Está en la página 1de 4

SEMINARIO MAYOR DE SAN JOSÉ

DOCUMENTOS DE LA IGLESIA

Nombre: Álvaro Maximiano Martínez 15 de septiembre DE 2020


Docente: P. Abel López Chávez

1. CONCILIO DE NICEA I (Año 325)


En su investigación, David Abadías nos proporciona que el presente
concilio celebrado en la ciudad de Nicea (Asia Menor) entre el 20 de mayo
y el 25 de julio (ca.) del año 325. Convocado por el emperador Constantino
(306-337), durante el pontificado de Silvestre I (314-335). Otro aspecto que
es interesante es sobre la cantidad de participantes; por ejemplo Abadías nos
dice que fueron 318 padres conciliares, pero Lorenzo Perrone nos dice que
el número de participantes no está claro en las fuentes, es decir, los autores
modernos han tratado este tema han llegado a cálculos muy distintos, por
ejemplo hay quien habla de cifras como 200 0 270 (Teodoreto), 318 ( este
se considera como numero simbólico –Gen 14,14); según Eusebio de
Cesárea, los obispos participantes fueron unos 250, sin contar ni sacerdotes,
ni diáconos ni acólitos. Cabe mencionar que el Papa no estuvo presente por
su edad, sin embargo, envió a sus representantes, que siempre tuvieron lugar
de honor en las sesiones. Con todo, el número final de obispos venidos de la
zona occidental del imperio era solo de cinco, entre ellos el Obispo Osio de
córdoba, consejero del emperador Constantino, que a menudo presidio las
sesiones conciliares.
Este primer concilio había sido convocado para solucionar las
controversias que aceptaban a la Iglesia en aquel tiempo: la división y
tensión creadas por la tesis de Arrio y la necesidad de establecer una fecha
común para la celebración de las fiestas de pascua. Una vez reunidos en la
sala del palacio imperial, las sesiones se llevaron a cabo entre el 20 de mayo
y el 25 de julio del año 325. El tema más complejo a tratar eran las tesis e
Arrio sobre la relación entre el Padre y el Hijo, donde decía que el Hijo
estaba subordinado al Pare y que era una creación inferior. El partido
contrario era liderado por el Obispo Marcelo de Ancira, Alejandro de
Alejandría y el diacono Alejandro Atanasio; aportaron al concilio la
elaboración del símbolo de Fe Nicea. El concilio también determinó que la
fecha de pascua se fijaría cada año el domingo después del primer plenilunio
de primavera. Se trató el tema de los lapsi que finalmente se llegó a la
conclusión de ser readmitidos a la comunidad habiendo cumplido una
penitencia establecida: doce años. También se trataron temas de
organización y liturgia como por ejemplo el canon 4 que indica que el clérigo
ordenado célibe ya no podía contraer matrimonio. El concilio también trató
otros temas menores.
ABADÍAS DAVID, Breve historia de los concilios ecuménicos, CPL, Barcelona, 2017.
ENCICLOPEDIA CATÓLICA ONLINE, « Los 21 Concilios Ecuménicos» en:
https://ec.aciprensa.com/wiki/Los_21_Concilios_Ecum%C3%A9nicos (visto el 14 de septiembre de 2020).
2. CONCILIO DE CONSTANTINOPLA I (Año 381)
Celebrado en la ciudad e Constantinopla, entre el mes de mayo y el mes de julio
del año 381. Convocado por el emperador Teodosio (379-395), durante el
pontificado de Dámaso I. participantes: unos 150 padres conciliares. Consta de
cuatro cánones. Su temática: proclamación del símbolo e Fe niceno-
constantinopolitano. Defiende y proclama la divinidad del Espíritu Santo.
Condena definitiva el arrianismo y el mesiarrianismo. Bajo los reinados de
Constancio II (337-36) y Valentiniano (364-378), los filoarrianos fortalecieron
su posición, mientras que los defensores de Nicea sufrían persecución y exilio.
En medio de esta polémica cristológica surge un segundo problema teológico
que el I concilio de Constantinopla solucionaría: un nuevo grupo liderado por
el obispo Macedonio I de Constantinopla llamado pneumatomakhi (adversarios
el Espíritu Santo). Por otra parte, la dignidad de la Segunda Roma rente a las
restantes Iglesias patriarcales (Alejandría, Antioquía, Jerusalén y sobre todo
Roma). Este concilio fue oriental, todos los padres eran orientales. Como ya se
ha dicho, fue precedido por el patriarca de Antioquía Melecio. Asistían también
el nuevo patriarca de Constantinopla, Gregorio Nacianceno pero a causa de su
muerte fue sustituido por el patriarca de Constantinopla, Gregorio Nacianceno.
El primer canon renovó el Símbolo de Fe de Nicea. Así quedaba cerrado el tema
del semiarrianismo y también cualquier ataque sobre la naturaleza divina el
