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Efectivamente si hay una diferenciación en este amplio periodo histórico. Los siglos
iniciales de la Edad Media, o “Alta Edad Media” (siglos V – IX), son siglos convulsos,
caracterizados por las invasiones de los pueblos bárbaros, por ello, es una época poco
proclive a la creación. Así lo expresaba Vitrubio en su tratado “Los diez libros de la
arquitectura”, donde afirmaba (con otras palabras) que solo los tiempos de paz
engrandecen las ciudades con la construcción de magníficos monumentos. En cuanto a
los edificios que ya existían, se aprovecharon o se reutilizaron los materiales para
construir otros nuevos. Esto favoreció que se le diese continuidad en el uso al edificio
(aunque fuese con otros fines) y así se evitase su destrucción. El Papa Gregorio I El
Magno, así lo proclamó, al aconsejar que no se destruyesen los templos existentes sino
que se rociasen con agua bendita los símbolos paganos. Esto ha favorecido la
conservación en España de numerosos monumentos del arte prerrománico, tanto
visigodo como astures y mozárabes como por ejemplo, la iglesia visigoda de San Pedro
de la Nave en Zamora, que posteriormente fue trasladada piedra a piedra hasta otra
ubicación por la construcción de un embalse. Pero serán los pequeños objetos
transportables como armas, joyas, objetos de orfebrería visigoda, las cruces votivas o
los manuscritos y miniaturas prerrománicas las protagonistas de este periodo
medieval, (ej. la Cruz de los Ángeles ubicada en la Cámara Santa de la catedral de
Oviedo). ¿Por qué se valoraban estos bienes? Pues por su rareza, por la riqueza de
materiales, por la habilidad del artesano. ¿Quién se hará cargo de este patrimonio? La
institución eclesiástica que también los mostraba a los fieles. Así como el la primera
etapa de la Edad Media se reutilizaron los edificios preexistentes, Los siglos posteriores,
correspondientes a la Baja Edad Media (siglos X-XV) serán los siglos de las cruzadas, del
fervor religioso, de la construcción de las grandes iglesias y catedrales que se
levantaron para recibir a los peregrinos que acudían a venerar las reliquias que se
depositaron en ellos. Es decir, la
arquitectura adquirió gran importancia en este periodo medieval, pues no solo se
construía, sino que se tenía que adaptar los edificios para la llegada de los peregrinos
que venían a venerar las reliquias Además de la arquitectura, los pequeños objetos
coleccionables cobraron gran importancia. Hay que tener en cuenta que, fruto, tanto
de las peregrinaciones a Santos lugares como de la evangelización de pueblos, surgió
un interés por otras expresiones artísticas diferentes, como las artes islámicas y
también el comercio, a veces expolio de otros objetos que se traían de oriente a
occidente, como
piedras preciosas, esmaltes, relicarios de oro… Es decir, fervor religioso,
peregrinaciones, grandes construcciones eclesiásticas, viaje a oriente colección de
reliquias y objetos traídos de oriente van a caracterizar este bajo periodo medieval. Es
decir, tanto la arquitectura como los pequeños objetos muebles adquieren gran
importancia en esta época.
Este periodo histórico de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna abarca los
siglos XV y XVI, y es importante desde el punto de vista de la historia del Patrimonio
porque es en estos siglos cuando se produce un pequeño cambio de visión . Es la época
de los humanistas italianos del Quattrocento, los cuales fijarán su mirada en el
esplendor del periodo greco-romano, es decir, la antigüedad clásica (por eso se llama
Renacimiento, porque es como el renacer del antiguo mundo clásico) y obviarán la
oscura etapa medieval, etapa que era calificada como etapa de bárbaros. El cambio
fundamental que se produce en estos siglos del Renacimiento es que se empieza a ver
los bienes patrimoniales históricos , con ojos nuevos. Es decir, se toma conciencia de la
importancia del Patrimonio ya no solo como algo que coleccionar, sino algo que es
reflejo de nuestra historia pasada y que sirve de enseñanza para el futuro. De hecho, ya
en estos siglos, artistas como Donatello o Miguel Angel, empiezan a admirar los
monumentos y edificios clásicos y a verlos como una enseñanza, tanto para aprender
de las técnicas de las gloriosas culturas clásicas pasadas como para superarlas. Por ello
empieza a tomarse conciencia de de la importancia de la protección y conservación de
este Patrimonio. Ya incluso en Italia, empiezan a publicarse bulas, como la que publicó
Pio II en 1492 que prohibía la destrucción del patrimonio e imponía multas a quien la
incumpliera. También de esta época son las colecciones de monedas e inscripciones de
los Médicis en Italia. Es decir, vemos como se produce un gran avance y se va
combinando ya no solo el atesoramiento de bienes por estima estética, sino también el
estudio y valoración del pasado (clásico) y el interés por la protección y conservación.
4. ¿Por qué la Monarquía hispánica en la Edad Moderna es un
modelo de protección del Patrimonio histórico artístico?
La Monarquía hispánica (tanto los Austrias como los Borbones) fueron grandes
amantesy
favorecedores del arte. Atesoraron gran cantidad de patrimonio lo cual favoreció su
protección y conservación a lo largo de los años. Estas son las tres características
imprescindibles que podrían explicar el rico legado patrimonial que tenemos en
España: El que los monarcas fueran grandes amantes de las artes, su hábito
coleccionista y también el derecho de propiedad absoluto que tenían sobre los bienes.
La posesión de bienes artísticos otorgaba poder y prestigio y los monarcas españoles
fueron enriqueciendo su patrimonio a lo largo de la historia con distintos tipos de
bienes (según los gustos de cada monarca). Estos bienes además, para evitar su
dispersión o pérdida tras la muerte de los monarcas fueron dotados de un régimen
especial de protección: eran indivisibles, inembargables e inalienables, ello explica que
se hayan conservado a lo largo de la historia, hasta el siglo XIX que es cuando se
produce el cambio de régimen y se producen las famosas desamortizaciones, expolios
y demás. Pero, ¿qué elementos forman parte de ese rico patrimonio de los Monarcas?
Y ¿por qué han de conservarse? Cada uno tenía sus preferencias pero si se echa la vista
atrás y se miran los testamentos de los Reyes, desde Isabel la Católica, se puede tener
una idea de cuáles eran aquellos elementos que ellos consideraban dignos de
pertenecer al patrimonio y eran dignos de conservarse e incluso de testimoniarse como
patrimonio independiente del de la Nación,
es decir, como patrimonio personal de cada monarca: joyas, pinturas, muebles, tapices,
instrumentos científicos, caballos… Bienes que no solo eran atesorados por su valor
material, como símbolo de prestigio y también de enseñanza, sino también por su valor
simbólico por estar asociados a lazos familiares lo cual justificaba aún más su
protección y conservación.
El siglo XIX es de gran interés en la historia del Patrimonio tanto en España como en el
resto de Europa.
