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El tipo y la tasa de degradación edáfica están determinados por el uso y manejo que se le
impone al suelo, por lo que resulta determinante identificar los procesos degradantes actuales
o potenciales y las propiedades que son afectadas, entre las que se encuentran las físicas,
que se consideran una función del clima, el material parental, la vegetación, la topografía y el
tiempo, factores a los que se debe incluir la acción del hombre o factor antrópico.
La degradación de las propiedades físicas de los suelos influye de forma directa,
obstaculizando el crecimiento de las raíces de las plantas e indirectamente reduciendo el
contenido de oxígeno con la consiguiente alteración y modificación de la flora microbiana.
También la distribución del sistema radical se afecta por las propiedades físicas del suelo,
Es conocido que el sistema radical desempeña un papel importante en la absorción de agua y
nutrientes, por lo que el manejo del suelo y su impacto sobre las propiedades físicas resulta
esencial para el crecimiento y la distribución de las raíces, lo que incide directamente, La
producción arrocera es quizás una de las actividades agrícolas más agresivas al medio por
los manejos que requiere. Al respecto, se ha demostrado por investigaciones y la propia
práctica productiva, que si no se cuidan los suelos dedicados a este cultivo, en el transcurso
de unos pocos años pierden su propiedad agra productiva y las cosechas no resultan
rentables.
El suelo como recurso natural tiene una inherente variabilidad en todas sus características.
Una parte de esta variabilidad es natural debida a sus factores de formación y otra parte se
genera como consecuencia de la interacción de sus componentes con el ambiente y del
manejo histórico que se le ha dado para la producción de cultivos (Bocchí et al ., 2000;
Trangmaret al., 1985).El estudio de un suelo pretende explicar el comportamiento de las
propiedades que lo caracterizan, con el fin de determinar que labores son apropiadas para
obtener una óptima producción y a su vez conservar este recurso. Por lo tanto, no es
suficiente saber interpretar los valores obtenidos en el estudio de sus propiedades en una
muestra ya sea en el campo o en un laboratorio, sino que es necesario entender como estas
se distribuyen espacialmente. Al analizar los datos es posible que exista gran desigualdad
entre ellos lo que dificulta su procesamiento e incluso su predicción, estas diferencias pueden
et al.
estar relacionadas con la variabilidad espacial de las propiedades en estudio (Cichota ,
. 2003)
La investigación de las propiedades del suelo ha tenido una amplia aplicación en el proceso
productivo agrícola, debido a la estrecha relación que estas guardan estableciendo
potenciales o limitaciones con su productividad.
Las tres fases de naturaleza ordinaria del suelo son: la fase sólida que constituye la matriz del
suelo, la fase liquida compuesta por el agua del suelo, que contiene sustancias disueltas y se
llaman solución del suelo, y la fase gaseosa que es la atmosfera del suelo. Las proporciones
relativas de las fases en el suelo varían continuamente y dependen de variables como clima,
vegetación y manejo (Balcázar, Trujillo 2010).
La proporción de los componentes y su estado determinan las propiedades físicas del suelo:
textura, consistencia, densidad, aireación y propiedades que inciden de manera importante
sobre el crecimiento de las plantas y disponibilidad de nutrientes.
La medición de las propiedades físicas de un suelo, permite conocer los cambios ocurridos
como consecuencia de la historia de uso e incluso cuantificar algunos índices de
., 2005).
sostenibilidad del recurso suelo (Sánchez y De Andrade
Es la densidad del suelo que se calcula teniendo en cuenta el espacio ocupado por los poros
al cuantificar el volumen de la muestra de suelo, razón por la cual depende de la organización
que presente la fracción sólida del mismo y está afectada por su textura, su estructura, su
contenido de materia orgánica, su humedad (en especial en suelos con materiales
expansivos) y su grado de compactación, principalmente. En términos prácticos, es la
densidad que tiene la tierra fina del suelo, con la organización que ella posea. La densidad
aparente es un parámetro importante para la descripción de la calidad del suelo y la función
del ecosistema. Los valores de densidad aparente altos indican un ambiente pobre para el
crecimiento de raíces, aireación reducida, y cambios indeseables en la función hidrológica
como la reducción de la infiltración del agua.