Espíritu Santo (macedonianos) o sobre todo la naturaleza humana de Cristo
(apolinarismo). Mas frutos del segundo y tercer cánones, indicar que ningún
obispo puede intervenir en los asuntos internos de otra Iglesia. Las cuestiones
de una provincia deben ser resueltas en un sínodo provincial. También se
identifican las provincias eclesiásticas con las provincias civiles (Egipto,
Oriente, Asia, Ponto y Tracia). Finalmente, el cuarto canon va dirigido contra
Máximo de Alejandría, el concilio se proclama contrario a su consagración,
declarándola nula e invalidando todas las acciones y ordenaciones hechas por
Máximo posteriormente. Este concilio se clausuro el 9 de julio del año 381, y
fue signo de un fortalecimiento y renacimiento de la Iglesia nicena de Oriente.
Algo importante que se debe mencionar, que posterior a este año se realizó una
nueva asamblea de obispos, una en Roma y otra en Constantinopla, esto se hace
ya que Ambrosio ve que el emperador Teodosio se mete en las situaciones de
la Iglesia. Solo fue para confirmar la mayor parte de lo acordado en el concilio.
A excepción del canon tercero, en el que desde Roma se designa que la jerarquía
de la Iglesia no depende de los elementos políticos, y, por tanto, la primera sede
es Roma y la segunda Alejandría, evangelizadas por Pero y por Marcos. Hay
que decir que después del concilio la Iglesia se sintió más unida, fortalecida y
con un claro signo de universalidad que condicionará su devenir histórico.
ABADÍAS DAVID, Breve historia de los concilios ecuménicos, CPL, Barcelona, 2017.
ENCICLOPEDIA CATÓLICA ONLINE, « Los 21 Concilios Ecuménicos» en:
https://ec.aciprensa.com/wiki/Los_21_Concilios_Ecum%C3%A9nicos (visto el 14 de septiembre de 2020).
3. CONCILIO DE ÉFESO (Año 431)
El presente concilio fue inaugurado por Cirilo de Alejandría no sin polémica,
pues todavía no habían llegado los representantes de la Iglesia de Antioquía, ni
los representantes del Papa (22 de junio del año 431), fue clausurado el 25 de
octubre del año 431. Los datos nos dice que el número de asistentes fue superior
a los 200 obispos durante el pontificado de Celestino I, como el anterior
concilio, casi todos los participantes fueron padres orientales, a excepción de
tres enviados del Papa y de dos clérigos africanos. ¿Qué llevó a originarlo?
Podemos a hablar que los antecedentes se sitúa en el año 428 concretándolo en
el enfrentamiento de dos escuelas: la de Alejandría y la de Antioquía. La
temática de fondo en la controversia era cristológica. La escuela de Antioquia
es más racionalista y utiliza una exegesis más literalista, se centra más en el
hombre Dios. La escuela de Alejandría era más mística y su exegesis era más
espiritualista, trabajaban más el concepto el verbo hecho hombre. El estallido
de la controversia surgirá de la definición de la relación de María con Cristo.
Según la cristología antioquena, María podía ser considerada engendradora e
Cristo, Madre de Cristo, mientras que alejandrina defendía que María era
engendradora de Dios, madre de Dios, en tanto que no se podía separar las dos
naturalezas.
Cuando los antioquenos llegaron a Éfeso entre el 26 y el 27 de junio,
convocaron un anti concilio y excomulgaron a Cirilo y a sus seguidores. El
emperador Teodosio viendo que todo se enrarecía y se complicaba, declaró nulo
todo lo que el concilio y el anti concilio había decretado. Mientras tanto el
concilio reunido con los padres conciliares en casa del Obispo Memnón
continuaron celebrando la segunda sesión (10 de julio). Finalmente, la última
sesión, celebrada ya de nuevo en la Iglesia de Santa María de Éfeso, se proclamó
seis cánones contra Nestorio y su facción, mientras que se confirmó de nuevo a
María como Theotokos (Madre de Dios). El concilio había excomulgado a
Nestorio y a Juan, pero no a la escuela antioquena ni a muchos de sus
seguidores, siempre que no se manifestaran favorables a las ideas nestorianas.
Algunos de los seguidores de los ya mencionados, fundaron escuelas en Edesa
y Nínive, dando pie después a una Iglesia nestoriana que se extendería por la
India. De todas maneras la cristología Alejandrina llevara a una nueva herejía
de la mano del abad Eutiques de Constantinopla, terminara afirmando que la
naturaleza humana de Cristo, después de la unión con la naturaleza divina, será
absorbida por esta segunda, de modo que hablamos de una sola naturaleza de
Cristo: la divina.

