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Darwin Fernando Acosta Tova

El tipo y la tasa de degradación edáfica están determinados por el uso y manejo que se le
impone al suelo, por lo que resulta determinante identificar los procesos degradantes actuales
o potenciales y las propiedades que son afectadas, entre las que se encuentran las físicas,
que se consideran una función del clima, el material parental, la vegetación, la topografía y el
tiempo, factores a los que se debe incluir la acción del hombre o factor antrópico.
La degradación de las propiedades físicas de los suelos influye de forma directa,
obstaculizando el crecimiento de las raíces de las plantas e indirectamente reduciendo el
contenido de oxígeno con la consiguiente alteración y modificación de la flora microbiana.
También la distribución del sistema radical se afecta por las propiedades físicas del suelo,
Es conocido que el sistema radical desempeña un papel importante en la absorción de agua y
nutrientes, por lo que el manejo del suelo y su impacto sobre las propiedades físicas resulta
esencial para el crecimiento y la distribución de las raíces, lo que incide directamente, La
producción arrocera es quizás una de las actividades agrícolas más agresivas al medio por
los manejos que requiere. Al respecto, se ha demostrado por investigaciones y la propia
práctica productiva, que si no se cuidan los suelos dedicados a este cultivo, en el transcurso
de unos pocos años pierden su propiedad agra productiva y las cosechas no resultan
rentables.

Con el desarrollo de esta monografía se pretende dar a entender la importancia de los


efectos secundarios generados por el mal manejo del suelo cuando no se evalúan
adecuadamente sus propiedades físicas en determinado tiempo y a través de un concepto.

El suelo como recurso natural tiene una inherente variabilidad en todas sus características.
Una parte de esta variabilidad es natural debida a sus factores de formación y otra parte se
genera como consecuencia de la interacción de sus componentes con el ambiente y del
manejo histórico que se le ha dado para la producción de cultivos (Bocchí et al ., 2000;
Trangmaret al., 1985).El estudio de un suelo pretende explicar el comportamiento de las
propiedades que lo caracterizan, con el fin de determinar que labores son apropiadas para
obtener una óptima producción y a su vez conservar este recurso. Por lo tanto, no es
suficiente saber interpretar los valores obtenidos en el estudio de sus propiedades en una
muestra ya sea en el campo o en un laboratorio, sino que es necesario entender como estas
se distribuyen espacialmente. Al analizar los datos es posible que exista gran desigualdad
entre ellos lo que dificulta su procesamiento e incluso su predicción, estas diferencias pueden
et al.
estar relacionadas con la variabilidad espacial de las propiedades en estudio (Cichota ,
. 2003)

Propiedades Físicas del suelo frente al cultivo de arroz –


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La investigación de las propiedades del suelo ha tenido una amplia aplicación en el proceso
productivo agrícola, debido a la estrecha relación que estas guardan estableciendo
potenciales o limitaciones con su productividad.

El suelo es un sistema polifásico (tres fases) heterogéneo (diversas sustancias minerales y


orgánicas), particulado (compuesto de partículas de diversa forma y tamaño), disperso (las
partículas son separables) y poroso (permite el paso del aire y los solutos del suelo) en el cual
ocurren una infinidad de interacciones dando lugar a procesos y fenómenos tales
como la cohesion-adhesion, agregación–dispersión, desorción, expansión–contracción,
tensión superficial, retención y flujo hídrico, intercambió iónico, intercambio gaseoso etc.

Las tres fases de naturaleza ordinaria del suelo son: la fase sólida que constituye la matriz del
suelo, la fase liquida compuesta por el agua del suelo, que contiene sustancias disueltas y se
llaman solución del suelo, y la fase gaseosa que es la atmosfera del suelo. Las proporciones
relativas de las fases en el suelo varían continuamente y dependen de variables como clima,
vegetación y manejo (Balcázar, Trujillo 2010).

La proporción de los componentes y su estado determinan las propiedades físicas del suelo:
textura, consistencia, densidad, aireación y propiedades que inciden de manera importante
sobre el crecimiento de las plantas y disponibilidad de nutrientes.

La medición de las propiedades físicas de un suelo, permite conocer los cambios ocurridos
como consecuencia de la historia de uso e incluso cuantificar algunos índices de
., 2005).
sostenibilidad del recurso suelo (Sánchez y De Andrade

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La finalidad de este trabajo es identificar el concepto, importancia e interpretación de algunas


propiedades físicas a través de la observación de problemas de orden físico que llegan a
restringir la producción y así determinar estrategias de mejoramiento físico.

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Es la densidad del suelo que se calcula teniendo en cuenta el espacio ocupado por los poros
al cuantificar el volumen de la muestra de suelo, razón por la cual depende de la organización
que presente la fracción sólida del mismo y está afectada por su textura, su estructura, su
contenido de materia orgánica, su humedad (en especial en suelos con materiales
expansivos) y su grado de compactación, principalmente. En términos prácticos, es la
densidad que tiene la tierra fina del suelo, con la organización que ella posea. La densidad
aparente es un parámetro importante para la descripción de la calidad del suelo y la función
del ecosistema. Los valores de densidad aparente altos indican un ambiente pobre para el
crecimiento de raíces, aireación reducida, y cambios indeseables en la función hidrológica
como la reducción de la infiltración del agua.

Como referencia para interpretar la densidad aparente del suelo, desde un punto de vista
netamente práctico, se ha establecido el valor de 1.3 Mg m-3, como densidad aparente
promedia para los suelos minerales, diferentes a los Andisoles, cuyo valor es menor de 0.90
Mg m-3 (Soil Survey Staff, SSS, 1999, 1998). Para los materiales orgánicos, (Rawls, 1983)
propone un valor promedio de 0.224 Mg m-3, aunque, dependiendo del grado de
descomposición que ellos presenten, puede variar entre menor de 0.1 Mg m-3, para
materiales fibrosos, hasta mayor de 0.2 Mg m-3, para materiales sápricos ó más
descompuestos (SSS., 1998 Jaramillo y Hendrickx (2000.)

