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Arándanos en Perú: Situación actual y

perspectivas

Tal como alguna vez ocurrió con la palta y la uva de mesa, el Perú busca introducir los
arándanos a su oferta exportable, una fruta que hasta cuatro años nadie hablaba de ella, pero
que hoy está seduciendo por igual a grandes compañías y a pequeños productores -que ya
suman unas 200 ha en todo el país-, principalmente por su alta rentabilidad y por la
oportunidad de ocupar una ventana comercial en una época en que existe desabastecimiento
en todo el mundo.
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Perú
Las siguientes páginas dan cuenta del tímido despegue del cultivo en el país, de los
problemas que se han superado y de las trabas que aún quedan por solucionar.

El cultivo del arándano en el Perú ha comenzado tímidamente y en silencio, rodeado del


secretismo más absoluto en algunas zonas productoras del país. De la primera plantación
que se tiene registro en 2008 poco se sabe, sólo que se trataban 10 ha donde había 100,000
plantas en un campo de Arequipa, la mayoría de ellas muertas al poco tiempo de plantadas.

En cuatro años, la situación ha cambiado. Hay más profesionalismo en un sector donde es


raro ver una gran debacle en una plantación. Lo que no ha cambiado es que el desarrollo ha
continuado tímidamente y en silencio, rodeado del secretismo más absoluto en algunas
zonas productoras del país.

“Hoy en ningún país del mundo podría haber un boom del arándano como podría ser en el
Perú”, afirma José Francisco Unzueta, gerente de Blueberries Perú, un vivero de capitales
chilenos que se instaló en la localidad de Cañete. “Perú es el único país donde actualmente
se ve una posibilidad de desarrollo fuerte del arándano”, continúa. Eso, teniendo en cuenta
que en las principales zonas productoras del mundo no se están sumando nuevas hectáreas
e, incluso en Argentina han disminuido.

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proveedores de arándanos del mundo
Pero lo cierto es que en el Perú se avanza poco. Las pruebas generalmente se han hecho en
pequeñas superficies y, según afirma Unzueta, “aún son pocos los que se lanzan”. Pero,
¿qué los frena? La barrera principal es la económica. Establecer una hectárea de arándanos
en el Perú tiene un costo promedio de US$ 30.000, donde el principal gasto está en las
propias plantas, y sin considerar el terreno.

¿Y los retornos? Depende cómo se maneje el cultivo y de las toneladas que se puedan
obtener. Algunos cálculos señalan que cosechando 15 t/ha, y estabilizándose los precios en
unos cuatro o cinco años, los retornos al productor se proyectarían entre los US$ 70.000 y
80.000/ha. Las estimaciones bajarán o subirán de acuerdo a las toneladas producidas a los
precios internacionales.

SE NECESITAN RESULTADOS PARA QUE EL CULTIVO DESPEGUE

Resultados. Eso es lo que se necesita para que el cultivo realmente despegue en el país. En
otras palabras, se necesita fruta, de buena calidad, que llegue a los mercados, que lo haga en
buenas condiciones y que al consumidor le guste.
“Cualquier iniciativa que realicen las grandes empresas del país metidas en el cultivo, será
bueno para el desarrollo de esta incipiente industria”, dice el chileno Felipe Rosas,
consultor internacional en berries, que hoy es la contraparte técnica en un proyecto del
organismo estatal Sierra Exportadora para desarrollar el cultivo del arándano entre los
pequeños productores de la Sierra peruana.

El otro obstáculo es el conocimiento sobre el cultivo. “No hay expertos peruanos en


arándanos, ni en aspectos técnicos ni en temas de agronegocios”, afirma Rosas. “Y eso
claramente juega en contra”, prosigue.

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LA VENTANA COMERCIAL ESTÁ EN SEPTIEMBRE Y OCTUBRE

La oportunidad de desarrollo es la mejor, pero hay que definir bien la ventana comercial
que se desea atacar y, que en el caso del Perú es cuando acaba la producción de EEUU y
todavía no empieza la producción de Argentina ni la de Chile. Es decir, entre los meses de
septiembre y octubre.

