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FACULTAD DE BIOLOGÍA
XALAPA
EXPERIENCIA EDUCATIVA
CORDADOS
Sección
402
PECARÍ DE COLLAR
(Pecari tajacu sinonimia Dicotyles crassus)
Pecari tajacu, sinonimia: Dicotyles crassus
2. Características de la especie
El pecarí de collar, (Pecari tacaju sinonimia Dicotyles crassus), orden:
Artiodactyla, familia: Tayassuidae; también llamado jabalina, jabalí de collar, saino,
cerdo de monte, y en nahúalt “coyametl”, es una de las dos especies de pecaríes
que viven en México, de menor tamaño que el pecarí de labios blancos. Se ha
propuesto que la fuerza mandibular, y el uso de los recursos alimenticios de los
que hace uso, es causa de separación de nicho con Pecari de labios blancos
(Kiltie, 1981b) El nombre Pecarí proviene del guaraní que significa “Sendas del
bosque” y Tajacu, que es un nombre nativo brasileño. Presenta apariencia de
cerdo, con una altura promedio de 50 cm en la cruz y 70 a 110 cm de longitud.
Ejemplares adultos poseen un pelaje de cerdas grisáceas- negruzcas, pálido en el
vientre y como característica distintiva de la especie, una mancha blanca como
collar en la base del cuello. El cráneo es corto con mandíbula y hocico largo,
nostril desnudo con caninos largos por lo general no perceptibles a simple vista
que llegan a crecer hasta 41 mm., utilizados en la excavación de agujeros, para
proporcionarse baños de lodo a modo de protección contra ectoparásitos y como
regulación de su temperatura corporal en machos adultos son utilizados como
defensa y les permiten realizar sonidos de alarma tipo chasquillo en situaciones
estresantes (Sowls, 1997). Los ojos son pequeños con visión empobrecida y el
olfato y gusto ampliamente desarrollados.
Las extremidades son cortas y delgadas terminando en pezuña. Patas delanteras
con cuatro dedos, dos de ellos no tocan el suelo, patas traseras con dos dedos
largos, y un tercer dedo pequeño rudimentario. La cola es pequeña y sólo mide 5
cm aproximadamente. Se trata de la especie más pequeña del género, con un
peso de entre 15 a 30 kg.
Es una especie hábitos diurnos, crepusculares y nocturnos, aunque registran
mayor actividad en las horas frescas del día; especializados en carreras y saltos
para escapar de sus depredadores. Son generalmente sociales, aunque se han
reportado individuos solitarios, principalmente machos. Presentan comportamiento
territorial, marcan sus límites con orina y así mismo, posee una cavidad glandular
en su región lumbar, con la cual secreta una sustancia aceitosa de olor almizclado,
con el cual le es posible el reconocimiento de su hábitat y su grupo, restregándose
mutuamente e impregnándose, y que es liberada cuando se siente amenazado. La
región donde se sitúa dicha glándula es fácilmente localizable por un mechón de
pelos amarillos, donde esta se secreta. Se refugian en sitios cercanos a raíces o
árboles caídos, donde forman grupos conocidos como piaras, que se mantienen
estables en número todo el año, pero que pueden variar en tamaño según la
vegetación donde se asienten. En bosques tropicales subperennifolios es común
verlos en grupos de hasta 12 individuos, no obstante, en bosques tropicales
caducifolios forman grupos pequeños de 4 ejemplares, mientras que, en hábitats
áridos y semiáridos, las piaras se dividen en grupos más pequeños,
reagrupándose cada 12 horas mostrando un comportamiento de fusión- fisión
( Naranjo 2002), reporta en la selva Lacandona, grupos de 15 individuos; en sitios
con alta presión de cacería, se ha determinado grupos compuestos por 2.6
individuos promedio, en contraste a los grupos dispuestos en áreas protegidas con
promedio de 5.3 ejemplares (Briceño, 2016). La subdivisión de la piara depende
de condiciones como la disponibilidad de alimentos, la temperatura, condiciones
climáticas y factores externos como la cacería; es poco frecuente el intercambio
de individuos entre piaras. La cohesión al grupo y la fidelidad al territorio están
determinados por las marcas de olor. La proporción de sexos en estado silvestre
es por lo regular de 1:1, con un promedio de vida de 7.5 años. Durante los
periodos de escasez de recursos, se reúnen en zonas donde estos son más
abundantes, llegando a formar piaras de 40 individuos.