Teniendo en cuenta la textura, (Cortés y Malagón., 1984) consideran como valores altos para
la densidad aparente, aquellos que sean superiores a 1.3 Mg m-3, en suelos con texturas
finas; los mayores a 1.4 Mg m-3, en suelos con texturas medias y los mayores a 1.6 Mg m-3,
en suelos con texturas gruesas
A medida que se aumenta la densidad aparente disminuye la porosidad total a su vez índice
de la disponibilidad de agua y aire en la penetración radicular...

La Densidad Aparente o Densidad de Volumen de un suelo se ha demostrado por (Frómeta.,


2003 y Díaz 2005), que la misma varía con el tiempo de uso agrícola de éstos, además
argumentan que las diferentes prácticas de cultivos ejercen acción diferenciada en relación
con la propiedad física que se analiza.
Esto lo constata (Gauggel, 2003), quien menciona que la materia orgánica humificada mejora
la capacidad de intercambio catiónico de los suelos, lo cual a su vez mejora el intercambio de
nutrientes, la porosidad al reaccionar con el calcio formando complejos arcillo-húmicos, y por
lo tanto el intercambio gaseoso, produciéndose un mejor drenaje de estos suelos
compactados y pesados.

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Aparte de lo anterior, es un estimador del grado de compactación del suelo, ya que si se está
presentando este problema, la densidad aparente se incrementa; también es un indicador de
altos contenidos de materia orgánica en el suelo, puesto que ellos reducen el valor de dicha
densidad.
Debido a la facilidad con la cual se puede medir esta propiedad, se ha utilizado como
parámetro para estimar el grado de deterioro del suelo, teniendo en cuenta que a medida que
aumenta su valor, se está produciendo una degradación de la estructura del mismo, bien sea
por compactación o por pérdida de materia orgánica.
Cabe aclarar, sin embargo, que la compactación del suelo no siempre es perjudicial, como lo
demuestran los resultados obtenidos por (Silva., et al 2006); ellos encontraron que a medida
que se iba compactando el horizonte A de un Latosol rojo arcilloso del Brasil, también se iba
incrementando el contenido de humedad en él cultivo; esto se debe, probablemente, a que la
compactación ejercida disminuyó el tamaño natural de los poros, mejorando la capacidad de
almacenamiento de agua por parte del suelos.
Como parámetro útil para estimar el deterioro del suelo, es conveniente analizar su variación
a través del perfil del suelo, ya que ésta puede indicar horizontes que están siendo
compactados

Conceptualmente la densidad real o densidad delas bases de los sólidos está absolutamente
seca, compacta y sin poros Es una propiedad que perdura en los suelos y varia con el uso
de los mismos en limites perceptibles muy estrechos que no resultan detectables con la
tecnología actual en pequeños periodos de tiempo lo anterior puede corroborar en parte lo
planteado por (Hernández et Al...(2005) quien plantea que la densidad real o peso específico
de un suelo cambia en un tiempo mayor a los 1000 años la densidad real de un suelo
depende de los minerales que lo conforman por lo tanto no es afectada por la estructura y la
textura del suelo.

Para fines prácticos, se asume como un valor promedio adecuado de densidad real para
suelos minerales, . Este valor será apropiado para un suelo cuya composición
mineralógica esté equitativamente distribuida entre el filo y el tectosilicatos, como podría ser
entre cuarzo, ortoclasa, plagioclasas, montmorillonita y caolinita, por ejemplo. En un suelo
cuya mineralogía esté dominada por óxidos de hierro se presentará una densidad real muy
por encima del valor promedio anotado anteriormente. De otro lado, los valores por debajo del
promedio pueden indicar la presencia de altos contenidos de materia orgánica y/o de

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aluminosilicatos no cristalinos en el suelo.

La Porosidad del suelo, está determinada por la relación que existe entre la Densidad de
Volumen y la Densidad de las Bases Sólidas según (Frómeta., 2003); las labores humanas en
función de buscar el sustento para la vida, lo que se hace con una u otra herramienta e
incluso con las propias manos, conduce a que con su peso o el de los medios que utiliza y las
tecnologías de cultivo, alteren esa relación a que se hace mención. El cultivo del arroz es
quizás una de las actividades agrícolas más agresivas al medio por las prácticas que implica,
al respecto se ha demostrado por investigaciones y la propia práctica productiva que si no se
cuidan los suelos dedicados al cultivo del arroz en el transcurso de unos pocos años éstos
pierden sus propiedades agroproductivas y las cosechas se hacen no rentables (Alemán,
2002; Díaz, 2005).

CATEGORIZACION DE LA POROSIDAD DEL SUELO PARA LA PRODUCCION DEL


CULTIVO DE ARROZ.

Categoría Porosidad total % Perdida de rendimiento


máximo posible
Optima 54-57 0
Media 52-54 5-15
Baja Menor 52 Mayor 15

Con relación a la distribución de poros, Baver et al (1973) consideran como ideal, aquella en
la cual, macro y microporos se encuentran en igual proporción y agrega que, cuando la macro
porosidad es menor del , se restringe la proliferación de raíces, valor también establecido
por Pla, citado por (Cortés y Malangón., (1984)., Pla (1977) establece que con aportes
controlados de agua (riego) dicho valor límite podría bajarse a 6 u 8 %. También, es
importante analizar, como en el caso de la densidad aparente, la distribución de la porosidad a
través del perfil, para identificar posibles horizontes limitantes del drenaje, de la aireación, del
aporte de humedad a la planta y/o del crecimiento de las raíces;
Al interpretar la porosidad del suelo, debe tenerse en cuenta que si predominan los
macroporos, se va a presentar un drenaje y una aireación excesivos y una baja capacidad de
almacenamiento de agua, en tanto que, si predomina la microporosidad, se presentarán
problemas de drenaje y aireación y aumentará la posibilidad de compactación del suelo y de
producción de compuestos tóxicos para la planta por efecto de las condiciones reductoras que

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pueden generarse.
La distribución interna de la porosidad del suelo es un parámetro que debe ser evaluado
periódicamente, sobre todo en suelos sometidos a usos intensivos. Los cambios en esta
propiedad pueden ser indicativos de deterioro físico del suelo, como lo muestran los
resultados presentados por Boels (1982), Klute (1982) y Centurion y Dematté (1985), así
como los encontrados por García (1991), en suelos franco limosos del Valle del Sinú,
sometidos a laboreo con discos durante 25 años. El comportamiento de la densidad aparente
es completamente contrario al de la porosidad, obviamente por la relación inversa que existe
entre estas dos propiedades del suelo.