Como referencia para interpretar la densidad aparente del suelo, desde un punto de vista
netamente práctico, se ha establecido el valor de 1.3 Mg m-3, como densidad aparente
promedia para los suelos minerales, diferentes a los Andisoles, cuyo valor es menor de 0.90
Mg m-3 (Soil Survey Staff, SSS, 1999, 1998). Para los materiales orgánicos, (Rawls, 1983)
propone un valor promedio de 0.224 Mg m-3, aunque, dependiendo del grado de
descomposición que ellos presenten, puede variar entre menor de 0.1 Mg m-3, para
materiales fibrosos, hasta mayor de 0.2 Mg m-3, para materiales sápricos ó más
descompuestos (SSS., 1998 Jaramillo y Hendrickx (2000.)
Teniendo en cuenta la textura, (Cortés y Malagón., 1984) consideran como valores altos para
la densidad aparente, aquellos que sean superiores a 1.3 Mg m-3, en suelos con texturas
finas; los mayores a 1.4 Mg m-3, en suelos con texturas medias y los mayores a 1.6 Mg m-3,
en suelos con texturas gruesas
A medida que se aumenta la densidad aparente disminuye la porosidad total a su vez índice
de la disponibilidad de agua y aire en la penetración radicular...
Aparte de lo anterior, es un estimador del grado de compactación del suelo, ya que si se está
presentando este problema, la densidad aparente se incrementa; también es un indicador de
altos contenidos de materia orgánica en el suelo, puesto que ellos reducen el valor de dicha
densidad.
Debido a la facilidad con la cual se puede medir esta propiedad, se ha utilizado como
parámetro para estimar el grado de deterioro del suelo, teniendo en cuenta que a medida que
aumenta su valor, se está produciendo una degradación de la estructura del mismo, bien sea
por compactación o por pérdida de materia orgánica.
Cabe aclarar, sin embargo, que la compactación del suelo no siempre es perjudicial, como lo
demuestran los resultados obtenidos por (Silva., et al 2006); ellos encontraron que a medida
que se iba compactando el horizonte A de un Latosol rojo arcilloso del Brasil, también se iba
incrementando el contenido de humedad en él cultivo; esto se debe, probablemente, a que la
compactación ejercida disminuyó el tamaño natural de los poros, mejorando la capacidad de
almacenamiento de agua por parte del suelos.
Como parámetro útil para estimar el deterioro del suelo, es conveniente analizar su variación
a través del perfil del suelo, ya que ésta puede indicar horizontes que están siendo
compactados
Conceptualmente la densidad real o densidad delas bases de los sólidos está absolutamente
seca, compacta y sin poros Es una propiedad que perdura en los suelos y varia con el uso
de los mismos en limites perceptibles muy estrechos que no resultan detectables con la
tecnología actual en pequeños periodos de tiempo lo anterior puede corroborar en parte lo
planteado por (Hernández et Al...(2005) quien plantea que la densidad real o peso específico
de un suelo cambia en un tiempo mayor a los 1000 años la densidad real de un suelo
depende de los minerales que lo conforman por lo tanto no es afectada por la estructura y la
textura del suelo.
Para fines prácticos, se asume como un valor promedio adecuado de densidad real para
suelos minerales, . Este valor será apropiado para un suelo cuya composición
mineralógica esté equitativamente distribuida entre el filo y el tectosilicatos, como podría ser
entre cuarzo, ortoclasa, plagioclasas, montmorillonita y caolinita, por ejemplo. En un suelo
cuya mineralogía esté dominada por óxidos de hierro se presentará una densidad real muy
por encima del valor promedio anotado anteriormente. De otro lado, los valores por debajo del
promedio pueden indicar la presencia de altos contenidos de materia orgánica y/o de
La Porosidad del suelo, está determinada por la relación que existe entre la Densidad de
Volumen y la Densidad de las Bases Sólidas según (Frómeta., 2003); las labores humanas en
función de buscar el sustento para la vida, lo que se hace con una u otra herramienta e
incluso con las propias manos, conduce a que con su peso o el de los medios que utiliza y las
tecnologías de cultivo, alteren esa relación a que se hace mención. El cultivo del arroz es
quizás una de las actividades agrícolas más agresivas al medio por las prácticas que implica,
al respecto se ha demostrado por investigaciones y la propia práctica productiva que si no se
cuidan los suelos dedicados al cultivo del arroz en el transcurso de unos pocos años éstos
pierden sus propiedades agroproductivas y las cosechas se hacen no rentables (Alemán,
2002; Díaz, 2005).
