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El Self en Terapia Gestalt

Como forma de introducción y encuadre del concepto de Retroflexión, me parece


conveniente describir el concepto de Self para posteriormente desglosarlo.

El Self descrito por Frederick S. Perls, Ralph F. Hefferline y Paul Goodman


Según el PHG (Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana,
Cap.10 Self, yo, ello, personalidad), expone, “El proceso del contacto es, en general, el
crecimiento del organismo. Por proceso de contacto entendemos buscar la comida y
comer, amar y hacer el amor, agredir, tener conflictos, comunicarse, percibir, aprender,
moverse, la técnica y, en general, todas las funciones que estarían consideradas, en
primer lugar, como algo que tiene lugar en la frontera de un campo
organismo/entorno.
Al complejo sistema de contactos necesarios para el ajuste en un campo difícil, lo
llamamos “Self”. Se puede considerar que el self se sitúa en la frontera del organismo,
pero esta frontera no está aislada del entorno; contacta con el entorno; pertenece a
ambos, al entorno y al organismo. El contacto es el tocar tocando algo.”
El self, el sistema de contactos, integra siempre las funciones perceptivas y musculares
y las necesidades orgánicas. Es consciente y orienta, agrede y manipula, siente
emocionalmente el carácter apropiado del entorno y del organismo.
La excitación orgánica se expresa, adquiere sentido, precisamente al darle ritmo y
movimiento a las percepciones, como es evidente en la música. En otras palabras: es el
órgano sensorial quien percibe, es el músculo quien se mueve, es el órgano vegetativo
quien sufre un exceso o una carencia; pero es el organismo en tanto que totalidad, en
contacto con el entorno, quien es inmediatamente consciente, manipula o siente.
Esta integración no es pasiva; es el ajuste creativo. En las situaciones de contacto, el
self es el poder que forma la Gestalt en el campo; o mejor aún, el self es el proceso
figura/fondo en las situaciones de contacto. El sentido de este proceso de formación, la
relación dinámica del fondo y de la figura, es la excitación, y la excitación es la
sensación cuando la relación figura/segundo plano toma forma en las situaciones de
contacto, o cuando una situación inacabada tiende a completarse. Recíprocamente, ya
que el self no existe como institución fija, sino específicamente como ajuste a los
problemas más difíciles e intensos, cuando estas situaciones están en reposo o se
acercan al equilibrio, el self disminuye.”
El self descrito por Dan Bloom
El self surge al contactar como una organización y un organizador de la experiencia.
Surge en la frontera-contacto. Y esta es a la vez del organismo y del entorno.
En consecuencia, la frontera-contacto no es un lugar de división. No separa al
organismo del entorno, a un self de otro, al cuerpo de la mente o a algo de otra cosa.
Es el lugar del experienciar.

El self organiza las percepciones, las propriocepciones, las necesidades biológicas, las
emociones, las experiencias. Es “la función de contactar el efímero presente real”. Sin
embargo, es una función de la fisiología del organismo, pero no es exclusivamente del
organismo: como una función y un acontecimiento, el self organiza todos los aspectos
de la experiencia del campo, esto es, al organismo y al entorno.
El self es la unidad sintética del experienciar.
Está en equilibrio en la frontera-contacto: no es enteramente ni activo ni pasivo, sino
que es espontáneo. El self, como modo medio, no es consciente de si mismo como una
“cosa” aparte de alguna “otra cosa”, sino que simplemente está como “contactando”.
Si el Awareness es la luz del Ser, el self es la visión del Ser.
Con el self en la frontera-contacto, estamos afirmando una noción radical de la
relación de una persona con otras, pasadas, presentes o futuras. Su poder es dar la
claridad a la emergencia de la figura y fluidez a la figura/fondo, a esto lo llamamos el
criterio autónomo del self.
Sin embargo, cuando el lugar del experimentar está colocado como sí estuviera fuera
de la frontera-contacto, olvidamos la espléndida elegancia de la formación de la gestalt
fluida como criterio autónomo de salud. La patología entonces puede colocarse ahora
en una persona sacada del campo organismo-entorno. De este modo, el poder se
colocar en el profesional, que se sitúa como un observador aparte de la experiencia del
paciente.
(…)Pero, cuando el self es comprendido como un acontecimiento de la frontera-
contacto, estamos afirmando una teoría inherentemente igualitaria, en donde a lo
sumo el respeto y la confianza se otorga a la figura que surge del campo organismo-
entorno: el self.
El self no es un fenómeno accidental de la experiencia. Su función informa de su
existencia. Funciona como –y es- una relación dinámica, una organización en
formación siempre en movimiento y siempre cambiante y cambiadora de las
experiencias como las fuerzas y las contrariedades en el desarrollo del campo.
Como funciones del organismo en un campo complicado, las funciones del self como
organismo, son requeridas para tareas cada vez más complicadas y sus soluciones. Esas
soluciones son los ajustes creativos. Cuando se incrementa la deliberación y la
actividad, hay más self. Cuando hay más quietud, hay una disminución del self.
La actividad del self puede desarrollarse como un proceso temporal expresado por la
secuencia de precontacto, tomar contacto, contacto final y postcontacto.
Estas estructuras parciales se dan en la siguiente secuencia toscamente como sigue: en
el precontacto, la función ello en acción es una urgencia en el fondo corporal del
organismo o un estímulo del ambiente, incluyendo los asuntos no acabados de los
contactos anteriores interrumpidos o rotos. La función yo en acción surge desde el
fondo de la función ello en acción, es el aspecto del contactar que incluye la
discriminación, la orientación, la alienación y la identificación. Y aquí es donde
podemos identificar fácilmente el contactar y el contacto final. La función personalidad
en acción aporta el fondo de las actitudes y de los aprendizajes sociales con los que se
desarrolla esta secuencia. Como tal, se despliega a lo largo de la secuencia. El final y el
postcontacto suponen un self pequeño. Una explicación completa de esto empujaría a
cualquier simplificación y a trivializar o a coger muchas otras cosas del resto de esta
mañana para clarificarlo.
La neurosis es una perturbación de las funciones del self. Es una habitual y no
consciente interrupción del contactar que llevan a una acumulación de situaciones
inconclusas las cuales entonces continúan de nuevo interrumpiendo el contactar. La
neurosis es entendida principalmente como las pérdidas de la función yo en acción,
pero en nuestra teoría holística, puede haber una pérdida de la función yo en acción
simultáneamente con otras perturbaciones en las otras estructuras parciales del self,
las funciones ello y personalidad.

