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En esta obra cúspide de Dante Alighieri donde poetiza la creencia judeocristiana sobre la
de la obra y la multiplicidad de significados que pueden surgir de ella. Uno de los temas
que llamó mi atención fue precisamente el lugar del poeta, la manera en la que Dante sitúa
a diferentes poetas e ilustres de su contexto y del mundo clásico y les asigna un lugar
diferente dentro de su universo; a su vez, la figura que él mismo ocupa como poeta, no solo
sombra de Virgilio en la selva por la que transcurre Dante. La elección de Virgilio como
personaje importante dentro de su obra, apela a un dato biográfico en el que La Eneida hace
parte de los libros que marcaron la trayectoria de Alighieri; en tanto La Eneida configura
un mito fundacional para la ciudad de Roma, mismo elemento que resuena dentro de los
intereses del escritor y que retoma dentro de su obra. Virgilio es el gran poeta de la épica
clásica y Dante el poeta de la épica cristiana, como Eneas viajó a los infiernos, Dante se
hace a sí mismo el héroe capaz de acceder no solo a los infiernos, sino al paraíso. Virgilio
representa la razón que le guiará en su viaje hacia los dos primeros lugares donde se halla la
vida después de la vida. El segundo acercamiento hacia la representación literal del poeta y
[…]
Dante es el poeta que se contempla contemplando. Hace uso de la segunda persona para
invitar al lector a que contemple con él; crea la ilusión de cercanía que da la imagen de ser
llevado de la mano del viajero, que a su vez es guiado mientras viaja. En su peregrinación
aluden a la poesía, tal como lo es Sordello de Gioto, el trovador. Más adelante, en el canto
vigésimo sexto en el lugar donde se purgan los pecados de la lujuria, se encuentra Guido
Guinizzeli y Arnaut Daniel. La descripción que elabora Dante ante los poetas en calidad de
penitentes es muestra de que ser devoto del verso no es suficiente para alcanzar la
redención. El viaje de Dante es una prueba ante sí mismo, ante la muerte de ser merecedor
del paraíso, no solo como ilustre versificador, sino en cercanía y amor frente a lo puro, lo
casto, representado por Beatriz y por la divinidad. Luego de dejar sentado lo anterior,
llegamos al canto vigésimo quinto del purgatorio, canto donde la razón debe ser
abandonada a las puertas del paraíso terrestre para poder ser partícipe de él. Con las
El limbo es el lugar donde no se escucha el escozor del sufrimiento sino el suspiro eterno
del deseo sin esperanza. El poeta es aquel que se constituye por el deseo inmutable e
inherente de querer crear , y es este el factor que diferencia al creador literario de cualquier
otro narrador: la relación de insuficiencia con el lenguaje (en cuanto necesita rodear las
palabras para dar una visión completa de lo que desea mostrar); rehuir del lenguaje vulgar y
universo del creador; y que a su vez, le permitan construirse un lugar dentro de la narración.
Por ejemplo, en el caso de La Divina Comedia: los tercetos endecasílabos. Así mismo, el
viaje de Dante es también un rehuir del lugar del poeta: el lugar del deseo sin esperanza.
Dante no es el poeta penitente, el poema que pasó escribiendo durante más de una década,
redimirse, no solo como cristiano, ni romano, sino también como poeta. Es demostrarse a sí
mismo que él además de ser poeta, excede la definición. Su lugar no es el lugar asignado
para los grandes poetas de la sociedad clásica, ni junto a los trovadores populares, ya que
Dante es merecedor del cielo y tiene la soberanía de andar por el paraíso terrestre bajo la
corona de su libre albedrío. Corona que fue otorgada por Virgilio. Corona que le permite
Bibliografía