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Ayunar no es simplemente “no comer”, ni “dieta cero”, ni “comer la mitad”, tampoco “dieta
líquida”... ni siquiera es del todo correcto decir que sea “pasar hambre”, como veremos más adelante.
Y ¡sorpresa!: el ayuno tampoco es ni una cura ni una medicina: el ayuno es el proceso por el cual
dejamos que el cuerpo (o los cuerpos, para ser exactos) se curen a sí mismos...
Los ayunos forzados que resultan un suplicio o sacrificio “penoso” no están bien enfocados y
no producirán los efectos de alegría, paz y control lúcido que se pretenden alcanzar. Es como ser
vegetariano por convicción o dogma... a medio o largo plazo no suele funcionar. El polo opuesto a esta
idea de ayuno penoso es “El Ayuno Consciente”, que es intencionado, decretado y dirigido por el
individuo, y esas cualidades son las que hacen que funcione como espada de doble filo: un filo
material-biológico, y otro filo espiritual. Si no es consciente, el ayuno será simplemente un instrumento
de sanación a nivel biológico, lo cual, por otra parte, tampoco está nada mal. Por lo tanto la auto-
privación de alimento se convierte, más que en una costumbre adoptada que forzamos sobre nosotros,
en un ritual: según el Maestro Jesús, ayuno y oración son dos partes de la misma cosa, o dos cosas que
llevan hacia el mismo sitio: “el Padre” (o la Unidad).
La definición “terrenal” del ayuno sería: “descanso fisiológico durante el cual el organismo indica
que no es momento de introducir comida, sino de eliminar las sustancias de desecho y los residuos tóxicos
acumulados con el tiempo en el cuerpo”. La definición espiritual, la podrás leer entre líneas.
- El ayuno, debe ser privado, es decir, tan personal e “íntimo” como una oración o un decreto.
Los demás no tienen porqué saber que estamos ayunando, ¿qué motivo puede haber para que
vayamos haciendo publicidad de ello? (a no ser que ayunemos “en grupo” o estemos entre miembros
de nuestra “comunidad espiritual”, se interprete como se quiera interpretar semejante concepto). Si
tenemos un acto social inevitable y no queremos comer, más vale argumentar “molestias de
estómago” que tener que estar explicando a todo el mundo todo nuestro proceso de ayuno consciente,
perder la fuerza por la boca, y de paso, el tiempo. Mejor empezar el ayuno habiendo solucionado
temas de agenda, citas y obligaciones de cualquier tipo.
- Contacto con la madre Tierra, la Naturaleza. Una casa con jardín, aislada, por ejemplo, es un
entorno idílico para el ayuno (bueno, y para todo). Por supuesto que esto no siempre es posible, pero
siempre habrá que tender hacia este ideal (sitios apartados, o casas tranquilas con parque cerca, o piso
de ciudad limpio de energías, ruidos y desarmonías). Aire libre (y limpio) en la medida de lo posible.
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- Evitar siempre que se pueda las relaciones
con otras personas, actos sociales y “parloteo
banal”, vampirismo “social” y otros desórdenes
occidentales. Cuanto más “solos” estemos, mejor.
Lo ideal es hacerlo en periodos de vacaciones y
libres de compromisos sociales, pero eso no quiere
decir que no se pueda hacer perfectamente un ayuno
durante días de jornada laboral o si trabajamos de cara al
público o vivimos en una casa de familia numerosa... etc.
Lo más importante realmente es la actitud interna
de aislamiento, siempre y ante todo. No hay que
caer en dogmatismos. Si el entorno, acompaña,
pues mejor, si no, pues bien también.
¿CUÁNDO AYUNAR?
