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Beatriz Bragoni
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BrATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados
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Bearriz BRAGONI Esclavos, libertos y soldados
por la
ferrea disciplina social sostenida en jerarquías militares exigidas el -segund
5-unfioo está dcdlc‘ado al examen de la frustrada rebelión de los esclavos
ión de los tiempos revoluc ionario s y el
coyuntura guerrera, La acelerac ¡q¿rce¡l;vl lpara anticipar los problemas que me he propuesto abordar;
el
parece haber
vigor adquirido por el patriotismo como pedagogía civica y el cuarto se ocupan de rastrear el dilema de integración desigual
una
favorecido una experiencia de uniformización colectiva capaz de dar de los esclavos y libertos en los cuerpos
p armados q que inte graron
raron los ejér-
jér
nueva dirección a las jerarquías sociales heredad as del antiguo régimen
que si bien resultaron amalgamadas y reedificadas por la legitimidad re-
volucionaria, dieron origen a experiencias de politización popular inéditas 1. Un Pueblo en revolución
ción
e inesperadas para las elites revolucionarias. Los canales de integra
política creados a partir de las experie ncias de militari zación en el Río de h]l';af nolicigs d-e la destitución del virrey Cisneros y de la formaci
ón de
de 1810 no ha sido de ningún modo un y ¡; a pr(;vlson-a que reasumía la soberanía en su reemplazo arribaro
la Plata antes y después de mayo n a
Di
tema ausente en la literatura histórica (Halperin Donghi, 1978 y 2005; rmulncºoza el 6 de junio dg 1810. Días después las autoridades reales
toma-
cido el papel desemp eñado por la T n-ocl¡)nuenlo del pliego que justificaba su formación y de la circular
Meglio, 2004), tampoco resulta descono
población esclava masculina en las formaci ones militare s que aliment aron l[; a vitabaa los pueblos del virreinato a envira diputados para integrarl
a;
las huestes de los ejércitos de la independencia (Masini, 1962/3:1 77-210; T ¿—)Ó¡¡C¡;: 1:ra ls)lm;xlmnga a la orden emanada por el gobernador imendem
c‘
cidos las a, Dn. Juan Gutiérrez de la Concha, , que rechazaba su formación
Masini, 1962; Comadrán Ruiz, 1978) menos aún resultan descono
1-
formas en que los esclavos conceptualizaron la libertad (Mallo, 1991:12 ía]ímb¡a contra aque!-l?s inclinados a aceptar el gobierno insurgente
orde-
eludido el desafío de restituir la e::s ;7 el [env[o de au_x¡hos para combatir las tropas porteñas. En medio de
146), ni tampoco los historiadores han
represe ntaron para ellos una vía = pe: :inz[;s;jy mientras las autoridades reales dirigfan pliegos al Virrey
manera en que la revolución y la guerra
ncias
posible para ensayar la libertad.(Frega, 2000). Así también, las implica b á ; e junio un . Cabildo Abierto votó de mai nera unánime
i su
ón negra en la política rioplat ense ::‘Ilesffi.n a la Junta; esa misma noche, los más decididos
de la sociabilidad urbana de la poblaci defensores de
el período inmedia tamente poste- = eg¡umldad asumieron el control miliciano y exigieron al Cabildo
han sido eficazmente restituidas para que
en
rior (González Bernaldo, 1999). Sin embargo, se ha reparado poco ]Sl:;orsa;:: l; cíbiia de los cuerpos armados al comandante de urbanos
experie ncia históric a cuyana. Este z de la Maza en reemplazo del antiguo subdel:
las inflexiones de su politización en la
trabajo asume este registro necesariamente parcial de la completa geografía . o Ansay. a Días más tarde, s los destitui
Faustin m dos intentar
et — on restaurar el
el fin
social que alimenta la vida política cuyana entre 1810 y 1820, con ::alllgumonoerldén c?r; el apoyo de un grupo de europeos y americanos
que
estructu ra de experie ncia social uartel, ocuparo
de iluminar la complejidad de aquella aron n ele Fuerte y sacaron los caño: nesala calle pai
vertebrada por el espíritu libertario e igualitario como rasgos distintivos Íg¡;gd_mmar a los revolucionarios (Torres Y Harriet, J y
Gómez De L'En:'
de la cultura política revolucionaria. s S 498-419) Frevle al conflicto el cura parroco de la ciudad d:cidié;
as
Para hacerlo he apelado a las fuentes que resultan más adecuad ; ;;:¡;n? en el conflicto con el fin de de “cortar la revolución y tranquili
zar
para penetrar en las prácticas y cosmovi siones politica s de los sectores 0", comprometiéndose a interceder por los rebeldes ante las autori-
de algunos :al:cf u;lebCór-doba a través del obispo. La mediacion del párroco condujo
subalternos que este relato privilegia. Se trata ni más ni menos
sustanciosos procesos criminales y de un conjunt o de sumaria s militares (.le ebración de un acuerdo entre los cabecillas de ambas facciones
alojados en los archivos nacionales y provinci ales los cuales se convier- Kor el cbu-al Se restauraba la autoridad de Ansay en la Comandancia de
cosas, las formas en que la 4 ;;:::l ajolel compromiso de no auxiliar al Intendente de Córdoba
ten en cantera fértil para capturar, entre otras para
vividas por los negros, pardos y ar a los porteños ni tampoco de optar el si istema de juntas
revolución y la guerra fueron pensadas y j ni otro
político. En función de ello i%u;¡lo q:: c:::sara la menor “variación de la forma de gobierno legitima
mulatos involucrados súbitamente al mundo
s:
he creído conveniente organizar mi argumentación en cuatro apartado ablecida
; ”. La negociación fue ratificada co n un solemne Te Deum en la
adhesió n cuyana a la revoluc ión ll)iles¡arra¡rlz d-onde el párroco exhortó a la unión del pueblo “pidiend
en el primero trazo los pormenores de la o el
con el fin de mejorar la comprensión del contexto institucional y político; en orden; poniendo por delante el temor de Dios; recordando la obedienc
ia a
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DORA Esclavos, libertos y soldados
BEATRIZ BRAGONI
re
RE
c mcde p
de la jurisdicción en Gí; o eln Buenos Aires (Martínez, 1961; Segreti, 1981;
de las elites locales por elevar el status institucional
detrimento de la subordinación que mantenfan
como consecuencia de la implementación del régime
de fines del siglo XVIII, y que no casua lment e
con la capital cordobesa
en los
n de intendencias
primeros días de
e u
fg;slolsr :l:cu]nc;n.es y alcaldes de barrio Ze la ci\rxt;z:z
n
E?:;::;x?&;:lig;
o al todavía Virrey Bal- guezp;’ & awaJ :a n{:dn porlos Í:leslermdos Hipólito Vieytes
mayo de 1810 habían sostenido un último reclam = p¡edp)ím 1anre rreav(Marurvn De Codoni, 1962: 42-66)
, Nicolás Rodri-
1961). En consecuencia, la , el conflicto no
tasar Hidalgo de Cisneros (Comadrán Ruiz, e d :uncla del diputado ante un Cabildo Abierto, sino
heredera de la legi-
adhesión patriótica de los pueblos cuyanos a la Junta i kit
que
autonómicas previas enal una progresiva división de opiniones entre
timidad regia amerita ser interpretada en tendencias S nn rener el gf)blerno r‘ie Buenos Aires y al “sagrado sistem
quienes
1994, 1995, 1997).
