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GOBERNARIA

REVOLUCI6N
Poderes en disputa
en -el Rio de la Plata,
1810-1816

por
Marcela Ternavasio

siglo
veintiuno
editores
44 MARCELA TERNAVASIO

de la representación que asumían sus miembros, al ser la mayoría de


ellos diputados de los pueblos frente a una minoría de Buenos
Poder colegiado y unidad del poder
Aires, el idioma de la división de poderes emergerá en octubre de
1811 como un instrumento idóneo en manos de los primeros para
neutralizar la hegemonía que pretendían imponer los segundos.

La primera Junta :Provisional de nueve miembros, formada


por diputados de la capital el 25 de mayo de 1810, parece haber
fünciohado durante el ¡:>1."imer tramo de su gestión de manera
armónica, según lo describ�n alg�os testimonios. Su presidente,
Cornelio Saavedra, afirmaba muchos años después en su Memoria
Autógrafa, que el cuerpo se había caracterizado por la "a-rmoníª_ y
�oncordia". 67 Visión idílica que coincide con la de Belgrano, tam­
bién miembro de aquélla, quien afirmaba haber observado "la
unión que había entre todos los que la componíamos" destacan­
do que "las diferencias de opiniones se concluían amistosamente
y quedaba sepultada cualquiera discordia entre nosotros". 68 Tal
armonía comenzó a resquebrajarse, sin embargo, cuando la gue­
rra planteó desafíos más exigentes y debió destinarse parte de los
n:üembrn s de léijunta a expediciones militares para las cuales no
estaban preparados. Castelli partió hacia el Alto Perú y el mismo
Belgrano dirigió la frustrada campaña al Paraguay. Corría el mes
de agosto de 1810 y Belgrano señalaba que a esa altura se podía
"entrever una semilla de desunión entre los vocales mismos, que
yo no podía atajar". 69
Los conflictos despertaban en el momento en que estaban
. arribando a Buenos Aires los primeros diputados electos en las
···, ciudades del interior y en medio de un clima efervescente: a los
l
1 frentes de guerra se sumaba el hecho de tener que de :ür .si se
��
participaría de las Cortes a p��to de reuJ:!irs.e _e11 �s_paña. La pre­
sencia de la-infanta CarlotaJoaquina en Río deJaneiro colaboraba
a crear un ambiente de mutua sospecha entre las nuevas autori�a­
des, acusándose unos y otros de connivencia con el 5=�rlotismo. 70 La
discordia llegó a su clímax a fin-de ese año cuandb:¿n ocasión de
k>s festejos de la victoria del ejército patriota en Suipacha se hicie­
!'_a el ya famoso brindis en honor a Saavedra, a quien se le entregó
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PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER -47
una corona de azúcar. Gest? q11epro m ovió la versión de_____ ,�-- ---�
sidente de la junta inten�ba. c o�onarse com o nuev9 moD,ª!:_<:_ª de Pero si el congreso se redujese al único empeño de elegir perso­
América y que culminó con el g.ecreto del 8 de dicieml> i:-e_<!e S_!:!f?_!"e'.'" nas, que subrogasen al gobierno antiguo, habría puesto un térmi- -
sión de h ono res, impulsado p or el secretario de la junta, Marian o no muy estrecho a las esperanzas que justamente se han formado
Moren o. Por este decreto se traspasaba el c omand o supremo mili­ de su convocación [ ... ]. La reunión de éstos [diputados] concen­
tar, c onfiado a Saavedra por el Cabildo en el acta de erección de la tra una concentración legítima de todos los pueblos, constituye -
Junta Provisi onal, a la junta en plen o . El decreto buscaba restarle­ un órgano seguro de su voluntad, y sus decisiones, en cuanto no_
influencia a quien se sabía, de hech o , tenía un fuerte-poder dada <;1kmientan las intenciones de _sus representados, llevan el sello
su precedente c ondición de jefe de las milicias urbanas y crio llas /�agrado de la verdadera soberanía de estas regiones. Así pues
formadas al calor de las invasiones �nglesas . En los c onsiderandos revestida esta re�petable asamblea de un poder a todas luces sobe­
del decret o de supresión de h onores, además de exhibirse las rano, dejaría defectuosa su obra, si se redujese a elegir gobernantes,
- reglas de virtud republicana que debían guiar las acciones de los sin ftjarles la constitución y forma de su gobierno.73
funcionarios públicos,--;e hacía especial hincapié en la abso luta
igualdad de _tQdos los miembros de la junta, tanto en lo relativo a Aunqlle M<'.>re_!lQ 110 Il!end<:>11ªra explícitamente la �pci�n de
sus atribuciones -en el artículo 5º se especificaba que "todo decre­ declarar formalmente _ la independencia de la metr op o h, n o
to ; oficio y orden de la junta, deberá ir firmado de ella, debiend o puede dudarse de que ese c ongreso estaba des�nado -al men�s
concurrir cuatro firmas cuand o men os c on la del respectivo secre­ en la mente de M oren o y de algun os de sus segmd ores- a asui:1ir
tario "_: ��mo en lo concerniente al protoc ol o que debía seguirse la s oberanía n o como una simple guarda o depósito . Tentativa
en sus celebraciones públicas . 71 rápidamente frustrada p or quienes c o nsideraban a esta po sición
A esa altura, las delaciones e intrigas estaban a la orden del demasiado radical y preferían mantenerse en el marc o de la auto­
_
día, facilitadas p or una r:ed de lealtades q1J.e amEJificaq_a11 lo s c on­ n omía. No hace falta detenerse en la c on ocida disputa entre
flicto s internos de la junta a sectores más amplios de la po blación Moreno y Saavedra, sin o sólo para recordar que la �iscusió� sobre
capitalina y agudizaba1_1:, por otro lad o,las divisiones de ese cuer­ el carácter que debían asumir los diputados no era 3Jena a 13:8 pre­
��
p o . En tal co ntexto se di o la il!�_?r_-p_oración de lo s diputad o s del cisiones del decreto de convocatoria a elegirlos, y que las diviswnes
interior a la llamada Ju11ta Grande. Juan Ignaci o G orriti, electo internas de esa junta no respondían a líneas ideológicas claramente
diputad o por Jujuy, rec ordaba en su Autobiografía Política lo s ya diferenciadas . Si bien el nuev o bloque de p o der estuv o formad o
cono cido s enfrentamientos entre Morfn<:> i Saav�g.1" y el modo en desde su origen p or dos sectores distint os -el más m oderad o lide­
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rado p or el presidente de !a junta y el que n se preocupaba p or
el que este último buscó neutralizar el poder del primer o al incor- �
porar a lo s diputad os de las ciudades en calidad de miembro s de ocultar un programa de carácter más radical liderado Pº su sec�e­
:/ _
la junta, por enc ontrar en ello s -especialmente en su más fiel tario- ninguno de los miembros de ambo s grup?s asumio posi�10-
aliad o, el deán Gregari o Funes- un apo yo que no tenía en el pri­ nes extremas ni dejó de estar abierto a las cambiantes alternatlvas
migeni o cuerp o, ah ora reducido a siete personas .72 C o n esta estra­ que ofrecía la crisis de la m onarquía.
tegia se abortaba, según se menci o nó, la prom ovida p or M oren o L o ciert o es que aquellajunta Grande, c o nfor mada el lS de
de c o nformar un congres o co nstituyente c on tales diputad diciembre de 1810, c omenzaba su gestión destinand o a Moreno ª
os, u n a misión en Inglaterra -do nde enco ntró la muerte antes de
seg ún dejab a claramente plantead o el secretari o de
la junta en . . / .
un o de sus artícul os periodísticos: tocar la c osta de las islas b ntamcas- e me · t ntand o gobernar el
. .
d ilatad o territ on o de manera c olegia • da, d"1scu fendo
1 entre t odos
. .
sus miembro s l o s asunt o s más urgentes. Algun o s teStim onws
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hablan de conferencias acalo radas e incluso escandal osas en el no ace ptar c om o legítimas a las autoridades sustitutas del rey. A
seno d e la junta -uno de e llos atribuye la muerte de l vo cal fines de e se mismo añ o, D omingo Matheu -miembro de la
Manue l Alberti a los disgustos sufridos en tales discusio nes-, de junta- expresaba este sentimiento en una carta enviada a su h er­
la co nstante vocación de Saavedra por asumir desde la presidencia mano Miguel, radicado en ese m omento en Cádiz, apelando a los
más p odere s que sus pare s y de la may or capacidad de alguno s argumentos ya muchas ve ces esgrimidos en los papele s públicos: el
de sus miembros e n el manej o de un saber e specíficamente polí­ _ dere cho a la auto nomía y a una represe ntación igualitaria de los
tic o. S obre este último punt o, cabe de stacar nuevame nte e l re la­ reinos de Indias con los de la península.
to de Núñ ez, quie n soste nía qu e e ntre los diputado s mássobre­
sé:tlie ntes del interio r estaban Funes (por Córdoba), Pérez (por porque el fin de este pueblo es y era guardar la América por su
Tarija), Malina (por· M endo za), Go rriti (p o r- Salta) y C o ssio verdadero monarca Fernando VII; pero como vimos que - en
(p or C o rri�11te�)_, mie ntras afirmaba respe cto d e l re sto de l os España todo eran intrigas en los hombres que debían salvar la
re pre se ntantes del1ntúio r que "formabanvulg9 en mate ria de patria, empezamos a desconfiar de todos: y más cuando los que
cono cimientos, y experiencia de los negocios públicos más comu­ componían laJunta Central fueron echados la mayor parte por
nes".74 No obstante, el propio Núnez admitía inmediatamente que picardías e intrigas, y que los pocos que se pudieron unir nom­
nada fue suficiente para enfrentar los desafíos y tormentas de la braron un Consejo de Regencia sin intervención de las demás
revolución, y que los "acto s de inexp eriencia" abundaro n tanto provincias, y empezaron a dar empleos a troche y moche para las
entre los hombres que se suponía más dotados para el ejercicio de la
Américas, no los quisimos reconocer. Puesto que declaradas las
nueva función a la que estaban destinados como entre aquellos que Américas parte integral de la monarquía ¿qué derecho tenían tres
aparecían "como azorados[ ... ] transportados repentinamente de los hombres desconocidos de la gran parte libre para gobernarlas
lugarejos y pueblos".75 desde un peñasco? Y si la España toda se viese libre, la América
Más allá de las perspe ctivas disímiles que prop orcionan estos tenía igual parte en todo por tener más gente y diez veces más
testimonios sobre las experiencias vividas en el ej e rcici o del nuevo territorio. 76
poder -muchos de ellos formulados a posterio ri de los he chos
relatados- existe un c omún denominado r:/el descubrimiento, El argum ento de Mathe u muestra hasta qué punto la h umi­
sobre la marcha, de la dificultad de gobernar a través de un cuer­ llación de la desigualdad representativa y la contradicción e ntre
po co mpuesto por muchos miembros.\Será en el transcurso de su los dichos -de declarar la igualdad de todos los reinos- y las re a­
expe rie ncia e n el poder -y también;_· través de l as vividas lizacione s de la Junta C entral y luego de las Cortes, fueron los que
por las
juntas de la península- cuando tales dificultade s se revelen de estimularo n -:más tarde o más temprano, según la región- los
manera c ontundente. reclamos separatistas. B ecuJti, cuy as Memorias Curiosas c onstituyen
un testimo nio privile giado por habe r sido e scritas al calor de los
ac onte cimientos relatado s, manifestaba el mismo sentimiento al
Un gobierno de muchos expresar las razo nes de rechazode fa Real Orden enviada p or Elfo
a Buenos Aires para ser reconocido como virrey en ene ro de 1811:
El cuerp o colegiado, ahora ampliado, empren
día ento nc es la "sólo Cádiz p or p olítica ha quedado a ver si c on mentiras puede�
difíciltarea de enfrentar el camino de la autono mía iniciado
en hacer que las Américas no se eximan, pero ya es tarde, han conoci-
mayo. Si bien existían desave
nencias internas sobre el carácter que i _
do sus dere chos y han levantado el vuelo ; es muy digna de nsa Y del

