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DE LOS CONTRATOS ROMANOS

GRUPO 1 GRUPO AA

INTEGRANTES:

MARGARITA MOLANO LUNA

LUISA DIAZ DE LEÓN

JUAN BORJA DE LAS SALAS

DANIEL CASTILLO MERCADO

DIEGO ESCOBAR

CARLOS CARCAMO

PRESENTADO A:

ARMANDO GANDARA MOLINA

DERECHO ROMANO

CORPORACION UNIVERSITARIA ANTONIO JOSE DE SUCRE- CORPOSUCRE

PROGRAMA DE DERECHO

SINCELEJO- SUCRE

2019
CONTRATOS

Es un acuerdo de voluntades entre dos o más personas, reconocido y amparado


por el ius civile, y encaminado a crear una o varias obligaciones (jurisprudencia
clásica). El derecho civil Romano reconoce un contenido jurídico, lo que es el
contrato y su contenido (ius civile). Nuestro CC contempla una noción abstracta a
la hora de definir el contrato, y establece que será contrato cualquier vínculo
jurídico que las partes puedan estipular. Así pues, el art. 1254 CC y siguientes
regulan esto. El art. 1254 CC establece que el contrato existe desde que una o
varias personas consienten en obligarse respecto de otra u otras a dar alguna
cosa o prestar algún servicio. En conclusión, en el derecho romano el simple
acuerdo entre las partes no era suficiente, sino que en esa relación contractual
tenía que existir una causa civil, por tanto, solo serán contratos aquellas relaciones
jurídicas concretas que estén recogidas en el ius civile, a diferencia de los códigos
civiles actuales que estipulan lo contrario.

Características de los Contratos:

1. Contienen una convención.

2. Esta convención tiende a obligar.

3. Lleva un nombre técnico, ha sido nominada.

4. da una acción: las que engendran acciones no se llaman simplemente


convenciones, sino que pasan a tener el nombre de un contrato.

CONVENCIÓN:

Desde el tiempo de las compilaciones de Justiniano, quien era un conocido


ortodoxo en la época del Derecho Romano, encontramos el vocablo contractus,
con el significado de una convención destinada a crear obligaciones; tal es así que
esta llamada “Convención” requería para su existencia una prestación previa que
generara obligaciones; siendo el caso que se teorizó largamente para diferenciar
convención y contrato.
Debemos limitarnos a aclarar el verdadero sentido de la Convención,
estableciendo su contenido y alcance frente a otras expresiones análogas como
pacto y contrato, precisamente en el Derecho Romano. Entonces por un lado el
Contrato se aplica a todo acuerdo de voluntades reconocido por el derecho civil
dirigido a crear obligaciones civilmente exigibles, y es esta figura del Contrato que
empieza a ser acogida como una acción a la que se le atribuía plena eficacia
jurídica, cosa que también ocurría con algunos pactos que no entraban en la
categoría de contratos, pero existía también un gran número de convenciones o
pactos que, a diferencia de los contratos, no estaban provistos de acción, de
nombre y de causa para exigir su cumplimiento; en consecuencia existía una clara
diferenciación entre dos clases de convenciones podríamos decir, pues por un
lado habían unas que eran contratos y otras que no lo eran y se denominaban
pactos como lo hemos mencionado anteriormente.

Para los romanos entonces existía un elemento fundamental de la Convención,


cuál era la voluntad de las partes, por lo que esta figura constituía ley entre las
partes y las obligaciones; por tanto hacía nacer una obligación entre las partes
contratantes, aunque para que esta tuviera fuerza ejecutoria debía tener una
causa civil. Lo antes mencionado describe la antigua concepción del contrato en el
Derecho Romano; dicho en otras palabras los contratos eran convenciones que
tenían causa civil aprobada por las leyes. Sabido es que la mera convención o
pacto (pactum conventio) era solo el simple acuerdo que por sí mismo no
generaba acción ni vínculo obligatorio. Para que esa convención se transforme en
contractus era necesaria una causa civilis.”

