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ARQUIDIÓCESIS DE SANTO DOMINGO

SOLEMNE ORDENACIÓN EPISCOPAL

† MONS. RAMÓN BENITO ÁNGELES FERNÁNDEZ

† MONS. FAUSTINO BURGOS BRISMAN, C.M.

† MONS. JESÚS CASTRO MARTE

OBISPOS AUXILIARES DE SANTO DOMINGO

SÁBADO 26 DE AGOSTO DE 2017


CENTRO DE CONVENCIONES SANSOUCÍ
SANTO DOMINGO ESTE, REPÚBLICA DOMINICANA.
SU SANTIDAD
PAPA FRANCISCO
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MONSEÑOR FRANCISCO OZORIA ACOSTA
ARZOBISPO METROPOLITANO DE SANTO DOMINGO
PRIMADO DE AMÉRICA
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MONSEÑOR RAMÓN BENITO
ÁNGELES FERNÁNDEZ
OBISPO TITULAR DE FEBIANA Y AUXILIAR DE SANTO DOMINGO

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N
ació en Arenoso, comunidad rural de La Vega, el 17 de marzo de 1949.
Es el mayor de diez hermanos. Realizó sus estudios primarios en la
Escuela García Godoy de La Vega. A los doce años entró en el pre se-
minario Padre Fantino de La Vega y más tarde pasó al Seminario Menor San
Pío X en Santiago de los Caballeros.

En 1974 obtuvo la Licenciatura en Filosofía en la Pontificia Universidad Católi-


ca Madre y Maestra. En 1979 concluyó sus estudios teológicos en el Seminario
Pontificio Santo Tomás de Aquino, recibiendo el título de Licenciado en Cien-
cias Religiosas.

Fue ordenado presbítero el 23 de diciembre de 1978 en la Diócesis de La Vega.


Entre 1985 y 1987, estudió en la Academia Pontificia Alfonsiana, donde obtuvo
el título de Licenciado en Teología Moral.

Mons. Benito Ángeles posee también un doctorado en Liderazgo Educacional


del Florida SouthWestern State College. Fue profesor en la facultad de Teolo-
gía y vicerrector académico del Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino.
Fundó los movimientos juveniles Escoge y Onda Juvenil Católica.

El 1 de octubre de 1996, el papa Juan Pablo II le otorgó el título de Capellán de


Su Santidad.Fue Rector de la Universidad Católica Tecnológica del Cibao así
como Secretario General de la Conferencia del Episcopado Dominicano.

En la Arquidiócesis de Santo Domingo, ha sido párroco por muchos años de


la Parroquia Evangelizadora Mediática San Antonio de Padua. También fue
fundador del Centro de Formación Integral Juventud y Familia (CEFIJUFA).

El 1 de julio de 2017 el papa Francisco lo nombró obispo auxiliar de Santo Do-


mingo y titular de Febiana. Al momento de su elección como obispo auxiliar,
se desempeñaba como Vicario Episcopal Territorial de Santo Domingo Este y
párroco de la parroquia Stella Maris.
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ESCUDO DE MONSEÑOR RAMÓN BENITO ÁNGELES FERNANDEZ
Sobre el escudo o blasón, hallamos los símbolos de la dignidad de Obispo: ca-
pelo en verde con seis borlas a cada lado, la cruz episcopal (de un travesaño) en
oro, compuesta de cinco piedras azules.

La forma del blasón sigue la tradición galicana, es cuartelado, entado en punta


y lleva un sobrescudo. Estos son sus elementos:

ANAGRAMA MARIANO Y ROSARIO: En el primer cuartel, de oro, el ana-


grama MTA rodeado por un rosario, en azul. MTA se refiere a la Madre Tres
veces Admirable de Schoenstatt. La Virgen María es la madre de mi vocación
sacerdotal y pertenezco al Instituto de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt y
el Santo Rosario es mi devoción por excelencia.

CRUZ Y ONDAS: En el segundo cuartel, de rojo, la cruz de la evangelización


en oro y tres ondas expansivas en plata. Uno de los ideales de mi ministerio
como obispo es la Comunicación en el Mundo Digital para la Evangelización.

LIBRO Y PLUMA: En el tercer cuartel, de rojo, un libro en oro y una pluma en


plata. Representan la Educación, como valor socio-solidario. Y la fuerza espiri-
tual de la palabra de Dios.

MANOS EN CORAZÓN: En el cuarto cuartel, de oro, dos manos estrechán-


dose en forma de corazón, en rojo. Aquí expreso el amor preferencial por los
jóvenes y el espíritu de acogida en mi corazón, para todos y cada uno de los
fieles que entran a formar parte de mi vida ministerial.

FLOR DE LIS: Entado de azul, la flor de lis (lirio) en plata. Representa la pure-
za y la humildad, la ternura y la belleza, de servir sólo, siempre y en todo con
alegría.

ANGEL: En el sobrescudo de azul, lleva un ángel de cuerpo en plata, rasgos fa-


ciales en carnación y aureola en oro. Representa el apellido “Ángeles”, el valor
esencial y de pertenencia a la familia en el espíritu de unidad de la familia de
Nazareth.

En la base del escudo, en cinta de oro con letras en negro, se aprecia el lema:
“EL AMOR NUNCA PASA” (cf. 1 Corintios 13, 8).
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MONSEÑOR FAUSTINO
BURGOS BRISMAN, C.M.
OBISPO TITULAR DE BARARUS Y AUXILIAR DE SANTO DOMINGO
N
ació el 15 de febrero de 1960 en San Francisco de Macorís. Entró en el
noviciado de los Padres Paules en 1982. Fue ordenado presbítero el 30
de mayo 1987 por Jesús María de Jesús Moya, en la Catedral Santa Ana
de la Diócesis de San Francisco de Macorís.

Es Licenciado en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica Madre y


Maestra, y Licenciado en Ciencias Religiosas por el Seminario Pontificio Santo
Tomás de Aquino.

Tiene un Diplomado en Estrategias y Administración de Centros Educativos,


de la Universidad Autónoma de México. También realizó un curso de Espi-
ritualidad en el Centro Internacional de Formación San Vicente de Paúl, en
París.

Se ha desempeñado como párroco en las Parroquias La Milagrosa y San Vi-


cente de Paúl, ambas en Los Mina, en Santo Domingo, República Dominica-
na; y en la parroquia La Medalla Milagrosa, en Puerto Príncipe, Haití.

Ha participado en misiones internacionales en Honduras, asesoría a la Familia


Vicentina Latinoamericana durante cuatro años y las misiones nacionales en
el sur de la República Dominicana (San Cristóbal, Baní, Azua, Barahona).

En su ministerio ha ejercido la función de Vicario Parroquial, Párroco, Direc-


tor de Seminario, Promotor Vocacional, Director del Colegio San Vicente de
Paúl, Director del Colegio La Milagrosa y Superior Provincial (Visitador) en
tres ocasiones.

Al momento de su nombramiento episcopal se desempeñaba como Vicario


Parroquial de la Parroquia San Vicente de Paúl de Santurce, Puerto Rico y Di-
rector de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul del Caribe, con sede en
la Casa Provincial de la Congregación de la Misión, Provincia de Puerto Rico.
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ESCUDO DE MONSEÑOR FAUSTINO BURGOS BRISMAN, C.M.
Sobre el escudo o blasón, hallamos los símbolos de la dignidad de Obispo: ca-
pelo en verde con seis borlas a cada lado, la cruz episcopal (de un travesaño) en
oro, rematada de una piedra azul.