L
se le debía imprimir al nuevo
curso de acción, todos coincidían-en f desprecio... queriéndonos dar un virrey intruso, ª quien odiamos,
50 PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER 51
l\1ARCE1A TERNAVASIO

como a todo gobierno español".771\To era sólo la frágil regencia 1�


pluralidad de sufragios; y que en lugar de autorizarse y comunicarse
las determinaciones, particulares o generales, con la firma del presi­
que era cuestionada -un dato común en casi todo el imperio
dente y.el respectivo \secretario, se autorizasen y comunicasen todos,
dada su ilegitimidad de origen por carecer de bases representati"'.'
al menos, invirtiéndose por consecuencia tanto o más tiempo en la
vas sino las propias Cortes nacio�ales. La posición asumida por
-:- firma, que el que se invertía en la discusión. 79
los noplatenses parecía alejarse cada vez más de cualquier alter�
nativa negociadora con la asamblea gaditana, teniendo en cuenta
que ésta tampoco se preocupó por instrumentar negociación· · . El relato revela el sentido de la concepción colegiada del
poder -en la que el mutuo control entre sus miembros presupo­
alguna con las regiones por ellos catalogadas de insurgentes. Per�
nía gaNJ{ltizar la deliberación de todos y el consenso unánime
mientras Venezuela derivaba en los meses siguientes en una salida.
para llegar a acuerdos definitivos- a la vez que· las dificultades
radical al reunir mi congreso y declarar la independencia de la
derivadas de ello. La tensión entre la ineficacia de un cuerpo ejer­
metrópoli, la situación en el Río de la Plata se mostraba bastante
cido por muchas manos con iguales funciones y el temor al des­
más ªrnbigua.78
Quienes dominaban la escena política en Buenos Aires desdé �otislll.<:.Ynip�rsonal -en este caso el que potencialmente podía
asum�r el presidente de la jurita- asomaba a comienzos de 1811.
. comienzos de 1811 -una vez neutralizado el grupo morenista­
_Pero a esta tensión se sumaba otra no menos importante. En
preferían mantenerse en un reclamo de tipo autonomista funda­
.febrero de ese año, mientras la guerra contra los focos realistas
do en los iguales dered!.os que los asistían a organizar política­
imponía la creciente necesidad de reclutar hombres y recursos
mente el territorio sin romper con el juramento de fidelidad al rey
materiales para sostenerla en el interior del dilatado territorio rio­
cautivo. Si bien dicha fidelidad irá haciéndose más silenciosa en
platense, se planteó el d�lema de cómo generar y:rI1antener adhe­
los papeles públicos a medida que transcurran los meses -en sin­
siones al nuevo orden en ciudades y regio�es absolutamente ale­
tonía con la prédica de los grupos que proponían seguir el ejem­
j�dos del centro de poder radicado en Buenos Aires. Resultaba
plo de Venezuela luego de su declaración de independencia----, lo
claro que las tropas debían proveerse en los espacios convertidos
cierto es que la cuestión más dramática en aquellos días era cómo
en escenarios de guerra, y que dicha provisión dependía del con­
gobernar -y por lo tanto cómo generar obediencia- en un
senso que pudiera tener !a junta entre las �Jites locales. Atender a
amplísimo territorio con autoridades radicadas en Buenos Aires,
esta cuestión no implicaba sólo un problema de estrategia militar
lejos de los frentes de batalla y divididas en su interior por dispu­ _
sino básicamente político. La revolución nacida en Buenos Aires
tas facciosas. Esa junta se veía en figurillas para lograr la reunión
debía inventar nuevos instrumentos _;_o utilizar los heredados d�l
simultánea de todos sus miembros y para decidir cuestiones de
antiguo régimen- para extend�r _s11_controt�o.bx.e. el territorio
urgencia. Ignacio Núñez sostenía que los vocales primitivos o bien
qµe pretendía dominar.
no asistían a los acuerdos o, si asistían, no lograban sellar consensos
El decreto dictado por laJtmta Gr:mde el 1O de febrero de !811
mínimos con los diputados del interior. El mismo Núñez describía la creando Juntas Provinciales y s--;b�lternas fue·�� iO:t�;;t� de res-.
dinámica interna de debate que se dio en esos meses:
puesta política a este problema. La solución institucional pro­
Será bastante con dec1r puesta para los gobiernos del interior combinaba viejos y nuevos
· que 1as pnmeras
• leyes que se impuso el
.
go�iem principios a la vez que procuraba organizar gop_krnos terri!<:>ti-ª.les
o de diputados, se redujeron a determinar, no en forma escri-
ta smo de acuerdo verbal, que todo asunto, parncular o general, de �ajo el control de la junta. Sobre las intenciones que, en este sen­
gobi. erno' de guerra o de haci. enda, tido, guiaron al gooíerno se expresaba Saavedra en carta a
debía discutirse tomando la pala-
bra cada diputado euan Chiclana fechada al día siguiente de sancionado el decreto:
tas veces lo creyera necesario, y resolverse a
52 MARCEI.A TERNAVASIO
-r-
I
t
-- - PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER 53

Los tiempos de turbulencia también son los más adecuados para f de sde la refo r mas borbónicas y dejaba a aquéllas sujetas a la auto-
ridad superior de la Ju nta Grande residente en Buenos Aires, no
1.I•.=·
las venganzas y ejercicio de las pasiones: los mismos ejemplares
que tocas son prueba de esta verdad, ya te dije que el tiempo del se pudo evitar lo que los críticos al i nspi rador de es ta m edida señ a-
terrorismo ha cesado y las máximas de Robespierre que quisieron
l laron. El hecho de que se les otorgaran atribuciones muy limitadas
imitar son al día detestables: a los pueblos se les quiere dar todo el 1 a�tos cuerpos colegiados y que los mismos fueran p�nsªd9s
como garantes del orden interno en cada jurisdicción y de reclu-
·1
derecho que tienen sobre sí mismos, por lo mismo vemos que el
sistema que se ha adoptado de que todos formen sus juntas bajo
: tamTenio y discip linamiento de las milicias qu e debían servir al
reglamento que se te incluye.80 l nuevo orden, no pudieron frenar los reclam os de autonomía de
algunas jurisdicciones subalternas respecto de sus capitales ( tales
La creación de juntas provinciales -inspirada, según men:- IÍ I los casos de Santa Cruz de la Sierra y de Jujuy) ni evitar los co11-
cionamos, por el deán Funes- se basaba en el principio colegia.:.
1 flictos nacidos de los procesos electorales en otras ( tales los casos
do para evitar el abuso de �poder y en el electivo para ganar legiti- g _de Tucumán y Santiago del Estero). 84 La sugerencia del ggbiemo
midad y consenso entre los pueblos. Respecto de lo primero, en la central de que las juntas asumieran la tarea de mantener y foII1en­
exposici ón de los motivos de su elección -a demás de los ya cita- � tar el entusiasmo a favor de la causa fue , en parte, el disp arador de
dos en páginas anteriores- se hacía hincapié en que "los mismos
motivos que obligaron a sustituir una autoridad c olectiva a la indi--
¡! . nuevos realineamientos y disputas en el int erior de cada jurisidic­
ció n -donde los cabildos no fueron ajenos a los conflictos­
vidual d e los virreyes, debieron tamb ién introducir u na nueva � como entre algunas de ellas y sus superiores en jerarquía. El carác­
forma en los gobiernos subalternos". 81 En cuanto a lo segundo se f ter electivo y a la vez colegiado de las nuevas autoridades se reve­
destacaba la imp or tancia de "hacer gustar a los pueblos las venta- f laba ip.ás problemático de lo que sus mentores habían imaginado.
jas de un gobierno popular" a través de una participación más acti- -
va de éstos en la erección de sus respectivos representan.tes. 82 A tal
l lMientras el gobier no con sede en B uenos Aires procurab a
hacerse cargo de la difícil tarea de extender su poder en jurisdic­
efecto se adoptaba p or primera vez un régimen electoral indirec-
f ciones lejanas, m onitoreaba de cerca los acontecimientos �e l a

to para designar los vocales de las juntas, en reemplazo de los f pen ínsul a, refo rzando cada vez más la retó rica autonomista\ En
cabildos abiertos celebrados en 181O para el egir diputados a la i febrero de 1811, una Gazeta Extraordinaria p ublicaba el "Discurso
Junta Grande. 83 sobre l a nu lidad de las Cortes que se cel ebran en España", en el
, El decreto del 10 de febrero ordenaba, en tér mi nos genera- : que además de volver sobre la más repetida justificació n de la
les, la creación de juntas en las capitales de provincia (j untas pro- desigualdad representativa ent re España y América, retomaba un
vinciales) y en aquell as ciudades o villas con derecho a tener su impreso anó nim o escrito por un español para expresar - en
diputado en la junta de Buenos Aires (j untas sub ordinadas). En el iden tificación con su autor- la percepc:ión que los rioplatenses
primer caso debían constituirse de cuatro "colegas" electos y en el ., tenían en ese momento de la reunión en C ortes. Éstas eran cues­
segundo de dos "socios", tam bién elec tivos.¡ El carác
ter elect ivo de t tionadas a partir de una crítica a las asambleas representativas -se
s s miem bros no alcanzaba, sin embarg
� o, a q�ienes debían presi- invocaban l as " agitaci ones que r ei nan en las a sam bl eas "- aso­
dirlas: el gobern ador intendente , designado ahora por la Junta rr cián dosel as " al ejemplo enteram ente l astim oso de la F ranci a".
Grande, quedaba como presidente nato de las juntas provinciales El artícul o co nti nuaba planteando la necesidad de que " nos fo r­
t
y el comandan te de armas como presidente de las subordi
nadas. A t memos nociones exactas sobre la índole verdadera de eStº s con­
p� sar de que el decreto de erección de junta manten
_
dicciones Y j erarquías territoriales vigentes
s ía las júris- ! gresos, y de lo que se requiere para que ten gan el
carácte r de
durante la colonia it representación general".