- Lo primero: ¿cuándo NO ayunar? Pues en el caso de padecer alguna patología avanzada
como cáncer, problemas coronarios graves o insuficiencia renal. En casos como úlcera de estómago o
de duodeno, es preciso tomar muchas precauciones. Las personas tomando “medicinas alopáticas” no
deberían ayunar, ni mucho menos ayunar y seguir medicándose, así que habría que terminar la medicación
o bien consultar al “médico alopático”. Y tampoco es aconsejable el ayuno como terapia para perder
peso, 1º porque el ayuno no es una terapia, y 2º porque no funciona: si no hay cambio posterior en los
hábitos alimenticios casi siempre se vuelven a retener los líquidos y las grasas a corto o medio plazo.
- El ayuno es especialmente útil para sanar enfermedades leves como gripe (que ya de por sí
predispone al cuerpo a beber mucho, comer poco y buscar un sitio calentito), el estreñimiento crónico
(beneficia a todos los órganos relacionados con la digestión como el hígado, o páncreas), y trastornos
digestivos en general. Para solucionar enfermedades más complicadas, es mejor consultar
especialistas antes. No perdamos de vista que la fiebre y el ayuno son dos medidas excelentes que el
cuerpo utiliza por naturaleza para sanarse.
- Es una preparación magnífica para el embarazo (nunca durante). El ayuno también
predispone a la fertilidad en las mujeres.
- No conviene de ninguna manera ayunar “siempre que uno tenga la posibilidad”, sino
hacerlo con consciencia, en determinadas épocas al año (dos por ejemplo), durante 7, 14, 21 días... y
¡hasta 40! Se recomienda empezar con un ayuno de 7 días (un ciclo), porque si nunca se ha ayunado,
tenemos primero que enseñar a nuestro cuerpo a pasar por sí mismo de la fase de “utilizar reservas
externas” a la de “utilizar las reservas internas”. Una vez que el cuerpo aprende, los siguientes ayunos
suelen ser más sencillos y llevaderos, y pueden ser más cortos o más largos. El primer ayuno serio
suele ser el más delicadillo.
Aquí entran otras consideraciones “esotéricas”, ya que parece haber una especial relación del
número 7 con el trabajo espiritual “no os impacientéis ya al tercer día, tened paciencia hasta el séptimo día
[...] vuestro Padre Celestial siente por vosotros un amor infinito, ya que os permite pagar en siete días los
pecados de siete años. A aquellos que adeuden siete años y enfermedades, pero que paguen honradamente por
ellos y aguanten hasta el séptimo día, el Padre Celestial les perdonará todas sus culpas”1.
- Otras dos opciones de ayuno (más fáciles de llevar a cabo una vez que se ha enseñado al
cuerpo a ayunar), son...
a) el ayuno de un día a la semana, o “del séptimo día”, que recomiendan muchas
tradiciones iniciáticas (como la esenia), o la medicina aryuvédica.
b) el ayuno de ciertas comidas al día, especialmente la cena. De hecho, y apartándonos
un poco del tema del ayuno, lo ideal sería hacer dos comidas al día, una “cuando el sol
está en su cenit”, y otra cuando “el sol se va a poner” (yéndonos a la cama con el
estómago vacío y la digestión hecha), nunca saciarse, no comer nada muerto (o más
gráficamente: matado), y seguir una “dieta dulce”, es decir, lo “dulce” por la mañana y lo
1
Es importante no olvidar que en esta cita los términos “pecado”, “culpas”, “pagar” etc. hay que entenderlos en el contexto de
su época y como términos metafóricos puestos en boca del Maestro Jesús según “El Evangelio de los Esenios”. Equivalen a
actitudes erradas, alimentos-emociones negativas que nos hemos “comido” anteriormente, contaminación energética, la ley de
causa-efecto, karma, etc.
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“salado” por la tarde... (dulce y salado en este caso no quiere decir sal o azúcar...: “dieta
dulce” es un término metafórico).
- Más allá de lo físico/biológico, podemos ayunar cuando queramos realizar una limpieza a
todos los niveles, cuando entremos en una fase de introspección o ejercicios espirituales, en
procesos de sanación del inconsciente, cuando queramos sutilizar el cuerpo (que deberíamos
“sutilizar” por sistema, no sólo con ayunos), cuando estemos viviendo un proceso iniciático, cuando
nuestro Ser Interno nos lo “sugiera”, etcétera.