ABADÍAS DAVID, Breve historia de los concilios ecuménicos, CPL, Barcelona, 2017.
ENCICLOPEDIA CATÓLICA ONLINE, « Los 21 Concilios Ecuménicos» en:
https://ec.aciprensa.com/wiki/Los_21_Concilios_Ecum%C3%A9nicos (visto el 14 de septiembre de 2020).
4. CONCILIO DE CALCEDONIA (Año 451)
Este concilio fue celebrado en la ciudad de calcedonia (Asia Menor) fue
inaugurado el 8 de octubre del 451 y clausurado el 1 de noviembre el mismo
año. Cabe mencionar que la participación de asistentes fue aproximadamente
de 600 obispos; la mayor parte de los que asistieron fueron de oriente, a
excepción de los tres enviados del Papa y de dos clérigos africanos. Su
antecedente fue el abad Eutiques de Constantinopla que inclinado por el celo
anti nestoriano lo llevó a elaborar una nueva doctrina según la cual la divinidad
de Cristo absorbió a su humanidad (monofisismo), creando de las dos
naturalezas una sola, restringiendo de tal forma la realidad humana de Cristo
que ponía en peligro el sentido de la Redención. En un sínodo celebrado en
Constantinopla en 448, el patriarca Flaviano condenó las ideas monofisitas de
Eutiques. Eutiques encontrando apoyo en el obispo Dioscoro de Alejandría y
finalmente ante la presión ejercida tanto por los seguidores de Eutiques como
por el obispo Alejandrino, el emperador Teodosio II accedió a convocar un
nuevo concilio en Éfeso en el año 449, donde se restituyo en la comunión
eclesial a Eutiques. La indignación en Roma fue inmensa y León Magno no
dudo en denominar a este concilio un “latrocinio”. Durante las primeras
sesiones se leen las cartas doctrinales de León I Magno donde se defiende la
doble naturaleza de Cristo y se confirma la profesión de fe e Nicea. Incluso en
la quinta sesión se elaboró una nueva fórmula de fe que confirma lo que ya
habían dicho los anteriores concilios ecuménicos. En esta sesión se renueva la
condena al monofisismo, y de manera solemne se procede a proclamar la
confesión de fe calcedonia, donde se confirma Nicea y Constantinopla. La sexta
sesión se hará con la presencia del emperador Marciano, y de su mujer
Pulqueria. Podríamos decir que fue la sesión central del concilio. Se discutieron
algunas temáticas de disciplina eclesiástica y se restablecieron los teólogos
antioquenos Teodoreto de Ciro e Ibas de Edesa. Se proclamó el canon 28, que
provocó discordia y rechazo entre los legados papales, este indicaba que la sede
de Constantinopla tenía derecho a ocupar el segundo lugar de honor justo por
debajo de la antigua Roma con todos los privilegios que esto implicaba. El
concilio de Calcedonia acabó con una nueva proclamación de fe antimonofista
y por tanto con un marcado tono duofista, es decir, resaltando la plena
naturaleza humana y la plena naturaleza divina de Cristo. Las consecuencias
fueron no muy favorables, pues hubo rechazo. Así quedó oriente dividido entre
calcedonianos y anticalcedonianos. En las regiones del Imperio (Siria,
Palestina, Asia Menor, Egipto…) las comunidades estarán divididas y se
sucederán brotes en defensa y en contra de Calcedonia que debilitarán
políticamente la unidad del Imperio y pondrán en riesgo la unidad de la Iglesia.
ABADÍAS DAVID, Breve historia de los concilios ecuménicos, CPL, Barcelona, 2017.
ENCICLOPEDIA CATÓLICA ONLINE, « Los 21 Concilios Ecuménicos» en:
https://ec.aciprensa.com/wiki/Los_21_Concilios_Ecum%C3%A9nicos (visto el 14 de septiembre de 2020).

También podría gustarte