L
85
54 MARCEIA TERNAVASIO ·11 PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER 55

No se nos debe escapar que la apropiación selectiva del :


En realidad, las Cortes, como representantes de la nación
impreso citado y el tono utilizado por el editor.local para ponerÓ,
española y _corng p9� �_ r _co11�tituye�!�L�-� 1_1_ª?�3:11:Ee::��EYª<!� par� sí
bajo sospecha a las asambleas representativas, además de expre-1 tivo, pero al mismo tiempo habian
-
la soberaníay�l PQ9,�r_legisla
.. sar un fuerte rechazo por los excesos de la Revolución Francesa delegando el ejecutivo -por
f establecido la división de poderes
-un tópico característico en estos años donde Francia aparecía' . de
¡ -decreto del 28 de octubre de 1810- en un nuevo ConseJo
como contramodelo, � incluso en algunos casos como modelo" •
.

Regencia de tres miembros. La acusación de la Gazeta �rece p


de despotismo- era enunciada en una coyun_tura en la que la}J.
..reproducir la percepción que circulaba entre muchos espanoles
. recién fracasada estrategia de reunir un congreso era retomada
�divulgada en BuenosAires a través de impresos proceden�es de
>I
por los seguidor�s de Me>reno, nucle.idos ahora en el priIIleq 1,
la península_,_:_ de que esa nueva regencia tenía escaso reheve a
club político de.1 Río de la Plata, para jaquea: �lgobier°:� de la"
causa de la intervención "abusiva" de las Cortes en asuntos guber­
junta que presidía Saavedra.. �as Cortes de Cadiz eran utilizadas 11·•
nativos. La debilidad del poder ejecutivo era denunciada en la
como djatrib'1. para insta1a_r la idea de _q1.1e las asambleas repre- f
península y también en el Río de la Plata, pero en este caso para
sentativas eran perniciosas para el buen ord�11_p()lí�ic9 frente a ¡
recusar a esas Cortes en su política hacia América: "pero las Cortes
una oposición que comenzaba abiertamente a bregc:1.r por la reu- !
en el hecho de remitir mandones, que gobiernen en América, se
nión de un congreso. Cabe insistir, sin embargo, que las faccio- f
han usurpado el poder ejecutivo". 88 La noción de di�sión de
nes de la c�pital podían no coincidir sobre la oportunidad de tal
poderes venía así en auxilio de los insurgentes para cuest10nar "los
1
convocatoria pero sí acordar en un punto clave: no participar de 1
nombramientos especiales y designación de personas para las
las Cortes. La Gazeta del gobierno era muy clara al respecto cuan- J
magistraturas y gobiernos subalternos" que tocaba, según ellos, "a
do a fines de febrero .de 1811 afirmaba lo siguiente: "Buenos ¡!¿ los
que obtienen el poder ejecutivo".89 Aunque t�do hace sospe­
Aires, que jamás ha pensado en nombrar diputados para cortes, 1 char que si tales nombramientos hubiesen p:ovemdo d� la nueva
ni quiere mandarlo, mientras los franceses sean los dueños de t r
egencia a cargo del ejecutivo, los líderes cnollos habnan recha-
casi toda España". 86
f zado igualmente a los mandones.
Sólo que, ya a esa altura, los argumentos se sofisticaban más. f
Cabe destacar que los argumentos en juego soslayaban siempre
Además de exhibir más precisiones en la justificación del autono- �· el do
ble caráct�r -constituyente y legislativo- de aquella
mismo, la Gazeta retomaba por primera vez, con voz propia, la f ble
a. Los supuestos abusos de poder de las Cortes bien podían Justi-
3:'ª�­
noción de división de poderes, aparecida esporádicamente el año _
> ficarse por ser ésta una asamblea constituyente. U
°: aspecto silen­
anterior en boca de otros -la junta de Caracas o Jovellanos-, ciado que podía derivar de la dificultad por co�c�bir el verdad�ro
para criticar a las Cortes. significado de un poder constituyente como asimismo del uso ms­
trumental de los lenguajes. Lo cierto es que fue a través del esfuerzo
por oponerse a las Cortes de Cádiz que los rioplatenses com�nza­
..:on a incorporar la noción de divis�ón de poderes en el debate
las Cortes han ocupado el lugar de soberanía nacional erigida

/
PJíblico y a interiorizarse sobre los 111ecanismos. que podian sus-
para el ejercicio de la voluntad general, y ya sentada en el carro

t�ntar su funcionamiento concreto. Una noc10n dispon. / . ible desde


del gobierno, y usando del Poder ejecutivo [ ... ] Si sus funciones

antes, p��o actualiz;da a partir de la necesidad de legitimar la


son las del primer orden, no puede ejercer las del segundo, pues

autonomía respecto de una asamblea que pretendía representar


el poder ejecutivo con el legislativo no pueden juntarse, sin expo­

/
ª
todos los pueblos y provincias de la monarqma.
ner el cuerpo político, a ser presa de la violencia contra la.,_cual fue
instituido. 87
- .
56

Eljuntismo y sus límites para la gobernabilidad


MARCELA TERNAVASI0
r · · pQDER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER
1
�·. más trab aj oso gobernar dentro de la legalidad h eredada como
57

espinoso evadirse de ella y lanzarse a la única opción de refo r mar


L a crisis del j untismo , producida en el Río de la Plata en 1811, el orden vigente a través de la convocatoria a un congreso . Si bien
fo rm a parte del movimiento más general que afectó a todos los la situación internacional aventab a en esa coyuntura esta segunda
t�rritorios de la monarquía, comenzando por la propia península.
posibilidad, cuando la península se creía perdida en manos france-
La ne cesidad de pasar de una etapa j untist a a otra constituyente'·
sas y Venezuela declaraba su indep endencia , es preciso reconocer
en Cádiz fue p rod uct o de la precariedad de
l as j untas y de ·1ai. que e ran aún muy poderosas las razones que conducí an a escu-
ne cesidad de legitimar e n un nuev o s uj eto de
imputación s obe� • char1as alternativas autonomistas delineadas por personaj es com o
rana -la nación españ ola
� el poder asumido de manera provi--:'I • Joseph Blanco White, cuya pré dica fue ampliamente difundida en
sional p or aq uellos cuerp<:>s: L a reunión en Cortes era, para la ¡· la prensa rioplatense. El sevillano Blanco-White -editor Y propie­
metrópoli, la única alternativa de recuperar la soberanía en u .' tario del periódico El Español- impulsaba desde Londres la
_ n
contexto en el que nmguna de las autondades recono oa a las J mediación británica- en el conflicto desatado entre las zonas insur­
otras .(I:,o ocurrido en Amé rica fue similar, sumado al hecho nada J gentes y las Cortes con el obj eto de alcanzar una independencia
sencillo de que cada comunidad debía adoptar una posición fren- J moderada de los ter ritorios america nos en el marco de la monar­
te a las Cortes penins u� res y decidir si se int
3: egraba en esa nueva f quía español a baj o garantí a británica. La independencia modera­
soberaní a transatl�ntic� La r unión de congresos constituyentes
_ �
-que dej aba atras la etapa JUntista caract erizada por el mero
J da significaba negociar con las Cor tes una representación iguali­
Í taria en ellas entre peninsulares y americanos, p oner fin a l a
depósito de la soberanía- siguió, c om o sab
em os, diferentes er o- 1 utilización de la fuerza militar, y promover la existencia de gobier­
nologías en Amé rica. Tales cronologí as dependieron tanto de lo I nos propios en América que gozaran de cierta autonomía para el
ocur rido en Cádiz como de las situaciones inte r nas vivid en cada ¡ autogobierno, pero sin romper con el lazo que los unía a la monar­
j urisdicción.Mientras las 1r egi_<:>n_�s l�ales aceptaron aplicar en s f
us quía española. Si bien esta prédica fue muy criticada por los gr upos
as

territorios la constitución de 1812 ( no sin reticencias por parte


las propias autoridades virreinales ni resistencias por parte de lo
't
de rioplatenses más radi cales, no dej aba de ser una cantera de argu-

