi-
mo tribunal del país. Según este artículo, al Tribunal Supremo
de Justicia en la Sala de Casación Penal sólo corresponde co-
nocer y declarar la revisión, en el caso del numeral 1 del ar-
tículo 470, esto es, cuando existen personas sufriendo condena
por sentencias contradictorias por un mismo delito que no pudo
haber sido cometido sino por una sola de ellas (exclusión di-
vergente). En este caso la Sala de Casación Penal conocerá de
la revisión por el procedimiento de casación (art. 474, párrafo
primero).
En los casos de los numerales 2, 3 Y 6, la revisión corres-
ponderá a la Corte de Apelaciones en cuya jurisdicción se co-
metió el hecho punible, siguiendo el procedimiento de la
apelación (art. 474, párrafo primero).
Si la causal alegada fuere la del numeral 2 del artículo 470
el recurrente deberá indicar los medios con los que se preten-
de probar que la persona víctima del presunto homicidio ha
vivido después de la fecha en que la sentencia la supone falle-
cida; y si es la del numeral 4 del mismo artículo, se indicará el
hecho o el documento desconocido durante el proceso, se ex-
presarán los medios con que se pretende acreditar el hecho y
se acompaña, en su caso, el documento o, si no fuere posible, se
manifestará al menos su naturaleza y el lugar y archivo donde
se encuentra. El recurso que no cumplp. con los requisitos an-
teriores se rechazará sin trámite alguno.
En los de los numerales 4 y 5 corresponderá al juez del
lugar donde se perpetró el hecho, siguiendo también el proce-
dimiento de apelación (art. 474, párrafo primero).
El procedimiento de revisión aquí establecido es sencillo.
La solicitud de revisión se presentará por escrito ante el tribu-
nal que corresponda, según el artículo 473 y se explicará por
qué considera que procede la revisión, conforme a la causal
invocada (ver arto 472). Si se alega la causal del numeral 1 del

-644-
MANUAL DE DERECHO PROCESAL PENAL

artículo 470, se expresarán los datos identificatorios de las sen-


tencias que se estimen contradictorias y, de ser posible, se
acompañarán copias certificadas al escrito promocional. De lo
contrario podrán ser llevadas a la audiencia o solicitar del tri-
bunal revisor que las solicite a los órganos de los cuales ema-
naron. Si se alega la causal del numeral 2 se debe promover
como prueba la fe de vida de la persona presuntamente ulti-
mada, o su partida de defunción, si de ella consta que su muer-
te ocurrió con posterioridad y en circunstancias distintas a las
de la sentencia impugnada. También pueden promoverse como
pruebas, certificaciones de los órganos de identificación o de
movimientos migratorios, que evidencien que la persona ha
viajado al exterior o solicitado documentos de identidad con
posterioridad a la fecha en que la sentencia le declaró muerta,
así como también es posible promover documentos públicos de
fecha cierta y firma auténtica, que prueben que el presunto
ultimado ha realizado otorgamientos en las mismas condicio-
nes. Pero lo ideal es presentar personalmente al presunto fi-
nado, para que de viva voz y cédula de identidad en mano,
confirme su existencia. Si se demanda por la causal del nume-
ral 3 del artículo 470, entonces será necesario acreditar la sen-
tencia firme que declaró falsa la prueba en que se basó la
sentencia combatida, ya se trate de falsedad documental o tes-
timonial. Cuando se demande la revisión por el numeral 4 del
470, entonces habrá que proceder como ordena el artículo 474.
Si la causal alegada fuera la del numeral 5, entonces hay que
acompañar o que indicar la existencia de la sentencia firme
que estableció la prevaricación o corrupción a que se refiere
dicho numeral. Y si, finalmente, se recurre al amparo del nu-
meral 6, del artículo 470 se acompañará un ejemplar de la Ga-
ceta Oficial donde conste la ley favorable o, al menos, se
indicará su número y fecha.
Tal como se ve, el recurso o procedimiento de revisión, por
ir contra la cosa juzgada y por ende contra la seguridad jurídi-
ca, es muy exigente, y sólo procede sobre la base de la existen-
cia de principios de prueba muy sólidos, e igualmente
indubitables. De no existir éstos, el recurso debe ser desesti-
mado de plano, es decir, sin que se entre a conocer siquiera (in
limine litis), como lo ordena el aparte último del artículo 474.