La forma del blasón sigue la tradición germánica, cortado, con inferior amplio
y superior dividido en tres cantones. Estos son sus elementos:

LA CONCHA VENERA: En el cantón superior derecho, de verde, la concha


venera en plata. Simboliza el Bautismo, pues la concha tradicionalmente se
utiliza para derramar el agua sobre la cabeza del bautizado. Con el Bautismo,
entramos a formar parte de la Iglesia, y somos constituidos sacerdotes, profe-
tas y reyes: ungidos para hablar a Dios de los hombres y para hablar a los hom-
bres de Dios. Del bautismo brota la vocación de todo cristiano a la santidad.

LA CRUZ VICENTINA: En el punto de honor superior, de plata, la Cruz de


San Vicente de Paúl en negro y plata.

LAS SANDALIAS: En el cantón superior izquierdo, de verde, un par de sanda-


lias en plata. Simboliza la misión, al mensajero: “¡Qué hermosos son sobre los
montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena no-
ticia, que pregona la justicia…”Cf. Isaías 52, 7. Colocarse las sandalias de Cristo
es una invitación a preocuparse por los pobres, por los necesitados, por todos
los que sufren. Es una invitación a llevar la Buena noticia, a evangelizar.

LA MEDALLA MILAGROSA: En el inferior amplio, de azul, los elementos de


la medalla milagrosa en plata: La M de María rematada por una cruz, rodeada
de doce estrellas, y en la punta, los corazones traspasados de Jesús y de María.
La medalla milagrosa es signo de la protección de la Virgen María, para todo el
que la lleva, y es signo de su protección en mi vocación y ministerio.

En la base del escudo, en cinta de plata con letras en negro, se aprecia el lema:
DILECTIO IN SERVITIO (“Amor en el Servicio”).

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MONSEÑOR JESÚS
CASTRO MARTE
OBISPO TITULAR DE GIUFI Y AUXILIAR DE SANTO DOMINGO

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N
ació en el municipio de San Antonio de Guerra, Provincia Santo Do-
mingo, el 18 de marzo del 1966.

Realizó sus estudios primarios en la Escuela Leonor M. Félix en su comunidad


natal de 1981 a 1984 , continuándolos a nivel secundario en el Colegio Quisque-
ya de la ciudad de Santo Domingo, desde el Seminario Menor. Luego pasó al
Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino donde realizó sus estudios filo-
sóficos y teológicos.

Es Licenciado en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica Madre y


Maestra (1991), Licenciado en Ciencias Religiosas por el Seminario Pontificio
Santo Tomás de Aquino (1995). Entre 2004 y 2006, realizó un curso de actua-
lización en Bioética, en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum. Otros estu-
dios que ha realizado: Maestría en Tecnología Educativa en la Pontificia Uni-
versidad Católica Madre y Maestra, 2009. Estudios del Caribe, Universidad de
Río Piedras, Puerto Rico, 2010. Ciclo de Conferencias de la Historia de Puerto
Rico y el Caribe, 2010. Maestría en Historia Aplicada a la Educación, Pontificia
Universidad Católica Madre y Maestra, 2010. Maestría en Gestión Universita-
ria en la Universidad de Alcalá, España 2014. Doctorado en Educación en la
Atlantic International University (AIU) en 2015.

Entre sus labores pastorales, han estado: Vicario de las Parroquias San An-
tonio de Padua y Santa Lucia Mártir, La Victoria 1995. Párroco de las Parro-
quias: San Antonio de Padua y Santa Lucia Mártir, 1997-2001. Párroco de las
Parroquias: San José, Cristo Rey del Universo y Madre de Dios, en la Zona de
Yamasá, Monte Plata, 2001-2004. Vicario Episcopal del Clero de la Arquidió-
cesis de Santo Domingo, 2008-2012. Párroco de San Ignacio de Loyola, Santo
Domingo, 2009-2010.Vicerrector Académico del Seminario Pontificio Santo
Tomás de Aquino, 2011-2013.

Al momento de su elección, se desempeñaba como rector de la Universidad


Católica Santo Domingo y párroco de la Parroquia Universitaria Santa María
de la Anunciación.
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ESCUDO DE MONSEÑOR JESÚS CASTRO MARTE
Sobre el escudo o blasón, hallamos los símbolos de la dignidad de Obispo: capelo en verde con
seis borlas a cada lado, la cruz episcopal (de un travesaño) en oro, compuesta de cinco piedras
rojas.

La forma del blasón sigue la tradición hispánica, partido, con un chevrón al medio, y en punta
un tercer campo. Estos son sus elementos:

LAS SAGRADAS ESCRITURAS Y LA ESPADA: En el campo derecho, de verde, la biblia su-


perpuesta a una espada, en oro. Oportuna representación de la Palabra de Dios, instrumento
de Evangelización, que se predica en el campo verde que es la Iglesia, como semilla que cae en
buena tierra. “Ciertamente, la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que una espada
de doble filo: entra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula,
y descubre los sentimientos y pensamientos del corazón” Hebreos 4, 12.

EL CORAZÓN DE JESÚS SOBRE EL CRISMÓN: En el campo izquierdo, de oro, el Corazón de


Jesús sobre el Crismón. El Corazón de Jesús es el modelo de corazón sacerdotal, traspasado de
amor por la humanidad, cubierto de llagas y abierto para todos. Debajo, el Crismón, que es la
combinación de las dos letras griegas iniciales del nombre de Jesucristo, y lo representa como
principio y fin de todas las cosas.

EL CHEVRÓN: Al medio del blasón, un chevrón de rojo. El chevrón es un elemento heráldico


en forma de V invertida. Significa la viga que sostiene el techo de la Iglesia, como una fuente
de protección para la comunidad de fe reunida bajo ella. A la vez es la escuadra del carpintero,
que representa a san José y el valor de la prudencia, que lo caracteriza.

LAS TRES FLORES DE LIS: Sobre el chevrón, tres flores de lis en oro. En primer lugar, signo
de la Santísima Trinidad, misterio de Dios, y en segundo lugar, referencia directa a san Anto-
nio de Padua. Nací en el pueblo de San Antonio de Guerra y fui ordenado sacerdote el día de
San Antonio de Padua.

EL ANAGRAMA MARIANO ENTRE ESTRELLAS, Y EL NARANJO: Sobre un campo en


punta de azul, el anagrama mariano entre estrellas encima del naranjo. Representa a Nuestra
Señora de la Altagracia, protectora del pueblo dominicano, madre y protectora de mi minis-
terio.