El espacio poroso en los suelos arenosos fluctúa entre el 35% y el 40% mientras que en
suelos arcillosos oscila entre 40% y 60% o más estos % se incrementan en suelos de
textura fina con alto contenido de materia orgánica presencia de estructura granular y alta
actividad biológica.
Los poros medianos y grandes predominan en suelos arenosos, sueltos con estructura
granular, los poros finos y muy finos prevalecen en suelos con texturas medianas y finas, los
microporos en suelos muy arcillosos, los poros grandes y medianos permiten una circulación
rápida del aire y el agua, mientras que los poros finos y muy finos facilitan el flujo del agua
en el suelo y los microporos sirven para almacenar el agua disponible para las plantas.
La proporción entre poros grandes y microporos es mas importante que la porosidad total del
suelo porque permite establecer el equilibrio aire agua en el sistema , condición que es
importante para el almacenamiento y suministro del agua a las plantas , el proceso de
nutrición vegetal , la actividad microbial y el mantenimiento de la producitvidad del suelo.

El uso permanente e intensivo de implementos agrícolas en los suelos causa deterioros en su


estructura (Mullaet al. , 1992; Quirk y Murray, 1991) y ésto puede afectar negativamente los
rendimientos.
A manera de ejemplo cabe citar, que los productores de arroz de secano en Casanare
abandonan sus lotes después de cinco a ocho años de uso continuo, porque después de este
tiempo los rendimientos, a causa de procesos degradativos, disminuyen notablemente
(Preciado, 1997). En estos suelos la labranza se hace casi que exclusivamente con rastras de
diferentes tamaños.
En ellos se observan los cambios que se han producido en la porosidad total y en la
distribución del tamaño de los poros por efecto del tiempo de uso.
Cuando el suelo no se había cultivado la porosidad total en los primeros 10 cm era de 60%,
después de 20 años de uso se había reducido a 38%, una disminución del 22% que
manifiesta que el suelo se ha adensado. Entre 10 y 20 cm los valores pasaron de 47% a 33%
y entre 20 y 30 cm de 43% a 32% observándose que hasta la profundidad de muestreo el
suelo había reducido fuertemente su volumen.

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El déficit de aire en el suelo se manifiesta donde quiera que en un lote se produzca


inundación. También, cuando los valores de aireación a capacidad de campo sean inferiores a
10% en la profundidad de desarrollo de las raíces. Bajo condiciones de baja aireación o de
inundación, las raíces de los cultivos de secano no pueden absorber ni agua ni nutrientes, por
lo tanto hay una disminución drástica de los rendimientos.

Condiciones de baja aireación, pueden crearse por uso excesivo de la maquinaria agrícola, el
cual puede conducir a una disminución gradual de macroporos, cuya presencia es
indispensable para el movimiento del aire en el suelo. El uso apropiado de la maquinaria
agrícola en suelos con problemas de drenaje restringido, puede conducir al mejoramiento
temporal o permanente de esta condición, si se aplican las técnicas razonables que
conduzcan a mejorar la evacuación de aguas sobrantes y a promocionar la aireación.

La densidad y porosidad del suelo poseen naturalmente diferentes densidades debido a


variaciones de la textura, de la porosidad y del contenido de materia orgánica .Sin embargo la
densidad y la porosidad del suelo varían en función del tipo y de la intensidad de labranza
(Balcázar, Trujillo 2010).

Es la entrada del agua al suelo a través de la interfase suelo, atmosfera, este proceso, al igual
que el movimiento del agua en el suelo, obedece a gradientes de potencial hídrico y también
es controlado por la capacidad del suelo para permitir el paso del agua a través de sus poros.
Con relación a la taza de infiltración de agua en el suelo es condicionada por los siguientes
factores: estado de la superficie del suelo, tasa de transmisión del agua a través del suelo,
capacidad de almacenamiento y características del fluido, la infiltración del agua en el suelo
refleja las condiciones de las propiedades físicas.
Los sistemas de cultivo y la labranza influencian la taza de infiltración final del agua en el
suelo tanto por la modificación de la rugosidad y cobertura de la especie, como por la
alteración de la estructura, de la densidad y de la porosidad. La labranza del suelo puede
inicialmente, mejorar la infiltración y algunas veces beneficiar el drenaje. Pero con el tiempo,
la labranza favorece la degradación de la estructura y la reducción de la tasa de infiltración.

La importancia agrícola de la infiltración y de la velocidad con que esta se efectúa, es muy


grande , todas las funciones que el suelo desempeña en beneficio de las plantas son
afectadas directa o indirectamente por la velocidad de infiltración y un buen número de

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prácticas culturales que los agricultores realizan se definen o se ajustan de acuerdo con esta
característica , por ejemplo la fertilización nitrogenada en suelos de alta velocidad de
infiltración , se realiza en forma fraccionada , para esta clase de suelos se recomienda los
sistemas de riego por aspersión o goteo, en condiciones de campo se puede estudiar el
proceso de infiltración de acuerdo con la dirección del flujo.

La capacidad de los suelos para proporcionar un buen anclaje a las raíces y suministrar el
agua y nutrimentos necesarios a las plantas no solo depende de la calidad del suelo
expresada por cantidad unitaria de este sino también de la cantidad de suelo, dada por la
profundidad la cual puede marcar la diferencia entre suelo productivo y otro que no lo sea, la
profundidad del suelo es una propiedad que generalmente sufre cambios pequeños en
condiciones naturales, sin embargo los procesos de erosión severa o depósito de materiales
puede representar una excepción a lo expuesto , y en ocasiones puede ser aprovechados por
el hombre en la formación de buenos suelos, cuando se favorece el depósito de
sedimentos de buena calidad en sitios seleccionados.

