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Elegías

Antología poética

Recopilación y prólogo:

Andrés Mauricio Giraldo Martínez

Poesía

Universidad de Antioquia

2018-2
Índice

Prólogo ......................................................................................................................................... 3
Jorge Luis Borges....................................................................................................................... 7
Rubén Darío .............................................................................................................................. 10
León de Greiff ........................................................................................................................... 13
Alejandra Pizarnik..................................................................................................................... 16
Sor Juana Inés de la Cruz....................................................................................................... 18
María Mercedes Carranza ...................................................................................................... 20
Mario Benedetti ......................................................................................................................... 23
“…Convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo”
Jorge Luis Borges

Prólogo

El ser humano es un ser sensible, amante de la belleza y con una inclinación a


exaltarla en distintas formas. Pero lo bello no es sólo lo agradable, hace parte
también de él y de la vida lo feo, lo grotesco y lo desagradable como lo expresa
Victor Hugo. Y esto es precisamente lo que convoca a esta antología, la
exaltación de aquellos sentires de la vida que mueven los sentidos y aquello
que agita el espíritu y hace brotar espinas en nuestros versos, como lo expresa
Rubén Darío. Esa enunciación de aquello que conmueve el alma y lastima, de
aquello que llena los ojos y los rostros de cicatrices anímicas, de aquello que
mantiene despierto en angustia durante la noche o convierte los días de lluvia
en panorama gris y lacrimoso, es la elegía.

Pero ¿qué es la elegía? una elegía es una composición poética que pertenece
al género lírico y que, en el idioma español, suele escribirse en verso libre o en
tercetos. Este subgénero está asociado al lamento por la muerte de un ser
querido o a cualquier acontecimiento que provoca dolor y tristeza. La palabra
elegía viene del griego ἐλεγεία (elegeia) y esta de ἔλεγος (élegos) que quiere
decir “poema de lamentación”.

La lamentación en un poema nace de muchos sentires, unos muy íntimos y


otros universales como la muerte o el amor. Existen muchas cosas que
lastiman el espíritu, muchas razones de angustias y muchos ultrajes de la vida,
y qué mejor que hacer de estos ultrajes como dice Borges en su arte poética y
que se escogió como epígrafe de esta antología: “Convertir el ultraje de los
años en una música, un rumor y un símbolo”. La mejor manera de exorcizar un
dolor del alma, de sobrellevarlo, es sangrar sobre una hoja llenándola
únicamente de tinta, de palabras, de la vida.
Los temas que inspiraron los poemas que componen esta antología son
tratados de manera muy particular por cada autor, y como se mencionó
anteriormente, los motivos de los poemas van desde lo universal a lo íntimo. El
primer tema que se destaca es el amor, un sentimiento tan universal y
pluriforme, con tantas nociones y maneras de sentirlo. Puede sonar
contradictorio que algo como el amor que es concebido como algo sublime
pueda ser motivo de elegía, pero es por el mismo hecho de ser sublime que en
él se contienen una enorme vastedad de emociones.

El amor en estas elegías es tratado desde varios ángulos. El primero es el de la


ausencia, que en el poema de Borges “Ausencia” se expresa en algo que es
bien sabido, la ausencia es la forma más fuerte de la presencia. Algo que
estuvo y ya no está deja una ausencia que en palabras de Borges, torna a los
lugares en vanos y sin sinsentido. La ausencia deja una marca, un vacío, y
todo aquello que en un momento fue motivo de alegría se torna en nostalgia, tal
como se enuncia en el poema “Ausencia”.

El dolor expresado por el amor que se ha ido o se está yendo, con el dolor y la
zozobra que ello significa, con el preludio de soledades y tristezas que se
avecinan, es expresado por los poemas “Mi pobre amor se está yendo” y “Pues
si el amor huyó, pues si el amor se fue” del poeta colombiano León de Greiff y
en los poemas del poeta uruguayo Mario Benedetti “La culpa es de uno” y
“Rostro de vos”. Ambos autores en sus poemas expresan el lamento sobre
aquello que queda cuando el amor se va.