Con relación a la distribución de poros, Baver et al (1973) consideran como ideal, aquella en
la cual, macro y microporos se encuentran en igual proporción y agrega que, cuando la macro
porosidad es menor del , se restringe la proliferación de raíces, valor también establecido
por Pla, citado por (Cortés y Malangón., (1984)., Pla (1977) establece que con aportes
controlados de agua (riego) dicho valor límite podría bajarse a 6 u 8 %. También, es
importante analizar, como en el caso de la densidad aparente, la distribución de la porosidad a
través del perfil, para identificar posibles horizontes limitantes del drenaje, de la aireación, del
aporte de humedad a la planta y/o del crecimiento de las raíces;
Al interpretar la porosidad del suelo, debe tenerse en cuenta que si predominan los
macroporos, se va a presentar un drenaje y una aireación excesivos y una baja capacidad de
almacenamiento de agua, en tanto que, si predomina la microporosidad, se presentarán
problemas de drenaje y aireación y aumentará la posibilidad de compactación del suelo y de
producción de compuestos tóxicos para la planta por efecto de las condiciones reductoras que
pueden generarse.
La distribución interna de la porosidad del suelo es un parámetro que debe ser evaluado
periódicamente, sobre todo en suelos sometidos a usos intensivos. Los cambios en esta
propiedad pueden ser indicativos de deterioro físico del suelo, como lo muestran los
resultados presentados por Boels (1982), Klute (1982) y Centurion y Dematté (1985), así
como los encontrados por García (1991), en suelos franco limosos del Valle del Sinú,
sometidos a laboreo con discos durante 25 años. El comportamiento de la densidad aparente
es completamente contrario al de la porosidad, obviamente por la relación inversa que existe
entre estas dos propiedades del suelo.
El espacio poroso en los suelos arenosos fluctúa entre el 35% y el 40% mientras que en
suelos arcillosos oscila entre 40% y 60% o más estos % se incrementan en suelos de
textura fina con alto contenido de materia orgánica presencia de estructura granular y alta
actividad biológica.
Los poros medianos y grandes predominan en suelos arenosos, sueltos con estructura
granular, los poros finos y muy finos prevalecen en suelos con texturas medianas y finas, los
microporos en suelos muy arcillosos, los poros grandes y medianos permiten una circulación
rápida del aire y el agua, mientras que los poros finos y muy finos facilitan el flujo del agua
en el suelo y los microporos sirven para almacenar el agua disponible para las plantas.
La proporción entre poros grandes y microporos es mas importante que la porosidad total del
suelo porque permite establecer el equilibrio aire agua en el sistema , condición que es
importante para el almacenamiento y suministro del agua a las plantas , el proceso de
nutrición vegetal , la actividad microbial y el mantenimiento de la producitvidad del suelo.
Condiciones de baja aireación, pueden crearse por uso excesivo de la maquinaria agrícola, el
cual puede conducir a una disminución gradual de macroporos, cuya presencia es
indispensable para el movimiento del aire en el suelo. El uso apropiado de la maquinaria
agrícola en suelos con problemas de drenaje restringido, puede conducir al mejoramiento
temporal o permanente de esta condición, si se aplican las técnicas razonables que
conduzcan a mejorar la evacuación de aguas sobrantes y a promocionar la aireación.
Es la entrada del agua al suelo a través de la interfase suelo, atmosfera, este proceso, al igual
que el movimiento del agua en el suelo, obedece a gradientes de potencial hídrico y también
es controlado por la capacidad del suelo para permitir el paso del agua a través de sus poros.
Con relación a la taza de infiltración de agua en el suelo es condicionada por los siguientes
factores: estado de la superficie del suelo, tasa de transmisión del agua a través del suelo,
capacidad de almacenamiento y características del fluido, la infiltración del agua en el suelo
refleja las condiciones de las propiedades físicas.