“Aquí habrá que adaptar el cultivo para poder salir antes que Chile”, afirma Álvaro
Espinoza, gerente de Arándanos Perú, un vivero ubicado en Huaraz, de capitales peruanos y
chilenos. Además precisa que la calidad será diferente a la de los arándanos chilenos. “Hay
zonas del Perú donde se obtendrá fruta de buena calidad, pero en poca cantidad como en la
Costa, donde se está produciendo fruta de buen color, buen peso y buen tamaño,
dependiendo de la variedad”, afirma. Por contrapartida, se presume que en la Sierra habrá
más fruta, pero la calidad será menor.

Sin embargo, si escasean las plantaciones, escasea también la venta de plantas. Y hay una
buena cantidad de ellas esperando ser sembradas en alguna zona del país. Blueberries Perú
tiene una capacidad anual de producción de 2 millones de plantas, aunque si el cultivo
despega definitivamente, “podemos llegar a multiplicar hasta 4 millones de plantas”, cuenta
Unzueta. Un trabajo ‘fácil’ para todo vivero cuando hay movimiento, pero que se complica
cuando la situación es opuesta.

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Si no se venden plantas, la opción más económica para un vivero es eliminarlas y hacer


nuevas para la siguiente campaña. Pero todos esperan que éste no sea el escenario que reine
en el Perú.

Ante un cultivo rentable como el arándano, sería raro que no se sembraran 500 ha de
prueba en los próximos años. Y eso significaría unos 2,5 millones de plantas que necesitan
ser suministradas por los viveros locales, pero también por los estadounidenses como Fall
Creek, un gigantesco vivero de arándanos que está trayendo el material directamente desde
EE UU.

Como se trata de un cultivo nuevo en el país, el precio de cada planta varía ente US$ 4 y
US$ 6, valores que se tenderán a estabilizar cuando se masifiquen las plantaciones. Aunque
aún es pronto para pronosticar el crecimiento del cultivo en el Perú, los especialistas
calculan que se podría llegar a unas 10.000 ha sembradas. Eso, en términos de plantas,
supondría unas 50 millones.

SÓLO HAY 200 HA SEMBRADAS

Lo cierto es que hoy sólo existen unas 200 ha sembradas, la mayoría de ellas ubicadas en
zonas de Costa. En el futuro próximo asoman distintos proyectos que sumarían otras 700 ha
aproximadamente.

Para los involucrados en este sector es preciso que se conozcan resultados de aquellos
proyectos que ya están en marcha. “Casi no se ha visto fruta”, cuenta un entrevistado. Si se
ve lo que hay y con qué calidad sale de los campos, el interés de los productores y las
superficies podrían aumentar, tal como ha ocurrido con otros frutales en el país.

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Mala, Cañete, Arequipa, La Libertad, Caraz, Trujillo, Pisco, Cajamarca, Cusco y Lima son
las localidades que hoy cuentan con al menos una hectárea de arándanos. “Las superficies
nuevas andan bien, pero las más antiguas están en decadencia, porque fueron las primeras y
se hicieron mal, por el desconocimiento que había sobre este cultivo en el país”, afirma
Rosas. Asimismo, había arribado gente al negocio que lo único que quería era vender
plantas, sin importar nada más, y eso perjudicó el desarrollo de un cultivo, donde hoy
ocurre todo lo contrario.

En aquellas nuevas superficies hay proyectos que van desde 1 a las 50 ha, sembradas en
suelo o en bolsa. Los de mayor tamaño están en manos de grandes compañías como
Camposol y Grupo Rocío. Según ha podido averiguar Redagrícola (las empresas desistieron
de dar entrevistas), Camposol manejaría hoy 50 ha y tiene planes para sembrar en 2013
otras 100 ha. El otro gran proyecto del país lo maneja el Grupo Rocío y que involucraría
500 ha, de las cuales ya tienen sembradas 50 ha.
Recientemente, y tras una visita a las parcelas de arándanos de la Empresa Agrícola Athos,
el presidente ejecutivo de Sierra Exportadora, Alfonso Velásquez, comprobó que las
iniciativas empresariales privadas que están cultivando arándanos van por muy buen
camino en el Departamento de Ancash.