El hecho fundamental es el cambio de titularidad de los bienes artísticos y
monumentales, conseguido por el nuevo régimen político, que amena de la Revolución
Francesa.
La guerra de la independencia llevó al cambio del régimen monárquico de una
Monarquía absoluta a una Monarquía Constitucional. Los bienes histórico-artísticos
que pertenecían a la Corona, a la aristocracia y al clero pasarán su titularidad a la
soberanía de la Nación. Para ello se adoptarán distintas medidas, entre ellas las leyes
desamortizadoras como las promulgadas por José de Bonaparte o Mendizabal y
Madoz.
La posesión de los Bienes estaba asociada a las coronas, la iglesia y la Nobleza,
representando su autoridad. Durante la Revolución Francesa son el objetivo de los
actos vandálicos con el fin de borrar toda huella que recordara su antiguo régimen,
religión. En el siglo XIX los museos se convierten en los principales salvaguardas de los
Bienes, exhibiéndolos de diferente manera para que no se relacionen con su antiguo
contenido y poder ser protegidos.
A la revalorización de estos monumentos contribuye la Academia o Escuela de
Arquitectura de Madrid
A raiz del Renacimiento se le dá mayor importancia a los bienes como algo de lo que
aprender y contemplar como cultura. A partir del siglo XVIII se crean las Academias.
Diversos artistas como Brunelleschi, Donatello, Ghiberti Y Miguel Angel, miran,
contemplan y estudian los antiguos edificios con ojos nuevos, como algo que deben no
solo aprender, si no superar.
Muchos son los que ya tratan de salvaguardar los Bienes, como el Papa Nicolás V, quién
encarga a Alberti el mapa topográfico de Roma para iniciar su restauración. O Pío II
quién expresa que Roma tiene que conservar todo su explendor, entre otros.
Es un beneficio moral que proporciona a la sociedad, siendo símbolo de desarrollo,
educación y progreso.
Una sociedad que contempla y preserva su Patrimonio es digna de prestigio y reclama
la atención de otras culturas.
En los siglos XVIII y XIX, las medidas protectoras del patrimonio provenían de las
Academias:
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Real Academia de la Historia.
- En cuanto a la primera, comentar que fue una institución al servicio del Rey cuyos
estatutos fueron publicados en mayo de 1757 bajo el reinado de Fernando VI (tras un
periodo preparatorio de 8 años en los que trabajó una Junta Preparatoria 1744-1752).
Durante los primeros años de existencia en el siglo XVIII la academia no tuvo autoridad
en cuanto a la protección y conservación de los bienes, su labor se ciñó en propagar el
buen gusto por las Artes, ilustrar su historia y promoverlas con éxito. Promovió el
cambio de gusto ignorando las formas barrocas en favor del neoclasicismo, ejerció un
fuerte control sobre la actividad artística para que cumpliesen las pautas ideológicas
impuestas por la Academia y también fomentó la renovación de las artes, asumiendo la
educación de los artistas. Ya durante el siglo XIX, debido a las leyes Desamortizadoras y
tras asumir las competencias de la suprimida "Comisión Central de Monumentos",
asume nuevas competencias como el cuidado, conservación de Monumentos, así como
la inspección de museos que queden bajo su autoridad.
Estas competencias irán aumentando paulatinamente hasta finalizar el siglo XIX como:
indagar el paradero de bienes desaparecidos o enajenados, promover las
restauraciones, denunciar abusos sobre los bienes artísticos, realizar el inventario de
los efectos recogidos en los archivos y bibliotecas de conventos y monasterios
suprimidos, y de todos aquellos bienes que deban preservarse por su valor histórico y
artístico en base a su antigüedad o su perfección técnica..
- La Academia de la Historia fue creada por Felipe V en 1738 para la investigación del
pasado. Ya desde el comienzo especifica en sus estatutos que entre sus competencias
está la recogida de antigüedades, monedas, epígrafes, medallas, grabados y otros
objetos antiguos, por lo que se fueron creando ricas colecciones con la intención de
crear un museo. Y en efecto esas colecciones fueron el germen para la creación del
futuro Museo Arqueológico. De hecho, de esta vertiente arqueológica surge la primera
medida legislativa española sobre la conservación del Patrimonio, "La Real Cédula de
1803" redactada por miembros de esta academia donde se le otorgaba a la institución
potestad para inspeccionar las antigüedades que se descubran en todo el reyno.
El gran cambio se produce en el siglo XIX, cuando tras varias Leyes Desamortizadoras
(Mendizábal, Madoz, Espartero...) el estado pasa a ser poseedor de una ingente
cantidad de bienes incautados, principalmente a la institución eclesiástica, difíciles de
clasificar y gestionar, motivo por el cual, muchos bienes fueron expoliados y destruídos.
A raíz de esta situación, se comienzan a crear ya instituciones de carácter político-
administrativo (con un concepto diferente a las Academias, ya que no dependen de la
Corona) para gestionar dicho patrimonio y que conviven paralelamente en el tiempo
con las Reales Academias, como Las Comisiones de Monumenos Histórico-Artísticos
(que asumirá competencias hasta ahora asumidas por la Academia de la Historia,
motivo por el cual la Academia de la Historia se ve amenazada), Las Comisiones Central
y Provinciales de Monumentos.
Este fue un mecanismo que se puso en marcha para controlar aquellos munumentos
que debían salvarse por su valor histórico o artístico. Es decir quedaban exentos de la
leyes desamortizadoras y el Estado quedaba al cargo de su tutela. Se tenia que elaborar
un expediente informativo sobre las particularidades del monumento y el por qué
debía conservarse. La inciativa podía partir, bien del propietario del bien, bien de las
autoridades municipales o bien de las Comisiones de Monumentos, las cuales elevaban
el escrito al Ministerio de fomento. Este solicitaba informe a las Reales Academias
antes de dictaminar.
Aún así, el obtener la declaración de monumento nacional no era una garantía total, ya
que aunque se supone que era un aval para que el edificio no fuera destruído, algunos
si que lo fueron aún contando con esta protección. Ejemplos de monumentos
declarados tenemos: La Catedral de León en 1844, la Puerta del Sol de Toledo, la
Colegiata y Claustro de Santillana del Mar (Santander), la Catedral de Zamora,
Monasterio de Santa María la Real de Nájera, el Presidio de Palma de Mallorca en
1894.
TEMA 2
Valores de contemporaneidad
Valores rememorativos:
- El valor de lo antiguo se basa en el reconocimiento y aprecio de las huellas del paso
del tiempo en los monumentos.
La obra una vez creada por el hombre, queda expuesta a las leyes de la naturaleza e
inexorablemente ebocada la erosión de sus colores y formas, al deterioro de las
superficies, a su descomposición y por último en ruina.
El monumento se presenta como un organismo natural en cuya evolución cualquier
intervención destinada a la conservación o restauración es compleja.
Las teorías de RUSKIN sobre restauración parten precisamente del reconocimiento de
este valor de lo antiguo. Este valor, que tiene un componente estético importante,
aventaja a los demás valores en que es el que mejor conecta con el hombre de
cualquier condición.