y simultáneas a su emergencia (Chiaramonte, 1989, o bencg:;enlaba, ¥ quienes introducían serias sospechas
a de
sobera nas locales habría n de postergarse sobre
Sin embargo, las pretensiones EE en ea desoq:lreaíáa empresa podía acarrea
polític o acaeci do en el corazó n del poder r para localidades
hasta 1813 cuando el cambio e p…[e…fs"_ iones militares donde se dirimía la suerte de
por representantes
revolucionario, que reemplazó el primer triunvirato
istas del víncul o colonia l, dispus o la creación
mas decididamente ruptur i ll;’;:r:;; Sp:[:l; ala nueva coyuntura había devela
la adhesión de Cuyo
de la Gobernación cuyana no sólo para sostener ria EEc
do el protagonismo
&e);;rn z; n[¡:n:ídemrqula institucional que iban a gravi-
za contrarrevoluciona
al centro político sino para enfrentar la amena
demoler el bastión
que, dirigida por el Virrey de Lima, estaba a punto de %nfluencia del comandante dg fro:ti:;m l\j:n:fl){é:risarll::
patriota de Santiago de Chile. m : dECiS_iVfl
el momento habían justamente el portador de la noticias de la formación
En ese lapso, las solidaridades politicas que hasta de (l]aujeunal:?r:foa-
diluye ron signif icativ amente . En sentido
reunido a las elites locales se
estricto la nueva obediencia no dio lugar a beneficios
inmediatos para ¡
? Idéntica reacción generó en San Juan
uan el el rechazo
rech: del sargento mayor Saturni
tenden cias central istas sostenidas por AEA -:l Cu!íxldu de En San Luis cuestionó la ingerencia
los pueblos cuyanos. Aunque las E
del lníº d EC
serian cuesti onadas en lo sustancial a lo iministración de Justicia. Véase, Hudson;1808: 32
el gobierno en Buenos Aires no
N5 A
s institucionales por
—be adverti ;1 r:(…z que ;‘luuntc €l ciclo oot
revolucionario el gobierno central no di
largo de toda la década revolucionaria, las invencione s para enfrentar las severas condici s
ativas de las elites lo- Ms reglonales camo consecuencia de la compeiencia
él creadas estuvieron lejos d e responder a las expect de víaody e ME
cales de clausurar de una vez por todas la de pende
ncia administrativa qy Ea mercado porina desde 1o ot emres mportados que
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I-Í:á:;
fueran garantía para el éxito, según los testigos, a través de eLl¡ºs- sel la ciudad resultó siendo mayor: según las fuentes, las criadas del finado
conseguido alcanzar un univers o social para nada d.sdena :d alg u Francisco Borja Corvalán sabfan “que este negro andaba diciendo
ol - que en
confesaron que la revuelta alcanzaba entre 19 y 30 mvolucm1 los, Chile y en Buenos Aires eran ya todos los esclavos libres”; también
Juan
calcularon una cifra superior a cien; en cualquiera de los casos, la Tay?¿… Manuel, el esclavo de Dña. Juana María de Rosas confesó saber por
el
coincidió que todo estaba previsto para el domingo -3 de mayo a las : = dicho Joaquín “que en Lima ya estaban libres la mitad de los esclavos
de
de la noche previa reunión de los rebeldes en el bajo del Zanjón, :8 o cada casa”, y que allí, los mismos esclavos habían aparentado “una guerra
sauces de Don Manuel Silvestre Videla, provistos con las ammas qu E entre ellos mismos con armas de fuego, pero sin municiones acudien
do
vieran a su alcance para asaltar el Cu;rlel, ÁI plregeníarse al gobierno p al suceso los soldados del Rey, con cuyo motivo los daban por libres”.
En
s ecreto que diera la libertad a todos”. suma, el negro Joaquín aparecía como caso testigo de las novedades legales
queé\,:leg:;c‘::silm ser gl móvil principal de la “revolución” de los ncgros introducidas en relación a la población esclava en diferentes jurisdicciones
lo atestiguan la mayoría de las declaraciones; ‘de :-llas ¡ambu;n se í:; del convulsionado escenario americano, constituyéndose además en
el
prende la autoría intelectual y material del episodio ºar?…lºb? por | T principal intérprete de las innovaciones.®
autoridades como “sublevación contra los amos y el propio gol 1emoF. 4 El perfil de Bernardo era distinto; había nacido veinte años atrás
en
la cabeza de la red rebelde figuraron el negro hbrevjoaqu(n Fret (o‘ rcs la ciudad y no supo firmar. Esa cualidad no le impidió convertirse en
el
;
tes) y el negro o pardo Bernardo, esclavo de Francisco Aragtán,squllc_: “caudillo” del acontecimiento que, a juicio del presbitero Manuel Astorga,
el arribo del pnm:ro' dgs le ET“ i go
habían fortalecido su amistad desde hizo que los “principales moradores” huyeran de la ciudad. Por el negro
de Chile por compartir, entre otras cosas, e! oficio de mgsdlcos. :cgl:s Joaquín supo que en Santiago de Chile el gobierno había dado la
y _habí-a sido ulno¿ cam libertad
Joaquín era natural de Guinea, tenfa 24 años a todos los nacidos de madre esclava el año anterior; por otros canales,
encia de la leg¡sla món revo3 uÍon =
pocos manumitidos como consecu Bernardo también estaba al tanto que los libertos de Buenos Aires
ha-
chilena creada por Manuel de Salas en 1811(Fe liú Cruz, 197 ) “:qlas bían sido integrados a las milicias mientras que el gobierno de Mendoza
-
no es posible precisar la fecha de su llegad:a a Mendo;a, ni tz\mpocs:E mantenía el batallón de pardos libres heredado del antiguo régimen.
