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Introducción a la disciplina
Texto Nº1:
“Con «la ciencia», por lo menos, uno puede saber por donde anda. He aquí, por fin, una actividad
cognoscitiva seria que, gracias a procedimientos eficaces, nos conduce a certezas e incluso a
Verdades. De aquí el éxito de este panorama contrastado; mientras que el arte, la religión y la
filosofía recurren a la imaginación, a la intuición, a las creencias quiméricas y a especulaciones
incontroladas, la Ciencia nos revela la Realidad tal como es. (…) Los expertos científicos merecen
crédito. Saben mucho, y lo saben bien… Debemos, pues, confiar en ellos y, llegado el caso,
someternos a sus decisiones. ¿No es lógico obedecer a los que detentan el conocimiento justo?”
Texto Nº2:
“En medio del océano para el cual no tenemos ni barca ni velas, la humanidad se ha establecido en
la ciencia. La ciencia es un témpano flotante. Es sólido, dicen los hombres prácticos, dando con el
pie; y, en efecto, es sólido, y se afirma y se ensancha más cada día. Pero por todos sus lados se
encuentra el agua; y se si ahonda bien en cualquier parte, se encuentra el agua; y si se analiza
cualquier trozo del témpano mismo, resulta hecho de la misma agua del océano para el cual no
hay barca ni velas. (…)
Es sólido, dicen los hombres prácticos dando con el pie. Y tienen razón: y, también, nada es más
útil y meritorio que su obra. Ellos han vuelto el témpano habitable y grato. Miden, arreglan, edifican,
siembran, cosechan...
Pero esa morada perdería su dignidad si los que la habitan no se detuvieran a veces a contemplar
el horizonte inabordable, soñando en una tierra definitiva; y hasta si continuamente algunos de
ellos, un grupo selecto como todo lo que se destina a sacrificios, no se arrojaran a nado, aunque
se sepa de antemano que hasta ahora ninguno alcanzó la verdad firme, y que todos se ahogaron
indefectiblemente en el océano para el cual no se tiene barca ni velas.”
Extraído de “Fermentario”
Carlos Vaz Ferreira
Material de Apoyo
La filosofía de la ciencia es la rama de la filosofía que lleva a cabo una reflexión o interpretación de
«segundo orden» sobre la ciencia y sus resultados, tomando como objeto de estudio propio los
problemas filosóficos que la ciencia plantea.
Si suponemos que toda actividad humana teórica es una reflexión o interpretación de «primer
orden», o de primer nivel, esto es, una actividad a través de la cual el hombre toma contacto
conceptual con su medio natural y lo interpreta, a la filosofía le toca ser una de las principales
actividades, no la única, de «segundo nivel», o de «segundo orden», en el sentido de que toma
como objeto de estudio propio todas o parte de aquellas interpretaciones o reflexiones primeras.
En tanto la filosofía de la ciencia tiene como objeto de estudio a la ciencia y la interpretación que
esta da de los hechos, conviene preguntarse: ¿Qué es la ciencia? ¿Cómo se caracteriza este tipo
de conocimiento? ¿Cuál es su importancia para el hombre?
Un poco de historia…
Históricamente, la ciencia tuvo sus orígenes en Grecia, hacia el s. VI a.C., en las colonias jonias de
Asia Menor, primero en forma de conocimientos de matemáticas y astronomía, y luego en forma
de cosmologías1 nuevas que sustituyeron -en sus métodos, pero no en sus objetivos- a las viejas
cosmogonías2, tanto griegas y egipcias como babilónicas y hebreas.
A este primer nacimiento se añadió, en el s. XVII, también en occidente, el segundo y definitivo
surgimiento de la ciencia, gracias a la renovación del modelo astronómico del mundo por obra de
Nicolás Copérnico y, luego, a la aplicación del método matemático a los fenómenos físicos de la
naturaleza, obra de Galileo. Estos autores y quienes siguieron apoyándose en su modelo de
investigar dieron origen a lo que se denominó entonces «ciencia nueva» y posteriormente «ciencia
moderna», la cual, con la síntesis posterior de la mecánica clásica de Newton, que supuso su
culminación, se constituyó en modelo de conocimiento científico, o de ciencia, para toda la
civilización posterior.
