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HU mAN\DADEs

Esclavos, libertos y soldados:


la cultura politica plebeya en Cuyo
durante la revolucion.!

Beatriz Bragoni

Viva la patria, viva la unión y nuestra excelentísima Junta


del Río de la Plata y nuestra amable libertad. Viva ¡Viva!
El epigrafe que encabeza el presente capítulo constituye la primera
evidencia reunida por el fiscal acusador de un proceso criminal iniciado
en Mendoza con motivo de haberse puesto al descubierto una rebelión
de esclavos el 2 de mayo de 1812. Se trata de una pequeña proclama
dedicada a inflamar el espíritu patriótico de los negros y mulatos que
habitaban los cuarteles urbanos, y que había circulado los días previos
a que el gobierno encabezado por el teniente gobernador designado por
el poder revolucionario en Buenos Aires, el coronel José Bolaños, tomara
conocimiento del plan. El suceso caratulado como rebelión contra los
amos y el mismo gobierno, alcanzaba significado en un clima político
que superaba los límites estrictos de la jurisdicción: al tanto de las no-
vedades introducidas por el gobierno de Santiago de Chile en beneficio
de los esclavos en 1811, y de noticias relativas a la población indígena y
de castas obtenidas desde Lima, los acusados de la rebelión en la ciudad
cuyana habían llevado a cabo preparativos para exigir a los amos lo que
ya estaba en la agenda del gobierno central con sede en Buenos Aires.
Según las fuentes, y de acuerdo a las declaraciones de los esclavos que
acaudillaban el plan, en las conversaciones mantenidas en los cuartos de
las casas, en las pulperfas distribuidas entre la Plaza Mayor y el paseo de
Alameda, y en los fandangos, los cabecillas habían tomado conocimiento

! Esta investigación integra el proyecto de CONICET PIP N* 6073

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BrATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados

de Buenos Ayres en los conl um&ns (L antiguo imperio español (Halperín


de las noticias difundidas por un ejemplar de la Gazeta Donghi
para la poblac ión esclava , Ese contexto 1972a; 1985a). Cualquier lector prevenido podrá comp:
que auguraba medidas favorables PR
peso E que aun tienen estas
artir conmigo el
volunt ades a favor de la inicia- : imágenes en la comprpiensióny | históricaca de de la
entonces resultaba propicio para sumar pe
asaltar el Cuarte l y empre nder la uyana, como también podrá advertir las dificultades
tiva, reunir las armas disponibles para enetr:
hpdan;;1;:;:::[;1‘:];‘;a:l'lashlradlflones
para
de exigirl es la carta de liberta d con el historiograficas que atribuyen a San
acción contra los amos a los efectos PE
porteños que dirigfan mle .ab‘cr ideado y puesto en marcha la organizacion
argumento de sumarse a los cuerpos y regimientos
E ¡¡I; Ieslonales capaz de concretar un plan continental
la guerra en defensa de la Patria
o la tentativa fue s meno?imrs
Las expectativas de los rebeldes se frustraron cuand
éxito de la causa americana. Esa imagen va unida
embarg o, el episod io que protagoni- le oeel gr Ir;aríte, ybes a“quella que acentúa o privilegia el
desbaratada por las autoridades. Sin A
pa-
para justifi car sus preten siones nos r: I.put: los cuyanos la cual opera como eslabón
zaron y los argumentos que utilizaron E
práctic as sociale s dispar adas por parm il 1larAalrsumlmslmr Tecursos extraordinarios en
enfrentan no sólo a las sensibilidades y o Patriouca cuy,_… das Zonlvlmérxdose en sólida evidencia
orden social previo y simult áneo
la revolución que permitian impugnar el ea
de la convic-
ante difusi ón de los precep tos CEZ….; de; e los primeros tiempos revolucionarios.
a su emergencia, sino sobre todo a la fascin MEO el e ic
Como
ra revolu cionar ia riopla tense. ida de_esa asociacion estuvo lejos de ser producto
liberales a solo dos años de iniciada la aventu m
to liderado por el COIcu:tn-es historiográficas posteriores; quien repare
Con justicia puede argumentarse que el acontecimien o m yad dzcéclor{es docum:‘n!ales del periodo advertirá
en
a ordina ria, reune todos los re-
elenco de esclavos sometidos a la justici e
que se
caso límite capaz de exhibir (_)¡ ñ ¡Í;m que nutrió la potente simbologfa patríótica
quisitos apropiados para ser considerado un sa
ucrados, y- Cñsósw]rpsº Í.¡ 555; L:le clalro modo- significados épicos.
significaciones políticas y sociales en relacióna los actoresinvol Sería
sociales aparecierori
al contexto en el que las prácticas y representaciones dedicado a Cuyo cuyos versos de;¿cearllac:nr'gado s
estudi o de la revolución en-
inscriptas. Si bien la historiografía dedicada al
inoso expediente que Alos héroes que fueron
Mendoza no ha reparado en el fenómeno, y el volum
inmejo rables condiciones
ilustra los pasos de la justicia criminal brinda
¡Oh Lima! En tu venganza,
episod io, la estrate gia ana- Cuyo les dio la lanza
para emprender un análisis pormenorizado del Y su inmortalidad
es de la experi encia
litica elegida para revisar algunos rasgos sobresalient Si tus grillos rompieron
ese atracti vo. El presen te
revolucionaria en Cuyo elude intencionalmente Con virtud y fortuna,
como eslabó n denso de
ensayo propone en cambio asumir el episodio En Cuyo ved la cuna
en captur ar las modul acion es
una larga cadena de evidencias que permit De tu felicidad
ne reinterpretar
plebeyas de la cultura política como también se propo Esta c ció
plcmenm;l:l;cl::avczx::nplropox:f emprender un camino alternativo y com-
identi ficada casi de manera
la “revolución en Cuyo” hasta el momento
exclusiva en torno a la exitosa militarización lidera
de San Martín a partir de 1814, ya la gobernación
da por
cuyana como baluarte
el coronel José
YE milariacónque i o * iaribo dee SanSan aMartin como
o Cr funcio:
sºcá l;z:;lc‘: lc;n[l;al d((; !;s Provincias Unidas, co?nolí;bommrio
a favor de la empresa
territorial y social compacto, uniforme y estable
polg?;º
.. ) ool fo smln able para examinar la manera en
oblicua inaugurada
sanmartiniana. La literatura histórica, en una línea
que los precep:
B:1956) y que
oo …b:emn aceptados por individuos y grupos sociales
; Mitre,
por las narrativas decimonónicas (Hudson, D;1898 ‘rpoder E nná, y d»evelar las estrategias instrumentadas por el
considerado sus efectos
alcanza incluso la interpretación halperiniana, ha — Ccm[rucpa;a TELOII‘dUClI‘ cadenas de mando y obediencia
o la unificacion de
en el ciclo de guerras abierto a partir de 1815 cuand _ R
a
Dc! n política fuertemente ceniralizada y afirmada
aciona l brindó condi-
mandos militares y el cambio en el contexto intern ea pinión como fenómeno inédito para la comunidad
asegurar la independencia
ciones propicias a la revolución rioplatense para nso proceso político no parece ser solo el resultado
insurgente nunca reprimido de una
de lo que hasta entonces había sido el bastión

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Bearriz BRAGONI Esclavos, libertos y soldados
por la
ferrea disciplina social sostenida en jerarquías militares exigidas el -segund
5-unfioo está dcdlc‘ado al examen de la frustrada rebelión de los esclavos
ión de los tiempos revoluc ionario s y el
coyuntura guerrera, La acelerac ¡q¿rce¡l;vl lpara anticipar los problemas que me he propuesto abordar;
el
parece haber
vigor adquirido por el patriotismo como pedagogía civica y el cuarto se ocupan de rastrear el dilema de integración desigual
una
favorecido una experiencia de uniformización colectiva capaz de dar de los esclavos y libertos en los cuerpos
p armados q que inte graron
raron los ejér-
jér
nueva dirección a las jerarquías sociales heredad as del antiguo régimen
que si bien resultaron amalgamadas y reedificadas por la legitimidad re-
volucionaria, dieron origen a experiencias de politización popular inéditas 1. Un Pueblo en revolución
ción
e inesperadas para las elites revolucionarias. Los canales de integra
política creados a partir de las experie ncias de militari zación en el Río de h]l';af nolicigs d-e la destitución del virrey Cisneros y de la formaci
ón de
de 1810 no ha sido de ningún modo un y ¡; a pr(;vlson-a que reasumía la soberanía en su reemplazo arribaro
la Plata antes y después de mayo n a
Di
tema ausente en la literatura histórica (Halperin Donghi, 1978 y 2005; rmulncºoza el 6 de junio dg 1810. Días después las autoridades reales
toma-
cido el papel desemp eñado por la T n-ocl¡)nuenlo del pliego que justificaba su formación y de la circular
Meglio, 2004), tampoco resulta descono
población esclava masculina en las formaci ones militare s que aliment aron l[; a vitabaa los pueblos del virreinato a envira diputados para integrarl
a;
las huestes de los ejércitos de la independencia (Masini, 1962/3:1 77-210; T ¿—)Ó¡¡C¡;: 1:ra ls)lm;xlmnga a la orden emanada por el gobernador imendem
c‘
cidos las a, Dn. Juan Gutiérrez de la Concha, , que rechazaba su formación
Masini, 1962; Comadrán Ruiz, 1978) menos aún resultan descono
1-
formas en que los esclavos conceptualizaron la libertad (Mallo, 1991:12 ía]ímb¡a contra aque!-l?s inclinados a aceptar el gobierno insurgente
orde-
eludido el desafío de restituir la e::s ;7 el [env[o de au_x¡hos para combatir las tropas porteñas. En medio de
146), ni tampoco los historiadores han
represe ntaron para ellos una vía = pe: :inz[;s;jy mientras las autoridades reales dirigfan pliegos al Virrey
manera en que la revolución y la guerra
ncias
posible para ensayar la libertad.(Frega, 2000). Así también, las implica b á ; e junio un . Cabildo Abierto votó de mai nera unánime
i su
ón negra en la política rioplat ense ::‘Ilesffi.n a la Junta; esa misma noche, los más decididos
de la sociabilidad urbana de la poblaci defensores de
el período inmedia tamente poste- = eg¡umldad asumieron el control miliciano y exigieron al Cabildo
han sido eficazmente restituidas para que
en
rior (González Bernaldo, 1999). Sin embargo, se ha reparado poco ]Sl:;orsa;:: l; cíbiia de los cuerpos armados al comandante de urbanos
experie ncia históric a cuyana. Este z de la Maza en reemplazo del antiguo subdel:
las inflexiones de su politización en la
trabajo asume este registro necesariamente parcial de la completa geografía . o Ansay. a Días más tarde, s los destitui
Faustin m dos intentar
et — on restaurar el
el fin
social que alimenta la vida política cuyana entre 1810 y 1820, con ::alllgumonoerldén c?r; el apoyo de un grupo de europeos y americanos
que
estructu ra de experie ncia social uartel, ocuparo
de iluminar la complejidad de aquella aron n ele Fuerte y sacaron los caño: nesala calle pai
vertebrada por el espíritu libertario e igualitario como rasgos distintivos Íg¡;gd_mmar a los revolucionarios (Torres Y Harriet, J y
Gómez De L'En:'
de la cultura política revolucionaria. s S 498-419) Frevle al conflicto el cura parroco de la ciudad d:cidié;
as
Para hacerlo he apelado a las fuentes que resultan más adecuad ; ;;:¡;n? en el conflicto con el fin de de “cortar la revolución y tranquili
zar
para penetrar en las prácticas y cosmovi siones politica s de los sectores 0", comprometiéndose a interceder por los rebeldes ante las autori-
de algunos :al:cf u;lebCór-doba a través del obispo. La mediacion del párroco condujo
subalternos que este relato privilegia. Se trata ni más ni menos
sustanciosos procesos criminales y de un conjunt o de sumaria s militares (.le ebración de un acuerdo entre los cabecillas de ambas facciones
alojados en los archivos nacionales y provinci ales los cuales se convier- Kor el cbu-al Se restauraba la autoridad de Ansay en la Comandancia de
cosas, las formas en que la 4 ;;:::l ajolel compromiso de no auxiliar al Intendente de Córdoba
ten en cantera fértil para capturar, entre otras para
vividas por los negros, pardos y ar a los porteños ni tampoco de optar el si istema de juntas
revolución y la guerra fueron pensadas y j ni otro
político. En función de ello i%u;¡lo q:: c:::sara la menor “variación de la forma de gobierno legitima
mulatos involucrados súbitamente al mundo
s:
he creído conveniente organizar mi argumentación en cuatro apartado ablecida
; ”. La negociación fue ratificada co n un solemne Te Deum en la
adhesió n cuyana a la revoluc ión ll)iles¡arra¡rlz d-onde el párroco exhortó a la unión del pueblo “pidiend
en el primero trazo los pormenores de la o el
con el fin de mejorar la comprensión del contexto institucional y político; en orden; poniendo por delante el temor de Dios; recordando la obedienc
ia a

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DORA Esclavos, libertos y soldados
BEATRIZ BRAGONI

los magistrados y al gobierno”. El acuerdo duró poco.


A principios de julio
HUMAN,: %&g& la capital cordobesa. El malestar de esa evidente demora
regimiento de g:ej&:izzl;rcgzlnbsal(a)q;ál:las aspiraciones se puso de manifiesto
al arribo de las tropas lideradas por el teniente coronel del p E
de inmediato
abildo de Mendoza rechazó al teniente gobernador
para volcar
arribenos, el mendocino Juan Bautista Morón, resultó decisiva Cc
conocida la derrota gczmres. el salteño José de Moldes, cuya autori
la opinión a favor del orden revolucionario una vez mladºncs.q¿e a…esvozáfnador Intendente de Córdob
dad
porteñas. Mientras
de Liniers en Cordoba por las fuerzas expedicionarias aa
a bajo las mismas
C;Ib.dampoco la solución politica creada por la Junta
a Juan Martinez de
un cabildo abierto entregó la Comandancia de Armas
as autoridades a
Rozas, Morón ejecutó la orden de conducir a las antigu elecci
J ón de dos vecmos
. lelícíolsapr;f :Í¡írr: gio
Buenos Aires con lo cual se clausuraba el breve
experimento transaccional . popula
le'imo
r”—nfl[creóra
condicio:
las milicias a favor Gmml;:;npig(fix;:’;t CE:alM;nldíza el cuesti
en virtud del decisivo atbitrio de los capitulares y de |
onamiento a la jurr]:í
ado en Bueno s Aires. ndo la Junta Subalterna sufi
del nuevo gobierno instal :íº'?- áx;¡r¡;;i(;l¿;voluc¡onar_los aglutinados en la
a adquirfa signi-
La rápida aunque discutida adhesión a la Junta porteñ el sy
Junta Palri?ií:¿ll,a ;;:::Z
jo que superaba , qlue cuestionaron el desempeño del diputado Manuel
ficado en un contexto institucional y político más comple kst ek o8 5n eb go-b¡emo cheáado aparentement
En rigor, la favo-
ampliamente la crisis de legitimidad latente desde 1808. .
e vinculado a las
po¿¿¡ su? :mdos En materia comercial de la obediencia
una sostenida aspiración politica
rable respuesta de los pueblos cuyanos traslucía

re
RE

c mcde p
de la jurisdicción en Gí; o eln Buenos Aires (Martínez, 1961; Segreti, 1981;
de las elites locales por elevar el status institucional
detrimento de la subordinación que mantenfan
como consecuencia de la implementación del régime
de fines del siglo XVIII, y que no casua lment e
con la capital cordobesa