QUE SE PROPONEN LAS PERSONAS QUE CELEBRAN UNA CONVENCION

Para que exista un contrato, debe existir primero una convención. Convención es
cuando dos o más personas se ponen de acuerdo respecto a un objeto
determinado, es decir, que estas personas formalizan una convención
determinada a producir un efecto jurídico, teniendo el propósito de:

 Crear
 Modificar
 Extinguir un derecho.

Es de las convenciones que tienden a crear un derecho que nace el contrato.

ELEMENTOS ESENCIALES DE LOS CONTRATOS ROMANOS

En el derecho romano los contratos contaban con tres partes a saber: El


consentimiento de las partes, su capacidad " un objeto valedero.

CONSENTIMIENTO

Consentimiento es el acuerdo de dos o varias personas que se entienden para


producir un efecto jurídico determinado, este es el acuerdo base de todo contrato
para que pueda haber un acuerdo valedero, es necesario que la persona tenga
voluntad, el loco ni el niño pueden contratar. Tampoco hay acuerdo cuando una de
las partes ha cometido un error tal que en realidad no está de acuerdo con la
obligación que han querido contraer. Los romanos consideraban que el error
común era exclusivo del consentimiento en las circunstancias siguientes:

 Cuando las partes se equivocaban sobre la naturaleza del contrato


 Cuando las partes no entienden sobre el objeto mismo del contrato

Siendo estos principios valederos, sea el contrato de buena fe o contrato de


derecho estricto, también puede ocurrir el error de que una delas partes se engañe
sobre la sustancia, es decir, sobre las calidades especiales que constituían la
naturaleza de una cosa (A error in substancia) por ejemplo: vinagre por vino, cobre
por oro etc. En estas hipótesis, el acuerdo falta absolutamente, pero hay otras
donde el acuerdo existe, pero adoleciendo de ciertos vicios que han impedido a la
voluntad manifestarse libremente, estos son: El dolo, la violencia, aunque el
derecho civil no los considera un obstáculo a la validez del contrato.

Condiciones:

●Debe emanar recíprocamente de las personas de los contratantes.

●El consentimiento de todos los contratantes debe dirigirse hacia un mismo objeto.

●El consentimiento debe emanar de la voluntad libre de cada contratante y de un


conocimiento pleno del objeto del contrato.

EL DOLO:

Se entiende por dolo, a las maniobras fraudulentas empleadas para engañar a una
persona y determinarlo a dar su consentimiento a un acto jurídico.

LA VIOLENCIA:

“vis ac metu”.

La violencia consiste en el apremio material o moral, que de ordinario hacen


impresión en una persona razonable " que inspiran ala que es objeto de ellos un
temor suficiente para forzarla a dar su consentimiento. Como el dolo no impide
que el contrato sea civilmente valido, porque el acuerdo de las partes existe, la
persona que ha cedido por temor podía elegir entre dos partidas: soportar la
violencia, o consentir en el acto que se le ha querido imponer. Ha consentido por
temor, pero ha consentido. Está, pues obligado por contrato

ERROR COMÚN
Es la falsa noción que una de las partes pueda tener sobre la norma jurídica que
gobierna el contrato.

CAPACIDAD DE LAS PARTES

Para que un contrato sea válido es preciso que se forme entre personas capaces,
sin que se confunda capacidad con imposibilidad de consentir. El loco y el infans o
niño, no pueden contratar, porque no tienen voluntad y no pueden consentir. Los
incapaces, por el contrario, gozan del libre albedrío " pueden manifestar
formalmente su voluntad, pero el derecho civil, por diversas razones, anula su
consentimiento.

La capacidad es la regla; la incapacidad es la excepción y no existe sino en la


medida en que es pronunciada por el derecho.