Sus grupos se organizan en jerarquías, son animales de comportamiento calmado
y curioso, ante la amenaza responden con gruñidos y erizamiento de los pelos
dorsales. Se han categorizado nueve tipos de vocalizaciones (Sowls, 1997)
mediante las cuales mantienen la cohesión del grupo, localizan a otros miembros
dentro de su territorio, establecen dominios, se advierten del peligro y reaccionan
ante amenazas. Cuando perciben algún peligro, se valen de sus colmillos para
realizar un castañeo y emprender la huida, cada individuo escapa de manera
individual.
Algunas conductas sociales claramente observadas son el contacto nariz con
nariz, restregamiento de la nariz y cabeza en la glándula de almizcle, frotamiento
del cuello y la nariz y olfateo de genitales. Los cambios en la jerarquía social de
los grupos resultan en enfrentamientos en los que gruñen, muestran los colmillos y
en ocasiones lanzan mordidas. Aquel individuo del grupo que por alguna razón
haya perdido su olor característico grupal, será marginado y desplazado del
mismo.
son parte importante en la dieta de jaguares y pumas, ocasionalmente de ocelotes
y probablemente de cocodrilos. Su depredador principal en zonas tropicales es el
jaguar (Panthera onca), en la Amazonía es presa de Boca constrictor.
3. Ciclo de vida
Son mamíferos placentarios que usualmente viven hasta los 24 años en cautiverio,
y de 7.5 a 10 años en estado silvestre. La reproducción puede ocurrir en cualquier
época del año, con mayor actividad en verano. Los nacimientos ocurren con
frecuencia en los meses de junio, julio y agosto (Neal, 1959). El destete de las
crías ocurre entre las seis u ocho semanas de nacidas y el cuidado parental es de
alrededor de un año. Los neonatos tienen un peso promedio de 500 g y poseen un
pelaje rojizo el cual cambia al característico color negro grisáceo conforme van
creciendo. Alcanzan la madurez sexual aproximadamente al año de edad.
4. Hábitos alimenticios
La dieta de la especie incluye raíces, hongos, nueces, huevos, serpientes, frutos y
semillas. El sistema digestivo de Pecari tajacu consta de cuatro partes principales,
bolsa gástrica, estómago glandular y dos sacos ciegos, presentan estilo de
fermentación activa, por lo cual se ha especulado de su probable capacidad para
digerir celulosa (Nogueira-Filho, 2005). Posee un potente olfato del cual se ayuda
para la localización de raíces y tubérculos enterrados, incluso insectos,
removiendo hojarasca del suelo, y su dieta varía de acuerdo con la vegetación del
hábitat y de la temporada, consumiendo principalmente raíces en época de secas,
y frutos y hojas durante las lluvias. En regiones áridas les es posible satisfacer los
requerimientos de agua ingiriendo cantidades importantes de cactáceas y
suculentas como su principal fuente de alimento. Su dieta en áreas con vegetación
de bosques deciduos de Jalisco se compone de 46- 50% de raíces, 39- 43% de
follaje y sólo un 10 a 11% de frutos (Martínez- Romero y Mandujano, 1995). Otro
análisis de contenidos estomacales en ejemplares presentes en la Reserva de la
Biosfera arroja 546% de frutos, 36% de follaje, 8.5% fibras y 0.5% de materia de
origen animal (Pérez- Cortéz y Reyna Hurtado, 2008). Según Bodmer et al. (1989)
de 121 contenidos estomacales, el 59% eran frutos, 17% materia orgánica animal
(insectos y caracoles), 14% fibra, 9% hojas, 0.6% flores y 0.3% setas. En algunas
regiones es considerada plaga de cultivos de temporada como maíz, frijol y
calabaza.
5. Ciclo reproductivo
6. Distribución geográfica
Con una amplia distribución que va desde el sudoeste de los Estados Unidos
hasta el norte de Argentina y Uruguay, donde se ha realizado un proyecto de
reintroducción tras haber sido declarado extinto. Es nativo de la isla caribeña
Trinidad, y ha sido introducido en Cuba.
En México, puede encontrarse en la mayor parte de la superficie del territorio
nacional, excepto Baja California, el norte de Chihuahua, centro de Durango y
Zacatecas. Se reconocen catorce subespecies, nueve en el norte y Centroamérica
y cinco en América del sur, de las cuales tres se localizan en México; Pecari
tajacu nanus (Merriam, 1901), endémica de Cozumel, Pecari tajacu yucatanensis
(Merriam, 1901), en la Reserva del Edén y Pecari tajacu nelsoni (Goldman, 1926)
en Chiapas, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo. En México se han reportado
densidades variables, en sitios con baja y alta presión de caza, 7.93 a 1.08
individuos/km2 respectivamente (Naranjo y Bodmer, 2007), en selva Lacandona,
mientras que en bosque semiseco de Calakmul, Reyna Hurtado et al. (2010)
reportó una densidad de 0.43 individuos/km2.
7. Hábitat