Ese
razones que lo hicieron permane cer en la ciudad, lo cierto es <l¡u= % %‘an conocimiento especifico de las novedades introducidas sobre la població
ru - n
naba la vida dando clases a algunas discípulas lo que permitía alqui esclava por los gobiernos patriotas, era acompañaba de otra información
enu….a
cuarto en la casa de un prominente vecino D. Pedro Nolasco Ortiz, no menos sugestiva: según el testimonio de las criadas de Doña Manuela
e
de los principales cuarteles de la ciudad. ]oagum rgun¡a un: lr';\xei * El testimonio arroja indicios elocuentes de las interpretaciones libres referidas al clima
Santiag o de Chile a? oidor t\idacas rig Yón,
ejemplar por haber servido en liberal disparado desde 1811 por las Cortes de Cádiz y la correlativa respuesta del Gobier-
y más tarde al canónico Juan Pablo Fret, del Obispado de dunÍ:ch¡ma, no de Buenos Aires. Cabe destacar, por ejemplo, la exención del tributo a indios y castas
:me
quien le había otorgado “la libertad para que fuera a defu-l¡ eral ; de toda la América del 13 de marzo de 1811. Por su parte, la Junta Gubernat iva declaró
por él a Buenos Aires”. Esas cualida des jurídica s y (Íul¡ura les altame T la extinción del tributo indígena el 1 de septiembre del mismo año. La legislació n de las
as, lo -había ub¡cado como _ung T Cortes se completa con la orden de emancipar a los esclavos del Rey en la Provincia de
diferenciadas del resto de los cabecill Guatemala del 26 de enero de 1812, la habilitación de los “españole
l S
los principales difusores de las libertades mtroduc-¡das en S;nuíg_ para ser admítidos en universitarios y el acceso a la carrera eclesiásticas del
oriundos de África
Chile y de la legislación del gobierno de Buen.o.s A¡resd del 9l e :, ¡;I"- e 1812; y inalmente, el artículo 22 de la Constitución liberal que establecía los29 requisitos
de enero de
1812 que prohibía la introducción de “exped moncs e escl a»ía = '1;,¡- Ciudadanía de “los españoles que por cualquier lea habidos y reputados por originariodes
mismo había sido quien había leído en un junta de morenos el ej
aspEn del África, les queda abierta la puerta de la virtud y del merecimiento para ser ciudadanos,
ba alguna-s de esas Pmmcs*¿ ¿¡c¡¿ en su consecuencia las Cortes concederán carta de ciudadano a los que hicieran servicios
de la Gazeta de Buenos Ayres que anuncia calificados a la Patria, o a los que se distingan por su talento, aplicación y conducta, con
D s
medio de tertulias nocturnas algunos terminaron opinando la con"venl¡ la condición de que sean hijos de matrimonio legítimo de padres ingenuos, de que estén
“que sería muy bueno levantar aquí una compañía de morígos
; :1 esec:ba casados con mujer ingenua, y avecindados en los dominios de las Españas, y de que cjerzan
Joaquín había respondido “que era muyl}uuer}o que él era libre
y…;…s a alguna profesión, oficio, o industria útil con un capital propio. Véase, Colección de decretos
El impacto de esas not Y órdenqueeshan expedido las Cortes Generales y Extraonlinarias desde el 24 de septiembr e
ser soldado para la defensa de la patria”. de 1811 al 24 de mayo de 1812, Tomo II.
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gcglg; libre Joaquín, y las noticias sobre la aceleración del debate político
ellos en 1782, se convierte en un eslabón significativo de-la ¡mFug¡; a favor
ad de los amos (Masini Calderó n, 1979; Zagu¡er, l¡¡ció¡; de las libertades de los sectores plebeyos (negros e indígenas), disparado
negra a la autorid
No obstante, y a pesar de las mutaciones culturales operadas en rede e con la marea insurgente, se convirtieron en evidencias contundentes
para
- que los esclavos enredados en la red rebelde diseñaran su propia estrate-
a la esclavitud desde las postrimerías del siglo XVll_l, la n:galuva
gla para modificar su status jurídico y obtener la libertad civil. También
amos de otorgar la carta la libertad era moneda corriente en el csc;: e
dº E - resulta evidente que esa estrategia utilizó los recursos jurídicos y
mendocino previo a la irrupción politica negra de 1812. DÍ a;u;rica políti-
de E cos disponibles, y quizá el matiz distintivo de esa elaboración política
evidencia reunida por Silvia Mallo en un sustantivo artículo
e haya consistido en que la Junta de Buenos Aires fuera percibida por los
restituir las concepciones de libertad por parte de los esclaYos enel
:"gers' 1egros como garantía institucional para sostener la justicia del reclamo.
la Plata, en 1811, un esclavo del convento de Santo Dommio —el
c;— maMmas En resumidas cuentas, el lenguaje y las prácticas políticas de los
Fernando Guzmán, también músico comojoaqu_ín y ch:;r negros
h daban cuenta de cómo habían interpretado esa compleja y sofisticada
taba su descontento a la Justicia frente a la negativa del padre ¡:y
de r red conceptual jurídica y política que sintetizan los preceptos liberales
del Castillo de negarle la libertad q;;e asl¡;¡;íbla ;;tener después ,
iento ejemplar (Mallo, d 5 generalmente conocidas a través de las encendidas polémicas referida
s al
" ;Tmízrrla molviliz íción de los esclav?s quedan‘: f incon;)plcto Z¡á¡;; mundo de las elites (Myers, 1999).
a {»Z‘;mn ¿A qué mundo de ideas habían accedido los negros? ¿Qué ámbitos
se diera cuenta del motor político (e ideológico) que ath;ma y
n:iov; 1“J…“a qué tipo de intermediaciones habían propiciado la convicción de disputar
hacer factible la ejecución de los objetivos pcrse¡gu¡dasi
de laípolil izacióln ti:olzse ríír::: fiac:c\;g; pea ¡:¡ó¡¡ca - su libertad individual, evaluar la posibilidad de éxito y postergar otras
aparecía impregnada
ires” como referente exclusi lótica | prácticas recurrentes como la compra de su libertad o la fuga? En sentido
\?a la Ju::z: estricto, la asociación entre lealtad a la Junta y libertad civil había impreg-
id::l¡í::lº]¡;fí stlsísn ccl: un régimen revolucio_nario que raspalda
gnpfegº - nado la atmósfera provinciana desde los primeros tiempos revolucionario
de las pretensiones plebeyas. Esa apelación no sólo había s
m aunque había ganado vigor durante el tiempo de Cuaresma: el embate dio
las proclamas libertarias encontradas en el cuarto de B-emarl lo s¡[r;…j
origen a un célebre pleito en el que estuvieron involucrados el gobierno,
también estuvo en boca del negro Joseph el día anterior a la in
; : algunos clérigos y laicos.!? El escándalo se habfa desatado durante el no-
cuando arengó a sus paisanos diciendo
venario de la Cuaresma cuando los sermones del Prior fray Matfas
que ijeaVivy aquebyluego seeí
tel, y tomar las armas y luego reunirse en la José
ze santaperorunab
“
andercnvida,unni escrito
el dinero a nadie;
del Castillo, de la orden de predicadores, dio lugar a las risotadas
de dos
beneméritos y del presbitero Astorga por lo que fueron destinados a los
la Libertad sin quitar la
a Buenos Aires a defender la Patria los que querían ir". altos del Cabildo (Verdó, 1998:225-269). El fraile Castillo había dado más
de treinta sermones en el templo de Santo Domingo pero en
de los nígms los últimos
Que ese argumento estaba presente en el levantamiento nueve con los que se preparaba la celebración del domingo de
l?s e.;c a::
lo verificaron también otros testigos. Mientras uno ser;aló que de Resurrección, había promovido a la “obediencia al Superior Gobiern
Pascua
ici
solicita r su libertad para lo cual ] querfan ir a Bue: o
“querian j juntarse para como legítima autoridad constituida a quien todos debfamos sujetarnos”,
a la Patria”, otro reafirm ó la idea que los negros ins-
AÍres a pjedirla y servir truyendo además sobre los derechos del hombre, el amor
“hacers e soldado s para defende r la pa:nam. a la Patria, la
trataban de levantarse para soberanía de los pueblos y la libertad. Esta última categoría requirió
y escueta aunque 1mpr.eg nada de una %o len-D de
Aquella propaganda simple un desarrollo especial: Castillo explicó que la libertad en cuestión
cuenta de la democra tizació n del vocabul ari “no era
fuerza transformadora, daba la de conciencia, como persuadían los enemigos del sistema; sino puramen
asumía, además, un carácter eminen tement e te la
político revolucionario que civil”. El sermón del domingo de Pascua fue aprovechado porel fraile
; a para
laico o político.