El Self: estructuración y funcionamiento articulo carpeta 22 del


ctp de Dan Bloom
El Self descrito por Jean Marie Robine
Entendiendo pues, el contacto y la frontera de contacto, según Jean Marie Robine,
como “los ajustes fisiológicos van a operar en relación con lo que es no-fisiológico (el
mundo), es decir, van a devenir psicológicos en y por el contacto”. “El contacto, es la
experiencia de funcionamiento de esta frontera entre el organismo y el entorno. El
contacto, es la consciencia de ese campo que es el nuestro, y al mismo tiempo, es la
respuesta motriz que se opera en ese campo, es la toma de consciencia de la novedad
asimilable y el comportamiento que dirigimos hacia ella.
Es también el rechazo de lo que es inasimilable. Todo contacto es pues un ajuste
creativo del organismo y del entorno. Es también por el contacto que el organismo va a
establecer, que va a mantener su diferencia, y más todavía, es asimilando el entorno
como va a nutrir su diferencia.”

Jean Marine Robine destaca, de manera breve, las tres funciones del Self:
La función ello es la función que concierne a la emergencia de la necesidad más
próxima: necesidades, deseos, pulsiones, apetitos, situaciones sin acabar. Es
esencialmente una función que se desplega en el cuerpo, de instante en instante, y se
manifiesta a través de las sensaciones (pero no únicamente). Sobre el modo del “ello”
yo no me siento responsable sobre lo que me llega, ello me llega: yo tengo hambre, yo
tengo sed, es así. Soy claramente yo el que lo hago pero yo no me siento responsable
de ello.
Es gracias a la función personalidad que voy a ser capaz de responder a la cuestión:
¿Quién eres tú? Es lo que yo sé, con razón o sin ella, de mí, de mi experiencia, es eso
que yo pienso que soy yo, (¡lo que no quiere decir que yo sea eso!) es eso que yo pienso
que soy yo. La función personalidad designa la representación, no siempre consciente,
que yo me hago de mí misma. Es así que se fija la experiencia en su puesta potencial en
palabras.
Estas dos funciones, sea simultáneamente, sea separadamente, van a comprometerse
en el contacto con el mundo a través de la función yo que va a realizar las
identificaciones y alienaciones. Estas elecciones van a expresar, exteriorizar, actuar, la
función personalidad o la función ello.
¿Cómo se da la perdida de las funciones-yo?

Según el PHG (Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana,


cap. 15) los comportamientos neuróticos son los ajustes creativos de un campo en el
que hay represiones. Esta creatividad va a actuar espontáneamente en cualquier
situación presente; el terapeuta no tiene que ir a buscar nada por debajo del
comportamiento “ordinario”, ni hurgar en él para poner de manifiesto el mecanismo.
El self se siente a sí mismo como un proceso activo, como una conciencia deliberada de
algunos deseos, intereses y poderes, que tienen una frontera definida pero fluctuante.
Estas funciones deliberadas son ejercidas espontáneamente por el self y se mantienen
con toda la fuerza del self: la consciencia, la excitación y la creación de nuevas figuras.
Al final, durante un contacto íntimo y final, el carácter deliberado y el sentimiento del
“Yo” desaparecen espontáneamente dentro de lo que se están ocupando, y entonces
las fronteras ya no tienen importancia, ya que no se contacta con una frontera, sino
con lo tocado, lo conocido, lo disfrutado y lo hecho.

Jean Marie Robine expone cuando hay una pérdida del funcionamiento del modo “Yo”
en esa ausencia se precipitan un cierto número de fenómenos que serán, a su manera,
fenómenos de contacto y de frontera. La función del yo es asegurar la puesta en
frontera del organismo y del entorno: el fenómeno sustitutivo de un funcionamiento
sano del modo “Yo” deberá presentarse también como un fenómeno de frontera.
Interrupciones del contacto

Es aquí donde se encuentra el concepto de Retroflexión que más adelante ampliare,


pero para poder contextualizarlo, me parece de interés enumerar y eludir las
principales interrupciones.
Estas interrupciones se enmarcar dentro del ciclo en cuatro secuencias, pre-contacto,
puesta en contacto, contacto final y post-contacto.

La confluencia será la primera de las interrupciones que nos encontramos. Se enmarca


en la fase del pre-contacto. El PHG la define como “la condición de no contacto (no hay
frontera del self), el organismo no se diferencia del entorno, quedando así fusionado.
Ángeles Martín en su libro de Manual práctico de Psicoterapia Gestalt lo define de la
siguiente manera: El sujeto no percibe ningún límite entre él y el ambiente, sintiendo
que es uno con él.”
Según el PHG estamos en confluencia con todo aquello de lo que dependemos
fundamentalmente, irremediablemente y sin problemas: cuando no hay necesidad o
posibilidad de cambio. El niño está en confluencia con su familia, un adulto con su
comunidad, el hombre con el universo. Si se le fuerza a alguien a hacerse consciente de
estos fondos de seguridad última, las bases desaparecen y la ansiedad que se siente es
metafísica.