1
Estudio e investigación racional del mundo como totalidad.
2
Relato mítico que explica el origen del mundo y su estructura.
cuántica realizados por Max Planck y la teoría de la relatividad postulada por Einstein. La nueva
física no resultaba compatible con las posiciones filosóficas tradicionales sobre la ciencia. Hasta
este momento, la física de Newton se contemplaba como un ejemplo ya contrastado de la solidez
del empirismo y del inductivismo. Sin embargo, las nuevas teorías físicas de la relatividad especial
y la de los quanta vinieron a demostrar que las teorías de Newton no eran más que una buena
aproximación a la realidad, pero que, en definitiva, contenían resultados y previsiones inexactos
(por ejemplo, cuando se aplica a cuerpos en movimiento a grandes velocidades o al mundo
subatómico).
Ante esta crisis surge la necesidad de refundamentar las bases del conocimiento científico, en este
momento es cuando comienza la corriente filosófica denominada positivismo lógico o
neopositivismo protagonizada por el Círculo de Viena.
En 1926 surge en Viena, Austria, la Sociedad Ernst Match, formada por un grupo de filósofos y
científicos de diversas disciplinas que se reúnen con el propósito de discutir y analizar las bases y
fundamentos del conocimiento científico, a raíz de la crisis que la ciencia atravesaba en la época.
En 1929 los miembros de la Sociedad Ernst Match hacen público un documento llamado "De la
concepción científica del mundo" donde sintetizan su actitud frente a la realidad. Con la
presentación de este manifiesto pasan a denominarse Círculo de Viena. La postura que los
miembros de este Círculo mantienen frente a la realidad es conocida como neopositivismo o
positivismo lógico.
El objetivo del neopositivismo es lograr una ciencia unificada, es decir que busca la uniformidad
de todas las disciplinas científicas. En tal sentido afirma la existencia de una base empírica común
a todos los seres humanos, por lo que la unificación de la ciencia debe llevarse a cabo mostrando
el núcleo común de todas las ciencias: la experiencia. Por ello hay que partir siempre de enunciados
empíricos, preferentemente observacionales.
De este modo se reduce cada disciplina científica a lo empíricamente verificable, quedando así
establecido el criterio de demarcación planteado por el Círculo de Viena: la verificabilidad. Solo
son científicos aquellos enunciados que puedan verificarse en la experiencia.
La metodología que debe seguir la investigación científica para los neopositivistas es la inducción.
Las leyes científicas y, en general, los enunciados utilizados por los científicos, surgirían a partir de
las proposiciones protocolares por vía inductiva. Desde el punto de vista metodológico, el papel
central de la inducción es una de las características principales del Círculo de Viena. Para estos
autores, la metodología de las ciencias empíricas está basada en la inducción.
El científico se limita a descubrir, por lo que su punto de partida debe ser la observación. El
observador científico debe tener órganos sensoriales normales, no disminuidos, y debe llevar a
cabo la observación con una mente libre de prejuicios.
La investigación comienza con los enunciados protocolares que son particulares y constituyen
una descripción y registro de mis observaciones. Estos enunciados son verificables, en tanto se
puede establecer o comprobar su verdad utilizando directamente los sentidos.
A partir de los enunciados protocolares se formulan, mediante la inducción, enunciados generales
que constituyen leyes y teorías científicas.
Estas generalizaciones deben cumplir con tres requisitos para que se las considere lícitas, a saber:
La condición 1 se considera necesaria, porque evidentemente no es lícito concluir que todos los
metales se dilatan al ser calentados basándose en una sola observación de la dilatación de una
barra de metal, por ejemplo. Serán necesarias una gran cantidad de observaciones antes de que se
pueda justificar cualquier generalización.
Debemos realizar dichas observaciones en una amplia variedad de condiciones. Habría que calentar
diversos tipos de metales, barras de hierro largas, barras de hierro cortas, barras de plata, barras
de cobre, etc., a alta y baja presión, a altas y bajas temperaturas, etc.
Además, resulta evidente que, si se observa que una determinada barra de metal no se dilata al ser
calentada, entonces no estará justificada la generalización universal. La condición 3 es esencial.
La investigación científica se basa entonces en el principio de inducción: