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DESARROLLO
1. Asociamos la imagen de Dios con la de nuestros padres terrenales, ya que
pueda darse el caso que nuestros padres hayan sido débiles, incumplidos,
ocupados, castigadores, exigentes o padres ausentes, entonces eso mismo
nos hace reflejar o creer que es nuestro Padre Dios, y debido a esto es
imposible tener una comunión con Él y creerle. A menudo podemos pensar
que Dios no nos ama porque permite que nos pase cosas malas, o tal vez
incluso hasta afirmamos que es muy exigente porque para agradarlo hay
que obedecerlo y esto incluye el dejar esas actitudes, comportamiento
pecaminoso, también llegamos a pensar que no nos escucha porque
pedimos y no nos da conforme a nuestros deseos egoísta si no conforme a
su voluntad.
2. Mateo 18: 18-19 “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será
atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el
cielo. Otra vez os digo, que, si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en
la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi
Padre que está en los cielos.”
Básicamente enseña que uno puede "atar o desatar" cualquier cosa:
riquezas, pobreza, demonios, o lo que a uno se le ocurra. Esto, según el
evangelio, encierra un gran poder puesto que eso es lo que enseña Mateo
18:18
Jesús proporciona a sus discípulos una guía sobre cómo manejar una
situación de conflicto y pecado en la congregación. Primero, la parte
ofendida debe reunirse con el ofensor para reconciliarse y para que el
ofensor se arrepienta de su pecado. Nosotros tenemos las llaves para
entrar al reino de los cielos y como hijos de Dios tenemos esa autoridad de
atar a través de su palabra, escuchándola, meditándola, guardándola y
sobre todo colocándola por obra, también compartiéndola a las personas
por medio de estas acciones ganamos el reino de los cielos y nuestro
nombre y el de muchos estará inscrito en el libro de la vida. Para nosotros
la teoterapia de Dios papa es muy importante para colocarnos de acuerdo
con nuestro señor sobre lo que queremos, es decir tener esa comunión con
Él todos los días, dándole gracias en todo tiempo, confesándole nuestros
pecados, pidiéndole perdón por ellos, aceptar ese perdón, pero todo esto
hay que hacerlo con un corazón humillado dispuesto a ser sanado por el
Señor, dispuesto a escuchar su vos, a ser instruido y enseñado, en
resumidas palabras someternos a Él, a hacer su voluntad.
Dios nos ofrece una vida abundante en él, pero rechazamos su oferta y su amor
para vivir de acuerdo a nuestras propias reglas.
A veces la vida que llevamos tiene todo que ver con los intereses propios y nada
que ver con el plan de Dios para nosotros. Nos hundimos tanto en el pecado que
no estamos conscientes del daño que nos estamos haciendo. Algunos tienen que
caer al punto más bajo para chocar con la realidad, tal como cuando el hijo menor
se encontró en medio de los cerdos.