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Tema: La obra del Espíritu Santo en el Cristiano (el proceso).

Yeison Hoyos Rengifo

Lectura: Hechos 2:1-4.

1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 y de repente vino del cielo
un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban
sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de
ellos.

Definiciones:

Dios:

Padre:

Jesús hijo de Dios:

Espíritu Santo:

Espíritu: (πνεῦμα “pneuma”) su traducción del griego se relaciona con (πνεω “pneo”) soplar,
aliento, soplo, exhalar, expirar. La raíz griega πνεω “pneo” de la que se deriva el concepto
neotestamentario de espíritu, expresa un movimiento del aire cargado de energía. Para los griegos
el aliento es considerado como el portador de la vida. Lo que es claro es que el espíritu es una
esencia invisible que puede provocar acciones visibles.

El día de hoy quiero hablar de la obra del Espíritu Santo, y hago énfasis en la lectura anterior porque
es la manifestación visible del bautismo del Espíritu Santo en nosotros, ahí es donde se recibe la
promesa que el señor nos había dado. Cabe aclarar y tener muy presente que el hecho de hablar en
otras lenguas es la manifestación, es la señal de que hemos recibido la promesa, pero no significa
que el Espíritu Santo no estuvo trabajando en nosotros desde antes. Por eso hoy, quiero mostrar
desde cuando inicia la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas y qué es necesario para que el
Espíritu Santo esté en nuestros corazones y las señales se den.

Todos los que hoy estamos aquí, habíamos sido elegidos para ser salvos desde antes de la fundación
del mundo, pero para llegar a ser llamados hijos de Dios y ser llenos de Espíritu, es necesario pasar
por un proceso, y quiero dejar esta frase: “El barro no se hace vasija de forma instantánea, éste debe
ser tratado, debe ser moldeado hasta tener su forma adecuada” (Jeremías 18:6 …He aquí que como
el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano,… oh casa de Israel). Nosotros somos
ese barro, y el que nos ha moldeado y nos sigue moldeando es el Espíritu Santo.

Y si el Espíritu de Dios hace un proceso en cada elegido, quiero mencionar unos puntos específicos
de ese proceso.

1. Escuchar por primera vez la palabra: Usted y yo no conocíamos acerca, del evangelio, no
sabíamos de que éramos pecadores, pero no saberlo no significa que dejábamos de serlo, y
el día en que escuchamos la palabra de Dios, el día en que oímos esa palabra reveladora de
verdad que también empieza a crear en nosotros fe (Rom 10:17 Así que la fe es por el oír, y
el oír, por la Palabra de Dios) empezamos a tomar conciencia de nuestro estado. Y esa
conciencia, que empieza a surgir es parte fundamental de la obra del Espíritu Santo en
nuestras vidas.
2. Sentimiento de Sed de Dios, de verdad: (Juan 7:37 …Si alguno tiene sed, que venga a mí y
beba). Al haber escuchado la palabra, empieza esa sed de conocer, esa curiosidad de
revelación, esa sed de verdad, de averiguar lo que Dios tiene para aquellos que le creen. Lo
que es claro es que esa sed inicia a causa nuestra, sino porque el Espíritu de Dios nos ha
habilitado ese sentimiento. No sé si conocen, pero la sed es un sentimiento que el ser
humano no puede aguantar, es más fácil soportar hambre y sueño, que soportar sed,
porque nuestro cuerpo en su mayoría está compuesto de agua (60%) y tener sed es
indicación de que el cuerpo está perdiendo agua y requiere equilibrar el nivel de líquido.
Según estudios el ser humano puede durar entre 30 y 40 días sin comer, puede estar sin
dormir entre 7 y 11 días, y sin beber agua puede durar entre 3 y 5 días, llegando en últimas
a morir por deshidratación. Así mismo como la sed corporal, es la sed de conocimiento
que el Espíritu permite que se de en nuestra vida, es por eso que cuando estamos iniciando
venimos con más ahínco, con más curiosidad, porque hay una sed insaciable que requiere
de esa verdad. Y esta sed es también parte de la obra del Espíritu Santo.

