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Clase obrera
Para 1960, el proletariado urbano y rural contaba con 6.5 millones de trabajadores,
abarcando más de la mitad (el 57.5%) de la población económicamente activa, lo que
lo coloca en una de las clases fundamentales de la sociedad mexicana y en la fuerza
social más numerosa y cualitativamente más importantes.
Y al interior de la clase obrera se constituyen los obreros fabriles de la industria
como su espina dorsal.
En el periodo 1930-1965 sobre la estructura de la clase obrera de la industria de la
transformación, se mostrará una clara tendencia al rápido crecimiento del
proletariado en las nuevas ramas de la industria que hasta 1930 se encontraba en
estado potencial, son aquellas ramas de la industria que conforman los bienes de
consumo durable y de capital principalmente; frente a un ritmo menor de
crecimiento en las ramas que producen bienes de consumo no durable. Desde 1950
México entra en una dinámica de monopolización acentuada que no es otra cosa
sino el fenómeno de concentración centralización propio del proceso de acumulación
capitalista.
La regla de la concentración industrial parece indicar que en tanto se reduce el
número relativo de establecimientos industriales (96.9%) menor el porcentaje de
personal ocupado (45.9 entre 115,265 establecimientos), de remuneraciones a este
personal (25.0), de remuneración media anual por trabajador (11,113) y de
participación en la producción bruta total (21.5%).
La gran empresa tiene mejores posibilidades de pagar salarios más altos por la
composición orgánica de capital con que porduce y por el mercado preferentemente
oligopólico en que se mueve.
Existe pues, una relativa polarización de las fuerzas de trabajo asalariado y, por
ende, del proletariado mexicano, que se expresa en una tendencia de la economía
mexicana a absorber fuerza de trabajo altamente calificada o fuerza de trabajo sin
ningun grado de calificación, dejando a técnicos y especialistas de nivel medio con
conocimientos, o bien, no indispensables o fácilmente sustituibles por
requerimientos mínimos de adiestramiento.
En los sectores punta de la economía mexicana, al igual que en los países altamente
industrializados, los ingenieros y técnicos representan un grupo numeroso que
realiza la dirección y el control técnico de compejos mecánicos, agregados y
procesos tecnológicos. Por ello, a medida que se van desarrollando los mecanismos
especializados, máquinas automáticas y computadoras electrónicas, el trabajo
intelectual se convierte en parte integrante del trabajo colectivo, ocupando a pesar
de su relativa separación del objeto de trabajo, la misma posición que los obreros
con respecto de los medios de producción, constituyendo en consecuencia, junto con
ellos, parte del “obrero colectivo”.
crecimiento industrial.
El hecho de que sobre el 30.2% del personal ocupado en el sector industrial recaiga
el 52.7% de la producción, muestra que con una proporción bastante reducida de
trabajadores, se obtiene lo fundamental de la producción.
La estructura industrial no ha forzado una ampliación inmediata del sistema
educativo llegando incluso un sector de la burguesía a mirar como ineficientes parte
de los gastos que se realizan en el sostenimiento del aparato escolar.
los servicios han sido satisfechos con fuerza de trabajo descalificada, que, en el
mejor de los casos, posteriormente se somete en el mismo proceso a especialización;
o con fuerza de trabajo de cierto nivel de especialización y/o calificación pero que
su actividad no se corresponde con su preparación.
6 . Que la incapacidad de la formación socioeconómica y la forma como se han
o
Conclusiones