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Terapia Racional Emotiva Conductual

Albert Ellis fue uno de los precursores de la Terapia Cognitivo Conductual y el inventor de

la Terapia Racional Emotiva Conductual, siendo esta terapia la primera en fomentarse. La

TREC tiene en cuenta a los seres humanos como un ente con altas complejidades y un ser

biopsicosocial con una inclinación a fijarse objetivos y proyectos y luchar por alcanzarlos,

siendo las dos metas esenciales 1) la supervivencia y 2) alcanzar cierto grado de

satisfacción y eludiendo los desasosiegos innecesarios.

Ellis propuso el modelo ABC, donde A representa los sucesos activadores, B las creencias

que posee el sujeto sobre dicho suceso, y C la respuesta del sujeto. Los seres humanos no

experimentan situaciones (a) sin formarse deducciones, o valorar e interpretar acerca de

ellas (b) las cuales continuamente tendrá algún resultado (c). No obstante, no se forman

deducciones, o se valora o interpreta (b), y no se presentan algún resultado (c), sino existe

algún suceso activador (Ruiz, Díaz y Villalobos, 2012).

La Terapia Racional Emotiva Conductual destaca la trascendencia que las creencias

racionales e irracionales tienen en los efectos emocionales y en la obtención de los

objetivos propuestos y los proyectos del individuo.

Según Albert Ellis el ser humano tiene una inclinación biológica a pensar de manera

irracional y que también posee la facultad de modificar sus creencias irracionales si así lo

aspira. Este considera que no siempre existe disfunción en las emociones negativas, ni las

emociones positivas no siempre son saludables o adaptativas. Considera emociones


adecuadas los sentimientos que vivencia la persona durante su vida, sean negativos o

positivos, que no impiden el establecimiento y la obtención de metas.

La Terapia Racional Emotiva Conductual tiene como ventaja el hecho de que el abordaje de

los problemas del individuo se lleva a cabo desde un punto de vista integral, ya que su

intervención ocurre en las áreas tanto emotivas, como cognitivas y conductuales (Camerini,

2010).

Otro factor favorable del TREC es el hecho de que el estilo terapéutico puede ser flexible,

adaptándose así a la condición o la necesidad del paciente, en este sentido Dryden y Ellis

(1986) recomiendan evitar un estilo directivo con una persona muy dependiente, o lo

opuesto, es decir, muy activo con un individuo pasivo, también se debe evitar un estilo

intelectual y racional con un individuo obsesivo, o ser muy amistoso y emotivo con una

persona histérica.

Un punto a destacar es la cantidad importante de estudios que confirman la validez y

eficiencia de la Terapia Racional Emotiva Conductual en el trato de problemáticas

emocionales frecuentes y en diversos trastornos psicopatológicos particulares (DiGiuseppe,

2010).

Un elemento que se puede considera a favor o en contra de la Terapia Racional Emotiva

Conductual es el hecho de que en esta no se fomenta la catarsis, lo que se entiende en

psicología como el proceso mediante el cual la persona libera las emociones negativas,
contrario a esto la TREC entiende que su impacto terapéutico es muy reducido, y que puede

intensificar las creencias irracionales que son base de dichas emociones.

Finalmente, Ruiz, Díaz y Villalobos exponen en su obra Manual de Técnicas de

Intervención Cognitiva Conductuales, que no existe evidencia empírica respecto a los

cuatro siguientes puntos de la Terapia Racional Emotiva Conductual: 1) si las creencias

racionales e irracionales son elementos contrarios de un solo constructo de una sola

dimensión, o dos dimensiones individuales, 2) si las creencias racionales producen

descripciones e inferencias eficaces en el transcurso de la iniciación de sucesos específicos,

3) la base biológica de las creencias racionales e irracionales, y 4) si las discrepancias entre

las emociones saludables y emociones no saludables se consideran cualitativas o

cuantitativas y qué relación o diferencias guardan con las creencias racionales o

irracionales.

La Terapia Racional Emotiva Conductual es considerada primicia dentro de las terapias

cognitivas, y una de las más peculiares y conocidas a nivel general. A pesar de que los

estudios para evaluar su eficiencia son menores que el modelo de Beck, la TREC permite

trabajar con diversos tipos de pacientes y formato, y favorece o se interrelaciona con

facilidad con tratamientos de orden farmacológicos (Bernard, 1991).

Marleny Montes
21 de junio de 2019

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