-645 -
ERIe LORENZO PÉREZ SARMIENTO

Según el artículo 475, el tribunal anulará y dictará una


decisión propia, cuando resulte la absolución o la extinción de
la pena; y si una ley penal ha disminuido la pena establecida,
el tribunal hará la rebaja que proceda. Esto es así porque una
de las características esenciales de la revisión consiste en que
el tribunal que conoce de ella, 'cuando la declare con lugar, debe
dictar la sentencia definitiva que se debió acordar en su día el
tribunal de instancia, sin que contra esta sentencia quepa ulte-
rior recurso. La sentencia estimatoria de la revisión puede ser
absolutoria o simplemente de reducción o adecuación de la pena.
Cuando la sentencia sea absolutoria el acusado podrá exi-
gir que se publique en la Gaceta Oficial de la República de
Venezuela, y que se le devuelvan, por quien las percibió, las
sumas pagadas por concepto de multas, costas e indemniza-
ción de perjuicios, en cumplimiento de la sentencia anulada.
Además, la sentencia ordenará, según el caso, su libertad (art.
476). Pero los efectos de la sentencia de revisión que disminu-
ye o rectifica una condena, deben ser un nuevo cómputo oficial
del lapso de condena y su remisión al sitio de cumplimiento de
la pena. La sentencia que rechaza revisión por un determinado
motivo sólo tiene como efecto la imposibilidad de volver a re-
producir el motivo de revisión rechazado, pero ni la decisión
(auto) que niega la admisión del recurso de revisión, ni la sen-
tencia que resuelve el recurso en el sentido de confirmar la
recurrida, impedirán la interposición de un nuevo recurso de
revisión fundado en motivos distintos; pero las costas de una
revisión rechazada están a cargo de quien la interponga. Por lo
tanto, los efectos de la sentencia denegatoria de revisión con-
sisten en la imposibilidad de volver a recurrir por el mismo
motivo que fue rechazado, pero nó impide que se vuelva a in-
tentar la revisión por otros motivos. Sin embargo, no hay que
confundirse con la redacción confusa del artículo 477, pues nin-
guna sentencia que resuelva un recurso de revisión es suscep-
tible de recursos de revocación, apelación o casación.

- 646-
CAPÍTULO XVI
LA EJECUCIÓN PENAL

1. PROBLEMAS QUE SUPONE LA EJECUCIÓN


DE LA SENTENCIA PENAL

La ejecución de la sentencia penal consiste en dar cumpli-


miento práctico a todas las disposiciones en ella contenidas
una vez que está definitivamente firme, tanto en lo referente a
la sanción principal, como a las accesorias y a lo relativo a las
costas procesales, así como respecto a medidas de seguridad
impuestas. La ejecución comprende igualmente la solución de
los incidentes que se suscitan con motivo del cumplimiento de
los extremos arriba mencionados. Como bien dice Florian, lo
establecido en la sentencia «debe traducir se en una realidad y
en un estado de hecho adecuado».l11
Cuando pensamos en la ejecución de la sentencia penal, a
menudo lo que nos viene de súbito a la memoria, es el cumpli-
miento de las penas impuestas por la sentencia condenatoria,
pero no debemos olvidar jamás que una sentencia absolutoria
contiene de ordinario una serie de pronunciamientos favora-
bles al acusado absuelto, tales como devolución de objetos ocu-
pados, pago de indemnización por tiempo en prisión
provisional, publicación de carteles exculpatorios, los cuales
deben ser cumplidos para intentar mitigar los efectos que el
proceso pudiera tener sobre el declarado inocente.

III Ver: FLORIAN, Eugenio: Elementos de Derecho Procesal Penal. Editorial


Bosch, Barcelona, 1990, pág. 467.