1:1-ovimientos insurgentes,como el desarrollad o en México ),


f
s mentos para aquellos más moderad os que dominaban el escenario
en las [ político porteñ o luego de diciemb re de 1810.90
regiones ganadas p or el autonomismo
el camino fue más sinuoso: Í En aquel contexto, signado p_or la incertidumbre a nivel ínter­
j untas locales y regionales en disputa, congresos fallidos, inde
pen- ( nacional y por las disputas internas dentro de la elite que coman­
dencias declar adas y dej adas sin efecto por

realistas. Estas march


el av ance de las fuerzas
y contramarch fueron moneda corriente
i daba el gobierno y la guerra, la Junta Grande exhibía cada vez más
¡ su ineficacia. Para comenzar con el relato de la crisis definitiva del
en Venezuela, Nueva Granada o Ch ile.
as

juntism o en el Río de la Plata es conveniente recordar lo ocurrido


as

J
En el Río de la Plata la situación no fue muy diferente. � tre en las jor nacias vividas en Buenos Aires el 5 6 de abril de 1811.
11
la crisis y 1isolución de !a junta Grande en 1811 y la reunión del
prim er c ongreso constituyente en 1813 se sucedieron distintas l
i Dichas j or nadas dej aron al desnudo l as divisiones que surcaban al
gobierno c omo asimism o la dimensión instit ucional que el con-
autoridades al calor de conflictos que reflej an fl ict o poní a en j ueg o . La sistemática op osición dirigida duran�e los
la dificultad de los i
nuev os dueñ os del poder p or alcanzar una fó rm meses de verano por el club mmenista contra el grup o de la � unta
ula política capaz 1¡
de s er o b edecida, y a no sólo en el amplísimo t erri
torio que p ·�e- Í; liderado por S aavedra y Funes derivó en ios h ech os de abnl. �a
tendían gql:>ernar, sino en la misma Buenos Aires. Y entre las ¡ Illovilización p opular agolpada en l a Plaza Mayor en esos dos dias
mayores dificultades se registra el hecho de que se hacía cada ve
z I Y organizada por algunos alcaldes de barrio -quienes lograron
58 MARCELA TERNAVASIO 59
PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER

atraer a pobladores de los arrabales de la ciudad- se hizo en


Como el depósito del poder ejecutivo en muchas personas prepa­
apoyo del presidente de la junta y s u gr upo más cercano.J..asj�J:":
ra las trabas, entorpecimientos o inconvenientes que tocamos
"'I nadas terminaron con laexpulsión deJ�Ju!'lta de los morenis�-�
desde que se sustrajo del presidente D. Cornelio Saavedra,
que aún quedaban en eÜa y con su destierro de la ciudad de
General nombrado por el Pueblo para el gobierno de las armas;
Buenos Aires. 91_
es su voluntad que se retrovierta a él en toda su plenitud, median­
Sobre los episodios de abril de 1811, de hecho muy conoci­
te la suma confianza que le merec-e, y porque siendo a más una
dos, se destacan algunas cuestiones con respecto al tema que nos
prerrogativa que el pueblo le concedió, no hubo facultades para
ocu pa. Por un lado, ya se ha subrayado q ue aquella �<:>vilizaci��
.
· · · · 94
quitársele sin su expreso consentimiento y conoCim1ento.
-cuyo componente popuiar dejó perpleja a la población porteña,
no acostumbrada a presenciar tumultos de esa naturaleza- no fue
Esta petición es importante no sólo por el hecho concret?_ de.
espontánea sino .product{).cl� 1:1n.a.c:()!1�pirac::ió!!__Q!:g�Bi_'.?_a<!a por_el
énr·Ptl'•nr1Prrestituir en el presidente de la junta los poderes milita­
grupo saavedrista para frenar a la qposición y pµxgar l�tjunta.�2
res sustraídos con el decreto .de supresión de honores dictado en
Pero es importante subrayar, por otro lado, que más allá de la res­
diciembre del año anterior, sino por el lenguaje en el que se vehi­
ponsabilidad de algunos de sus miembros en esos hechos, la cons­
culizó el pedido. La referé"ncia a q ue el cuerpo colegiad? d� la
piración involucr§también a los co11j1:1eces_���ignados para susti­
Junta era el poder ejecutivo y la crítica a que ese poder, eJerc1do
tuir· a los ministr9s el� la_ Real Audi�nc:ia '--muy vinculados a
por muchas manos, no hacía más que poner trabas a la goberna­
Saavedra-y que no contócon el apoyoexplícito de los capitulares bilidad, constituye una novedad desde el punto de vista de los tér­
designados por la prime_:raj1.u1t1 gubernatb¿a.
minos utilizados. La idea, además, de que el gobierno de las armas
En medio de los avatares de la movilización po pular, la junta
era facultad del presidente de una junta que ahorn-por primera.
convocó a la sala d e gobierno a los miembros del Cabildo y una
vez- era nominada como ejecutiva refleja las tensiones que
vez allí -según el relato del propio Saavedra-'- el alcalde de pri­ comenzaban a plantearse sobre la naturaleza misma de la _au�ori­
mer voto expresó "que no estaba bien el Cabildo en aquel lugar: dad política. De hecho, el argumento invocado para restitmr_ la
que su reunión debía hacerse en la sala capitular: que tal vez la comandancia de armas en el presidente no se hacía recaer en nm­
gente de la plaza quería entenderse con aquella corporación y por guna teoría abstracta sobre distribución del poder, sino en la más
su conducto hacer peticiones al gobierno ". 93 Si bien, al comienzo, concreta apelación de la v oluntad po pular, expresada en el acta
la ju nta no accedió a este traslado,)os del<:g3:dos d<?�pueblo reu: del 25 de mayo de 1810. La le_gi��:r_ri-�dad '=1_<: l_J�_edi_Qg_ re os��a,
nid{)_�!]. l�f>l_�za exigi�_!'gn.
_ _h�<:_�E-�1:!�.P�ticion.�s_pc::>r conducto del ?
P1:les, �_n.__!�_ _l�g.:ilicl�cl ___p_���xistent� _t1.! ....�?l����-� �a}:)�ldo _.de
Cabil.<lo reunido �n.su .e!g.P_ia sala. Y asígc::1.1_r_r:!§::gl ,:1yt.111_ta:1pie11!0 Euen os Aires como fuente de toda autoridad: los po de:�s del
elevó finalmentealgobierno las peticiones, .. lueg{) ele haberlas
presidente ·d� la junta emanaban directamente-aeracta�éapit lar

aprobado, demostrando de este modo que la vía legal que se debía
seguir en estos casos era a través del Cabildo. En las peticiones,
a
de mayo del .. 'l� yfüe través de!__�Y_1:l.�!amien!�9�e se elevo el
petitorio a la j�nta e n - pleno.
además de exigirse la��oción de los vocales vinculados al club ª':�­
m orenista y el destierro de quienes fueron finalmente expulsados, Pero al mismo tiempo se evocaba un nuevo lengu3:1e, que
se reclamaba el establecimiento de un Tribunal de Seguridad que sólo recurría a uno de los conceptos involucrados en l_a di�­
sión de poderes, trastocaba los términos del debate. Un desliz sutil
P�blic".1:1-cuyas resoluciones quedaban expuestas a la aprobación de
la J unta de gobierno-
que no era ajeno, seguramente, a 1 os 1·d·10mas que comenzaban a
a la vez que se manifestaban con respecto al difun dirse a través de los sucesos de la península. Los articulas
poder colegiado en estos término
s: del
Periodísticos antes citados destinados a criticar la debilidad
PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER 61
60 MARCEIA TERNAVASIO,

te para
eje c utivo colegiado eje rcido en Cádiz por la regencia -apareci­ La inoperancia de la junta se hacía cada vez más eviden
grupo saavedrista.
dos el mes anterior a los sucesos de abril- proveían de nuevas; algunos de sus diputados,no alineados con el
q é l s a l sit ció n p olítica refleja
herram ientas para pensar la realidad local, por cie rto muy .dife­ El golpe de timón dado por a u l o a ua

dir mí v c es l os conflictos
rente de aq uélla en la medida en q ue el así llamado ejecutivo ria-:: el modo casi azaroso bajo el cual se i an a e
r iti, protagonista de
platens e no contaba,como contraparte,con un legislativo y cons­ · de poder en aq uella sociedad. El relato de G o r

los hechos,es muy elocuente al respecto. En su Autob


iografía políti­
tituyente como lo eran las Cortes. Ahora bien, más allá de la
no adepto s a
novedad del vocabulario en e l 9.:1:� se expre�ó la disputa polí tica· ca recordab a q ue,junto a otros colegas de la Junta
QE_!e_ en
en es ta petición,lo c ierto es qu e la p ercepción en tor no a la dis­ Saavedra,tramó.mandar a éste al frente 1�l . �jf�cito d�_N
trib ución del poder comenzaba a mostrarse como un problema:; .re emplazo de C astelli lue go de· d.e rr la o ta deH ua qµj y a F une s
e t n " n
en comisión a Montevideo con el obj eto de "despejar
l erre o e
Las peticionesfuei:m:Lª�epmd�.}2.0r eLgobierno.-y-elTrih1.1nal
tos grupos de
de Seguridad Pública se instaló el 8 de ªb_ril para comenzar sus Buenos Aires. Según el testimonio de Saavedra,distin
le habrían
tareas decretando la formación de un procesoreservado a j uzgar la capital -diputados,militares,y el propio Cabildo-
l gº bkrn o de la
a q uienes habían sido confinados y desterrados a laVilla del Luján advertido que su salida "era <:xponer a un vueko . a
d sp és de su
capital ".98 Vuelco ciertamente produ cido muy poco e u
por crimen de sedición. 95 Los meses s iguientes a la asonada e ins­
siguiente
talación del tribunal frwr_on en �et:riin�nto de la ya débil autori: partida en agosto de 1811 y tramado,según Gorriti,de la
dad de la junta,ahora �enovada :\!:a guerra seguía su curso y sus , manera:
res ultados no eran alentadores: al fracaso de B elgrano en su expe-
e con don
dición al Paraguay se sumaba el frente de Montevideo ocupado Un domingo por la mañana me encontré en el Fuert
vocal de la
por las fuerzas navales españ olas y la derrota de Huaq ui en el Alto Domingo Matheu, español de probidad a prueba,
ldo Aguirre de
Perú. El decreto de febrero que había ordenado crear juntas pro- Junta que conversaba con don Manuel Hermenegi
la conve rsació n sobre el
vinciales Y subordinadas mostraba también sus límites: conflicto s Lajarrota; me asocié a ellos luego cayó
y la conti nua alar-
jurisdiccionales, disputas entre los 'cabildos y las nuevas juntas, deplorable estado de nuestra situación política
ción que
conflictos Y pleitos entre gr upos de elite l ocales en torno a los f ma en que estaba la capital por los rumores de revolu
uirre.
mecanismos y resultados electorales. El gobierno instalado en f esparcía el secretario Campana,según se expresó Ag
Cabildo conoc e esto,en su
Buenos Aires parecía q uedar cada vez más aislado y a la vez con- -Señor Regidor -le propuse yo- si el
al públi co.
centrado en la autoridad del pres idente de la junta y su nuevo mano está el remedio y si no lo toma es responsable
��c reta2'_io! C aII1pan� una especie de policía inq uis itorial que -¿Cómo así? -replicó Aguirre.
sin rebozo eSto
-Manifestando a la Junta con franqueza y
¾

ha:ía del Trio.una! de Seguridad Pública un instr umento de espio-


n J e Y delación . Esa jun ta,se gún el testimonio de alg unos de sus l
� mismo.
uso nuevamente
miembros,. había quedado "reducida a un estado de verdadera ; -¿Y con qué apoyo contará para hacerlo? -rep
n idad". No se ocupaba "de los objetos de administración gene-
�!
ra 'que dando rezagados todos los asuntos del "alto gobierno ".96 �
i,i_ �. Aguirre,
-Señor regidor, que el Cabildo cumpla con su
deber Y Yº res-
S obre su dinámica de funcionamiento en es os meses destacaba lI pondo del resultado.
Gorriti q ue "la J· unta trabaj· aba en largas sesiones diarias; s e despa- t. -¿Me lo promete usted?
c�aba 1� qu hubiera sido peculiar del intendente de una provin- J -Sí, señor.
_ � Y no dudo de que el
Cl�: hqmdaciones mil itares Y otras pequeñ eces s emejantes
eran el Í -Pues mañana propondré esto en acuerdo