Agrícola Athos acaba de instalar con éxito en Caraz unas 10 ha de arándano, que
producirán para el mercado externo dentro de un año y medio. En la misma Caraz, otra
empresa privada, Intipa Foods, también ha plantado 30 ha destinadas principalmente a la
exportación.

En muchos casos, sean grandes o pequeños proyectos, el hermetismo es el común


denominador. Y no es extraño tratándose de un cultivo caro y de alta rentabilidad, al que
todos querrán subirse al carro si es que se confirman los buenos resultados que se esperan
de esta fruta en el Perú.

“El desarrollo del arándano en el Perú vendrá de la mano de las grandes compañías
frutícolas”, afirma Rosas. Y eso, ineludiblemente, está asociado al desarrollo del cultivo en
Costa. Álvaro Espinoza ve también futuro en la Sierra, desde los 1,000 hasta los 2,500
msnm. “A esas alturas, y en términos de calidad de fruta, nos situamos en condiciones
similares a las de Chile. A menos altura, no. Podemos producir, pero no en la calidad ni
cantidad que produce Chile”, afirma. “Sobre esa altitud hay que revisar seriamente las
condiciones climáticas, es decir, si llueve, graniza o hiela”, precisa Rosas.

Sea como sea, el arándano está fuera de su ambiente natural en el Perú. “Si viene un
chileno tardará un par de campañas en darse cuenta de que la planta no produce como en
Chile”, explica Unzueta. Y Espinoza concuerda: “Las asesorías de Chile y Argentina son
importantes, pero no es todo, porque muchos llegan y aprenden sobre el terreno”. La
geografía es una complicación para un especialista chileno, sobre todo cuando se le habla
de pisos altitudinales, una realidad que no existe en el país del sur, donde la producción
frutícola se desarrolla, en su mayoría, en valles cuyas altitudes van desde 200 a los 500
msnm.

Por ello es que el tema de la capacitación es clave cuando se está iniciando un cultivo, sin
importar cuál sea. Perú necesita urgente especialistas peruanos en el cultivo del arándano en
el Perú. Y eso involucra especialistas en nutrición, en plagas y enfermedades, en riego…
que sepan manejar de la mejor forma cada una de las variedades.

¿CUÁL ES LA VARIEDAD ADECUADA?

Si de variedades se trata, al Perú se han llegado todas aquellas que, por cuestiones de
licencia, se han podido traer. Básicamente es material genético estadounidense, pero que en
su mayoría ha llegado desde Chile a través de viveros que se han instalado en el país. “Es
importante comprar una planta certificada, conocida y que tenga un buen aspecto, porque
las de tamaño pequeño no resisten y se mueren al poco tiempo”, advierte Rosas, quien hace
hincapié que se deben buscar aquellas que mejor se adapten a los diferentes pisos
altitudinales. “Se debe tener cuidado con las modas, algo de lo que Chile aprendió cuando
se trató de introducir ciertas variedades que después no funcionaron”, advierte. O’Neil,
Duke, Brigitta, Legacy, Misty y Biloxi son algunas de las variedades que se han
introducido. Debido a que el Perú no ha firmado los protocolos de propiedad intelectual no
se ha podido ingresar material genéticode última generación como pueden ser las
variedades Palmetto o Jewel.

Tras ensayar con unas y con otras, los viveristas y productores han identificado aquellas
que mejor se adaptan a las condiciones peruanas: Biloxi, Misty y Legacy. Para Unzueta,
Biloxi es la mejor, “quizás no sea la que mejor fruto tiene, pero sí es la que mejor se ha
adaptado a las zonas de producción en la Costa”.

Cuadro 1. Superficie de arándanos en Perú en 2012

Valle y Pampa es un proyecto agrícola ubicado en Pampa California, al este de Pisco. En un


campo de 1,590 ha sembradas con espárragos (120 ha), granados (51 ha) y 6 ha de
arándanos, de las cuales 5 ha corresponden a Biloxi y la restante se ha sembrado con Misty.