En la base del escudo, en cinta de oro con letras en negro, se aprecia el lema: VÆ MIHI SI NON
EVANGELIZAVERO (“¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!”) (cf. 1 Corintios 9, 16).
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SANTA MISA
CON EL RITO DE ORDENACIÓN EPISCOPAL

POR MANDATO APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD


FRANCISCO
ORDENANTE PRINCIPAL:
SU EXCELENCIA REVERENDÍSIMA
MONS. FRANCISCO OZORIA ACOSTA
ARZOBISPO METROPOLITANO DE SANTO DOMINGO
PRIMADO DE AMÉRICA

OBISPOS CO-ORDENANTES:
SU EXCELENCIA REVERENDÍSIMA
MONS. RAFAEL LEÓNIDAS FELIPE Y NÚÑEZ

SU EXCELENCIA REVERENDÍSIMA
MONS. ANDRÉS NAPOLEÓN ROMERO CÁRDENAS
PRESBÍTEROS ASISTENTES

PARA MONS. RAMÓN BENITO ÁNGELES FERNÁNDEZ


ILMO. MONS. FRANCISCO ALMONTE
ILMO. MONS. DIONISIO SUÁREZ

PARA MONS. FAUSTINO BURGOS BRISMAN, C.M.


RVDO. P. FRANCISCO JAVIER MARRODÁN, C.M.
RVDO. P. PELAGIO TAVERAS, C.M.

PARA MONS. JESÚS CASTRO MARTE


RVDO. P. JOSÉ ABRAHÁN APOLINARIO
RVDO. P. MANUEL RUIZ
Canto de Entrada

ESTE EL DÍA EN QUE ACTUÓ EL SEÑOR (SALMO 117)


Autor: Miguel Manzano

R. Este es el día en que actuó el Señor.


Sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¡Aleluya! ¡Aleluya!

1. Que lo diga la casa de Israel:


¡es eterna su misericordia!
Que lo diga la casa de Aarón:
es eterna su misericordia!
Que lo digan los fieles del Señor:
¡es eterna su misericordia!

2. Escuchad: hay cantos de victoria


en las tiendas de los justos.
/La diestra del Señor es poderosa,
es excelsa la diestra del Señor/. (bis)

3. Abridme las puertas del triunfo


y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor,
los vencedores entrarán por ella.
Yo no he de morir; yo viviré
para contar las hazañas del Señor.

4. La piedra que el cantero desechó,


es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
esto ha sido un milagro patente.
Te doy gracias porque me escuchaste,
porque fuiste mi salvación.
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RITOS INICIALES
El Arzobispo inicia con la señal de la Cruz:
 En el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo responde:
Amén.
Luego, el Arzobispo con las manos extendidas saluda al pueblo con
la siguiente fórmula:
La paz esté con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.

ACTO PENITENCIAL

A continuación se hace el Acto Penitencial. El Arzobispo invita a los


fieles al arrepentimiento diciendo:
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la
Eucaristía nos llama ahora a la conversión. Invoquemos con
esperanza la misericordia de Dios.
Se hace una breve pausa en silencio. Después, el Arzobispo dice las
siguientes invocaciones:
Tú que eres el Sumo Sacerdote de la nueva Alianza: Señor,
ten piedad
A.: Señor, ten piedad.
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Arzobispo:
Tú que eres el Buen Pastor, que guías a tu rebaño por las sen-
das de la verdad y de la justicia: Cristo, ten piedad.
A.: Cristo, ten piedad.
Arzobispo:
Tú que nos edificas como piedras vivas en el templo santo de
Dios: Señor, ten piedad
A.: Señor, ten piedad
Arzobispo:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
A.: Amén
El coro entona el himno de Gloria.

GLORIA
MISA DOMINICANA (SARAMBO)
Música: Hno. Alfredo Morales, FSC

R. Gloria a Dios en el cielo,


y en la tierra paz
a los hombres que ama el Señor,
a los hombres que ama el Señor.
1. Por tu inmensa gloria
te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
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te glorificamos,
te damos gracias.
2. Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre poderoso.
Señor, Hijo Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios.
3. Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros,
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros.
4. Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén
ORACIÓN COLECTA

Arzobispo:
Oremos.
Oh Dios, Pastor eterno, que gobiernas a tu grey
con protección constante y has querido incorporar hoy
al colegio episcopal a estos presbíteros siervos tuyos,
concédeles ser aútenticos testigos de Cristo
en todas partes con una vida santa.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.

A.: Amén.
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LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura

Jeremías 1, 4-10
«A donde yo te envíe, irás»
Lectora: Eunicis Vásquez
Lectura del libro de Jeremías

R ecibí esta palabra del Señor:


—«Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que
salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los
gentiles».
Yo repuse:
— ¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.»
El Señor me contestó:
—«No digas: “Soy un muchacho”, que a donde yo te envíe, irás,
y lo que yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy
contigo para librarte» Oráculo del Señor.
El Señor extendió la mano y me tocó la boca y me dijo:
—«Mira: yo pongo mis palabras en tu boca.»
Desde hoy mismo te doy autoridad sobre los reinos para extirpar
y destruir, para perder y derrocar, para reconstruir y plantar.

Palabra de Dios.
R: Te alabamos Señor.
Salmo Responsorial
Salmo 88, 21-22. 25 y 27 (R.: cf. 2)
Salmista: Sor Bethania Muñoz, HC

R. Cantaré eternamente
las misericordias del Señor;
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
24
1. Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso. R.

2. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,


por mi nombre crecerá su poder.
El me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.» R.

Segunda Lectura

2 Timoteo 1, 6-14
«Reaviva el don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos»
Lector: Guillermo Ángeles Fernández

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo

Q uerido hermano:
Reaviva el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las
manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un
espíritu de energía, amor y buen juicio.
No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de
mí, su prisionero.
Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la
fuerza de Dios.
Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nues-
tros méritos, sino porque, desde tiempo inmemorial, Dios dispu-
so darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia
destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal, por medio del
Evangelio.
De este Evangelio me han nombrado heraldo, apóstol y
maestro, y ésta es la razón de mi penosa situación presente; pero
no me siento derrotado, pues sé de quién me he fiado y estoy fir-
memente persuadido de que tiene poder para asegurar hasta el
último día el encargo que me dio.
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Ten delante la visión que yo te di con mis palabras sensatas y vive
con fe y amor en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.
R: Te alabamos Señor.

Aleluya
Juan 10, 14
Música: John Schiavone

R. Aleluya, Aleluya, Aleluya.

Yo soy el buen Pastor —dice el Señor—,


conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.

R. Aleluya, Aleluya, Aleluya.

Evangelio

San Juan 17, 6. 14-19


«Por ellos me consagro yo, para que también
se consagren ellos en la verdad»
Diácono: José Israel Cruz

V. El Señor esté con ustedes.


R. Y con tu espíritu.

 Lectura del santo Evangelio según san Juan


R. Gloria a ti Señor.

26
E n aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, dicien-
do: «Padre santo, he manifestado tu nombre a los hombres
que me diste de en medio del mundo.
Tuyos eran, y tu me los diste, y ellos han guardado tu palabra.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no
son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal.
No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad.
Como tu me enviaste al mundo, así los envío yo también al mun-
do. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren
ellos en la verdad.»

Palabra del Señor.


R. Gloria a ti Señor Jesús.

El Arzobispo besa el Libro de los Evangelios en señal de veneración y


luego bendice a la asamblea con el mismo. Mientras tanto se vuelve a
cantar el Aleluya.

Inmediatamente, cada uno de los elegidos es acompañado por sus pres-


bíteros asistentes hasta el Arzobispo, a quien hacen una reverencia. En-
tonces se entona el himno Veni Creator Spiritus.