La espera es algo que alarga el sufrimiento. Bien lo sabían los griegos con
Tántalo y el mito de Pandora. La espera en el amor es una lenta agonía, bien
sea por incertidumbre, por un amor que no llega o está por irse. La elegía por
esta perspectiva particular del amor está presente en el poema “Espero” de
Mario Benedetti, donde se percibe una gran angustia por una espera, y peor
aún, una espera en vano, esperar por lo que se es consciente de que no
vendrá.

Está también el carácter inexorable del dolor dentro del amor. Todo aquel que
ha amado sabe bien que el amor de un modo u otro causa algún tipo de
sufrimiento. El poeta español Antonio Gala lo expresa muy bien en el poema
“Voy a hacerte feliz, sufrirás tanto”. Este carácter inexorable del dolor en el
amor es expresado en el poema de Sor Juana Inés de la Cruz “Con el dolor de
la moral herida” donde se expresa sentido doloroso del amor y ese carácter
inexorable expresado en el último verso “Quién en amor ha sido más
dichoso?”.

Otros dolores que se desprenden del amor o de lo amado, están enunciados en


los poemas “Rimas” de León de Greiff, donde se expresa la nostalgia por una
voz, una voz que hace falta, melancolía de la voz amada, y el dolor de la ironía
de tener y no tener algo, el dolor de querer algo y no poder dejarlo u olvidarlo,
expresado en el poema de Sor Juana Inés de la Cruz “Yo no puedo tenerte ni
dejarte”.

Por último está la elegía del sentimiento póstumo al amor. Aquello que va
después del amor. María Mercedes Carranza expresa los paradigmas del
sentimiento post-amor. El primero que enuncia la pugna por sobrevivir a la
herida de un desamor en el poema “Elegía” y el poema que enuncia de la mejor
manera la huella indeleble del amor en el poema “Suele suceder”.

Existen otros sentimientos y emociones que alimentan una elegía en un


poema. Tales como el miedo, miedo a la muerte, a lo inexorable, a lo que
viene, a lo que ya está. Se enuncia la vulnerabilidad nacida del miedo y este
sentimiento está presente en los poemas “Figuras y silencios” y “Cold in hand
blues” de la escritora Alejandra Pizarnik que enuncia el miedo inexorable y la
presencia del miedo. María Mercedes Carranza enuncia la vulnerabilidad
nacida del miedo de la mejor manera en el poema “Tengo miedo”.

Hay emociones que permean los sentires y transforman un poema en lamento,


emociones que hacen “Brotar espinas en nuestros versos” como se enuncia en
el poema de Rubén Darío “¿Que por qué así? No es muy dulce”. Estas
emociones son plasmadas también de manera vehemente en su poema
“Nocturno” emociones que generan vulnerabilidad, y la vulnerabilidad ante la
sensibilidad es expresada en su poema “Lo fatal”.

Para terminar, el lamento en un poema motivado por una razón íntima del
poeta, aunque vale aclarar que el sentimiento plasmado en su poesía puede
sentirse de manera propia por quien lee poesía y por sus motivos personales,
además que también pueden aplicarse a sentires universales. Esta enunciación
de un dolor íntimo está plasmada en el poema de Borges que está dividido en
dos sonetos “1964”, donde Borges lamenta haber perdido lo que era más
importante y querido para él, los ojos para leer. Otro sentir íntimo explicado por
Borges es el del poema “El remordimiento” donde expresa su pesar por no
haber tenido la valentía y fortaleza que tuvo su madre cuando él perdió la vista,
además de un remordimiento por no haber sido feliz. Sor Juana Inés de la Cruz
por su parte, lamenta en el poema “Quéjase de la suerte” la persecución sufrida
a causa de su creación poética y su ejercicio intelectual, esto debido a la
sociedad ultra conservadora en la que ella vivió.
Jorge Luis Borges
Borges utiliza un singular estilo
literario, basado en la interpretación
de conceptos como los de tiempo,
espacio, destino o realidad. La
simbología que utiliza remite a los
autores que más le influencian -
William Shakespeare, Thomas De
Quincey, Rudyard Kipling o Joseph
Conrad-, además de la Biblia, la
Cábala judía, las primigenias
literaturas europeas, la literatura
clásica y la filosofía.