Los buenos resultados con Biloxi han incentivado a su gerente de producción, Juan Pablo
Bentín, a plantar otras 30 ha de Biloxi este año. “Tenemos plantas que van a sacar un 1 kilo
al primer año, algo que en Chile no pasa, y eso es un buen indicio de que la variedad anda
bien”, cuenta. Pero el proyecto de arándanos no se queda aquí porque para la campaña
2013/14 podrían añadir otras 90 ha, aunque eso aún está en fase de estudio.

¿Por qué Biloxi? “Es muy vigorosa, no para de crecer y lo hace rápido. Si bien los calibres
son más pequeños y un tanto disparejos en relación a la Misty. Esta última tiene fruta de
mejor calidad, pero hemos podido experimentar que tiene un crecimiento más lento y le
afecta el golpe de sol en verano, por lo que requiere podas mínimas. Si bien hemos visto
algo parecido en Biloxi, es una planta más resistente”, explica Bentín.

Así, señalan, Biloxi sería la variedad más adecuada para zonas de Costa, a la que se puede
añadir Misty, mientras que en la Sierra los laureles se los lleva Legacy.

Contrariamente a lo que se tiende a pensar, en el Perú se necesitan variedades que se


puedan inducir según la cantidad de horas luz, sobre todo en Costa, “Aquí no tiene nada
que ver el frío. Eso es cuando la planta entra en dormancia. El frío hace que la floración de
primavera sea toda uniforme, pero aquí, como nunca entra en dormancia no se necesitan las
horas frío”, explica Unzueta. “Si el día dura menos de 12 horas, la planta empieza a detener
su crecimiento y empieza a cambiar las yemas a apicales y así puede florear. Si tuviésemos
este clima en Chile, tendríamos tantas horas luz que la planta recién florecería en agosto o
septiembre. Pero en Perú el día es más corto, entonces la planta en febrero o marzo empieza
a fl orear. Entonces, qué hacemos. La ayudamos con fertilizantes y aplicaciones
hormonales para que floree con fuerza, en junio, ojalá, lo que significa que habrá fruta todo
el mes de octubre”, prosigue.

HUERTOS INTENSIVOS

Una vez que se ha sabido cuál es la variedad más correcta, el siguiente paso ha sido dar con
el diseño correcto del huerto. Cuando un cultivo es nuevo se tiende a mirar a otros países.
Eso, por ejemplo, hizo Chile cuando se iniciaba en el cultivo del arándano. Los técnicos se
fijaron en EE UU y diseñaron los huertos siguiendo los patrones de aquellos ya establecidos
en el país del norte, y que tenían 3,300 plantas/ha.

El resultado de ello no fue el óptimo para las condiciones chilenas, ya que no se tuvo en
cuenta que las plantaciones estadounidenses se cosechaban mecánicamente y necesitaban
de una entre hilera más ancha para que pudieran pasar las máquinas. La solución pasó por
aumentar el número de plantas.

Actualmente la situación se repite en el Perú. Aquí las 4,200 – 4,500 plantas/ha que se
plantan en Chile tampoco es el diseño más adecuado. Así, las recomendaciones incluyen
plantaciones a mayor densidad, que van desde las 5,000 hasta las 7,000 plantas/ha,
básicamente porque aquí la planta no crece como en Chile. Aunque hay casos particulares
como el de Frutícola La Joyita, que en su campo de Arequipa maneja una plantación súper
intensiva de 12,500 plantas/ha en maceta (ver recuadro).

Sin embargo, estos sistemas de alta densidad se proponen a medida con el productor,
“dependiendo de la capacidad de mano de obra. Se puede proponer un diseño muy denso y
muy tecnificado, tipo macetas, pero si el productor no tiene la capacidad de mano de obra
será un fracaso”, explica Espinoza.

“En la Costa, y en unos diez años más, con escasez y carestía de la mano de obra, habrá
máquinas cosechando arándanos en el Perú. Eso por un tema de que el Perú enviará toda su
fruta por avión, y los daños por golpes al cosechar mecánicamente no se notan en el corto
tiempo, la fruta llegará bien hasta el anaquel y al consumidor final”, explica Rosas.