en los
n de intendencias
primeros días de
e u
fg;slolsr :l:cu]nc;n.es y alcaldes de barrio Ze la ci\rxt;z:z
n
E?:;::;x?&;:lig;
o al todavía Virrey Bal- guezp;’ & awaJ :a n{:dn porlos Í:leslermdos Hipólito Vieytes
mayo de 1810 habían sostenido un último reclam = p¡edp)ím 1anre rreav(Marurvn De Codoni, 1962: 42-66)
, Nicolás Rodri-
1961). En consecuencia, la , el conflicto no
tasar Hidalgo de Cisneros (Comadrán Ruiz, e d :uncla del diputado ante un Cabildo Abierto, sino
heredera de la legi-
adhesión patriótica de los pueblos cuyanos a la Junta i kit
que
autonómicas previas enal una progresiva división de opiniones entre
timidad regia amerita ser interpretada en tendencias S nn rener el gf)blerno r‘ie Buenos Aires y al “sagrado sistem
quienes
1994, 1995, 1997).
y simultáneas a su emergencia (Chiaramonte, 1989, o bencg:;enlaba, ¥ quienes introducían serias sospechas
a de
sobera nas locales habría n de postergarse sobre
Sin embargo, las pretensiones EE en ea desoq:lreaíáa empresa podía acarrea
polític o acaeci do en el corazó n del poder r para localidades
hasta 1813 cuando el cambio e p…[e…fs"_ iones militares donde se dirimía la suerte de
por representantes
revolucionario, que reemplazó el primer triunvirato
istas del víncul o colonia l, dispus o la creación
mas decididamente ruptur i ll;’;:r:;; Sp:[:l; ala nueva coyuntura había devela
la adhesión de Cuyo
de la Gobernación cuyana no sólo para sostener ria EEc
do el protagonismo
&e);;rn z; n[¡:n:ídemrqula institucional que iban a gravi-
za contrarrevoluciona
al centro político sino para enfrentar la amena
demoler el bastión
que, dirigida por el Virrey de Lima, estaba a punto de %nfluencia del comandante dg fro:ti:;m l\j:n:fl){é:risarll::
patriota de Santiago de Chile. m : dECiS_iVfl
el momento habían justamente el portador de la noticias de la formación
En ese lapso, las solidaridades politicas que hasta de (l]aujeunal:?r:foa-
diluye ron signif icativ amente . En sentido
reunido a las elites locales se
estricto la nueva obediencia no dio lugar a beneficios
inmediatos para ¡
? Idéntica reacción generó en San Juan
uan el el rechazo
rech: del sargento mayor Saturni
tenden cias central istas sostenidas por AEA -:l Cu!íxldu de En San Luis cuestionó la ingerencia
los pueblos cuyanos. Aunque las E
del lníº d EC
serian cuesti onadas en lo sustancial a lo iministración de Justicia. Véase, Hudson;1808: 32
el gobierno en Buenos Aires no
N5 A
s institucionales por
—be adverti ;1 r:(…z que ;‘luuntc €l ciclo oot
revolucionario el gobierno central no di
largo de toda la década revolucionaria, las invencione s para enfrentar las severas condici s
ativas de las elites lo- Ms reglonales camo consecuencia de la compeiencia
él creadas estuvieron lejos d e responder a las expect de víaody e ME
cales de clausurar de una vez por todas la de pende
ncia administrativa qy Ea mercado porina desde 1o ot emres mportados que

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BEATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados

que éstas últimas habían alcanzado en la vida política local en la cual


jando afanosamente en varias tertulias nocturnas para ganar la g¡:m.¡z;n 1o se debatía tan solo la obediencia al nuevo régimen, sino también las
del vecindario más reputado a su favor. Naci@o en un linaje de dil Zu : proyecciones politicas y sociales que la nueva legitimidad podía llegar a
participacion en la vida comunitaria cuyas ramlñcac¡-o-nes se rem(?Ftsl ar;n alcanzar. Ese doble dilema gravitó en la coyuntura incierta de 1812
los primeros siglos de dominación española, con posiciones ci:pe:_da 1?(,7 dando
origen a experiencias sociales y politicas radicalmente novedosas que
la administración local, que incluía a dos de los vpad.rc-s expulsos de 1767, no
iban a estar del todo ausentes en el fortalecimiento de los lazos políticos
el coronel Corvalán había llevado a cabo un ejercicio -m¡hc¡ano exltoslo con el poder central que cumplió con las expectativas cuyanas de clausurar
iniciado en 1806 cuando integró el regimiento de ?¡.'r_¡benos duran:da definitivamente la antigua dependencia cordobesa en 1813, enarbolando
primera invasión inglesa por cuyo desempeño patriótico fue asc[:n ido la ciudad de Mendoza como capital de la nueva gobernación (Díaz Araujo,
a
a subteniente, para luego acceder al cargo de comandan-xe del r;l)nhl;zra 1967:188-189). ¿Qué características asumió ese doble dilema? ¿Cuáles
en el fuerte de San Carlos en 1810.* Esas marcas de au-mndnd o habían fueron sus manifestaciones sociales y políticas? ¿Qué actores y grupos
ubicado como referente indiscutido del partido patriota o ame-rxca:í sociales lo dinamizaron?
desde temprano, y su liderazgo quedó refrendado cuando pamcbeG ;e El fracaso de las Juntas Subalternas condujo al poder central a idear una
convenio alentado por el cura parroco que fue deshecho con al arrll do Í alternativa institucional destinada a afirmar su autoridad en las jurisdic-
las tropas porteñas. Un papel no menos importante habfa cumplido dsa ciones del interior a través del nombramiento de nuevos funcionarios. La
s
presbitero Lorenzo Guiraldes, integrado a la Íacc¡ótn rgvaluuonaría íwm nueva política se puso en evidencia en Mendoza en enero de 1812
en la “Junta Patriótica”, quien había sostenido publ\c:meme m a)ux; cuando
el flamante teniente gobernador “con conocimiento de las cuatro causas”
Grande era una creación de naturaleza “monstruosa” porque según | ;s arribó a la ciudad para asumir su mando. El teniente coronel del Regi-

doctrinas de Rousseau” estaba compuesta por diputados que h;bínrá si miento de Infantería, Joseph Bolaños, había dado muestras convincentes
elegidos para deliberar, no para gobernar. Afnbos fueron acudsabos ¢ ev Í;¡
de sostener el orden politico inaugurado en 1810: nacido en San Juan y
tivar decididamente la adhesión de los decuriones y alcaldes de am;).ban vinculado por línea materna al linaje de los Quiroga, después de cursar
dupla de figuras jurídicas y administrativas cuyos origenes se relmgn 12812 estudios en Córdoba en el calificado Colegio de Monserrat, Bolaños optó
sus
a finales del perfodo borbónico, iban a ganar centralidada pa:lilrd e e por desempeñar la catrera militar en las filas de los regimientos del Rey.
cuando la seguidilla de funcionarios nombrados por la amñcmda C¡ane¡ Después de actuar en el rechazo a los ingleses en 1806 y 1807, se plegó
depositaran en ellos funciones judiciales y de pollc-la conel nl le ex r; - decididamente al nuevo gobierno e integró filas del ejército Auxiliar
5
el control social y politico en los cuarteles de la ciudad y de la camp a Alto Perú pero las derrotas de Suipacha y Huaqui lo devolvieron a Buenos
del
La forma en que ese nuevo elenco de magistrados habr(-a de lraslloma r ¡g¡
Aires donde fue nombrado teniente gobernador. Esos atributos sin embargo
canales habituales de reclutamiento del personal -polmca en el -elsique resultarían insuficientes para dar estabilidad al gobierno, y menos aun para
de poder local, dio cuenta el Procurador del Cabildo, el hcenf:la odjuatn arbitrar medidas eficaces para descomprimir la conflictividad política
de la Cruz Vargas, en 1814 cuando mani[esl-Ó al G.obem¡ído¡-" l-nlfn ente social que latía en el escenario local. El propósito de hacer frente a esas
y
no sólo conflictos de autoridad en la admimsu‘ac@n de justicia “que no tensiones se puso de manifiesto en la correspondencia dirigida al gobierno
s¡r;;
se acostumbraban antes de nuestra g,lonosa)-¡ política regeneraclérlld, central, y en las disposiciones normativas publicitadas a los pocos meses
ante todo la sorpresa de que los nombramientos .de ciertos alcaldes de haber asumido sus funciones. El 18 de abril publicó un bando en los
barrio habían recaído en “sujetos de esct:isos 1pgn7ngc|$'o)s, y más guapetones, portales del Cabildo con el fin de reencauzar el orden público a favor de
conocidas obligaciones”( Acevedo, 44 ]
la “conveniencia pública”, por el cual confiaba el control social y político
'quel:eintervencxcn dj licenciado Juan de !a Cruz Vargas. ponía en e‘::; de los cuarteles urbanos y rurales a los decuriónes y tenientes alcaldes. El
y nue s
dencia algo más que la competencia de funciones entre amfguas conjunto de disposiciones estaban destinadas a observar, registrar y vigilar
jerarquías en materia de justicia. Exhibfa ante todo la dirección inespera a los sectores del “bajo pueblo” que englobaban un amplio espectro de
— actores con los cuales se pretendía restablecer, o en el mejor de los casos,
+ AGN - Sala X, Libro 8
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BEATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados
o censo de
construir vínculos que se juzgaban rotos: un pormenorizad Bernardo el esclavo de Francisco Aragón, el mulato Fructuoso
Escalada
“vagos y hombres viciosos” debla ser acompañado por el fomento de ofi- ñclavo del capitular D. Joaquín Sosa y Lima, Juan Manuel, esclavo ‘d:
[;‘;
cios y del registro de maestros artesanos, oficiales y aprendices; no menos se?:iac ici:e;(o:sc. y M¡gugl que fuera esclavo del finado Teles. El 5
de mayo
ncia
importante era que “todos los peones gañanes” debían tener “consta . proceso cnmu?al que se extendió hasta el 18 de julio incluyendo
de su conchavo con expresi ón del término firmado del Patrón”, y que los e cincuenta declaraciones la mayorfa de ellas correspondientes a ne;
extranjeros o forasteros se present aran ante el gobierno . * pfm-iosx mulaullos esclavos, y unas pocas tomadas a individuos "hlancgr
0%
La aspiración de Bolaños por garantizar el orden se completó con me- dlstmguxd:.;s entre los que se encontraban seis presbiteros, y algunos
deº 15;
didas orientadas a controlar y sancioriar a los americanos y peninsulares TET:Z rí:f:;º[,mdºslcfm el suc-esnv7 Esa variedad de voces dieron
cuenta de
sospechosos o “desafectos del sistema”, en las que fueron incluidas las me…epi ned¡:f; ‘}J):ll;;(‘:la:] ; ls(;)c¡z¡lles n:ivoluclmdas en un fenóme
no verdadera-
“clases eclesiásticas” y los prelados de los conventos quienes no deberfan T en la vida política local — i
os en
desatender “la obligación de celar sobre la conducta de sus religios :;gx;[mqodpo; la opinión oficial — cnmg experiencia ;zgílt;v;?;;;;crz
asuntos de la Patria por la Ley genérica de Ciudada nos y por el espíritu que individuos y grupos sociales ubicados en las jerarquías sociales
religioso y de obediencia que profesa”. Sin embargo, la confianza deposi- :::Jt%u; régl:mgn. percibieron y ensayaron acciónes polmc(ls distinta
s a I:í
: el
tada en la efectividad de esas medidas se desvaneció en pocas semanas as haciendo uso de nociones y estímulos politicos disparados por
11 de mayo un nuevo bando daba cuenta que ni el vecinda rio ni tampoco la revolución. ¿¡?Bj()
¿Baj qué condiciones,ici con qué recursos y qué tipo de argu-
ciones
los decuriones o alcaldes de barrio se habían ajustado a las instruc mentos convergieron en la frustrada rebelión?
-
advertía sobre su cumplim iento, aten-
emanadas del gobierno por lo que
de los cuartele s con el fin de que evitar “las
diendo especialmente la ronda .
2. Adhesión patriótica yy libertad civil:
ivil: la rebelii ón de
osa, y especia lmente los Esclavos , a
juntas de peones, y toda gente sospech
pulpería s, ni otros parajes de sospech a,
fin de que estos no se junten en las
por conveni entes, amones tando a los E cuF_lr:elmpo dii Cuaresma y _las celebraciones previstas para conmemorar
poniendo presos a los que tengan
s esta clase de gentes, y a los Amos ! cumpleaños de la instalación de la Junta parecen haber favorecido u
pulperos, no detengan en sus pulperia
ad [...]”.S La ::el;rí¡la :mp…º para alentar las juntas de esclavos que habitaban los
no permitan la salida de sus Esclavos, de noche sin necesid cuarx:
la población = lr a;osl. Al menos esa es la glmósfera que se respira al tomar
nueva normativa que ajustaba los mecanismos coactivos sobre contacto
esclava, no hacía más que hacer pública la conmoc ión generad a el 2 de as declaraciones de los testigos que pueblan las fojas del expediente;
los esclavos buscaba n sublevar se las fuen¡es_ también ofrecen sustantivas evidencias de la mane:: e
mayo después de haberse descubierto que
para exigir al gobierno y a los amos la carta de libertad. la. pretendida rebelión estuvo lejos de introducir modalidades rlemear;'q
:í]e
de la
Para ese entonces, el gobierno habfa detenido a los cómplices d¡sup¡as a la estrategias conspirativas ni tampoco innovó en la
acci B
este Pueblo contra los amos y por previstas para ejecutar el plan: los cabecillas habían ganado adeptos a lr(;lx-/l:í
“sublevación de los negros esclavos de
consiguiente contra el gobierno” que intentab a “comete r horroro sos crímene s de convites o invitaciones hechas en reuniones de morenos rfaliz
d:
de asesinato, y otros excesos los más lastimos os que puedan experim entar”, las cuartos de sus casas aprovechando los días festivos o los encz i
estar invo-
para lo cual dispuso la persecución de cualquier sospechoso de qespgés de la oración; también habían usado canales habituales dv:eln…JS
como muestra contund ente ;¡z:d¡dac:- :-rbanal la salida de los domingos después de cumplir cc;
lucrado, y exhibió la horca en la plaza pública sl:;
ables del conflict o. Entre
de la severidad de la pena a imponer a los respons as cotidianas, las visitas periódicasa las
los recluidos en los altos del Cabildo se encontr aban el negro libre Joaquín ;nantenidas en los fandango]:ecelebradcs enpl:lspcea:: );l:: Cj’;‘;:
:s:;n;:
Cobos,
Fretes, venido de Chile, el negro Domingo, esclavo de don Juan F S ‘rlur-:a Do;nmgo habían sido miles. para hacer circular la idea e intentar
ar voluntades a favor de la iniciativa Aunque esos preparativos no
E
E
7 Archivo General de la Provincia de Mendoza (en adelante AGPM). Independiente, 4: 1
* AGPM, Independiente, 4: 5 7 AGN, Sala IX. Tribunales: 263-4