- 647-
ERIe LORENZO PÉREZ SARMIENTO

Por otra parte, la ejecución en materia penal se ha conce-


bido siempre de oficio, conforme a un principio inquisitivo, pues
el restablecimiento de la legalidad quebrantada por el hecho
punible o por el proceso mismo, es de interés público y no pue-
de esperar a instancia de parte.
La ejecución de la sentencia penal supone una serie de
problemas que vienen determinados por el tipo de pronuncia-
miento a ser ejecutado y por la determinación de las autorida-
des llamadas a cumplirlos y en qué medida.
El primer problema que presenta la ejecución penal es su
permanencia en el tiempo, pues la sentencia penal no siempre
es de efectos de inmediato cumplimiento, sino que ese cumpli-
miento suele prolongarse en el tiempo, como sucede en el caso
de penas privativas de libertad o medidas de seguridad, en el
curso de las cuales pueden surgir innumerables incidentes, tales
como la necesidad de adecuar los regímenes de cumplimiento,
o de evaluar la posibilidad de libertades condicionales, licen-
cias extrapenales, regímenes sustitutivos, redención de la pena
por otras prestaciones, etc.
El otro problema cardinal que supone la ejecución penal
es la necesaria e ineludible imbricación de las funciones juris-
diccionales y administrativas del Estado en el cumplimiento
de los pronunciamientos emanados de la sentencia penal y la
consiguiente determinación de hasta dónde llega una y dónde
termina la otra.
Históricamente la función de los tribunales en materia de
ejecución penal se limitaba a la declaración de firmeza de la
sentencia, a disponer la devolución de objetos y expedir la or-
den de libertad del acusado, cuando se trataba de una
absolutoria, o solicitar el pago de la multa u ordenar el arresto
subsidiario, si la condena era de multa, o a establecer, en caso
de condena a prisión o presidio o muerte, el cómputo de la pri-
sión provisional y de la fecha de cumplimiento de la pena, a fin
de remitirlo a la institución donde debiera cumplirla o ser eje-
cutada. Todas las demás incidencias de la ejecución, sobre todo
en materia de penas privativas de libertad, correspondía a la
Administración, a tal grado, que el Poder Ejecutivo, en ese es-

- 648-
MANUAL DE DERECHO PROCESAL PENAL

quema, estaba facultado para evaluar el desempeño de los


reclusos durante la ejecución, otorgar cambios de régimen y
beneficios en el cumplimiento de la pena.
Sin embargo, desde mediados del siglo xx se ha venido ex-
tendiendo la concepción de que el Poder Judicial debe tener
más protagonismo en la ejecución judicial y extender sus facul-
tades de control a todos los incidentes que se susciten en el
cumplimiento de las penas. No cabe dudar que la extensión de
las facultades jurisdiccionales en la fase de ejecución de la sen-
tencia ha redundado en la democratización del proceso penal y
ha ampliado considerablemente las posibilidades de defensa
de los derechos humanos de los penados, en todos los países
donde se ha establecido.
Pero aun así, hasta hoy, y como tendencia dominante, el
peso esencial de la ejecución penal ha estado sobre los hom-
bros del Poder Ejecutivo, pues la construcción de las instala-
ciones penitenciarias y la administración de sus medios
personales, materiales y financieros, ha corrido a cargo de las
autoridades ejecutivas, ya bien centrales o bien descentraliza-
das, incluso con su funesta carga de corrupción, pues resulta
obvio que ésas no son tareas propias del Poder Judicial.
Por estas razones y como una reacción a la burocratización
e ineficiencia de la administración gubernamental de las insti-
tuciones penitenciarias, a partir de los años setenta del siglo
XX,comenzaron a aparecer en Europa occidental, una serie de
tendencias dirigidas a la privatización de la administración de
las cárceles y otras instituciones de trabajo correccional peni-
tenciario, que pudieran conducir a un debilitamiento del nece-
sario control del Éstado, en tanto representante de la sociedad
organizada sobre esta delicada actividad de seguridad pública.
Por ello, el control judicial de la ejecución es tanto más necesa-
rio, cuanto más se acentúen las tendencias privatizadoras de
las instituciones penitenciarias, pues resulta incuestionable que
el Poder Judicial no será nunca el llamado a administrarlas
directamente.
Finalmente, la ejecución de la sentencia penal, después de
los años sesenta del siglo XX se ha caracterizado por un giro

- 649-
ERIe LORENZO PÉREZ SARMIENTO

decisivo hacia las formas alternativas del cumplimiento de la


pena, aumentado de manera notoria los penados acreedores
de los llamados beneficios en la ejecución de la sentencia, tales
como la suspensión condicional de la pena, la redención de la
pena por trabajo y estudio, el trabajo en establecimientos abier-
tos, y la ya conocida remisión condicional de la pena, más cono-
cida como libertad condicional, bajo palabra o "parolée".
Esto último ha condicionado la necesidad de controlar a
las personas que han recibido estos beneficios a través de ofi-
ciales de la ley o funcionarios, ya sean empleados del Estado o
activistas sociales, los cuales se incorporan al sistema de eje-
cución de la sentencia penal a través de la asignación que les
hace de los penados que deben controlar y de la actividad de
vigilancia que deben ejercer sobre ellos, en coordinación con
los órganos de policía, el Ministerio Público y los tribunales.
En nuestro caso esa tarea la cumplen los llamados delegados
de prueba, nacidos al calor de la Ley de Libertad bajo Fianza y
de Sometimiento a Juicio, y revividos ahora por la Ley de Re-
forma Parcial del COPP de 14 de noviembre de 2001.

