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El self organiza las percepciones, las propriocepciones, las necesidades biológicas, las
emociones, las experiencias. Es “la función de contactar el efímero presente real”. Sin
embargo, es una función de la fisiología del organismo, pero no es exclusivamente del
organismo: como una función y un acontecimiento, el self organiza todos los aspectos
de la experiencia del campo, esto es, al organismo y al entorno.
El self es la unidad sintética del experienciar.
Está en equilibrio en la frontera-contacto: no es enteramente ni activo ni pasivo, sino
que es espontáneo. El self, como modo medio, no es consciente de si mismo como una
“cosa” aparte de alguna “otra cosa”, sino que simplemente está como “contactando”.
Si el Awareness es la luz del Ser, el self es la visión del Ser.
Con el self en la frontera-contacto, estamos afirmando una noción radical de la
relación de una persona con otras, pasadas, presentes o futuras. Su poder es dar la
claridad a la emergencia de la figura y fluidez a la figura/fondo, a esto lo llamamos el
criterio autónomo del self.
Sin embargo, cuando el lugar del experimentar está colocado como sí estuviera fuera
de la frontera-contacto, olvidamos la espléndida elegancia de la formación de la gestalt
fluida como criterio autónomo de salud. La patología entonces puede colocarse ahora
en una persona sacada del campo organismo-entorno. De este modo, el poder se
colocar en el profesional, que se sitúa como un observador aparte de la experiencia del
paciente.
(…)Pero, cuando el self es comprendido como un acontecimiento de la frontera-
contacto, estamos afirmando una teoría inherentemente igualitaria, en donde a lo
sumo el respeto y la confianza se otorga a la figura que surge del campo organismo-
entorno: el self.
El self no es un fenómeno accidental de la experiencia. Su función informa de su
existencia. Funciona como –y es- una relación dinámica, una organización en
formación siempre en movimiento y siempre cambiante y cambiadora de las
experiencias como las fuerzas y las contrariedades en el desarrollo del campo.
Como funciones del organismo en un campo complicado, las funciones del self como
organismo, son requeridas para tareas cada vez más complicadas y sus soluciones. Esas
soluciones son los ajustes creativos. Cuando se incrementa la deliberación y la
actividad, hay más self. Cuando hay más quietud, hay una disminución del self.
La actividad del self puede desarrollarse como un proceso temporal expresado por la
secuencia de precontacto, tomar contacto, contacto final y postcontacto.
Estas estructuras parciales se dan en la siguiente secuencia toscamente como sigue: en
el precontacto, la función ello en acción es una urgencia en el fondo corporal del
organismo o un estímulo del ambiente, incluyendo los asuntos no acabados de los
contactos anteriores interrumpidos o rotos. La función yo en acción surge desde el
fondo de la función ello en acción, es el aspecto del contactar que incluye la
discriminación, la orientación, la alienación y la identificación. Y aquí es donde
podemos identificar fácilmente el contactar y el contacto final. La función personalidad
en acción aporta el fondo de las actitudes y de los aprendizajes sociales con los que se
desarrolla esta secuencia. Como tal, se despliega a lo largo de la secuencia. El final y el
postcontacto suponen un self pequeño. Una explicación completa de esto empujaría a
cualquier simplificación y a trivializar o a coger muchas otras cosas del resto de esta
mañana para clarificarlo.
La neurosis es una perturbación de las funciones del self. Es una habitual y no
consciente interrupción del contactar que llevan a una acumulación de situaciones
inconclusas las cuales entonces continúan de nuevo interrumpiendo el contactar. La
neurosis es entendida principalmente como las pérdidas de la función yo en acción,
pero en nuestra teoría holística, puede haber una pérdida de la función yo en acción
simultáneamente con otras perturbaciones en las otras estructuras parciales del self,
las funciones ello y personalidad.
Jean Marine Robine destaca, de manera breve, las tres funciones del Self:
La función ello es la función que concierne a la emergencia de la necesidad más
próxima: necesidades, deseos, pulsiones, apetitos, situaciones sin acabar. Es
esencialmente una función que se desplega en el cuerpo, de instante en instante, y se
manifiesta a través de las sensaciones (pero no únicamente). Sobre el modo del “ello”
yo no me siento responsable sobre lo que me llega, ello me llega: yo tengo hambre, yo
tengo sed, es así. Soy claramente yo el que lo hago pero yo no me siento responsable
de ello.