Otra interrupción del ciclo de contacto es la introyección, definida según Jean Marie
Robine como “un medio de interrumpir el contacto con el mundo, cuando el sujeto
pierde su capacidad de identificación/alienación sustituyendo a su propio deseo por el
deseo de otro.”
Para Antonio Sellés la introyección es otra de las formas de interrumpir el proceso
durante la excitación (Toma de contacto). La situación y la persona han mostrado la
posibilidad de algo emocionante, pero el sujeto desplaza su deseo a favor del de otra
persona, generalmente de su pasado, alguna figura importante para él/ella y de la cual
no quería perder el aprecio. Así, escucha en su cabeza instrucciones que oyó en su
pasado, en el sentido de lo no apropiado de la situación (inmaduro, impropio de mi,
desagradable, ridículo, etc.) y frustra su necesidad mediante la inhibición.

En el PHG coincide en que se puede producir durante la excitación, el self entonces


introyecta, desplaza su propio deseo o apetito potencial por el de algún otro.
En el plano neurótico, el que introyecta asume su apetito frustrado invirtiendo su
afecto antes de que puede reconocerlo. Este cambio de dirección se hace,
sencillamente, mediante la inhibición misma.

La siguiente interrupción se da en la fase de puesta en contacto, es la proyección


basándome en el PHG expongo: el individuo siente la emoción, pero flota a la deriva,
no se asocia a la sensación activa del self para que pueda existir en otro
comportamiento expresivo. Ya que la emoción no surge de él, el individuo la atribuye a
la otra realidad posible, el entorno: la siente “en el aire” o también dirigida contra él
por el otro.

Por último, dado que posteriormente hablare de manera extensa acerca de la


retroflexión, me gustaría cerrar el ciclo de interrupciones con el egotismo.
El egotismo se da en la fase de post-contacto. Esta interrupción interviene en la
relajación del control o de la vigilia, cuando se trata de abandonarse al
comportamiento que llevaría al crecimiento. El PHG habla de que hay una ralentización
de la espontaneidad mediante una introspección y una circunspección deliberada para
asegurar que las posibilidades del fondo están verdaderamente agotadas, que ya no
hay miedo a ningún peligro o sorpresa, antes de comprometerse consigo mismo.
En el plano neurótico, el egotismo es una especie de confluencia con la consciencia
(awareness) deliberada y un esfuerzo por controlar lo incontrolable y lo sorprendente.
Antonio Sellés afina el concepto exponiendo como el individuo al desconfiar del
mundo, evita correr riesgos intentando controlar el entorno, apropiándose de él, no
para favorecer el contacto sino para procurarse una seguridad mayor.
Otras interrupciones posibles