2. LA EJECUCIÓN PENAL EN EL COPP

Ejecución judicial. Competencia del tribunal de ejecución.


Derechos del penado

El Código Orgánico Procesal Penal, fiel a las tendencias


de la época de su aparición, establece un moderno sistema de
ejecución de la sentencia penal, fundado en una extensión am-
plísima de las facultades jurisdiccionales en esta fase, a través
de la figura del juez de ejecución, cuyas competencias son muy
amplias y abarcan prácticamente todas las incidencias de esta
fase del proceso penal. Los tribunales de ejecución estableci-
dos en el COPP, en tanto tribunales especializados yescindidos
de los tribunales de conocimiento, quedan facultados para co-
nocer de todas las incidencias que pudiera generar la ejecu-
ción de la sentencia penal, tanto en lo que se refiere a las penas
corporales como a las patrimoniales y otras medidas conexas o

- 650-
MANUAL DE DERECHO PROCESAL PENAL

accesorias (art. 479 en rel. con arto 64 último aparte). El conde-


nado podrá ejercer, durante la ejecución de la pena, todos los
derechos y las facultades que las leyes penales, penitenciarias
y los reglamentos le otorgan, planteando ante el tribunal de
ejecución todas las observaciones que, con fundamento en aque-
llas reglas, estime convenientes (art. 478).
El tribunal de ejecución en el COPP tiene competencias
expresas y competencias tácitas. Son competencias expresas,
aquellas que están claramente recogidas por la ley, en tanto
que son competencias tácitas aquellas que por su naturaleza
deben ser conocidas por el juez de la ejecución.
Las competencias expresas del juzgado de ejecución están
taxativamente establecidas en el artículo 479, en la forma si-
guiente:
ARTÍCULO 479. Competencia. Al tribunal de ejecución le co-
rresponde la ejecución de las penas y medidas de seguridad
impuestas mediante sentencia firme. En consecuencia, cono-
ce de:
1. Todolo concerniente a la libertad del penado, las fórmulas
alternativas de cumplimientode pena, redención de la pena
por el trabajo y el estudio, conversión, conmutación y ex-
tinción de la pena;
2. La acumulación de las penas en caso de varias sentencias
condenatorias dictadas en procesos distintos contra la
mIsma persona;
3. El cumplimiento adecuado del régimen penitenciario. A
tales fines, entre otras medidas, dispondrá las inspeccio-
nes de establecimientos penitenciarios que sean necesa-
rias, y podrá hacer comparecer ante sí a los penados con
fines de vigilancia y control.
En las visitas que realice el Juez de ejecución podrá estar
acompañado por fiscales del Ministerio Público.
Cuando el Juez realice las visitas a los establecimientos
p¡pnitenciarios, dictará los pronunciamientos que juzgue
convenientes para prevenir las irregularidades que obser-
ve. Exhortará y de ser necesario, ordenará, a la autoridad
competente que las subsane de inmediato y le rinda cuen-
ta dentro del lapso que se le fije.

- 651-
ERIe LORENZO PÉREZ SARMIENTO

De la interpretación concordada de los numerales 1 y 3 del


artículo 479 se determina la derogación tácita del artículo 42
del Código Penal y prácticamente de todas las facultades del
Ejecutivo en lo que se refiere a las facultades respecto al cum-
plimiento de las penas, sus formas alternativas y beneficios.
La competencia tácita del juez de ejecución es la que, no
estando expresamente establecida en el COPP, resulta for-
zoso atribuirla a este órgano en razón de su naturaleza. En
nuestra opinión debe ser competencia tácita del juez de eje-
cución, todos los pronunciamientos restitutorios que ema-
nen de la sentencia absolutoria, tales como la tramitación
de las órdenes de pago respectivas o la instancia al Ejecuti-
vo para que incluya la deuda en el ejercicio presupuestario
correspondiente.