- El valor histórico de un monumento reside en que " representa una etapa
determinada, en cierto modo individual, en la evolución de alguno de los campos
creativos de la humanidad".Desde este punto de vista ya no interesan las huellas del
paso del tiempo, como su predecesor, sino " su génesis en otro tiempo como una obra
humana". Por eso el valor histórico de un monumento, es decir, su capacidad para
documentar un hecho o un pasado pretérito, es mayor cuanto menor sea el deterioro
sufrido. En este sentido, el valor histórico, exige buscar por todos los medios la
conservación del objeto, entendido como soporte material de un conocimiento
histórico cientifico.
- El valor rememorativo intencionado es el que prevalece en aquellas obras que aspiran
a la inmortalidad, al eterno presente. En realidad, el valor rememorativo intencionado
entronca con el significado primigenio del término monumento, que designaba
aquellas obras realizadas para mantener vivas determinadas hazañas, personajes o
hechos.
Como señala Riegl, esta categoría está en conflicto permanente con el valor de lo
antiguo, ya que el mantenimiento de un monumento en tiempo presente requiere de
una intervención continua, de su restauración, evitando así que su mensaje se deslice a
un pasado histórico. El conflicto es menos problématico de lo que cabría suponer, ya
que, el número de monumentos intencionados es relativamente pequeño frente a la
gran masa de los no intencionados.
Riegl considera el monumento como una suma de valores. Los monumentos son obras
realizadas por la mano humana, manifestaciones materiales de culturas anteriores, que
adquieren sin embargo una dimensión diferencial en virtud de su distinción o
reconocimiento por parte de la cultura actual.
En su análisis Riegl identifica dos grandes categorías de valores, valores de tipo
rememorativo y valores de contemporaneidad.
5. Desarrollar los distintos valores contenidos en los denominados
rememorativos conforme a la idea de monumento de Riegl
- Real Decreto- Ley de 1926:Conocido como Decreto Callejo supuso una importante
renovación del ordenamiento jurídico.
El texto se organizó en dos partes:
-La primera se centraba en los bienes inmuebles, con las disposiciones sobre la
protección y conservación de la riqueza arquitectónica, arqueológica, histórica y
artística de España así como del carácter típico de sus pueblos y ciudades.
-La segunda parte sobre los bienes muebles, regulaba la exportación y comercio de
objetos históricos y artísticos. Todo ello precedido de un nuevo concepto de Tesoro
Artístico Nacional.
La novedad mas importante fue la incorporación al ordenamiento jurídico de las
edificaciones o conjunto de ellas, sitios y lugares de reconocida y peculiar belleza, lo
que supone el origen de la protección de dos tipos de bienes recogidos actualmente en
la ley de 1985: los Conjuntos Históricos y los Sitios Históricos. Con esta medida se
superaba la visión de monumento como elemento singular y aislado integrando
conjuntos de edificaciones, sitios y lugares.
- Ley de Patrimonio Histórico Artístico de 1933:La ley contenía setenta y dos artículos,
divididos en cinco títulos y un título preliminar, con una distribución desigual
–Veintidós artículos sobre inmuebles, cuatro sobre excavaciones, trece sobre objetos
muebles, once de museos y siete sobre inventario. Era en cualquier caso, una
reglamentación muy elaborada con un carácter innovador y progresista que justifica su
largo periodo de vigencia.
En ella se regulaba la organización administrativa, el régimen jurídico de los bienes
muebles e inmuebles, la función de los Arquitectos conservadores de monumentos, el
inventario del Patrimonio Histórico Artístico, el fomento de los museos públicos y la
persecución de las infracciones además de incorporar medidas que completaban la Ley
de Excavaciones de 1911.
La conservación del patrimonio quedaba bajo la competencia de la Dirección General
de Bellas Artes. El principal instrumento para la protección de los Monumentos
Histórico
Artísticos continuaba siendo la Declaración que se realizaba ahora por Decreto.
Sobre la regulación de los bienes inmuebles se dictaron una serie de medidas dirigidas
a garantizar por encima de cualquier otro aspecto, la conservación íntegra de los
valores que habían justificado su inclusión en el patrimonio monumental histórico
artístico
.Sobre las excavaciones arqueológicas se mantuvo loa establecido en la Ley de 19
11 con algunas modificaciones como total control de la Junta sobre las excavaciones
subvencionadas o prohibición de cualquier excavación no autorizada con el
consecuente
decomiso de objetos.
La reglamentación de objetos muebles se centró fundamentalmenteen regular el
comercio
y la exportación.
Su principal virtud fue ofrecer una definición moderna Arquitectónico Artístico, alejada
de limitaciones cronológicas o estilísticas y basada en un procedimiento de declaración
a través de la incoación de expedientes.(art 1) "Se entiende por monumentos
arquitectónicos artísticos, a los efectos de esta ley, los de mérito histórico o artístico,
cualquiera que sea su estilo, que en todo o en parte sean considerados como tales en
los respectivos expedientes que se incoarán, a petición de cualquier Corporación o
particular, y que habrán de incluirse en el catálogo que ha de formarse por el Ministerio
de Instrucción Pública y Bellas Artes, con arreglo a lo dispuesto en la Ley de 7 de julio
de 1911."
La Ley establece varias medidas interesantes: La prohibición de derribo de un edificio
declarado, o cuyo expediente hubisese sido - sin la autorización expresa del Ministerio ,
la prohibición de exportaación de monumentos al extranjero.
Las conclusiones de esta puesta en común fueron publicadas un año más tarde en el
texto conocido desde entonces como Carta de Atenas de 1931.
La Conferencia de Atenas se articuló a través de grupos de trabajo que trataron
aspectos tales como la administración y legislación del patrimonio, la utilización y
puesta en valor de los monumentos, las técnicas de consolidación y reparación, las
condiciones ambientales o la utilización de medios gráficos y fotográficos aplicados en
la restauración.
Entre los Españoles participantes figuraban Modesto López Otero, Emilio Moya Lledós
o Francisco Javier Sánchez Cantón subdirector del museo del prado.
Las denominadas siete maravillas del mundo antiguo abundan en los escritos de la
antigüedad. Se desconoce su origen preciso, pero se atribuyen a Filón de Bizancio (S.III
A.C) gracias a la recopilación de escritos que realizó obteniéndolos de la Biblioteca de
Alejandría. Posteriormente son numerosas las alusiones a las maravillas, y también
diferentes, ya que diversos autores incluyen hasta diez.
Se trata de un inventario de lugares magníficos extraídos de las descripciones de los
itinerarios de viajes. Habituales en las crónicas del mundo antiguo, en las que se
recoge todo tipo de información y se asocian a los viajes de conquista de territorios.