Existen varios criterios para determinar la profundidad del suelo pero en este caso
aplicaremos el de impedimento mecánico del suelo al crecimiento de las raíces, es decir la
profundidad efectiva de la raíz, al respecto cabe señalar que la capacidad de los sistemas
radicales para explorar las partes más profundas del suelo y la fuerza o presión que estos
pueden desarrollar para crecer son distintas para cada especie vegetal. Además como la
temperatura y la humedad del suelo también afectan el desarrollo del as plantas es muy difícil
de establecer un valor de límite de resistencia al suelo a la penetración, para indicar una
profundidad. Para el caso del arroz la profundidad media de los sistemas radicales es de
menos de 60 cm.

La estabilidad estructural se refiere a la capacidad del suelo para mantener la arquitectura de


la fase sólida y la organización del espacio poroso cuando es expuesto a diferentes tipos de
estrés (KAY, 1990). A escala textural existe una dependencia entre la resistencia a la tracción,
la organización de las partículas elementales y la constitución del suelo (PAZ GONZÁLEZ &
GUÉRIF, 1993).Asimismo, la intensificación del uso agrícola provoca la pérdida de materia
orgánica y ello se traduce en la inestabilidad de los agregados y de los macroporos del suelo
(HÉNIN et al., 1972; BENITO & DÍAZ FIERROS, 1992; ORELLANA & PILATTI, 1994; PAZ

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GONZÁLEZ, 2002).

La degradación de la estructura del suelo durante el proceso de humedecimiento, es más


notorio en suelos con bajos contenidos de materia orgánica, habiendo un mayor control de la
conductividad hidráulica con mayores niveles salinos, particularmente en agregados medianos
(LADO et al., 2004). En tal sentido, la dispersión de las arcillas provocada por el sodio
incorporado, se traduce en la inestabilidad del sistema poroso, afectando la entrada de agua y
su circulación en el suelo (SO &AYLMORE, 1993). Por lo tanto, la cuantificación del espacio
poroso constituye un buen indicador de la calidad del suelo, ya que define la complejidad de la
estructura del mismo y el conocimiento de sus modificaciones por causas del manejo agrícola
(PAGLIAI & VIGNOZZI, 2002).

La presencia de partículas de Arcilla no asegura estabilidad. Si hay sodio en el complejo de


intercambio la arcilla puede ser inestable. La estabilidad incrementa marcadamente con el
contenido de materia orgánica en los suelos, especialmente en aquellos con contenidos
menores a 2%. Los Óxidos de Fe y Al pueden actuar solos o en combinación con materia
orgánica estabilizando agregados. El laboreo y otras operaciones agrícolas generalmente van
causando un descenso en la estabilidad de los agregados, este efecto se ve disminuido
cuando los niveles de materia orgánica del suelo se mantienen altos y los laboreos de suelo
se realizan a niveles de humedad óptimo, Los altos contenidos de sodio y de magnesio
provocan una alta dispersión de los agregados del suelo, que implica una disminución
de la porosidad, velocidad de infiltración y degradación de la estructura del suelo.
(Zimovietz, Jitrov,(2001) reseñaron que el contenido de magnesio de cambio en el
horizonte Solonetz, aumenta la solonetización física. Según (Otero., 1993) y además
cuando las relaciones son menores que 1, se presenta una estabilidad estructural no
adecuada y existe solonetización.

Cabe resaltar que dentro de los Factores de degradación más comunes:


Expansión de las arcillas - periodos húmedos, degradación de las estructuras
fragmentadas.
Lluvias violentas, diluyen los cationes floculantes dispersando los cementos, provoca el
"glaseado de los suelos".
Perdida de los cementos orgánicos más eficaces por rápida biodegradación.
Acidificación y cambio del estado del humus, acompañado de compactación y
disminución
De la aireación.

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La conductividad hidráulica es una característica de mucha importancia en estudios de


riego, drenajes, conservación y recuperación de suelos, ya que cuando su valor decrece
hasta 0.5 cm/h, el riego y el drenaje pueden dificultarse; lo que a su vez reduce
considerablemente el potencial agrícola de los suelos (Laurent, 1967).
Los problemas de riegos o drenajes, siempre se complican cuando se presentan en las
capas superficiales o sub-superficiales, obstáculos de carácter textural o estructural que
impide la entrada del agua por infiltración o limita su movimiento, después de recorrida
cierta distancia vertical en los suelos por el fenómeno de la “dispersión de las partículas
coloidales” (Laurent, 1967).
La conductividad hidráulica, además de influir sobre la distribución de las aguas en el
perfil del suelo y la facilidad de drenar los terrenos encharcados, puede también
contribuir notablemente a elevar el grado de erosión al aumentar las aguas de
escorrentía por una disminución de la capacidad de infiltración de los suelos.

Con relación a la conductividad hidráulica del suelo se ha señalado (Saunders et al, 1978) que
este es un parámetro esencial en la determinación cuantitativa del movimiento del agua en el
suelo y, consecuentemente para solucionar problemas que envuelven irrigación, drenaje,
recarga y conservación del suelo. La conductividad hidráulica es afectada por la textura y
estructura del suelo, (Reichardt, 1985) siendo mayor en suelos altamente porosos,
fracturados o agregados y menor en suelos densos y compactados.

Se ha determinado que la estructura es el factor primordial en la evaluación de la


conductividad hidráulica aunque no sea el único. Otras características físicas como la textura,
la cuantía y dirección de la superposición de los agregados, influye considerablemente. La
textura por sí sola no es un factor determinante aunque generalmente los suelos de textura
gruesa se asocian con una conductividad hidráulica alta. También, la estabilidad de los
agregados en algunos suelos y el número y tamaño de los poros visibles o la dirección de la
fractura más fácil en otros, parecen correlacionarse con la permeabilidad. Por lo tanto, la
conductividad hidráulica no debe determinarse con base en una sola característica aislada
sino teniendo en cuenta toda la serie de aquellos factores que conjuntamente la determinan.

Es la capacidad del suelo para ser moldeado o deformarlo con la aplicación de una fuerza y
conservar su nueva forma cuando cesa esta fuerza, la elasticidad del suelo, es contraria a la

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plasticidad, es la capacidad de este para recobrar su forma original cuando cesa la fuerza
que lo deforma. (Narro Farías., 2004).

