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Curso: Introducción a la Bioética

U1. Bioética

Unidad 1 / Lectura 2
Libertad

La racionalidad, común a todo el género humano permite la convivencia, el intercambio


cultural e incluso el afectivo, está ligada a la verdad objetiva, de otra forma no podría existir
la libertad. Sólo el acto humano libre es sujeto de juicio ético, ya que la razón humana es
autónoma y la afirmación del valor absoluto de la vida
humana son una base suficiente para la fundamentación de
la ética racional.
Existen conceptos que intuitivamente toda persona conoce,
aún desde que tiene uso de razón. El más importante para la
Bioética se refiere a la inviolabilidad de toda vida humana,
de no ser así, no habría necesidad de justificar el uso,
manipulación o aniquilamiento de ciertos momentos o condiciones de la vida de personas. A
nadie importaría, ni habría que dar tantos saltos cualitativos para auto justificar, en un
primer momento y validar después ante la sociedad tales acciones; Esto quiere decir que el
derecho a la vida y su inviolabilidad absoluta es el primero y principal derecho de cada
hombre, independientemente de los accidentes de su existencia. Cada persona lo posee por
el mismo hecho de serlo y como tal debe ser respetado. Reconocer este derecho se basa
tanto en la naturaleza misma de las cosas, como en la experiencia.

No es posible ser libres si no hay una conexión real con el ser, porque el ejercicio de la
libertad requiere el conocimiento de la verdad. Si se rompe esta conexión, el hombre pierde
su libertad porque parte de la afirmación de que la libertad fuera exclusivamente una
autodeterminación, y que tuviera un inicio absoluto, desligado de todo acto precedente.
Sería pretender que la libertad humana no estuviera ligada a nada previo y, por
consiguiente, fuese un acto constitutivo y creador de la persona misma, sin embargo, esto es
lo que algunas posturas en Bioética proponen, y justamente el concebir la libertad humana

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desvinculada de la verdad, es lo que crea la división fundamental entre las diversas posturas
que fundamentan esta interdisciplina.

La Bioética no tiene como finalidad desacreditar a la medicina, sino más bien recordarle
sus raíces hipocráticas, cuyo modelo proporciona dos vertientes:
1. Un fundamento naturalístico: Por el cual se reconoce que para cada enfermedad
existen causas etiológicas naturales.
2. Un fundamento dialógico, en cuanto a que si bien el conocimiento médico tiene por
objeto el cuerpo, la vía de su comprensión es la del conocimiento de la totalidad del
hombre.

Este concepto es diverso del que propone la perspectiva materialista de hoy, donde se niega
esta unidad-totalidad del cuerpo con las otras dimensiones de la persona, de tal manera que
así, la Medicina actual propone una relación con la biología corpórea. En esta reducción al
mero plano orgánico, la enfermedad sólo puede ser observada como una anormalidad
dentro de la factibilidad de lo biológico.

Justamente de esta doble vertiente dicotómica surgen dos posibilidades: la de permanecer


en el monólogo científico, o la de inclinar la balanza al otro extremo, que es el diálogo
exclusivo con el paciente, dejándole a éste la elección directa, sin que llegue a ser una
decisión verdaderamente libre sino, a lo mucho, solamente autónoma. Estas son algunas
de las propuestas de los diferentes modelos de bioética, que en ambos casos fomentan una
asimetría en la decisión.

La libertad puede definirse como:

CONOCIMIENTO DEL ACTO, DE SU FINALIDAD y DE LOS MEDIOS UTILIZADOS.


LIBERTAD = +
VOLUNTAD DE EJECUCIÓN DEL ACTO.

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Existen otros enfoques en los que, sin negar el valor del conocimiento empírico, éste se
pone al servicio del diálogo que parte de la razón y de la relación humanas, tomando en
cuenta todos los elementos reales que intervienen en la dinámica terapéutica, como lo sería
“dar la palabra” también al embrión cuando se trata de una decisión sobre el aborto, o bien
“escuchar” al enfermo terminal inconsciente en la decisión sobre su muerte, es decir, de un
enfoque antropológico que contemple a toda la persona y a todas las personas, ya que la
integración antropológica es indispensable como punto eficaz de encuentro entre la
autonomía y la responsabilidad. El deber moral se vincula a la libertad, por la que es
necesario conocer las razones, y no sólo los motivos de tales obligaciones, de otra forma se
volverán imposiciones extrínsecas y no aprehendidas interiormente.

¡Muy bien!

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