VENI CREATOR SPIRITUS


1. Veni Creator Spiritus, Ven Espíritu Creador;
mentes tuorum visita, visita las almas de tus fieles.
imple superna gratia, Llena de la divina gracia
quae tu creasti, pectora. los corazones que Tú mismo has creado

2. Qui diceris Paraclitus, Tú llamado Paráclito,


donum Dei altissimi, don de Dios altísimo,
fons vivus, ignis, caritas, fuente viva, fuego, caridad
et spiritalis unctio. y espiritual unción.
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3. Tu septiformis munere, Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
dextrae Dei tu digitus Tú el dedo de la mano de Dios,
tu rite promissum Patris, Tú el prometido del Padre,
sermone ditans guttura. pones en nuestros labios los tesoros de tu
palabra.
4. Accende lumen sensibus,
infunde amorem cordibus, Enciende con tu luz nuestros sentidos,
infirma nostri corporis infunde tu amor en nuestros corazones
virtute firmans perpeti. y con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra frágil carne.
5. Hostem repellas longius
pacemque dones protinus; Aleja de nosotros al enemigo,
ductore sic te praevio danos pronto tu paz,
vitemus omne noxium. siendo Tú mismo nuestro guía
evitaremos todo lo que es nocivo.
6. Per te sciamus da Patrem
noscamus atque Filium, Por Ti conozcamos al Padre
te utriusque Spiritum y también al Hijo y que en Ti,
credamus omni tempore. que eres el Espíritu de ambos,
Amen. creamos en todo tiempo. Amén.

PRESENTACIÓN DE LOS ELEGIDOS

Terminado el hinmo, uno de los presbíteros asistentes, del primer elegi-


do se dirige al Arzobispo con estas palabras:
Reverendísimo Padre, la santa Madre Iglesia católica pide que
ordenes Obispo al presbítero Ramón Benito Ángeles Fernán-
dez.

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Inmediatamente, uno de los presbíteros asistentes del segundo elegido
se dirige al Arzobispo con estas palabras:
Reverendísimo Padre, la santa Madre Iglesia católica pide que
ordenes Obispo al presbítero Faustino Burgos Brisman.
Inmediatamente, uno de los presbíteros asistentes del tercer elegido se
dirige al Arzobispo con estas palabras:
Reverendísimo Padre, la santa Madre Iglesia católica pide que
ordenes Obispo al presbítero Jesús Castro Marte.
Finalmente, el Arzobispo pregunta:
¿Tienen los mandatos apostólicos?
Y uno de los presbíteros responde:
Los tenemos.
El Arzobispo:
Léanse.
El P. Álvaro Izurieta, Encargado de Negocios de la Nunciatura Apos-
tólica, El P. Alejandro Paulino, C.M., Visitador de la Congregación
de la Misión, y el P. Francisco Martín Gutiérrez, Canciller de la Cu-
ria Arquidiocesana, leen los mandatos apostólicos estando todos senta-
dos. Terminada su lectura, todos cantan:
Demos gracias al Señor,
demos gracias. Demos gracias al Señor.
A continuación tendrá lugar la homilía. Los elegidos regresan a sus
asientos.

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PROMESA DE LOS ELEGIDOS

Después de la homilía, solamente los elegidos se ponen de pie ante el


Arzobispo, quien, con mitra, los interroga conjuntamente con estas pa-
labras:

La antigua regla de los Santos Padres establece que quien ha


sido elegido para el Orden Episcopal sea, ante el pueblo, previa-
mente examinado sobre su fe y sobre su futuro ministerio.

Por tanto, queridos hermanos: ¿Quieren ustedes consagrarse,


hasta la muerte, al ministerio episcopal que hemos heredado de
los Apóstoles, y que por la imposición de nuestras manos les va
a ser confiado con la gracia del Espíritu Santo?

Los elegidos responden todos a la vez:


Sí, quiero.

Arzobispo:
¿Quieren anunciar con fidelidad y constancia el Evangelio de
Jesucristo?

Los elegidos:
Sí, quiero.

Arzobispo:
¿Quieren conservar íntegro y puro el depósito de la fe, tal como
fue recibido de los Apóstoles y conservado en la Iglesia siempre
y en todo lugar?

Los elegidos:
Sí, quiero.

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Arzobispo:
¿Quieren edificar la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y permanecer en
su unidad con el orden de los Obispos, bajo la autoridad del su-
cesor de Pedro?

Los elegidos:
Sí, quiero.

Arzobispo:
¿Quieren obedecer fielmente al sucesor de Pedro?

Los elegidos:
Sí, quiero.

Arzobispo:
Con amor de padre, ayudados de sus presbíteros y diáconos,
¿quieren cuidar del pueblo santo de Dios y dirigirlo por el cami-
no de la salvación?

Los elegidos:
Sí, quiero.

Arzobispo:
Con los pobres, con los inmigrantes, con todos los necesitados
¿quieren ser siempre bondadosos y comprensivos?

Los elegidos:
Sí, quiero.

Arzobispo:
Como buenos pastores, ¿quieren buscar las ovejas dispersas y
conducirlas al aprisco del Señor?

Los elegidos:
Sí, quiero.
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Arzobispo:
¿Quieren rogar continuamente a Dios todopoderoso por el pue-
blo santo y cumplir de manera irreprochable las funciones del
sumo sacerdocio?

Los elegidos:
Sí, quiero, con la ayuda de Dios.

Arzobispo:
Dios, que comenzó en ustedes la obra buena, él mismo la lleve a
término.

SÚPLICA LITÁNICA

Seguidamente, los Obispos deponen la mitra, y todos se levantan. El


Arzobispo, de pie, con las manos juntas y sin mitra, de cara al pueblo
hace la siguiente invitación:

Oremos, hermanos,
para que, en bien de la santa Iglesia,
el Dios de todo poder y bondad,
derrame sobre estos elegidos
la abundancia de su gracia.

Entonces los elegidos se postran en tierra, y se cantan las letanías de los


santos, respondiendo todos. El diácono dice:

Pongámonos de rodillas

Todos se arrodillan y los elegidos se postran en tierra. El P. Benito Al-


varado cantará la Letanias de los Santos.

32
Kyrie eléison Kyrie eléison
Christe, eléison Christe, eléison
Kyrie eléison Kyrie eléison

Santa María Madre de Dios Ruega por nosotros.

San Miguel Ruega por nosotros.


Santos Ángeles de Dios Rueguen por nosotros.
San Juan Bautista Ruega por nosotros.
San José Ruega por nosotros.

San Pedro Ruega por nosotros.


San Pablo Ruega por nosotros.
San Andrés Ruega por nosotros.
Santiago (el Mayor) Ruega por nosotros.
San Juan Ruega por nosotros.
Santo Tomás Ruega por nosotros.
Santiago (el Menor) Ruega por nosotros.
San Felipe Ruega por nosotros.
San Bartolomé Ruega por nosotros.
San Mateo Ruega por nosotros.
San Simón Ruega por nosotros.
San Tadeo Ruega por nosotros.
San Matías Ruega por nosotros.

Santa María Magdalena Ruega por nosotros.


San Esteban Ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía Ruega por nosotros.
San Lorenzo Ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad Rueguen por nosotros.
Santa Inés Ruega por nosotros.

San Gregorio Ruega por nosotros.


San Agustín Ruega por nosotros.
San Atanasio Ruega por nosotros.
33
San Basilio Ruega por nosotros.
San Martín Ruega por nosotros.