Puesto que la finalidad principal de muchas de las prácticas de labranza es deformar el suelo
para nivelar, formar surcos y voltear el suelo, conviene que estas prácticas se lleven a cabo
alrededor del contenido medio de humedad en tres ellos límites líquido y plástico. La labranza
realizada cercana al límite líquido, además de ser ineficiente, destruye la estructura y genera
la compactación del suelo. En el límite plástico, la labranza tiende a pulverizar el suelo, a
destruir agregados y a causar mayor desgaste a los implementos agrícolas

La textura es una de las propiedades más importantes del suelo debido a que el conocimiento
de las fracciones granulométricas producto de alteración de rocas permite evaluar el grado de
evolución de los suelos, su potencial de fertilidad e inferir sobre sus características y
propiedades físico – químicas .La textura del suelo se ha diferenciado en 12 clases que
incluyen desde la fracción más fina (arcilla) hasta la fracción más gruesa (Balcázar, Trujillo
2010).

En relación con la fertilidad y absorción de agua, podemos mencionar que en los suelos de
textura fina donde predomina la arcilla se tiene una mayor capacidad de absorción de
nutrientes, usualmente son más fértiles. En los suelos arenosos se tienen poros grandes y
permiten una más rápida infiltración del agua. Sin embargo, los suelos arcillosos tienen una
mayor capacidad de retención de agua debido a su mayor área superficial; tienen un volumen
de vacío total, mayor que los suelos arenosos.

La resistencia a la penetración es la fuerza que este opone a un instrumento de prueba y


su valor es un índice integrado de la compactación del suelo, del contenido de humedad, de la
textura, del tipo de arcilla mineral presente , del contenido de materia orgánica y dela
estructura del suelo, por lo anterior , en estas mediciones se deben tener en cuenta estas
características.

Esta propiedad es muy importante para las plantas y su valor nos proporcionara

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información del impedimento mecánico que tendrán las partes vegetales subterráneas para
crecer (las raíces, para explorar un mayor volumen del suelo, las plántulas, para emerger, los
tubérculos, bulbos , raíces) conviene que la resistencia a la penetración del suelo se
mantenga por debajo de 2 Mapa para un buen crecimiento vegetal, aunque existen especies
vegetales que requieran valores más bajos que los mencionados

Bajo condiciones de monocultivo de arroz, en los primeros 0-5 cm si ya se llega a valores de


6.0 kg.cm-2 que prácticamente duplican a los de sabana nativa para la misma profundidad.
Esto claramente demuestra que el sistema de labranza (rastra) que se ha dado al suelo, está
incrementando los valores de penetrabilidad. Hacia abajo del perfil, entre 5 y 25 cm de
profundidad, los valores permanecen más o menos constantes indicando que se está
formando una capa compactada.

Se puede determinar que los suelos sometidos al monocultivo por más de 20 años, en
las diferentes zonas del país. presentan un incremento en la resistencia a la penetración de
las raíces entre los 10 Y 16 cm de profundidad, mientras en lotes abandonados esta
resistencia es mucho mayor en los primeros centímetros debido a la pérdida de estructura por
efecto dela mecanización . Otros estudios realizados en la zona inundable del municipio de
Arauca muestran que suelos con manejo intensivo bajo el sistema arroz, por períodos
menores a 5 años, presentan valores de resistencia a la penetración superiores a los
obtenidos en lotes de más de 20 años de uso en la zona de San Carlos de Guaroa, lo cual
indica una mayor susceptibilidad de estos a la excesiva mecanización y se refleja en una
compactación más acelerada. La compactación o impedimento mecánico a la penetración de
las raíces se refiere a la incapacidad que presenta una raíz cuando su presión de turgor no es
capaz de vencer la resistencia que opone el suelo a su deformación Taylor citado por
(Aristizábal y Baquero .,1999).De acuerdo con (Montenegro y Malagón (1990), la
compactación es un proceso de adensa miento en el cual la porosidad y permeabilidad son
reducidas y donde muchos cambios son inducidos en la estructura del suelo y en otras de sus
características funcionales. Esta puede ser reflejada a través de un amplio rango de
propiedades como la densidad aparente, la conductividad hidráulica, la infiltración, la
porosidad total y la distribución y tamaño de poros. La compactación destruye en mayor
proporción los macro y mesoporos, los cuales almacenan gran parte del agua disponible para
las plantas y, en menor proporción, los microporos que contienen agua no disponible para la
planta.

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Los principales problemas de orden físico asociados con labranza que restringen o causan
disminución en los rendimientos de los cultivos en los suelos tropicales son los siguientes
Impedimento o impedancia mecánica a la penetración de raíces
- Estrés de agua (déficit)
- Estrés de aireación (exceso de agua)
- Escorrentía y erosión.

El impedimento mecánico a la penetración de raíces se refiere a la incapacidad que presenta


una raíz cuando su presión de turgor no es capaz de vencer la resistencia que opone el suelo
a su deformación (Taylor, 1980). La máxima presión axial (longitudinal) ejercida por un buen
et al. , 1969;
número de cultivos varía para varios investigadores (Stolzy y Barley, 1968; Eavis
Taylor y Ratliff, 1969), entre9-15 bares (0.9-1.5 MPa). Russell y Goss (1974). El tamaño de
los poros afecta el desarrollo de las raíces. Si el diámetro del poro es mayor al de la cofia, la
raíz penetra, si es menor y el suelo no es deformable y la raíz no puede penetrar (Taylor y
Gadner, 1960; Aubertin y Kardos, 1965).
El impedimento mecánico debido a la compactación y a la presencia de capas endurecidas
(adensadas), es la principal causa de disminución de los rendimientos y de insostenibilidad en
suelos tropicales, debido a los efectos negativos que causan en el crecimiento de las raíces.
El impedimento mecánico se corrige mediante la utilización adecuada y oportuna de
implementos de labranza que produzcan aflojamiento del suelo y disminución de la densidad
aparente fundamentalmente subsoladores y cinceles (Castro y Amézquita, 1991; Arking y
Taylor, 1981).Varios implementos y metodologías se han ideado para evaluar el estado de
impedancia mecánica del suelo, entre ellos están: los penetrómetros, los aparatos para medir
la resistencia tangencial al corte, aparatos para toma de muestras de densidad aparente y
aparatos para la realización de pruebas de aplicación de presión bajo presiones confinadas y
no confinadas en laboratorio. Cualquier metodología que se use para diagnóstico o predicción
debe correlacionarse con el crecimiento actual de las raíces y con los rendimientos de los
cultivos que se van a producir para poder disponer de niveles críticos.