Algunas incapacidades alcanzan a las personas libres, y tienen su causa en la


protección del incapaz, son las que se derivan de: la falta de edad, de la
prodigalidad y del sexo, es bueno recordar que la mujer estaba casi siempre
sometida a las manos de su marido o de su padre y que no podía concertar nada
sin el consentimiento de uno u otro. Las otras incapacidades afectaban a los
esclavos, quienes podían, en algunos casos contratar, pero solo a nombre de su
amo.

Causas de las incapacidades generales para contratar en roma

EDAD DE LOS CONTRATANTES: Se dividía la edad de las personas para


efectos de su capacidad jurídica en los siguientes periodos:

● INFANCIA: Se extendía hasta los siete años. Durante este periodo el


infante no tenía capacidad para contratar. Sus actos y contratos carecían de valor
legal, eran absolutamente nulos.

● MAYOR INFANCIA: De los siete a catorce años. El D.R., reconocía y


determinado grado de capacidad para contratar, con la siguiente regla: El impúber
de dicha edad era capaz de ejecutar actos o celebrar contratos en cuando con
ellos hicieran mejor su condición. Si utilizaba la asistencia de su tutor en el acto o
contrato hacía su condición peor.

● PUBERTAD: Comenzaba a los catorce años. Regla general: El mayor de


los catorce años era plenamente capaz de contratar.

LIMITACIÓN DE LA REGLA: Mayores de catorce, menores de veinticinco podían


pedir un curador para ciertos negocios determinados; este era una especie de
consejero que no mermaba la capacidad del menor; posteriormente esta situación
se generalizó, admitiendo que el mayor de catorce y el menor de veinticinco
podían pedir un curador permanente para toda clase de actos y contratos.

● MAYOR EDAD: Llegado el hombre a los veinticinco años, adquiría de


manera definitiva su plena capacidad para contratar, sin que pudiera someterse a
curatela, si no era por otras causas distintas e independientes de la edad.

INCAPACIDAD PROVENIENTE DE ANORMALIDADES MENTALES:

● FURIOSI: Todos aquellos que se hallaban por completos privados de la


razón, tuvieran o no intervalos lúcidos.

● MENTE CAPTI: Aquellas personas que, sin estar totalmente privados de la


razón, padecían ciertas afecciones mentales que las colocaban en incapacidad
física de discernir en la medida suficiente para realizar un acto jurídico.

FURIOSIS y MENTE CAPTI, eran incapaces de contratar y debían estar provistos


de un curador que administrara su patrimonio, toda vez que al consentimiento de
aquellas personas le faltaba uno de los requisitos esenciales para que fuera
válido, el CONSENTIMIENTO PLENO DEL OBJETO y de las consecuencias del
acto o contrato. En conclusión, aquellas personas eran incapaces, porque no
podían válidamente consentir. Fueron asimilados a esta clase de incapaces los
SORDOMUDOS por el pretor.

PRODIGALIDAD – INCAPACIDAD DEL PRÓDIGO: La persona que


habitualmente disipaba su patrimonio era privada de la administración de este por
decreto judicial; era pues, sometida a interdicción en el manejo de sus bienes.
Esta no era absoluta: Podía adquirir, pero no enajenar, hacerse acreedor y no
obligarse.

INCAPACIDAD PROVENIENTE DEL SEXO: PRIMEROS SIGLOS EN ROMA: Por


razón de su sexo, fue considerada relativamente incapaz, y se hallaba sometida a
la tutela perpetua, en razón de la creencia de la inferioridad natural de la mujer
para el ejercicio de los actos de la vida civil. Esta no era absoluta, solo
comparecían a los actos de enajenación y los contratos en los cuales pudiera
obligarse.

Si la mujer estaba sometida a la patria potestad (in manus) respecto al marido,


colocándola en la condición de hija de familia, su capacidad para enajenar u
obligarse era absoluta, por cuanto no teniendo tutor que pudiera ratificar el acto o
contrato, no había medio por el cual llegara a validarse; así podía adquirir, pero
sus adquisiciones siguiendo los principios generales de la patria potestad
aprovechaban al jefe de familia o al marido, según el caso. Durante la República,
esta incapacidad y la consiguiente tutela perpetua comenzaron a debilitarse y
tendieron a desaparecer hasta hacerlo en el siglo IV de nuestra era, convirtiendo a
la mujer en plenamente capaz.

