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Grado décimo

Área de filosofía
Tercer periodo
Semana 1y 2

Mis queridos estudiantes….

Nuevamente les reitero, el tiempo va muy rápido. Estamos iniciando ya el tercer periodo académico que
dentro de la valoración global del año académico representa el 40 %.de la nota final.

Sea el momento para felicitar a quienes han aprendido a ser responsables con esta inédita modalidad de
trabajo remoto y han hecho de cada taller una experiencia de aprendizaje en las diferentes áreas del
conocimiento.

De igual forma, llamar la atención a quienes se dedicaron a descansar el segundo período y no asumieron
con el debido compromiso sus deberes académicos. Aún tienen posibilidades, todo depende de ustedes. Y
tengan absolutamente claro que, si al finalizar el tercer periodo presentan desempeño bajo en tres o más
áreas del conocimiento, reprueban el año.

Insisto, todo está en sus manos y tienen toda la capacidad y el potencial para ser mejores. Ojalá la pereza y la
ausencia de compromiso les permitan la promoción dentro de tres meses.

En lo que respecta a las áreas que oriento, seguiré


enviando las actividades como lo he venido haciendo:
con suficiente tiempo, con la debida preparación,
buscando que ustedes desarrollen su pensamiento
crítico, argumentativo, analítico, deductivo, lógico; que
copien poco y piensen bastante, que desarrollen sus
competencias para aprender a aprender lo que
necesitan para la vida.

Las actividades seguirán teniendo un estimativo de


tiempo de ejecución equivalente a la intensidad horaria
asignada en el plan de estudios (filosofía dos horas,
Ciencias económicas y políticas una hora…)

Ustedes deberán enviar las actividades señalando la


semana a la que corresponde (semana 1, semana 4,
semana 10…)

Igualmente, se les exigirá cumplimiento del plazo o fecha de entrega. Actividades entregadas sin justificación
por fuera de la fecha estipulada, se valorarán por debajo de 3.3 como nota.
Si en alguna ocasión alguno tiene dificultad para entregar oportunamente los informes, el representante legal
del estudiante deberá contactarme telefónicamente para la respectiva justificación.

Las valoraciones que ustedes obtengan se harán llegar semanalmente para que tengan conocimiento de las
notas que llevan y evitar reclamaciones finalizando el año académico.

Nuevamente los motivo e invito a ser los mejores este tercer y último periodo.

El renacimiento
Propósito: Conocer las circunstancias históricas que dieron origen
al pensamiento renacentista

El punto de partida de la ciencia moderna es el Renacimiento, ese


período tan maravilloso de renacimiento espiritual e intelectual que
puso fin a miles de años de reinado de la ignorancia y la
superstición.

La humanidad miraba de nuevo a la naturaleza sin que la sombra del dogma religioso cegara sus ojos. El
mundo volvió a descubrir las maravillas de la filosofía clásica griega, a través de traducciones directas de
versiones fidedignas llegadas a Italia después de la invasión turca de Constantinopla. La perspectiva
materialista del mundo de los antiguos jonios y atomistas indicaron a la ciencia cuál era el camino correcto.

El Renacimiento fue un período revolucionario en todo el sentido de la palabra. Lutero no sólo inició la
Reforma religiosa, también reformó la lengua alemana. Al mismo tiempo la Guerra Campesina en Alemania,
con sus tintes comunistas, señaló cual sería la forma de la futura lucha de clases.

“Quedó hecha pedazos la dictadura de la Iglesia sobre la mente de los hombres; la rechazaron de manera
directa la mayoría de los pueblos germánicos, que
adoptaron el protestantismo, en tanto que entre los
latinos se arraigaba cada vez más un alegre
espíritu de libre pensamiento, recibido de los
árabes y alimentado por la filosofía griega, recién
descubierta, todo lo cual preparaba el camino para
el materialismo del siglo XVIII”. (Engels. La
dialéctica de la naturaleza. Madrid. Editorial Akal.
1978. p. 27).