Me gustaría matizar el por qué no hago referencia a otras interrupciones del contacto,
y es que dado que los principales PHG, propulsores de la Terapia Gestalt en su obra no
hacen referencia a más interrupciones, y a pesar de otros autores si, he decido no
referirme a ellas.
Por otro lado, si nombrar parte del artículo de Carmen Vázquez titulado “La deflexión
como una retroflexión “simbólica” “el cual dice así:
“Erving y Myriam Polster (1973) en su libro Terapia guestáltica (Gestalt Therapy
Integrated) definen la Deflexión como “una maniobra tendente a soslayar el contacto
directo con otra persona, un medio de enfriar el contacto real. Se quita calor al diálogo
mediante el circunloquio y la verborrea; tomando a risa lo que se dice; evitando mirar
al interlocutor; hablando abstractamente en lugar de especificar; yéndose por las
ramas; saliendo con ejemplos que no vienen al caso, o prescindiendo de ejemplos;
prefiriendo la cortesía a la franqueza; las emociones débiles a las intensas; hablando
de cosas pasadas cuando el presente es más importante, … Todas las deflexiones
destiñen la vida”.
No dicen los Polster si este “desvío” del contacto se hace de una manera consciente o
no pero, sea como fuere, el sujeto no es consciente, no está aware de que el contacto
le resulta imposible, por no decir intolerable.
Más adelante, en el mismo párrafo, los Polster añaden: “Si se puede conseguir que la
energía deflexionada dé de nuevo en el blanco, el sentido de contacto aumenta
considerablemente”. Tampoco dicen cómo podemos hacer para que “de nuevo dé en
el blanco”.
Si tratamos de llevar este mecanismo de evitación al modelo propuesto por Perls,
Hefferline y Goodman en su obra fundacional Gestalt Therapy (1951), veremos que no
está citado ni una sola vez. Los autores de Gestalt Therapy hablan de cinco
mecanismos que interrumpen, de un modo u otro, el contacto, a saber, la confluencia,
la introyección, la proyección, la retroflexión y el egotismo.
Leyendo atentamente el Capítulo XV del PHG veremos que la Deflexión de la que
hablan los Polster puede entenderse como una Retroflexión. Dicen Perls y Goodman:
“Supongamos ahora que la energía de la orientación y la manipulación está
plenamente comprometida con la situación ambiental, ya sea el amor, la rabia, la
piedad, la pena, etc. El individuo debe intervenir pero tiene miedo de herir o ser herido
(destruir y ser destruído)… Normalmente la retroflexión es un proceso de reforma, de
corrección del acercamiento impracticable o la reconsideración de las posibilidades de
la emoción, el reajuste con vistas a otra acción”.
De este modo podemos considerar que cuando el paciente, en el transcurso de una
sesión cambia de conversación, habla del tiempo, desvía el contacto en el aquí y ahora
de la relación terapéutica, es que en otro momento de su vida, cuando aprendió a
relacionarse, la excitación para la acción no encontró el apoyo necesario en el entorno
y no pudiendo ya esa excitación dar marcha atrás, no pudiendo ya romper el
compromiso con el entorno, “reformó” la orientación y la manipulación hacia una
retroflexión. O efectivamente, completó la acción y el entorno no le dio apoyo sino
frustración.
Si podemos definir el objetivo de la Terapia Gestalt como establecer contacto ya que
“el contacto es la realidad más simple y primera” y “recordemos que no importa cómo
se teorice acerca de los impulsos, emociones, etc., ya que siempre nos estaremos
refiriendo a un campo de interacción –el campo organismo-entorno- y no a un animal
aislado”, la sesión terapéutica –el campo organismo-entorno en el aquí y ahora- tiene
que estar encaminada al contacto entre terapeuta y paciente. Hablar de otra cosa
ajena a la sesión, a la relación entre el paciente y el terapeuta sería, en palabras de
Isadore From, “una comunicación perturbada o retroflectada” y por “perturbada”
entiende “que el contacto entre el paciente y el terapeuta, de alguna manera, está
perturbado”, ya que “no existe ninguna función ni animal ni humana que se complete
a sí misma sin objetos y entorno”.
En tanto que terapeutas gestálticos, lo que nos interesa es lo siguiente,: por un lado, la
información contenida en la deflexión. Y esta información estaría dada de una manera
simbólica, metafórica. Pero por otra parte –y a mi entender resulta más importante-,
el hecho es que la deflexión está teniendo lugar en el aquí y ahora del espacio
terapéutico. Mi pregunta interna sería: ¿qué es lo que le hace en este momento decir
lo que está diciendo, contarme a mí lo que está contando o hacer lo que está haciendo
(por ejemplo, mirar hacia otro lado, no mirarme)? Me hago esta pregunta basándome
de nuevo en Perls y Goodman que dicen sobre la Retroflexión: “la energía de la
orientación y de la manipulación está plenamente comprometida con la situación
ambiental”, pero “entonces se vuelve hacia el único objeto inofensivo”, uno mismo,
“quedándose con la frustración del no contacto... Entonces, sentimos remordimientos
y arrepentimiento; damos vueltas a lo pasado, lo reconsideramos, etc... Se arrepiente
de no haber invadido el entorno”. Y mi conclusión es que, de alguna manera, lo que
me está contando o haciendo, y que aparentemente no tiene que ver con nuestra
relación, es algo que quiere decirme acerca de su relación conmigo en el momento
presente.
Este no decir algo referente a la relación no es porque sea inconsciente;
simplemente es algo no consciente, algo de lo que no se da cuenta. ¿Qué es lo que
ocurre para que le resulte difícil a mi paciente vivirme directamente? ¿Es un ajuste
conservador que repite en otros momentos de su vida? ¿Qué ocurre cuando se
deshace la retroflexión y se retoma el contacto?
Lo que le ocurre al paciente para que le resulte difícil vivirme directamente es que está
repitiendo un ajuste conservador. Al no encontrar suficiente apoyo emocional en el
entorno durante su infancia, resolvió creativamente evitar la mirada, no expresar lo
que sentía, pero con la repetición de este esquema lo convirtió en un ajuste
conservador. De esta forma aprendió a cambiar la frustración por satisfacción ya que
“la satisfacción directa de la retroflexión es la sensación de autocontrol”.
(Este último aspecto es el que me vuelve a reafirmar la carga que ejerce el control-
autocontrol y la relación directa que entiendo que tiene con el patrón retroflectivo).

¿Cómo hacer para que mi paciente retome el contacto con el entorno, el contacto
conmigo? Deshacer la Retroflexión. ¿Y cómo deshacer la retroflexión? Dicen Perls y
Goodman “la reforma (en la orientación) no puede ser asimilada ni cambiada, a menos
que se le incluya un nuevo material ambiental”. Y este “nuevo material ambiental”
solo podemos aportarlo en forma de apoyo emocional y redirigiendo la energía de la
retroflexión del paciente hacia el entorno, hacia mí como terapeuta, mediante la
pregunta: “Si eso que estás diciendo o haciendo me lo dijeras o me lo hicieras a mí,
¿qué me estás diciendo o me haces?”. De esta manera deshacemos la retroflexión y
volvemos al contacto puesto que el paciente al verbalizar o hacer lo que estaba
evitando realiza “un ajuste creativo entre el organismo y el entorno”, siendo ésta otra
de las definiciones de Perls y Goodman para el contacto.
En el título del artículo he denominado a la deflexión “retroflexión simbólica” porque,
como es obvio, el contenido de lo verbalizado nunca se refiere directamente a la
relación terapéutica sino que es un contenido metafórico: hablan de “un tiempo
estupendo”, “un encuentro casual con alguien cercano en el pasado”, “una cucaracha
asquerosa en la escalera”…, y es este contenido el que debe de “adaptarse” a la
relación terapéutica o a mí como terapeuta.
¿Qué ocurre cuando se deshace la retroflexión y se retoma el contacto? Al deshacer la
retroflexión, y como respuesta a mi sugerencia, el paciente retoma los sentimientos de
la infancia que al no poder asimilarlos había anulado por el ajuste conservador
mediante la retroflexión. “Es completamente desconcertante ver cómo se paran
bruscamente por culpa de la inseguridad y la timidez"dicen Perls y Goodman. Mi
experiencia es que el paciente efectivamente se vuelve “tímido” y contacta con la
vergüenza ya que, como dice Kaufman, la vergüenza “supone un fracaso interpersonal
significativo”.
Esta vergüenza es “ sobre todo, una ruptura en el campo de la experiencia de sí
mismo; pero esta ruptura, aunque enraizada en la historia, se vive en el presente y
está necesariamente presente, si quiere uno tomarse la molestia de verla, en la
relación terapéutica misma”, “y debe de concedérsela prioridad ya que es una fisura o
una brecha en el campo de la experiencia presente del paciente”, de su experiencia en
la relación terapéutica.
Una vez que el paciente vive sus sentimientos y me los expresa, los comparte conmigo,
es obvio que hay un abundante material en el aquí y ahora para poder reparar esa
“brecha o fisura” de la que habla Wheeler, posibilitando así al paciente el que cada vez
le resulte más fácil hacer contactos en la sesión terapéutica y que como resultado de la
asimilación de estas experiencias, pueda generalizar este funcionamiento a otros
aspectos de su vida.”
Extraigo toda esta parte del artículo, por dos razón; la primera, por el interés que me
promueve el tema de las interrupciones y el hecho de que no haya nombrado, en este caso la
Deflexión. Y se debe, a que al contrastar la información de la que disponía, no he encontrado
consenso entre algunos autores, con lo que he preferido ceñirme a los principales PHG.