L
Objeto de sus trabajos". 97 Cabildo lo ha ga ---<lijo Aguirre y se despidio.
PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER
63
62 1\1.AR.CELA TERNAVASIO

ter ritorios, muchas veces en conflicto con los cabildos locales . _!,..l.
Entré l�1e�o, en conferencia con Matheu que simpatizaba conmigo Junta G rande n() f>?� _ ía ocultar que. su "acción era vacilante y
�n s�nt1m1entos y nos convinimos en preparar el campo para e l día lenta". en un contexto p olítico que "demandaba rapidez y ener­
sigmente; sin pérdida de tiempo fui a exp lorar las disposiciones de
gía"
.1ºº Pese a que dichajuntah:abía repar tido sus tareas en tres
a lgunos vocales de que yo recelaba; encontré que a todos había lle­ comisiones para expedirse mejor so�re los asuntos públicos y sólo
nado 1� medida del sufrimie:til.to la estúpida audacia de Campana. Él . trataba en reunión de to dos sus miembros los neg.ac io s de. "alto
merec1a ser tratado y arrojado de la Jun ta por vías de hecho como .gobi<:?rno", nada parecía mejorar el funcionamiento de un - ó· r-gano
había en trado; pero mi designio era que se le formase un proceso que había caído en el desprestigio público . 101
en regla para que recibiese un castigo ejemplar. No fue necesario.
Al día. siguien te, Aguirre cumplió su palabra y yo la mía. E l
Cabildo en�ó una comisión a laJunta para que expusiese y explo­
El frustrado. ensayo de dividir el poder
rase lo mismo que oficia lmente decía por escrito contra
· Campana,.éste n o supo ni en detalle los pun tos de acusación, sino El nuevo secretario de !ajunta admitía años más tarde de termi­
en globo, que el Cabildo lo acusaba, porque se le man dó salir nada su gestión que "la opinión se pronunciaba por la medida de
entre 'se oía y deliberaba.99 reconcentrar el poder"y que luego de conferenciar sobre este asun­
to con otros vocalesy ciudadanos se decidió convocar a un cabildo
El episodio, además �e m�strar hasta que punto un puñado abierto.102 En verdad, el cabildo ab_ierto debía ser llamado parªele­
,
de ��rson� podia �edefimr casi de un día para el otro el curso de gir a los dos diputados por Buenos Aires, aún no desig!lªcios según·
-
a�cion pohtica, exhibe el papel asumido por �l Cabilcio de Bµenos lo estipulaban las circulares de mayo de 1810, los cuales debían for­
Aires en el confl�cto . �se Cabildo, formado por perso�ajes adictos mar -según una nueva interpretación de aquellos ambiguos tex­
al po der revoluc10nano luego de su remoción en octubre de 1810 tos- un congreso con el resto delos diputados ya electos del inte­
manifestó desde comienzos de 1811 una relativa autonomía res� rior. Sin embargo, la elección finalmente realizada el 19 de
pecto de aquél, ofreciéndose como escenario para todas las oposi­ septiembre de 1811 en un clima de gran agitaci<S1.1:,_no es tuvo desti­
_
Ciones y como un cuerpo que legítimamente podfaactuar en._los nada a con�agrar un congreso sino a crear una autoridad completa­
asunto s de g o bier no . Leg itini ida1 .ue se hacía deri��r, siemp;�,-­
9 mente nueva, también colegiada, pero de sólo tres miembros. Tres
de un-ª_J:e¡:>res�ntación �econocida p or propios y aje_ll,o_�.=- Gor riti días de spués de la elección se pro dujo la concentración del
azuzaba al regidor -según expresa la cita- a inter venir en los p�ci�_:=-según los términos utilizados por los contemporáneos a los
asuntos � la junta haciéndo lo "responsable frente al público" de
- � hechos-::jllrnns_tituirse J.111 :hjupyira.to con los dos dip:11tados elegi­
una omis 10n en este sentido . dos en el cabildo abierto -Feliciano Chiclana y Juanj osé Paso-y
�l concili ábulo na rrado por el dip�tado jujeño culminó con _con el más vo tado de los apoderados del pueblo, Manuel de
la sahda de Campana de la ciudad, el nombramiento de Gor riti Sarratea. Las razones quedaban expuestas en el acuerdo de la junta:
como secretario de la junta (Matheu, el segundo protagonista de
este rela��• ocupa�a la presidencia luego del retiro de Saavedra) y con que deben
Ten iendo consideración a la celeridad, y energía
la supres10n del Tnbunal de Vigilancia. El poder colegiado nacid<i> ofrecen al efecto,
de 1� revoluciónya no contaba con juntas de su misma especie. eff _ girar los negocios de la patria, y las trabas, que
de opini ones, que fre­
las cmdades -dado el fracaso del decreto de febrero que manda- la multitud de los vocales, por la variedad
cons tituir un póder
ba crear las- , sino so, 1o con gobernadores mtendente
. cuen temente se experimen tan , ha acordado . s sm
.
s y coman- . . tano vo to. 103
dantes de armas que deb'1an hacerse cargo de controlar inmensos eJecut1vo compuesto de tres voca1 es, y tres secre
64 MARCELA TERNAVASIO 1
É
t PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER 65
El tér mino poder ejecutivo -esgri mido en las peticione s d e
abril- e@ a.1:l()_I_
� 9:_ll�i1L:?'.é!-�º'
por p rimera vez, p ara nominar oficial::­
ir refo r mada y los límites d el accionar de cada uno de estos cue r ­
pos . P ese a que en el a cuerdo, l a junta a�laraba �ue l os miem­
mente a la autoridad central, mientras el argumen to de las trabas 1
que debía enfren ta r un gobierno ejercido por muchos miembros
reg re saba para justificar a la nuev a criatura política .
Argumento !
que se h izo má s contundente en la circular enviad.a po r el triunvi­ I'
1 bros d el nuevo ejecutiv o "tomará n el Gobierno baJ o las reglas, o
modificaciones que deberá es tablecer la Corporación , o Junta
Conservadora , que fo r m ará n los señores d iputados de los pue­
t blos y provincias en consorcio de los dos _supl_ente� que el egi_:á
rato para anunciar su creación a todas las provincias que
bajo su juris dicción :
quedaban
t
l esta capital por impedimento de los dos p rop1etanos q'.1e estan
t co nstituidos v ocales: d ebiendo entenderse que los mi embros

:1
que componen el poder ejecutivo son responsabl�s d_e su� �cc io­
En las críticas circunstancias de nuestros negocios era de primera
nes a !a jun ta Conserv adora", el conflicto_p<? r la d1stnbuc1on del
necesidad organizar un sistema de secreto, unidad, y energía para
salvar la Patria de los peligros que la amenazan. Una triste expe- l poder quec!�!>�Lªb_iegQ,_106
-- EldÍ�p ara dor de di cho conflicto nació de un problema ya
riencia ha enseñado que es imposible dar al gobierno este carác­
menciohad o e n página�_anteriores : ¿cómo vehiculiza r los a��rttos
ter sin disminuir el número de los gobernantes; y este convenci­
judiciales? El triunvirato, pocos días despué s de su instalac1on, le
miento dictó a los diputados de las provincias de acuerdo, y
envió un oficio a la Jun ta Conser v adora instá ndola a "reglar �l
unánime consentimiento con el Pueblo de Buenos Aires la reso­
¡ despach o de los asun tos judiciales, siendo pues est? un� necesi-
lución de criar (sic) un poder ejecutivo a nombre y representa­
1 º
··,aad que ins tantáneamen te acrece".1 7 Aun que el eJecut1vo re�o­
l