3. Bautizarnos en el nombre de Jesús, pasar a ser hijos suyos: (Hechos 2:38…Arrepentíos, y


bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados). Ya
estamos en el camino, la sed nos ha llevado a buscar más de Dios y a entender que para
cambiar nuestro estado, debemos ser lavados, reconocemos que aunque merecemos la
muerte (eterna) para pagar nuestros pecados, alguien ya los pagó y que lo que debemos
hacer es bautizarnos en su nombre. El Espíritu sigue con su obra, nos ha permitido ser
limpios, pero la sed (el proceso aún sigue) debe continuar porque hasta ahora solo hemos
sido bautizados en agua, es cierto que nuestros pecados han sido olvidados, pero queremos
continuar, avanzar en el camino.
Saben que aunque vamos en el camino, pueden llegar momentos de prueba en que nos
harán dudar de si estamos en el verdadero y entonces ¿Cómo sabemos que ya
pertenecemos a la familia de Dios? Dice Romanos 8:14 Porque todos los que son guiados
por el Espíritu de Dios , éstos son hijos de Dios, si nosotros hemos dejado las obras de la
carne, si hemos aceptado a cristo y nos hemos bautizado en su nombre, el Espíritu mismo
nos dará esa seguridad de que estamos en el correcto (lo sentimos, lo reconocemos)
Romanos 8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
4. Bautismo del Espíritu Santo y manifestación de lenguas: (Gálatas 4:6 Y por cuanto sois hijos,
Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre¡ ) Aquí es
claro anotar algo, y es que para recibir el bautismo del Espíritu Santo ya debemos ser hijos,
aquí en la carta de Pablo a los Gálatas se menciona y también en Juan 14:17 (LA PROMESA
DEL ESPÍRITU SANTO) el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le
ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
La obra del Espíritu llega a un punto importante y es que nos da el bautismo de fuego
(Marcos 3:11 ..el que viene tras mí,…él os bautizará en Espíritu Santo y fuego) y nos lo da a
los que somos hijos, este es el Espíritu de verdad que nos quita esa sed de conocimiento.
Este bautismo es el que se dio en el día de Pentecostés, el testimonio de que hemos recibido
el bautismo es por el medio de hablar en otras lenguas. Así podemos ver la lectura inicial en
Hechos 2:1-3 y entender que el Espíritu no inicia con nosotros el día en que hablamos en
otras lenguas, sino que es una parte del proceso.

5. ¿Sabe usted que una forma clara de identificar que el Espíritu actúa en nosotros es por los
frutos que daremos?
Frutos del Espíritu Santo: El proceso del Espíritu no termina, ya hemos conocido, hemos sido
llenos, y daremos frutos porque así lo ha dicho el señor (Gálatas 5:22-23 Más el fruto del
Espíritu, es amor, gozo paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley). Y como hijos de Dios, debemos dar fruto, porque
si no damos fruto, seremos quitados de la presencia del señor. Hemos sido limpiados y
transformados para dar fruto, debemos permanecer conforme al Espíritu para que se
cumpla lo que dice Juan 15: 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí,
y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer (cuando dice
que yo en él se refiere justamente a que el Espíritu santo esté en nosotros, en nuestro ser,
dentro de nosotros).

6. El Espíritu estará con nosotros por siempre. ¿Y saben que el Espíritu continúa toda la vida
con nosotros?, el Espíritu nos renovará día a día, cada día nos revelará misterios, nos
consolará de nuestras angustias, de nuestros problemas, él estará con nosotros, así que no
temamos. Juan 14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre.

El Espíritu Santo es el Fuego que moldea al metal.

Po último quiero contar una breve historia, y cada elemento en la historia tiene una analogía clara
con el Espíritu Santo.

La obra del Espíritu Santo es como el proceso para moldear a un metal; para este proceso se necesita
lo siguiente:
Figura 1. Fundición del metal.

 Materia prima: El metal. (Éstos somos nosotros).


Para procesar el metal no importa su estado o su forma inicial, el proceso es tal que lo puede
transformar (cambiar de forma) hasta el estado deseado. Esto indica que no importa en qué
condición usted y yo hayamos estado, lo importante es que la materia prima esté, es decir,
que usted esté dispuesto a seguir el proceso que el Espíritu Santo tiene.
 Recipiente para fundir:
Soporta la temperatura de fundición, este lugar es el estar en la presencia de Dios, puede
ser aquí en el templo, en nuestra casa, pero lo tomo como esa conexión con Dios.
 Molde: Material recipiente donde se colocará el metal fundido para obtener nueva forma.
El molde tiene la nueva forma que tomará el metal, ¿sabe usted que la forma que el señor
quiere que tengamos está en su palabra? La palabra de Dios es el molde, es el manual, es
ese hecho que nos confronta y nos permite tener la forma que Dios desea. Sin el molde, el
metal se solidificará en el recipiente de fundir o si se riega, tendrá una forma no deseada.
Es absolutamente necesario de ese molde, es absolutamente necesario de la Palabra de
Dios.
 Fuego: El Espíritu Santo
Este es el que se encarga de fundir el metal, es el que cambia de forma al metal, éste es el
que transforma, espiritualmente hablando se trata del Espíritu Santo, es claro que sin fuego,
no podrá haber transformación, es decir, sino somos guiados por el Espíritu no podemos
llegar a ser hijos de Dios

Hoy espero que hayamos entendido, que si estamos aquí es porque el Espíritu Santo ya ha iniciado
la obra, y tal vez usted no haya recibido el bautismo del Espíritu Santo, tal vez usted sólo ha venido
dos veces a este lugar, pero si está sintiendo esa sed, si está sintiendo curiosidad de conocer más
de Dios, quiero que le quede claro que va por buen camino, y siéntase privilegiado porque usted ya
ha sido elegido para grandes cosas, y recuerde, esto es un proceso; no se angustie, el tiempo del
señor es perfecto y sus planes son perfectos, a veces pensamos que el señor no nos responde o que
hace las cosas como no las queremos, Isaías 55: 8-9. 8 Porque mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la
tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos. Hoy estamos aquí por una razón que se sale de nuestros planes, de nuestros
propósitos, hoy estamos aquí porque Dios por medio de su Espíritu ha empezado la obra en
nosotros, entreguémosle la vida al señor, confiemos en su palabra.

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