Es gracias a la función personalidad que voy a ser capaz de responder a la cuestión:
¿Quién eres tú? Es lo que yo sé, con razón o sin ella, de mí, de mi experiencia, es eso
que yo pienso que soy yo, (¡lo que no quiere decir que yo sea eso!) es eso que yo pienso
que soy yo. La función personalidad designa la representación, no siempre consciente,
que yo me hago de mí misma. Es así que se fija la experiencia en su puesta potencial en
palabras.
Estas dos funciones, sea simultáneamente, sea separadamente, van a comprometerse
en el contacto con el mundo a través de la función yo que va a realizar las
identificaciones y alienaciones. Estas elecciones van a expresar, exteriorizar, actuar, la
función personalidad o la función ello.
¿Cómo se da la perdida de las funciones-yo?
Jean Marie Robine expone cuando hay una pérdida del funcionamiento del modo “Yo”
en esa ausencia se precipitan un cierto número de fenómenos que serán, a su manera,
fenómenos de contacto y de frontera. La función del yo es asegurar la puesta en
frontera del organismo y del entorno: el fenómeno sustitutivo de un funcionamiento
sano del modo “Yo” deberá presentarse también como un fenómeno de frontera.
Interrupciones del contacto
Otra interrupción del ciclo de contacto es la introyección, definida según Jean Marie
Robine como “un medio de interrumpir el contacto con el mundo, cuando el sujeto
pierde su capacidad de identificación/alienación sustituyendo a su propio deseo por el
deseo de otro.”
Para Antonio Sellés la introyección es otra de las formas de interrumpir el proceso
durante la excitación (Toma de contacto). La situación y la persona han mostrado la
posibilidad de algo emocionante, pero el sujeto desplaza su deseo a favor del de otra
persona, generalmente de su pasado, alguna figura importante para él/ella y de la cual
no quería perder el aprecio. Así, escucha en su cabeza instrucciones que oyó en su
pasado, en el sentido de lo no apropiado de la situación (inmaduro, impropio de mi,
desagradable, ridículo, etc.) y frustra su necesidad mediante la inhibición.
Me gustaría matizar el por qué no hago referencia a otras interrupciones del contacto,
y es que dado que los principales PHG, propulsores de la Terapia Gestalt en su obra no
hacen referencia a más interrupciones, y a pesar de otros autores si, he decido no
referirme a ellas.
Por otro lado, si nombrar parte del artículo de Carmen Vázquez titulado “La deflexión
como una retroflexión “simbólica” “el cual dice así:
“Erving y Myriam Polster (1973) en su libro Terapia guestáltica (Gestalt Therapy
Integrated) definen la Deflexión como “una maniobra tendente a soslayar el contacto
directo con otra persona, un medio de enfriar el contacto real. Se quita calor al diálogo
mediante el circunloquio y la verborrea; tomando a risa lo que se dice; evitando mirar
al interlocutor; hablando abstractamente en lugar de especificar; yéndose por las
ramas; saliendo con ejemplos que no vienen al caso, o prescindiendo de ejemplos;
prefiriendo la cortesía a la franqueza; las emociones débiles a las intensas; hablando
de cosas pasadas cuando el presente es más importante, … Todas las deflexiones
destiñen la vida”.
No dicen los Polster si este “desvío” del contacto se hace de una manera consciente o
no pero, sea como fuere, el sujeto no es consciente, no está aware de que el contacto
le resulta imposible, por no decir intolerable.
Más adelante, en el mismo párrafo, los Polster añaden: “Si se puede conseguir que la
energía deflexionada dé de nuevo en el blanco, el sentido de contacto aumenta
considerablemente”. Tampoco dicen cómo podemos hacer para que “de nuevo dé en
el blanco”.
Si tratamos de llevar este mecanismo de evitación al modelo propuesto por Perls,
Hefferline y Goodman en su obra fundacional Gestalt Therapy (1951), veremos que no
está citado ni una sola vez. Los autores de Gestalt Therapy hablan de cinco
mecanismos que interrumpen, de un modo u otro, el contacto, a saber, la confluencia,
la introyección, la proyección, la retroflexión y el egotismo.