El descubrimiento de América y la ruta marítima de las Indias Orientales abrieron nuevos horizontes para el
comercio y la exploración.

Pero fue en el terreno del intelecto donde se abrieron los mayores horizontes. Era imposible mantener la
antigua y estrecha parcialidad, ahora para llegar a la verdad era necesario derribar las viejas barreras. Como
en todas las épocas revolucionarias existía un ardiente deseo de saber.

El desarrollo de la ciencia está vinculado estrechamente con el crecimiento de la tecnología, que, a su vez,
está relacionada con el desarrollo de las fuerzas productivas. Tomemos por ejemplo la astronomía. Las
especulaciones cosmológicas de los antiguos griegos estaban limitadas debido a la ausencia de telescopios
que les ayudaran en sus observaciones. En el año 137 a. C, los observadores habían establecido la
existencia de 1.025 cuerpos planetarios. En 1580 el número era exactamente el mismo y se utilizaba el mismo
instrumento: el simple ojo humano.
Los astrónomos de hoy, con poderosos radiotelescopios, pueden observas conjuntos abrumadores de
estrellas y galaxias. Esto ha transformado completamente la astronomía, desafortunadamente, los avances
tecnológicos han llegado más lejos que el desarrollo de las ideas en las mentes de los hombres y mujeres.

En muchos aspectos, la visión del mundo de algunos científicos durante la última década del siglo XX tiene
más en común con la iglesia medieval que con los héroes del Renacimiento que con su lucha contra el
oscurantismo filosófico hicieron posible la ciencia moderna.

Anaximandro y Anaxágoras dijeron que el universo


era infinito “no tenía principio ni fin”. La materia no
se puede crear ni destruir.

Esta idea fue aceptada por otros muchos filósofos


de la antigüedad y se puede resumir en el famoso
aforismo Ex nihilo nihil fit (fuera de la nada no hay
nada). Es por lo tanto inútil buscar el principio o la
creación del universo, porque el universo siempre
ha existido.

Para la Iglesia, esta opinión es una anatema (idea maldita, condenable, excomulgable, idea que va en contra de la doctrina de la
iglesia) porque deja al Creador fuera de la foto.

En un mundo infinito y material no hay lugar para Dios, el demonio, los ángeles, el cielo o el infierno. Por lo
tanto, se aprovecharon ávidamente del escrito más débil y pueril de Platón, el Timeo, que en realidad es el
mito de la creación. Por otro lado, tenían el sistema tolomeico del cosmos, que, además correspondía con el
esquema cosmológico de Aristóteles, que contaba con una autoridad absoluta en aquella época. Presentaba
al universo como un sistema cerrado. La tierra se encontraba en el centro, encerrada en siete esferas de
cristal, sobre las que el sol, la luna y los planteas trazaban órbitas circulares perfectas alrededor de la tierra.

Para nuestra mentalidad moderna este concepto nos parece extraño. Pero para los fenómenos que se podían
observar en la época, esta interpretación del universo era suficiente. Realmente, desde el punto de vista del
simple “sentido común”, parece que el sol gira alrededor de la tierra y no viceversa.

A pesar de todo esto, la visión geocéntrica (la tierra es el centro del universo) fue puesta en duda incluso en los tiempos
de Tolomeo. La alternativa fue la teoría heliocéntrica ( el sol es el centro del universo) defendida por Aristarco de
Samos (310-230 a. C), quien defendió la hipótesis de Copérnico, éste defendía que todos los planetas,
incluida la tierra, giraban alrededor del sol describiendo órbitas círculos y la tierra se movía sobre su eje cada
veinticuatro horas.