Competencia concurrente

La competencia del juez de ejecuclOn para conocer to-


dos y cada uno de los asuntos sometidos a su decisión y con-
trol es independiente y concurrente, respecto al posible
conocimiento que la persona de quien se desempeñe como
tal, haya tenido en las diversas fases, grados o estadios de
conocimiento y decisión de cualquier causa con anterioridad,
por cuanto las decisiones ejecutorias están escindidas ra-
cionalmente de las cuestiones de hecho y de derecho del in-
troito, toda vez que estas últimas están referidas a la
existencia o no de delito y a la participación en éste del im-
putado, en tanto que las primeras se refieren a situaciones
producidas ex post poena, o sea cuando ya las últimas fueron
agotadas y consumidas totalmente, no pudiendo haber, por
tanto, contaminación al respecto.
Todo esto quiere decir, que el juez de ejecución no puede
inhibirse por el hecho de que se haya desempeñado anterior-
mente como juez de juicio o de control en el mismo proceso o
en otro relacionado con el imputado cuyo cumplimiento de pe-
nas e incidencias relacionadas deba controlar y decidir.

- 652-
MANUAL DE DERECHO PROCESAL PENAL

Modos de proceder del tribunal de ejecución

El conocimiento por parte del juez de ejecución comienza


cuando el tribunal de juicio o el juez de control, cuando haya
sancionado por admisión de los hechos, le envía copia de la sen-
tencia definitivamente firme, junto con el respectivo auto que
declara la firmeza (art. 480). A partir de este momento, según la
sentencia sea absolutoria o condenatoria, el juez de ejecución
decidirá lo conducente. Si la sentencia es absolutoria y procediere
indemnización o restitución monetaria o de cosas, el juez de eje-
cución ordenará expedir los cheques correspondientes, con car-
go a las cuentas del Circuito Judicial Penal destinadas al efecto,
y de no existir disponibilidad presupuestaria, librará los oficios
procedentes a los efectos de incluir los montos debidos en el
ejercicio presupuestario siguiente. Si se tratare de restitución
de cosas, el juez de ejecución ordenará poner los bienes en po-
der de quien corresponda. Si hubiere imposición de costas a de-
nunciante o querellante temerario, el juez de ejecución, de oficio
o a instancias del Ministerio Público o del acusado absuelto, pro-
cederá a exigidas conforme a las reglas del CPC (art. 265 del
COPP). Cuando la indemnización o las costas no hayan sido es-
tablecidas por el tribunal del juicio o de la revisión, en su caso
(arts. 268 y 275 del COPP), éstas serán establecidas por el juez
de ejecución si la sentencia estuviere definitivamente firme, pues
si no lo estuviera, la omisión podrá suplirse por el trámite de la
aclaración previsto en el artículo 176 del COPP.
Si la pena es de multa y el penado no la paga dentro del
plazo fijado en la sentencia, será citado para que indique si
pretende sustituida por trabajo voluntario en instituciones de
carácter público o solicitar plazo para pagada. Oído el penado,
el tribunal decidirá por auto razonado y en dicha resolución
fijará el tiempo, las condiciones y el lugar en donde cumplirá
el trabajo voluntario y dispondrá asimismo las medidas nece-
sarias para el cumplimiento de la decisión y el control de su
ejecución. Si por incumplimiento es necesario transformar la
multa en prisión, citará al Ministerio Público, al penado y a su
defensor, y decidirá por auto razonado. Transformada la multa
en prisión, se ordenará la detención del penado. Se aplicarán
analógicamente las reglas relativas al cómputo (art. 489).

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ERIe LORENZO PÉREZ SARMIENTO