Leyendo atentamente el Capítulo XV del PHG veremos que la Deflexión de la que
hablan los Polster puede entenderse como una Retroflexión. Dicen Perls y Goodman:
“Supongamos ahora que la energía de la orientación y la manipulación está
plenamente comprometida con la situación ambiental, ya sea el amor, la rabia, la
piedad, la pena, etc. El individuo debe intervenir pero tiene miedo de herir o ser herido
(destruir y ser destruído)… Normalmente la retroflexión es un proceso de reforma, de
corrección del acercamiento impracticable o la reconsideración de las posibilidades de
la emoción, el reajuste con vistas a otra acción”.
De este modo podemos considerar que cuando el paciente, en el transcurso de una
sesión cambia de conversación, habla del tiempo, desvía el contacto en el aquí y ahora
de la relación terapéutica, es que en otro momento de su vida, cuando aprendió a
relacionarse, la excitación para la acción no encontró el apoyo necesario en el entorno
y no pudiendo ya esa excitación dar marcha atrás, no pudiendo ya romper el
compromiso con el entorno, “reformó” la orientación y la manipulación hacia una
retroflexión. O efectivamente, completó la acción y el entorno no le dio apoyo sino
frustración.
Si podemos definir el objetivo de la Terapia Gestalt como establecer contacto ya que
“el contacto es la realidad más simple y primera” y “recordemos que no importa cómo
se teorice acerca de los impulsos, emociones, etc., ya que siempre nos estaremos
refiriendo a un campo de interacción –el campo organismo-entorno- y no a un animal
aislado”, la sesión terapéutica –el campo organismo-entorno en el aquí y ahora- tiene
que estar encaminada al contacto entre terapeuta y paciente. Hablar de otra cosa
ajena a la sesión, a la relación entre el paciente y el terapeuta sería, en palabras de
Isadore From, “una comunicación perturbada o retroflectada” y por “perturbada”
entiende “que el contacto entre el paciente y el terapeuta, de alguna manera, está
perturbado”, ya que “no existe ninguna función ni animal ni humana que se complete
a sí misma sin objetos y entorno”.
En tanto que terapeutas gestálticos, lo que nos interesa es lo siguiente,: por un lado, la
información contenida en la deflexión. Y esta información estaría dada de una manera
simbólica, metafórica. Pero por otra parte –y a mi entender resulta más importante-,
el hecho es que la deflexión está teniendo lugar en el aquí y ahora del espacio
terapéutico. Mi pregunta interna sería: ¿qué es lo que le hace en este momento decir
lo que está diciendo, contarme a mí lo que está contando o hacer lo que está haciendo
(por ejemplo, mirar hacia otro lado, no mirarme)? Me hago esta pregunta basándome
de nuevo en Perls y Goodman que dicen sobre la Retroflexión: “la energía de la
orientación y de la manipulación está plenamente comprometida con la situación
ambiental”, pero “entonces se vuelve hacia el único objeto inofensivo”, uno mismo,
“quedándose con la frustración del no contacto... Entonces, sentimos remordimientos
y arrepentimiento; damos vueltas a lo pasado, lo reconsideramos, etc... Se arrepiente
de no haber invadido el entorno”. Y mi conclusión es que, de alguna manera, lo que
me está contando o haciendo, y que aparentemente no tiene que ver con nuestra
relación, es algo que quiere decirme acerca de su relación conmigo en el momento
presente.
Este no decir algo referente a la relación no es porque sea inconsciente;
simplemente es algo no consciente, algo de lo que no se da cuenta. ¿Qué es lo que
ocurre para que le resulte difícil a mi paciente vivirme directamente? ¿Es un ajuste
conservador que repite en otros momentos de su vida? ¿Qué ocurre cuando se
deshace la retroflexión y se retoma el contacto?
Lo que le ocurre al paciente para que le resulte difícil vivirme directamente es que está
repitiendo un ajuste conservador. Al no encontrar suficiente apoyo emocional en el
entorno durante su infancia, resolvió creativamente evitar la mirada, no expresar lo
que sentía, pero con la repetición de este esquema lo convirtió en un ajuste
conservador. De esta forma aprendió a cambiar la frustración por satisfacción ya que
“la satisfacción directa de la retroflexión es la sensación de autocontrol”.
(Este último aspecto es el que me vuelve a reafirmar la carga que ejerce el control-
autocontrol y la relación directa que entiendo que tiene con el patrón retroflectivo).