ción de}Sor Dn Fernando VII que reconcentrando la autoridad y


nocía en este oficio que las n ormas parax�glar Sll c�nducta debian
los poderes queJos pueblos habían confiado a sus representantes,
acordase los remedios necesarios para tantos males. 104
;¡. ;-,
i; emanar de fajµn ta, �l tQn o_utiliza.cl_o 11o _� ra_ el._�ªª• arnab1 e ? q!}e­
f dando sin resolver, además, cuáles atribuciones tendría esa jun ta,
f más allá de dictar cier tas reglas para el funcionamiento del triun-
A diferencia del acuerdo de la junta an tes cita da, Ja circular
virato . La jun ta no tardó en asumir el desafío jurídi co y elaboró
r<:lel triunvirato planteaba ull asunto C!:!:J:(:_téi.J, ausente en la primera:
un reglamento, conocido en la h is toriografía como el reglamen­
que l a concentración de!�2_9-� r en un �j e<::_u!ivo se hacíc1._�n nom­
to de divi sión de po deres , da do a conocer el 22 de oc tubr� de
bre no sólo del rey ca�üyo sino tambié n de "los poderes que los
1811. E n sus consid erandos se volvía sobre l as teorías pac ti s tas
º
pueblos h abían confiado a sus rep resen tantes".1 5 Y é ste será el
-para leg itimar que en un "e stado de or fandad política reasu­
fo co delco11flie!9 c_o:r1Ja�]!i_:g_�_ G@n:de -ah ora llamada Ju11t9-
mieron los pueblos el pod er soberano"- y sobre la repres�n ta­
Conservadora - en la que per manecían los di putados del interior
ción de esos pueblos -para decir "que para que un � autond_ad
y a la que debía n i ntegrarse los dos diputados suplentes por / /
se a legítima entre las ciudades de nuestra confederac10n pohti_ca
Buenos Aires elegidos por los capitulares y apoderados del pueblo
debe nacer del seno de ellas mismas, y ser una obra de sus propias
el 19 d e septiemb re para compl e tar la rep resen tación .
¿Con qué rnanos" _ 1os El triunv irato debía ajt:ts_tarse _ a "aquella por�ió� /d :
atribuciones quedaba esa ju nta, represe ntan te de los
pueblos, autoridad que l es cor respondía corÍ10rni_embros _ de la asoCiaCl () n
frente a un poder ejecutivo que había sido design ado en un cabil­
Y su bordinar su gestión a la junta t conver tida ah ora en poder
do abier to de la ciudad d e Buenos Aires y que se arro
gaba la legisla tivo.109
represen ta ci ón de todo el ter ritorio ? ¿A sumía esa junta · / / / /
la repre­ El término porción desta caba que mngun or gano tenia por. /s1
senta ció n de los puebl os o se tra t aba sólo de una junta
de ciuda­ la soberanía .e indicaba la emergencia de una nueva conce�cwn
des ?1El punto más delicado era defi nir las funciones de / . 1a un
la junta así so bre el poder y sus hm1t es , en a med1" da e n que presupon
1
,-
::do que podía di�dirse para ejercer funcione::::n::�:::�: 1
de recurrir al ya repetido argumento de que un gobierno ejercido
POD::::::�a:::::::::::::ibid as a posteriori, lo cierto �:
que este intent�_de ensayo de división d� p()ci�E��-9-�j aba e1: la_c�s­
p or muchas manos iba en detrimento de la celeridad Y unidad de ·•
pide al le gislativo, dev aluaba al ejecutiv o y colo� aba al JUd1c�al
las deliberaciones, el documen to se definía e xpre sa me11 t� por el .,,• como un poder "independiente" al que "sólo toca Juzgar a los cm­
princ ip io de div isi óri__cl�_2Q<:kxe..s, consag rado desde fine s del I dadan os"_ 1p Una independen cia leída e n términ os de juec,es
siglo XVIII como el dispositiv o más idón eo para evi tar_ e_l �espo- -
f ·que debían aj ustar su conduéta a l "leyes generale�".118 La facultad
tismo : "La base en q ue creyó debía fundarlo, fu e la d1v1S1on de l
de interpretar l leyes n o era directamente mencionada, a�nque
as

poderes legislativo, ejecutivo yj udiciario, reser vándose aq_��lla la


t sí se aclaraba que "la Junta Conser vador a se reser va el derecho de
as

Junta de diputados baj o el título de C onser vador a, y d�p()s1tando


estos en varios funcionarios públicos".110
¡ · explicar las dudas que puedan ocurrir en la execusión, y observacio­
1 nes de los artí culos del presente reglamento".119 E l ejecutivo que-
P or primer a v ez la n oc ión de división de poderes era for-
{ - daba e xplícitamente e xclu ido de "neg ocio alg uno judicial" y deja-
mu lada de manera explí cita e inten taba traduc irse en un r eg la-
J ba las cau sas de los mag istrados y funcionarios públicos en manos
mento . E l poder eje cuti v o q uedaba en rnan0s-del-triunvirat o Y
de la Real Audiencia "o a la comisión que en su c o nombrará la
Í
sus fun cion� s � stªbleciqas ·en l ª segu_11,_clét_s� c�i§n del qgc: umen-
Junta Conser vadora".120
j as

to . La jerarq uí a de poderes q uedaba e xpresada en el artículo 13 . :_


( Los especialistas en historia del derecho coinciden en senalar
donde se estipulaba q ue "el P oder Ejecutivo será responsable a
- 111 Er a , sin l qu e la fuente inspiradora del reglament o habría sido E spaña a tra-
la J un ta C on ser v adora de su conduct a pública"
II vé s del decret o de l Cortes de oct ubre de 1810 y del reglamento
duda , el llamado poder leg islat iv o -potencialmen te en manos
provisional del ejecutiv o del 16 de ener o de 1811, y que la p/a�er-
as

de la junt a- e l que habría de asumir el rol preponderante . Au�. i nidad local c orrespondió al deán Grega rio Funes .121 E l clengo
cuan do sus mie mbros admití an t e n er "un a re p r_esen tació n l cordobés asumió tal pat ernidad en sus Apuntamientos en los q ue
imper fecta de soberanía" p or Cl!an tQ no conStit uían _un Í hablaba en tercera persona :
"Cong reso n acional", recon ocí an ta mbién q ue "n o p or eso e s
una represen taci ó n nula".112 Y éste era sin duda un punto crucial:
¡
{
aquella junta no tenía atribuciones de erigirse en congr eso constitu-
LaJunta no estaba contenta con su forma de gobierno: 'Fuese por

yente y sin embargo procuraba actuar tr tocando el orden y la


Í; precipitación, dice el señor Funes, fuese por artificio, fuese en fin
legalida d v ig en te . Y l o ha cía en fun ció n de ser el único cu
as
porque se creyó, que el período de la primera sería muy limitado,
que "con ser v a a las ciudade s en la persona de sus diputados��. f1� ·
t(.··,·
lo cierto es que, dando a todos los diputados una parte activa en
En tal calidad -esto es, la de ser n o la represent ant e de las ciu-
el gobierno, fue desterrado de su seno el secreto de los negocios,
dades sin o las ciudades mismas- l a jun ta c onsideraba legít im o Í. la celeridad de la acción, y el vigor de su temperamento'• En
asumir e l po der le gislativo hªs tª "la re soluci ó n del C ong reso , o
¡
. .
remedio de estos males, propuso el señor Funes la división de
. nt es s1 el in terés mismo de los p uebl os" as1/ 1 o e x1g1e . . f
1
se .
1
poderes en legislativo ( en un sentido lato), y ejecutivo, revist�en­
C om o p oder legislat iv o se re se r v aba las facult ade� de declara r
a 114
do con aquél a laJunta bajo el título de conservadora, Y con este
la g uerra y la p az,
establecer impuest os , c rear t rib unales o
al gobierno.122
empleos des con ocid
os y n ombrar a l os mie mbros del ejecut i­
v o .115 Facultades q ue han sido ev aluadas por la histor iog rafía En pocos meses, Funes pasaba de ser e1 prm · a1 abanderado
· c1p
del ju ntismo a redªmar por un r égimen polít ico funda�o en la
com o el pr ime r y único
en say o de "d em ocratism o de asa mblea " d. ..
IV1s1o/ n de poderes . E l camb.10 produc1·do en sus concepCiones en
en el sig lo XIX.116 ·-
torn o a la forma de ejercer y d1• stn· bm· r e1 poder es coherente
68 MARCELA TERNAVASIO
r PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER
69

de sde, al me nos, d o s perspectivas. La primera se vincula a su


mi era
La división de poderes se hallaba sancionada, pero para
apeg o p or la ruta e mpre ndida e n la pe nínsula. Pasar de ljuntismo
prime ras
dudoso el sentido de las cláusulas que la dictaban .. Las
a un reglame nto de división.de podere s e ra e l camino se guido por
. En este
sesiones de la Junta Conservadora se ocuparon en fijarlo
España e n es os me se s. Fune s parecía co no ce r muy bie n los impre- f sentir. que el poder reserv ado a la
debate de opiniones fui de
sos pro cede ntes de la pe nínsula, algunos de los cuale s eran repro­ e toda la extens ión de que era
Junta Conservadora no podía dársel
ducidos, según vimos antes, e n la pre nsa pe riódica. Esto estaría en polític a admit ía
susceptible la voz; que en principio de una sana
sintonía co n una hipóte sis ya e nuñciada: que la no ción de división
en el críti­
las funciones que laJunta quería adjudicarse, pero que
de po deres ingre �aba e n el Río de la Plata p o r la vía gaditana y que
expresión
co estado de las cosas convenía reducirlo a la mejor
fue a través del gesto de rechazo a participar en aquellas co rte s lo .. dictam en en esta última parte, y
posible. La Junta no adhirió ami
que p e rmitió a lo s rioplate nse s co me nzar a interio rizarse e n el sig­ que expus o en su
creyó de su deber revestirse de la autoridad
nificado co ncreto de dicho principi o . La segunda perspectiva se f reglamento. 124
aso cia al carácter instrume ntal que adquiría e l uso de l o s lengua- J
nsabili­
jes y dispo sitivos políticos disp o nibles e n esa coyuntura. Eljuntis- Í Es difícil determinar el grado de participación y respo
ment o. Lo ci ert o e s
mo, co m o respue sta ge neralizada a la crisis de la m o narquía, per- Í dad de cada diputado en la re dacción del regla
p-0r Cll_ anto
mitió e n el Río dela Plata que l os diputad o s d el interior pudieran '' •·- _ que su �.a.11fión fue d e vastadora p1t_rala pr opLajimta
- hechos
neutralizar -aunque fuera de mane ra efímera- a los grup os más ..·_,.•· . terminó con su disolución P9E �rden d_�_l_ej�cutiv9. Los
s cedie r n n poco s días. _El
radicales po rte ño s lide rado s p o r M ore n o cuando se ciñero n a _ q�e llev.aro n a e ste __Lesultado se u o e