Publica libros de poesía como El


otro, el mismo, Elogio de la sombra,
El oro de los tigres, La rosa
profunda, La moneda de hierro y
cultiva la prosa en títulos como El
informe de Brodie y El libro de
arena. En estos años Borges
también publica libros en los que se
Jorge Luis Borges Acevedo.
mezclan prosa y verso, libros que
(Buenos Aires, 24 de agosto de
aúnan el teatro, la poesía y los
1899 - Ginebra, Suiza, 14 de junio
cuentos; ejemplos de esta fusión
de 1986). Poeta, ensayista y escritor
son títulos como La cifra y Los
argentino.
conjurados.

Poemas:

El remordimiento

He cometido el peor de los pecados


que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego


arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.


No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.

1964

Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.


Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,

cristal de soledad, sol de agonías.


Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.

Nadie pierde (repites vanamente)


sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente

para aprender el arte del olvido.


Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.

II

Ya no seré feliz. Tal vez no importa.


Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta

y aunque las horas son tan largas, una


oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna

y del amor. La dicha que me diste


y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.

Sólo que me queda el goce de estar triste,


esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

Ausencia

Habré de levantar la vasta vida


que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Rubén Darío
- León, República de Nicaragua, 6
de febrero de 1916). Poeta,
periodista y diplomático, está
considerado como el máximo
representante del modernismo
literario en lengua española.

En 1888 publica en Valparaíso el


poemario «Azul», considerado como
el punto de partida del Modernismo.
Esta fama le permite obtener el
puesto de corresponsal del diario
«La Nación» de Buenos Aires.

Entre 1893 y 1896 reside en Buenos


Aires, y allí publica dos libros
cruciales en su obra: «Los raros» y
«Prosas profanas y otros poemas»,
que supuso la consagración
Rubén Darío. (Metapa, República definitiva del Modernismo literario
de Nicaragua, 18 de enero de 1867 en español.

Poemas:

Nocturno

Quiero expresar mi angustia en versos que abolida


dirán mi juventud de rosas y de ensueños,
y la desfloración amarga de mi vida
por un vasto dolor y cuidados pequeños.

Y el viaje a un vago Oriente por entrevistos barcos,


y el grano de oraciones que floreció en blasfemias,
y los azoramientos del cisne entre los charcos,
y el falso azul nocturno de inquerida bohemia.

Lejano clavicordio que en silencio y olvido


no diste nunca al sueño la sublime sonata,
huérfano esquife, árbol insigne, oscuro nido
que suavizó la noche de dulzura de plata...

Esperanza olorosa a hierbas frescas, trino


del ruiseñor primaveral y matinal,
azucena tronchada por un fatal destino,
rebusca de la dicha, persecución del mal...

El ánfora funesta del divino veneno


que ha de hacer por la vida la tortura interior;
la conciencia espantable de nuestro humano cieno
y el horror de sentirse pasajero, el horror

de ir a tientas, en intermitentes espantos,


hacia lo inevitable desconocido, y la
pesadilla brutal de este dormir de llantos
¡de la cual no hay más que Ella que nos despertará!

¿Que por qué así? No es muy dulce

¿Que por qué así? No es muy dulce


la palabra, lo confieso.
Mas, de esa extraña amargura
la explicación está en esto:
después de llorar mis lágrimas
ásperas como el ajenjo,
me alborotó el corazón
la tempestad de mis nervios.
Siguió la risa al gemido,
y a la iracundia el bostezo,
y a la palabra el insulto,
y a la mirada el incendio;
por la puerta de la boca
lanzó su llama el cerebro,
y en aquella noche oscura
y en aquel fondo tan negro,
con la tempestad del alma
relampagueó el pensamiento
y les salieron espinas
a las flores de mis versos.