116 117
BEATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados
I-Í:á:;
fueran garantía para el éxito, según los testigos, a través de eLl¡ºs- sel la ciudad resultó siendo mayor: según las fuentes, las criadas del finado
conseguido alcanzar un univers o social para nada d.sdena :d alg u Francisco Borja Corvalán sabfan “que este negro andaba diciendo
ol - que en
confesaron que la revuelta alcanzaba entre 19 y 30 mvolucm1 los, Chile y en Buenos Aires eran ya todos los esclavos libres”; también
Juan
calcularon una cifra superior a cien; en cualquiera de los casos, la Tay?¿… Manuel, el esclavo de Dña. Juana María de Rosas confesó saber por
el
coincidió que todo estaba previsto para el domingo -3 de mayo a las : = dicho Joaquín “que en Lima ya estaban libres la mitad de los esclavos
de
de la noche previa reunión de los rebeldes en el bajo del Zanjón, :8 o cada casa”, y que allí, los mismos esclavos habían aparentado “una guerra
sauces de Don Manuel Silvestre Videla, provistos con las ammas qu E entre ellos mismos con armas de fuego, pero sin municiones acudien
do
vieran a su alcance para asaltar el Cu;rlel, ÁI plregeníarse al gobierno p al suceso los soldados del Rey, con cuyo motivo los daban por libres”.
En
s ecreto que diera la libertad a todos”. suma, el negro Joaquín aparecía como caso testigo de las novedades legales
queé\,:leg:;c‘::silm ser gl móvil principal de la “revolución” de los ncgros introducidas en relación a la población esclava en diferentes jurisdicciones
lo atestiguan la mayoría de las declaraciones; ‘de :-llas ¡ambu;n se í:; del convulsionado escenario americano, constituyéndose además en
el
prende la autoría intelectual y material del episodio ºar?…lºb? por | T principal intérprete de las innovaciones.®
autoridades como “sublevación contra los amos y el propio gol 1emoF. 4 El perfil de Bernardo era distinto; había nacido veinte años atrás
en
la cabeza de la red rebelde figuraron el negro hbrevjoaqu(n Fret (o‘ rcs la ciudad y no supo firmar. Esa cualidad no le impidió convertirse en
el
;
tes) y el negro o pardo Bernardo, esclavo de Francisco Aragtán,squllc_: “caudillo” del acontecimiento que, a juicio del presbitero Manuel Astorga,
el arribo del pnm:ro' dgs le ET“ i go
habían fortalecido su amistad desde hizo que los “principales moradores” huyeran de la ciudad. Por el negro
de Chile por compartir, entre otras cosas, e! oficio de mgsdlcos. :cgl:s Joaquín supo que en Santiago de Chile el gobierno había dado la
y _habí-a sido ulno¿ cam libertad
Joaquín era natural de Guinea, tenfa 24 años a todos los nacidos de madre esclava el año anterior; por otros canales,
encia de la leg¡sla món revo3 uÍon =
pocos manumitidos como consecu Bernardo también estaba al tanto que los libertos de Buenos Aires
ha-
chilena creada por Manuel de Salas en 1811(Fe liú Cruz, 197 ) “:qlas bían sido integrados a las milicias mientras que el gobierno de Mendoza
-
no es posible precisar la fecha de su llegad:a a Mendo;a, ni tz\mpocs:E mantenía el batallón de pardos libres heredado del antiguo régimen.
Ese
razones que lo hicieron permane cer en la ciudad, lo cierto es <l¡u= % %‘an conocimiento especifico de las novedades introducidas sobre la població
ru - n
naba la vida dando clases a algunas discípulas lo que permitía alqui esclava por los gobiernos patriotas, era acompañaba de otra información
enu….a
cuarto en la casa de un prominente vecino D. Pedro Nolasco Ortiz, no menos sugestiva: según el testimonio de las criadas de Doña Manuela
e
de los principales cuarteles de la ciudad. ]oagum rgun¡a un: lr';\xei * El testimonio arroja indicios elocuentes de las interpretaciones libres referidas al clima
Santiag o de Chile a? oidor t\idacas rig Yón,
ejemplar por haber servido en liberal disparado desde 1811 por las Cortes de Cádiz y la correlativa respuesta del Gobier-
y más tarde al canónico Juan Pablo Fret, del Obispado de dunÍ:ch¡ma, no de Buenos Aires. Cabe destacar, por ejemplo, la exención del tributo a indios y castas
:me
quien le había otorgado “la libertad para que fuera a defu-l¡ eral ; de toda la América del 13 de marzo de 1811. Por su parte, la Junta Gubernat iva declaró
por él a Buenos Aires”. Esas cualida des jurídica s y (Íul¡ura les altame T la extinción del tributo indígena el 1 de septiembre del mismo año. La legislació n de las
as, lo -había ub¡cado como _ung T Cortes se completa con la orden de emancipar a los esclavos del Rey en la Provincia de
diferenciadas del resto de los cabecill Guatemala del 26 de enero de 1812, la habilitación de los “españole
l S
los principales difusores de las libertades mtroduc-¡das en S;nuíg_ para ser admítidos en universitarios y el acceso a la carrera eclesiásticas del
oriundos de África

Chile y de la legislación del gobierno de Buen.o.s A¡resd del 9l e :, ¡;I"- e 1812; y inalmente, el artículo 22 de la Constitución liberal que establecía los29 requisitos
de enero de
1812 que prohibía la introducción de “exped moncs e escl a»ía = '1;,¡- Ciudadanía de “los españoles que por cualquier lea habidos y reputados por originariodes
mismo había sido quien había leído en un junta de morenos el ej
aspEn del África, les queda abierta la puerta de la virtud y del merecimiento para ser ciudadanos,
ba alguna-s de esas Pmmcs*¿ ¿¡c¡¿ en su consecuencia las Cortes concederán carta de ciudadano a los que hicieran servicios
de la Gazeta de Buenos Ayres que anuncia calificados a la Patria, o a los que se distingan por su talento, aplicación y conducta, con
D s
medio de tertulias nocturnas algunos terminaron opinando la con"venl¡ la condición de que sean hijos de matrimonio legítimo de padres ingenuos, de que estén
“que sería muy bueno levantar aquí una compañía de morígos
; :1 esec:ba casados con mujer ingenua, y avecindados en los dominios de las Españas, y de que cjerzan
Joaquín había respondido “que era muyl}uuer}o que él era libre
y…;…s a alguna profesión, oficio, o industria útil con un capital propio. Véase, Colección de decretos
El impacto de esas not Y órdenqueeshan expedido las Cortes Generales y Extraonlinarias desde el 24 de septiembr e
ser soldado para la defensa de la patria”. de 1811 al 24 de mayo de 1812, Tomo II.

118 119
BEATRIZ BRAGONI
Esclavos, libertos y soldados

La mayoría de los testigos identificaron a Joaquín y


o, Bell'nan:l:
Ares, que delataron la conjura de los negros ante el gobiern
a Bernardo como
que}yos ¡:5¿ los principales cabecillas de la red conspirativa; sin embargo,
Ciudad lo ese lideraz-
habi;?nani[estado “que era necesario hacer en esta 80 estuvo lejos de ser exclusivo al aparecer sostenido en una
a los bilan{:o s para .‘;ce E madeja de
gros de las Islas de Santo Domingo, Matando intermediaciones activada por otros negros que se introdujeron
ibres”. En conjunt i ia: s habrian sostenido
j o, esas evidenc la d convicc ión de lleno
en el convite. Entre los más decididos figuró el negro
con las leyes Joseph, esclavo de
::e los amos de Mendoza eludian la obligación de cumplir Agustina Gómez, quien reconoció a Bernardo como su
, 1 “comandante”. El
exigencias de la Patria. Negro Jorge, natural de Angola, soltero y sin oficio, esclavo de
Y laííse rEzona miemo que acusaba un preciso conocimiento d; uíi mundo un maestro
carpintero, no sólo confesó que Joseph lo había convocado
i
ítico que superaba la vida de la aldea, parece haber ! guiadoi los p: asos E a una junta
negro Bemar1 con motivo de levantarse en solicitud de su libertad, sino que
sPiOluienl; En ll:)mo a ello, ¥ y de acuerdo . a la confesi ón del sabía que
5 ría para nada extraño conjeturar que su partici opación e: ñ5 Joseph “iba citando a todos los compañeros paisanos que
iba encon-
dog no resulta trando”, por lo que concluía que Joseph era el “principal
lo Ton?; - móvil de esa
m(;wmiznlo plebeyo de junio de 1810 le hubiera permm{ revolución”, pues tenía el antecedente de que cuando iban a
i tomar los preparativos del plan. A la elecció
e i n San Antonio
irecci ón que debían
direcci a divertirse con los otros negros (...) luego que se retirab
0 a la casa
sa de su s
amo, Ae
que si an a la oración
un cuarto de cara al Cuartel, y ajen los llamaba el negro Josef y les hablaba del asunto de la
P sublevación”.
resguardo para reuniri armas, p ólvora y municiI« ones, r le sigui
Los negros Domingo y Ambrosio, esclavos del peninsular Juan
i ad para ganar volunta des a favor de lainici ativa M p: Francisco
activid Cobo,' y de Manuel Tiburcio Videla, Domingo (el esclavo
i i
de amigos y allegados que se convirtir ó e P"a de Xavier Ca-
un núcleo íntimo vero), y los esclavos de D° Juana María de Rosas, Juan
i ar nue vas adhesioi nes. - En esa red - mi ínima le se encont eoraba Manuel y Antonio
para estimul parecen haberse repartido algunas tareas para atraer más volunt
n “Sosa y : e ades que
egro Fructuoso Escalada, escl vo de Joaquí incluyeron como era de esperar a los esclavos de Santo Domin
o por Bem¡?¿ i,; go y del
:a%¡dc en San Juan, quien confesó haber sido my¡lad Colegio: de sus testimonios, como de aquellos que dieron referen
“hacerse emdo. cias de
una junta de morenos en su cuarto con el pmpós.xlo de Sus protagonismos, se desprende la manera en que a lo
habelr ma;¡ s largo de aquellas
Otron oficiales y aprendices de zapateros reconocieron maquinaciones los negros habían conseguido acordar sobre
, el escl a\‘IK EFa]i : la estrategia
conversaciones en el mismo sentido: al negro lfl¡colás a seguir, y los argumentos que justificaban su rebelión.
los mulatil h(;s epla
Manuela Ares y natural de Arrecifes, le siguieron Esa maquinaria estructurada por lazos personales como de vecind
i;gt;n1 - ad,
y Toribio, y el negro Juan Antonio. Resulta por demázl prcba[e lubricada por el convite y las relaciones cara a cara, y robust
cl de Bernardo sobre ese p equeño univers o de !
zapa ecidas por la
ascendencia circulación de pasquines o proclamas redactadas seguramente
dependido i del papel desempel ñado por su padre como de ma
quín (el único que sabía escribir) parece haber sido lo sufici
por Joa-
agotar los ps e entemente
io; sinsi embargo, la clave corpo rativa no parece
mio; eficaz para difundir las pretensiones políticas de los negros
i ; nto. Al menos
en el frustrado leva intamie T es: gí superando
í concurrieron ampliamente los cuarteles urbanos, y penetrando en los de
s que n\?merc in r: la campaña
3:: rende al testear algunas de las relaciones o convite circundante. Cinco días antes del día previsto para asaltar
del C;leí ; 2: ;a - el Cuartel,
en(rpamado del reclutamiento negro. Miguel, un es¿l:lav.o Joseph Maria, el esclavo de Antonio Moyano, confesó que
i ólo haber participado de
declaró no sólo u las juntas de
EA en la chacra
de Guinea, de su amo había oído decir a un peón que “corría en el
amient o que intenta ban”
: sino , que en el e Pueblo” el rumor
“design i io del levant que Bernardo y Joaquín “estaban conquistando a los demás
para tratar y ac;ífel esclavos para
Ííra el grincipal y el que los convocaba o instrufa” levantarse para lo cual tenía el dicho Bernardo armas, pólvor
hizo enlí¡;cmba a y balas en
como habían de ejecutar el hecho. Que para hacerl? le Su cuarto”. Con el correr de los días, la movilización
Gazeta de Buenos Aires en que ol fue en aumento, y
dicho Bernardo que tenía una ibres” ? ese devenir parece haber radicalizado la posición de los negros. Uno de
que todos los esclavos fuesen libres” —
. del decreto expedido : por e 1 “ Era un peninsulary se le concedió carta de ciudadan
lamo que operó como evidencia frente a la acusación íade enhaber1814propici.
e ra T por h aber introducido el
7 Es altamente probable que esa haya sido la interpretación
ess clavos declarando a éstos libres lado conspiraciones
i
¡bía la trata o introduc ciónó de nuevos en contra del gobiemo revolucionario.
'una ve: '“…T;Í¿EÁZ“.'J,…Z…… de las Provincias Unidas (9 de abril de 1812).
i
T"“““L
120 121
f
BEATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados
3“
ó Jetall 1 1)5 Y
sobre el alcance de la a el status de los negros en Chile, o en la misma
los amigos del “comandante” agregó más detalles Lima, a raiz de la crisis
que a lo largo de le esas ma- monárquica, la difusión del liberalismo gaditano
rebelión poniendo en evidenciai la manera en y las exigencias de la
arias habían cambiado rad icalmente
iginari
quinaciones las expectativas origin
guerra.!! Todo parece indicar entonces que esas noveda
des unidas a una
interpretación “libre” del decreto del Superior Gobierno
de carácter al señalar que de Buenos Aires
salca;? yo que prphibía la trata de negros, sedimentaron la convicción
“los esclavos iban a dar fuego a todos los señores, saquear las caballa s¢ - de un contexto favorable para interceptar un reclamo
que se trataba
dichos dineros pagar la soldade sca, y luego recoger que se crefa justo,
pasar a Buenos Aires a reunirse alá”. con lo que el fenómeno local dispara nuevas conjeturas
Raceides y alfalfares, y con ellas en torno al uso
de las estrategias legales por parte de los sectores subalt
cs_¡;er.lcfsgc;íalsy ernos amparados
El testimonio exhibe con nitidez el conocimiento en prácticas consuetudinarias al introducir eviden
organi zaci _ cias sustantivas de su
tegias habituales de acción política, de la adecuación a sistemas normativos de ninguna manera
y aunqu e ;:Jei ;a g E estables ni ajenos a
Ieass¡río?xpensaciones materiales que ellas imponían; inestabilidades del nuevo régimen revolucionario. (Fradk
izaj 0s sucesos que ganaron cent in, 2007)
¿Hasta qué punto la estrategia de Bernardo y sus aliados
el alca.nce Fle ¡;n tomaba dis-
apmndu?;l\:bxl;:eid:gr:l;c:l;r:\s;o:\lntes sugeslic\lros sobre tancia de las prácticas consuetudinarias que nutrieron las
to que desafiaba concretamente a los amos o prop¡elanols[ de formas de acceso
m ala justicia de los sectores subalternos en estas socied
n a la cullm_¡ra pol llllca ades en transición?
mºwml“-'!% Íisible tensión entre casta y clase —comu Aunque una dilatada literatura para otras regiones del “imper
XVIII y XIX (Linebaugh y io sublevado”
ESCIaVDSa S].:; revoluciones atlánticas de los siglos cuentan con tradiciones interpretativas fecundas en torno
itivo nada nlmr;:{:,: ala cultura po-
EOS;ÍÍ; ZeOOS)— parece haber operado como un dispos ;; - lítica plebeya y esclava, la experiencia cuyana no ha motiva
FIÍJE: l;¡esr: í gyr:J do el interés de
elerecru;:lccimiemo de las posiTioneds agoll\),::unse especialistas sensibles a restituirlas para el perfodo
n. El esclavo de D. ,el colonial ni tampoco para
i el temprano siglo XIX. Esos obstáculos sin embargo no
í)mº Ta‘i Tl‘eo:;l Z::z:o nficleo al declarar que el negro Domingo, escívo :Z conjeturas provisorias al dilema para el caso que tratamo
impiden ensayar
qt
Rt después de haberlo invitado varias veces le había dicho s. Por un lado,
la obtención de la carta de libertad era una práctica regular
a los Blanco s, para ser en el Cuyo
j Ím:l'ºum J‘zmta en la que trataban de matar anterior a 1810. Masini Calderón ha registrado un
obs¡am el el ¡esnm omlo número no desprecia-
M p f¡e se hallaban mal con sus amos”. No ble de negros libres que accedieron a ese status
cor.nplenza.aun ;ÍÍC¡Í por compra o donación
gbffnggíl] el esclavo de D* Juana María de Rosas de sus amos, y que como tales cumplían con obligaciones
conuían?:ig Lo; :rl\:erre s milicianas. Sin
ideenn ñcaci¿n de los perfiles sociales y políticos embargo, desde fines del siglo XVIII, el cuerpo de pardos
y el sei libres había
los negros. Al momento de puntualizar el alcance disminuido su representación en relación a los “blancos” dando
o origena
ideada, confesó que Bernardo le había contad reclamos por parte de los excluidos frente a la restricción
borbónica (MA-
“que de Buenos Aires había venido declarajueces, da la libertad de los esclavos, y que SINI, 1962/3; 1962) Por otra parte, la acción colectiva
la tenían usurpada aqu j de clolo que tenía constanci ia por había estado ausente del escenario mendocino: una rebelió
esclava tampoco
Uinos papel es que tena en su
re poder, y que era preciso para el viviode e
de ellos;
del convento de San Agustín en protesta del traslado
n de los negros
a hacrlo deban avanzar al Cuare Sla de Armas y avanz c _ de un puñado de
o i 1 dinero
i y genero que tuvieses y prenderlos, :
qu"…?l:;c ara que les declara se la Liberta d, y sino querían y* Cabe ubicar aquí el supuesto impacto del debate gaditano sobre la condici
p
Da uenosAves al upero
— r Gobie ro”. l e l destac ado me perten -
ece] los libertos y de inclusión en la categoría de ciudadano de los
línea son habidos
ón jurídica de
“españoles que por cualquier
y reputados por originarios del Africa” a los cuales la Constitución de
Hasta aqui £ la restitución de e los móviles que dirig
ieron la movú¡.za;¡ó-r-¡ 1812 habilitaba a obtener la carta de ciudadanía a “los
que hicieren servicios calificados a
a en que estos indivi la patria, o a los que se distingan por su talento, aplicaci
plebeya ingresa sugestivas evidenci ias de la maner de que sean hijos de legitimo matrimonio de padres ingenuo ón y conducta con la condición
nte fiel de los acontecimientos s; de que estén casados con
duos manejaban información relat ivame | mujer ingenua, y avecindados en los dominios de las Españas
, y de
social existente, y de las que
ejerzan alguna
continentales que habían impugna do el orden profesión, oficio o industria útil con un capital propio”.
Véase, Constitución Política de
esclav itud, había modificado Ta Monarquía Española, Título 1, Capitulo Segundo, articulo 5 y Capítul
transformaciones legales, que sin a bolir la | Cádiz, 2 de mayo de 1812. o IV, artículo 22