¿Cómo hacer para que mi paciente retome el contacto con el entorno, el contacto
conmigo? Deshacer la Retroflexión. ¿Y cómo deshacer la retroflexión? Dicen Perls y
Goodman “la reforma (en la orientación) no puede ser asimilada ni cambiada, a menos
que se le incluya un nuevo material ambiental”. Y este “nuevo material ambiental”
solo podemos aportarlo en forma de apoyo emocional y redirigiendo la energía de la
retroflexión del paciente hacia el entorno, hacia mí como terapeuta, mediante la
pregunta: “Si eso que estás diciendo o haciendo me lo dijeras o me lo hicieras a mí,
¿qué me estás diciendo o me haces?”. De esta manera deshacemos la retroflexión y
volvemos al contacto puesto que el paciente al verbalizar o hacer lo que estaba
evitando realiza “un ajuste creativo entre el organismo y el entorno”, siendo ésta otra
de las definiciones de Perls y Goodman para el contacto.
En el título del artículo he denominado a la deflexión “retroflexión simbólica” porque,
como es obvio, el contenido de lo verbalizado nunca se refiere directamente a la
relación terapéutica sino que es un contenido metafórico: hablan de “un tiempo
estupendo”, “un encuentro casual con alguien cercano en el pasado”, “una cucaracha
asquerosa en la escalera”…, y es este contenido el que debe de “adaptarse” a la
relación terapéutica o a mí como terapeuta.
¿Qué ocurre cuando se deshace la retroflexión y se retoma el contacto? Al deshacer la
retroflexión, y como respuesta a mi sugerencia, el paciente retoma los sentimientos de
la infancia que al no poder asimilarlos había anulado por el ajuste conservador
mediante la retroflexión. “Es completamente desconcertante ver cómo se paran
bruscamente por culpa de la inseguridad y la timidez"dicen Perls y Goodman. Mi
experiencia es que el paciente efectivamente se vuelve “tímido” y contacta con la
vergüenza ya que, como dice Kaufman, la vergüenza “supone un fracaso interpersonal
significativo”.
Esta vergüenza es “ sobre todo, una ruptura en el campo de la experiencia de sí
mismo; pero esta ruptura, aunque enraizada en la historia, se vive en el presente y
está necesariamente presente, si quiere uno tomarse la molestia de verla, en la
relación terapéutica misma”, “y debe de concedérsela prioridad ya que es una fisura o
una brecha en el campo de la experiencia presente del paciente”, de su experiencia en
la relación terapéutica.
Una vez que el paciente vive sus sentimientos y me los expresa, los comparte conmigo,
es obvio que hay un abundante material en el aquí y ahora para poder reparar esa
“brecha o fisura” de la que habla Wheeler, posibilitando así al paciente el que cada vez
le resulte más fácil hacer contactos en la sesión terapéutica y que como resultado de la
asimilación de estas experiencias, pueda generalizar este funcionamiento a otros
aspectos de su vida.”
Extraigo toda esta parte del artículo, por dos razón; la primera, por el interés que me
promueve el tema de las interrupciones y el hecho de que no haya nombrado, en este caso la
Deflexión. Y se debe, a que al contrastar la información de la que disponía, no he encontrado
consenso entre algunos autores, con lo que he preferido ceñirme a los principales PHG.
Por otro lado, dicho artículo hace referencia no solo a la deflexión como retroflexión, sino que
aporta ideas que despiertan el interés en mí acerca de cómo trabajar en terapia cuando nos
encontramos con las situaciones anteriormente nombradas. Así mismo me he ido viendo
reflejada en mi propio proceso terapéutico, y reafirmando mi patrón retroflectador.
La Retroflexión
El PHG lo define como “las energías que se están expresando, las de la orientación y la
manipulación, están plenamente comprometidas en la situación del entorno, ya sea el
amor, la rabia, la compasión la pena, etc. Pero el individuo no puede hacerles frente y
debe interrumpirlas porque tiene miedo a herir (destruir) o a ser herido.
Necesariamente se va a sentir frustrado: entonces las energías comprometidas se van a
volver contra los únicos objetos disponibles y seguros en el campo, su personalidad y su
propio cuerpo. Son las retroflexiones. Normalmente, la retroflexión es el proceso que
consiste en reformarse a uno mismo, por ejemplo, corrigiendo un enfoque
impracticable o reconsiderando las posibilidades de la emoción, reajustándolas como
fondos para una acción futura. Debido a esto, tenemos remordimientos,
arrepentimientos, recordamos, reconsideramos, etc. Al recrear en la fantasía el objeto
inalcanzable, el deseo puede surgir nuevamente y se satisface con la masturbación. De
modo más general, cualquier acto de autocontrol deliberado durante un compromiso
difícil es una retroflexión.