San Benito Ruega por nosotros.


San Francisco Ruega por nosotros.
Santo Domingo Ruega por nosotros.
Santo Domingo Ruega por nosotros.
Santo Domingo Ruega por nosotros.
San Francisco Javier Ruega por nosotros.
San Juan María Vianney Ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús Ruega por nosotros.
San Juan veintitrés Ruega por nosotros.
San Juan Pablo segundo Ruega por nosotros.
Santo Tomás de Aquino Ruega por nosotros.
San Antonio de Padua Ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios Rueguen por nosotros.

Muéstrate propicio Líbranos, Señor.


De todo mal Líbranos, Señor.
De todo pecado Líbranos, Señor.
De la muerte eterna Líbranos, Señor.
Por tu encarnación Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo Líbranos, Señor.

Nosotros, que somos pecadores Te rogamos, óyenos.

Para que gobiernes y conserves


a tu santa Iglesia Te rogamos, óyenos.

Para que asistas al Papa,


y a todos los miembros del clero
en tu servicio santo. Te rogamos, óyenos.
34
Para que bendigas a estos elegidos Te rogamos, óyenos.

Para que bendigas


y santifiques a estos elegidos Te rogamos, óyenos.

Para que bendigas, santifiques


y consagres a estos elegidos Te rogamos, óyenos.

Para que concedas paz y concordia


a todos los pueblos de la tierra Te rogamos, óyenos.

Para que tengas misericordia


de todos los que sufren Te rogamos, óyenos.

Para que nos fortalezcas


y asistas en tu servicio santo Te rogamos, óyenos.

Jesús, Hijo de Dios vivo Te rogamos, óyenos.

Christe, audi nos Christe, audi nos.

Christe, exaudi nos Christe, exaudi nos.

Concluido el canto de las letanías, el Arzobispo dice la siguiente oración:

Escucha, Señor, nuestra oración,


para que al derramar
sobre estos siervos tuyos
la plenitud de la gracia sacerdotal,
descienda sobre ellos
la fuerza de tu bendición.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Todos:
Amén
35
IMPOSICIÓN DE MANOS

Los Obispos electos se arrodillan. El arzobispo se acerca a ellos.

El Arzobispo va imponiendo en silencio las manos sobre la cabeza de


cada uno de los elegidos. A continuación, acercándose sucesivamente,
lo hacen los demás Obispos también en silencio.

Seguidamente, el Arzobispo recibe de un diácono el libro de los Evange-


lios y lo impone abierto sobre la cabeza de cada uno de los elegidos; dos
diáconos, a derecha e izquierda de cada uno de los elegidos, sostienen
el libro de los Evangelios, hasta que finaliza la Plegaria de Ordenación.
Para Monseñor Ramón Benito: Diac. Jesús Santiago Restituyo y
Diac. Félix Rodríguez. Para Monseñor Faustino: Diac. Ramón
Rosario y Diac. Santiago Negrón. Para Monseñor Jesús: Diac. Ra-
món Garcia Tatis y Diac. Miguel Ángel Haché.

PLEGARIA DE ORDENACIÓN

Con los elegidos de rodillas ante él, el Arzobispo, sin mitra, y con los
demás obispos ordenantes a su lado, también sin mitra, pronuncia, con
las manos extendidas, la Plegaria de Ordenación:

Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,


Padre de misericordia y Dios de todo consuelo,
que habitas en el cielo y te fijas en los humildes;
que lo conoces todo antes de que exista.

Tú estableciste normas en tu Iglesia


con tu palabra bienhechora.
Desde el principio tú predestinaste
un linaje justo de Abrahán;
nombraste príncipes y sacerdotes
y no dejaste sin ministros tu santuario.
Desde el principio del mundo
te agrada ser glorificado por tus elegidos.
36
Esta parte de la oración es dicha por todos los obispos ordenantes, con
las manos juntas y en voz baja para que se oiga claramente la del Ar-
zobispo:

I NFUNDE AHORA SOBRE ESTOS TUS ELEGIDOS


LA FUERZA QUE DE TI PROCEDE:
EL ESPÍRITU DE GOBIERNO QUE DISTE
A TU AMADO HIJO JESUCRISTO,
Y ÉL, A SU VEZ, COMUNICÓ A LOS SANTOS APÓSTOLES,
QUIENES ESTABLECIERON LA IGLESIA
COMO SANTUARIO TUYO EN CADA LUGAR,
PARA GLORIA Y ALABANZA
INCESANTE DE TU NOMBRE.
Prosigue solamente el Arzobispo:
Padre Santo, tú que conoces los corazones,
concede a estos servidores tuyos,
a quienes elegiste para el episcopado,
que sean buenos pastores de tu santa grey
y ejerciten ante ti el sumo sacerdocio
sirviéndote sin tacha día y noche;
que atraigan tu favor sobre tu pueblo
y ofrezcan los dones de tu santa Iglesia;
que por la fuerza del Espíritu,
que reciben como sumos sacerdotes
y según tu mandato, tengan el poder de perdonar pecados;
que distribuyan los ministerios y los oficios según tu voluntad,
y desaten todo vínculo conforme al poder
que diste a los Apóstoles;que por la mansedumbre
y la pureza de corazón te sean gratas su vidas
como sacrificio de suave olor, por medio de tu Hijo Jesucristo,
por quien recibes la gloria, el poder y el honor,
con el Espíritu, en tu santa Iglesia,
ahora y por los siglos de los siglos.
R. Amén.
37
UNCIÓN DE LA CABEZA

El Arzobispo se pone el gremial, recibe de un diácono el santo crisma y


unge la cabeza de cada uno de los ordenados, que se arrodilla ante él,
diciendo:

Dios, que te ha hecho partícipe del Sumo Sacerdocio de Cristo,


derrame sobre ti el bálsamo de la unción,
y con su bendiciones te haga abundar en sus frutos.

Después, el Arzobispo se lava las manos.

ENTREGA DEL LIBRO DE LOS EVANGELIOS


Y DE LAS INSIGNIAS EPISCOPALES

Inmediatamente, se acercan las familias de los ordenados, trayendo las


insginias episcopales que les serán entregadas por el Arzobispo.
Cada uno de los ordenados se acerca al Arzobispo, para recibir el libro de
los Evangelios y las insignias episcopales, que las entrega seguidamente,
de rodillas.

Libro de los Evangelios


El Arzobispo recibe de un diácono el libro de los Evangelios y lo entrega
al ordenado diciendo:
Recibe el Evangelio, y proclama la palabra de Dios
con deseo de instruir y con toda paciencia.

Anillo episcopal
Inmediatamente, pone el anillo en el dedo anular de la mano derecha del
ordenado, diciendo:

Recibe este anillo, signo de fidelidad,


y permanece fiel a la Iglesia, Esposa santa de Dios.
38
Mitra
Seguidamente, el Arzobispo pone la mitra al ordenado, diciendo:

Recibe la mitra, brille en ti el resplandor


de la santidad, para que, cuando aparezca
el Príncipe de los pastores, merezcas recibir la corona de gloria
que no se marchita.

Báculo
Y, finalmente, entrega al ordenado el báculo pastoral, diciendo:

Recibe el báculo, signo del ministerio pastoral,


y cuida de todo el rebaño que el Espíritu Santo
te ha encargado guardar, como pastor de la Iglesia de Dios.