Los sistemas de cultivo y la labranza influencian la taza de infiltración final del agua en el
suelo tanto por la modificación de la rugosidad y cobertura de la especie, como por la
alteración de la estructura, de la densidad y de la porosidad. La labranza del suelo puede
inicialmente, mejorar la infiltración y algunas veces beneficiar el drenaje. Pero con el tiempo,
la labranza favorece la degradación de la estructura y la reducción de la tasa de infiltración.
prácticas culturales que los agricultores realizan se definen o se ajustan de acuerdo con esta
característica , por ejemplo la fertilización nitrogenada en suelos de alta velocidad de
infiltración , se realiza en forma fraccionada , para esta clase de suelos se recomienda los
sistemas de riego por aspersión o goteo, en condiciones de campo se puede estudiar el
proceso de infiltración de acuerdo con la dirección del flujo.
La capacidad de los suelos para proporcionar un buen anclaje a las raíces y suministrar el
agua y nutrimentos necesarios a las plantas no solo depende de la calidad del suelo
expresada por cantidad unitaria de este sino también de la cantidad de suelo, dada por la
profundidad la cual puede marcar la diferencia entre suelo productivo y otro que no lo sea, la
profundidad del suelo es una propiedad que generalmente sufre cambios pequeños en
condiciones naturales, sin embargo los procesos de erosión severa o depósito de materiales
puede representar una excepción a lo expuesto , y en ocasiones puede ser aprovechados por
el hombre en la formación de buenos suelos, cuando se favorece el depósito de
sedimentos de buena calidad en sitios seleccionados.
Existen varios criterios para determinar la profundidad del suelo pero en este caso
aplicaremos el de impedimento mecánico del suelo al crecimiento de las raíces, es decir la
profundidad efectiva de la raíz, al respecto cabe señalar que la capacidad de los sistemas
radicales para explorar las partes más profundas del suelo y la fuerza o presión que estos
pueden desarrollar para crecer son distintas para cada especie vegetal. Además como la
temperatura y la humedad del suelo también afectan el desarrollo del as plantas es muy difícil
de establecer un valor de límite de resistencia al suelo a la penetración, para indicar una
profundidad. Para el caso del arroz la profundidad media de los sistemas radicales es de
menos de 60 cm.
GONZÁLEZ, 2002).
Con relación a la conductividad hidráulica del suelo se ha señalado (Saunders et al, 1978) que
este es un parámetro esencial en la determinación cuantitativa del movimiento del agua en el
suelo y, consecuentemente para solucionar problemas que envuelven irrigación, drenaje,
recarga y conservación del suelo. La conductividad hidráulica es afectada por la textura y
estructura del suelo, (Reichardt, 1985) siendo mayor en suelos altamente porosos,
fracturados o agregados y menor en suelos densos y compactados.
Es la capacidad del suelo para ser moldeado o deformarlo con la aplicación de una fuerza y
conservar su nueva forma cuando cesa esta fuerza, la elasticidad del suelo, es contraria a la
plasticidad, es la capacidad de este para recobrar su forma original cuando cesa la fuerza
que lo deforma. (Narro Farías., 2004).
Puesto que la finalidad principal de muchas de las prácticas de labranza es deformar el suelo
para nivelar, formar surcos y voltear el suelo, conviene que estas prácticas se lleven a cabo
alrededor del contenido medio de humedad en tres ellos límites líquido y plástico. La labranza
realizada cercana al límite líquido, además de ser ineficiente, destruye la estructura y genera
la compactación del suelo. En el límite plástico, la labranza tiende a pulverizar el suelo, a
destruir agregados y a causar mayor desgaste a los implementos agrícolas
La textura es una de las propiedades más importantes del suelo debido a que el conocimiento
de las fracciones granulométricas producto de alteración de rocas permite evaluar el grado de
evolución de los suelos, su potencial de fertilidad e inferir sobre sus características y
propiedades físico – químicas .La textura del suelo se ha diferenciado en 12 clases que
incluyen desde la fracción más fina (arcilla) hasta la fracción más gruesa (Balcázar, Trujillo
2010).
En relación con la fertilidad y absorción de agua, podemos mencionar que en los suelos de
textura fina donde predomina la arcilla se tiene una mayor capacidad de absorción de
nutrientes, usualmente son más fértiles. En los suelos arenosos se tienen poros grandes y
permiten una más rápida infiltración del agua. Sin embargo, los suelos arcillosos tienen una
mayor capacidad de retención de agua debido a su mayor área superficial; tienen un volumen
de vacío total, mayor que los suelos arenosos.