Dicho esto, me gustaría desglosar por partes e ir matizando algunos de los aspectos
tratados.
El entorno tangible del retroflectador está formado únicamente por sí mismo, y echa
sobre sí mismo las energías que ha movilizado. Si es el miedo a destruir lo que ha
movilizado su ansiedad, entonces, sistemáticamente va a torturar su cuerpo y a
producirse dolencias psicosomáticas.
“Las mujeres han de saber que en algunos estudios se ha comprobado que hasta un 50
por ciento de las anormalidades cervicales moderadas se normalizan sin tratamiento.
Un porcentaje menor de anormalidades más serias también retroceden. Pero a veces
empeoran con cierta rapidez. Dado que nadie sabe qué lesiones van a desaparecer y
cuáles van a desarrollarse rápidamente, recomiendo tratamiento a todas las mujeres
que tengan anormalidades en el cuello del útero.
El objetivo del tratamiento para la displasia cervical es erradicar todo el tejido anormal.
La medicina ginecológica estándar tiene excelentes instrumentos para tratar tanto la
displasia como el cáncer del cuello del útero en sus primeras fases. El índice de curación
por métodos estándar está por encima del 90 por ciento.
Entre los métodos para destruir el tejido cervical anormal se cuentan el láser, la
criocauterización, el ácido tricloroacético y la cauterización con electrodo en bucle. Este
último método se usa para diagnosticar y tratar algunos casos de lesiones escamosas
intraepiteliales que antes precisaban una biopsia por conización, una operación
quirúrgica con anestesia practicada en el hospital. Algunos médicos usan el láser de
este mismo modo. Me ha complacido muchísimo ver cómo sana el cuello del útero
después de una cauterización con electrodo en bucle.
Para estar seguras de que no vuelve la anormalidad es necesario un seguimiento
regular con exámenes citológicos Papanicolau cada tres meses durante un año, y cada
seis después. Pasados varios años de exámenes citológicos normales cada seis meses,
algunas de mis pacientes los siguen haciendo anualmente. Esta es una decisión
personal. Una de mis colegas dice: «Nadie se ha muerto jamás de un seguimiento
atento». Las mujeres que han tenido displasia cervical podrían tener problemas si la
enfermedad progresa; por eso parece apropiado hacer exploraciones más frecuentes.”
Con esto, quiero expresar que dentro del proceso que he llevado a cabo, a pesar de
haber sido uno de los más complicados y/o inquietantes en mi vida, me ha dado lugar
a pararme y darme cuenta de la magnitud de mi poder ante mi cuerpo, y no de manera
omnipotente, sino entendido como la responsabilidad ante mi cuerpo y ante los actos,
hábitos y manera de funcionar que tengo tan instauradas en mi misma. Sobre mi
patrón de conducta retroflecivo.
Añadir también, la visión de Thorwald Dethlefsen y Rudiger Dahlke en su obra “La
enfermedad como camino”, (Cap.II, pag.133),El sistema de defensa.
Por eso al ser humano la negación le resulta considerablemente más grata que la
afirmación. Cada “no”, cada resistencia, nos permite sentir nuestra frontera, nuestro
Yo, mientras que, en cada “comunión” esta frontera se difumina: no nos sentimos a
nosotros mismos. Es difícil expresar con palabras lo que son los mecanismos de
defensa, ya que solo se puede describir aquello que se reconoce, por lo menos, en otras
personas.” (Como gestáltica discrepo, y expongo que se reconoce porque son
atributos, que aunque en ocasiones de manera no consciente, poseemos a pesar de no
tener consciencia de su existencia en nosotras mismas).
La retroflexión incluye también aquello que uno quiso de los demás, como adulación,
comprensión, amor o ternura, y no se atrevió a pedir, porque en alguna ocasión fue
desvalorizado, ridiculizado o avergonzado. Estas son otras de las características que se
suelen dar en los patrones de conducta retroflectivos.
¿Qué dice esto de mí? Pues en concordancia con la afirmación que precede, y a pesar
de la resistencia ante la aceptación de esa necesidad de adulación, comprensión,
amor, etc; me reconozco con resignación, avergonzándome, pero ahora sí,
entendiéndome y restándole esa carga de culpabilidad introyectada que suscita la
perpetuación de ese funcionamiento. Se da la asimilación y el crecimiento.
Curación de las retroflexiones patológicas