123
BEATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados

gcglg; libre Joaquín, y las noticias sobre la aceleración del debate político
ellos en 1782, se convierte en un eslabón significativo de-la ¡mFug¡; a favor
ad de los amos (Masini Calderó n, 1979; Zagu¡er, l¡¡ció¡; de las libertades de los sectores plebeyos (negros e indígenas), disparado
negra a la autorid
No obstante, y a pesar de las mutaciones culturales operadas en rede e con la marea insurgente, se convirtieron en evidencias contundentes
para
- que los esclavos enredados en la red rebelde diseñaran su propia estrate-
a la esclavitud desde las postrimerías del siglo XVll_l, la n:galuva
gla para modificar su status jurídico y obtener la libertad civil. También
amos de otorgar la carta la libertad era moneda corriente en el csc;: e
dº E - resulta evidente que esa estrategia utilizó los recursos jurídicos y
mendocino previo a la irrupción politica negra de 1812. DÍ a;u;rica políti-
de E cos disponibles, y quizá el matiz distintivo de esa elaboración política
evidencia reunida por Silvia Mallo en un sustantivo artículo
e haya consistido en que la Junta de Buenos Aires fuera percibida por los
restituir las concepciones de libertad por parte de los esclaYos enel
:"gers' 1egros como garantía institucional para sostener la justicia del reclamo.
la Plata, en 1811, un esclavo del convento de Santo Dommio —el
c;— maMmas En resumidas cuentas, el lenguaje y las prácticas políticas de los
Fernando Guzmán, también músico comojoaqu_ín y ch:;r negros
h daban cuenta de cómo habían interpretado esa compleja y sofisticada
taba su descontento a la Justicia frente a la negativa del padre ¡:y
de r red conceptual jurídica y política que sintetizan los preceptos liberales
del Castillo de negarle la libertad q;;e asl¡;¡;íbla ;;tener después ,
iento ejemplar (Mallo, d 5 generalmente conocidas a través de las encendidas polémicas referida
s al
" ;Tmízrrla molviliz íción de los esclav?s quedan‘: f incon;)plcto Z¡á¡;; mundo de las elites (Myers, 1999).
a {»Z‘;mn ¿A qué mundo de ideas habían accedido los negros? ¿Qué ámbitos
se diera cuenta del motor político (e ideológico) que ath;ma y
n:iov; 1“J…“a qué tipo de intermediaciones habían propiciado la convicción de disputar
hacer factible la ejecución de los objetivos pcrse¡gu¡dasi
de laípolil izacióln ti:olzse ríír::: fiac:c\;g; pea ¡:¡ó¡¡ca - su libertad individual, evaluar la posibilidad de éxito y postergar otras
aparecía impregnada
ires” como referente exclusi lótica | prácticas recurrentes como la compra de su libertad o la fuga? En sentido
\?a la Ju::z: estricto, la asociación entre lealtad a la Junta y libertad civil había impreg-
id::l¡í::lº]¡;fí stlsísn ccl: un régimen revolucio_nario que raspalda
gnpfegº - nado la atmósfera provinciana desde los primeros tiempos revolucionario
de las pretensiones plebeyas. Esa apelación no sólo había s
m aunque había ganado vigor durante el tiempo de Cuaresma: el embate dio
las proclamas libertarias encontradas en el cuarto de B-emarl lo s¡[r;…j
origen a un célebre pleito en el que estuvieron involucrados el gobierno,
también estuvo en boca del negro Joseph el día anterior a la in
; : algunos clérigos y laicos.!? El escándalo se habfa desatado durante el no-
cuando arengó a sus paisanos diciendo
venario de la Cuaresma cuando los sermones del Prior fray Matfas
que ijeaVivy aquebyluego seeí
tel, y tomar las armas y luego reunirse en la José
ze santaperorunab

andercnvida,unni escrito
el dinero a nadie;
del Castillo, de la orden de predicadores, dio lugar a las risotadas
de dos
beneméritos y del presbitero Astorga por lo que fueron destinados a los
la Libertad sin quitar la
a Buenos Aires a defender la Patria los que querían ir". altos del Cabildo (Verdó, 1998:225-269). El fraile Castillo había dado más
de treinta sermones en el templo de Santo Domingo pero en
de los nígms los últimos
Que ese argumento estaba presente en el levantamiento nueve con los que se preparaba la celebración del domingo de
l?s e.;c a::
lo verificaron también otros testigos. Mientras uno ser;aló que de Resurrección, había promovido a la “obediencia al Superior Gobiern
Pascua
ici
solicita r su libertad para lo cual ] querfan ir a Bue: o
“querian j juntarse para como legítima autoridad constituida a quien todos debfamos sujetarnos”,
a la Patria”, otro reafirm ó la idea que los negros ins-
AÍres a pjedirla y servir truyendo además sobre los derechos del hombre, el amor
“hacers e soldado s para defende r la pa:nam. a la Patria, la
trataban de levantarse para soberanía de los pueblos y la libertad. Esta última categoría requirió
y escueta aunque 1mpr.eg nada de una %o len-D de
Aquella propaganda simple un desarrollo especial: Castillo explicó que la libertad en cuestión
cuenta de la democra tizació n del vocabul ari “no era
fuerza transformadora, daba la de conciencia, como persuadían los enemigos del sistema; sino puramen
asumía, además, un carácter eminen tement e te la
político revolucionario que civil”. El sermón del domingo de Pascua fue aprovechado porel fraile
; a para
laico o político.
c¡one:
'Qui situaciones habían alimentado y soslcnfdo esas cfbnv¡cl
pal:lóhcas? Sin duda el arribo del “forastero” venido de
Chile, el negr —
I
"* AGN- Sala X, 5-5-2. Agradezco a Oriana Pelagattí haberme facilitado el expedien
te
124 125
T B§ Esclavos, libertos y soldados
BEATRrIZ BRAGONI

D …gescl lavos para que pidiera


idi n su libertad”. En franca sintonía con ese
ocasión Castillo
enfatizar ambas nociones. > Según las fuentes, en aquella ;ÍÍE?:T; ;audeclam:lióráad;l fraile estuvo lejos de eludir respon
había exhortado a la “unión Fratema l, y vinculo de perfect a caridad con que sabilidades
, Europe os y Americanos, * le no sólo había alentado el recl:
todos debíamos estrecharnos entre nosotro s mismos i
Castillo recurrié a habia libertado a los negros, sino también pf:raqT:
y con nuestra amada Capital”. A continu ación, la prédica de o
“aborrece la servidumbre, y que
o o Hoibea 10 et ea finE dede queeoi ra fuesen
sobre la necesi dad de unifor mizar la opi-
una metáfora sugestiva para insistir
nión y la lealtad a las autoridades consti tuidas al asimila r la obedie ncia a ;RS enseñar pública-
útiles a su
ido con la obedie ncia de los hijos a su Patria, y que con esto pensaba hacer un grangra
servicio al Presente Gobierno,
la capital y al gobierno allf institu
o sagrado la (9 felices a los Americanos haciendo que sacudan el pesado yugo que hasta
madre esencial, la virgen María. Bajo ese registro religioso ahora los ha oprimido”.
ser interp retada entonc es como un pecado
desobediencia patriótica podía Esa declaración por sobre todas las cosas secular de la
Gobier no de Buenos Aires eran tantos puñales
ya que “cuantos se oponian al de iluminar facetas atractivas sobre el sustrato cu tural
política si es capaz
que traspasaban el corazón de la virgen”. política de aquellos negros insurre
de la cosmovisión
inmejorable
Sin duda la evocación de la prédica de Castillo ofrece una ctos, i también arrojaja indicio
surrectos, indicioss valioso:
valiosos
las mediac iones ejercid as por el personal
oportunidad para penetrar en .~ parti de los cuales fue posible
je revolu cionar io (Halpe rin Donghi, partir i sostener aquellas expectativas. En
eclesiástico en la difusión del lengua amfl,gr:z
ello, u}l]\:;ug&suvo
torno a
Pelagatti, 2001). Sin i agvemri que ni i el gobierno ni tampoco los propios
1961; Peire, 2000; Calvo-Di Stéfano-Gallo, 2002;
o a incluir el — ieran tomado
! cartas en el asunto mientras se estaban an ll llevando
embargo, este no ha sido el único propósito que me conduj 1 sl:; p;eparauvos de la proyectada rebelión cuyo conocimiento
situac iones que sin duda contex tualiza-
fascinante sermón del cura en las y úg;¡ca eo los contornos de la red conspirativa en sentido
había
esclavo s. Esa fascin ante eviden cia parece
ron la frustrada rebelión de los poi
estricto. Con
las referen cias religio sas utiliza das xcep;léln del blando publicado el 11 de mayo, y algunos oficios
revelar más cosas en la medida que g s por Bolaños
traduc ción polític a. Que el reclam o de ek al gobierno central, , 1 la documentació
por el clérigo adquirían sentido o e
ntaci n oficial no
o secular o laico, y no en el sagrad o, significativasi sobre el confli
nflicto. Sini embargo, algunas
los negros se inscribía en un registr iníon¡:;cl?;:s ;íer_muen conjeturar que algunos manejaban alg\m
o simbología
lo atestiguan no sólo la completa ausencia del vocabulario iE 1
ligo de
los negros — uno de ellos declar ó incluso ,
n relativa a que ¢ un acontecimiento o inesper ado e inédit
religiosa en las declaraciones de i i ito en l
esgrimidos por los jurisdicción rioplatense, iba a desplegarse en el escenario
no ser cristiano -, sino también en los argumentos El Reverendo Padre Moreyryra
provinciz¡noa
del Castillo P : declaró haber escuchado en la misa a Don
curas que fueron citados por las autoridades. El fraile Matías
sabili dad en el episodi o, consideró
aunque negó cualquier tipo de respon
testim onio de Agustí n Bombal , el rector K ¡sl:; Z…hílíírf'g Jcosn e
“justo” el reclamo;'* también el Buenos Aires se habia visto; a lo que
ese juicio. En cambio , el testim onio * D. Juana Sosa que si era alguna función para c
de los predicadores, coincidió con
Xara Quema da, un conven tuado de la cumpleaños de la instalación del nuevo Gobierno, a que …,5”¿35 ;l:?… 5
del fraile dominico Domingo de la
y residen te en Mendo za (por motivo s
Casa Grande de Santiago de Chile, s Sil : ;{;gj::x:a.
j del'::jura era gmducto de una relación hecha a posteriori
fue mucho más enfátic o. Fray
que lamentablemente desconocemos), impide considerarla como síntoma de I .
Bernardo como
Domingo fue identificado por el padre del comandante elee
suceso impactó c en las elites y de cómo fue e dey utilizado
utili n
para acrecental
que pudier on haber inducido
una de las personas blancas y distinguidas » 18(3120 al teniente gabemadnr que debió abandonar su cargo
en julicI:-
— T LY gºbiemº¡;orlord-en del Triunvirato. Después que el Cabildo
EA vamente con la prosa que Bernardo Mon-
asumiera el
V Ta pedagogia civica del presbitero dialoga sugesti ón entre Libertad natural y libertad civil,
-A ;E;acn;ííad,d y de una brevísima gestión liderada por Nicolás
veagudo dedicara, entre otras cosas, a la distinci ..d < m » €l poder
poder central nombró
N
1 En el estudio de Silvia Mallo figura la negativ a del fraile Matías del Castillo de otorgar la — E)
como tenieniente gobernador a
carta de libertad del esclavo Fernando Guzmán quiend dedefinió la sclavitud como “miserable - pretendia robustecer la posición
posici del partid:
estado" aunque preserv ándola en virtud la “liberta hecho" y las “dulces” condiciones ota” en Cuyo frente a las sospechas de que un puñado de
:s:;lnoleg
"
otorgadas por el convento. Véase, Mallo 5.:1991:136
y
127
BEATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados

peninsulares y americanos habían participado de la conspiración diseñada l(’m isma Sala de Armas en tiempo de Don Faustino Ansay”, el
por los realistas de Montevideo, y liderada en Buenos Aires por Martín Sul lo de Armas depuesto en junio de 1810 por la movilización
de Álzaga. Para ese entonces, se tenfa conocimiento que los realistas en que acompañó la adhesión del Cabildo de Mendoza a la Junta porteña.
Chile contaban con el apoyo de las parcialidades indias del otro lado de la Tampoco de su confesión se obtuvieron pruebas contundentes de la
cordillera, por lo que Nazarre como funcionario del gobierno central habfa eventual participación de los blancos en el movimiento: Bernardo agregó
celebrado un famoso parlamento con los indios pampas y pehuenches que que “ni Manuel Corvalán ni ninguna otra persona blanca ni de distinción
mereció ser reproducido en el número 11 de la misma Gazeta de Buenos estaban mezcladas en el levantamiento de los esclavos”. Aunque ensayó
Ayres poco tiempo después.'> - una sugestiva conjetura acerca de las razones que sin duda podían haber
En ese lapso, la posibilidad de obtener pruebas que atestiguaran la levantado el falso testimonio de que D. Manuel Corvalán estaba mezclado
injerencia de los “caballeros blancos” se diluyeron sustantivamente. En en el asunto de los negros.
vano fueron los intentos de obtener confesiones de quiénes podían haber “esto lo habrán deducido de que cuando estuvo en el Fuerte de San Carlos
instigado la rebelión de la “esclavitud”: ni por la vía del interrogatorio, 'r'n;mdó D. Manuel Corvalán al confesante se sentase a la mesa, a comer con
ni por medio de las confesiones de los principales cómplices se obtuvie- €l, y los demás expresando que lo hacía por que siendo Patriotas los había
de sentar a la mesa aunque fueran negros”.
ron evidencias objetivas para identificar algún tipo de auxilio dado por
los “blancos” para favorecer la sublevación de los negros. Las sospechas Esa clave patriota iba a operar decisivamente en la vida política local con
apuntaban concretamente al supuesto papel desempeñado por Manuel posterioridad a la salida de Bolaños del gobierno, de su reemplazo por la
Corvalán, comandante de fronteras y líder del partido patriota o americano institución capitular y el arribo de Nicolás Rodríguez Peña como teniente
desde junio de 1810, como principal sostén político del movimiento y gobernador de excepción. En los meses que siguieron, el juicio sobre la
responsable de desestabilizar al gobierno. Entre los más decididos a iden- pretensión plebeya habría de convertirse en caja de resonancia no sólo
tificarlo como responsable, figuró Joaquín Sosa y Lima, el amo del negro de las tensiones facciosas sino del enarbolamiento político definitivo del
Fructuoso, y varias veces capitular, quien no solo atestiguó en su contra sector patriota y de su decidida influencia para acelerar la integración de
sino que influyó en las declaraciones de algunas esclavas para robustecer !a población esclava al nuevo orden revolucionario.'* Los procedimientos
la hipótesis de la colaboración de los blancos. A esa altura, se tenía la judiciales muestran el complejo itinerario que adquirió la causa que como
certeza de que Corvalán había facilitado armas y pólvora provenientes del brasa caliente introducía no pocos dilemas en torno a la pena prescripta
Fuerte de San Carlos. Varios testigos afirmaron saber que Bernardo había por las leyes ante semejante crimen. Esas perplejidades se vislumbran
integrado una pequeña comitiva que había viajado a la frontera durante la con nitidez en el desarrollo del proceso al momento de la sentencia que
primera semana de Cuaresma pero ninguno de ellos aportó más evidencias involucró de igual modo a los fiscales acusadores que se sucedieron en ella,
a las que afirmaban que las armas y municiones facilitadas por Corvalán como en las estrategias argumentativas (jurídicas y políticas) diseñadas pol:
habían sido para ir a cazar. Incluso el testimonio de Francisco Delgado, quienes asumieron la defensa. Aunque el problema amerita un desarrollo
un notable local, no aportó mayores detalles. También Manuel Godoy, especifico que excede los marcos del presente trabajo, convendria atender
un cabo veterano de la ciudad, robusteció la hipótesis al decir que por al menos algunas notas distintivas en relación a la resolución última de la
el negro Enriques supo que Corvalán le había dado las llaves de la Sala causa que no sólo libera de culpa a los juzgados, sino que precipita defi-
para que Bernardo sacara las armas para ir de caza. Idéntica respuesta dio nitivamente la reforma del régimen miliciano en lo relativo a la población
Bernardo durante su confesión del 15 de julio: allf, no sólo reafirmó el masculina esclava o negra.
móvil que había guiado su ingreso al Sala de Armas en San Carlos, sino Cabe señalar que el primero de los fiscales propuestos presentó sus
que precisó que las armas encontradas en el cuarto frente al Cuartel “las excusas al gobierno después de confesar que no contaba con formación

7 Vease, respectivamente, Proclama y relación de los indios pampas y pehuenches del !* Los vínculos
ína establecidos entre los notables locales y la conducción t
Parlamento celebrado en el Fuerte de San Carlos del 13 de abril de 1812; además, AHPM, del movimiento de octubre de 1812 daría lugar a otro trabajo.
1d
Independiente, 234 y 123. v
128 \ 129
E
BEATRIZ BRAGONI U
ADES Esclavos, libertos y soldados
Jo;i
suficiente para hacerlo;"” esa función fue desempeñada luego po:{ civil, que a esa altura vertebraba el lenguaje político más decididamente
i después de haber pedido el riguroso ei
presidio
Antonioi Moreno quien independentista, fue enfatizada por el segundo defensor de pobres que
los « “esclavos delincue i ntes” » por hal ber atentado contra S el orden Se de j
asumió la causa. Aunque desconocemos el origen del reemplazo, y
tenido i por los amos, las leyes y las Constit uciones del Estado, a sol el perfil
N de los defensores, lo cierto es que el alegato de Joseph Obredor
alegar que “descon ocxab las le)-'gsl. l..(l:rl¡1 St:cric:‘: resultó
Ss(e)f :xoner‘;do después de - simultáneo al decreto de la libertad de vientres resuelta por la Asamblea
isiva del proceso que , bosquejó la a A
fiscal clausuró esa etapa decisiva Soberana a comienzos de 1813, y al arribo del nuevo teniente gobernador
sin explicitar la pena. Pedro José Pelliza, que estudió leyels en San Fel!pe;s
nombrado por el Triunvirato, Alejo Nazarre quien no tardó en promover
hizo variacio igni ativas
iaci nes signific i en rel lacién a su anteceso p r al evocar nociont la
creación de la Sociedad Patriótica Literaria para discutir los más sagrados
jurídica
j s de antiguoi rí ¢gimen
i que prescrib ían5 que E “ e l ca stigo de crímenes
derechos del hombres. ? Ese nuevo contexto propició un giro
desech ando p: 1 pl copernicano
debía coincidiri a la persona que lo comete”, al transformar decisivamente la calificación pública de la conducta
que apelaba al auxxgo Ll:le los J;Aig:sd gz de los
argumento esgrimido por la defensa esclavos amparada en la legitimidad y justicia revolucionaria.
“ser patriotas”.i Pelliza i enfatizó i que la
: pretens ión de o
los esclar
las l:nl;cu;; “La conducta guardada por estos miserables se explicaba por el laudable
¡¡']:crupemfla libertad merecía un castigo ejemplar para eludir objeto de conseguir la libertad. Por ello se vieron intelige
dulce que formaron en sentimiento los papeles públicos denciados por el eco
emularl o concluy endo que e!‘ yugo N ev E
nes de aquellos que quisieran
esclavitud era acorde “al derecho común de genles1 y por éste “los escla hallarse el hom-
bre fuera del siglo del oprobio, esclavitud, despotismo y de poder consulta
o pueden eximirse imi de la infeliz
infeliz s i
situació 6n de esclavos S
”. con la prenda apetecible de la libertad. Escucharon providencias superioresr
¥ ll):Zue la sustanciación del juicio exhibió el comple-]o tejido
de nocmr::: prohibidas para el comercio de la naturaleza, y condició
y usos juridicos de antiguo y nuevo régimen , lo au;su[gu an l%sí arg-un;:;¡ = Este es ingenioso en sus adelantamientos acomodaron n eldelsentido
hombre y como
y la ley a
5u estado actual con el aditamento que el Gobierno de Chile, combina
nuestro, ya alivió los vientres, esto lo supieron y lo entendieron." do al
rtidos por los dos letrados que asumi ieron la defensa. El prim
de los acusado s h:dhab( a hfcsl‘]lo
Zlelms hizoP hincapié en que la rusticidad
ado la libertad y concedi da . por el Su- Esa suerte de genealogía que bosquejaba la elaboración intelect
concebiri que los amos habían usurp: ual
i a juzgar debía ser interpr etado col d y politica puesta en marcha no ya por esclavos sino por individ
ior Gobierno y que el delito uos con
MC seg:\z
F::;iz:\di:)msma" ; go de “hecho” dado que la conducta VÍEI;ÍR nombre y apellido,® hacía posible pensar que la violencia
del proyecto
i a simplemi ente en que 6lo
só! 19 de ellos se habían reuninido 1o era por los “principios” en que se apoyaba sino por
los autos consistí el modo en que lo
ndos]í or los Vapºíes; ¡e: ;]¡l¡;x;º conceptuaron que los eximía de culpabilidad. La eximici
desarmados en los bajos del Zanjón "emhmg ón de cualquier
“fuego santo del Patrioti i smo”. i E s e argu mento pena se imponía entonces como “amplia indulgencia con equidad
E ó y justi-
claramente a disminuir la responsabili
E bilidad de los acusados se complet cla”, y ésta adquiría mayor relieve si se la ubicaba en un context
o político
dicado a homolog ar el ensayo _. li! más amplio: al:í, el defensor Obredor comparó la conducta
con otro no menos sugerente de de los negros
de los esclavos con el “ejercicio “ejercicio | lícito del empleo y de armas , contra . aqt con las operaciones de Americanos y Españoles, que en Potosf
!negr
y Oruro,
i ivil” Que
civil”. la acción política
! de los habían encabezado “sucesos criminosos a la Patria”, para concluir
se oponían a la libertad que a
del patrioti smo y de la libertad diferencia de aquellos ilustrados y “enemigos del Sistema”,
g::respcsdia ser ubicada en las coordenadas la acción de
— —
“7 El que presentó sus excusas fue Pedro Nolasco Ortiz, nacido en Mendoza, r;:,:¿el¡;:º: y* El dictamen del defensor está fechado en febrero de 1813, momento que coincide
con
rdo Ortiz y María del Carmen Correas, s trasladó a Santago a estudiar Derechocn E | lalibertad de vientres. Convendría recordar además la incor poración de diputac
iones pro-
donde reaizó práctica forense por lo que la Real Audienci a expidió su ttulo de aboga y l¿N_¡¿c¡z]:s ala soberana Asamblea, y que la representación mendocina recayó
en la figura de
| Belnardo Monteagudo. La intención de formar la asociación
en 1811. Estudiantes Argentinos en Chile. Rjehm:1972: 632 gida por Juan de la Cruz Vargas al gobernador Nazarre (8 quedó registrada en una nota
s al sector más de enero de 1813). AGPM —
* Había sido Alcalde de Primer v Voto enrolándose en las filas contraria cargo. Habia -I pendiente, Gobierno 235, 1.
siendo depuesto de su
decidid
le amente a favor de la Junta de Buenos Aires lta sugestivo advertir la mutacion en la nominación de los negros por parte del
estudiado filosofía y teología en Córdoba y en 1795 pasó a Santiago donde estudió dió leyes
leyes
g r que remplaza la identificación de “esclaví 0 de” por otrale que
hasta recibirse de abogado. Ejerció en Mendoza desde 1803. bre de pila y el apellido del amo. los individualiza con

130
131
BEATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados
+
estos “miserables” era digna de emular: las pocas evidencias reunidas en no se retrotrajo a la práctica miliciana de los negros libres por cesión o por
los autos ponían fuera de duda que el Patriotismo y la obediencia al Go- compra que había moldeado el régimen de milicias del orden anliguoPEl
bierno Superior habían motorizado sus pretensiones. Estas cualidades de defensor instituyó 1806 como punto de partida de una genealogía polít-ma
ningún modo podían ser catalogadas como “delito” sino como “memorables Y patriótica alucinante sin pretensiones esencialistas. Después de insistir en
estímulos no solo para el vulgo torpe y arrojado, sino también para los que “la solicitud de los estos desdichados la encaminaron por las sendas
sensatos y de luces”. Lejos de representar un acto criminal, la aspiración de la razón, moderación y decoro a las autoridades”, Obredor concluyó
de ese puñado de esclavos era digna de admirar sobre todo porque las que los negros no sólo merecan la libertad por el mérito adquirido sizo
disposiciones del gobierno no habían aliviado su condición sino que solo porque “han sabido desempeñar sus misiones en la Causa Sagrada Ide la
habían dulcificado “sus amarguras con la esperanza plausible de que sus Pal-na con virtud, constancia y heroísmo desde la entrada Inglesa, hasta la
hijos, y sus hermanos obtendrán el goce de la Libertad”. última acción del Tucumán”. Todas estas razones justificaban plel:'lamen[e
Obredor sumó más argumentos a la defensa con el propósito ya no de ser declarados libres con el fin integrarlos a los regimientos patriotas en
para franca sintonía con la carta gaditana que prevefa la obtención de la ciuda-
reforzar el carácter virtuoso del comportamiento de los acusados, sino
interpretarla a la luz de una tradición jurídica radicalmente distinta a la danía española por parte de la población afroamericana por servicios a la
que hasta entonces había enmarcado la causa Primero introdujo algunas Patria. Finalmente, el argumento de la defensa fue correlativo a la decisión
célebres nociones jurídicas que sustentaban el nuevo régimen: “Todo el del Tribunal que ordenó liberar a los reos y enviarlos a Buenos Aires para
mundo es igual, es independiente, mucho más el hombre que no conoce engrosar las filas del batallón de libertos. Aunque no he localizado m'ngF:ma
distinción”; esos conceptos servían para rebatir las tradiciones de antiguo ey¡denqa sustantiva que atestigúe el impacto politico del episodio mendo-
régimen “ (que ) habían alterado la humana naturaleza dividiéndola en cino, dos meses más tarde la Asamblea Soberana autorizaba al Ejecutivo
noble y plebeya, rica y pobre”. Ese razonamiento que ponía escena los pre- el rescate de esclavos para aumentar los ejércitos revolucionarios.
ceptos liberales como legitimadores de la nueva justicia que debía evaluar
la conducta de sus defendidos, hacía necesario impugnar concretamente 3. Esclavos y pardos libres en el ejército y en las milicias
el Derecho de gentes en cuanto había constituido la tradición jurídica a
-A- comienzos de 1814 el gobernador cuyano Juan Florencio Terrada
partir de la cual el fiscal había organizado la acusación. C_hng¡ó el primer rescate de esclavos destinado a engrosar el batallón de
“El Fiscal da la razon de diferencia de nuestros derechos y de los esclavos, libertos de Buenos Aires: una comisión supervisó el sorteo que recayó
y esgrime que los esclavos constituidos en servidumbre por derecho de
gentes no pueden por esto eximirse de la infeliz situación de esclavos. Ah!y
sobre 46 esclavos.?! Se trató por cierto de un número exiguo en relaciz
al total de la población negra libre y esclava existente en Mendoza haci:
Derecho de gentes maldito, y detestado aun por las naciones incultas
bárbaras; Derecho de gentes ratificado por tiranos; Derecho de Gentes que 1812 que alcanzaba a 4456 habitantes; aunque la cifra esté lejos de brin-
justificó la conquista” dar una precisa representación de ambas categorías, lo cierto es que la
población negra se reduce sustancialmente diez años después, cuando un
Esa toma de posición hacía previsible recurrir a tradiciones jurfdicas <enso precario arrojó un total de 744 esclavos y 1335 negros‘llbres ?La
previas al sustrato normativo que impugnaba: la tradición romana, más Causa “ie esa drástica reducción ha de atribuirse entonces a la pod'erosa
precisamente el derecho Justiniano, resultó efectivo para reubicar el con- militarizacion local liderada por el coronel José de San Martin a partir de
cepto de servidumbre al aparecer vinculado a los prisioneros de guerra
invasiones
“puestos en servidumbre por consideración de Paz para evitar
de los ne-
y hostilidades de los propios hombres”. Pero ese no era el caso
regimien tos para - i! Segun el Censo
N de 1812 la Provincia de Cuyo reunía 43.134
gros sublevados para exigir su libertad y sumarse a los 2 poblado res de los ei
diseñar un argumen to 1?;37 eran indios y 8506 negros. Mendoza contaba con 13.318 p};b]admes. blancos ;;‘3“8
defender la Patria. Esa evidencia hacía necesario uwd Y 3108 campaña); indios 2327 (548 ciudad y 2327 campaña); negros libres
;h. bs_ó (2100 ciudad; 2356 campaña). El Censo de 1823 (aunque incompleto) registray
político distinto amparado en la experiencia de militari zación de los negros
£
previa a la Revolución de 1810. Sugestivamente el argumento de Obredol b itantes de los cuales 744 eran esclavos, 1335 negros libres y 1311 indios.