El estrés de agua de las plantas resulta de la interacción entre el estado de humedad de agua
en el suelo, la demanda evaporativa y los factores fisiológicos. Dentro del concepto del
sistema suelo-planta-atmósfera, el suelo debe considerarse como un reservorio que
suministra agua al sistema (Reichardt, 1985). Por lo tanto, cualquier déficit que ocurra en el
reservorio afecta negativamente el comportamiento del sistema. El agua útil o agua
aprovechable, aquella que teóricamente se calcula como la diferencia entre capacidad de
campo y punto de marchitez temporal, se mueve dentro del sistema suelo-planta-atmósfera
obedeciendo a gradientes de potencial hídrico. Desde sitios donde el potencial es alto (más

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húmedo) a sitios donde el potencial es más bajo (más seco). Desde el suelo hacia la
atmósfera a través del proceso de transpiración. Desde el suelo donde la humedad relativa es
cercana al 100%, hacia la atmósfera donde la humedad relativa al mediodía puede variar
entre 50% y 30%, valores que producen potenciales hídricos en el aire entre 8- y 150 MPa y
que se convierten en la bomba que succiona el agua del suelo a través de las plantas
(Amézquita, 1981).

Para que un suelo cumpla con su función de reservorio de agua es necesario que se cumplan
tres condiciones: (a) que buena parte del agua lluvia penetre al suelo, (b) que el suelo tenga
buena capacidad de almacenamiento de agua en la zona de crecimiento de raíces y (c) que el
suelo posea suficiente capacidad de conducción de agua cuando la demanda evaporativa sea
alta. Estas condiciones son afectadas directamente por la labranza (Amézquita, 1981).

La aceptación de aguas lluvias depende de la presencia de agregados superficiales estables


(que no se rompan cuando reciban el impacto de las gotas de agua lluvia) y de la rugosidad
superficial del terreno. Ambas características propician el ingreso del agua al suelo mediante
el proceso de la infiltración y son afectados negativamente, por la destrucción de la estructura
superficial del terreno por exceso de labranza, la cual conduce a sellamiento y encostramiento
superficial, fenómenos que impiden o disminuyen drásticamente el ingreso del agua al suelo,
haciendo que la escorrentía supere ampliamente a la infiltración, originando suelos secos.

El almacenamiento del agua en el suelo, también depende de la labranza que se dé al suelo


en profundidad. Entre más profunda sea la preparación del suelo, mayor es su capacidad de
almacenamiento de agua. Un suelo preparado a 10 cm de profundidad con rastra, dispondrá
solo de la porosidad disponible en esos 10 cm para almacenar agua. Un suelo preparado a 25
cm tendrá igualmente la porosidad disponible a 25 cm de profundidad para almacenamiento
de agua. Por lo tanto, la capacidad de almacenamiento de agua por el suelo puede ser
manejada con la labranza (Reichardt, 1985).

El déficit de agua en un suelo, se manifiesta cuando ésta se convierte en factor limitante para
la evapotranspiración. Cuando la demanda atmosférica está exigiendo que la
evapotranspiración sea alta. Dos fenómenos se asocian con el déficit de agua en el suelo:
cuando su capacidad de almacenamiento se ha visto disminuida por agotamiento y cuando la
velocidad de movimiento del agua en el suelo, es mucho más baja que la velocidad de
movimiento que exige el sistema evapotranspirativo. Bajo ambas condiciones el agua se
convierte en factor limitante, por ello, es necesario que las acciones de labranza corrijan estas
situaciones donde quiera que ellas ocurran al aumentar la capacidad de almacenamiento de
agua y la conductividad hidráulica no saturada del suelo (Amézquita, 1994).

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El déficit de aire en el suelo se manifiesta donde quiera que en un lote se produzca


inundación. También, cuando los valores de aireación a capacidad de campo sean inferiores a
10% en la profundidad de desarrollo de las raíces. Bajo condiciones de baja aireación o de
inundación, las raíces de los cultivos de secano no pueden absorber ni agua ni nutrientes, por
lo tanto hay una disminución drástica de los rendimientos.

Condiciones de baja aireación, pueden crearse por uso excesivo de la maquinaria agrícola, el
cual puede conducir a una disminución gradual de macroporos, cuya presencia es
indispensable para el movimiento del aire en el suelo. El uso apropiado de la maquinaria
agrícola en suelos con problemas de drenaje restringido, puede conducir al mejoramiento
temporal o permanente de esta condición, si se aplican las técnicas razonables que
conduzcan a mejorar la evacuación de aguas sobrantes y a promocionar la aireación.

Grandes problemas de escorrentía y de erosión se producen en el trópico por el uso


inadecuado de la maquinaria agrícola en las labores de preparación de suelos. La mayor
cantidad de erosión que actualmente se produce es propiciada por el aflojamiento del suelo al
inicio de la temporada lluviosa. Suelos recién preparados, por presentar terrones y agregados
prácticamente sueltos, son muy susceptibles a dejarse desmoronar por el impacto de las
gotas y a dejarse acarrear por las aguas de escorrentía. Suelos que no son tocados por
implementos de labranza presentan alta resistencia a la erosión, aunque propician la
escorrentía. Es necesario por lo tanto buscar una condición de equilibrio entre infiltración y
escorrentía en suelos susceptibles a erosión, la cual se puede lograr con el uso apropiado de
implementos de labranza.
El origen de los llamados sistemas conservacionistas, en los cuales el uso de residuos
superficiales y la poca manipulación del suelo son condiciones necesarias, es una respuesta
del hombre a la lucha.