- Tenemos que señalar, a pesar de todo lo dicho, que hay autores que desaconsejan
totalmente ayunos totales que duren más de tres días. Totales; es decir, que sí consideran ayunos
más largos si son ayunos a base de frutas o vegetales. Para muchos el ideal del ayuno (física y
espiritualmente) son tres días.
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esa cantidad de miel, por “truquito inofensivo” que parezca, estropea el ayuno; y
encima aumentará la sensación de hambre.
- Mascar chicle “para engañar el hambre” es otro truco poco
conveniente, porque no sólo se nos hace “la boca agua”... sino también
todo el aparato digestivo, al completo. Tampoco es muy inteligente estar
todo el rato pensando en comida, o lo de pararse en una pastelería a
respirar/comer el aroma... ¿qué sentido tiene mandarle el mensaje a
nuestro sistema digestivo de que va a tener que ponerse en funcionamiento, si
lo que perseguimos es justo lo contrario? Lo único que conseguiremos es producir jugos gástricos
inútiles y perjudiciales, y encima agudizar el hambre.
- Sería perfecto acostarse sobre las 10 de la noche y dormirse con pensamientos armónicos (o
mejor: emociones armónicas). Pero debemos ser razonables y adaptar nuestra vida real a la ideal en la
medida de lo posible (en especial a lo que se refiere a la hora de irse a dormir), si no se puede, es
absurdo caer en ansiedades ni agobios.
- Levantarnos de la cama despacito: la sangre tiene menos capacidad de lo habitual para
llegar a la cabeza y podríamos marearnos (los mareos matutinos son bastante comunes mientras se
ayuna). Hacer estiramientos todavía en la cama, y una vez de pie, algo de gimnasia suave, o mejor,
ejercicios programados de estiramientos (ver tabla de estiramientos básicos diarios añadida al final).
Lo perfecto sería empezar el día practicando algunas asanas de yoga (sólo para quienes lo
practiquen), pero sobre todo ejercicios de Tai-Chi o Chi-Kung (que potencian ambas vertientes del
ayuno que estamos haciendo: la física y la espiritual).
La ducha matutina, mejor fría, pero templada también ayuda... nunca muy caliente.
(- No olvidar ese pequeño aporte diario de miel.)
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- La mejor manera de iniciar el ayuno, es hacerlo con el intestino vacío, ya que los intestinos
necesitan readaptarse y sustituir su habitual función de “absorción” por la de “expulsión”. Si no se
vacían “por naturaleza”, tenemos varios métodos “de choque”:
1. Beber ⅛ de zumo de repollo fermentado.
2. Beber 30 gr. de sales de Glauber diluidas en ½ litro de agua caliente durante 10
minutos (cagalera garantizada, aviso: permanezca cerca del baño durante las
próximas horas).
3. Recurrir al enema, o sea, la castellana y tradicional “lavativa”, para la que venden en
la farmacia bolsas especiales también llamados enemas (pasa como con las paellas).
Son pequeños recipientes de plástico o goma con un tubito y una cánula que se inserta
en el culete para meter el agua (pregunte a su farmacéutico, o vea el recuadro sobre
enemas más adelante).
Tras esta limpieza de colon, el cuerpo ya empieza automáticamente a reprogramarse. ¡El
ayuno comienza!
Durante este primer día conviene no estar muy activo. La gente hiperactiva deberá
reprogramarse para no sentirse incómoda por estar en estado de reposo la mayor parte del tiempo, de
hecho una de las virtudes y efectos deseables del ayuno, es precisamente ponerse en estado pasivo-
receptivo yin, y dejar de lado el típico exceso de energía yang, la actividad, la exteriorización, el ruido
mental y el ruido de todo tipo.