Por ejemplo, en la época de Alejandro Magno, le acompañaban historiadores y
geógrafos cuyo objetivo también era narrar los monumentos y culturas de los pueblos
conquistados, implicando ya una valoración de las grandes realizaciones vistas. De
hecho, las primeras maravillas expuestas estaban conectadas con la imagen de
Alejandro Magno o en el ámbito geográfico de su imperio. Son las siguientes:
- Pirámides de Egipto
- Faro de Alejandría
- Jardines Colgantes de Babilonia
- Estatua de Zeus en Olimpia
- Templo de Artemisa en Éfeso
- Mausoleo de Hilacarnaso
- Coloso de Rodas
En la época medieval revive la lista de los monumentos antiguos junto a la idea de que
también existían otras maravillas naturales o “mirabilia”. Los hombres del
renacimiento con las maravillas de la antigüedad construyen un mundo nuevo creando
las más bellas imágenes de las mismas en las que el estudio científico se mezcla con
mitos del medievo. Destacan, el grabado realizado por F. van Aelst “Lo sette miracoli
del mondo”, la colección de estampas sobre las siete maravillas pintadas por el
holandés F. Maarte van Heemsckerck en el S.XVI (modelos que han llegado hasta
nuestros días), y a su vez, el deseo de conseguir una nueva octava maravilla.
El arquitecto Fischer von Erlach, ya en el S.XVIII redactó un texto sobre la historia de la
arquitectura ilustrando las maravillas del mundo clásico junto con edificios europeos.
La Edad Media se caracteriza por su carácter religioso, por ser una época de cruzadas,
de evangelización y de peregrinaciones religiosas, de viajes donde se llegaba a mezclar
lo bélico con lo espiritual. Se buscan los lugares citados en la Biblia o las ciudades por
las que discurren los evangelios.
Este documento, mezcla entre tratado, relato de viaje y guía, es una fuente importante
para el estudio del arte medieval. En él podemos encontrar las 4 vías principales que,
desde las ciudades de París, Velezay, Lepuy y Arlés conducen desde Francia a los
Pirineos para entrar en España. A demás, se enumeran los lugares en cuyas iglesias se
veneran reliquias, se comenta sobre los revestimientos de altares y arcas sepulcrales,
la riqueza de sus materiales (oro y piedras preciosas) …
Los viajes a oriente en el S.XII tenían el mismo propósito religioso, aunque también
podemos encontrar otros motivos como misiones diplomáticas, expediciones
mercantiles, hazañas caballerescas y el afán de aventura.
La actitud del viajero durante la edad moderna (siglos XVI y XVII) respecto a las obras
de arte que se encontraba en su periplo es muy distinta a la que tenemos en la
actualidad.
El viajero de entonces no viajaba para admirar "monumentos" tal y como lo
entendemos en nuestros días, sino que lo que le llamaba la atención era el valor
material de dichos monumento, es decir, si era de mármol, de oro, de alabastro....
En cuanto a la arquitectura, al faltar todavía una conciencia artística en la época, en los
comentarios artísticos, aún parcos, se producían confusiones de estilos, confundiendo
románico, gótico (el cual no era nada apreciado en la época y cuyo término era
peyorativo) o renacimiento.
No obstante hubo escritos y relatos, sobre todo de Italia. Hubo guías de Roma que
inspiraron a muchos viajeros, sobre todo los britanicos (los más viajeros y los primeros
en adquirir una experiencia artística) guiados por las leyendas asociadas a los edificios
religiosos que en ellas se relataban, pero si hubo una obra inspiradora y fuente de
información importantísima para los viajeros fue "Las Vidas de los Artistas" de
GiorgioVasari (1542-1550). Un repertorio de biografías de grandes artistas italianos,
sobre todo pintores, que proporcionaban gran cantidad de datos al viajero. La
importancia de este texto estriba en que de alguna forma, el arte dejó de ser anónimo,
y los viajeros comenzaron a saber quien era Giotto o que Miguel Ángel había pintado
una capilla en el Vaticano.
Pero no solo a Italia se viajó en esta época, también a España llegaron viajeros que
dejaron sustestimonios y que han ayudado a reconstruir la historia cultural de la
dinastía de los Habsburgo.
Uno de ellos fue Jean Lhermite, cortesano belga que viajó y permaneció en la corte
española a finales del reinado de Felipe II. Lhermite describió en sus manuscrito el
ambiente cultural de la época, ritos, ceremonias, describe lugares como el Escorial, sin
embargo, serán sus dibujos el testimonio más objetivo que ayudará a reconstruir
ciertas partes de la historia del arte moderno de España
Ya a raíz del texto de Lhermite se vislumbra el alto valor formativo y la capacidad de
maduración que se atribuía a los viajes y a las estancias en otras tierras.
Pero no solo como valor formativo se viajaba durante estos siglos, también por trabajo.
En esta época los artistas viajaban allí donde se les reclamaba para obras y trabajos y
las cortes se convierten en foco de atracción de estos artistas viajeros, lo cual
potenciaba el viaje y, sobre todo, potenciaba el intercambio de lenguajes artísticos.
Estos artistas también realizaban sus recopilaciones documentales de primer orden
como el caso del dibujante flamenco Antón van den Wyngaerde, al servicio de Felipe II,
cuyas vistas y dibujos de las ciudades españolas son imprescindibles para el estudio de
la cartografía, topografía y paisaje urbano de la segunda mitad del siglo XVI.
Otros artistas que viajaron en esta época son Alberto Durero, Pedro Berruguete, Pedro
Pablo Rubens, Velázquez cuyo destino fue principalmente Italia.
El Gran Tour fue el antecesor del turismo moderno. Se trataba de un recorrido por
Europa con escala obligada en Roma. La pionera en promoverlo fue Inglaterra. Desde
mediados del S.XVII muchos viajeros tenían como objetivo admirar la belleza artística
de Italia, sus ruinas clásicas, sus paisajes…
Este viaje se hizo habitual entre los jóvenes de buena familia y de las clases
acomodadas, llegando a concluir un medio indispensable para la educación de los
jóvenes.
Francis Bacon definió los rasgos más característicos del Gran Tour: viaje de carácter
educativo que ayudaría a comparar lo que se había visto fuera para ponerlo en práctica
en el propio país.
Después del éxito de los jóvenes británicos tras realizar el gran tour fueron los
holandeses, franceses, alemanes y nórdicos los que se han animado a recorrerlo y
empaparse de sabiduría. Este viaje se llegó a convertir en un símbolo de distinción
social en toda Europa, además, ejerció una influencia decisiva en la formación del
gusto inglés.
Los viajeros adquirían piezas arqueológicas, grabados, vistas de ciudades y esculturas,
retratos entre las ruinas… Con ello muchos talleres inauguraron la exportación de
obras de arte y el desarrollo de la producción de copias pictóricas y de mármol que los
británicos se llevaron como souvenirs.
La duración del Gran Tour podía ser entre dos y tres años.
Se centraba fundamentalmente en recorrer Francia hasta llegar a Italia.