Lo fatal

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,


y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no ser nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,


y la carne que tienta con sus frescos racimos
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
!y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos...!
León de Greiff
En su ascendencia se mezclaron las
sangres española, alemana y
escandinava. Se desempeñó en
diversas actividades comerciales e
intelectuales, dirigiendo reconocidas
revistas literarias en Medellín y
Santafé de Bogotá. Su literatura se
inició dentro del modernismo,
adoptando luego posiciones
estéticas acordes con el
surrealismo francés y con el
creacionismo de Vicente Huidobro.
Su poesía conjuga la ciencia, el
erotismo, la ironía, la ternura, la
espiritualidad y la materia. Publicó
«Tergiversaciones», «Libro de
signos», «Variaciones alrededor de
nada» , «Prosa de Gaspar»,
«Fárrago y Nova el vetera».
Poeta colombiano nacido en Falleció en Bogotá en 1976.
Medellín en 1895.

Poemas:

Mi pobre amor se está yendo

Mi pobre amor se está yendo...


yo me quedaré llorando...
La lluvia, leve, cayendo;
una nube, allá, glisando...

Mi pobre amor se está yendo.

Lejos, muy lejos!, soñando


la dulce amada, y tejiendo
su ilusión, me va matando...
Mi pobre amor se está yendo...

¿Qué pasa, que nada entiendo?


Qué pena se va a acercando?

La lluvia, leve, cayendo...


Una nube, allá, glisando...
La dulce amada tejiendo
su ilusión, que voy matando!

Mi pobre amor se está yendo...


Yo me quedaré llorando!

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue...


dejemos al amor y vamos con la pena,
y abracemos la vida con ansiedad serena,
y lloremos un poco por lo que tanto fue...

Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue...

Dejemos al amor y vamos con la pena..


Vayamos a Nirvana o al reino de Thulé,
entre brumas de opio y aromas de café,
y abracemos la vida con ansiedad serena!

Y lloremos un poco por lo que tanto fue...


por el amor sencillo, por la amada tan buena,
por la amada tan buena, de manos de azucena...

Corazón mentiroso! si siempre la amaré!

Rimas

Tímida, la palabra
de tus labios caía,
y en mi pálida frente
dolorosa y macabra,
toda melancolía
se regó, evanescente,
blanda, como un arrullo...

Oh tu voz adorable...
¡Voz única entre tantas!
(Bajo el influjo suyo
fue placer inefable
mi dolor...) -Hoy no encantas
este fúnebre yermo...

( No sé dónde se riega
-toda melancolía-
tu voz... ) -Y estoy enfermo
porque tu voz no llega
a bañar de alegría
mi sufrir... en mi vida
dolorosa y macabra,
tal vez hubieran sido
para curar la herida,
tu voz y tu palabra
que yo jamás olvido...!
Alejandra Pizarnik
Sorbona y trabajó en el campo
literario colaborando en varios
diarios y revistas con sus poemas y
traducciones de Artaud y Cesairé,
entre otros. Es una de las voces
más representativas de la
generación del sesenta y es
considerada como una de las
poetas líricas y surrealistas más
importantes de Argentina.Su obra
poética está representada en las
siguientes obras: «La tierra más
ajena» en 1955, «La última
inocencia» en 1956, «Las aventuras
perdidas» en 1958, «Árbol de
diana» en 1962, «Los trabajos y las
noches» en 1965, «Extracción de la
piedra de locura» en 1968, «El
Poeta argentina nacida en Buenos
infierno musical» en 1971 y «Textos
Aires en 1936. Obtuvo su título en
de sombra últimos
Filosofía y Letras por la Universidad
poemas», publicación póstuma en el
de Buenos Aires y posteriormente
año 1982.
viajó a Paris hasta 1964 donde
En 1972 falleció como consecuencia
estudió Literatura Francesa en La
de una profunda depresión.

Poemas:

Figuras y silencios

Manos crispadas me confinan al exilio.


Ayúdame a no pedir ayuda.
Me quieren anochecer, me van a morir.
Ayúdame a no pedir ayuda.