- Los primeros tres días (algunas veces cuatro) son los más “difíciles”, en especial el segundo
y el tercero. Es cuando la sensación de hambre es más acuciante, y se siente uno peor. Puede haber
momentáneas palpitaciones o alteraciones del pulso, es normal. La primera decisión que toma un
cuerpo privado de alimentos es consumir las reservas de hidratos de carbono puros y duros, no es
hasta el tercer día cuando pasa a la fase de comerse las grasas y las proteínas. Una vez que el cuerpo
capta el mensaje de que “no llega alimento de fuera”, lo empieza a buscar dentro; y comienza a
autoabastecerse siguiendo un riguroso patrón: consumirá primero las cosas más superfluas y
prescindibles, y a medida que se sucedan los días irá “profundizando” en su auto-consumo... de ahí
que el límite generalmente reconocido sean los 40 días de ayuno (aunque muchos
discuten incluso esto), puesto que más allá de las cinco semanas pueden empezar a
verse afectados ya los órganos internos.
- A partir del tercer día, el cuerpo capta definitivamente el mensaje y
las cosas cambian y se calman. Aparece una sensación especial de ligereza
general.
A nivel físico empieza el autoconsumo de grasas y proteínas, incluyendo el
colesterol de los vasos sanguíneos; y el cuerpo elige primero los residuos patógenos en ambos
formatos (adiposos o proteicos), no se le ocurre, por ejemplo, ir primero a por las proteínas de los
músculos, en contra de lo que muchas veces se dice. Alrededor del tercer día, pues, empezamos a
eliminar para siempre residuos que teníamos guardados desde tiempos remotos, como medicamentos,
sustancias químicas, y todo tipo de toxinas que el cuerpo fue almacenando en el tejido adiposo cuando
no fue capaz de metabolizarlas en su momento.
La función del páncreas se restringe (incluso disminuye su tamaño), y el hígado empieza a
limpiar toda la “grasa contaminada”, trabaja duro, especialmente si es un hígado graso afectado por el
alcohol (en ocasiones también disminuye algo su tamaño).
Metidos ya en este tipo de ayuno de más de tres días, es cuando empiezan a sucederse ciclos
de limpieza-crisis cada 7 días, aproximadamente. De hecho hay una analogía evidente entre las fases
de ayuno y limpieza espiritual con las cuatro fases de la luna (7+7+7+7 = 28 días), ya
que el ayuno es un proceso arquetípicamente femenino. A partir del 7º día, se entra en
una fase de profundidad, en todos los aspectos, pero especialmente en el meditativo y
espiritual; cada 7 días añadidos, suponen un nuevo escalón en la profundidad de las
vivencias.
Tras el día 28, han desaparecido supuestamente todos los problemas.
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CONSECUENCIAS FÍSICAS NORMALES DURANTE EL AYUNO
CONSCIENTE
- Durante el ayuno el hígado y los riñones siguen trabando, incluso más
duramente que antes. El hecho de estar tumbado y el calor (zonal, o ambiental)
espolean los procesos metabólicos , así que reposar con una bolsita de agua caliente no
está de más. El proceso del hígado afectará también al estado de ánimo, y la tendencia
a la melancolía y apatía son efectos típicos por los que no hay que alarmarse.
- Sensaciones de cansancio, pesadez incluso (y no es nada raro) depresión,
como acabamos de comentar.
- Durante el ayuno ahorramos un 30% de energía, que es lo que suele
gastar el cuerpo mientras haya cualquier proceso digestivo funcionando; energía
que destinará el organismo a otros menesteres.
- Nos hemos convertido temporalmente en un “organismo yin”, por lo tanto
es normal la sensación de frío, al menos más frío del habitual (suele ser más fácil por
tanto ayunar en estaciones cálidas como primavera o verano, aunque esto no es ni
mucho menos una regla fija).
- Mal olor en orina, piel, sudor, aliento (en especial para los fumadores). A
peor olor, mayor expulsión de suciedad se está produciendo. La orina aparte de oler
bastante mal, puede espesarse, o hacerse lechosa, y en ocasiones tener como
sedimentos o arenilla... En este punto deberemos prestar especial atención al (por
otro lado, imprescindible) consumo de agua, más de la que el cuerpo pida.