Al recibir todos los signos, cada uno de los nuevos obispos toma su lu-
gar entre los primeros puestos de los obispos concelebrantes.

ABRAZO DE PAZ

Finalmente, los ordenados, dejando el báculo, se levantan y van reci-


biendo del Arzobispo y de todos los Obispos el abrazo de paz. También
se acercan algunos familiares de los nuevos Obispos.

Durante este momento, se hace el siguiente canto:

QUE DETALLE, SEÑOR


Autores: Fernando Viejo y José Cubiella

R. Qué detalle, Señor, has tenido conmigo


cuando me llamaste, cuando me elegiste,
cuando me dijiste que tú eras mi amigo.
Qué detalle, Señor, has tenido conmigo.
39
1. Te acercaste a mi puerta, y pronunciaste mi nombre.
Yo temblando te dije: aquí estoy, Señor.
Tú me hablaste de un Reino, de un tesoro escondido,
de un mensaje fraterno que encendió mi ilusión.

2. Yo dejé casa y pueblo por seguir tu aventura;


codo a codo contigo, comencé a caminar.
Han pasado los años y aunque aprieta el cansancio,
paso a paso te sigo sin mirar hacia atrás.

3. Qué alegría yo siento cuando digo tu Nombre,


qué sosiego me inunda cuando oigo tu voz.
Qué emoción me estremece cuando escucho en silencio
tu Palabra que aviva mi silencio interior.

LITURGIA EUCARÍSTICA

Comienzan los cantos para el ofertorio. Se canta el Ave María de


Franz Schubert. Y a continucación, si es necesario:
ESTE PAN Y VINO
Autor: Carmelo Erdozáin

R. Este pan y vino, Señor se transformarán


en tu Cuerpo y Sangre, Señor, en nuestro manjar.

1. Gracias al sol y al labrador,


en el altar florecen hoy
las espigas, los racimos
que presentamos a Dios.

2. Lo que sembré con mi dolor,


lo que pedí en mi oración,
hoy son frutos, son ofrendas
que presentamos a Dios.
40
Preparado el altar, el diácono echa un poco de agua en el cáliz, diciendo
en secreto:

Por el misterio de esta agua y este vino,


haz que compartamos la divinidad
de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

El Arzobispo se acerca al altar, toma la patena con el pan y, mantenién-


dola un poco elevada sobre el altar, dice en voz baja:

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan,


fruto de la tierra y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.

Después deja la patena con el pan sobre el corporal. Toma el cáliz y,


manteniéndolo con ambas manos un poco elevado sobre el altar, dice en
voz baja:

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino,


fruto de la vid y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros bebida de salvación.

Después deja el cáliz sobre el corporal.

A continuación el Arzobispo, inclinado profundamente, dice en secreto:

Acepta, Señor, nuestro corazón contrito


y nuestro espíritu humilde; que este sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia, Señor Dios nuestro.

Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono inciensa al


Arzobispo, a los demás concelebrantes y al pueblo.

41
Luego el Arzobispo, de pie a un lado del altar, se lava las manos, dicien-
do en secreto:

Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Después, de pie en el centro del altar, de cara al pueblo, extendiendo y


juntando las manos, dice:

Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes,


sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.

R. El Señor reciba de tus manos este sacrificio,


para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, acepta complacido


la ofrenda que te presentamos por tu Iglesia
y por estos siervos tuyos
recién ordenados obispos,
y dígnate enriquecer con virtudes apostólicas,
para bien de tu grey,
a quienes pusiste como pontífices
al frente de tu pueblo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

A.: Amén.

42
PREFACIO I DE LAS ORDENACIONES
El sacerdocio de Cristo y el ministerio de los sacerdotes

V. El Señor esté con ustedes


R. Y con tu Espíritu

V. Levantemos el corazón
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor

V. Demos gracias al Señor nuestro Dios


R. Es justo y necesario

E n verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.

Que constituiste a tu Unigénito


pontífice de la alianza nueva y eterna
por la unción del Espíritu Santo,
y determinaste, en tu designio salvífico,
perpetuar en la Iglesia su único sacerdocio.

El no sólo confiere el honor del sacerdocio real


a todo su pueblo santo, sino también,
con amor de hermano,
elige a hombres de este pueblo,
para que, por la imposición de las manos,
participen de su sagrada misión.
Ellos renuevan en nombre de Cristo
el sacrificio de la redención
preparan a tus hijos el banquete pascual,
preceden a tu pueblo santo en el amor,
lo alimentan con tu palabra
y lo fortalecen con los sacramentos.
43
Tus sacerdotes, Señor, al entregar su vida por ti
y por la salvación de los hermanos,
van configurándose a Cristo,
y han de darte testimonio constante
de fidelidad y amor.

Por eso, Señor, nosotros, llenos de alegría,


te aclamamos con los ángeles
y con todos los santos, diciendo:

El coro y la asamblea cantan el Santo:


SANTO
Música: Alfonso Luna

1.Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.


Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna.

R.Hosanna (3) en el cielo.

2.Bendito el que viene en el nombre del Señor.


Hosanna en el cielo, Hosanna.

44
PLEGARIA EUCARÍSTICA I
O CANON ROMANO

El Arzobispo, con las manos extendidas, dice:

P ADRE misericordioso,
te pedimos humildemente,
por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor,

Junta las manos y dice:


que aceptes

Traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:


y bendigas  estos dones,
este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,

Con las manos extendidas, prosigue:


ante todo, por tu Iglesia santa y católica,
para que le concedas la paz, la protejas,
la congregues en la unidad
y la gobiernes en el mundo entero,
con tu servidor el papa Francisco,
conmigo tu servidor, en esta Iglesia particular,
con mis obispos auxiliares
Ramón Benito, Faustino y Jesús,
y todos los demás obispos que, fieles a la verdad,
promueven la fe católica y apostólica.

CONMEMORACIÓN DE LOS VIVOS


MONS. BENITO
Acuérdate, Señor, de tus hijos [N. y N.] ÁNGELES

Junta las manos y ora unos momentos por quienes tiene intención de
orar. Después, con las manos extendidas, prosigue:
45
y de todos los aquí reunidos
cuya fe y entrega bien conoces;
por ellos y todos los suyos,
por el perdón de sus pecados
y la salvación que esperan,
te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen,
este sacrificio de alabanza,
a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.

CONMEMORACIÓN DE LOS SANTOS


MONS. FASUTINO
Reunidos en comunión con toda la Iglesia, BURGOS
veneramos la memoria,
ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María,
Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor;
la de su esposo, san José;
la de los santos apóstoles y mártires
Pedro y Pablo, Andrés, Santiago y Juan,
Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo,
Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto,
Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono,
Juan y Pablo, Cosme y Damián
y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones
concédenos en todo tu protección.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén]

Con las manos extendidas, prosigue el Arzobispo:

A CEPTA, Señor, en tu bondad,


esta ofrenda de tus siervos, y de toda tu familia santa;
te la ofrecemos también por estos siervos tuyos
a quienes te has dignado promover
al orden episcopal; conserva en ellos tus dones
para que fructifique lo que han recibido de tu bondad.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén]
46
Extendiendo las manos sobre las ofrendas, junto a los demás concele-
brantes, dice:

 Bendice y santifica esta ofrenda, Padre,


haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti:
que se convierta para nosotros
en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo amado,
Jesucristo, nuestro Señor.