c¡one:
'Qui situaciones habían alimentado y soslcnfdo esas cfbnv¡cl
pal:lóhcas? Sin duda el arribo del “forastero” venido de
Chile, el negr —
I
"* AGN- Sala X, 5-5-2. Agradezco a Oriana Pelagattí haberme facilitado el expedien
te
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T B§ Esclavos, libertos y soldados
BEATRrIZ BRAGONI
peninsulares y americanos habían participado de la conspiración diseñada l(’m isma Sala de Armas en tiempo de Don Faustino Ansay”, el
por los realistas de Montevideo, y liderada en Buenos Aires por Martín Sul lo de Armas depuesto en junio de 1810 por la movilización
de Álzaga. Para ese entonces, se tenfa conocimiento que los realistas en que acompañó la adhesión del Cabildo de Mendoza a la Junta porteña.
Chile contaban con el apoyo de las parcialidades indias del otro lado de la Tampoco de su confesión se obtuvieron pruebas contundentes de la
cordillera, por lo que Nazarre como funcionario del gobierno central habfa eventual participación de los blancos en el movimiento: Bernardo agregó
celebrado un famoso parlamento con los indios pampas y pehuenches que que “ni Manuel Corvalán ni ninguna otra persona blanca ni de distinción
mereció ser reproducido en el número 11 de la misma Gazeta de Buenos estaban mezcladas en el levantamiento de los esclavos”. Aunque ensayó
Ayres poco tiempo después.'> - una sugestiva conjetura acerca de las razones que sin duda podían haber
En ese lapso, la posibilidad de obtener pruebas que atestiguaran la levantado el falso testimonio de que D. Manuel Corvalán estaba mezclado
injerencia de los “caballeros blancos” se diluyeron sustantivamente. En en el asunto de los negros.
vano fueron los intentos de obtener confesiones de quiénes podían haber “esto lo habrán deducido de que cuando estuvo en el Fuerte de San Carlos
instigado la rebelión de la “esclavitud”: ni por la vía del interrogatorio, 'r'n;mdó D. Manuel Corvalán al confesante se sentase a la mesa, a comer con
ni por medio de las confesiones de los principales cómplices se obtuvie- €l, y los demás expresando que lo hacía por que siendo Patriotas los había
de sentar a la mesa aunque fueran negros”.
ron evidencias objetivas para identificar algún tipo de auxilio dado por
los “blancos” para favorecer la sublevación de los negros. Las sospechas Esa clave patriota iba a operar decisivamente en la vida política local con
apuntaban concretamente al supuesto papel desempeñado por Manuel posterioridad a la salida de Bolaños del gobierno, de su reemplazo por la
Corvalán, comandante de fronteras y líder del partido patriota o americano institución capitular y el arribo de Nicolás Rodríguez Peña como teniente
desde junio de 1810, como principal sostén político del movimiento y gobernador de excepción. En los meses que siguieron, el juicio sobre la
responsable de desestabilizar al gobierno. Entre los más decididos a iden- pretensión plebeya habría de convertirse en caja de resonancia no sólo
tificarlo como responsable, figuró Joaquín Sosa y Lima, el amo del negro de las tensiones facciosas sino del enarbolamiento político definitivo del
Fructuoso, y varias veces capitular, quien no solo atestiguó en su contra sector patriota y de su decidida influencia para acelerar la integración de
sino que influyó en las declaraciones de algunas esclavas para robustecer !a población esclava al nuevo orden revolucionario.'* Los procedimientos
la hipótesis de la colaboración de los blancos. A esa altura, se tenía la judiciales muestran el complejo itinerario que adquirió la causa que como
certeza de que Corvalán había facilitado armas y pólvora provenientes del brasa caliente introducía no pocos dilemas en torno a la pena prescripta
Fuerte de San Carlos. Varios testigos afirmaron saber que Bernardo había por las leyes ante semejante crimen. Esas perplejidades se vislumbran
integrado una pequeña comitiva que había viajado a la frontera durante la con nitidez en el desarrollo del proceso al momento de la sentencia que
primera semana de Cuaresma pero ninguno de ellos aportó más evidencias involucró de igual modo a los fiscales acusadores que se sucedieron en ella,
a las que afirmaban que las armas y municiones facilitadas por Corvalán como en las estrategias argumentativas (jurídicas y políticas) diseñadas pol:
habían sido para ir a cazar. Incluso el testimonio de Francisco Delgado, quienes asumieron la defensa. Aunque el problema amerita un desarrollo
un notable local, no aportó mayores detalles. También Manuel Godoy, especifico que excede los marcos del presente trabajo, convendria atender
un cabo veterano de la ciudad, robusteció la hipótesis al decir que por al menos algunas notas distintivas en relación a la resolución última de la
el negro Enriques supo que Corvalán le había dado las llaves de la Sala causa que no sólo libera de culpa a los juzgados, sino que precipita defi-
para que Bernardo sacara las armas para ir de caza. Idéntica respuesta dio nitivamente la reforma del régimen miliciano en lo relativo a la población
Bernardo durante su confesión del 15 de julio: allf, no sólo reafirmó el masculina esclava o negra.
móvil que había guiado su ingreso al Sala de Armas en San Carlos, sino Cabe señalar que el primero de los fiscales propuestos presentó sus
que precisó que las armas encontradas en el cuarto frente al Cuartel “las excusas al gobierno después de confesar que no contaba con formación
7 Vease, respectivamente, Proclama y relación de los indios pampas y pehuenches del !* Los vínculos
ína establecidos entre los notables locales y la conducción t
Parlamento celebrado en el Fuerte de San Carlos del 13 de abril de 1812; además, AHPM, del movimiento de octubre de 1812 daría lugar a otro trabajo.