El incremento de la resistencia del suelo a la penetración en capas entre 10-11cm de


profundidad puede estar afectando la disponibilidad y absorción de algunos nutrimentos
esenciales del cultivo del arroz. Esta apreciación se desprende de los resultados de
investigación obtenidos por (Aristizábal y Baquero (1999), (Forero y otros (1998), y Baquero y
otros (2001). Las investigaciones realizadas por estos autores muestran cómo,
En la mayoría de suelos arroceros de los Llanos Orientales, la mayor concentración de
nutrimentos se encuentra en los primeros 10 cm de profundidad coincidiendo con la mayor
distribución de raíces del cultivo en esta misma capa de suelo.

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Una observación rápida de esta situación, induce a pensar que los resultados de los análisis
de suelos, en muestras tomadas entre O y 20 cm de profundidad, como es la recomendación
general, no estaría mostrando los contenidos reales de nutrimentos donde se desarrollan la
mayor cantidad de raíces (0- 10cm), y aspectos fundamentales como las relaciones entre
bases intercambiables, los contenidos de fósforo (P) y elementos menores, serían muy
diferentes a los obtenidos en estas dos profundidades, lo cual se tendría que reflejar en
recomendaciones de fertilización muy diferentes en cada caso.

La aparición o presencia de algunas enfermedades en el cultivo del arroz. han sido asociadas
a los problemas de degradación del suelo. Investigaciones realizadas por Aristizábal y otros
(1999). sobre el "entorchamiento" del arroz producido por el hongo Po/imixa graminis.
detectaron que esta enfermedad es más severa en lotes de arroz riego donde se registra
compactación de suelos y escasa concentración de materia orgánica. Este mismo trabajo
concluye que resistencias del suelo superiores a 1.39 Megapascales (Mpa). Equivalente a
13.9 kglcm'. presentan serios Iimitantes para el normal crecimiento
de las raíces y mayor severidad del entorcha miento en el cultivo.
Los autores proponen que la introducción de sistemas alternativos de labranza y la
incorporación de abonos orgánicos o plantas leguminosas podrían ayudar a mejorar la
actividad microbial ya recuperar la estructura del suelo para contrarrestar el impacto negativo
del entorchamiento sobre la producción de arroz

Se debe mejorar la condición de y de alta resistencia a la Penetración


de los suelos mediante el uso de implementos de labranza vertical (cinceles y subsolado
superficial hasta 35 o 40 cm) que permitan el rompimiento del suelo en profundidad. Los
cinceles ideales para este propósito son los rígidos que son capaces de romper suelos que
ofrecen alta resistencia al fraccionamiento. Quien usa cinceles debe considerar que suelos
muy adensados o compactados se deben empezar a trabajar primero superficialmente y luego
sí a mayor profundidad hasta lograr la profundidad requerida. Si esto no se hace se rompe el
tractor o el implemento. Una vez que se ha aflojado el suelo, es necesario "fijar" o "mantener"
ese aflojamiento mediante la siembra de pastos o de cultivos de buen sistema radical o
mediante la adición de tamos fragmentados, que mantengan la condición lograda con la
labranza. Labranzas verticales "fijadas" por un período de tres a cinco años arrojarán un suelo
diferente, sobre el cual se pueden realizar sistemas de labranza conservacionista.

del suelo está directamente relacionada con el desenvolvimiento de


las raíces, aireación y absorción de agua, así como con otras actividades biológicas (Jasen y

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Jasen 1996); por lo que es importante proporcionar el espacio suficiente para el buen
desarrollo y funcionamiento activo de las raíces ,con la mínima labranza se puede obtener
una disminución en la densidad Aparente y un aumento en la porosidad al reducirse el pase
de implementos pesados y la alteración de la capa superficial.

Se muestra como el comportamiento de la del suelo a través de los años por el


efecto de diferentes tecnologías de cultivo, donde se aprecia que hubo interacción entre los
factores en estudio, inicialmente la Porosidad del suelo es uniforme, con la práctica de la
rotación anual de cultivo empleando la soya en alternancia con el arroz, estadísticamente la
Porosidad no sufre alteraciones, se mantiene muy similar a los valores reportados al inicio,
aunque hay que señalar que se aprecian las tendencias al decrecimiento de la Porosidad en el
transcurso del tiempo con el empleo de esta tecnología, lo que puede ser un indicio a tener
presente a la hora de las proyecciones en las explotaciones agrícolas, donde se debe tener
previsto cada cierto número de años introducir variaciones al proceso productivo, como
recomendó al respecto (Díaz.,2004), quién sugirió introducir esas variaciones con la siembra
del policultivo de especies para incorporar como abonos verdes, porque las alternancias
anuales con los mismos cultivos y las mismas práctica agrícolas pueden llegar a responder
como un monocultivo. La soya también tiene la particularidad de que, en asociación simbiótica
con laBradyrhizobium
bacteria japonicum, fija el nitrógeno de la atmósfera y enriquece el
suelo.

La introducción del ganado a pastorear en las arroceras significó un avance cualitativo para
las empresas agrícolas, con él se eliminó en la década de los ochenta el gran problema que
significaba el enmalezamiento de los campos, se redujeron las múltiples roturas de la
maquinaria agrícola, se acortó el ciclo de preparación de suelo, se redujeron las labores de
aradura y por consiguiente se eliminaron las fuentes hospederas de plagas y enfermedades,
visto así, como se concibió en sus inicio el ganado es todo ganancias, pero investigaciones
han indicado que esta tecnología redujo significativamente la Porosidad del suelo con los
consiguientes problemas que esto acarrea en el normal intercambio gaseoso que ocurren
entre el suelo, las raíces de las plantas y los demás seres vivos que habitan el mismo.

El ganado vacuno con su peso presiona el suelo y reduce los espacios porosos, al respecto y
en contraposición a lo que sucedía antes de la entrada del ganado a las arroceras , se debe
señalar que el ganado reduce el número de pases de la maquinaria agrícola en el proceso de
preparación, y aunque su incidencia en la reducción de la Porosidad fue intensa no resultó
violenta, lo que debe tenerse en cuenta al momento del diseño de la tecnología de explotación
para que el ganado y el arroz no recaigan por más de tres años consecutivos sobre la misma
superficie, porque las labores de cultivo que hay que dispensarle a éste último es sin lugar a
dudas otra de las causas del decrecimiento de la Porosidad del suelo.