Junta las manos. En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor
han de pronunciarse claramente y con precisión, como lo requiere la
naturaleza de las mismas palabras.

El cual, la víspera de su Pasión,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó pan en sus santas y venerables manos,

Eleva los ojos.

y, elevando los ojos al cielo,


hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso,
dando gracias te bendijo,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.

T OMAD Y COMED TODOS DE ÉL,


PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena


y lo adora, haciendo genuflexión.

47
Después prosigue:

Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó este cáliz glorioso


en sus santas y venerables manos,
dando gracias te bendijo
y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.

T OMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,


PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR VOSOTRS Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora,


haciendo genuflexión. Luego dice:

Este es el Misterio de la fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:

Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven Señor Jesús!.

Después el Obispo, con las manos extendidas, dice:

48
Por eso, Padre, nosotros, tus siervos,
y todo tu pueblo santo,
al celebrar este memorial
de la muerte gloriosa de Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor, de su santa resurrección
del lugar de los muertos
y de su admirable ascensión a los cielos,
te ofrecemos, Dios de gloria y majestad,
de los mismos bienes que nos has dado,
el sacrificio puro, inmaculado y santo:
pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.

Mira con ojos de bondad esta ofrendad y acéptala,


como aceptaste los dones del justo Abel,
el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquisedec.

Inclinado, con las manos juntas, prosigue:

Te pedimos humildemente,
Dios todopoderoso,
que esta ofrenda sea llevada a tu presencia,
hasta el altar del cielo,
por manos de tu ángel,
para que cuantos recibimos
el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
al participar aquí de este altar,

Se endereza y se signa, diciendo:

seamos colmados de gracia y bendición.

Junta las manos.

[Por Cristo, nuestro Señor. Amén]


49
CONMEMORACIÓN DE LOS DIFUNTOS

Acuérdate también, Señor, de tus hijos [N. y N.] MONS. JESÚS


que nos han precedido con el signo de la fe CASTRO
y duermen ya el sueño de la paz.

Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene
intención de orar. Después, con las manos extendidas, prosigue:

A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo,


concédeles el lugar del consuelo,
de la luz y de la paz.

Junta las manos.

[Por Cristo, nuestro Señor. Amén]

Con la mano derecha se golpea el pecho, diciendo: MONS. RAFAEL


Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, FELIPE

Con las manos extendidas prosigue:

que confiamos en tu infinita misericordia,


admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires
Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, Ignacio, Alejandro,
Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia, y de todos los santos;
y acéptanos en su compañía,no por nuestros méritos,
sino conforme a tu bondad.

Junta las manos.

Por Cristo, Señor nuestro.

50
Con las manos juntas, prosigue el Obispo:

P OR QUIEN sigues creando todos los bienes,


los santificas, los llenas de vida, los bendices
y los repartes entre nosotros.

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, y elevándolos, dice:

P OR CRISTO, con él y en él,


a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:

Amén.

51
RITO DE LA COMUNIÓN

El Arzobispo dice:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
con el Espíritu Santo que se nos ha dado;
digamos con fe y esperanza:

Padre nuestro que estás en el cielo, 



santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

El Arzobispo continúa:
Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.

El pueblo responde:
Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria por siempre Señor.

El Arzobispo dice:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
«La paz les dejo, mi paz les doy»;
no tengas en cuenta nuestros pecados,
52
sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.

Junta las manos.


Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

El pueblo responde:
Amén.

El Arzobispo dice:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.

El pueblo responde:
Y con tu Espíritu.

El diácono invita a los fieles a que se den la paz, diciendo:


Dense fraternalmente la paz.

Todos se dan la paz. Luego el Arzobispo toma el pan consagrado, lo


parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo en el cáliz, di-
ciendo en secreto:

El cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en


este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Mientras tanto, se canta el Cordero de Dios

CORDERO DE DIOS
Música: Rafael Ignacio

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de


nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
53
A continuación el Arzobispo, con las manos juntas, dice en secreto la
oración siguiente:

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre,
cooperando el Espíritu Santo,
diste con tu muerte la vida al mundo,
líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre,
de todas mis culpas y de todo mal.
Concédeme cumplir siempre tus mandamientos
y jamás permitas que me separe de ti.

Los diáconos reparten el Cuerpo del Señor entre los demás concele-
brantes. El Arzobispo hace genuflexión, toma el pan consagrado y,
sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo,
diciendo:

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.


Dichosos los invitados a la cena del Señor.

Y juntamente con el pueblo, añade:

Señor, no soy digno de que entres en mi casa,


pero una palabra tuya bastará para sanarme.

El Arzobispo dice en secreto:

El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.

Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo junto a los demás con-


celebrantes. Después toma el cáliz y dice en secreto:

La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna.

Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo. Luego lo hacen los demás


concelebrantes. Después se acerca con la patena o la píxide a quienes
quieren comulgar y les da la comunión.
54
En este momento se hacen los siguientes cantos para acompañar la
comunión:
PESCADOR DE HOMBRES
Autor: Cesáreo Gabaráin

1. Tú has venido a la orilla,


No has buscado ni a sabios ni a ricos.
Tan sólo quieres que yo te siga.

R. Señor, me has mirado a los ojos,


Sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca:
Junto a Ti buscaré otro mar.

2. Tú sabes bien lo que tengo,


En mi barca no hay oro ni espadas,
tan sólo redes y mi trabajo.

3. Tú necesitas mis manos,


Mi cansancio que a otros descanse,
Amor que quiera seguir amando.

4. Tú, pescador de otros lagos,


Ansia eterna de almas que esperan.
Amigo bueno que así me llamas.

ALMA MISIONERA
Autor: Enrique García Velez

1. Señor, toma mi vida nueva


antes de que la espera desgaste años en mí.
Estoy dispuesto a lo que quieras, no importa lo que sea,
Tú llámame a servir.
55
R. Llévame donde los hombres necesiten tus palabras;
necesiten mis ganas de vivir.
Donde falte la esperanza, donde falte la alegría,
simplemente por no saber de Ti.

2. Te doy mi corazón sincero


para gritar, sin miedo, tu grandeza. Señor.
Tendré mis manos sin cansancio, tu historia entre mis labios
y fuerza en la oración.

3. Y así, en marcha iré cantando, por calles predicando,


lo bello que es tu amor. Señor, tengo alma misionera,
condúceme a la tierra que tenga sed de Dios.

4. Maestro, tu promesa divina


de compartir un reino de justicia y de amor.
Hoy quiero ser tu testigo; se Tú mi camino, mi luz y mi amor.

PANIS ANGELICUS
Letra: Santo Tomás de Aquino Música: Cesar Franck

Panis angelicus El pan angelical


fit panis hominum; se convierte en pan de los hombres;
Dat panis cœlicus El pan del cielo
figuris terminum: acaba con las antiguas figuras:
O res mirabilis! ¡Oh, cosa admirable!
manducat Dominum se alimentan del Señor
Pauper, servus, et humilis. los pobres, los siervos y los humildes.

Terminada la comunión, se tendrá un breve momento de silencio para


la oración personal. Luego, todos de pie, el Arzobispo dice la Oración
después de la comunión.
56
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Arzobispo:
Oremos.
Señor, por la eficacia de este misterio
multiplica en estos obispos, tus siervos,
los dones de tu gracia,
para que ejerzan dignamente
el ministerio pastoral
y consigan los premios eternos
por su fidelidad en tu servicio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

A.: Amén.