1d
Independiente, 234 y 123. v
128 \ 129
E
BEATRIZ BRAGONI U
ADES Esclavos, libertos y soldados
Jo;i
suficiente para hacerlo;"” esa función fue desempeñada luego po:{ civil, que a esa altura vertebraba el lenguaje político más decididamente
i después de haber pedido el riguroso ei
presidio
Antonioi Moreno quien independentista, fue enfatizada por el segundo defensor de pobres que
los « “esclavos delincue i ntes” » por hal ber atentado contra S el orden Se de j
asumió la causa. Aunque desconocemos el origen del reemplazo, y
tenido i por los amos, las leyes y las Constit uciones del Estado, a sol el perfil
N de los defensores, lo cierto es que el alegato de Joseph Obredor
alegar que “descon ocxab las le)-'gsl. l..(l:rl¡1 St:cric:‘: resultó
Ss(e)f :xoner‘;do después de - simultáneo al decreto de la libertad de vientres resuelta por la Asamblea
isiva del proceso que , bosquejó la a A
fiscal clausuró esa etapa decisiva Soberana a comienzos de 1813, y al arribo del nuevo teniente gobernador
sin explicitar la pena. Pedro José Pelliza, que estudió leyels en San Fel!pe;s
nombrado por el Triunvirato, Alejo Nazarre quien no tardó en promover
hizo variacio igni ativas
iaci nes signific i en rel lacién a su anteceso p r al evocar nociont la
creación de la Sociedad Patriótica Literaria para discutir los más sagrados
jurídica
j s de antiguoi rí ¢gimen
i que prescrib ían5 que E “ e l ca stigo de crímenes
derechos del hombres. ? Ese nuevo contexto propició un giro
desech ando p: 1 pl copernicano
debía coincidiri a la persona que lo comete”, al transformar decisivamente la calificación pública de la conducta
que apelaba al auxxgo Ll:le los J;Aig:sd gz de los
argumento esgrimido por la defensa esclavos amparada en la legitimidad y justicia revolucionaria.
“ser patriotas”.i Pelliza i enfatizó i que la
: pretens ión de o
los esclar
las l:nl;cu;; “La conducta guardada por estos miserables se explicaba por el laudable
¡¡']:crupemfla libertad merecía un castigo ejemplar para eludir objeto de conseguir la libertad. Por ello se vieron intelige
dulce que formaron en sentimiento los papeles públicos denciados por el eco
emularl o concluy endo que e!‘ yugo N ev E
nes de aquellos que quisieran
esclavitud era acorde “al derecho común de genles1 y por éste “los escla hallarse el hom-
bre fuera del siglo del oprobio, esclavitud, despotismo y de poder consulta
o pueden eximirse imi de la infeliz
infeliz s i
situació 6n de esclavos S
”. con la prenda apetecible de la libertad. Escucharon providencias superioresr
¥ ll):Zue la sustanciación del juicio exhibió el comple-]o tejido
de nocmr::: prohibidas para el comercio de la naturaleza, y condició
y usos juridicos de antiguo y nuevo régimen , lo au;su[gu an l%sí arg-un;:;¡ = Este es ingenioso en sus adelantamientos acomodaron n eldelsentido
hombre y como
y la ley a
5u estado actual con el aditamento que el Gobierno de Chile, combina
nuestro, ya alivió los vientres, esto lo supieron y lo entendieron." do al
rtidos por los dos letrados que asumi ieron la defensa. El prim
de los acusado s h:dhab( a hfcsl‘]lo
Zlelms hizoP hincapié en que la rusticidad
ado la libertad y concedi da . por el Su- Esa suerte de genealogía que bosquejaba la elaboración intelect
concebiri que los amos habían usurp: ual
i a juzgar debía ser interpr etado col d y politica puesta en marcha no ya por esclavos sino por individ
ior Gobierno y que el delito uos con
MC seg:\z
F::;iz:\di:)msma" ; go de “hecho” dado que la conducta VÍEI;ÍR nombre y apellido,® hacía posible pensar que la violencia
del proyecto
i a simplemi ente en que 6lo
só! 19 de ellos se habían reuninido 1o era por los “principios” en que se apoyaba sino por
los autos consistí el modo en que lo
ndos]í or los Vapºíes; ¡e: ;]¡l¡;x;º conceptuaron que los eximía de culpabilidad. La eximici
desarmados en los bajos del Zanjón "emhmg ón de cualquier
“fuego santo del Patrioti i smo”. i E s e argu mento pena se imponía entonces como “amplia indulgencia con equidad
E ó y justi-
claramente a disminuir la responsabili
E bilidad de los acusados se complet cla”, y ésta adquiría mayor relieve si se la ubicaba en un context
o político
dicado a homolog ar el ensayo _. li! más amplio: al:í, el defensor Obredor comparó la conducta
con otro no menos sugerente de de los negros
de los esclavos con el “ejercicio “ejercicio | lícito del empleo y de armas , contra . aqt con las operaciones de Americanos y Españoles, que en Potosf
!negr
y Oruro,
i ivil” Que
civil”. la acción política
! de los habían encabezado “sucesos criminosos a la Patria”, para concluir
se oponían a la libertad que a
del patrioti smo y de la libertad diferencia de aquellos ilustrados y “enemigos del Sistema”,
g::respcsdia ser ubicada en las coordenadas la acción de
— —
“7 El que presentó sus excusas fue Pedro Nolasco Ortiz, nacido en Mendoza, r;:,:¿el¡;:º: y* El dictamen del defensor está fechado en febrero de 1813, momento que coincide
con
rdo Ortiz y María del Carmen Correas, s trasladó a Santago a estudiar Derechocn E | lalibertad de vientres. Convendría recordar además la incor poración de diputac
iones pro-
donde reaizó práctica forense por lo que la Real Audienci a expidió su ttulo de aboga y l¿N_¡¿c¡z]:s ala soberana Asamblea, y que la representación mendocina recayó
en la figura de
| Belnardo Monteagudo. La intención de formar la asociación
en 1811. Estudiantes Argentinos en Chile. Rjehm:1972: 632 gida por Juan de la Cruz Vargas al gobernador Nazarre (8 quedó registrada en una nota
s al sector más de enero de 1813). AGPM —
* Había sido Alcalde de Primer v Voto enrolándose en las filas contraria cargo. Habia -I pendiente, Gobierno 235, 1.
