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All content following this page was uploaded by Mariana Suárez Bagnasco on 28 March 2020.
Resumen: Algunos aspectos de la conducta ecológica y la percepción de riesgos ambientales relacionados con
los campos electromagnéticos se consideran brevemente desde las perspectivas biomédica y psicosocial en el
marco de las interacciones entre los tres mundos: Umwelt, Mitwelt, Eigenwelt. Se menciona parte de la eviden-
cia disponible y se discuten algunas de las dificultades que deben afrontar tanto los investigadores como los
gestores que se ocupan de los efectos biológicos, psicológicos y sociales de la exposición a los campos electro-
magnéticos.
Palabras clave: Umwelt, Mitwelt, Eigenwelt, campos electromagnéticos y conducta, psico-neuro-inmuno-
endocrinología, conducta ecológica, percepción de riesgos ambientales, marco sociocultural.
Abstract: Some issues of ecological behaviour and environmental risk perception related with electromagnetic
fields are briefly considered from biomedical and psychosocial points of view in the framework of the interac-
tion of the three worlds: Umwelt, Mitwelt, Eigenwelt. Some available evidence related with the biological,
psychological and social effects of the exposure to electromagnetic fields is mentioned and some difficulties that
researchers and managers must face are discussed.
Key words: Umwelt, Mitwelt, Eigenwelt, electromagnetic fields and behaviour, psico-neuro-immuno-
endocrinology, ecological behaviour, environmental risk perception, socio-cultural framework.
(1) Introducción
Tanto la percepción como la posterior acción o inacción en relación con los pro-
blemas ambientales se vinculan con aspectos cognitivos, emocionales, sociocultu-
rales e inclusive ideológicos.
Los factores físico-espaciales y socioculturales condicionan la vida de los seres
humanos. Estos factores a su vez son modificados por la actividad humana.
La psicología ambiental estudia estas interacciones bidireccionales y reciprocas
entre las personas y sus entornos socioambientales, enfocándose en el Umwelt
contemporáneo de la especie humana, o sea en su medio ambiente específico y
cambiante.
En este estudio de las interacciones entre las personas y sus entornos, la psicolo-
gía social aporta el estudio de la situación de encuentro entre el individuo y la
sociedad, centrándose en el Mitwelt, en el mundo de las interacciones con los
seres de una misma especie.
Y la psicología como tal pone su acento en el estudio del Eigenwelt, en el mundo
propio de cada persona que vive en sociedad y comparte con las demás un medio
ambiente.
Los cambios en uno de estos mundos (Umwelt, Mitwel, Eigenwelt) influye gene-
rando modificaciones en los otros. Algunos cambios son más evidentes que otros.
Revista de la Sociedad Científica del Paraguay, 20(1):91-100, 2015.
Como hay numerosas evidencias que sugieren que los problemas ambientales
actuales son en buena medida el resultado del comportamiento humano, conviene
comenzar considerando la conducta ecológica.
prosocial [8].
Los comportamientos relacionados con la predisposición a realizar determinados
sacrificios personales en pro de la naturaleza y/o el ambiente han sido denomina-
dos por Stern como “conductas de sacrificio personal” [18].
El mismo autor distinguió estas conductas de las conductas relacionadas con el
consumo responsable y las conductas relacionadas con la esfera pública como,
por ejemplo, firmar peticiones a favor del medio ambiente.
Las creencias sobre las consecuencias del deterioro medioambiental están influi-
das por los valores, entendidos como estructuras estables que se generan en el
proceso de socialización y que orientan la acción.
-En el primer caso, la persona evalúa los costos y beneficios que la conducta am-
biental tendría para él mismo. Cuando los beneficios percibidos exceden los cos-
tes percibidos, pueden tener una mayor predisposición a mostrar una conducta
tendiente a preservar el ambiente.