132 133
Esclavos, libertos y soldados
BEATRIZ BRAGONI

HUMA…A?E%: Mendoza puso en marcha el operativo ordenando a


suarribo a Mendoza como gobernador intendente de Cuyo en septiembre los vecinos de Ta ¿Tudad y la campana presentar a “todos los esclavos varo-
ini, 1962). - -
ll: nes que tengan desde la edad de 12 años para arriba para que excluye
, Elrzc(xzsl:ism de Chile —octubre de 1815-1— ivtrodu]u variantes ;n los imútiles, queden únicamente los útiles en el manejo de las armas,
ndo
conducción de la guerra acelerando la m¡hlanza c¡-ón cuyana, y1 con el y Cai - los
que será justipreciados por los señores de la comisión”. De acuerdo
integración de los negros libres y esclavos en el ej?rc¡to yde-n as m:x M a las
evidencias ofrecidas por Masini Calderón, la leva alcanzó a 710 esclavos
(Bragoni, 2005). La literatura sanman?mana ha sldq pr§ iga en 1e - distribuidos del siguiente modo: 482 originarios de Mendoza, 200
cada paso implementado en la fabricación de aquel ejér_cuo que J¡_a (?D 18 Juan y 28 de San Luis los cuales fueron destinados mayorita
de San
como piezas de ópera el cruce de los Andes p«ra.cor.\quxslar lefg onMen' riamente a
la infantería, sumándose más tarde al batallón de libertos arribado desde
causa de independencia: la militarización que siguió a su zrln l;)úa o Buenos Aires:?* toneleros, zapateros, alfareros, sastres entre otros
doza, el giro dado a las milicias cívicas de blancos y parfiº_S, a 2 s(}_l T oficios
Tepresentaron algunos de los perfiles sociales afectados por la leva.*
E
de recursos en la jurisdicción y por fuera de ella, el suministro de u cadas más tarde, el general Espejo calculó que 1552 libertos formaron
De-
mes, armas, municiones y víveres, el emplazgn—uemo de un campa-rlr-
xen los
E contingentes de infantería que arribaron a Chile en 1817 por lo
destinado al adoctrinamiento, la reformulación vd‘e reglamentos mil ¡t;rí representación de los negros originarios de Cuyo equivalía
que la
y penales, los rituales periódicos que un¡anurehgxón» con una encen ¡ue
prácticamente
5 a poco menos de la mitad. Es conocida la opinión valorativa de San
arenga patriótica destinada a mantener la chxípa rayoluc:n})na::drl de estos perfiles en las filas del ejército: “el mejor soldado de infanterí
Martín
del “tirano opresor”. Insistire n g y geq S a que
prometía liberar a los pueblos tenemos es el negro y el mulato; los de estas provincias [blancos,
1ín -
disciplina en ese resultado equivaldria a reiterar asuntos q:;es i cxó € indios], no son aptos sino para la caballería”. Como se sabe,
mestizos
sólidame nte consagradas no sb Slcva r¡,:le se trataba
puedan escindirse de las imágenes de una opinión distintaa la emitida por el general Manuel Belgrano
la literatura sino por una perdurab le pedagogí a patriótica . ];01-3 ae de, quien
- en 1813 había juzgado imprudente la integración de negros
reparar en las mo hza i éanesn y mulatos al
y a los efectos de este trabajo conviene ejército (Epistolario Belgraniano: 2001:247-251). En tal sentido,
ritmo que alcanzó la movilizaci s la decisión
reclutamiento y en el progresivo sanmartiniana introducía un giro marcadamente distinto
ión negra masculina. " a las opiniones
emitidas en relación al impacto de la militarización entre
P“bslz‘;;: lusg estudios disponibl es, una primera disposic ión (Írdeí¡;; esclavos y ne-
gros libres: en junio de 1812 la Gazeta se había hecho eco
perteneci entes a europeos peninsu del dilema en
reclutar esclavos de 16 a 30 años relación al conflicto desatado en Santo Domingo y a
sin carta de ciudadania: al parecer salieron de allí 23 esclavos aptos que . la “aspiración de los
fule:;rj negros de equipararse con los blancos”.
pasaron a ser libertos del ejército mediant e rescals‘; ” poco despu.és
. La militarización alcanzó también a los pardos libres e introduj
confiscados los esclavos pertene cientes a los america nos ccnlran osla o refor-
mas al régimen de milicias heredado del antiguo régimen.
al canlzas Entre 1814 y
grado sistema”. No obstante, en el curso de 1816 el reclutamiento 1815 el aumento de pardos libres en los cuerpos cívicos no había
‘ 1:‘,[:“ = tenido
a la completa jurisdicción cuyana sobre la base de. un ac;\efdo
Juan: sé)o dos tercios de la .Í-SIL E —re
diputaciones de Mendoza y San ** Aunque el censo de 1812 no distingue entre negros
excepci ón de los brazc‘s útiles ¡Z…¡ºs libres y esclavos ilustra la represen-
serfan cedidos al Ejército con la | ación de la “casta” en la composición social de Cuyo antes
labranza” bajo un doble compromiso que preveia abonar alos
pmdpo l | Bistrados en toda l jurisdicción, Mendoza reunía 4456 (33%de sobre
la leva. Sobre 8506 negros
total de la población),
un “justo valor”, y que los esclavos (orma‘ra n un batallén sepi::ad e . San Juan 2577 (20%) y San Luis 1473 (9%). En síntesis Mendoza
de las compañí m San Juan el 30% y San Luis el 16%. Masini calcula que el total dereunfa más de la mitad,
demás cuerpos bajo la conducción de oficiales 4200 esclavos pudo
Pberse distribuido del siguiente modo: Mendoza 2200, San Juan 1500 y San Luis 500.
m
esclavos. Si esta última condición traslucia las sospechas que pesa iffas que le permiten considerar una representación aproxim ada de 16,5% para la capital,
le_n& .
la inclusión de las “castas” en los cuerpos armados ffeng:)n [1,5% para San Juan y 3,1 % para San Luis.
, 1984; Bonilla, 2001; ya, * Interesa advertir las diferencias de valores que ofrecen los registros existentes
al exhibido en el Perú (Flores Galindo : frente a un
| {1 | Psomayoritario de $250 representado por perfiles de escasa calificación, el valor
7 Oficio al Cabildo sobre bando que obligala entrega de esclavos propiedadu de europeos 12 $490 para un tonelero o $450 para un zapatero o alfarero.
ascendía
españoles, 26/01/1815. DHLGSM, Tomo II, p. 525

134
p um——

BEATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados

resultados satisfactorios frente a la ausencia de equipamiento necesario imposibilidád de reunir en un solo cuerpo las diversas castas de blancos
para asegurar la disciplina en los cuerpos: “las milicias son despreciables -+ pardos. En efecto, el deseo que me anima de organizar las tropas con la
por su indisciplina” —confesó San Martín al ministro de guerra. Para en- brevedad y bajo la mayor orden posible, no me dejó ver por entonces que
esta reunión sobre impolítica era impracticable. La diferencia de castas se ha
tonces, estaban organizadas por cuatro compañías, dos de cívicos pardos consagrado a la educación y costumbres de casi todos los siglos y naciones,
y dos de blancos a lo que se sumaban tres escuadrones de caballería (Libro y sería quimera creer que por un trastorno inconcebible se llamase el amo a
Copiador 1815: 1944:246-247y490). La gestión sanmartiniana introdujo presentarse en una misma línea con su esclavo. Esto es demasiado obvio, y
cambios significativos en el segundo semestre de 1815 al disponer que así es que seguro de la aceptación de S.E., he dispuesto que p:m¡ne:xenáo
se triplicara el número de pardos libres al servicio miliciano para lo cual por ahora las dos compañías de blancos en el estado que tienen hasta que
ordenó al Cabildo confeccionar una lista de pardos libres entre 16 y 50 con mejor oportunidad se haga de ellas las innovaciones y mejoras de que
son susceptibles, se forme de sólo la gente de color así libre como sierva
años de la capital y la jurisdiccién con el fin de “fomentar por todos los un batallón bajo este arreglo; que las compañías de granaderos y primera de
medios la fuerza para sostener nuestra libertad civil contra los tiranos las sencillas se llenen primeramente de los libres con la misma dotación de
peninsulares” (DHLGSM: 1954:414). oDficiales q\;; tiene y qu: la segunda, tercera y cuarta la formen los esclavos.
No obstante, la amenaza latente de un avance del ejército realista E e este modo, removido todos obstátáculo, se lograrán los mejores
j efectos' "
desde Chile a Cuyo para sofocar a los insurgentes “porteños”** justificó
profundizar la presión reclutadora que impactó prácticamente sobre toda
la población negra masculina: por un bando del 12 de enero el gobernador
4. Los trastornos de la politizacion plebeya
intendente ordenó la formación de dos compañías cívicas de infanterfa
con todos los esclavos de la ciudad y de la campana entre 14 y 45 años los Esta sintética descripción del proceso de integración desigual de los
cuales debían cumplir con los ejercicios doctrinales, y obligó a los amos esclavos y pardos libres a los cuerpos armados invita a incursionar sobre
correr con los gastos de uniforme como orden expresa y terminante. Dos las tensiones generadas a raíz de la dinámica específica vinculada con la
bandos siguientes completaron el cuadro: por el primero se elevó la edad experiencia cotidiana destinada al entrenamiento militar, y a la consiguiente
de los esclavos de 45 a 55 años; por el segundo, los libertos y esclavos politización de los negros estimulada por una eficaz pedagogía patriótica
originarios de la emigración chilena fueron también integrados a los bata- en la que aquélla se inscribía. Aunque coactiva, esta novedosa forma de
llones. En suma, entre 1813 y 1816, la organización miliciana de negros so-c?ab¡h'dad de la que fueron protagonistas y a partir de la cual las jefaturas
libres y esclavos experimentó un aumento significativo en el número de Militares aspiraban a obtener guerreros profesionales— “haremos soldados
cuerpos y de plazas aunque preservó la división de castas vigente al mo- de cualquier bicho”, había manifestado Tomás Guido a San Martín— , ha-
mento de la Revolución. Con ello se ponía de manifiesto las influencias bría de enfrentarse no sólo a los usos sociales y prácticas consuuud.in;rias
ejercidas por los capitulares, convertidos en la voz oficial de los amos, que bregaban por preservar las antiguas jerarquias sociales, sino ante todo
con el fin de evitar la alteración de las jerarquías sociales heredadas del pondría de manifiesto nuevos dilemas de autoridad emanados del súbito
antiguo régimen al interior de la experiencia de militarización conducida protagonismo obtenido por estos actores en la escena política
por el gobernador intendente. Que ese resultado había desviado la inten- l La forma en que las obligaciones milicianas de los esclavos introdujeron
ción uniformizadora originaria del jefe del ejército, dio cuenta el mismo | uN vector inesperado en los vínculos o relaciones sociales hasta entonces
San Martín en una contundente misiva dirigida al Director Supremo Juan w‘ Vigentes, lo atestigua la representación que un labrador, vecino natural
Martín de Pueyrredón: | delaciudad, elevó al gobierno en abril de 1816. Para entonces, D. Pedro
Warggs dio cuenta de la manera en que la asistencia regular a loschrcicios
“El único inconveniente que ha ocurrido en la práctica de este proyecto
a fin de reanimar la disciplina de la infanterfa cívica de esta Ciudad, es la doctrinales de los domingos de los cuatro “morenos” que trabajaban en
su chacra, distante a tres leguas de la ciudad, había alterado el ritmo de
- a a e las fae¡-¡zs rurales. El dilema de Vargas no se reducía tan sólo en que para
2 Correspondencia de Osorio y Marcó del Pont al Virrey Abascal. Archivo General de mplir con la obligación civica los esclavos debfan abandonar la chacra
Indias, Diversos 4 y 5.

136
Esclavos, libertos y soldados
BEATRIZ BRAGONI

acostumbradas. Ese arbitrio individual y grupal del tiempo libre a través


an-
el día anterior, sino que les perdía el “rastro hasta el martes porque se del cual podían eludir el regreso a la chacra, era posible al estar inscripto
resultad o que me han muerto dos
dan en fandangos y excesos, de que ha en una orden del gobierno que imponia nuevas obligaciones no sclg
a
n
caballos”.?7 Esa suerte de puesta a punto de los trastornos que afectaba los esclavos sino también a los propios amos. El nuevo contexto podía
a era
sus propios intereses, no agotó la instancia protocolar: el problem ser pensado entonces como favorable para usar los beneficios deri\I;)ados
aun mayor porque se había visto obligado a salir los lunes a buscarlos con de la integración a los cuerpos milicianos y calcular, a partir de ella, la
pasado a
el fin de devolverlos a la chacra. Seguramente el tema no habría protección del gobierno frente a la autoridad o pod¿r del amo. Si hasta
mayores si Vargas no se hubiera enfrenta do a una situació n que consider aba ese momento sólo los pardos libres cumplian con el servicio rvnili¡ar
ir al gobierno : ocurrió que la
necesario modificar y justificaba hacer interven coyuntura guerrera los había ubicado en otro lugar interfiriendo sev¿m-
cuando Vargas reeditó la pesquisa de los morenos el último lunes para mente en la condición jurídica y política por la que mantenfan el vínculo
de
que cumplieran con sus tareas habituales en la chacra y “había tratado de servidumbre y cumplian con obligaciones “cívicas”.28
“se atrevió a amenaza rme que
reprenderlos por los excesos”, uno de ellos _F¿a suerte de status ambiguo generada de la confluencia de los hábitos
s”.
se quejaría denunciándome que yo les impedía concurrir a los ejercicio civicos por parte del universo de esclavos enrolados en las milicias —fenó-
Quien había desafiado la autoridad del amo haciend o uso de la posición meno poco advertido por la literatura especializada-, introdujo un difícil
joven de
asignada por el gobierno, había sido el “ladino” Modesto: un equilibro en el tejido de las relaciones sociales y politicas convirtiéndo:
tenía el oficio de sastre.
18 años, robusto y sano que —según Vargas— en fuente de innumerables fricciones. En la noche del 27 de mayo ;:
do escueto y no brinda más
Lamentablemente el expediente es demasia 1815, el soldado civico pardo Esteban Tobal fue tomado prisionero
Z’:omo
no es difícil conjetur ar a
información que la expuesta por Vargas aunque consecuencia de haber intentado agredir con su cuchillo a un subtenien
t
partir de la oferta realizada por él al gobierno , la urgencia de evitar algún del batallón n° 11 en la puerta principal de la Casa de Comedias. En ri cn'e
forma,
tipo de denuncia que lo obligara a cumplir con el servicio. De tal el suceso que lo tuvo como protagonista se reducía a lo siguient¿ el
cn%i >
la propuesta de Vargas siguió la ruta trazada por otros ciudada nos que se pardo -habla intentado sin éxito ingresar a la función de la Con;edia lt;fl
o donó al Estado al ladino
habían enfrentado a situaciones similares: cedió el Cabildo había organizado como parte de los festejos programados qar:
a cambio que
Modesto quien pasó a engrosar el batallón n* 8, y obtuvo conmemorar un nuevo aniversario de la Revolución.? El centinela
hzbla
por ser
los tres morenos restantes fueran eximidos del servicio miliciano lmpcd.ldo Su acceso más de una vez a lo que Tobal terminó respondiendo
del lanar y otras labores
aptos para el arado, la poda de viñas, el cuidado con gritos y amenazas generando con ello la intervención del subtenien
ta
de su chacra. del b-alallón n° 11 que lo terminó golpeando con su sable, le secu
1
El episodio protagonizado por Modesto nos enfrenta a comportamien- cuchillo y ordenó su reclusión en el Cuartel2 í At
d deri-
tos que no necesariamente pueden representar desaffos a la autorida Desde el año anterior las fiestas mayas habían ganado vigor en
la ciu-
onaria. Como toda una literatur a
vados de la irrupción de la marea revoluci ::lad. En aquella ocasión, el gobernador Terrada había ordenado
festeja
sectores subalter nos para eludir
ha señalado las formas de resistencia de los el udía- más glorioso de nuestra revolución” porque debía estar
rese¿¡(;
régimen
0 desviar los dispositivos disciplinarios en regimenes de antiguo en “la imaginación de los hombres que deseaban ser libres” y dei{uien
es
ausentes en la
constituyeron fenómenos corrientes, y tampoco estuvieron
Serulnikov, —— e
jurisdicción cuyana previa a la Revolución (Hamnett, 1995; E ¡ZÍÍ.'ÍZ..ÍÍ,:ZZÍ
,políl i h: szd;no ha integrad
2006). Sin embargo, y aunque lamentablement e no contemo s con mayo- o la agenda de investigacion en historia
_ uA 1ggparaz 5 en el fenómeno que aquí aludimos. Véase para el caso
de Modesto , como de sus
res evidencias sobre las sensibilidades políticas
amigos enredados en el conflicto, lo cierto es que la ruptura de la rutina - L
| 'dur.H:s: ':l p’:::;mo rlw existian referencias sobre este tipo de representaciones teatrales
de cumplir con el servicio martiniana aunque no es extraño suponei
laboral como consecuencia de la obligacién 1
es a las biera estimulado como ámbitos de sociabili idad siguiendo
miliciano había conducido a los morenos a tomarse más libertad €l siglo XVIII hasta la expulsión de los jesuitas en 17?7
de lL el e s el m
lea D
ee ' AGPM- Independiente, 442, 24
844
27 Museo Mitre, Archivo del General San Martín: A bis,
139
138
BEATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados

estuvieran empeñados en “llegar al alto grado de una Nación grande,


feliz ciéndole que si no se retiraba le iba a dar un culatazo, a lo i
salvas de cañones , saludo de de Poncho contests, que por qué le habia de pegar”. | MR
e independiente”: iluminación de las calles,
en la Iglesia Matriz y festejos "
las armas de la Patria al Cabildo, Te Deum L:‘ :an‘m‘?n del sqldadn no ingresa más argumentos sobre
las razo-
des
populares debían ser manifestación concreta de la “unión de volunta hizº(í¿¡c o m.vnalmn a ingresar a la Comedia, ni tampoco
su testimonio
se oyeran otras voces que las
para dispersar la discordia” y para que no L renciai a los términos de la discusión callejejera por la que
terminó
de “Viva la Patria, odio eterno a la Tirania penins ular” *! Un año después p;erso. sólo -dljº que había visto despejada la puerta de la Comedi
a y que
objetivo de
la celebración adquirió un tono distinto aunque preservó el Enu;stív quiso entrar. No obstante, la decisión de insistir por
sumarse
inflamar el fervor patriótico: aunque el bando de San Martín mantuvo o …dei contingente de personas que disfrutaron del evento, constit
o vecinda rio” uye
los rituales de rigor, advirtió que la celebrac ión del “virtuos T c:o sugesn;;) para evaluar el rechazo e incomprensión de la línea
orden y armonía ” en las
requería que “todo individuo guardara el mayor ; reatoria establecida por el gobiern 0 y cumplida i a rajatabla por el
Moreno, 1947: 74). La
diversiones organizadas por el Cabildo (Galvan ;:r]:[,ll:];l}: El hecho]que eslluv¡era integrado al cuerpo de pardos hbre.íJ
nolo
y su correlat iva difusió n
publicación del bando en los portales del cabildo s a a reunir las cualidades aceptab eP les para particii par de ese festejo:
instruc ciones precisas para
entre los cuerpos armados, se acompañó de : ez:;t;c;:qr:l :iae) ponchg, r no de[umíorme (u otra vestimenta cqulparaljale
subteniente
resguardar el orden durante las celebraciones. Pedro López, el » constit ituufa una frontera infranqueable I o suficientemente
ncia de evitar cualquier
que lo metió preso, confesó que frente a la adverte poderosa como para justificar la coacción de los uniformados y la i
ían a la Comedia ,
desorden que se cometiese por “las gentes” que concurr nación de los excluidos
U i e
había acudido en ayuda del centinela que custodi aba la puerta después de doc…r:e rr¡¡::clll:Ae P
j¡xz]hfl;:laz_'ldde slumanas y juicios pueblan los catálogos de la
ambos,
oir las “voces” que daba Esteban Tobal. Que al interponerse entre elerida a la experiencia de militarizació: i
a sacar el sable y
el cívico pardo había ofrecido resistencia obligándolo resultado la formación del ejercil ejército de los Andes, constit e5 Nl
allí porque después de
darle unos “cuantos palos”. El asunto no terminó fecunda para histori: ar los pormenores a los queCe se vieron sometie i
dos los
con un cuchillo < ;t:ladcds‘ en cl.cue.rpos dfº guerreros profesionales, y en las milicias
haberse retirado, Tobal volvió a enfrentarlo amenazándolo enl
. Si loss
iendo
extraído de su cintura, a lo que López usó de vuelta su sable consigu cec['guvs ¡scl-pln.¡a-nos resignificaron la mayorfa de los dispositivos
y pro-
do su uso.*
reducirlo y secuestrarle el cuchillo por estar prohibi - fl))rg:ircuo(s A]‘L)x:s\c;alezs derivados de los reglamentos militares del perfodo
de
El soldado Roque Rodriguez, también del batallón n* 11, que ofició icoo olo,
! 2002; y Levaggi, & 1978)su a plicación no estuvo exenta
que el pardo no supo
centinela en la puerta de la Comedia y que al igual j:;:[se rw;¡clcilíuud?_s]]1mpueslas por las coyunturas de la guerra
ni tampoco
cia de !
firmar, brindo más detalles para interpretar el sentido de la insisten aquellolo que
q los administradores s dede practici arla definier:
del guardia de prohibir
Tobal por ingresar a la función, y de la decisión :on;o las “conveniencias de la política”. Aunque éste no sea el lugar
p:r[;
“no permitir
su acceso. Rodríguez había sido instruido especialmente para a ;c uels:lrrollg‘ pgmenogza§o del problema, convendria reparar
sobre el
a los que de esta clase se
que entrase alguno de Poncho, y de hacer retirar u la ola. uno-dc la justicia militar por parte de los encargados
de eje-
había sucedid o que
Hegasen a la Puerta”. Y que cumpliendo la orden s lo;e:a’ estar sujetos a competencias y solidaridades corporativas
como
reconvino dos
“un individuo de Poncho quiso entrar, y que lo impidió y le tercera
i (E)cnl:as liml;;s §erévzd:]s de la inestabilidad política e institucional
vez di- Y y . » la conflicctivie
tivida
veces que se retirase, que no obedeciendo le reconvino por interior de los regimi
gimientos, batallones ,
-ompaias se constituyó en moneda corriente y en contracara de
la d¡s)-,
— Aires,
51 AGPM- Bandos, 21 (23 de mayo de 1814). Para las fiestas mayas en Salta y Buenos
véase Garavaglia, 2002: 173-211
5 La conflictividad social vigente hacia 1814 condujo seal gobierno a prohibir “la perniciosa
costumb re de cargar cuchillos , cuyos funestos efectos palpan diariame nte en el excesivo
múmero de asesinatos”. Los esclavos que los portaran serfan destinad os a l las obras publicas.
AGPM- Independiente 4, 26. Bando del 6 de agosto de 1814. —
140
BEATRIZ BRAGONI
Esclavos, libertos y soldados

obediencia en la completa jerarquía guerrera? El conflicto entre castas


no estuvo ausente de ese escenario. El ejemplo de Tobal se convirtió en meses en la cárcel. ¿Qué tipo de situaciones favorecieron ese desenlace?
una vía de acceso a ese dilema poniendo en evidencia las controversias y ¿Cuales fueron los argumentos que pesaron a la hora de exonerar a los
tensiones introducidas por la militarización, y de los límites concretos a acusados de insubordinación?
la aspiración de la conducción revolucionaria para que ésta operara como El conflicto se desató el 16 de abril cuando el capitán de guardias
magma de uniformización política o patriótica. Sin embargo, la integración nacionales Antonio Montaner pretendió tomar posesión de una casa de
desigual de los ejércitos patriotas habría de dar origen a conflictos mucho alquiler en el barrio de La Merced que había pertenecido a un europeo
más explícitos entre la pretensión igualitaria de los negros frente a la resis- fugado tras la derrota otorgada por el Supremo Gobierno. Sin embargo,
tencia interpuesta por los blancos para mantener su superioridad. sus expectativas se frustraron a raíz de un pleito mantenido con María
Un denso episodio ocurrido en las calles de Santiago de Chile pocos Serra, quien dijo ser la “encargada” de la casa y esposa del teniente José
días después del éxito patriota de Maipú permite explorar algunas mani- Romero que, según parece, le obstruyó el acceso.” El conflicto fue en
festaciones del problema antes expuesto. El acontecimiento tuvo como aumento cuando el subteniente Judas Tadeo Salas al salir en defensa de
protagonistas a tres chilenos, originarios de Santiago e integrados a los la mujer, se enfrentó de lleno con el capitán Montaner a lo que éste res-
cuerpos armados desde los tiempos de la Patria Vieja, que habían ganado pondió con insultos y la exhibición de su sable para después perseguirlo
espectabilidad después de la reconquista de Chile a la causa independiente hasta el mismo cuartel con la solidaridad de su padre y su hermano,
al momento de la reunión de los contingentes militares patriotas en el también enrolado en guardias nacionales. El escándalo no termino alli:
Ejército Unido.** El teniente D. José Romero y el subteniente D. Judas una vez que Montaner dejó recluido a Judas Tadeo, “lo interceptó una
Tadeo Salas (oficiales del cuerpo dirigido por el general Antonio González partida de Infantes armada con fusiles” que lo insultó y le sacó el sable
Balcarce), formaban parte del Batallón de Infantes de la Patria creado en aduciendo tener una orden del comandante, y “lo arrastraron como a un
agosto de 1814 sobre la base del cuerpo de pardos. En cambio, D. Antonio facineroso” hasta que llegó el teniente de infantes D. José Romero quien
Montaner tenía el grado de Capitán de Guardias Nacionales, un cuerpo lo insultó y “le pegó cuantos golpes le permitió su orgullo”. Hasta aquí el
de milicias compuesto por vecinos beneméritos y blancos desde 1811. episodio parece inscribirse en las coordenadas de un escenario urbano y
El expediente se inició a raíz de un escándalo por el cual los oficiales del barrial conmovido por las vicisitudes de la guerra y las compensaciones
batallón de Infantes de la Patria fueron acusados de insubordinación por arbitradas por el nuevo gobiemo a favor de realineamientos locales con
el capitán Montaner por lo que fueron recluidos y sometidos a la justicia el fin de asegurar algún tipo de lealtad. En resumidas cuentas, la orden
militar. El proceso judicial se extendió varios meses: en agosto el fallo del emitida por el gobierno provisorio que favorecía al capitán de milicias de
Tribunal Militar, refrendado por el Auditor de Guerra Bernardo de Mon- Santiago, introducía una alteración en la vida del vecindario impactando
teagudo, dictaminó que los acusados debían ser absueltos de la pena, y de lleno en las solidaridades barriales, sociales y familiares gravitando
que el capitán Montaner y sus secuaces debían purgar sus culpas cuatro incluso en los cuerpos armados.
La versión ofrecida por el capitán del cuerpo de Infantes de la Patria
» Seguramente el caso más resonante de los conflictos políticos existentes al interior de arroja mayor evidencia para desentrañar la dirección que asumió el conflic-
las elites revolucionarias lo constituyó el juicio criminal desarrollado en Mendoza contra to después que María Serra entorpeciera el acceso a la casa a su flamante
los patriotas chilenos Juan José y Luis Carrera en 1818. Véase, Beatriz Bragoni (2007:5, beneficiario. Según el informe, la intervención del subteniente Judas Tadeo
en prensa) Salas se debió a que al haber querido “contener a la mujer” de los agravios
** Destaco aquí dos cuestiones de interés: por un lado, el ingreso de los oficiales y solda- recibidos, Montaner lo había recibido con “insultos diciéndole que todos
dos del ejército de los Andes a Santiago generó una serie de conflictos al ser interpretado
como ejército invasor y no "libertador”; por el otro, la reunión de mandos militares y el los Oficiales de su cuerpo eran unos mulatos ladrones” a lo que “mi oficial”
éxito militar parece haber activado protagonismos y sensibilidades politicas en sectores contestó “que para defender la Patria eran caballeros, y no ellos”; que por
sociales del “bajo pueblo” que ponen severos reparos a las interpretaciones que deslindan ese motivo el capitán de Infantes había sacado el sable para golpearlo y lo
a los sectores plebeyos de la revolución de independencia chilena ubicándolos de manera
excluyente en la leva y la deserción. Véase, LEÓN, 2002:251-297 ? Museo Mitre — Archivo del General San Martín: A 2 C 58, 3075. Las citas utilizadas
corresponden al expediente.
142
143
BEATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados

atropellando =
sable alma
ti fiymkfl*@ ona, tanto ella como el mulato
había perseguido por la calle hasta la guardia de San Agustín a
cidad de su herman o y de su padre. El ”. De tal modo, ; un asunto b: anal y personal adqui
al mismo centinela con la compli i
er en su disputa no parece haber de entonces un notable sentido político.
componente racial al que apeló Montan í EE
pasajer a sino que se había convert ido U EnMarr\::g
ningúun momento Montaner brindó i detalles del pleito mantenido
sido sólo producto de una furia
ido con Marfa. Siete días despué s de = b…n¿ ¡)¡' rcrl::eri]o; a\:n admitió haber proferido insultos a los integra
en el disparador del pleito manten ntes
Romero atestig uó ser la encarg ada de la % i les como a su comandante. - La estrateg'giaiai montad
nlantes monta a
iniciado el proceso, la mujer de
a recibir al nuevo propiet ario le dijo “qué a lí;xvge;lzr;acllón se limitó a enfatizar la resistencia de la mujer
casa y declaró que cuando salió en darle
el Gobierno . F n y de la casa otor gada por el Gobiern
hace Ud. aquí metida, aquí nadie tiene que ver en esta casa:
omar posesió i e 0, y a
ella respond ió: “que si tenfa esa orden con Eomeorl;r.¡' :Tilur-da "Ia;l ulruón legítima entre María y Romero al referirs
me la tiene cedida”, a lo que e a zlla
o, y que se retiró a su aposent o del j ujer” del teniente de de infantes. % Sin mbargo,
emb:
salir de allí estaba acabado su disgust i
la interve nción de
”. María agregó más detalles del conflic to e An rmediar io y posterior víctima ima de del agravio,
diario
frente dejando la puerta cerrada io, exigió
exi a
diciend o que iba a traer soldado s para el episodio y de su responsabili
al señalar que Montaner se retiró sabilidad en el heche
puerta creyéndola cuanto había comprometids o las relacio
cuidarla casa y que volvió con un herrero a desarrajar la i nes entre
y los ze
dijo al herrero que no había necesidad incluso a sus comandantes. - M Montaner diseñó i
con llave. Fue entonces que Maria su d = ee
sin llave, y que al empuja rla ambos de la resistencia ofreci recida por María y del com m i to re
de hacerlo porque la puerta estaba rtamien exhibids
a su cuarto pidién- Judasa Tadeo d al momento de e interve i niri en el conflict
pudieron entrar. Que inmediatamente Montaner pasó o o: Y la fo mTMA y de el len-
solicitase a su Euíie unllzadp por el subteniente ameritaban ser inscriptos cumo);,
dole la llave a lo que respondió que “no la tenía y que se la )ruebas
de que la expone nte lo engañaba, la videntes de insubordinación al honor y a la Jerarquia militar:
dueña”. Que Montaner persuadido
india perra y otras groserí as indecentes”. JÍ;;Z Í:¡;sjy le sa]lol:l m
insultó diciéndole que era “una diciéndole palabras injuriosas y con mucho
“una señora de su casa y mujer de un lo que caballeros de tal para cual son ustedes, . que ellos tan bi
A lo que María respondió que era
:]¡eg;()rzs“lo podrl}:‘in ser, y amagó con pegarle. Que viendo esta desv:rg
oficial y que se moderase”. ponente echo la mano a su sable diciéndole que si no se reportaba y
úf:z:
ios para
La descripción del suceso ofrece todos los ingredientes necesar b como a su Superior
‘€ Tespetaba
Geertz— la puja de posicio nes al interior perior lo escarmentaría”. I [l 1d destacado
d pertenece
pertei
desentrañar — a la manera de
empapa do de expecta tivas por el
de un efimero microcosmos político
ación plebeya . De otra manera resulta E r(l:::z eMorfuaner había interpretado la pretensión igualitaria del subte.
triunfo militar, y la creciente politiz
de jerarquía = infantes como acto de insubordinaci.
difícil comprender la actitud de Marfa frente a un militar inación, lo atestigua i tambi. í
llave de una casa otorgad a por el gobierno, ó
exposic ion de los acontecimiento: S posteriiores al í enfrent: amiento
que exigía la entrega de la
o
ra mante-
rio colmado de _- ¿:odr;¿:lí:o; quel zuv¡ como protagonistas a la partida de infantes
aun considerando la hostilidad o malestar de un vecinda
s con los materiales —
viviendas precarias fabricadas por los mismos infante
en la calle poco antes de lle; gar a su casa. Al evocar la
ia social se traducí a en esa distinción y camaradas de Salas y Romero l lo rodearon sini exhib
extraídos del saqueo. Si la distanc
situaci on no suponí a que pudiera manifes- A;
ninguna orden para detenerlo, » yy menos
r aún p: para darle e culataz
de beneficios materiales, esa cul; os con
e los
sólo había desafia do la autorid ad social y el que portaban para conducirlo al Cuartel de Infantes, el capitán
tarse en otro plano: Maria no de
dolo a buscarla a milicias trazó el detalle del enfrentamiento
grado del capitán Montaner negándole la llave y envián ua - mie: con el 1 te iente Romero col
¥ T
con lo cual objetab a la legitimidad del
una dueña imposible de rastrear
de furia cuando despué s de insultarla,
nuevo propietario. Montaner ardió ¡?;o…maós¡::[r;lnsf,?ullm :]: la Merced el teniente Romero
sin detener
se en cosa
sino que antepu so en su defensa el ae be de donde venía preso el exponente y atropellándolo
María no sólo respondió al agravio
su posició n persona l y familiar con con cuanto Inlto ae le ocurió le descargó infinitos golpes con el sable,
vínculo con un oficial equiparando — - Te otras que se ensuciaba en sus galones, que más imponancia.
Esa respues ta exasper ó al capitán
la del oficial de guardias nacionales. un soldado de los Infantes que todo él. Que qué desvergúenza había
dos palos con el
de milicias quien avanzó contra Marfa para descargarle

144 145
Esclavos, libertos y soldados
BEATRIZ BRAGONI
>
que el uso realizado por Montaner ñó “hubiera interferido severamente
tenido de haberido a provocar al cuarto de su mujer, que si el hubiera estado en las respuestas ensayadas por los destinatarios de esas expresiones. No
allí cuando fue por la llave lo hubiera muerto, con otras infinitas cosas de que obslar-ne, el impacto de esas descalificaciones fue mayor en la mzd¡da' ue
no se acuerda; que en fin llegaron al cuartel donde intentaba dejarlo preso.
Que por casualidad se encontró con el comandante de ellos, que instruido el capitán de guardias nacionales no sólo hizo caso omiso de la condiccilón
del suceso lo mando poner en libertad dejando arrestados a los oficiales hasta de uniformados de sus contendientes, sino que avanzó más allá. Si nos
dar parte al Sr. General, adonde se dirigió el comandante con el Exponente atenemos a la confesión de Salas, Montaner no se había contentado con
y el Comandante Astorga de los Nacionales”. agraviar a los infantes y el “honor” de su comandante sino que además
había salido del cuarto a la calle diciendo “que a mala hora les había dado
El expediente exhibe un giro significativo a partir de entonces. Conlas
el Gobierno puesto a los mulatos para que quisiesen igualarse conla gente;
excepciones de los testimonios aportados por otro de los “montaneses”, el y que se fue a su casa diciendo que no había uno de los Infantes desde :í
as
hermano del capitán, y un testigo que sumó el querellante, las evidenci
comandan
b s te y toda su oficialidad ql que no fi uesen unos ladrones”.yj A lo que
reunidas enfatizan los agravios y agresiones realizadas por D. Antonio
la
Montaner a la oficialidad y a los soldados del batallón de infantes de
y
Patria35 Con ello se ponía de manifiesto el impacto público del suceso “Que si él blasonaba tanta caballería, el confesante no lo era menos;
lainminente amenaza que situacio nes de ese tipo podían extender se gene- propio honor y juicio lo había estimular saber a la guerra a defenderopuesPatssu
y que €l siendo un oficial lo mismo que el que declara no había hecho
rando mayor conflictividad a la exhibida en las calles de La Merced como tanto: Que el Gobierno sabía distinguir a los hombres de bien, y que porotrolo
consecuencia de la concesión de distinciones y premios de guerra. Según mismo los condecoraba con aquella distinción.
el
las fuentes, varios vecinos y enrolados habían presenciado el conflicto: ladrón de que tanto hablaba”. ER n
Vázques (de 20 años y que no supo firmar) sabía que el
cabo Fernando
-El testimonio de Salas nos enfrenta a un argumento que reúne los
capitán de guardias nacionales había insultado a Judas Tadeo diciéndole atributos necesarios para ser ubicado como evidencia objetiva de la forma
de
“que era un mulato Ladrón tanto él como los oficiales y comandante en que la movilización y la politización había transformado su status de
su Cuerpo; y que tenía 400 hombres para hacerlos pedazos” . Vázquez
origen: un mulato de 22 años y analfabeto, sin otro oficio declarado que
agregó más detalles del insulto: “por la mujer de Romero sabía que estando €l de subteniente de infantes, y cuyo desempeño guerrero en defensaqde
Salas uniformado en la puerta de su cuarto, el capitán Montaner desde su País, lo había hecho merecedor de la distinción dada por el Gobierno
las puertas de su casa contigua había hecho irrisión con su demás familia um.ba en condiciones de condenar la adscripción de casta usada por ei
no
del subteniente y su marido diciéndoles que Dios daba muelas a quien capitán Montaner y justificaba cualquier desafio.”” Un argumento sfinilar
soldado
tenfa quijadas”. También el testimonio de Ramon Monteluna, un
de desa_rmlló el teniente Romero al momento de aportar su versión sobre los
analfabeto de 23 años, transitó por carriles semejantes: “con motivo motivos que lo impulsaron a tomar justicia por mano propia y no dar
en su
vivir cerca del paraje donde sucedió la historia y hallarse aquel día a sus superiores. Después de obtener del capitán la confesión de h};aber
parte
Romero,
cuarto, vio salir del cuarto de habitación de la mujer del teniente golgea-do a su mujer, Romero le preguntó “por qué había gritado que la
diciendo que la oficialid ad y comanda nte del Batallón
al capitán Montaner f:—ñc¡ahdad de su cuerpo estaba en reputación de borrachos ladronest::omo
ladrones , y que los Infantes no eran tales oficiales,
de Infantes era unos igualmente su comandante”. A lo que el capitán respondió: “que aunque
sino unos pícaros”. ——
Mulatos, ladrones, pícaros representaron vocablos corrientes del len- 7
…Co.md.; consecuenciai del éxito de Maipú, San Martín había premiado con
guaje utilizado por las elites criollas para identificar conductas vulgares o p y.cle los Tñmlgs y un decreto del gobierno (10 de abril) habíael ascenso concedido
de

plebeyas del siglo XIX latinoamericano. No hay razón para dudar


entonces or coraciones. Un año antes el gobierno chileno habia aboli
nobiliarios; porque “debe el individuo desta carse solamente por su virtudMA itos”.
aa O S : Asf también i O'Higgins había creado la Legigion de Méritoleque inspirada enik la invenci
% Ignacio Montaner de 32 años, era teniente de caballería delia mismo regimiento, definió a bonapartsta, premiaba los servicios miltares sin considerar orígenes familiares: entre |f.sn
Salas como “intrépido y de mala condición” y dejó constancde granadermujer
que la de Romero lo e rerrogativas del: ;glg;dn figuraba que no podía ser insultado ni 1 vejado
vej: de ningún modo.
recibió muy mal y con insultos. Pedro Prado, era teniente os, y fue el guardia
que aceptó la orden de Montaner de dejar recluido a Salas.
147
146
BEATRIZ BRAGONI

que era pre-


perdiera la vida era muy cierto que lo había dicho añadiendo
ó cuál era la
ciso se distinguiesen las clases; que el que confiesa le pregunt
es que
distinción que exigfa; que si él pensaba ser mejor que los General
s del Ejercito
mandaban, y habían permitido alternases con todos los oficiale
qué se dejaba para la conduc ta de los godos”.
indistintamente que
nio
El dictamen del Tribunal Militar siguió la ruta trazada por el testimo
idació de
n
de Romero. El contexto inmediatamente posterior a la consol
libertarios
la independencia chilena no podía sino favorecer los preceptos
objeción in-
auspiciados por la revolución, y menos aun podía tolerar la
terpuesta por Montan er a la política oficial: como adujo Romero, la acep-
ucir “la conducta
tación o ratificacion de la desigualdad equivalfa a reprod
ó que los
de los godos”. De tal forma, y aunque el fiscal de la causa solicit
ón militar, los
acusados cumplieran la pena prevista por la reglamentaci
y condenó al
integrantes del concejo de guerra los eximió de la culpa,
cárcel no sólo
capitán de guardias nacionales a cumplir cuatro meses de
todo por “haber obtener la libertad civil.
por haber insultado a la mujer de un oficial sino sobre Marl: creícxón- Qe l-n gqbemación de Cuyo y el giro introducido
tocado aun la misma conducta del Gobierno”. a n al a militarización cuyana de cara a la amenaza contrarrevolu
por San
— mbr:;na latente desde el Chile recuperado a la órbita- del poder
real'lsla-
v zec;ló la inclusión política de la población negra masculina
a limneÁ
cionado a raíz de oeo ::á: ados: la leval forzosa y selectiva, el adoctrinamiento
Entre la proclama que encabezó el expediente confec i stin
periódico
za por pretender 0 a engrosar los regimientos
la rebelión de esclavos desbaratada en la ciudad de Mendo i
os yy b: batallones del ejé:
:jército
du]h;l:ssp ); : potente pedagogía patriótica constituyeron cxperienZias
i y de l:
mulatos enrolados
exigir la carta de libertad, y el dictamen que eximió a los ¡
m:s
dad de un ca- Vvastos contingentes de varones (y dí
en las filas del batallón chileno por haber desafiado la autori mentablemente casi nada sabej mos) representando
i <
la cultur a política
pitán de milicias, distaron apenas seis años. En ese lapso, el proceso de movilización y politización
m un ai o
tiempo s mo-
plebeya ex| perimentó una radical transformación común a los izació de los negr d
requisi to de - llos).
— A — pesar de las aspiraci
dernos en el sentido propuesto por Koselleck (1993). Ningún piraciones de sus mentores, s,— la la militarización
militarizaci de los
” de los negros , s en Cuyo adquirió una forma
representatividad puede e: xigirse a las fragmentarias “voces previóSa
d i
ha privil egiado : se trata sólo de experiencias de la integraciónion desi gual en el ejército
j y en 45las milicias,
s, » que que sii b Bbi
y mulatos que este relato ;l:r;¡r¡:s[la glsnnc-¡ bn entre blancos y negros, terminó conjmiénclloeslc1
específico cuya restitución
individuos y de grupo vinculadas a un contexto L . ito de sociabilidad formidable !no sólo para obten er
entación oficial pro
presenta los límites e interferencias de la parca docum m},]::'irer:gfs' para hacer la guerra, sino como espacio de experienci;,
oficiales
i
ión. Sin embargo,
ducida con motivo de protagonizar episodios de excepc P m;d 1d s¡lon los preceptos libertarios e igualitarios sostenidos
indicios valiosos de la
mismo carácter excepcional de la información arroja
de los esclavos, libert idad y laa justicia revolucionaria. 3 El alcai nce de esa estructui
formas asumidas por la movilización y politización Tiencia colectiva quedó atesti iguada en los avatares vividos po
de la marea insurgente €
y negros libres como resultado de la irrupción : 2¿3“: ]Íoblarím estas historias: u D
a
el ejemplo de Modesto, el epscla\?;
los confines australes del antiguo imperio español. Olado: en las milicias
de 1812 puso l que fue donado al Estado
La frustrada rebelión de esclavos en la Mendoza 0, ) como también elS de Esteban Tobal , €l ctvico
r haber ¿desafiad
Cuyo, y de la intei
escena aristas poco difundidas de la revolución en s pardo que pretendió
f con poncho a la Casa de Comedia, pusieron de manifiesto los
delió
de San Ma
moviliz: ación politica de los esclavos en vísperas al arribo

148 149
BEATRIZ BRAGONI

límites concretosa la intencionalidad uniformizadora


de otorgarlea aquella
experiencia patriótica colectiva un sentido políti
co común. Ese obstácu-
lo sin embargo no dejaría de ser impugnado
por quienes interpretaron
aquel momento de regeneración politica, como
coyuntura favorable para
remplazar las categorías o jerarquías preexisten
tes a la revolución. Ese
Sustrato de creencias parece haber gravitado en
el episodio santiaguino de
1818 al exhibir de manera alucinante la manera
habían confiado en las promesas libertarias e iguali
en que aquellos mulatos Los “infelices” y el carácter
tarias inauguradas por
la Revolución. popular de la revolución
artiguista
Ana Frega

En 1985, en un removedor artículo, José Pedro Barrán procuraba


responder por qué los hombres de 1825 se habían Aneg¡do “a uli[uar
el capital que hubiera significado la mención de Artigas”. Los_mouvos
había que buscarlos en la historia social -afirmaba-, en las reacciones de
las “clases altas" y “ciertos sectores de las medias” ante “la violación del
derecho de propiedad de la tierra y la guerra continua que el artiguismo
protagonizó” (Barrán, 1986). En efecto, las versiones que circularon en la
€poca resaltaban el carácter “facineroso” del ejército artiguista y refc}'lan
al caudillo como “anarquista” o “Nuevo Atila”. Eran esos los términos
incluidos en el panfleto escrito por Pedro Feliciano Sáenz de Cavia para
el Directorio de las Provincias Unidas -El Protector nominal de los pueblos
libres clasificado por El amigo del órden- que se distribuyó en .1818 a los
alcaldes, curas y jefes de regimientos de la campaña de Buenm…y ollm
regiones del antiguo Virreinato, asi como a representantes extranjeros. El
cuadro de desorden, “anarquía” y subversión social -saqueos y asesinatos
perpetrados por gavillas de desertores, fugas de esclavos y avance de
los “indios infieles”- fue utilizado por las elites dirigentes para justificar
diversas formas de asociación o incorporación a otros Estados, o incluso
sus preferencias por el régimen monárquico, como únicas garantías para
fundar un orden estable.
La movilización de los “infelices”, necesaria para la conformación de los
ejércitos, era vista con recelo por las minorías dominantes que percibían

! Edición facsimilar en Comisión Nacional “Archivo Artigas”, Archivo Artigas (en adelante
150 AA), Tomo XXXIV, Montevideo, Iconoprint, 2003, pp. 277-343.

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