- Todos los tejidos del cuerpo empiezan a fortalecerse y a tensarse, la
piel al principio se convierte en un órgano de depuración (con todas las
alteraciones que esto conlleva), pero tras el ayuno será uno de los órganos más visiblemente
beneficiados por la depuración total.
Durante el ayuno, hígado, piel y riñones adquieren una importancia especial, así que todos
los mimos posibles para estos órganos (masajes, limpiezas, infusiones, atención consciente) son
especialmente beneficiosos y recomendables.
- La sangre se espesará, y puede que se acidifique también, debido a la pérdida de líquido y la
desalación. Puede aumentar el ácido úrico y la urea (la cucharada de miel recomendada también sirve
para eliminar el ácido úrico).
- Es de esperar cierta lentitud mental, falta de coordinación, de capacidad intelectual o
racional (se potencia por otra parte todo lo intuitivo, creativo y analógico). Pueden surgir dificultades
de comprensión, percepción o concentración. Es normal, y no es ni importante ni irreversible.
- La sensación de hambre desaparece a los pocos días, aunque se pueden experimentar
oleadas de “hambre psicológica”.
- Desequilibrios (físicos), torpeza de movimientos. Por lo tanto: mejor no conducir durante el
ayuno, ni realizar actividades de precisión o de riesgo potencial. La pérdida de peso también puede
provocar trastornos de equilibrio o descoordinación del aparato motriz.
- Pérdida LEVE de agudeza visual (por reducción de la presión ocular interna), consecuencia
que desaparece tras el ayuno, incluso antes.
- Se producirá una saludable desalación (y “des-proteinización”) del organismo. Nuestra
relación con la sal puede cambiar radicalmente tras los ayunos. Hablando en el terreno psíquico,
recordemos que la sal es un limpiador energético, absorbe y retiene las energías negativas... como es
arriba, es abajo; como es dentro, es afuera... por lo tanto: la sal que retiene nuestro organismo también
absorbe y almacena energías negativas, con lo que es doblemente importante eliminar la sal del
cuerpo, y no volver a introducirla nunca más a ser posible.
- Los patrones de sueño, pueden alterarse (especialmente pueden alterarse para bien: los que
padecen de insomnio a veces se llevan grandes sorpresas mientras ayunan). En caso de que nos
despertemos a mitad de la noche con hambre, podemos beber algo para engañar al estómago (ver
punto siguiente).
- El aliento huele mal mientras se ayuna, la boca puede volver pastosa, la lengua cubrir de
saburra (y aparecer manchas tipo “mapamundi”), o los dientes de sarro. Puede que incluso el agua
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nos sepa mal. Conviene cepillarse, pues, no sólo los dientes, sino también la lengua y las encías,
suavemente (consulta la sección de remedios y terapias).
- Las crisis del ayuno son crisis de desintoxicación. Sobrevienen especialmente en ayunos de
larga duración. El que ayuna se siente como griposo, cansado, abatido. Se ha comprobado que algunas
enfermedades antiguas es como si se “rebelaran” contra el ayuno, por lo que pueden rebrotar
síntomas de viejas enfermedades como si no se hubieran curado del todo... incluso es posible que se
reproduzcan de nuevo literalmente las fases de la enfermedad. Lo que está ocurriendo es que las
toxinas concentradas en el tejido adiposo se vierten al sistema circulatorio. Pueden aparecer náuseas,
incluso vómitos... curiosamente, síntomas muy parecidos a los del empacho, en un irónico guiño a la
Ley de la Polaridad, los extremos se tocan. Nota para los que vomiten: no hay que asustarse si se vomita
una mezcla de líquidos transparentes y verdoso-amarillentos (bilis). No nos asustemos, todas estas
cosas no son más que crisis curativas, incluso “¡síndrome de abstinencia!”.