Si la pena es de inhabilitación para ejercer una profesión,


industria o cargo, se le notificará a la autoridad o entidad en-
cargada de controlar su ejercicio, indicándole la fecha de fina-
lización de la condena (art. 490).
Cuando la sentencia definitivamente firme sea condenato-
ria a pena privativa de libertad, el juez de ejecución, una vez
recibidos del tribunal sancionador la copia certificada de la
sentencia y el auto de su firmeza, ordenará practicar el cómpu-
to y determinará con exactitud la fecha en que finaliza la con-
dena y, en su caso, la fecha a partir de la cual el penado podrá
solicitar su libertad condicional. Se descontará de la pena a
ejecutar la privación de libertad que sufrió el penado durante
el proceso en un establecimiento del Estado (cárceles, comisa-
rías, retenes o comandancias policiales y militares), así como
también la privación de libertad sufrida por el penado en el
extranjero, en un procedimiento de extradición con fines de
ejecución penal (abono de preventiva), pero no se descontará el
tiempo de reclusión domiciliaria (COPP arto 484).
La resolución que contenga y avale el cómputo se notifica-
rá al Ministerio Público, al penado y a su defensor, quienes
podrán hacer observaciones al cómputo dentro del plazo de tres
días, pues el cómputo es siempre reformable, aun de oficio,
cuando se compruebe un error o nuevas circunstancias lo tor-
nen necesario. La decisión que deniegue o acceda a la rectifica-
ción del cómputo debe ser recurrible en apelación por el
numeral 5 del artículo 447, ya que un error en el cómputo pue-
de causar un gravamen irreparable.
Una vez que se haya realizado el cómputo y no haya oposi-
ción, si el condenado se hallare en libertad deberá ser citado
para ser constituido en prisión y de no concurrir a la citación
se ordenará su aprehensión, ordenándose ponerlo a disposi-
ción del tribunal de ejecución, el cual, una vez habido el conde-
nado, lo remitirá al centro penitenciario que corresponda. Si
el penado ya estuviere en prisión provisional, el juez de ejecu-
ción remitirá copia de la sentencia y del cómputo al estableci-
miento donde se encuentre el penado privado de libertad.
Según el artículo 481 del COPP, si el penado debe cumplir
la sanción en un lugar diferente al del juez de ejecución notifi-

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MANUAL DE DERECHO PROCESAL PENAL

cado, éste deberá informar al juez de ejecución del sitio del


cumplimiento para que proceda conforme a lo dispuesto en el
numeral 1 del artículo 479. De conformidad con esta norma de
auxilio judicial, el seguimiento de la ejecución pasa definitiva-
mente al juez exhortado. De aquí se desprende que el juez com-
petente para conocer de las incidencias de la ejecución a que
se refiere el artículo 478 es el que tiene jurisdicción en el terri-
torio donde se encuentre cumpliendo la pena el sancionado y
no el del lugar donde se dictó la sentencia.

Audiencia oral contradictoria

Los incidentes relativos a la ejecución o extinción de la


pena, a la libertad condicional y todos aquellos en los cuales,
por su importancia, el tribunal lo estime necesario, serán re-
sueltos en audiencia oral y pública, citando a los testigos y ex-
pertos que deban informar durante el debate (art. 483). Ésta es
una de las innovaciones más lúcidas del COPP, pues los inci-
dentes en la ejecución tramitados por escrito dan lugar a dila-
ciones interminables. Las normas del juicio oral han de ser
supletorias para el desarrollo de esta audiencia. De no ser ne-
cesario, el tribunal decidirá dentro de los tres días siguientes,
y contra la resolución procede recurso de apelación, cuya in-
terposición no· suspenderá la ejecución de la pena, a menos que
así lo disponga la Corte de Apelaciones.

Control del cumplimiento de la pena

Una vez que el penado se encuentre debidamente


~jecutoriado, el tribunal de ejecución controlará el cumplimien-
to adecuado del régimen penitenciario. Entre otras medidas, dis-
pondrá las inspecciones de establecimientos penitenciarios que
sean necesarias, y podrá hacer comparecer ante sí a los penados
con fines de vigilancia y control, lo cual reduce considerable-
mente las facultades conferidas al Ejecutivo por el artículo 10 de
la LRP (art. 479). En las visitas que realice el juez de ejecución
podrá estar acompañado por los fiscales del Ministerio Público
(art. 479), aunque es obvio que el COPP no deroga las facultades