� �!_n vo r�g!3: :gi�nt g_y


def e nder su inc orp o ración a la Junta Grande e n calidad de mie m- 1 Triunvirato recibió con suma displ i_c:��c:i ue
<:!�_ 13_�e1:igs �r�s.
bros de un po d�r col egiado y no de repre sentantes a un c o ngre so. Í l�-pasó inmediatamerrt�-; ex;�e� del C 3:bild<?
su e nojo y
Y a p o co andar,:!,1 división de po deres l e ofre ció al mismo grupo f La re acción de la.junta no se hizo esperar y e xpresó
e dejaba muy
la p o sibilidad de v o lv er a d e valuar e l intento p o rteñ o de re asu- f humillación en un oficio e nviado al triunvirato do nd
claro que el Cabildo era un cuerp o infer i r a la j nta y que care cía
mir la repre s e ntación de to do e l territori o ,-al asignars e la calidad
¡
o u

de p oder legislativo y subo rdinar así al triunvirato capitalino , ide n- de legitimidad para opinar sobre lo que había sanci onado ésta.
ido de
tificado ahora con el ejecutivo. En esta segunda perspectiva, Ja di\7!�/ 1 Cue stio naba también al ejecutivo por cuanto se había e xced
J ar
sión de p9deres_s�d�fü1fa�nfre Buenos.Aires a cargo deLejecutivo y los límites de su aut oridad "al creerse autorizado para reform
! e " . 125 L
... a ·
JUn .
ta _ __n _ dud
____ _ ó
las ciudades a cargo clel_ legislativo, re sultando n1ás Il()\'ecl?sa la pro- · · · s, o sanc1· 0nar1os si· 1 e parec
nue stro s JU1c10
¡
o

en "po ner de manifiesto su superioridad" alegando s repr s nta­


puesta elevada por los pueblos del interior que la defendida de sde u e e
e s,
Buenos Aires. ción: "los pueblo s nos han elegido , no s h;an c:e>gf�Ijcio Sll_� ¡=>Qci�r
en
El us o instrumental de l os le nguajes se puede ve rificar, ade­ nos han e ncargado que miremos por su felicidad y biene star,
más, en el cas o de Funes, de sde una perspe ctiva más cercana a su fin, han depo sitado en nos otro s su confianza: e st e e s e l úni � �er­
o y
126 Según el docume nto , e l ejec utivo
salvataje pers o nal fre nt e a las de laci o n es, juici os y sumario s a los dade r o títul o de mandar".
"
que se viero n s ometidos los miembro s de l nuev o p erso nal p o lítico estaba compuesto p or hombre s "que l o s pueblos no han el e gido
ra remitir e l regla­
que 1a revo 1uc10n - poco despue/ s d e fracasar e l regla-
. / cre aba. 193 Y p or tal motivo no te nía legitiµüdad alg una pa
:tne nto a un "cue rpo parcial" que , aunque re sp table para los dip�­
me nto de división de po dere s, Fun e s se de f e ndía en el sumario e
10
instruido por el triunvirato -e n co ntraste co n lo afirmado año s tad os de la junta, te nía límite s pre ciso s p or las l eyes. �I o fi�
j c tiv
más tarde e n sus Apuntamientos ya citado s- de n o haber sido el apuntaba también a las funcio n e s' l e gislativas que el e e u o

r una ley s o bre ro bos Y


único re sponsable e n su re dacción: había empre ndido e n e sos días al publica
70 MARCELA TERNAVASIO
PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER 71

dar un reglamento de libertad de imprenta. Esas facultades eran sólo le quedaban dos opciones: o ahogar sus sentimiento s en detri­
privativas del poder legislativo y por lo tanto de la Junta, la cual, mento de lo s pueblos a quienes representaban, o "entrar en una
nuevamente, ponía de manifiesto que "todos saben lo que éste [el abierta co ntienda". En n ombre de los derechos de esos pueblos la
legislativo ] excede en dignidad a lo s demás".127 junta afirmó no vacilar "un momento en abrazar este último par­
Lo� episodios culminaron, según se anunció, co n la disolu­ tido".129 Conflicto entre poderes que ese cuerpo reco n ocía en las
c�ón_de la junta p or parte del triu_nvirat o el 7 de 'uovi-emb�e de ·experiencias de otras latitudes al sostener que estaba vulgarizada
18Jty c; onla derogación del reglamento de división �res. "la desagradable contienda que se ha suscitado entre esto s cuer­
El ef;111(;rg__�nsayo pone en _evidenda varias cuestio ne;�furun -. pos respetables, cuando el interés de la nación exigía que obras en
ladó; \ma nueva �orma de concebir la distri�ución del poder. En la
1
,
. ambo s de abso luta c onformidad".130 A la apuesta de la junta de
erigirse en un poder superior a los otros, el ejeci:.itivo recién crea­

1
introducción del reglamento se advierte llpercepció� de que el
g�spotismo y la arbitrariedad ya no eran Rªt:rimoníci-éxclusivóde do contestó también al todo o nada. Luego de disolver la junta, el
los mandones españoles. La experiencia vivida en eso s meses mos­ triunvirato quedaba como autoridad suprema, pero siempre atado
traba que el despo tismo po día naceqiel seno mismo de las auto- l al Cabildo capitalino al someter a su consideración la legalidad de lo
riclad � que venían
_ a reemplazarlos; La convicción de que un 1. actuado por los grupos en disputa. En reahdad, en el fondo de
poder colegiado podía evitar fa árbitrariedad era sustituida por el 1 e_stos <=Q!lffü:tos__es1ªba en juege> la _ c:���Üón-de la-kgitimidad.
e_

�rincipio de división de poderes, mecanismo más idóneo , según la ¡ - J\Ting11!).5>_de los nuevos cuerpos aceptaba la iegitimidad def�tro
Junta, para "poner trab�a la arbitrariedad de los depo sitarios del
poder". 128 Por otro lado:1 1quedaba eXRl:l�LtélJ_a íntin1ªvi11q1la,cióI1
¡ para gobernar.
La-ultima cuestión a destacar es que esa disputa tenía p or
f
�ntre representación, distribución del p�der y lucha facciosa. La 1 escenario s a los poderes ejecutivo y legislativo, no así el judicial.
citados, -d deán cordobés afir­
·,_representación de los pueblosyeI1faa c11fstionªr los intentos cada t En los Apuntamientos de Funes antes
de
-v,_ez más visibles de los grupos porteños por asumir la representa- f maba que el remedio a todos lo s males fue dictar la división
ción virtual de todo el territorio. Una disputa que, en este caso, ¡ poderes creando un legislativo y un ejecutivo . El judicial parecía
asumió una d oble valencia: territorial y funcional. La distribución l se r el gran ausente del debate y de la contienda, pese a que el
reglamento establecía una sección especial para definir sus atri­
del p oder era un problemª q:uecome11z?,ba a dirimirse en ambos J.
� buci
ones. El relativo silenci o que con respecto a este poder
man­
plano s: en el lugar qllt:; lo sc:ue_rpos_territoriales::-lo s puebl�s-
tien en los documentos públicos de esta primera época pueda tal
debían tener en el nuevo orden y en las atribucicmes otorgadas a
Vez explicarse, no p or la indiferencia hacia el ejercicio de la justi­
los nuevos podere�, representante uno ( el legislativo) de esos ¡ cia sino por la mayo r c omplejidad que implicaba penetrar en esa
cuerpos territoriales y el otro ( el ejecutivo) del pueblo de Buenos J esfera, según se verá en el próximo capítulo.
Aires. En el c orazón de esos po deres se encarnaba, además, una l�
lucha faccio sa cuyos pr otagonistas no renunciaban a utilizar las El _22 de noviembre de 1811 �U!'i:t.1}!"0-!'�!C>1 y_c1:_Ii9�:r-:acie> de la
nuevas nociones para jugar al juego del todo o nada. tutela de la j1nta1
_, sanci onaba un
estatuto provisio nal para to das
En ese juego -y es éste el tercer aspect o a señalar-, el prin­ la s Provincias Unidas del Río de la Plata.
cipio de división de poderes penetraba en el espacio político En sus c onsiderand os previo s el ejecutivo procuraba funda­
la
com o un intento de res olver la conflictiva coexistencia de cuerpos ?1entar y legitimar el rechaz o del reglament o elaborado por
de diversa naturaleza pero también como her ramienta para neu­ Junta, al que den ominó "códig o constitucional" y catalogó de ele­
mento "muy bastante para precipitar a la patria en el abismo de su
tralizar a los grup os oponentes. Así lo entendió la junta cuando
ruina".131 La razón invocada para justificar este juicio fue la voluntad
ofendida por la remisión del reglamento al Cabildo aseguraba que
73
72 MARCELA TERNAVASIO PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER

de la j unta de erigirse en soberana e inten tar suj etar al gobierno a quedaban en evidencia al incorporar el reglamento el decreto
de ·se guridad individual y el de libertad de imprenta . P ese a qu
e
su sola autoridad . La divisió!}_<:l�_p_oderes era presentada como un
r lv g nto s·
instrumento de disputa que prom��í;_-��;_ "c-ompetencia escanda­ el gobierno se comprometía a no eso er los randes asu

-; - del estado sin someterlos al acuerdo expreso d e l a asa mb lea


losa " y como un principio que atentab a contra la "unidad ;: ;'-�omo
_ si la :Sol:>�_r_ªníª__fu�se divi§iPl� -=-=-ªfirmaba el documento-=- se la general, no quedaba claro cuál era la incumbencia de esos asun­
te.
-
atrfüµye de un modo imper�ecto y p arcial"; 132 -El triunvirato rúo­ tos ni el carácter de esa asamblea , por el momento inexisten
nocía que �l n:1evo estatuto carecía del conseniimiento de los pue­ El gran dilema será definir, precis amente , cuando esa a samblea
se reúna para- la primera renovación de triunviros e n abril d
e
b:os, pero J1:1su.ficaba su sanción en nombre de los peligros de las
1812, si su carácter era sólo el de un cuerpo elec t o ra l d e se g un _.
c1rcun�5anc1as y de la promesa de reunir un congreso con repre­
el
do grado o si además tendría atribuciones de control sobr
e
sentac1on c!_e �odas las provincias para establecer una "constitución
permanen�e "\1 33 Aunque no quedaba claro el signifi cado que asu­ ej ecutivo.
-
�ía-dictar una constitución permanente, lo cierto es que el Jril!n- 1t Ahora bien, en los días en que el estatuto provisorio era pre
,,. sentado públicamente , la prensa se . hacía eco de lo ocu rrid o , a
VI ,,. 1 1 a d_e 1 §imp_k depósito dela soberanía
_rªt.o parec1,,.a avanzar m�a.
en nombre_dt!l rey. Al igual que la.Junta Conservadora, se · atribuía veces de manera directa y en otras por vías indirectas . La vía indi-·
-sin decirlo explícitamente- funciones soberanas al establecer r·.:·• recta era, nuevamente , la alusión a fo que estaba sucediendo en
un reglamento que, en parte, �odifi caba el orden heredado.
Er e statuto provisorio, a dÍferencia del que había elaborado
l.•·
1
las Cortes de Cádiz. En noviembre de 1811 la Gazeta publicaba
un artículo, extraído de un periódico londinense, que contenía
·
la Junta Conser va dora, era escuc:,to y ambiguo . El freno al poten - 1 una reflexión sobre las Cortes, escrito s upuestamente por lin
c1al a buso de poder no des ca ns aría en e l princ ipio de división obser vador de la s mismas. Entre los temas abordados aparecía el

de poderes , sino que _l os límit es a_la arbitraried ad y la tira nJa . de la división de pode res, asociado ahora alconcepto de respon­
.<:I_u�da ban _garantizados, según su primer ar tículo, por los prin - t sabilidad. 13 6 Luego de afirm ar que "la soberanía de la nación
qp10s de rotación en el cargo y ele e lección de sus miembros�'i,a . reside en las cortes, y la responsabilidad en el poder ej ecutivo" y
. a la
altern�ncia �ada se_i� !1!.���s de uno de los triunviros _baj o un 1• que las primeras se reservaron el poder legislativo e hicieron
complicado sistema electoral que implicaba la fo r mació� de una f. regencia ( a cargo del ej ecutivo ) responsable de la defensa del
as amblea compuesta por el ayuntamiento de Buenos Aires de Í estado , avanzaba sobre los argumentos ya enunciados por la
ose­
los repre sentantes que nombraran los pueblos y de "un n úU:ero f p rensa local meses atrás: las Cortes "envuelven la completa p
con sidera ble de ciudadanos ele gidos por el vecindario de esta i sión del poder sin límites, porque han prevalecido tantas ali­ r iv
ia
capital " p arecía ser sufi ciente para asegurar la legitimidad de un dades en los gobiernos, que han limitado el poder d e la regenc
f 13 7 La quej a apuntaba q ue las C or te s
a ta n estrechos límites " . a