Esta teoría brillante fue rechazada en favor de la visión tolomeica, porque la primera teoría no era apropiada
para la visión eclesiástica (de la iglesia). La tierra seguía en el centro del universo y la Iglesia continuaba en el
centro del mundo.
Copérnico, el gran astrónomo polaco (1473-1543), viajó en su juventud a Italia y allí se contagió del nuevo
espíritu de investigación y libre pensamiento. Pronto aceptó que el sol era el centro del universo, aunque no
defendió en público estas ideas por temor a la reacción de la Iglesia.

Sólo cuando se encontraba en su lecho de muerte, decidió publicar su libro, De Revolutionibus Orbium
Coelestium (De las revoluciones de los orbes celestes), que dedicó al Papa con la esperanza de escapar a la
censura. Temporalmente tuvo éxito y el libro no fue prohibido hasta los tiempos de Galileo cuando la
Inquisición y los jesuitas ―las tropas de choque de la contrarreforma― estaban en pleno auge.

Tycho Brahe, el astrónomo danés (1546-1630), adoptó una posición intermedia, defendía que mientras el sol
y la luna giraban alrededor de la tierra, los planteas lo hacían alrededor del sol.

Más importante fue el papel del alemán Johannes Kepler (1571-1630) que utilizó los cálculos de Brahe para
corregir algunas incorrecciones del modelo de Copérnico y propuso sus tres famosas leyes:

 el movimiento de los planetas no describe círculos sino elipses;


 la línea que une un planeta con el sol barre áreas iguales en tiempos iguales
 el cuadro del período de revolución de un planeta es proporcional al cubo de su distancia media al
sol.
Estas proposiciones asestaron un duro golpe a las posiciones ortodoxas de la Iglesia. Los planetas tenían que
moverse en círculo porque era la forma perfecta. Esta fue la idea aceptada por todos los idealistas desde
Pitágoras.

La primera ley de Kepler decía que se movían en elipses, ¡muy lejos de ser una forma perfecta!

Su segunda ley era aún más monstruosa desde el punto de vista “oficial”, en lugar de un fino y suave
movimiento, la velocidad de los planetas en órbita variaba, cuanto más cerca estaban del sol mayor era su
velocidad. ¿Cómo estas ideas podían ser compatibles con la noción de una armonía divina en el universo?

La diferencia está en que mientras las teorías de Kepler se basaban en las minuciosas observaciones de
Brahe, la postura de la Iglesia se basaba en una teoría idealista que sencillamente se asumía como
verdadera.

Para el observador de hoy en día parece absurda la


posición de aquellos que estaban en contra de Kepler y
Copérnico.

Todavía se pueden escuchar ecos de este método


idealista cuando físicos y matemáticos serios, defienden
ecuaciones que no se corresponden con hechos
conocidos a través de la observación, sino que se
defienden por su supuesto valor estético. Más adelante
volveremos sobre esta cuestión.
Galileo

El científico más grande del Renacimiento probablemente


fue Galileo (1564-1642). Hizo grandes descubrimientos en el campo de los proyectiles y la caída de los
objetos, Galileo fue un defensor convencido de la posición de Copérnico y el primer astrónomo que utilizó el
telescopio para la investigación del cielo. Sus observaciones no dejaron ninguna piedra firme del antiguo
universo.

La luna no era una esfera perfecta, era una superficie irregular, con montañas y mares. Venus tenía fases
como el sol y lo más importante de todo, Júpiter tenía cuatro lunas. La Iglesia defendía la existencia de siete
planteas porque para ella el siete era un número místico. ¿Cómo podían existir once planetas? La imagen de
un profesor negándose a mirar a través del telescopio de Galileo ha pasado al folklore de historia científica, y
resume el choque entre dos perspectivas antagónicas del mundo.

En los últimos años se ha intentado minimizar


la persecución de la ciencia por parte de la
Iglesia. El Papa Juan Pablo II, emprendió una
investigación sobre el “asunto Galileo”, el
resultado se publicó en 1992 y revelaba la
existencia “graves malentendidos recíprocos”
y errores por ambas partes. Pero todo eso
ocurrió en “un contexto cultural muy diferente
al nuestro”.