Retornando por zonas centroeuropeas y los Países Bajos, quedando fuera de la ruta la
zona de la península ibérica, zona desconocida y atrasada debido a rasgos históricos y
escasos avances técnicos. Los que se adentraban en la península más que viajeros se
consideraban exploradores o aventureros. Esta zona quedaba fuera del Gran Tour,
dándose a conocer más adelante.
Los viajeros británicos del siglo XVIII que llegaron a España siguieron insistiendo en los
mismos problemas que, los viajeros del siglo anterior habían encontrado cuando
llegaron a España: miseria, suciedad, malas posadas y ventas y caminos...
En cuanto a ejemplos de viajeros extranjeros en a península hay muchos por citar
algunos tenemos:
- Alexander Jardine que en su obra "Letters from Barbarie, France, Spain, Portugal"
publicadas despues de sus dos viajes en 1766 y 1776, indica que la situación en la que
se encotraba España era fruto del mal gobierno, haciendo culpable a la dinastía de los
Habsburgo, con Felipe II a la cabeza, de todo lo malo que sucedía en el país. La
situación cambió con las reformas de la monarquía ilustrada de Carlos III.
- Edgar Clarke, el cual llegó a la Coruña en 1760 y fue autor de la obra Letters
concerning the Spanish nation. Fue de los primeros en testimoniar la importancia que
tendría para los artistas ingleses visitar y conocer los nuevos tesoros de Españas,
asombrosos e intocados. Admiró el paisaje recorrido de Aranjuez a Toledo, le
impresionaron las murallas de Lugo aunque tuvo una visión negativa del Acueducto de
Segovia, ahogado entre tanta construcción
- Joseph Towsend, el cual publicó en 1791 Journey through Spain in the years 1786 and
1787 y que quedó asombrado por la riqueza atesorada por la iglesia y el clero. Towsend
tambié consiguió en su obra una lista de los principales cuadros que contenía el palacio
de Madrid y además pudo contemplar las colecciones de algunas residencias
aristocráticas.Admiro la ciudad de Toledo
- Joseph Baretti: cuyo principal objetivo de visita a españa fue la pintura (la cual sería
tambien el capítulo artístico más valorado por los viajeros ingleses), y lo cual atestigua
que la riqueza artística de nuestro país va convirtiéndose en uno de los objetivos
principales del viaje.
En cuanto a la valoración de las ciudades españolas por parte de los viajeros
extranjeros comentar que la mayoria rechazaban el trazado medieval o árabe, por sus
calles estrechas, mal pavimentada, o la irregularidad de sus plazas, por la suciedad.. De
hecho, la ciudad de Granada no agradaba por estos motivos, así lo atestiguó en una de
sus obras"Travels through Spain in the years 1775 and 1776 in vich several monuments
of romans and moris archictecture" Henry Swinburne en la que describía dicha ciudad.
Esta obra describe uno de los recorridos más completos realizados por España en el
siglo XVIII y cuya publicación fue de las primeras en dar a conocer el arte y los
monumentos de España.
En lo que arquitectura se refiere, las opiniones son diversas en función del contexto
ilustrado y del viajero mientras que las iglesias románicas pasan inadvertidas, las
catedrales góticas producen comentarios dispares, mientras que Francis Carter critica
la costumbre hispana de construir coros en el centro de las naves de las catedrales
perdiéndose así la perspectiva, William Dalrymple escribió que la Catedral de Santiago
no era nada extraordinario.
Los diferentes viajeros que fueron pasando por nuestro país durante la segunda mitad
del siglo XVIII fueron dejando sus impresiones sobre España en los diferentes
documentos (diarios, manuscritos, ..), que reflejan su punto de vista sobre la geografía
española y su naturaleza.
Por ejemplo, los viajeros ingleses utilizaron el término "Romántico" para describir
ciertos paisajes españoles.
También, y debido a la diversidad y contraste de las arquitecturas de muchas ciudades
españolas, los viajeros ingleses pudieron captar lo que era el pintoresquismo, y de
hecho, esta categoría, el de lo pintoresco, se ve reflejada en muchos textos como el de
Jean-Francois Peyron sobre su viaje a España en los años 1777 y 1778 o el del barón de
Bourgoing.
Ya a finales del siglo XVIII, los relatos de viajes adquieren un nuevo matiz y son
ilustrados con estampas ya que el grabado se convierte en el elemento esencial para
llegar al lector. Por ello, los viajeros solían viajar acompañados de sus cuadernos de
dibujos para, como indicaba Swinburne (uno de los primeros en acompañar a sus
descripciones con grabados), dar al curioso una satisfactoria idea de la forma de
construir y adornar los edificios públicos.
Entre los ingleses, y ya a principios del XIX, destacar a William Badford, un capellán que
vino durane la guerra peninsular y que realizó una serie de grabados sobre paisajes,
vistas de ciudades, monumentos y tipos populares de España y portugal denominados
"sketches", un término que se impondrá en muchos relatos viajeros.
Desde la década de los años treinta el termino tourist, que aparece en las guías de
viaje británicas, se afianza como sinónimo para calificar un nuevo modelo de viajero,
cuyas formas de trasladarse de un lugar a otro irán a la par que el progreso y las
nuevas infraestructuras las posibilitan. Hay que destacar el desarrollo de las lineas
regulares de los viajes en barco a mediados del siglo, especialmente las transatlánticas,
la extensión de la red de ferrocarriles por Europa, la aparición del modelo de los
agentes de viaje, con Thomas Cook, y la consiguiente creación de compañías de viaje,
como Pullman, Wagons Lits y Orient Express, y por supuesto el perfeccionamiento del
coche a motor durante la ultima década del siglo XIX y el impulso de su fabricación
durante las primeras décadas del siglo XX. Todo esto significo una revolución a la hora
de viajar que se adecuaba al incremento de viajeros e implicaba libertad para elegir
destinos. Viaje y destino, dos factores que sentaron las bases del turismo moderno,
hoy un conjunto de actividades y una lucrativa industria, y en los que el Patrimonio,
motivo de las primeras imágenes turísticas, tuvo un papel determinante en el caso
español.
Conforme avanza el siglo XIX, los antiguos relatos y crónicas adoptan un nuevo termino
para referirse al viaje: turismo, y es que el viaje va a adquirir unas características que le
separan de los hasta entonces realizados. Las guías de viaje se convierten en un libro
de cabecera que debe acompañar al turista, como las conocidas Baedeker comenzada
en 1839 y prolongada hasta la Segunda Guerra Mundial. Son guías con buenos textos
sobre las obras que se deben visitar acompañadas de cuanta información precisa el
viajero para conseguir el éxito en su desplazamiento.