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- También se puede combinar el ayuno con curas EL TEMA DEL ENEMA
homeopáticas. APLICACIÓN: se realiza introduciendo por vía
- Trabajos manuales ligeros como jardinería, anal una solución del producto curativo (en
este caso agua sola, o bien agua + las sales
mandalas, arte... pero nada que exija un esfuerzo intelectual. de Glauber) con ayuda de un irrigador
- Ayuno y psicoterapia se complementan y apoyan especial para enemas (de venta en
farmacias). Conviene lubricar la cánula del
perfectamente. enema con glicerina o lubrificante de
- Algunas prácticas Zen casan muy bien con la fase farmacia antes de introducirla en el ano.
Luego, tumbados, relajaremos el esfínter e
de Ayuno Consciente como vía de autoconocimiento y introduciremos con cuidado la cánula.
meditación y el vivir en el aquí-ahora. Cuando abramos la espita (el enema
siempre tendrá que situarse un poco en alto
- Ajustar nuestras meditaciones y visualizaciones a para que el líquido baje), el agua irá
imágenes de limpieza y purificación, potencia el efecto del entrando por sí sola, si la dejamos, ya que si
ayuno. estamos tensos o no hemos metido la cánula
lo suficiente, el líquido puede no entrar.
- Dejar al cuerpo que se organice a su aire, y seguir Debe aplicarse la solución a una
un poco los impulsos naturales... si apetece pasear, pues temperatura tibia, entre 35º y 37º (nunca a
más de 40º, podríamos dañar las mucosas
pasear... o tumbarse debajo de un pino sin hacer nada de intestinales). Por norma general basta con ¼
nada durante horas... libros espirituales, poesía... o ½ de litro del preparado, salvo indicación
contemplar... escuchar música, cantar, no soltar palabra... contraria no debe superarse el litro de
enema. Una vez retirada la cánula,
- Los hipotensos tienen más dificultad para ayunar, transcurridos de 5 a 10 minutos -si se
así que pueden tomar de vez en cuando una taza de té aguanta- iremos al WC a soltar el agua junto
a restos fecales varios. Es normal la
cargadito o infusión de ginseng (hay que decir que esta sensación de incontinencia (como colitis) y
hierba no es recomendada por todo el mundo). Los que la evacuación de agua y residuos se
haga en dos o tres veces.
hipertensos, en cambio, lo tienen más fácil y el ayuno de
LA SALES DE GLAUBER (sulfato de sodio
hecho les ayudará a regular la tensión a la baja. decahidratado) mezcladas con el agua
- Para irse a dormir sin que haya alteraciones de introducida en el intestino grueso, hacen que
ésta no sea absorbida y se aproveche mejor
sueño lo mejor es no finalizar el día con actividades el enema. Estas sales retienen el agua
intelectuales o excitantes que “lleven la sangre/actividad al exactamente igual que la sal común, con la
cerebro”, sino todo lo contrario. Realizar el paseo o ejercicio a diferencia de que no pueden atravesar las
paredes intestinales, con lo que el agua
última hora del día, darse un baño de agua caliente en los mezclada con las sales de Glauber tendrá
pies (o fría en todo el cuerpo)... Dormir con aire fresco, si es que salir, íntegra, por el mismo sitio por el
invierno, más vale taparse con más mantas, que dormir con que entró. En caso de no utilizar estas sales,
es posible que el cuerpo retenga gran parte
aire viciado. Infusión de melisa o valeriana. del líquido introducido. Si esto es así, no
- Los masajes, son perfectos. Especialmente pasa nada, pero convendría repetir el
enema.
reflexoterapia (que ayudará a la limpieza total) y el
LA PRESIÓN con la que entrará el agua en el
metamórfico (a los procesos inconscientes). Son colon viene determinada por la altura a la
altamente recomendables las fricciones que se coloca el irrigador con relación al
corporales en seco con un cepillo (de púas agradables nivel en que está el recto. Cuanto más alto
esté, mayor será la presión con que el
a la piel), siempre partiendo de las extremidades, hacia líquido penetra en el intestino. Evitaremos
el corazón. Tres minutos de un cepillado corporal siempre el exceso de presión; es
consciente, valen más que treinta sin poner la consciencia. conveniente que el líquido penetre
lentamente, para lo cual, la altura no debe
- Aplicar el enema por lo menos, cada tres días, ser superior a los 35-45 cm.