INCAPACIDAD DEL ESCLAVO: Esclavo no considerado persona en Derecho. La


regla general, era que no tenía capacidad para contratar. Podía hacerlo en casos
excepcionales como cuando el amo lo colocaba al frente de una empresa o le
confiaba la administración de un peculio.

El amo podía adquirir por medio del esclavo, pero no podía obligarse, aplicándose
el principio del injusto enriquecimiento en daño de otra persona y el que en tales
condiciones contrataba con el esclavo podía ejercitar contra el amo la acción
llamada IN REM VERSO, cuya finalidad era el desembolso de todo aquello con
que el amo hubiera enriquecido su patrimonio injustamente.
OBJETO DEL CONTRATO:

El contrato formado por el acuerdo entre personas capaces debía aun, para ser
válido, tener un objeto que reúna ciertos caracteres. El objeto de un contrato
consiste en la creación de una o varias obligaciones. Si una de esas obligaciones
es nula, el contrato está viciado de nulidad. El objeto de la obligación consiste en
un hecho del deudor: para que este hecho pueda ser válidamente el objeto de una
obligación, debe satisfacer ciertas condiciones:

 Debe ser posible


 Debe ser lícito
 Debe constituir para el acreedor una ventaja apreciable en dinero
 Debe ser suficientemente determinado, pues es necesario que deba ser
preciso para que haya más certidumbre y claridad

LA CAUSA.

Los romanos utilizan ampliamente la palabra causa, así, designan las fuentes
mismas de las obligaciones, las formalidades que deben añadirse a la convención,
el motivo jurídico por el cual las partes se han obligado. La utilizan bien en
derecho familiar, como en derechos reales, en los derechos de crédito; la emplean
tanto en el derecho sustantivo como en el adjetivo, sin hacer nunca un estudio
crítico sobre el término, como fue siempre su inveterada costumbre.

Se entiende por la causa la finalidad práctica que constituye la función económica-


social que es típica del negocio que se realiza.

CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS ROMANOS

Atendiendo a la forma en que se perfeccionan. Los contratos se dividen en:


1. “VERBIS”. Cuando se perfeccionan por las palabras. Son la “dictio dotis”, el
“iusiurandum liberti” y la “stipulatio”. Estos contratos se perfeccionan por medio de
las palabras, bajo ciertos requisitos.

2. “LITTERIS”. Cuando se realizan por menciones escritas. El contrato “litteris” se


perfecciona por medio de menciones escritas llamadas “nomina transcriptitia”, y
que literalmente significa nombres que son transcritos, nombres de los deudores
que aparecen el “codex” o libro de caja del acreedor, con las cantidades que por
ellos le son debidas.

3. “RE”. Cuando son perfectos por la entrega de la cosa. Los contratos “re”,
mutuo o préstamo de consumo, comodato o préstamo de uso, depósito o prenda,
se perfecciona por la entrega de la cosa (“Re”), pues se consideró con razón que
nadie estaba obligado a devolver si previamente no había recibido.

4. “CONSENSU”. Cuando para su perfeccionamiento basta el consentimiento de


las partes. Los contratos consensuales, compraventa, arrendamiento, sociedad y
mandato, son perfectos por le sólo consentimiento de las partes; son el polo
opuesto de los contratos formales y solemnes del antiguo derecho civil.
BIBLIOGRAFIA

http://www.unilibre.edu.co/cartagena/pdf/investigacion/libros/derecho/DERECHO
%20ROMANO.pdf

http://derechoromanoii.blogspot.com/2009/11/los-contratos-en-general.html

http://www.creosltda.com/creos2/images/PDF/contratoroma1.pdf

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