Los cambios sociales favorecerán en el siglo XX un nuevo modo de viajar mas barato y
cómodo al que podrán acceder muchas mas personas. El estallido de la Gran Guerra
provoco un paros de varios años en el interés viajero, un retroceso cuyo punto álgido
es la Gran Depresión de 1929, pero recuperado el ritmo económico los precios o los
gastos del viaje se abarataron. Y arranca entonces el inicio de una nueva empresa en la
que obviamente se contempla el beneficio que reporta la afluencia de viajeros al lugar
que visitan. Se valora el destino, algo que en un principio había surgido de forma
natural, pero según se advierte la capacidad de atracción de un determinado sitio, se
busca su promoción y adecuación para ser punto receptor, y es entonces cuando se
puede decir que el viaje pierde sus antiguas connotaciones y se puede hablar de una
nueva actividad como la de hace turismo. La experiencia de los viajeros románticos
inicia el camino y bien se puede decir que los Bienes histórico-artisticos, los
monumentos, son el primer destino promocionado del Turismo.
Sustituirá a la Comisaria Regia en 1928, aunque ya dos años antes se había creado la Junta del
Patronato
Se crea para dar un nuevo impulso a la actividad turística, sobre todo porque se iba a celebrar
dos exposiciones internacionales importantes en Sevilla y en Barcelona.
Los bienes artísticos seguirán siendo prioridad para este Patronato, aunque se gestionaran
turismo y bienes por organismo diferentes.
En cuanto a la conservación a las labores de conservación que llevo a cabo el Patronato, cabe
citar:
TEMA 4
La Edad Media se inicia con un proceso de destrucción de grandes obras del mundo
antiguo, pero se reutilizaron otras muchas, cambiando su función y morfología en un
nuevo contexto y con una nueva iconografía. Podemos decir que restauración es
sinónimo de reutilización. Por ejemplo, el Partenón se convirtió en iglesia cristiana en
el
S.V. Lo normal era que los templos que no fueron canteras de piedra o mármol se
reutilizaron como iglesias o basílicas cristianas, en otros casos antiguos mausoleos
pasan a ser fortificaciones, como el castillo romano de Sant Ángelo.
Las invasiones bárbaras desencadenaron un proceso de expolio y destrucción, e
inmediato aprovechamiento y reutilización de materiales para otros usos, como
murallas
o fortificaciones, así como el abandono d numerosos monumentos saqueados, como el
Coliseo o el Foro Romano. Eran edificios paganos cuyo material daba significado
religioso a las nuevas construcciones, a la vez que se adaptaban a los nuevos cánones
constructivos de la Alta Edad Media, mientras que las estatuas de bronce sufrieron la
fundición para la acuñación de monedas.
Uno de los periodos más destructores fue el movimiento iconoclasta bizantino que no
toleró las representaciones e imágenes religiosas ya que el pueblo les atribuía poderes
milagrosos y absoluta autoridad.
El islam también tuvo una premisa destructora. Pero su capacidad de reabsorber
nuevas
técnicas y sistemas constructivos renovadores posibilitan la realización de nuevas
aljamas con materiales reaprovechados, cambiando la orientación…etc. La lista de
mezquitas, iglesias y catedrales cristianas construidas una sobre otras es interminable,
ye n las que si excavamos perviven restos primigenios anteriores.
Las evoluciones técnicas, estructurales y lumínicas, o simplemente decorativas,
alteraron e hicieron desaparecer muchos elementos anteriores.
Hubo en el Derecho medieval una regulación jurídica por medio de franquicias,
contribuciones y expropiaciones para la financiación de construcciones como murallas,
puertas, alcázares, catedrales…
Para finalizar, destacar que en los últimos siglos medievales se produjeron
intervenciones para terminar y actualizar las pinturas trecentistas con repintes y
protección de barnizados.
Las academias y los museos son otros instrumentos que surgidos en Francia
en el siglo XVII, se desarrollan durante esta centuria y la siguiente, y que se
convertirían en instrumentos fundamentales de la acción institucional de los
estados nacionales en la tutela y conservación del patrimonio histórico-
artístico.
En la transición del siglo XVIII AL XIX se pueden situar los orígenes de la restauración
como disciplina científica. El deseo de conservar monumentos del pasado consolidó la
afirmación de la conciencia histórica moderna.
Durante la primera mitad del siglo XIX se abandona el carácter intuitivo y limitado,
manual y artesanal de la restauración. Surge entonces como una disciplina científica
autónoma que requiere una práctica profesional sobre una base teórica sólida y
perfectamente organizada- Para entender los inicios de la historia de la restauración
como disciplina científica conviene tener en cuenta una serie de factores. En primer
lugar el clima cultural de la segunda mitad del siglo XVIII en el que los polos opuestos
entre el racionalismo y los sentimientos prerrománicos favorecieron la progresiva
consolidación de la noción de monumento. En segundo lugar el interés por conservar y
recuperar los monumentos como testimonios materiales de la historia a través de
intervenciones ajenas a la práctica artesanal y basadas en un método analítico y
positivista.
Con el vandalismo que sufre el patrimonio histórico de Francia y diversas
destrucciones, darán lugar a críticas y decretos para la conservación de los mismos y
cabe destacar el decreto impuesto por la Convención Nacional francesa para poner fin
a las destrucciones y proclamar el principio de la conservación de los monumentos. El
Estado francés asume las restauraciones realizadas con mínimo rigor y sin los criterios
adecuados provocando las críticas de numerosos intelectuales. Para acabar con la mala
praxis se crea en 1830 la figura del “Inspector General de Monumentos” y en 1837 se
constituyen las denominadas “Comisiones de Monumentos Históricos”,instituciones
que se encargarán de organizar los fondos para las restauraciones y seleccionar a los
arquitectos responsables de los proyectos. Esta organización francesa dará la pauta a
otros países para articular un sistema administrativo e institucional encargado de las
restauraciones. Con ello, se daba fin a una restauración limitada a círculos exclusivos y
eruditos para convertirse en una responsabilidad nacional y estatal y Francia se
colocaba a la cabeza en materia de restauración.
Avanzando al siguiente siglo (XIX) vemos como el estílo de la Francia de esa época que
está en auge en este ámbito es el gótico que se considera como el de indentidad
nacional.
Va a ser en este país donde se situe al precursor de la actividad restauradora, Viollet-
le-Duc.
Este autor se dedicó a la dirección de lavores de restauración,recostrucción de
arquitectura medieval de carácter militar y terminar algunas de las catedrales
francesas.
La teoría de Viollet-le-Duc se basa en la “unidad de estilo”, y esta unidad la aplicó en todas sus
intervenciones.
Viollet abogó por el estudio concienzudo de los monumentos franceses, pues era la
única forma de conseguir arquitectos, pintores y escultores capaces de restaurar. Es en
el Dictionaire donde enuncia los problemas de la restauración monumental y define en
un artículo titulado “Restauration” el axioma fundamental de su teoría y práctica:
A pesar de todo esto, su doctrina logró conciliar los sentimientos románticos con los
principios racionalistas al otorgar dos valores al monumento: el máximo valor al estilo
original (valor histórico) y la unidad de estilo, la renovación tras la restauración (valor
de novedad). Planteó una metodología de trabajo novedosa para la restauración, pues
antes de cualquier intervención era necesario conocer perfectamente el estilo y el
carácter de las partes de la obra, además de constatar su cronología.