Por otro lado, dicho artículo hace referencia no solo a la deflexión como retroflexión, sino que
aporta ideas que despiertan el interés en mí acerca de cómo trabajar en terapia cuando nos
encontramos con las situaciones anteriormente nombradas. Así mismo me he ido viendo
reflejada en mi propio proceso terapéutico, y reafirmando mi patrón retroflectador.
La Retroflexión

El PHG lo define como “las energías que se están expresando, las de la orientación y la
manipulación, están plenamente comprometidas en la situación del entorno, ya sea el
amor, la rabia, la compasión la pena, etc. Pero el individuo no puede hacerles frente y
debe interrumpirlas porque tiene miedo a herir (destruir) o a ser herido.
Necesariamente se va a sentir frustrado: entonces las energías comprometidas se van a
volver contra los únicos objetos disponibles y seguros en el campo, su personalidad y su
propio cuerpo. Son las retroflexiones. Normalmente, la retroflexión es el proceso que
consiste en reformarse a uno mismo, por ejemplo, corrigiendo un enfoque
impracticable o reconsiderando las posibilidades de la emoción, reajustándolas como
fondos para una acción futura. Debido a esto, tenemos remordimientos,
arrepentimientos, recordamos, reconsideramos, etc. Al recrear en la fantasía el objeto
inalcanzable, el deseo puede surgir nuevamente y se satisface con la masturbación. De
modo más general, cualquier acto de autocontrol deliberado durante un compromiso
difícil es una retroflexión.

En el plano neurótico, el retroflectador evita la frustración tratando de no quedar


comprometido en absoluto; esto es, trata de deshacer el pasado, su error, su propia
mancha, sus palabras. Lamenta haber invadido el entorno (excretando). Este deshacer
es obsesivo y repetitivo por la naturaleza de la situación, ya que la nueva formación,
como el resto, solo puede asimilarse si se consigue incluir un nuevo material del
entorno; al deshacer el pasado, el individuo vuelve sin cesar sobre el mismo material.
El entorno tangible del retroflectador está formado únicamente por sí mismo, y echa
sobre sí mismo las energías que ha movilizado. Si es el miedo a destruir lo que ha
movilizado su ansiedad, entonces, sistemáticamente va a torturar su cuerpo y a
producirse dolencias psicosomáticas. *
Si está comprometido en un asunto, actúa inconscientemente para que fracase. Este
proceso, a menudo, se gestiona astutamente para conseguir resultados secundarios
que logren la intención original inhibida: por ejemplo, para no herir a su familia o a sus
amigos, se vuelve contra sí mismo y se produce una enfermedad o un fracaso que
implique a su familia o a sus amigos. Pero no consigue ninguna satisfacción de ello,
solamente más remordimientos.
La satisfacción directa del retroflectador es la sensación de control activo y de estar
ocupado en asuntos que le atañen; de hecho, está obsesivamente ocupado y siente el
impacto de esto en su piel. Sus ideas y sus planes están, generalmente, bien
informados, bien pensados y sentidos con extraordinaria implicación. Pero todo lo más
que consigue es sentirse perplejo y, al final, desengañado por la timidez y la vacilación
que le paraliza la acción. La orientación, es decir, el sentido que el individuo tiene de su
lugar en la situación, parece notable, hasta que se da cuenta de que la posibilidad
práctica más sencilla es ser perdonado. Por eso, hay muchos recuerdos y lo real queda
nublado.
Se puede observar la satisfacción directa de la retroflexión cuando el impulso es
erótico, como la masturbación; la masturbación es una especie de violación. Ya que es
probable que el cuerpo no responda ya a ningún otro cuerpo tangible en el entorno.
Pero como la satisfacción viene a través de la mano agresiva, el placer sexual es
irrelevante.”

Dicho esto, me gustaría desglosar por partes e ir matizando algunos de los aspectos
tratados.
El entorno tangible del retroflectador está formado únicamente por sí mismo, y echa
sobre sí mismo las energías que ha movilizado. Si es el miedo a destruir lo que ha
movilizado su ansiedad, entonces, sistemáticamente va a torturar su cuerpo y a
producirse dolencias psicosomáticas.