¡.-"
pode : que había nacid_� de :1n cabildo abierto de la capital y que -
perdían tiempo deliberando sobre cuestiones trivi ales se
asumia 1 a represen tac10 n virtua 1 de un a mpl ísimo territorio .1 4
3
, ­
La ambigüedad de este reglamento quedará exhibida cuando subrayaba su lentitud-, negán dole a la regencia un poder ade
c uado a las circunstancias. El com entario no pasaría inadverti
do
deba ser aplicado a comienzo s de 1812. Pero más allá de los con­ tí o
Y en el número siguiente de la- Gazeta se publ ica b a un ar cul
�ictos que habrá de generar es impor tante subrayar que el triun­ ivi­
comunicado donde se retomaba precisamente el t e m a de la d
v�rat� asumfa de hecho func iones ej ecutivas y l�gi�lativas pres­ n­
cm d1 end o so lamente de los as un tos de j ustic ia, los cuale s
sión de poderes . En él se hacía alusión a una práctica muy difu
p�
dida en aquellos años -la de la lectura y discusión de im
esos de
correspond ían p rivativarn en te -al meno s en el pla.no nor mati­
diversa índole en las tertulias realizadas en las casas partic
ulares
vo- a las autoridades j udiciales .1 3 5 Su s fu ncio nes legis lativas
PODER COLEGIADO Y UNIDAD DEL PODER
75
74
la j unta c omo·
MARCELA TERNAVASIO

de una pluralidad de j urisdic�i9-:r:ies -el Cabildo,


de la elite�, Y a la opinión compartida con el obser vador anóni­ to- n9 podía
órgano .de las ciudades, la Audiencia, el triunvira
mo antes citado acerca de "la mala conducta de las Cor tes con la íticos nacían
· "13s Aparentemente, los contertulianos -aunque es más qlle generarjng9l)ernabilic:l;ad. Los conflictos pol
Re�encia · p b m nstit ucional de
de la dificultad que planteaba
posible sospechar que, como muchos artículos comunicados de m d le galidad
a co

fondo: o l as autoridades se mantenían en


el ro le

aq
��ll� época, ést:. sea también un instr umento del propio •· a n congreso
preexistente o se seguía la ruta gaditana de convocar
el arco e la

penodico _ para emitir su opinión- quedaron "c onvencidos de 1


u

constituyente.
u sist ema de ab rogar se aquellos. diputados un poder sin uciona­
� � _ D e hecho, la vacatioregis refor zó l tendenci constit
hm1te s, y reducir la Regencia a la esfera de un Tribunal el más

.· eranía,
el

bu ió físi d l · s b
listas en América y con ell laredistri
as as

s�balterno e iJ1!pote�te, podría contagiarnos desgraciadamente, usivo . 14 � La dis­


o

x
e a

pero sin quedar claro quién era el depositario


c n ca

/
as

s1 no tomabamos medid de ·precaución, en los casos que tuviesen �.1· puta entr e las ciudades capitales de virreinatos, ciudades bece­
e cl

analogía con aquellos·"13 _ 9 s en todos


ca

ras de provinci y cabildos subalternos generó tensione


as

L a cita desp�j a la �paren té paradoj a de que en u n impreso ' los gi n s l s m insur gen­
rincones del imperio ; Tanto las re
as

v?cer� de un gobierno msur genté se reclamara reforzar el po der s s g d as, al no


lea e co o

tes fuermurí.ctimas__de....es.taiiiiciias. Pero en


o e

eJ ecut1vo d� � a pen �nsula en det rimento del que se erigía e n l a _ �n


aceptar desde �1. comienzo forma.t p.art� de la nación y?-cla .
la e un

represe ntacion nac 10 nal, si no era para e vit ar cualquier r éplica se hacían más com­
cr

,·.•· Cádiz, l respµestas políticas e institucio nales


l cal de aq el mo�elo de fu n i onam ient o . L a alusión al poten- y ápid m ente el camino de
� � � l.: plej . Mientr Venezuela siguió m
as

cial cont a g1 0 del eJ emplo gaditano tenía c om o tel ón de fo ndo 1 ci poco después por
la independencia -aunque ésta se desvane
u r a

l·.•
as as

los hecho _s oc�ridos entre septiembr e y noviembre de 1811 en ducía


el avance de las fuerzas realist - en Buenos Aires se pro
era

B:1enos Aires-lEn diciembre, el gobierno acusó a muchos de los 1 j unt y gobiernos colegiados sucedi­
ambi gua. L
f una situación
as

d�putad os que h_ab� fo r mado la Junta Conser vadora-de orga- pero al


dos entre 1810 y 1813 asumían el depósito de la soberanía
as as

mzar una conspirac 1on y decretó la expulsión de los mismos a 1 ib t s q x dí


mismo tiempo hacían uso de ciertos at
sus re_�pecti vas �rovincias hast a la reunión del prometid o con- d eres
an la

i s p
ce

f mera tutela de aquélla. El hecho de plantearse divid


r u o ue e

_
greso� �l tnun�irato quedaba, pues, com o suprema a utoridad, o se i nten tó
r lo o

en ram con funciones diferenciadas - com


:
l
p�ro siempre cogobernando con el Cabildo de BüenoS-Aire·s� Si 1811- o dictar un estatuto provisional como lo hizo el p rim
en
f as

bien el ay untamiento �abía colaborado a que el p¿d�;:-·<:J�cutivo ia


er

d d p d
Í tiiunvirato suponía diseñar un nuevo or
alcanzara la supr
:�ac1a, no había renunciado por ello a ej ercer
in e en enc

t del metropolitano .
en con

un pa pel prot agom co, cada vez más visib le en el escenario de de la P lata
P or cie:rto qu�estosensa.yns_ocuuido s en el Río
aquellos días. enera ­
antes de la reunión del p rimer congn�s9 constituyente g
La crisis del j untismo de:.ii aba al desnudo el calleJ· on · sa11·da
/ sin los impulsa roE,
ron c:b!cl_ª� � ntre los p ropios p rotagonistas que
en el que se encontraban quienes dominaban el nue vo fo co de
según se intentó demostrar. P ero esa s du das no ocultaban
poder en Buenos Aires a fines de 1811· Tod l soluc10 . U
el

· nes a1 d"ile- signo que iba adquiriendo la experiencia abierta en 1810


ma de _la gober n abilidad exhibían el p robl�ma qu� c:lejaba p or tagonistas
na

exp eriencia percibida a esa altura por los p ropios p ro


as as

_
herencia el qmebre de la monarq uía : nadie era el legítimo here­ se fueron configuran­
como revolucionaria en la medida en que
dero del rey. Y puesto que esto era así, ninguna autoridad recono­ mas de ej ercicio del
/
c1a plenam ente a la otra. La junta no era un p oder autónomo sm · o do cambios que modificaro n las· bases mis onio de l os
Poder político. U na percepción que no era patrim
·
que su 1egi :im · idad seguía emanando del acta capitulardel 25 de de aquellos que exhibier
grupos más radic ales sino también
on

mayo suscnpta por el ayuntamiento de la capital . La coexistencia


76 MARCELA TERNAVASIO

orientaciones más moderadas en el curso de los a


contecimientos . y 3. Los cuerpos coloniales frente
esto era así porque la revolución, según lo ya planteado por Tulio
a los desafíos revolucionarios
Halperin D onghi, no precisaba para ser tal innovar sobre el orden
antiguo en los puntos que seríanjuzgados esenciales en otro tiem­
po . Para que la revolución tuviera tal carácter erc:l preciso q_ue el
···
nuevo orden fuera visto como precisamente nuevo .141

Luego de casi dos añ os de los hechos ocurridos en mayo , la


concentración del poder había alc anzado diversas dim ensiones :
se había pasado de u na auto ridad colegiada de mu chos mie m­
bros a otra de sólo tres ; se había suprimido el cuerpo que -como
junta de ciudades- alojaba 13:. diputación de los pueblos pa:ra que­
dar sólo en pie un triunvirat o el egido' en la capital ; y se había
impedido la aplicaci ón del re glamento de división de poderes
'quedando el ahora llamado p oder ejecutivo con facultades
amplís imas . Tal concentración, s in embargo, no afectab a de
manera directa la naturalez a del gobiern o ni la admi nistración
interna de l os territorios que estaban b ajo su tutela . El triunvi­
rato no era más que unajunta reducida, cuya identificación con
el término ejecutivo derivaba del intento de imp on er un nuevo
vocabulario p olítico p ara legitimar su vocación de eri girse en
autoridad su prema·; y fuera de Buenos Aires, la distribución del
poder seguía los lineamientos heredados de la colonia . Más all á
del efímero intento de crearjuntas provinciales y subordinadas,
lo que s eguía vi gente en las provincias era la ordenanza de
intendentes con la u nidad de las cuatro causas. Los temas de l a
con centración del poder y de los controles a la autoridad p olíti­
ca ponían en ju ego el problema de l a representación y la distri­
bución de facultades entre los diversos cuerpos heredados y l os
cre ados luego de la .revolu ción, pero sin transformar la dimensión
territorial de la soberanía . -
En ese contexto, cabe preguntarse nuevamente sobre el papel
jugado por los dos cuerpos destinados en los documentos de mayo
de 1810"ª limitar el p oder de la nueva autoridad política -la
Audiencia y el Cabildo de Buenos Aires- y cuáles fueron las per­
c e pciones que sobre esa herencia colonial tuvieron los grupos
criollos que lideraron la revolución. Tulio H alperin D o nghi ya ha

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