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Sistema de Propulsión
El desplazamiento de un buque es esencial para no clasificarlo como un
accesorio de navegación indiferente del tamaño, capacidad, velocidad y
dimensiones. El movimiento que experimenta son las fuerzas de resistencia del
agua y del aire las cuales se deben superar por el empuje provisto por un cierto
mecanismo generador de empuje. Esto consistía en los remos operados
manualmente, que dieron lugar alternadamente a las velas y a los dispositivos
mecánicos tales como jet, ruedas a paletas, hélices, entre otros. Hoy en día, esta
tecnología ha ido evolucionando, modificado, perfeccionando y desechado con el
objetivo de encontrar una solución a las fallas que presente el propulsor y una
mejor relación con el medio ambiente, como viene siendo los dispositivos
inusuales e ineficaces: la rueda a paletas y muchos otros vapores, que fueron
utilizados con éxito en el Gran Oeste a mediados del siglo diecinueve, se han
desplomado como sistema de la propulsión en océano abierto. Aun cuando
pueden existir algunos buques de río y las naves para un propósito especial, han
pasado ciertamente sus días de importancia. La hélice con sus muchas
variaciones es el dispositivo de propulsión principal de las naves modernas y la
cual sea a mantenido a través de los años posteriores. La función primaria de
cualquier motor marino o motor de planta es convertir la energía química de un
combustible en trabajo útil y usar ese trabajo. Hay muchos tipos de dispositivos de
propulsión de buques.
El empuje que pueda proporcionar la fuerza del agua solo permite mantener
en flotación a la embarcación, son las ruedas de paletas o hélices, elementos que
imparten velocidad y movimiento de la embarcación a una columna de agua en la
dirección opuesta a la dirección en la que se desea mover la embarcación. Lo que
origina una fuerza denominada llamada fuerza de reacción (reacciona a la fuerza
de la columna de agua) es desarrollada contra el elemento de velocidad-impartida,
también llamada empuje, se transmite al buque y hace que la embarcación se
mueva a través del agua.
Todo propulsor no tendría vida total sin una maquinaria que lo controlase
mecánicamente, brindándole esa ventaja que lo caracteriza la potencia. Para ello,
el motor Diesel: un motor térmico que funciona según el ciclo termodinámico de
igual nombre. La diferencia con respecto a otro tipo de motores de explosión es
que los diesel comprimen fuertemente el aire aspirado hasta alcanzar una
temperatura que permite el encendido espontáneo del combustible al ser
inyectado. Son las plantas más comunes en construcción naval; dividimos ese
motor en dos elecciones: Diesel lento: Trabajan hasta 400 rpm (revolución por
minuto) y suelen ser los que desarrollan la mayor potencia. La lentitud del régimen
de rpm se debe al límite que impone la inercia de sus enormes partes móviles. Y
Diesel semi-rrápido y rápido: Trabajan entre 400 y 900 rpm los primeros y hasta
2000 rpm los segundos.