Esta propiedad es muy importante para las plantas y su valor nos proporcionara
información del impedimento mecánico que tendrán las partes vegetales subterráneas para
crecer (las raíces, para explorar un mayor volumen del suelo, las plántulas, para emerger, los
tubérculos, bulbos , raíces) conviene que la resistencia a la penetración del suelo se
mantenga por debajo de 2 Mapa para un buen crecimiento vegetal, aunque existen especies
vegetales que requieran valores más bajos que los mencionados
Se puede determinar que los suelos sometidos al monocultivo por más de 20 años, en
las diferentes zonas del país. presentan un incremento en la resistencia a la penetración de
las raíces entre los 10 Y 16 cm de profundidad, mientras en lotes abandonados esta
resistencia es mucho mayor en los primeros centímetros debido a la pérdida de estructura por
efecto dela mecanización . Otros estudios realizados en la zona inundable del municipio de
Arauca muestran que suelos con manejo intensivo bajo el sistema arroz, por períodos
menores a 5 años, presentan valores de resistencia a la penetración superiores a los
obtenidos en lotes de más de 20 años de uso en la zona de San Carlos de Guaroa, lo cual
indica una mayor susceptibilidad de estos a la excesiva mecanización y se refleja en una
compactación más acelerada. La compactación o impedimento mecánico a la penetración de
las raíces se refiere a la incapacidad que presenta una raíz cuando su presión de turgor no es
capaz de vencer la resistencia que opone el suelo a su deformación Taylor citado por
(Aristizábal y Baquero .,1999).De acuerdo con (Montenegro y Malagón (1990), la
compactación es un proceso de adensa miento en el cual la porosidad y permeabilidad son
reducidas y donde muchos cambios son inducidos en la estructura del suelo y en otras de sus
características funcionales. Esta puede ser reflejada a través de un amplio rango de
propiedades como la densidad aparente, la conductividad hidráulica, la infiltración, la
porosidad total y la distribución y tamaño de poros. La compactación destruye en mayor
proporción los macro y mesoporos, los cuales almacenan gran parte del agua disponible para
las plantas y, en menor proporción, los microporos que contienen agua no disponible para la
planta.
Los principales problemas de orden físico asociados con labranza que restringen o causan
disminución en los rendimientos de los cultivos en los suelos tropicales son los siguientes
Impedimento o impedancia mecánica a la penetración de raíces
- Estrés de agua (déficit)
- Estrés de aireación (exceso de agua)
- Escorrentía y erosión.
El estrés de agua de las plantas resulta de la interacción entre el estado de humedad de agua
en el suelo, la demanda evaporativa y los factores fisiológicos. Dentro del concepto del
sistema suelo-planta-atmósfera, el suelo debe considerarse como un reservorio que
suministra agua al sistema (Reichardt, 1985). Por lo tanto, cualquier déficit que ocurra en el
reservorio afecta negativamente el comportamiento del sistema. El agua útil o agua
aprovechable, aquella que teóricamente se calcula como la diferencia entre capacidad de
campo y punto de marchitez temporal, se mueve dentro del sistema suelo-planta-atmósfera
obedeciendo a gradientes de potencial hídrico. Desde sitios donde el potencial es alto (más
húmedo) a sitios donde el potencial es más bajo (más seco). Desde el suelo hacia la
atmósfera a través del proceso de transpiración. Desde el suelo donde la humedad relativa es
cercana al 100%, hacia la atmósfera donde la humedad relativa al mediodía puede variar
entre 50% y 30%, valores que producen potenciales hídricos en el aire entre 8- y 150 MPa y
que se convierten en la bomba que succiona el agua del suelo a través de las plantas
(Amézquita, 1981).
Para que un suelo cumpla con su función de reservorio de agua es necesario que se cumplan
tres condiciones: (a) que buena parte del agua lluvia penetre al suelo, (b) que el suelo tenga
buena capacidad de almacenamiento de agua en la zona de crecimiento de raíces y (c) que el
suelo posea suficiente capacidad de conducción de agua cuando la demanda evaporativa sea
alta. Estas condiciones son afectadas directamente por la labranza (Amézquita, 1981).