En octubre de 1993, el Papa envió un


mensaje al Congreso sobre Copérnico en la
Universidad de Ferrara, con motivo de la
conmemoración del 450 aniversario de la publicación del libro De Revolutionibus Orbium Coelestium. Según
el Papa, Copérnico era un hombre de ciencia y de fe. En realidad, Copérnico escapó a la persecución
eclesiástica porque su libro no vio la luz del día hasta que él se encontró en un lugar seguro, ¡el cementerio!.

La Inquisición sometió dos veces a juicio a Galileo, uno


privado (1616) y otro público (1633). En el segundo juicio
se le obligó a retractarse de sus ideas, prometió que
nunca más defendería que la tierra giraba alrededor del
sol o que rotaba sobre su propio eje.

De esta forma la Iglesia consiguió silenciar al más


grande científico de la época y en el proceso también se
sepultó en Italia durante un largo período de tiempo a la
ciencia. Otros tuvieron un destino peor.

Giordano Bruno (1548-1600) fue quemado en la hoguera


en Roma después de ocho años en prisión. Bruno fue un
materialista inflexible, estuvo influenciado por Nicolás de Cusa, quien defendía que el universo no tenía
principio ni fin, ni espacio ni tiempo.

El materialismo de Bruno tenía ciertos toques de panteísmo, la idea de que Dios está en todas partes y en
ninguna, que Dios y la naturaleza son una y la misma cosa. Un concepto similar al hilozoismo defendido por
los antiguos jónios, y decía que la materia era una sustancia activa y en movimiento, que el hombre y su
conciencia eran parte de la naturaleza, ambos eran un todo. Bruno siguió los pasos de Nicolás de Cusa, y
defendía la infinitud del universo.

Afirmó que el universo consistía en un número infinito de mundos, algunos de ellos, posiblemente, habitados.
Es fácil comprender porque la Iglesia consideró estas ideas subversivas. Bruno no se amilanó y lo pagó con
su vida.

La Iglesia Romana no tuvo el monopolio de la persecución de las nuevas ideas. Lutero denunció a Copernico
por ser “un astrólogo que se esfuerza en demostrar que la tierra da vueltas, ni los cielos o el firmamento, ni la
luna o el sol”. Como observa Engels: “En esa época las ciencias naturales también se desarrollaron en el
seno de la revolución general, y a su vez fueron totalmente revolucionarias; en verdad, debieron conquistar
con la lucha su derecho a la existencia.

Al lado de los grandes italianos de quienes data


la filosofía moderna, ofrecieron sus mártires a la
hoguera y a las mazmorras de la Inquisición. Y
es característico que los protestantes superasen
a los católicos en sus persecuciones contra la
libre investigación de la naturaleza.

Calvino hizo quemar a Servet en la hoguera


cuando éste se hallaba a punto de descubrir la
circulación de la sangre, y por cierto que lo
mantuvo vivo, asándose, durante dos horas; a la
Inquisición, por lo menos, le bastó con quemar
vivo a Giordano Bruno”. (Engels. Op. Cit. p. 28).
A pesar de todas las contrariedades, el nuevo modo de pensamiento ganó fue ganando terreno sin parar
hasta finales del siglo XVII, cuando consiguió una victoria decisiva. Los mismos científicos que, en nombre de
la ortodoxia, condenaron las ideas de Galileo, en la práctica y calladamente descartaban la desacreditada
cosmología tolomeica. El descubrimiento de la circulación sanguínea por William Harvey (1578-1657)
revolucionó el estudio del cuerpo humano y acabó con los viejos mitos. Fueron los descubrimientos de la
ciencia, y no la disputa lógica de los filósofos, los que hicieron insostenibles las viejas ideas.