Cuadro 2. Presupuesto asignado para la instalación de parcelas demostrativas del


programa berries de Sierra Exportadora.

Ninguno de los entrevistados nos asegura que el cultivo del arándano ha sido fácil en el
Perú. “Al inicio se murió todo”, afirma Unzueta. “Y se muere por un tema de pH, por un
tema de sustratos y porque aquí no hay ninguna planta que se asemeje al arándano”,
continúa. Por fortuna, eso ha cambiado porque hoy se conoce mejor el cultivo y cómo se
comporta bajo determinadas condiciones”.
Si la idea es producir arándanos fácilmente en el Perú, hecho al que no adhiere la mayoría,
sólo bastaría sembrar y esperar que la planta crezca, sin hacerle grandes manejos, “lo difícil
es que las producciones se concentren en los meses de septiembre y octubre”, sentencia
Rosas. Incluso para algunos convendría cosechar a finales de agosto. “Esa es la gracia, salir
en la época adecuada”, dice.

“Producir todo el año es un error porque no hay mercado para la fruta peruana”, afirma
Unzueta. La idea es que una vez que la planta descarga toda la fruta, ésta pueda acumular
reservas, crecer y tener follaje. “Llegará el momento en que la planta quedará casi sin hojas
y habrá que descargarla, para que los rebrotes se transformen en fruta la próxima
temporada, sacándoles entre 20 y 30 por planta”, precisa el gerente de Blueberries Perú.
Uno de los principales manejos agronómicos del arándano en el Perú tiene que ver con el
suelo y la utilización de sustratos. En Costa ha andado bien en suelos arenosos de Pisco y
Trujillo. En la Sierra también tiene posibilidades, aunque es más costoso porque la tierra
hay que trabajarla más.

Ese trabajo del suelo incluye la incorporación de sustratos. “En Chile usan aserrín, pero
aquí no da buenos resultados”, afirma Espinoza. “Y tampoco nos ha funcionado el capotillo
de arroz, pero sí el humus de lombriz mezclado con arena de río”, añade.

Incluso hay ciertas turbas de la Sierra que pueden funcionar, pero todo depende dónde se
sembrará y cuál es la disponibilidad porque se requiere de mucho material. Debajo de los
camellones puede haber hasta 100 toneladas/ha de materia orgánica. Éste no es un coste
menor en el establecimiento del cultivo, que se puede encarecer cuando se importan
sustratos desde Estonia, Alemania y Chile, en este último caso, musgos desde Punta
Arenas.

La recomendación, según Espinoza, es que los productores –sobre todo los pequeños
puedan invertir en una parcela de 0,5 ha donde pueda incluir dos variedades en dos tipos de
sustratos que se adapten a la zona productora.

En temas de nutrición, básicamente hay que trabajar para que la planta produzca bien y la
industria ha sabido reaccionar. “Los productores han encontrado una respuesta inmediata,
por parte de la industria, a sus necesidades y requerimientos”, afirma Carlos Arredondo, de
SQM VITAS, una empresa que está comercializando Ultrasol ® Arándano, un NPK soluble
específico para este cultivo.

Las plagas son manejables. La presencia de mosca es mínima, pero el pulgón sí es


mayoritario aunque controlable y no implica un gran problema para los agricultores, que lo
controlan con un tratamiento específico. En zonas como Pisco ha habido incidencia de
lepidópteros, Heliotis, que han afectado a los cultivos, obligando a los productores a tomar
medidas desde la postura de los huevos. Los tratamientos han incluido productos químicos,
pero también se ha intentado un manejo integrado de plagas, usando Bacillus thuringiensis.
Las enfermedades radiculares sí son un problema por los excesos de sales en el suelo y el
tipo de agua.
LOS PEQUEÑOS TIENEN ALGO QUE DECIR

Hoy en día no es raro encontrar a pequeños productores preguntando por el arándano. Han
oído hablar de él, pero no tienen mucha información sobre éste. Ése es otro de los déficits
que hay en el país, la escasez de información técnica que rodea al cultivo.