Cold in hand blues

Y qué es lo que vas a decir


voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
y por qué
tengo miedo

El miedo

En el eco de mis muertes


aún hay miedo.
¿Sabes tú del miedo?
Sé del miedo cuando digo mi nombre.
Es el miedo,
el miedo con sombrero negro
escondiendo ratas en mi sangre,
o el miedo con labios muertos
bebiendo mis deseos.
Sí. En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
Sor Juana Inés de la Cruz
(Juana Inés de Asbaje y Ramírez;
San Miguel de Nepantla, actual
México, 1651 - Ciudad de México,
id., 1695) Escritora mexicana, la
mayor figura de las letras
hispanoamericanas del siglo XVII.
La influencia del barroco español,
visible en su producción lírica y
dramática, no llegó a oscurecer la
profunda originalidad de su obra. Su
espíritu inquieto y su afán de saber
la llevaron a enfrentarse con los
convencionalismos de su tiempo,
que no veía con buenos ojos que
una mujer manifestara curiosidad
intelectual e independencia de
pensamiento.

Poemas:

Con el dolor de la mortal herida

Con el dolor de la mortal herida,


de un agravio de amor me lamentaba,
y por ver si la muerte se llegaba
procuraba que fuese más crecida.

Toda en el mal el alma divertida,


pena por pena su dolor sumaba,
y en cada circunstancia ponderaba
que sobraban mil muertes a una vida.

Y cuando, al golpe de uno y otro tiro


rendido el corazón, daba penoso
señas de dar el último suspiro,

No sé con qué destino prodigioso


volví a mi acuerdo y dije: qué me admiro?
Quién en amor ha sido más dichoso?

Yo no puedo tenerte ni dejarte


Yo no puedo tenerte ni dejarte,
ni sé por qué, al dejarte o al tenerte,
se encuentra un no sé qué para quererte
y muchos sí sé qué para olvidarte.

Pues ni quieres dejarme ni enmendarte,


yo templaré mi corazón de suerte
que la mitad se incline a aborrecerte
aunque la otra mitad se incline a amarte.

Si ello es fuerza querernos, haya modo,


que es morir el estar siempre riñendo:
no se hable más en celo y en sospecha,

y quien da la mitad, no quiera el todo;


y cuando me la estás allá haciendo,
sabe que estoy haciendo la deshecha.

Quéjase de la suerte

¿En perseguirme, mundo, qué interesas?


¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas,


y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que vencida


es despojo civil de las edades
ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor en mis verdades


consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
María Mercedes Carranza
Es autora también de: Tengo
miedo (1983), Hola,
soledad (1987), De amor y desamor
y otros poemas (1995), y El canto
de las moscas (1997). En el
momento de su muerte, preparaba
un nuevo libro, Los placeres
verdaderos, cuyos cinco poemas
inéditos salieron a la luz
en la Poesía Completa que publicó
Alfaguara, un año después de su
partida. Conciente de la importancia
de la palabra y acosada por su
pérdida de valor en el conflicto
(Bogotá, 1945-2003). Nació y vivió armado que aquejaba a su país,
rodeada de poesía. Su padre, decidió fundar la Casa de Poesía
Eduardo Carranza, es uno de los Silva. A través de esta institución,
poetas representativos de Piedra y realizó eventos multitudinarios como
Cielo. Desde pequeña, estuvo en La poesía Tiene la Palabra, Alzados
contacto con grandes exponentes en Almas y Descanse en Paz la
de este arte como Pablo Neruda, Guerra, brindando un momento de
Leopoldo Panero, Jorge Rojas y alegría y sensibilidad a todos los
Eduardo Cote Lamus. Publicó su colombianos que rechazan estos
primer libro en 1972, Vainas y otros actos de violencia. El 11 de julio del
poemas. 2003 decidió poner fin a su vida.

Poemas:

Suele suceder

Luego de algunos años

de no verlo,

de nuevo nos encontramos.

No el deseo, como antes,

sino la nostalgia

de aquellos días de deseo

nos llevó a la cama.


La alegría de entonces

fue ternura y el goce

y la voluptuosidad

sólo complacencia.

Ambos, podría jurarlo,

tuvimos la certeza

de habernos sobrevivido

Tengo miedo

Miradme: en mí habita el miedo.