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Trabajos realizados en suelos arenosos han demostrado que la emergencia de las plantas de
arroz no se produce en lo absoluto cuando el suelo se compacta hasta densidades mayores
de 1,8 g.cm-3. En cambio, cuando el valor de densidad aparente (Da) era de 1,3 g.cm
emergió el 80 % de las plantas de arroz que se sembraron a una profundidad de 10 cm y al
variar los valores de profundidad y compactación (Da) a 5 cm y 1,7 g.cm-3 respectivamente,
solo emergió el 65 % de las plantas.

La de las raíces ocurre cuando la densidad es de 1,6 g.cm-3 y la resistencia de


36 kg.cm-2. A medida que aumenta la densidad de 1.3 a 1,5 g.cm-3, se incrementa la
absorción de nitrógeno, fósforo y potasio, al mismo tiempo que disminuye el consumo de
agua por aumento de la densidad aparente .El desarrollo radical de la planta disminuye en un
35 % y los rendimientos en un 25 % cuando los valores sobrepasan el 1.7 g.cm-3 y de 2.8
kg.cm-2 en la densidad aparente(Da) y la resistencia a la penetración(Rp) respectivamente;
sin embargo, para un adecuado crecimiento radical, los valores de Da están entre 1.3- 1.5
g.cm-3, los de Rp 1.5-2.5 kg.cm-2 ,los de porosidad total (Pt) de 36-40 % y de 7 a 10
mm.hora en la filtración básica, valores que se deben tener en cuenta para determinar el
sistema de labranza más apropiado para el buen establecimiento, crecimiento y desarrollo del
cultivo de arroz.

La del suelo bajo siembra directa, está afectada por el número de


pasadas y no por la intensidad del tránsito vehicular. En labranza convencional, la impedancia
superficial del tractor pesado, se comporta de manera similar a lo sucedido en siembra
directa, en cambio, el tractor liviano muestra un comportamiento similar al tractor pesado,
pero de forma inversa a lo ocurrido en directa.

En siembra directa la compactación subsuperficial, medida como resistencia a la penetración,


es función de la masa del vehículo. Contrariamente, en labranza convencional, es función del
número de pasadas del vehículo. la densidad aparente en siembra directa no es afectada por
el número de pasadas del vehículo sino por la masa del mismo.

En labranza convencional la densidad aparente superficial del tractor liviano aumenta con las
primeras pasadas para luego comportarse como estable, en cambio el tractor pesado
aumenta en forma progresiva. En siembra directa, el aumento de densificación es más
estable.

Prácticas de manejo para el mantenimiento o incremento de la materia orgánica el uso de


abonos verdes, la preservación de rastrojos, la rotación o asociación de cultivos y la adición
de materiales orgánicos vegetales o como excretas de animales bien descompuestas, son
algunas de las prácticas que pueden cumplir el propósito de mantener la materia orgánica del
suelo en condiciones deseadas (Muñoz, 1994; Muzzilli, 1998).

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Dentro de las alternativas un manejo fundamental es según Piamonte, citado por Navas y
Delgado (1997), los abonos verdes que se consideran cualquier planta en rotación, sucesión
o asociación con los cultivos, incorporándolas al suelo o dejándolas en la superficie, con el
objeto de mantener y mejorar las características físicas, químicas y biológicas.

Los abonos verdes pueden mejorar la fertilidad de los suelos mediante los aumentos de la
materia orgánica y la disponibilidad de nutrientes para la planta, disminuir los efectos tóxicos
de elementos como el aluminio (Al) presente en la solución del suelo, mejorar el reciclaje y la
movilización de nutrientes evitando su lixiviación y pérdida a capas profundas, mejorar la
estructura del suelo contribuyendo con la agregación de las partículas minerales, aumentar la
retención de agua, favorecer la infiltración, la porosidad total, la aireación y la conductividad
hidráulica, proteger el suelo de la radiación solar y el efecto negativo del impacto de la gota de
lluvia, además, disminuyen los procesos erosivos, regulan la temperatura del suelo y
mantienen un equilibrio adecuado de la dinámica y metabolismo de los microorganismos del
suelo.

La evaluación económica de las prácticas para recuperar y conservar los suelos arroceros
degradados presenta un alto grado de complejidad y por lo tanto una gran dificultad para
establecer una relación ideal del costo beneficio en el corto plazo. Las propiedades físicas,
juegan un papel preponderante para determinar la intensidad en el uso de un implemento
agrícola determinado, en la cantidad y calidad (relación C/N) de cada uno de los materiales
orgánicos o abonos verdes a utilizar; así mismo, el manejo y el estado de fertilidad del suelo
conllevan a manejos diferenciales en el uso de un nutrimento determinado. Sin embargo, se
ha logrado demostrar que la introducción de prácticas de la labranza de conservación y
adición de materiales orgánicos al suelo, es rentable en el mediano y largo plazo, no solo por
los incrementos de la productividad del cultivo, sino por los efectos benéficos a largo plazo
sobre las características físicas del suelo (Aristizábal y Baquero, 1999).
Lo anterior permite evidenciar que la incorporación de nuevas estrategias de manejo
sostenible de los suelos arroceros de los Llanos Orientales donde se mezclan aspectos como
la labranza de conservación, el incremento de la materia orgánica del suelo, el
establecimiento de sistemas rotacionales de cultivo, que incluyen especies anuales de grano y
forraje y el descanso de lotes, entre otros, son alternativas importantes que van a
permitir hacia el futuro un manejo más sostenible y competitivo del cultivo del arroz en la
región.
Para lograr esto Aristizábal y Baquero (1999) han establecido un modelo que permite, al cabo
de un determinado tiempo, lograr la recuperación parcial de los suelos arroceros en los Llanos
Orientales. Este modelo incluye tres etapas en las cuales interactúan todos los
componentes tecnológicos expuestos en este documento y pretende establecer una guía para
el manejo de este tipo de suelos en la región.

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Además, permite tomar las decisiones de la estrategia a seguir de acuerdo con cada
condición específica del suelo y con la intensidad de manejo de éste para su recuperación y/o
preservación.

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