Sin embargo, una vez que se vayan conociendo los resultados, los pequeños productores
verán que el cultivo también puede ser una alternativa para ellos. Eso es lo que hoy
promueve Sierra Exportadora en su programa de berries en las localidades de la Sierra. “Es
el cultivo que será sinónimo de la lucha contra la pobreza en el país, por tema de inclusión
social y de mano de obra”, predice Álvaro Espinoza. Y es que el arándano está llamado a
ser el cultivo que remplazará a otros menos rentables como la papa o el maíz.

Pero en este afán de promocionar el cultivo entre los pequeños, se debe validar todo un
paquete tecnológico en el menor tiempo posible.

“Cuando nos metimos en el tema, el sector privado estaba adelantado 3 o 4 años respecto a
nosotros, aunque con bastante reserva por parte de alguno de ellos”, explica Ángel Manero,
de Sierra Exportadora.

Con la asesoría de Felipe Rosas, el programa de berries de Sierra Exportadora está en una
etapa de validación, tanto de un paquete tecnológico como de un plan de negocio. “Estamos
elaborando los costos de producción para las diferentes zonas productivas que tiene el país,
incluyendo además el tema logístico, que es tan importante como los otros”, explica
Manero.

El programa de berries –que además incluye a la frambuesa y cereza- nació en 2011 y


busca el desarrollo de un producto rentable a pequeña escala en zonas de la Sierra, donde el
promedio de superficie cultivable varía entre 1 y 1,5 ha. “Hemos concluido que el cultivo
perfectamente es viable en superficies pequeñas, de 0,5 ha”, precisa Manero.

En la Sierra prácticamente no es posible que se acerque una empresa de gran tamaño y


compre 300 ha de tierra. Todo lo contrario. Un proyecto como el de Sierra Exportadora
debe partir articulando a los pequeños productores que ya existen y que se interesen en el
arándano. “Si podemos introducir en la sierra un cultivo de alta rentabilidad que soporte
algún sobre costo de la logística es interesante para estas zonas”, dice Manero.

Para que el programa resulte, necesariamente deben asociarse los productores, porque el
arándano no es un producto como la palta que, logísticamente es de más fácil manejo. “Los
berries no, necesariamente deben concentrarse en un solo lugar, que debe estar cerca de las
vías asfaltadas para evitar daños de la fruta en los desplazamientos”, advierte Felipe Rosas.
Si bien las regiones de la Sierra tienen vías asfaltadas que conectan con los puertos, la
falencia está en las carreteras transversales de las propias regiones que, en muchos casos,
imposibilitan el traslado de una fruta delicada como los arándanos.
“Al inicio, cuando no haya mucha producción, la fruta se puede cosechar y trasladar
protegida con un sistema que la acolche y evite el maltrato. Pero cuando las producciones
sean mayores eso se complicará”, advierte Rosas e insiste que el tema vial es trascendental
si es que la Sierra peruana tiene la intención de ser una potencia exportadora de arándanos.

La intensión de Sierra Exportada es replicar el modelo de negocio que ha hecho con otros
productos. Ello involucra a una ‘empresa ancla’ que articula tras de sí a pequeños
productores como sus proveedores. De hecho, en arándanos, eso es lo que anda buscando
una empresa como Agrícola Athos en Caraz. Y ya hay otras que ven interesante este
modelo. “Camposol tiene interés de hacer algo similar en la Sierra de La Libertad. Ellos
están en la Costa de La Libertad y la idea es promover este cultivo en las zonas altas”,
apunta Manero.

“Cuando se tenga claro que el cultivo funciona en la Sierra, despegará de manera


importante”, afirma Manero. Pero se deben salvar varios obstáculos antes de que los
pequeños productores se lancen a cultivar. “El principal desafío es la falta de experiencia
que tenemos en el sector agrícola para este tipo de cultivo. Esto hace que por el momento
no exista un modelo de negocio definido para el arándano en el Perú, ya que aun no se han
validado temas críticos como las zonas geográficas más adecuadas, las variedades que
mejor se adaptarían a estas zonas, la productividad que van a tener las plantaciones. Por el
momento todo es teórico y existen muchas posiciones encontradas sobre este tema, lo cual
hace muy difícil el poder proyectar un flujo de caja con cierto nivel de certeza”, explica
Orson Kerrigan, de la Universidad de Michigan, que está trabajando en un proyecto PRA
de USAID, enfocado en el programa de berries de Sierra Exportadora.

