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Poder Judicial de la Nación

CFP 4730/19/10/CA6
“Dietrich, Guillermo s/ procesamiento”
Juzg. Fed. n° 6 – Sec. n° 11.
Irurzun Bruglia
//////////////nos Aires, 10 de septiembre de 2020.
Y VISTOS Y CONSIDERANDO:
I- La defensa de Guillermo Dietrich apeló la decisión que lo procesó
como coautor del delito de defraudación por administración infiel en perjuicio de la
administración pública (art. 173 inc. 7° y art. 174 inc. 5° del CP), trabando un embargo de
$500.000.000 (quinientos millones de pesos) sobre sus bienes (art. 518, CPPN).
II- Existe una cuestión expresamente planteada como causal de nulidad
que es común a todos los casos (incidentes 8, 10 y 11) y que, por ello, recibirá igual
tratamiento en cada uno de esos legajos. Estas son las circunstancias vinculadas a ese tema:
Cuando se indagó a los imputados, la causa no estaba en secreto –
tampoco luego- (art. 204, CPPN). Los actos se concretaron por medios digitales, en razón
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de la forma de funcionamiento que regía y lo sigue haciendo en los tribunales (fs. 947 y
sgtes., 974 y sgtes. , 1100 y sgtes. y 1395 y sgtes.). En las audiencias se enumeró como
prueba de cargo la documentación reservada de la causa, identificándose allí expedientes
administrativos y otras constancias (se habló de doce paquetes con actuaciones del
Ministerio de Transporte, de Hacienda, de Vialidad, de la SIGEN, de la Procuración del
Tesoro, de la IGJ, de la CNV, secuestros de allanamientos, etc.).
Pese a que sus asistentes técnicos lo requirieron en múltiples
oportunidades desde que los encartados fueron citados a declarar el 30 de junio de 2020
(ver fs. 795/7, 842, 889, 903, 905, 947, 1079/80, 1081, 1388/94), ni antes ni durante ni
después de las audiencias tuvieron la posibilidad de confrontar el contenido de cualquiera
de esos elementos que se les enunciaron en los términos del art. 298, CPPN. Ante los
reclamos, el juez argumentó, primero, que para él no correspondía legalmente permitir a
las defensas la compulsa previa a las indagatorias (ver fs. 907/8, entre otras); superado ello,
invocó que su carga al sistema informático –por su dimensión- era dificultosa y llevaría
tiempo (fs. 1082, entre otras).
Muestra el expediente que esas condiciones de no acceso para las partes
se mantenían inalteradas cuando se procesó a Iguacel, Dietrich, Saravia Frías y Dujovne. Y
que en todos los pronunciamientos objetados se valoró como prueba fundamental aquella
documentación que aún no se había puesto a disposición de las partes imputadas. Recién
luego de sus apelaciones –por indicación de la Alzada- fue habilitado en gran parte ese
acceso (todavía hay cosas que quedan pendientes), a través de su carga por medios
digitales (decreto de esta Cámara del 12 de agosto de 2020 en el incidente n° 10 y decreto
de primera instancia del 20 de agosto de 2020 en el ppal.).
Toda esta situación constituye el núcleo de impugnaciones
materializadas por los recurrentes en los legajos de apelación arribados a estudio de la
Sala.
III- Frente a ese panorama, la respuesta a los planteos de nulidad que
han hecho las defensas es otorgada por jurisprudencia permanentemente aplicada por la
Cámara Federal a lo largo de muchos años, así como por la doctrina sobre la materia: los
procesamientos son inválidos.
En efecto.
La esencia de la indagatoria como acto fundamental de la instrucción
previo a una decisión de mérito, es permitir que el justiciable ejerza eficazmente su
derecho de defensa (ver de esta Sala, causa n° 21.212 "Cheb Terrab" reg. n° 22.394 del
6/5/04 y causa n° 18.313 "Perren", reg. n° 19.380 del 18/12/01).
Siendo eso así, tradicionalmente la Sala II ha entendido (en ocasiones
incluso antes de la legitimación pasiva) que de no poder contarse con aquellos elementos
que hacen a la imputación, mal podría alguien aclarar los hechos e indicar las pruebas
que, a su juicio, pudieran resultar útiles (ver causa nº 17632 "Jaichenco”, reg. nº 18.763
del 21/06/01 y causa nº 18636 “De Santibañez”, reg. nº 19.606 del 27/03/02, entre muchas
otras).