RECORRIDO DE LOS OBISPOS


Terminada la oración después de la comunión, se canta el Te Deum.
Mientras tanto, los ordenados reciben la mitra y el báculo y, acompa-
ñados por los Obispos co-ordenantes, recorren el lugar bendiciendo a
todos.

TE DEUM
Música: Michael Keating

1. Oh Dios, te adoramos, alegres te cantamos;


la creación te aclama, sempiterno Rey.
Los ángeles te adoran, las huestes celestiales
ante ti se postran y cantan sin cesar:
2. Eres santo, santo, santo, Dios del universo,
Los cielos y la tierra proclaman tu esplendor.
Eres santo, santo, santo, Dios del universo,
los cielos y la tierra proclaman tu esplendor.
57
3. Tus siervos, los profetas, apóstoles y santos
Te engrandecen, oh Señor, Rey de la creación.
Los mártires gloriosos y la Iglesia santa
con júbilo te adoran y exaltan sin cesar:
4. Padre santo, infinito y grande,
Hijo unigénito, Espíritu consolador.
Eres santo, santo, santo, Dios del universo,
los cielos y la tierra proclaman tu esplendor.
5. Cristo, Hijo del Padre, Rey de eterna gloria,
Te hiciste esclavo nuestro, tú que eres Dios.
La muerte aniquilaste, los cielos nos abriste,
Junto al Padre ahora estás, glorioso e inmortal.
6. Ven, oh Cristo, ven a redimirnos,
nuestro amigo y defensor y juez universal.
Eres santo, santo, santo, Dios del universo,
los cielos y la tierra proclaman tu esplendor.
7. Padre santo, infinito y grande,
Hijo unigénito, Espíritu consolador.
Eres santo, santo, santo, Dios del universo,
los cielos y la tierra proclaman tu esplendor.
los cielos y la tierra proclaman tu esplendor.

Concluído el himno, los ordenados regresan al presbiterio. Inmediata-


mente tendrá lugar una ofrenda floral a la Virgen María, mientras se
canta:
JUNTO A TI MARÍA
Música: José Miguel Cubeles

1a. Junto a ti María. 1b. Quiero que me eduques,


como un niño quiero estar, que me enseñes a rezar,
tómame en tus brazos hazme transparente,
guíame en mi caminar. lléname de paz.
58
R. Madre (8)
2a. Quiero que me eduques, 2a. Gracias Madre mía
quGracias Madre mía por abrir tu corazón,
por llevarnos a Jesús, porque nos congregas
haznos más humildes y nos das tu amor.
tan sencillos como Tú.
Terminada la ofrenda floral, uno de los nuevos obispos dirigirá algu-
nas palabras. Después de los avisos oportunos, el Arzobispo impartirá
la bendición.

BENDICIÓN SOLEMNE
El arzobispo imparte la bendición con las manos extendidas sobre los
obispos recién ordenados, quienes se sitúan frente a él, con mitra y bá-
culo.
Arzobispo: El Señor esté con ustedes
A.: Y con tu espíritu.

Diácono: Inclínense, para recibir la bendición.


Arzobispo:
Que el Señor les bendiga y les guarde, y pues les hizo pontífi-
ces de su pueblo, les conceda felicidad en este mundo y les haga
partícipes del gozo eterno.
A.: Amén.
Arzobispo:
Que el Señor les conceda por muchos años gobernar felizmen-
te, con su providencia y bajo su cuidado, al clero y al pueblo
que ha querido reunir en torno a ustedes.
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A.: Amén.
Arzobispo:
Y, obedientes a los preceptos divinos, libres de toda adversidad,
abundando en todos los bienes y respetando fielmente su mi-
nisterio, gocen de paz en este mundo y merezcan reunirse con
ustedes en la asamblea de los santos.
A.: Amén.
Arzobispo:
Y a todos ustedes, que están aquí presentes, les bendiga Dios
todopoderoso, Padre,  Hijo,  y Espíritu Santo.
A.: Amén.
Diácono: Pueden ir en paz.
A.: Demos gracias a Dios

El coro canta el Hallelujah de George Friedrich Haendel, mientras


sale la procesión.

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INSIGNIAS EPISCOPALES

SOLIDEOEs un casquete de seda


que cubre la cabeza. El
nombre del solideo proviene de las pala-
bras latinas “soli Deo”, por lo que solo se
retira ante la presencia de Dios.

CRUZ PECTORALEs la cruz


que pende
del pecho con una cadena. Recuerda la
Pasión del Señor, como momento supre-
mo de su entrega por la redención del
mundo. El obispo, al portar siempre so-
bre sí la cruz bendita, se siente invitado
a hacer suyas las palabras de San Pablo:
“Estoy crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí”
(Ga 2, 19).  No  se trata de una serie de palabras poéticas; ya que para rea-
lizar este misterio de identificación con Jesucristo, el obispo debe dispo-
nerse a “crucificar” al hombre viejo que todos llevamos en nosotros. Sus
criterios, sentimientos, decisiones, silencios, etc. deben todos ellos estar
purificados por la cruz del Señor.

BÁCULOEs el signo exterior de la tarea pastoral del


obispo, quien en nombre de Cristo apa-
cienta a la Iglesia de Dios. Llevando en su mano el cayado
del pastor, el obispo debe congregar al rebaño que le ha
sido encomendado, conduciéndolo con actitud de servi-
cio y distinguiéndose por su espíritu de amor y de preo-
cupación para con todos.

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MITRAEs un gorro de tela con dos
picos en la parte superior y
dos tiras que que cuelgan a la espalda
(ínfulas), muestra de poder y símbolo
del «esfuerzo por alcanzar la santidad».
El hombre es «pescado por Jesucristo»,
por eso la abertura superior recuerda a
una boca de pez. El ritual de la ordena-
ción es suficientemente explícito cuan-
do dice al nuevo obispo, en el momento
en que se le impone la mitra: “Brille en ti el resplandor de la santidad,
para que, cuando aparezca el Príncipe de los pastores, merezcas la coro-
na de gloria que no se marchita”. Por lo tanto, la mitra es un recuerdo de
que la autoridad y la santidad se funden en el ministerio episcopal. 

ANILLOSimboliza el desposorio del


obispo con la Iglesia, a la cual
entrega toda su vida con una fidelidad in-
corruptible; con paciencia incansable y sin
descuidar la gracia que le ha sido conferi-
da. El obispo es un enamorado de Cristo
que debe procurar que la humanidad en-
tera se enamore también del Señor. Para
que esto sea posible, el obispo debe seguir
el consejo de San Pablo: “Los obispos de-
ben ser modelo para sus cristianos”. Por
la plenitud del Sacramento del Orden, la
vida del obispo queda consagrada a alimentar y enriquecer a su Iglesia,
de la misma forma en que él es amado con amor de predilección.

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ILUSTRACIÓN DE PORTADA

Fresco de Jesús como El Buen Pastor


Josef Kastner (1906-1911)
Iglesia de los Carmeliras
Dobling, Vienna, Austria

ARQUIDIÓCESIS DE SANTO DOMINGO


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REPÚBLICA DOMINICANA

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