aunque se puede hacer diariamente, como leemos en Es normal después de los enemas sentirse
algo raro, especialmente si es el primer
“Evangelio de los Esenios”: “repetid el bautismo cada día que enema, o enema de ayunos cortos.
ayunéis, hasta que comprobéis que el agua que sale de vuestro Conviene reposar un ratito para que el
cuerpo es tan pura como la del manantial”. El enema, aparte de cuerpo se adapte.
limpiar el intestino de los restos putrefactos y arcaicos...
mejora los eventuales dolores de cabeza y el cansancio,
incluso la sensación de hambre.
-Los ritos de limpieza, sean cuales sean, internos o
externos, potencian y facilitan el efecto del ayuno si se
realizan con plena conciencia. Los baños en agua caliente
(como mucho hasta 37ºC, más de 40º es peligroso) son
especialmente agradables, pero debemos reposar al menos
media hora en la cama después de tomar uno, y los
hipotensos deberían tener a alguien alrededor y al tanto
mientras se dan un baño caliente, por si las moscas.
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-Para el mal aliento se puede chupar una rodaja de limón, o echar un poco de limón
a la infusión para contrarrestar. Si se prefieren enjuagues bucales, mejor los que NO se
venden en farmacia, sino en herbolarios, como los de Weleda.
- Utilizar solo cremas naturales. Y de paso podemos dedicar estos
días especiales a no utilizar NADA químico para nuestra piel, hacer un
esfuerzo y comprar desodorante, champú, pasta de dientes y hasta
detergente de herbolario.
- Régimen recomendado de tes/infusiones de hierbas → Primer día: hierbas
para el riñón. Segundo día: hierbas para la bilis e hígado (no el mismo día que tomemos baños
calientes). Tercer día: hierbas para depurar la sangre. Puede luego repetirse este ciclo, o variar con otros
tes (para la limpieza de piel, respiración, corazón, nervios...)
- El ardor de estómago se puede paliar con jugo de patata tomado a sorbos, y despacito.
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SALIR DEL AYUNO CONSCIENTE
- ¡Jamás salir de golpe ni interrumpir el ayuno con una comida copiosa, o mucho peor, rica
en proteínas! Salir mal de un ayuno es mucho peor que no ayunar.
- Cuanto más se ayuna, más debe durar el periodo de adaptación, un día de
readaptación por cada dos días de ayuno.
- Para romper el ayuno, empezar comiendo una manzana madura a mediodía,
masticándola con conciencia y parsimonia; evitando tragar ningún trozo sólido. Éste es el
momento de empezar a aplicar en nuestra vida un nuevo hábito: dejar de comer cuando no se
tienen más ganas.
- La noche de ese día podemos tomar una sopa suave de patatas con verduras
tiernas, sin sal (que deberíamos evitar durante todo el proceso de readaptación). Puede que
nos tengamos que echar en la cama un rato tras estas primeras comidas; que además deberán ser muy
ricas en fibra, para facilitar la “resurrección” del intestino, que a estas alturas estará “vago”. Las
comidas deberán ser suaves en estos días, y en pequeñas cantidades; tipo arroz integral, frutas y
verduras cocidas al vapor, etc., luego podemos gradualmente reintroducir otros alimentos (excepto
carnes rojas, trigo -en algunos casos-, azúcar, huevos y todos los alimentos
preempaquetados o "basura", claro, aunque mejor abandonarlos definitivamente).
Siempre alimentos masticados a conciencia, lo más frescos posibles... y recordemos la
“nueva norma”: nunca comer sin hambre.
- En algunos casos, ciertas personas padecen alguna de las crisis del ayuno,
durante el post-ayuno. No hay que preocuparse por esto tampoco.
BIBLIOGRAFÍA
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