Para empezar, centrarme en el matiz psicosomático que incumbe al retroflector,


basándome en mi propio proceso terapéutico. Darme cuenta de cómo he llegado a
retroflectar, hacerme o producirme daño a mí misma a nivel corporal es lo que de
alguna manera me dio el empujón para decidir escribir éste monográfico acerca de
dicha interrupción. Aceptar ese deseo de herir y/o herirme, aceptar y asimilar que he
estado encubriendo las ganas de hacérselo al entorno.
Para contextualizar la situación, hablo de la displasia cervical exponiendo las incógnitas
que en su momento me devinieron y las respuestas que encontré.
Aquí cito algunos de los párrafos del libro “Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer” de la
Dra. Chistiane Northrup, el cual me ayudo a entender que era lo que me pasaba y más
tarde dio pie a que me preguntara porque me pasaba.
Una de las preguntas que se cuestiona en el libro dice así: ¿Cómo la contraje?
“Nadie sabe exactamente por qué una mujer desarrolla una displasia cervical y otra no.
A semejanza del papilomavirus, la displasia cervical está relacionada con el
funcionamiento del sistema inmunitario. En un estudio se comprobó que las mujeres
que tomaban fármacos inmunosupresores para trasplante de riñón tenían siete veces
más posibilidades de desarrollar anormalidades citológicas que las del grupo de
control, formado por pacientes no inmunosuprimidas. Fumar es un riesgo categórico
para anormalidades citológicas conducentes al cáncer del cuello del útero. Se ha
comprobado también que las mujeres que presentan anormalidades en el cuello del
útero tienen niveles más bajos de antioxidantes y ácido fólico en la sangre. Hay una
relación conocida entre las píldoras anticonceptivas y ciertos tipos de displasias
cervicales.33 Esto podría deberse en parte a que la píldora baja el nivel de elementos
nutritivos en la sangre, por ejemplo de las vitaminas B.”
Casualmente otra de las preguntas que sugiere el libro es la siguiente. Digo
casualmente, de manera irónica, puesto que si relaciono esta enfermedad con la
retroflexión, evidentemente también entiendo que el hecho de fumar, de llenar una
parte de mi cuerpo (los pulmones, principalmente) es otra manera de agresión a mi
cuerpo.

“¿Puede el tabaco aumentar el riesgo de displasia cervical? Muchos estudios han


documentado la relación entre el tabaco y la displasia cervical. Incluso se ha
encontrado cotinina, un subproducto tóxico del tabaco, en la mucosa del cuello del
útero de fumadoras. Si fumas, el tabaco afectará adversamente a la inmunidad de las
mucosas vaginal y del cuello del útero.”

El tratamiento que me llevaron a cabo fue la conización.

“Las mujeres han de saber que en algunos estudios se ha comprobado que hasta un 50
por ciento de las anormalidades cervicales moderadas se normalizan sin tratamiento.
Un porcentaje menor de anormalidades más serias también retroceden. Pero a veces
empeoran con cierta rapidez. Dado que nadie sabe qué lesiones van a desaparecer y
cuáles van a desarrollarse rápidamente, recomiendo tratamiento a todas las mujeres
que tengan anormalidades en el cuello del útero.
El objetivo del tratamiento para la displasia cervical es erradicar todo el tejido anormal.
La medicina ginecológica estándar tiene excelentes instrumentos para tratar tanto la
displasia como el cáncer del cuello del útero en sus primeras fases. El índice de curación
por métodos estándar está por encima del 90 por ciento.
Entre los métodos para destruir el tejido cervical anormal se cuentan el láser, la
criocauterización, el ácido tricloroacético y la cauterización con electrodo en bucle. Este
último método se usa para diagnosticar y tratar algunos casos de lesiones escamosas
intraepiteliales que antes precisaban una biopsia por conización, una operación
quirúrgica con anestesia practicada en el hospital. Algunos médicos usan el láser de
este mismo modo. Me ha complacido muchísimo ver cómo sana el cuello del útero
después de una cauterización con electrodo en bucle.
Para estar seguras de que no vuelve la anormalidad es necesario un seguimiento
regular con exámenes citológicos Papanicolau cada tres meses durante un año, y cada
seis después. Pasados varios años de exámenes citológicos normales cada seis meses,
algunas de mis pacientes los siguen haciendo anualmente. Esta es una decisión
personal. Una de mis colegas dice: «Nadie se ha muerto jamás de un seguimiento
atento». Las mujeres que han tenido displasia cervical podrían tener problemas si la
enfermedad progresa; por eso parece apropiado hacer exploraciones más frecuentes.”

Con esto, quiero expresar que dentro del proceso que he llevado a cabo, a pesar de
haber sido uno de los más complicados y/o inquietantes en mi vida, me ha dado lugar
a pararme y darme cuenta de la magnitud de mi poder ante mi cuerpo, y no de manera
omnipotente, sino entendido como la responsabilidad ante mi cuerpo y ante los actos,
hábitos y manera de funcionar que tengo tan instauradas en mi misma. Sobre mi
patrón de conducta retroflecivo.
Añadir también, la visión de Thorwald Dethlefsen y Rudiger Dahlke en su obra “La
enfermedad como camino”, (Cap.II, pag.133),El sistema de defensa.

“Defender equivale a rechazar. El polo opuesto a rechazar es amar. Se ha definido el


amor desde multitud de ángulos y en los planos más diversos, pero cada forma de
amar puede reducirse al acto de dar acogida. En el amor, el ser humano abre barreras
y deja entrar algo que estaba fuera de ellas. A estas barreras solemos llamar Yo (ego) y
todo aquello que queda fuera de la propia identificación es para nosotros el otro. En el
amor, esta barrera se abre para admitir a un Tú que, con la unión, se convertirá en Yo.
Allí donde ponemos barrera rechazamos y donde quitamos la barrera amamos. Desde
Freud utilizamos la expresión de “mecanismo de defensa” para designar los resortes de
la conciencia que impiden la penetración de elementos amenazadores en la ecuación
microcosmos=macrocosmos, ya que todo repudio o rechazo de una manifestación
procedente del entorno es siempre expresión externa de un rechazo psíquico interno.
Todo rechazo consolida nuestro ego, ya que acentúa la separación.

(Traduciendo esto a términos gestálticos, como la interrupción del contacto, la


frontera, en disconformidad con el término utilizado “separación” pues como bien dice
Dan Bloom, el self no es algo que se pueda dividir, sino que co-crea el ser).