siendo depuesto de su
decidid
le amente a favor de la Junta de Buenos Aires lta sugestivo advertir la mutacion en la nominación de los negros por parte del
estudiado filosofía y teología en Córdoba y en 1795 pasó a Santiago donde estudió dió leyes
leyes
g r que remplaza la identificación de “esclaví 0 de” por otrale que
hasta recibirse de abogado. Ejerció en Mendoza desde 1803. bre de pila y el apellido del amo. los individualiza con
130
131
BEATRIZ BRAGONI Esclavos, libertos y soldados
+
estos “miserables” era digna de emular: las pocas evidencias reunidas en no se retrotrajo a la práctica miliciana de los negros libres por cesión o por
los autos ponían fuera de duda que el Patriotismo y la obediencia al Go- compra que había moldeado el régimen de milicias del orden anliguoPEl
bierno Superior habían motorizado sus pretensiones. Estas cualidades de defensor instituyó 1806 como punto de partida de una genealogía polít-ma
ningún modo podían ser catalogadas como “delito” sino como “memorables Y patriótica alucinante sin pretensiones esencialistas. Después de insistir en
estímulos no solo para el vulgo torpe y arrojado, sino también para los que “la solicitud de los estos desdichados la encaminaron por las sendas
sensatos y de luces”. Lejos de representar un acto criminal, la aspiración de la razón, moderación y decoro a las autoridades”, Obredor concluyó
de ese puñado de esclavos era digna de admirar sobre todo porque las que los negros no sólo merecan la libertad por el mérito adquirido sizo
disposiciones del gobierno no habían aliviado su condición sino que solo porque “han sabido desempeñar sus misiones en la Causa Sagrada Ide la
habían dulcificado “sus amarguras con la esperanza plausible de que sus Pal-na con virtud, constancia y heroísmo desde la entrada Inglesa, hasta la
hijos, y sus hermanos obtendrán el goce de la Libertad”. última acción del Tucumán”. Todas estas razones justificaban plel:'lamen[e
Obredor sumó más argumentos a la defensa con el propósito ya no de ser declarados libres con el fin integrarlos a los regimientos patriotas en
para franca sintonía con la carta gaditana que prevefa la obtención de la ciuda-
reforzar el carácter virtuoso del comportamiento de los acusados, sino
interpretarla a la luz de una tradición jurídica radicalmente distinta a la danía española por parte de la población afroamericana por servicios a la
que hasta entonces había enmarcado la causa Primero introdujo algunas Patria. Finalmente, el argumento de la defensa fue correlativo a la decisión
célebres nociones jurídicas que sustentaban el nuevo régimen: “Todo el del Tribunal que ordenó liberar a los reos y enviarlos a Buenos Aires para
mundo es igual, es independiente, mucho más el hombre que no conoce engrosar las filas del batallón de libertos. Aunque no he localizado m'ngF:ma
distinción”; esos conceptos servían para rebatir las tradiciones de antiguo ey¡denqa sustantiva que atestigúe el impacto politico del episodio mendo-
régimen “ (que ) habían alterado la humana naturaleza dividiéndola en cino, dos meses más tarde la Asamblea Soberana autorizaba al Ejecutivo
noble y plebeya, rica y pobre”. Ese razonamiento que ponía escena los pre- el rescate de esclavos para aumentar los ejércitos revolucionarios.
ceptos liberales como legitimadores de la nueva justicia que debía evaluar
la conducta de sus defendidos, hacía necesario impugnar concretamente 3. Esclavos y pardos libres en el ejército y en las milicias
el Derecho de gentes en cuanto había constituido la tradición jurídica a
-A- comienzos de 1814 el gobernador cuyano Juan Florencio Terrada
partir de la cual el fiscal había organizado la acusación. C_hng¡ó el primer rescate de esclavos destinado a engrosar el batallón de
“El Fiscal da la razon de diferencia de nuestros derechos y de los esclavos, libertos de Buenos Aires: una comisión supervisó el sorteo que recayó
y esgrime que los esclavos constituidos en servidumbre por derecho de
gentes no pueden por esto eximirse de la infeliz situación de esclavos. Ah!y
sobre 46 esclavos.?! Se trató por cierto de un número exiguo en relaciz
al total de la población negra libre y esclava existente en Mendoza haci:
Derecho de gentes maldito, y detestado aun por las naciones incultas
bárbaras; Derecho de gentes ratificado por tiranos; Derecho de Gentes que 1812 que alcanzaba a 4456 habitantes; aunque la cifra esté lejos de brin-
justificó la conquista” dar una precisa representación de ambas categorías, lo cierto es que la
población negra se reduce sustancialmente diez años después, cuando un
Esa toma de posición hacía previsible recurrir a tradiciones jurfdicas <enso precario arrojó un total de 744 esclavos y 1335 negros‘llbres ?La
previas al sustrato normativo que impugnaba: la tradición romana, más Causa “ie esa drástica reducción ha de atribuirse entonces a la pod'erosa
precisamente el derecho Justiniano, resultó efectivo para reubicar el con- militarizacion local liderada por el coronel José de San Martin a partir de
cepto de servidumbre al aparecer vinculado a los prisioneros de guerra
invasiones
“puestos en servidumbre por consideración de Paz para evitar
de los ne-
y hostilidades de los propios hombres”. Pero ese no era el caso
regimien tos para - i! Segun el Censo
N de 1812 la Provincia de Cuyo reunía 43.134
gros sublevados para exigir su libertad y sumarse a los 2 poblado res de los ei
diseñar un argumen to 1?;37 eran indios y 8506 negros. Mendoza contaba con 13.318 p};b]admes. blancos ;;‘3“8
defender la Patria. Esa evidencia hacía necesario uwd Y 3108 campaña); indios 2327 (548 ciudad y 2327 campaña); negros libres
;h. bs_ó (2100 ciudad; 2356 campaña). El Censo de 1823 (aunque incompleto) registray
político distinto amparado en la experiencia de militari zación de los negros
£
previa a la Revolución de 1810. Sugestivamente el argumento de Obredol b itantes de los cuales 744 eran esclavos, 1335 negros libres y 1311 indios.
132 133
Esclavos, libertos y soldados
BEATRIZ BRAGONI
134
p um——
resultados satisfactorios frente a la ausencia de equipamiento necesario imposibilidád de reunir en un solo cuerpo las diversas castas de blancos
para asegurar la disciplina en los cuerpos: “las milicias son despreciables -+ pardos. En efecto, el deseo que me anima de organizar las tropas con la
por su indisciplina” —confesó San Martín al ministro de guerra. Para en- brevedad y bajo la mayor orden posible, no me dejó ver por entonces que
esta reunión sobre impolítica era impracticable. La diferencia de castas se ha
tonces, estaban organizadas por cuatro compañías, dos de cívicos pardos consagrado a la educación y costumbres de casi todos los siglos y naciones,
y dos de blancos a lo que se sumaban tres escuadrones de caballería (Libro y sería quimera creer que por un trastorno inconcebible se llamase el amo a
Copiador 1815: 1944:246-247y490). La gestión sanmartiniana introdujo presentarse en una misma línea con su esclavo. Esto es demasiado obvio, y
cambios significativos en el segundo semestre de 1815 al disponer que así es que seguro de la aceptación de S.E., he dispuesto que p:m¡ne:xenáo
se triplicara el número de pardos libres al servicio miliciano para lo cual por ahora las dos compañías de blancos en el estado que tienen hasta que
ordenó al Cabildo confeccionar una lista de pardos libres entre 16 y 50 con mejor oportunidad se haga de ellas las innovaciones y mejoras de que
son susceptibles, se forme de sólo la gente de color así libre como sierva
años de la capital y la jurisdiccién con el fin de “fomentar por todos los un batallón bajo este arreglo; que las compañías de granaderos y primera de
medios la fuerza para sostener nuestra libertad civil contra los tiranos las sencillas se llenen primeramente de los libres con la misma dotación de
peninsulares” (DHLGSM: 1954:414). oDficiales q\;; tiene y qu: la segunda, tercera y cuarta la formen los esclavos.