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ERIe LORENZO PÉREZ SARMIENTO

que la LOMP otorga a los fiscales del Ministerio Público en


materia de inspección de prisiones, porque éstas derivan di-
rectamente de la Constitución (art. 285, num.1 CRBV).
Las visitas que realicen los jueces de ejecución a los estable-
cimientos penales se harán constar en un acta que se insertará en
un libro que se llevará al efecto (art. 488). El juez que realice las
visitas de los establecimientos penales dictará los pronunciamien-
tos que juzgue convenientes para corregir y prevenir las faltas
que observe, y exhortará a la autoridad competente para que en el
mismo sentido expida las resoluciones necesarias (art. 479).
Los jueces de ejecución serán también los competentes para
conocer de todas aquellas situaciones que afectan al cumpli-
miento de la sanción, como son el indulto, la conmutación de la
pena, la amnistía y el perdón de la parte ofendida. El artículo
491 del COPP dispone que la autoridad correspondiente remi-
tirá al tribunal de ejecución copia auténtica de la disposición
por la cual decreta un indulto o la conmutación de la pena y que
recibida la comunicación, el tribunal ordenará inmediatamen-
te la libertad o practicará un nuevo cómputo; pero aun cuando
el COPP no lo aclare expresamente, y es lo más normal y usual,
el juez de ejecución tomará las medidas expresadas en el ar-
tículo 491, cuando sea el defensor del imputado o cualquier par-
ticular, quien le remita los documentos oficiales donde conste
el indulto o la conmutación. En el caso del indulto, el juez pue-
de incluso proceder de oficio, tan pronto vea publicado el de-
creto respectivo en la Gaceta Oficial de la República.
Cuando el perdón del ofendido pudiere ser causa de extin-
ción de la pena, el tribunal de ejecución ordenará la libertad, tan
pronto compruebe fehacientemente que éste se ha producido (ver
arto 492), excluyendo toda posibilidad de fraude o forjamiento,
básicamente haciendo comparecer ante sí al ofendido.

Suspensión condicional de la pena

La suspensión condicional de la ejecución de la pena es


una institución que por definición implica cero pena, o lo que
es lo mismo, el penado no cumplirá ningún tiempo de priva-

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MANUAL DE DERECHO PROCESAL PENAL

Clan de libertad ni pagará ni un centavo de multa, desde el


momento mismo en que se le otorgue este beneficio, y no lo
hará, definitivamente, si cumple las condiciones alternativas
que el tribunal le imponga.
En el texto del COPP reformado de 2001, la suspensión
condicional de la ejecución de la pena" en los puros términos
conceptuales arriba señalados, sólo se le otorgará a los pena-
dos condenados por delitos que merezcan pena no superior a
los tres años de privación de libertad en su límite máximo, se-
gún dimana de la interpretación concordada de los artículos
493 y 494, último aparte.
Sin embargo, según el COPP reformado de 2001, puede
otorgarse la suspensión condicional de la ejecución de la pena
a los demás penados, siempre que la pena concreta impuéstales
no exceda de cinco años de privación de libertad y siempre y
cuando hayan cumplido efectivamente la mitad de dicha pena
y cumplan los demás requisitos que exigen los artículos 494 y
495 del COPP. En este caso, no se trata ya de una verdadera
suspensión condicional de la pena, sino de lo que queda de ella,
por lo que, en realidad de lo que se trata es de una libertad
condicional.
El que reciba el beneficio, si beneficio y no más que beneficio,
de suspensión de la ejecución de la pena, porque no se trata de
ningún derecho subjetivo, tendrá que someterse al control de un
delegado de prueba, que vigilará el cumplimiento de las condicio-
nes impuestas y que deberá informar al tribunal al respecto.
Tanto la decisión que otorgue el beneficio, como la que lo
revoque, así como la que declare extinguida la pena por cum-
plimiento de las condiciones impuestas al penado, serán
apelables ante la Corte de Apelaciones, a la luz del numeral 6
del artículo 447.

Libertad condicional

El juez de ejecución podrá acordar la libertad condicional


del penado cuando éste haya cumplido por lo menos las dos

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ERIe LORENZO PÉREZ SARMIENTO