Tras estos ojos serenos, en este cuerpo que

ama: el miedo.

El miedo al amanecer porque inevitable el

sol saldrá y he de verlo,

cuando atardece porque puede no salir mañana.

Vigilo los ruidos misteriosos de esta casa que

se derrumba,

ya los fantasmas, las sombras me cercan y

tengo miedo.

Procuro dormir con la luz encendida

y me hago como puedo a lanzas, corazas, ilusiones.

Pero basta quizás sólo una mancha en el mantel

para que de nuevo se adueñe de mí el espanto.

Nada me calma ni sosiega:

ni esta palabra inútil, ni esta pasión de amor,

ni el espejo donde se ve ya mi rostro muerto.

Oídme bien, lo digo a gritos: tengo miedo.


Elegía

Caminaba mirando el cielo

Y me fui de narices.

Ahora echo sangre por todas partes:

Las rodillas, el aire, los recuerdos;

Mi falda se desgarró

Y perdí los aretes, la razón.

¿No hay en el alma

Una manera otra

De vivir un desamor?
Mario Benedetti
En 1945 formó parte del famoso
semanario «Marcha» donde
colaboró como periodista
hasta 1974. Ocupó el cargo de
director del Departamento de
Literatura Hispanoamericana en la
Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Universidad de
Montevideo. Desde 1983 se radicó
en España permaneciendo allí la
mayor parte del año. Obtuvo el VIII
Premio Reina Sofía de Poesía y
recibió el título de Doctor Honoris
Causa por la Universidad de
Alicante. Su vasta producción
literaria abarca todos los géneros,
incluyendo famosas letras de
canciones, cuentos y
Poeta y novelista uruguayo nacido
ensayos, traducidos en su mayoría
en 1920 en Paso de Los Toros.
a varios idiomas. De su extensa
Recibió la formación primaria y
obra se encuentran entre otros, la
secundaria en Montevideo y a los
novela «Gracias por el fuego», «El
dieciocho años se trasladó a
olvido está lleno de memoria», y los
Buenos Aires donde residió por
poemarios, «Inventario Uno» e
varios años.
«Inventario Dos». Falleció en
Montevideo en mayo de 2009.

Poemas:

Espero

Te espero cuando la noche se haga día,


suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
Pues sé que no vendrás.
Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
Quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
Y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento sólo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.
Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.
Mi aire se acaba como agua en el desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tú,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no solo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo solo así?
¿Por qué no solo...

La culpa es de uno

Quizá fue una hecatombe de esperanzas


un derrumbe de algún modo previsto,
ah, pero mi tristeza sólo tuvo un sentido,

todas mis intuiciones se asomaron


para verme sufrir
y por cierto me vieron.

Hasta aquí había hecho y rehecho


mis trayectos contigo,
hasta aquí había apostado
a inventar la verdad,
pero vos encontraste la manera,
una manera tierna
y a la vez implacable,
de deshauciar mi amor.

Con un sólo pronóstico lo quitaste


de los suburbios de tu vida posible,
lo envolviste en nostalgias,
lo cargaste por cuadras y cuadras,
y despacito
sin que el aire nocturno lo advirtiera,

ahí nomás lo dejaste


a solas con su suerte que no es mucha.

Creo que tenés razón,


la culpa es de uno cuando no enamora
y no de los pretextos
ni del tiempo.

Hace mucho, muchísimo,


que yo no me enfrentaba
como anoche al espejo
y fue implacable como vos
mas no fue tierno.

Ahora estoy solo,


francamente solo,
siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado.

Antes de regresar
a mis lóbregos cuarteles de invierno,
con los ojos bien secos
por si acaso,
miro como te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte.

Rostro de vos

Tengo una soledad


tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.

Tengo una soledad


tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto y por sabor.

Sin un temblor de más,


me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.

Estoy lleno de sombras


de noches y deseos
de risas y de alguna maldición.

Mis huéspedes concurren,


concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor.
Yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.

Pero el rostro de vos


mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan a su hambre
miran y miran
y apagan la jornada.

Las paredes se van


queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos.

Y es una soledad
tan desolada.

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