-En el segundo caso, la realización de una conducta tendiente a preservar el am-
biente dependerá del análisis de costos/beneficios para los otros, en función de los
beneficios que la acción puede tener para otras personas.
-En el tercer caso, la realización de una conducta tendiente a preservar el ambien-
te estará en función de si la persona percibe costes y beneficios para el ecosistema
y la biosfera como un todo.
Cuanto mayor sea la implicación emocional de una persona con la situación del
medio ambiente, mayor será el compromiso con acciones menos lesivas para el
medio [10].
Por ejemplo, la ira puede ser la respuesta emocional ante una situación ambiental
que se percibe de modo negativo. La ira puede conducir a la realización de con-
ductas, tanto colectivas como individuales, que tiendan a modificar o intentar
paliar esa situación [9] [23].
Entre las experiencias sensoriales, las percepciones visuales y luego las olfativas
son las más claramente asociadas a la percepción de cambios ambientales. Si bien
el sistema nervioso del ser humano está capacitado para identificar mejor los
cambios que las constancias, las modificaciones graduales pueden no ser percibi-
das o identificadas claramente, debido a que las capacidades de adaptación senso-
rial disminuyen la respuesta de los sentidos frente a un estímulo constante y sos-
tenido.
Frente a la evidencia de que algunas personas presentan síntomas que estas atri-
buyen a los campos electromagnéticos y otros no, se plantea en la literatura tres
posibles hipótesis asociadas a estos hallazgos.
Una de estas es la posibilidad de que existan entre los seres humanos diferentes
sensibilidades a la detección de campos electromagnéticos.
Pero la hipersensibilidad a los campos electromagnéticos no sería un prerrequisito
para su detección [14].
Por otro lado, se han planteado que las diferencias encontradas son resultado de
las creencias y pensamientos de las diferentes personas acerca de los efectos de
los campos electromagnéticos en la salud [12].
Otra hipótesis es la preexistencia de condiciones psiquiátricas, o la presencia de
rasgos de personalidad hipocondríacos. En este caso los síntomas que se descri-
ben en los estudios realizados en Suiza no se asociarían a los campos electromag-
néticos sino a patologías ya presentes o a rasgos de personalidad que predisponen
a percibir la realidad de determinada manera.
Se han identificado los siguientes signos: bajos niveles de TSH y elevados niveles
de transaminasa alanina y aminotransferasa aspartato en comparación con el gru-
po control.
Algunas personas presentaron elevados niveles de la proteína c reactiva [4].
En otro estudio se evidenció una reducción de la facilitación intracortical, sin
estar afectada ni la inhibición intracortical y ni los umbrales motores [11].
(6) Conclusiones
[1] Acuña Castroviejo, “Informe científico sobre el efecto de los campos electro-
magnéticos en el sistema endócrino humano y patologías asociadas”. Universidad
de Granada, España, 2006.
[2] Bertalanffy, “Teoría General de Sistemas”. México D.F. Fondo de Cultura
Económica, 2003.
[3] Bickerstaff y Walker, “Public understandings of air pollution: the 'localisation'
of environmental risk”. Global Environmental Change; 11: 133-145, 2001.
[4] Dahmen, Ghezel-Ahmadi y Engel, “Blood laboratory findings in patients
suffering from self-perceived electromagnetic hypersensitivity”. Bioelectromag-
netics; 30 (4): 299 – 306, 2009.
[5] Frick, Rehm, Hauser y otros, “Comparison perception of singular transcranial
magnetic stimuli by subjectively electrosensitive subjects and general population
controls” Bioelectromagnetics; 26(4):287-98, 2009.
[6] Gottfredson y Hirschi, “A General Theory of Crime”, Stanford, CA: Stanford
University Press, 1990.
[7] Harvey y Miceli, “Antisocial behavior and the continuing tragedy of the
commons”, Journal of Applied Social Psychology; 29, 109-138, 1999.
Revista de la Sociedad Científica del Paraguay, 20(1):91-100, 2015.