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FASCISMO

El fascismo fue uno de tantos fantasmas que recorrió la Europa de entreguerras. Su origen,
italiano, data inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial: en 1919 Benito
Mussolini, un socialista expulsado del partido, crea los "fascii di combatimento", un grupo
armado y violento germen del partido Fascista y de tantos partidos fascistas que proliferaron
en Europa.

Su causa era la de una Italia donde el parlamentarismo y la democracia habían fracasado,


principalmente debido a lo que los fascistas consideraban "Victoria Mutilada"; es decir, el
fracaso en las negociaciones de paz de la I Guerra Mundial donde Italia había sido uno de los
países vencedores y donde no había obtenido ningún trozo del pastel. Tres años después, y
bajo estas consignas, el 28 de octubre de 1922 Mussolini marchaba sobre Roma y se hacía con
el poder. Había dado comienzo el fascismo.

Pero el fascismo no era un movimiento aislado. Casi contemporáneamente a la célebre Marcha


sobre Roma, un ex-combatiente de la I Guerra Mundial austríaco, pero profundamente
germanista, Adolf Hitler, líder del partido Nacional-Socialista alemán, intentaba algo parecido:
era el 8 de noviembre de 1923 y su Putsch de Múnich fracasó donde sí triunfó Mussolini.

Ello atrasó la llegada del fascismo a Alemania a casi una década después, aunque con una gran
ventaja, causa posible de la diferencia del régimen de Hitler con el de Mussolini: Hitler llegó al
poder por medio de los resortes de la democracia, una vez comprobó que el intento de hacerlo
mediante la violencia no había dado resultado. Ello hizo del partido Nazi un partido de masas
sin igual, mucho más que el partido Fascista en Italia.

Hacia los años treinta, el auge de los partidos fascistas italiano y alemán hizo que el
movimiento fascista atravesase todas las fronteras europeas. En el caso español, uno de
tantos, José Antonio Primo de Rivera fundaba, en 1933, la Falange, un grupo fascista cuyo
apoyo a la sublevación encabezada por Franco le dará amplios poderes durante y después de
la Guerra Civil española

¿Por qué surgió el fascismo? Podemos preguntarnos. ¿Qué coyuntura vivió Europa en los años
treinta para que en Italia y en Alemania, dos países aparentemente diferentes, surgiese un
movimiento común que llevó a Europa a otra mundial y devastadora guerra?

Causas del surgimiento del fascismo:

El final de la I Guerra Mundial: cuando la contienda llegó a su fin, miles y miles de soldados
alemanes e italianos son desmovilizados y, de pronto, se quedan sin rumbo ni futuro. Estos
soldados encontrarán en los movimientos fascistas la ideología que entiende su frustración y
los protege. Su frustración será, por una parte, la de la injusticia de una guerra perdida "en los
despachos", y no con las armas (Alemania), con el humillante Tratado de Versalles; y la de una
victoria conseguida sin ningún tipo de beneficios (Italia).

Consecuencias económicas de posguerra: tanto la crisis económica que arrastrará Alemania


tras la guerra como la crisis global que vendrá a partir de 1929 explican la causa del nacimiento
de los movimientos fascistas. La política tradicional se muestra incapaz de darle soluciones y
respuestas al común de la población que empobrece a pasos agigantados; el fascismo sí lo
hará.

El apoyo de las grandes industrias y empresarios: tras la guerra, las grandes empresas y
fortunas han perdido muchos beneficios y temen al movimiento obrero. El fascismo nacerá
como una protección de estas fortunas ante el obrerismo y como una garantía de perpetuidad
de su posición.

El socialismo y comunismo: no puede entenderse el nacimiento de los movimientos fascistas


sin el temor que el comunismo ruso y el fantasma de la revolución obrera produjo tanto en las
clases altas como en las clases medias ajenas al socialismo/comunismo. El fascismo es, en
esencia, una respuesta a estos movimientos y la garantía que ofrecen unos cuantos al común
de la población de que, con ellos, no habrá revolución proletaria que amenace el orden social.

La imagen de la democracia: los resortes de la democracia y el parlamentarismo entraron en


grave crisis en la Europa de posguerra. El final de la I Guerra Mundial ha demostrado, en
Alemania e Italia, que los políticos son incapaces de defender el orgullo nacional y los derechos
de los ciudadanos de sus países ante la comunidad internacional. Las democracias son vistos
como sistemas políticos débiles ante problemas de gran calibre, como el que se está viviendo.

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