Como derivación lógica de esas pautas, la declaración indagatoria
debe cumplir con los requisitos básicos de informar los hechos y pruebas en contra del
imputado. Y además, según la jurisprudencia del Tribunal, es exigencia ineludible que se
ponga a su disposición –aunque no sea posible inmediatamente en el acto, pero sí en los
momentos del procedimiento previos a definir su situación- las pruebas que se enunciaron
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como de cargo, para que pueda tomar vista de ellas con el detenimiento que estime
adecuado (ver causa n° 18556 “Gatica”, reg n° 19.440 del 19/02/02 y causa n° 13.132
"Vázquez", reg. n° 14.068 del 1/4/97).
La misma regla surge de los fallos de la Sala I. En esa senda, advirtió
que la ley exige otorgar –antes de la decisión de mérito- un espacio para que el imputado
pueda brindar su posición acerca de los acontecimientos históricos que se le atribuyen y
de los elementos en los cuales se asientan. Si el pronunciamiento se apoya sobre pruebas
que previamente no se tuvo posibilidad de controlar o confrontar para alegar sobre ellas, se
genera un perjuicio directo sobre el derecho de defensa. El procesamiento así dictado es
nulo (Sala I de esta Cámara, causa nº 42.177 “Lequepi Condori, Basilio y otra
s/procesamiento "reg. nº 1058 del 29/09/09, con cita de Carrara, Francesco, “Programa de
derecho criminal”, Tomo II, Ed. Temis, 3° edición, Colombia, p. 363).
Obviamente, en un contexto así no es normativamente viable que ante
un eventual conocimiento por fuera de los contornos de la causa judicial de algún trámite o
situación, esa posibilidad conjetural permita dejar de lado la obligación del órgano de
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poner a disposición la prueba que hace al caso penal contra la persona. Es que si el derecho
del art. 18, CN incluye la posibilidad de “valorar la prueba producida y exponer las
razones, fácticas y jurídicas, para obtener del tribunal una sentencia favorable" (J. B.
Maier. "Derecho Procesal Penal, Tomo I", ed. Del Puerto, 1986, pág. 547), entonces
cuando los imputados no tienen posibilidad de articular una defensa respecto de
determinados elementos valorados para resolver su situación de mérito, se produce una
afectación concreta que quita validez al procesamiento (Sala II, causa n° 16.053
“Pastuzuck” reg. n° 17.057 del 23/11/99).
Conforme los parámetros de todos los precedentes, ese especial
perjuicio irreparable no se disipa cuando, después de dictado el pronunciamiento
incriminante de la instrucción (art. 306, CPPN), se permite el acceso antes impedido. Es
que hubo en este escenario una instancia obligatoria del procedimiento que fue superada
sin cumplir con requisitos que persiguen la salvaguarda de la garantía más básica del
enjuiciamiento penal -arts. 294, 298, 306, 307 del CPPN- (véase a contrario sensu, un
caso donde se entendió reparado el perjuicio porque el juez de primera instancia dejó sin
efecto los procesamientos que había dictado, amplió las indagatorias y dio acceso a las
evidencias del caso, pronunciándose otra vez sobre el mérito recién superado todo lo
anterior: Sala II, causa n° 27.646 “Farfán”, reg. n° 30.353 del 14/9/09).
IV- No se desconocen las complicaciones -técnicas, temporales- que en
la práctica, pese a los esfuerzos de los equipos de trabajo de los juzgados, ha significado la
inevitable necesidad de acudir a procedimientos no habituales, generada por razones
notorias y no atribuibles a ninguno de los actores del proceso.
En más de un caso reciente la Sala ha observado que la situación obliga
a buscar formas alternativas de prestación del servicio de justicia, enfatizando que aquellas
deben salvaguardar todos los intereses legítimos en juego (ver CFP 13149/2016/8/CA3
“Ruiz” del 4/6/20 y CFP 4591/2010/6/CA3 “Villa” del 11/6/20). De ahí que cuando se
escoge el uso de herramientas no presenciales, no pueda aceptarse como consecuencia
válida que, por ello, los imputados no hayan contado con medios efectivos para ejercer sus
derechos esenciales en la forma exigida por la ley.
Nótese que, en igual línea, hace muy poco (ver CFP 6429/2010/9/RH2
del 31/8/2020) se tomó en cuenta para rechazar una queja por retardo de justicia
interpuesta por la fiscalía, que el magistrado invocaba la necesidad de “dar acceso a los
actores del proceso a la totalidad de las evidencias” previo a expedirse sobre el mérito,
como reclamaba el acusador.
Con todo, la situación que revela el caso obliga –en cumplimiento de
los mismos criterios adoptados en muchas ocasiones por la jurisprudencia de las dos Salas
de la Cámara- a anular el procesamiento recurrido. Así se declarará.
Por lo expuesto, SE RESUELVE:
DECLARAR LA NULIDAD de la decisión apelada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.

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