Promovió unas técnicas de construcción avanzadas y el uso de materiales modernos
que, teóricamente, eran más eficaces y duraderos. Otro aspecto importante fue la
funcionalidad y el destino del edificio, para el que exigía un uso concreto pues “la
mejor forma de conservar un edificio es encontrarle una función”.
También es consciente de que las obras tienen sus fases vitales, un transcurso
biológico
de nacimiento, vida y muerte que hay que respetar ya que es un signo de autenticidad
y de individualidad del monumento. De hecho, Ruskin prefiere el deterioro o la ruina
antes que la restauración (entendida como construir lo que ya está destruido).
Otros de los puntos opuesto a Viollet-Le-Duc es que Ruskin ve la obra de arte como un
testimonio histórico, un documento de la actividad humana, de su memoria y debe
conservarse en su integridad. Critica las restauraciones de Viollet, alegando que son
una falsificación y que elimina todas las fases del proceso histórico. Para el restaurar es
imposible, sería como resucitar a un muerto. Sólo se puede permitir cuando es
necesario
paliar preventivamente cuando el monumento se esté disgregando o consolidad con
vigas par que no se hunda. Opta por cuidar los monumentos antes de tener que
restaurarlos.
Todos estos criterios exigen un laborioso proceso de estudio en el que se tenían que
tener en cuenta todos los datos relativos al documento y obligaba al arquitecto
restaurador a testificar todo el proceso llevado a cabo con fotos, descripciones, y su
posterior memoria y publicación.
Sus doctrinas tuvieron una gran acogida en Europa gracias a Gustavo Giovannoni.
Su contribución fue decisiva en la elaboración de la Carta de Atenas de 1931, ya que
codificó todos los postulados de Boito bajo la teoría denominada "Restauración
Científica", integrando también sus principios en la “Carta Italiana del Restauro de
1932”, documento que consolidó un concepto de restauración cauto, moderno y
científico.
Para Giovannoni cualquier construcción del pasado por modesta que sea y que tenga
valor artístico constituye un testimonio, un monumento.
La novedad de la carta se da en que se distingue entre monumentos vivos y muertos:
-los vivos son los que pueden estar en uso si son correctamente conservados, aunque
su uso no sea el mismo que en su origen.
-los muertos, por su parte, son aquellos que no tienen funciones utilitarias y no merece
la pena un intento por reconstruirlos (sí permite la anastilosis o la recomposición de
partes existentes disgregadas).
Pese a todo, la restauración científica tuvo una trascendencia limitada y resultó ser un
fracaso tanto en Italia como en Europa.
Fue fiel defensor de la idea de consolidad y reparar conforme a las nuevas corrientes
italianas y europeas. Plantea en una de sus ponencias en el VIII Congreso Nacional de
Arquitectos el estado del abandono y mal estado del patrimonio español.
Plantea también la necesidad de inventariar todo el patrimonio como base para su
conservación.
Por lo que se deduce que sus ideas estaban en la línea de la teoría de Giovannoni y la
“restauración científica”.
Destaca, entre sus intervenciones, su labor en La Alhambra. Hizo una restauración que
se limitó a la intervención, respetando las partes constitutivas del edificio como signos
de la acción del tiempo y por tanto de su memoria.
La Revolución Industrial se inicia a finales del siglo XVIII en Gran Bretaña e interviene
en la historia de la ciudad desencadenando un profundo cambio social que implica en
replanteamiento del suelo urbano. Este hecho provoca una serie de transformaciones
económicas y sociales que repercuten en la estructura de la ciudad establecida. La
ciudad se convierte en reclamo para una población rural que se va a desplazar a las
fábricas en busca de trabajo, pero la ciudad que acoge a los nuevos habitantes no está
preparada para la llegada de los nuevos residentes ya que se necesitan viviendas,
servicios, infraestructuras, etc…la ciudad necesita adaptarse para responder a las
nuevas necesidades. Uno de los autores más famosos conocidos (Dickens) que llegó a
trabajar de pequeño en una fábrica describe en sus novelas la falta de higiene y las
viviendas insanas de la ciudad industrial.
Por lo tanto la ciudad empiece una reforma interna de muchas de ellas, que supondrá
un cambio dramático en la fisonomía de la ciudad tradicional:
Los siglos XIII y XIV siempre están calificados como los del auge de las ciudades debido
al progreso del comercio, que favorece el que se instalen en ellas muchas gentes, los
burgueses, además muchas ciudades consiguen privilegios de mercado, de
hospitalidad, fueros de regalía…
Talleres, tiendas, casas, iglesias o grandes catedrales, en los que plazas y fuentes
aumentan y en los que se amplía la cerca de las murallas.
La ciudad crece y lo hace con armonía aunando las necesidades prácticas con la
intuición estética y aunando las necesidades prácticas con la intuición estética y
asumiendo la presencia de los edificos existentes.
En los siglos XV y XVI se produce un cambio que conviene resaltar: las ciudades por
medio de sus arquitecturas buscan una imagen nueva que manifieste el poder de
quien la regenta, bien del Príncipe, de la universidad o del Concejo. En el renacimiento
se utiliza un nuevo lenguaje formal, se controlan emplazamientos, perspectivas,
alturas o materiales.
Ejemplo: Florencia que vive bajo la hegemonía de los Médecis y necesita modificar su
apariencia medieval, y encuentra la solución sin alterar el trazado existente ni
derribando construcción alguna, exclusivamente con la conclusión de la cúpula de la
catedral. La silueta de la cúpula de Santa María de las Flores, en aglutina la visión de la
ciudad y se convierte elemento de referencia sobrevolando en el tiempo. En Otra
renovación también realizada en Italia es la de Pienza, ciudad en la que se traza una
plaza regular entre la catedral y el palacio creándose de este modo un espacio
emblemático cerrado por los edificios representativos del poder.
En España, desde el siglo XV, distintas ciudades renuevan su espacio urbano con
edificaciones de gran valor simbólico, como palacios, hospitales o colegiatas: El Álcazar
de Toledo en tiempo
En los siglos XVII y XVIII se configura la ciudad barroca, a la que se puede caracterizar
por los efectos especiales introducidos en el trazado urbano. La ciudad busca el
asombro del ciudadano jugando con curvas y rectas, controla perspectivas y
dimensiones, busca el asombro y el sometimiento del ciudadano, ya que se piensa en
la ciudad como escenario monumental del soberano puesto que es la época de las
Monarquías Absolutas.
Ejemplos: ciudad de Versalles para Luis XIV, la plaza de San Pedro en Roma realizada
por Bernini para ser centro de la cristiandad, también las muchas Plazas Mayores que
se construyen como lugares de celebración, las de Córdoba, Madrid o Salamanca son
ejemplos representativos. Aranjuez o Las Tullerías en París son jardines diseñados
junto al palacio cortesano para el espectáculo y la diversión del pueblo.
La ciudad toma en cuenta los valores estéticos como los de uso y función.