El déficit de agua en un suelo, se manifiesta cuando ésta se convierte en factor limitante para
la evapotranspiración. Cuando la demanda atmosférica está exigiendo que la
evapotranspiración sea alta. Dos fenómenos se asocian con el déficit de agua en el suelo:
cuando su capacidad de almacenamiento se ha visto disminuida por agotamiento y cuando la
velocidad de movimiento del agua en el suelo, es mucho más baja que la velocidad de
movimiento que exige el sistema evapotranspirativo. Bajo ambas condiciones el agua se
convierte en factor limitante, por ello, es necesario que las acciones de labranza corrijan estas
situaciones donde quiera que ellas ocurran al aumentar la capacidad de almacenamiento de
agua y la conductividad hidráulica no saturada del suelo (Amézquita, 1994).
Condiciones de baja aireación, pueden crearse por uso excesivo de la maquinaria agrícola, el
cual puede conducir a una disminución gradual de macroporos, cuya presencia es
indispensable para el movimiento del aire en el suelo. El uso apropiado de la maquinaria
agrícola en suelos con problemas de drenaje restringido, puede conducir al mejoramiento
temporal o permanente de esta condición, si se aplican las técnicas razonables que
conduzcan a mejorar la evacuación de aguas sobrantes y a promocionar la aireación.
Una observación rápida de esta situación, induce a pensar que los resultados de los análisis
de suelos, en muestras tomadas entre O y 20 cm de profundidad, como es la recomendación
general, no estaría mostrando los contenidos reales de nutrimentos donde se desarrollan la
mayor cantidad de raíces (0- 10cm), y aspectos fundamentales como las relaciones entre
bases intercambiables, los contenidos de fósforo (P) y elementos menores, serían muy
diferentes a los obtenidos en estas dos profundidades, lo cual se tendría que reflejar en
recomendaciones de fertilización muy diferentes en cada caso.
La aparición o presencia de algunas enfermedades en el cultivo del arroz. han sido asociadas
a los problemas de degradación del suelo. Investigaciones realizadas por Aristizábal y otros
(1999). sobre el "entorchamiento" del arroz producido por el hongo Po/imixa graminis.
detectaron que esta enfermedad es más severa en lotes de arroz riego donde se registra
compactación de suelos y escasa concentración de materia orgánica. Este mismo trabajo
concluye que resistencias del suelo superiores a 1.39 Megapascales (Mpa). Equivalente a
13.9 kglcm'. presentan serios Iimitantes para el normal crecimiento
de las raíces y mayor severidad del entorcha miento en el cultivo.
Los autores proponen que la introducción de sistemas alternativos de labranza y la
incorporación de abonos orgánicos o plantas leguminosas podrían ayudar a mejorar la
actividad microbial ya recuperar la estructura del suelo para contrarrestar el impacto negativo
del entorchamiento sobre la producción de arroz
Jasen 1996); por lo que es importante proporcionar el espacio suficiente para el buen
desarrollo y funcionamiento activo de las raíces ,con la mínima labranza se puede obtener
una disminución en la densidad Aparente y un aumento en la porosidad al reducirse el pase
de implementos pesados y la alteración de la capa superficial.
La introducción del ganado a pastorear en las arroceras significó un avance cualitativo para
las empresas agrícolas, con él se eliminó en la década de los ochenta el gran problema que
significaba el enmalezamiento de los campos, se redujeron las múltiples roturas de la
maquinaria agrícola, se acortó el ciclo de preparación de suelo, se redujeron las labores de
aradura y por consiguiente se eliminaron las fuentes hospederas de plagas y enfermedades,
visto así, como se concibió en sus inicio el ganado es todo ganancias, pero investigaciones
han indicado que esta tecnología redujo significativamente la Porosidad del suelo con los
consiguientes problemas que esto acarrea en el normal intercambio gaseoso que ocurren
entre el suelo, las raíces de las plantas y los demás seres vivos que habitan el mismo.
El ganado vacuno con su peso presiona el suelo y reduce los espacios porosos, al respecto y
en contraposición a lo que sucedía antes de la entrada del ganado a las arroceras , se debe
señalar que el ganado reduce el número de pases de la maquinaria agrícola en el proceso de
preparación, y aunque su incidencia en la reducción de la Porosidad fue intensa no resultó
violenta, lo que debe tenerse en cuenta al momento del diseño de la tecnología de explotación
para que el ganado y el arroz no recaigan por más de tres años consecutivos sobre la misma
superficie, porque las labores de cultivo que hay que dispensarle a éste último es sin lugar a
dudas otra de las causas del decrecimiento de la Porosidad del suelo.
