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El principio de legalidad en el sistema democrático

Legalidad es un conjunto de cosas prescritas por la ley: vivir en la legalidad.

Es un principio fundamental, conforme al cual todo ejercicio de un poder público.

Si un Estado se atiene a dicho principio entonces las actuaciones de sus poderes


estarían sometidas a la Constitución y al estado actual o al imperio de la ley.

El principio se considera a veces como la "regla de oro" del derecho público, y


es una condición necesaria para afirmar que un Estado es un Estado de derecho.

Legalidad es la que establece que las autoridades no tienen más facultades


que las que las leyes les otorgan, y que sus actos solo son válidos cuando se
fundan en una norma legal y se ejecutan de acuerdo con lo que ella prescribe.

Sobre el tema de la legalidad, Norberto Bobbio, ha establecido que en el


lenguaje político se entiende por legalidad un atributo y un requisito del poder,
por el cual se dice que un poder es legal o actúa legalmente cuando se ejerce
en el ámbito o de acuerdo con las leyes establecidas o de algún modo aceptadas.

Continúa el autor, se puede sentenciar que la importancia del principio de


legalidad radica en el hecho de que asegura los dos valores fundamentales en
cuya realización consiste la función del derecho: la certeza y la igualdad.

Certeza, porque la producción del derecho mediante leyes, o sea, a través de


normas generales y abstractas, permite prever las consecuencias de las
propias acciones, es decir salva de la inseguridad del orden arbitrario.

Igualdad, porque la aplicación del derecho de acuerdo con la ley, garantiza el


tratamiento igual de todos los que pertenecen a la categoría establecida por la
ley y nos salva del peligro del tratamiento preferencial y odioso de tal o cual
individuo, o de tal o cual grupo, como resultaría de un juicio caso por caso.

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