Por eso al ser humano la negación le resulta considerablemente más grata que la
afirmación. Cada “no”, cada resistencia, nos permite sentir nuestra frontera, nuestro
Yo, mientras que, en cada “comunión” esta frontera se difumina: no nos sentimos a
nosotros mismos. Es difícil expresar con palabras lo que son los mecanismos de
defensa, ya que solo se puede describir aquello que se reconoce, por lo menos, en otras
personas.” (Como gestáltica discrepo, y expongo que se reconoce porque son
atributos, que aunque en ocasiones de manera no consciente, poseemos a pesar de no
tener consciencia de su existencia en nosotras mismas).

Al hilo de esto, cito el siguiente párrafo de F. Perls en el libro de “Yo hambre y


agresión” Pag.319 :

“En su mayor parte la identificación es un proceso no consciente. La identificación


consciente se da en los conflictos, por ejemplo, entre el ideal y la necesidad
organísmica. Si la identificación consciente (“Yo”) encuentra resistencias crea la
volición (“no haré”), la mayor parte de las veces en forma de interferencia contra el
entorno o contra la autorregulación orgánica (interferencia retroflectada). Entonces, la
volición se origina probablemente en la “negación”.“

En mi caso, el ideal y la necesidad, entran en conflicto y es aquí donde el contacto se


paraliza, se interrumpe y no hay crecimiento, aun habiendo asimilación.
Paradójicamente, si hay “awareness”, si se da la toma de conciencia.
Siguiendo con la experiencia retroflectadora, agregar como define Gianni Francesetti
(“Ataques de páncio y postmodernidad”) la modalidad retroflectadora:
“La imposibilidad de reducir el entorno a uno mismo, esto es, retroflectar, puede
desencadenar el pánico cuando la modalidad retroflectadora de la interrupción del
contacto constituye una parte importante del fondo”.
Por lo común, se da el miedo intenso a estar mal físicamente.
Es importante subrayar que en la ansiedad de estos sujetos está el temor de necesitar
contar con alguno para que le socorra en caso de necesidad, pero en primer lugar, se
da la percepción del cuerpo como pánico distinto de uno mismo y fuera del propio
control. En efecto, el pánico se desencadena no cuando no hay ayuda, sino cuando el
sujeto advierte insólito entre sus sensaciones corporales (o lo imagina o lo recuerda),
advierte el peligro de no poder controlar las consecuencias y después teme tener que
confiar en alguien. Muchas veces el cuerpo es ya entorno ajeno.”
Es evidente que este fragmento de la obra de G.Francesetti no lo he citado al azar.
Han sido varias las ocasiones y diferentes motivos los que me han llevado a necesitar
del entorno y hacerme consciente de las resistencias que me he puesto para indagar la
manera de no depender, de seguir con el control a pesar de ver con cierta claridad que
no eran situaciones controlables. Esto ha hecho que co-dependa de personas de mi
entorno y en especial de las personas de más confianza, situación en la cual mi
fragilidad ha salido a relucir y con ella la sensación de desprotección instaurada en mí,
en mis creencias como retroflectadora.
Otro darme cuenta ha sido mi manera de llegar a terapia, asociada ciertamente a dicho
patrón retroflectivo. Situación de urgencia en mi vida donde por primera vez siento
como las vivencias y experiencias de vida me pesan y golpean con tal intensidad que
evidencian mi debilidad, perder por completo esa falsa sensación de seguridad a la que
tanto apego le tengo, desplomarme y tener consciencia de ello. Buscar la manera de
sostenerme y constatar que sola en esa situación no puedo avanzar. Es con ello, que
aparece mi arrogancia encubierta, mi sentir de omnipotencia que va de la mano del
narcisismo.
Sólo así, fui capaz de valorar mis capacidades de autonomía e independencia, las
cuales asociaba directamente con el hecho de madurar y crecer, lejos de la realidad.
Ahora y tras leer y leer acerca del tema que me atañe, tengo conciencia de como
mezclaba conceptos y/o significados. Así pues, me doy cuenta que madurar es
hacerme responsable de lo que decido, hago y digo. Que una actitud madura es saber
pedir sostén, es mostrar mi parte más frágil con el convencimiento de que puedo
confiar en el entorno, y que de esta manera la relación que establezco es igualitaria,
dado que ese “yo puedo sola con todo” esconde unos aires de superioridad, un estar
por encima, o mejor dicho, una creencia de estar por encima de las demás.
Lo entiendo como una pelea constante entre el perro de arriba y pero de abajo, entre
el opresor y el oprimido.

La retroflexión incluye también aquello que uno quiso de los demás, como adulación,
comprensión, amor o ternura, y no se atrevió a pedir, porque en alguna ocasión fue
desvalorizado, ridiculizado o avergonzado. Estas son otras de las características que se
suelen dar en los patrones de conducta retroflectivos.
¿Qué dice esto de mí? Pues en concordancia con la afirmación que precede, y a pesar
de la resistencia ante la aceptación de esa necesidad de adulación, comprensión,
amor, etc; me reconozco con resignación, avergonzándome, pero ahora sí,
entendiéndome y restándole esa carga de culpabilidad introyectada que suscita la
perpetuación de ese funcionamiento. Se da la asimilación y el crecimiento.
Curación de las retroflexiones patológicas