Trabajos realizados en suelos arenosos han demostrado que la emergencia de las plantas de
arroz no se produce en lo absoluto cuando el suelo se compacta hasta densidades mayores
de 1,8 g.cm-3. En cambio, cuando el valor de densidad aparente (Da) era de 1,3 g.cm
emergió el 80 % de las plantas de arroz que se sembraron a una profundidad de 10 cm y al
variar los valores de profundidad y compactación (Da) a 5 cm y 1,7 g.cm-3 respectivamente,
solo emergió el 65 % de las plantas.
En labranza convencional la densidad aparente superficial del tractor liviano aumenta con las
primeras pasadas para luego comportarse como estable, en cambio el tractor pesado
aumenta en forma progresiva. En siembra directa, el aumento de densificación es más
estable.
Dentro de las alternativas un manejo fundamental es según Piamonte, citado por Navas y
Delgado (1997), los abonos verdes que se consideran cualquier planta en rotación, sucesión
o asociación con los cultivos, incorporándolas al suelo o dejándolas en la superficie, con el
objeto de mantener y mejorar las características físicas, químicas y biológicas.
Los abonos verdes pueden mejorar la fertilidad de los suelos mediante los aumentos de la
materia orgánica y la disponibilidad de nutrientes para la planta, disminuir los efectos tóxicos
de elementos como el aluminio (Al) presente en la solución del suelo, mejorar el reciclaje y la
movilización de nutrientes evitando su lixiviación y pérdida a capas profundas, mejorar la
estructura del suelo contribuyendo con la agregación de las partículas minerales, aumentar la
retención de agua, favorecer la infiltración, la porosidad total, la aireación y la conductividad
hidráulica, proteger el suelo de la radiación solar y el efecto negativo del impacto de la gota de
lluvia, además, disminuyen los procesos erosivos, regulan la temperatura del suelo y
mantienen un equilibrio adecuado de la dinámica y metabolismo de los microorganismos del
suelo.
La evaluación económica de las prácticas para recuperar y conservar los suelos arroceros
degradados presenta un alto grado de complejidad y por lo tanto una gran dificultad para
establecer una relación ideal del costo beneficio en el corto plazo. Las propiedades físicas,
juegan un papel preponderante para determinar la intensidad en el uso de un implemento
agrícola determinado, en la cantidad y calidad (relación C/N) de cada uno de los materiales
orgánicos o abonos verdes a utilizar; así mismo, el manejo y el estado de fertilidad del suelo
conllevan a manejos diferenciales en el uso de un nutrimento determinado. Sin embargo, se
ha logrado demostrar que la introducción de prácticas de la labranza de conservación y
adición de materiales orgánicos al suelo, es rentable en el mediano y largo plazo, no solo por
los incrementos de la productividad del cultivo, sino por los efectos benéficos a largo plazo
sobre las características físicas del suelo (Aristizábal y Baquero, 1999).
Lo anterior permite evidenciar que la incorporación de nuevas estrategias de manejo
sostenible de los suelos arroceros de los Llanos Orientales donde se mezclan aspectos como
la labranza de conservación, el incremento de la materia orgánica del suelo, el
establecimiento de sistemas rotacionales de cultivo, que incluyen especies anuales de grano y
forraje y el descanso de lotes, entre otros, son alternativas importantes que van a
permitir hacia el futuro un manejo más sostenible y competitivo del cultivo del arroz en la
región.
Para lograr esto Aristizábal y Baquero (1999) han establecido un modelo que permite, al cabo
de un determinado tiempo, lograr la recuperación parcial de los suelos arroceros en los Llanos
Orientales. Este modelo incluye tres etapas en las cuales interactúan todos los
componentes tecnológicos expuestos en este documento y pretende establecer una guía para
el manejo de este tipo de suelos en la región.
Además, permite tomar las decisiones de la estrategia a seguir de acuerdo con cada
condición específica del suelo y con la intensidad de manejo de éste para su recuperación y/o
preservación.
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