No obstante, la amenaza latente de un avance del ejército realista E e este modo, removido todos obstátáculo, se lograrán los mejores
j efectos' "
desde Chile a Cuyo para sofocar a los insurgentes “porteños”** justificó
profundizar la presión reclutadora que impactó prácticamente sobre toda
la población negra masculina: por un bando del 12 de enero el gobernador
4. Los trastornos de la politizacion plebeya
intendente ordenó la formación de dos compañías cívicas de infanterfa
con todos los esclavos de la ciudad y de la campana entre 14 y 45 años los Esta sintética descripción del proceso de integración desigual de los
cuales debían cumplir con los ejercicios doctrinales, y obligó a los amos esclavos y pardos libres a los cuerpos armados invita a incursionar sobre
correr con los gastos de uniforme como orden expresa y terminante. Dos las tensiones generadas a raíz de la dinámica específica vinculada con la
bandos siguientes completaron el cuadro: por el primero se elevó la edad experiencia cotidiana destinada al entrenamiento militar, y a la consiguiente
de los esclavos de 45 a 55 años; por el segundo, los libertos y esclavos politización de los negros estimulada por una eficaz pedagogía patriótica
originarios de la emigración chilena fueron también integrados a los bata- en la que aquélla se inscribía. Aunque coactiva, esta novedosa forma de
llones. En suma, entre 1813 y 1816, la organización miliciana de negros so-c?ab¡h'dad de la que fueron protagonistas y a partir de la cual las jefaturas
libres y esclavos experimentó un aumento significativo en el número de Militares aspiraban a obtener guerreros profesionales— “haremos soldados
cuerpos y de plazas aunque preservó la división de castas vigente al mo- de cualquier bicho”, había manifestado Tomás Guido a San Martín— , ha-
mento de la Revolución. Con ello se ponía de manifiesto las influencias bría de enfrentarse no sólo a los usos sociales y prácticas consuuud.in;rias
ejercidas por los capitulares, convertidos en la voz oficial de los amos, que bregaban por preservar las antiguas jerarquias sociales, sino ante todo
con el fin de evitar la alteración de las jerarquías sociales heredadas del pondría de manifiesto nuevos dilemas de autoridad emanados del súbito
antiguo régimen al interior de la experiencia de militarización conducida protagonismo obtenido por estos actores en la escena política
por el gobernador intendente. Que ese resultado había desviado la inten- l La forma en que las obligaciones milicianas de los esclavos introdujeron
ción uniformizadora originaria del jefe del ejército, dio cuenta el mismo | uN vector inesperado en los vínculos o relaciones sociales hasta entonces
San Martín en una contundente misiva dirigida al Director Supremo Juan w‘ Vigentes, lo atestigua la representación que un labrador, vecino natural
Martín de Pueyrredón: | delaciudad, elevó al gobierno en abril de 1816. Para entonces, D. Pedro
Warggs dio cuenta de la manera en que la asistencia regular a loschrcicios
“El único inconveniente que ha ocurrido en la práctica de este proyecto
a fin de reanimar la disciplina de la infanterfa cívica de esta Ciudad, es la doctrinales de los domingos de los cuatro “morenos” que trabajaban en
su chacra, distante a tres leguas de la ciudad, había alterado el ritmo de
- a a e las fae¡-¡zs rurales. El dilema de Vargas no se reducía tan sólo en que para
2 Correspondencia de Osorio y Marcó del Pont al Virrey Abascal. Archivo General de mplir con la obligación civica los esclavos debfan abandonar la chacra
Indias, Diversos 4 y 5.
136
Esclavos, libertos y soldados
BEATRIZ BRAGONI
atropellando =
sable alma
ti fiymkfl*@ ona, tanto ella como el mulato
había perseguido por la calle hasta la guardia de San Agustín a
cidad de su herman o y de su padre. El ”. De tal modo, ; un asunto b: anal y personal adqui
al mismo centinela con la compli i
er en su disputa no parece haber de entonces un notable sentido político.
componente racial al que apeló Montan í EE
pasajer a sino que se había convert ido U EnMarr\::g
ningúun momento Montaner brindó i detalles del pleito mantenido
sido sólo producto de una furia
ido con Marfa. Siete días despué s de = b…n¿ ¡)¡' rcrl::eri]o; a\:n admitió haber proferido insultos a los integra
en el disparador del pleito manten ntes
Romero atestig uó ser la encarg ada de la % i les como a su comandante. - La estrateg'giaiai montad
nlantes monta a
iniciado el proceso, la mujer de
a recibir al nuevo propiet ario le dijo “qué a lí;xvge;lzr;acllón se limitó a enfatizar la resistencia de la mujer
casa y declaró que cuando salió en darle
el Gobierno . F n y de la casa otor gada por el Gobiern
hace Ud. aquí metida, aquí nadie tiene que ver en esta casa:
omar posesió i e 0, y a
ella respond ió: “que si tenfa esa orden con Eomeorl;r.¡' :Tilur-da "Ia;l ulruón legítima entre María y Romero al referirs
me la tiene cedida”, a lo que e a zlla
o, y que se retiró a su aposent o del j ujer” del teniente de de infantes. % Sin mbargo,
emb:
salir de allí estaba acabado su disgust i
la interve nción de
”. María agregó más detalles del conflic to e An rmediar io y posterior víctima ima de del agravio,
diario
frente dejando la puerta cerrada io, exigió
exi a
diciend o que iba a traer soldado s para el episodio y de su responsabili
al señalar que Montaner se retiró sabilidad en el heche
puerta creyéndola cuanto había comprometids o las relacio
cuidarla casa y que volvió con un herrero a desarrajar la i nes entre
y los ze
dijo al herrero que no había necesidad incluso a sus comandantes. - M Montaner diseñó i
con llave. Fue entonces que Maria su d = ee
sin llave, y que al empuja rla ambos de la resistencia ofreci recida por María y del com m i to re
de hacerlo porque la puerta estaba rtamien exhibids
a su cuarto pidién- Judasa Tadeo d al momento de e interve i niri en el conflict
pudieron entrar. Que inmediatamente Montaner pasó o o: Y la fo mTMA y de el len-
solicitase a su Euíie unllzadp por el subteniente ameritaban ser inscriptos cumo);,
dole la llave a lo que respondió que “no la tenía y que se la )ruebas
de que la expone nte lo engañaba, la videntes de insubordinación al honor y a la Jerarquia militar:
dueña”. Que Montaner persuadido
india perra y otras groserí as indecentes”. JÍ;;Z Í:¡;sjy le sa]lol:l m
insultó diciéndole que era “una diciéndole palabras injuriosas y con mucho
“una señora de su casa y mujer de un lo que caballeros de tal para cual son ustedes, . que ellos tan bi
A lo que María respondió que era
:]¡eg;()rzs“lo podrl}:‘in ser, y amagó con pegarle. Que viendo esta desv:rg
oficial y que se moderase”. ponente echo la mano a su sable diciéndole que si no se reportaba y
úf:z:
ios para
La descripción del suceso ofrece todos los ingredientes necesar b como a su Superior
‘€ Tespetaba
Geertz— la puja de posicio nes al interior perior lo escarmentaría”. I [l 1d destacado
d pertenece
pertei
desentrañar — a la manera de
empapa do de expecta tivas por el
de un efimero microcosmos político
ación plebeya . De otra manera resulta E r(l:::z eMorfuaner había interpretado la pretensión igualitaria del subte.
triunfo militar, y la creciente politiz
de jerarquía = infantes como acto de insubordinaci.