En la obra “Yo, hambre y agresión” (cap.8, pag.320) de Frederick S. Perls, encontramos


a modo de propuesta unos ejercicios que ayudan a hacerte consciente de la estructura
de las retroflexiones. Y cito textualmente:
“Lo primero de todo, date cuenta de que siempre que se utiliza la palabra “mi mismo”
podrías estar retroflectando alguna actividad. Lo mismo tiene aplicación a un
sustantivo en conexión con “auto”, por ejemplo, auto-reproche.
Como segundo paso, hay que descubrir si la retroflexión tiene más naturaleza A que de
P, si el auto-reproche equivale más a reprochar a alguien o a recibir reproches.
(Cuando Perls habla de A y P, se refiere a: “En la retroflexión, siempre podemos tratar
con una parte consciente (Yo o A) de la personalidad que dirige sus actividades contra
otra parte (“Self” que se mantiene o P), aún cuando el acento esté en P. Incluso aunque
pretendas enseñarte a sí mismo química, a veces vas a preferir que te enseñen).”
Tercero, medita sobre cuáles son las razones que puedes dar; “por qué” deberías no
retroflectar. Encuentra la racionalización que probablemente está encubriendo una
resistencia.
Desde el punto de vista práctico las retroflexiones más importantes son: odio dirigido
contra el Self, narcisismo y autocontrol. La autodestrucción es, por supuesto, la más
peligrosa de todas las retroflexiones. Su hermano menor es la tendencia a reprimir (la
represión es la opresión retroflectada).
Justificación personal

Elegir la retroflexión para desarrollar el monográfico, evidentemente, no ha sido


casual.
Ya desde el taller de primero con Celia Elu, salí diciendo que “esto es el kit de la
cuestión”! Empecé a integrar y asimilar conceptos que permanecían pululando por mi
cabeza pero que ciertamente no tenía bien identificados.
La teoría del Self me abrió otro abanico de posibilidades a la hora de entender el
proceso terapéutico. Y, ya este último año, tras el taller con Carmen Vázquez, terminé
de enamorarme, en este caso de la teoría por lo sencillo, rico y autentico a nivel de
terapia; y de Carmen por su manera de trabajar, por lo genuina que me pareció, por la
simplicidad con la que expresa sus saberes. Podría seguir diciendo cosas maravillosas
acerca de Carmen, pero no es el espacio.
Acerca de la retroflexión, decir que tras haber leído todo lo que he encontrado, y
siendo consciente de que he cambiado en estos últimos tres años, todavía me veo muy
reflejada en este patrón, que me esfuerzo por cambiarlo y a veces olvidándome de
que precisamente eso es otra de las “premisas” por llamarlo de alguna manera, que
hacen que no deje de retroflectar. Es ahí donde me doy cuenta de que lo importante,
en este caso, igual no es querer cambiarme, sino ser consciente (consciencia
inmediata, awareness) de que estoy haciendo esto, o lo otro de forma automática, y
elegir si quiero hacerlo o no, y si soy capaz de intuir el porqué de dicha conducta pues
estupendo, pero si no es así, pues relajarme y valorar el hecho de abrir los ojos y no
funcionar por inercia.
Todo lo indagado y leído en cuanto a la retroflexión me ha servido este último tiempo
para ponérmelo de espejo, algo así como mi propio proceso terapéutico conmigo
misma. (Me sale el narcisismo, y lo peor de todo es que me leo y ahora sí, decido
reírme!) Me refiero a leer, por ejemplo sobre el control, la vigilancia, etc; miro mi
espacio, mi casa, mi habitación, mi armario, y resoplo. Por una parte me veo jodida,
esta necesidad de orden, de mantener los espacios limpios, las cosas bien puestas, la
ropa bien doblada… entro en conflicto entre lo que realmente quiero de una
determinada manera y lo que hago por rutina como forma de tener todo controlado.
Es en este punto en el que me encuentro. Valorando y ubicando si se debe a una parte,
que entiendo para mi sana, o a otra menos sana, en la que si me pongo a escarbar
puedo encontrar destellos de este patrón retroflectivo con el que llevo tanto tiempo
funcionando y que desde luego hasta aquí me ha traído, cosa que también valoro, pero
que ya no me sirve para justificarme.
Recuerdo el primer domingo al salir del primer taller de la formación el comentario
que nos hicimos Maitane y yo, la una a la otra “pues yo no tengo tanto que
trabajarme…” ahora solo me sale reírme, con cariño, de la ignorancia con que soltamos
tan a la ligera aquel comentario. Ahora a punto de terminar tercero, tengo unas
carpetas almacenadas en mi cabeza que me recuerdan la de cosas que tengo por
trabajarme.
Bibliografia

 Frederick S. Perls, Ralph F.Hefferline, Paul Goodman (2006) Terapia Gestalt:


excitación y crecimiento de la personalidad.
 Frederick S. Perls. Yo, hambre y agresión. Una revisión de la teoría y del método
de Freud.
 Gianni Francesetti. Ataques de pánico y postmodernidad. La psicoterapia de la
Gestalt entre clínica y sociedad.
 Jean Marie Robine. (1997)La terapia Gestalt. Ed. Morisset-essentials. Valencia
 Ángeles Martín. (2006) Manual práctico de Psicoterapia Gestalt. Ed. Descleé de
brouwer. Bilbao
 Christiane Northrup. (2006) Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer. Ed.Urano.
Barcelona
 Antonio Sellés. Apuntes de Segundo de la Formación en Terapia Gestalt. Bidean

 Dan Bloom. http://gestaltnet.net/al-dia/actividades/seminarios-online-de-


profundizacio%CC%81n-en-terapia-gestalt-con-dan-bloom-con El Self:
estructuración y funcionamiento.
Índice

1. El Self en terapia Gestalt ……………………………………………………………………………………


1.1 El Self descrito por Frederick S. Perls, Ralph F.Hefferline, Paul Goodman .
1.2 El Self descrito por Dan Bloom ………………………………………………………………
1.3 El Self descrito por Jean Marie Robine ………………………………………………….

2. ¿Cómo se da la perdida de las funciones-yo? ........................................................


3. Interrupciones del contacto ……………………………………………………………………………….
3.1 Otras interrupciones posibles ………………………………………………………………
4. La Retroflexión …………………………………………………………………………………………………….
5. Curación de las retroflexiones patológicas ………..…………………………………………………

6. Justificacion personal …………………………………………………………………………………………..


7. Bibliografía …………………………………………………………………………………………………………..

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