De momento, y junto con el proceso de validación, está la instalación de parcelas


demostrativas en las diferentes zonas productoras de la Sierra. El Estado financiará el
establecimiento de 17 parcelas de 1 ha cada una. Para este año están comprometidos fondos
por S/. 1,832,725 [unos US$680.000] para acabar de instalar ocho parcelas (ver cuadro). De
ellas, ya se cuenta con una funcionando, en Picumpampa, en la Sierra de Lima, en una
pendiente de 40°, de difícil acceso y en suelo de piedra de poca profundidad. La idea parece
descabellada, pero la intensión era decir “si el arándano pudo crecer aquí, lo podrá hacer en
cualquier sitio”, afirma Manero.

Lo ideal sería instalar una parcela en cada valle interandino de cada región. “Estamos
hablando de 4-5 parcelas, pero como no existen los recursos necesarios buscamos que los
gobiernos locales aporten recursos”, precisa Manero. Así es como el gobierno de
Cajamarca ha comprometido el dinero necesario para instalar 12 parcelas experimentales
(arándanos, frambuesas y cerezas) en cada uno de los distritos. Sin embargo, en otras zonas
no ocurre lo mismo, principalmente porque los gobiernos locales tienen otras prioridades.

ASEGURANDO RECURSOS HASTA

RECUPERAR LA INVERSIÓN
Kerrigan considera que el cultivo del arándano puede ser una alternativa para los pequeños
productores, pero advierte que su “implementación debe ser gradual en sus terrenos ya que
un pequeño productor no puede dejar de tener un fl ujo de ingresos constante mientras este
cultivo alcanza su nivel productivo”, precisa.

Teniendo en cuenta eso, ¿cómo puede sobrevivir un pequeño productor mientras tanto?
“Una buena alternativa es alternar ciertos cultivos con el arándano”, responde Rosas.

En otras partes del mundo es una práctica común, “las cucurbitáceas funcionan bien en la
entre hilera y eso les permitiría asegurar unos recursos hasta que pueda recuperar el dinero
invertido”, precisa Rosas.

Rosas deja claro que el arándano en la Sierra y con pequeños productores es


exclusivamente para la exportación. El mercado doméstico poco y nada consume una fruta
como ésta que, en algunos supermercados se vende en potes de 125 gramos.

US$100,000 exportados la última campaña Hasta ahora las exportaciones de arándanos


desde el Perú han sido mínimas, y es casi imposible hacer un análisis de ellas. Dos
campañas atrás se enviaron US$ 15,000, mientras que en la última campaña se lograron
sacar 50,000 kilos al mercado europeo, aun valor inferior a US$ 100,000.

Al ser los primeros envíos desde el Perú, los precios que se pagaron por la fruta fueron más
altos de lo que se presupuestaba, “esos valores no se van a repetir, toda vez que entren más
actores al negocio. Se estabilizarán, por eso es irresponsable hablar de precios tan altos”,
indica Rosas.

La exportación es la meta de toda compañía que se ha involucrado en el cultivo. Los


retornos están en los mercados internacionales, en consumidores que todos las campañas
aumentan su consumo. Y la mente está puesta en Europa y EE UU, aunque para acceder al
mercado estadounidense se requiere fumigar la fruta con bromuro de metilo, lo que acorta
la vida de anaquel.

“Este año iniciamos la primera exportación a Europa”, cuenta Bentín. “Es pronto para
confirmar los volúmenes, pero hasta el momento el cultivo marcha bien en nuestro campo”.
Con este dato, Valle y Pampa se une al club de las empresas peruanas que exportarán
arándanos esta campaña. Un club también hermético, pero del que se presume quiénes son
sus otros miembros. Si bien las cifras aún están lejos de los US$ 300 millones que coloca
Chile, a eso y más aspira el Perú en una ruta de largo aliento. De momento está en el
camino, lento, pero va en camino.

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