terceras partes de la pena impuesta y cuando exista un pro-


nóstico favorable sobre el comportamiento futuro del penado,
a juzgar por informe que deberá rendir la autoridad peniten-
ciaria o alguna comisión designada al efecto. De la simple lec-
tura del artículo 495 del COPP se advierte que los requisitos
para la libertad condicional allí establecidos son acumulativos.
No obstante, los mayores de setenta años podrán obtener la
libertad condicional después de cumplida una tercera parte de
la pena impuesta. Quienes no puedan comprobar su edad por
los medios establecidos en el Código Civil, podrán solicitar esta
medida cuando se demuestre mediante- experticia médico-
forense, que su edad fisiológica es superior a los setenta años,
según lo establecido en el artículo 502, en tanto que en el ar-
tículo 503 se concede igual beneficio a los penados que padez-
can una enfermedad grave o en fase terminal, previa
certificación médica, pero hay que tener en cuenta que en los
casos de personas HIV positivos que no han desarrollado aún
el llamado complejo asociado de enfermedades oportunistas,
que es el cuadro terminal del SIDA, se trata de portadores
asintomáticos y no pareciera racional concederles el beneficio
de libertad condicional, sino proporcionarles tratamiento es-
pecializado dentro de las prisiones.
La libertad condicional podrá ser solicitada por el penado
o por su defensor, o acordada de oficio por el tribunal, en cuyo
caso el juez solicitará a la dirección del establecimiento los in-
formes que prevé la ley. Cuando la pida el penado ante la di-
rección del establecimiento, ésta remitirá inmediatamente la
solicitud al tribunal (art. 494). No obstante, a los efectos de la
elegibilidad de un penado para el beneficio de libertad condi-
cional, la dirección del establecimiento, donde el penado cum-
ple la sanción, remitirá al tribunal de ejecución los informes
previstos por la ley un mes antes del cumplimiento del día se-
ñalado en el cómputo como la fecha a partir de la cual el pena-
do puede solicitar la libertad condicional.
Cuando alguna parte interesada solicite la libertad condi-
cional del penado, el juez de ejecución resolverá dentro de los
tres días siguientes sobre la admisibilidad de la solicitud. El
tribunal podrá rechazar sin trámite alguno la solicitud cuando

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MANUAL DE DERECHO PROCESAL PENAL

sea manifiestamente improcedente, o cuando estime que no ha


transcurrido el tiempo suficiente para que varíen las condicio-
nes que motivaron el rechazo anterior. Si el juez de ejecución
estima procedente la solicitud y no considera necesario convo-
car a la audiencia pública a que se refiere el artículo 483 del
COPP, dictará auto otorgando la libertad condicional. En el
auto que otorgue la libertad condicional se fijarán las condicio-
nes que se imponen al condenado. Éste, en el acto de la notifi-
cación, se comprometerá a cumplirlas, señalará domicilio y
recibirá una copia de la resolución. El tribunal de ejecución
vigilará el cumplimiento de las condiciones impuestas, las cua-
les serán modificables de oficio o a petición del penado.
La libertad condicional se revocará por incumplimiento de
las obligaciones impuestas o por la comisión de un nuevo deli-
to. La revocatoria será declarada de oficio o a solicitud del
Ministerio Público o de la víctima. Todas las decisiones del juez
de ejecución sobre estos puntos podrán ser apeladas de autos
(art. 447 num. 6).

Trabajo fuera del establecimiento penitenciario


y destacamento en establecimiento abierto

Las instituciones de trabajo fuera del establecimiento pe-


nitenciario y de destino a establecimiento abierto, antes regu-
ladas por la administrativa Ley de Régimen Penitenciario, han
pasado a la tutela efectiva del COPP, tras la Reforma de 2001.
El trabajo fuera del establecimiento penitenciario se auto-
rizará por el juez de ejecución, cuando el penado haya cumpli-
do por lo menos una cuarta parte de la pena impuesta, en tanto
que el destino a establecimiento abierto requiere un cumpli-
miento de la pena de por lo menos un tercio.

Redención judicial de la pena por trabajo o estudio

La redención judicial de la pena por trabajo o estudio sólo


se computará a favor de aquellos penados que hayan extingui-
do por lo menos la mitad de la pena impuesta y sólo se admiti-

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ERIC LORENZO PÉREZ SARMIENTO

rá a razón de ocho horas de trabajo diario y por estudios reco-


nocidos por las autoridades educativas.

Ejecución de las medidas de seguridad

Según los artículos 513, 514 Y515 del COPP, para la ejecu-
ción de las medidas de seguridad, regirán las reglas aplicables
a las penas privativas de libertad. Las leyes especiales deter-
minarán lo relativo a la forma, control y trámites necesarios
para la ejecución de las medidas de seguridad, así como todo
cuanto respecta al régimen, trabajo y remuneración del some-
tido a ellas. El tribunal de ejecución fijará un plazo, no mayor
de seis meses, a cuyo término examinará periódicamente la
situación de quien sufre una medida por tiempo indetermina-
do; el examen se llevará a cabo en audiencia oral, concluida la
cual decidirá sobre la cesación o continuación de la medida.

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