Las ciudades se ven obligadas a adaptarse para asumir las nuevas funciones propias de
la sociedad industrial, necesitan una nueva organización territorial que se base en la
expansión del territorio, los ensanches y las reformas internas. Los ensanches no
interfieren en la ciudad antigua porque son nuevos desarrollos urbanos, pero hay que
tomar nota sobre el modo de conexión entre ambos núcleos urbanos, lo viejo y lo
nuevo, así como también el desarrollo de su planificación.
Ambos proyectos tienen cosas en común, como el ancho de las calles, el diseño de las
manzanas para la edificación, la necesidad de zonas verdes, la estructura de tablero de Damas,
que todos los edificios tuvieran una altura máxima, que todas las viviendas tuvieran una
orientación buena para poder recibir la luz solar durante todo el año......
El elemento esencial que inspiró la idea del Ensanche fue la escasez de vivienda, no solo por su
escaso número sino también por su alto precio y su imposibilidad de los obreros a acceder a
ella. Ya en el siglo XVIII se proponía la construcción de viviendas fuera de los límites del núcleo
urbano como solución al problema.
A esto hay que añadir, que en Madrid apenas existía la industrialización y por lo tanto no se
firmó ningún cinturón industrial ni se produjo ningún fuerte crecimiento con el consiguiente
impulso para el desarrollo urbano como era el caso en el resto de Europa de la segunda mitad
del siglo XIX.
Las consecuencias del Ensanche en Madrid fueron varias, uno de los barrios creados por el
Ensanche fue el de Arguelles. Los Ensanches daban lugar a un mayor consumo de agua, con lo
que hizo que fuera posible el protagonismo de la canalización de agua que estaba ideada para
el Canal de Isabel II. El Ensanche protagonizó un mayor tráfico de enlace mediante tranvía
(transporte novedoso de la época). Uno de los efectos más visibles fue la necesidad de
comunicar dos barrios, como el de Salamanca y Arguelles, mediante la Gran Vía.
El Ensanche de Cerdá no fue bien visto por el Ayuntamiento de dicha ciudad lo que provocó
que se ralentizara su construcción, pero hoy es el dia en que gracias a él, Barcelona tiene un
carácter y un desarrollo excepcional.
Ciudades que experimentaron también un gran desarrollo demográfico y que por tanto, se
tuvo que planificar la construcción de nuevos barrios, respetando la ciudad antigua, son
Valencia, Bilbao, San Sebastián, Santander....
Sus restauraciones buscaban más que recuperar, mejorar el estado original del edificio,
se centraba más en la estructura y en la propia arquitectura que en los elementos
decorativos. Le-Duc idealizaba el edificio incluso le añadía partes que nunca habían
existido.
Esta teoría tuvo mucho auge en España al coincidir con la Escuela Superior de
Arquitectura de Madrid. Se siguieron sus preceptos en muchas obras, con bastante
desacierto y desequilibrios estructurales, como el caso del San Jerónimo El Real, en
Madrid. Pero el mayor ejemplo de la técnica de Viollet-le-Duc en España fue la ya
mencionada anteriormente, Catedral de León, en la cual se restauró el edificio
imitando las formas originales.
La elección del lugar para una construcción concreta, como para una ciudad, tenía un
valor preeminente en el mundo clásico, la situación, el sitio, estaba gobernado por la
divinidad local.
Viollec -le-Duc descubrió que en la Arquitectura, la casa es la que mejor caracteriza las
costumbres, los usos, los gustos de una población; su estructura, como sus caracteres
distributivos, no se modifican más que a través de mucho tiempo.
La ciudad misma es la memoria colectiva de los pueblos. La idea que tenia este
arquitecto era que en primer lugar se debía conservar lo que ha llegado del pasado en
buenas condiciones, consolidar hasta donde es posible
con las técnicas a disposición y como última posibilidad restaurar, lo que no se puede
sanar, porque ya está demasiado degradado o perdido.
Viollec pensaba que la estructura debía tener solo piezas necesarias para su estabilidad
y función y que cada elemento debía ir unido al siguiente. Mantenía que aunque una
construcción diseñada racionalmente no tenía que ser necesariamente bella, ningún
edificio podía ser bonito si su estructura no estaba diseñada racionalmente.
En general, Viollec tenía la idea de que la restauración debía respetar la evolución del
edificio a lo largo de la historia. Al mismo tiempo se debía tomar en cuenta todas estas
consideraciones, uno debía ser practico y respetar las necesidades de quien en ese
momento iban a utilizar el edificio.
El arquitecto busca en la ciudad antigua los referentes para las nuevas ciudades,
piensa, al igual que Viollet, que la construcción de estas ciudades han sido una
actividad artística en la que se ha alcanzado de manera sabia la belleza, y que debe ser
el modelo de las nuevas. Sitte critica la destrucción de lo antiguo, ya que es lo que
contextualiza y establece la relación arquitectura-espacio. Por esto, piensa que no solo
se deben tutelar los monumentos, sino también el entorno.
-La Ley española de 1926 y la de 1933 o Ley del Tesoro Artístico Nacional, que son
profundamente renovadoras y anticipadoras de la defensa de la ciudad histórica al
contemplar y regular la protección del contexto urbano o territorial donde se
encuentra el monumento.
Estas leyes son la cristalización de la preocupante situación de las ciudades en los años
20. Por un lado permanece la ciudad tradicional, la que ha sido modelada a lo largo de
los siglos, ha crecido y se ha enriquecido con distintos monumentos sin ruptura alguna.
Por otro lado , se plantean formas de ciudad totalmente diferentes, de deslumbrante
atractivo pero situadas al margen de la historia. Es necesario establecer el papel que
tiene que asumir la ciudad, la histórica o tradicional, en su relación no sólo con los
ensanches sino también con los nuevos barrios periféricos. Esta relación es
fundamental para que el centro histórico no pierda sus funciones y por lo tanto su
identidad.
Este cambio radical suscita el recuerdo y la nostalgia por la ciudad del pasado, se
piensa en los valores de la ciudad tradicional, comienza una rica reflexión que trata de
objetivar las cualidades intrínsecas de la ciudad histórica, aquellas que no se deben
modificar, por las cuales, en el siglo XX, es Bien Patrimonial.
A modo de resumen, los problemas que afectan a la ciudad histórica para mantener su
presencia se pueden concretar en distintos niveles: primero tiene que definir su
identidad, sus elementos, su extensión, ya que con ello adquirirá la protección y su
contemplación en los Planes urbanísticos; luego debe aceptar la inclusión de nuevas
arquitecturas en su contexto, establecer su relación con los ensanches, con los nuevos
barrios.
Roberto Pane ofrece una postura de acercamiento entre lo viejo y lo nuevo, propone
comunicar el pasado y el futuro por medio de la vida y el arte, pero con gran respeto a
lo prexistente para que no se cree una barrera insalvable, pues la ciudad vieja se
convertiría en arqueología o simple motivo de curiosidad.