Aunque los métodos tradicionales de los escolásticos permanecieron aún durante mucho tiempo, cada vez
más aparecían más alejados de la realidad. El auge de la ciencia procedía de otra dirección y con otros
métodos de observación y experimentación.

De nuevo Inglaterra se colocó a la vanguardia al defender el método empírico. El más destacado defensor fue
Francis Bacon (1561-1626), que durante un tiempo fue Lord Canciller de Inglaterra con el rey Jaime I, hasta
que perdió su puesto porque se había enriquecido aceptando regalos de los litigantes. Después dedicó su
talento a un mejor uso, a escribir libros.

Los escritos de Bacon están llenos


de un sentido común sensato y
práctico, son materialistas en el
sentido que inglés se da a la
palabra empírico. El espíritu de su
obra es el de un hombre del mundo
ingenioso y de buena naturaleza.

A diferencia de Tomas Moro,


Bacon no estaba hecho de la
misma sustancia que los mártires.
Acepta la religión ortodoxa sólo
porque da poca importancia a los
principios generales. En su filosofía
no juega ningún papel la religión,
su filosofía se inspira en la idea del
desarrollo del conocimiento como
una forma de incrementar el poder del hombre sobre la naturaleza.

Se rebeló contra el dogmatismo (ideas, conocimientos de fe, no de razón) de los escolásticos con sus litigios “malsanos y
vermiculados” que acaban en “conclusiones equivocadas y altercados”. La única vez en que se mostró
verdaderamente indignado tuvo relación con esta cuestión: “Esta clase de saber degenerado reinó
principalmente entre los escolásticos, éstos tenían un ingenio agudo y profundo, abundante tiempo libre y
escasa lectura, su ingenio se limitaba a pocos autores (principalmente Aristóteles, su dictador), igualmente,
sus personas estaban enclaustradas en las celdas de los monasterios y centros de estudio, conocían poca
historia o naturaleza, con escasa cantidad de materia y una disposición infinita a prolongar las afanosas redes
de aprendizaje presentes en sus libros.

Si para la inteligencia y la mente humanas la contemplación de las criaturas de Dios y trabajar de acuerdo
con este material es algo limitado, entonces, trabajar para sí mismo de la misma forma que la araña entreteje
su telaraña, es interminable que les hace caer en las telarañas del aprendizaje, admirable por la delicadeza
de su trazado y laboriosidad, pero sin esencia o utilidad” (F. Bacon. The Advancement of Learning. p. 26. En
la edición inglesa).
Actividad de clase

1. ¿Qué es el renacimiento?
2. ¿Cuáles son las características del renacimiento?
3. En un cuadro señale las ideas que empiezan a predominar en este nuevo periodo histórico.
4. Interprete las imágenes insertadas en este texto. Señale 5 concusiones al respecto.
5. Elabore un plegable informativo dirigido a estudiantes de grado 11. Título del plegable:
renacimiento, época de cambios (el plegable debe informar sobre los cambios que introdujo el
renacimiento con relación a la etapa anterior, la edad media)

Tiempo estimado para la actividad: 2 horas.


Fecha de entrega a los estudiantes: jueves 10 de septiembre.

Fecha de entrega al docente: viernes 18 de septiembre.

No se recibirá trabajos por fuera de esta fecha, a no ser que haya una calamidad
doméstica y previo diálogo con sus acudientes para justificar el incumplimiento

Éxitos…
Texto e imágenes disponibles en

o https://www.marxist.com/historia-de-filosofia-4.htm
o https://www.google.com/search?q=imagenes+teoria+de+copernico&tbm=isch&ved=2ahUKEwjUp7ma697rAhUMuVkKHTtNAfIQ2-
cCegQIABAA&oq=imagenes+teoria+de+copernico&gs_lcp=CgNpbWcQAzoECCMQJzoCCAA6BggAEAUQHjoGCAAQCBAeOgUIABCxAz
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