difícil comprender la actitud de Marfa frente a un militar inación, lo atestigua i tambi. í
llave de una casa otorgad a por el gobierno, ó
exposic ion de los acontecimiento: S posteriiores al í enfrent: amiento
que exigía la entrega de la
o
ra mante-
rio colmado de _- ¿:odr;¿:lí:o; quel zuv¡ como protagonistas a la partida de infantes
aun considerando la hostilidad o malestar de un vecinda
s con los materiales —
viviendas precarias fabricadas por los mismos infante
en la calle poco antes de lle; gar a su casa. Al evocar la
ia social se traducí a en esa distinción y camaradas de Salas y Romero l lo rodearon sini exhib
extraídos del saqueo. Si la distanc
situaci on no suponí a que pudiera manifes- A;
ninguna orden para detenerlo, » yy menos
r aún p: para darle e culataz
de beneficios materiales, esa cul; os con
e los
sólo había desafia do la autorid ad social y el que portaban para conducirlo al Cuartel de Infantes, el capitán
tarse en otro plano: Maria no de
dolo a buscarla a milicias trazó el detalle del enfrentamiento
grado del capitán Montaner negándole la llave y envián ua - mie: con el 1 te iente Romero col
¥ T
con lo cual objetab a la legitimidad del
una dueña imposible de rastrear
de furia cuando despué s de insultarla,
nuevo propietario. Montaner ardió ¡?;o…maós¡::[r;lnsf,?ullm :]: la Merced el teniente Romero
sin detener
se en cosa
sino que antepu so en su defensa el ae be de donde venía preso el exponente y atropellándolo
María no sólo respondió al agravio
su posició n persona l y familiar con con cuanto Inlto ae le ocurió le descargó infinitos golpes con el sable,
vínculo con un oficial equiparando — - Te otras que se ensuciaba en sus galones, que más imponancia.
Esa respues ta exasper ó al capitán
la del oficial de guardias nacionales. un soldado de los Infantes que todo él. Que qué desvergúenza había
dos palos con el
de milicias quien avanzó contra Marfa para descargarle
144 145
Esclavos, libertos y soldados
BEATRIZ BRAGONI
>
que el uso realizado por Montaner ñó “hubiera interferido severamente
tenido de haberido a provocar al cuarto de su mujer, que si el hubiera estado en las respuestas ensayadas por los destinatarios de esas expresiones. No
allí cuando fue por la llave lo hubiera muerto, con otras infinitas cosas de que obslar-ne, el impacto de esas descalificaciones fue mayor en la mzd¡da' ue
no se acuerda; que en fin llegaron al cuartel donde intentaba dejarlo preso.
Que por casualidad se encontró con el comandante de ellos, que instruido el capitán de guardias nacionales no sólo hizo caso omiso de la condiccilón
del suceso lo mando poner en libertad dejando arrestados a los oficiales hasta de uniformados de sus contendientes, sino que avanzó más allá. Si nos
dar parte al Sr. General, adonde se dirigió el comandante con el Exponente atenemos a la confesión de Salas, Montaner no se había contentado con
y el Comandante Astorga de los Nacionales”. agraviar a los infantes y el “honor” de su comandante sino que además
había salido del cuarto a la calle diciendo “que a mala hora les había dado
El expediente exhibe un giro significativo a partir de entonces. Conlas
el Gobierno puesto a los mulatos para que quisiesen igualarse conla gente;
excepciones de los testimonios aportados por otro de los “montaneses”, el y que se fue a su casa diciendo que no había uno de los Infantes desde :í
as
hermano del capitán, y un testigo que sumó el querellante, las evidenci
comandan
b s te y toda su oficialidad ql que no fi uesen unos ladrones”.yj A lo que
reunidas enfatizan los agravios y agresiones realizadas por D. Antonio
la
Montaner a la oficialidad y a los soldados del batallón de infantes de
y
Patria35 Con ello se ponía de manifiesto el impacto público del suceso “Que si él blasonaba tanta caballería, el confesante no lo era menos;
lainminente amenaza que situacio nes de ese tipo podían extender se gene- propio honor y juicio lo había estimular saber a la guerra a defenderopuesPatssu
y que €l siendo un oficial lo mismo que el que declara no había hecho
rando mayor conflictividad a la exhibida en las calles de La Merced como tanto: Que el Gobierno sabía distinguir a los hombres de bien, y que porotrolo
consecuencia de la concesión de distinciones y premios de guerra. Según mismo los condecoraba con aquella distinción.
el
las fuentes, varios vecinos y enrolados habían presenciado el conflicto: ladrón de que tanto hablaba”. ER n
Vázques (de 20 años y que no supo firmar) sabía que el
cabo Fernando
-El testimonio de Salas nos enfrenta a un argumento que reúne los
capitán de guardias nacionales había insultado a Judas Tadeo diciéndole atributos necesarios para ser ubicado como evidencia objetiva de la forma
de
“que era un mulato Ladrón tanto él como los oficiales y comandante en que la movilización y la politización había transformado su status de
su Cuerpo; y que tenía 400 hombres para hacerlos pedazos” . Vázquez
origen: un mulato de 22 años y analfabeto, sin otro oficio declarado que
agregó más detalles del insulto: “por la mujer de Romero sabía que estando €l de subteniente de infantes, y cuyo desempeño guerrero en defensaqde
Salas uniformado en la puerta de su cuarto, el capitán Montaner desde su País, lo había hecho merecedor de la distinción dada por el Gobierno
las puertas de su casa contigua había hecho irrisión con su demás familia um.ba en condiciones de condenar la adscripción de casta usada por ei
no
del subteniente y su marido diciéndoles que Dios daba muelas a quien capitán Montaner y justificaba cualquier desafio.”” Un argumento sfinilar
soldado
tenfa quijadas”. También el testimonio de Ramon Monteluna, un
de desa_rmlló el teniente Romero al momento de aportar su versión sobre los
analfabeto de 23 años, transitó por carriles semejantes: “con motivo motivos que lo impulsaron a tomar justicia por mano propia y no dar
en su
vivir cerca del paraje donde sucedió la historia y hallarse aquel día a sus superiores. Después de obtener del capitán la confesión de h};aber
parte
Romero,
cuarto, vio salir del cuarto de habitación de la mujer del teniente golgea-do a su mujer, Romero le preguntó “por qué había gritado que la
diciendo que la oficialid ad y comanda nte del Batallón
al capitán Montaner f:—ñc¡ahdad de su cuerpo estaba en reputación de borrachos ladronest::omo
ladrones , y que los Infantes no eran tales oficiales,
de Infantes era unos igualmente su comandante”. A lo que el capitán respondió: “que aunque
sino unos pícaros”. ——
Mulatos, ladrones, pícaros representaron vocablos corrientes del len- 7
…Co.md.; consecuenciai del éxito de Maipú, San Martín había premiado con
guaje utilizado por las elites criollas para identificar conductas vulgares o p y.cle los Tñmlgs y un decreto del gobierno (10 de abril) habíael ascenso concedido
de
148 149
BEATRIZ BRAGONI
! Edición facsimilar en Comisión Nacional “Archivo Artigas”, Archivo Artigas (en adelante
150 AA), Tomo XXXIV, Montevideo, Iconoprint, 2003, pp. 277-343.
151