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De las vacas gordas

Todas las críticas que escuchamos sobre el peronismo refieren a su alto nivel de corrupción al
mismo tiempo que insisten en la “época de vacas gordas” de la cual se benefició.

El primer gobierno de Juan Domingo Perón (1946-1955) fue señalado como un beneficiario de
“las vacas gordas”, paradójico en gran parte ya que Europa, receptora principal de nuestras
exportaciones, contaba con una moneda devaluada y faltaban más de 50 años para que la idea
de Euro al menos existiera. Por su parte la década (+3) que abarca el gobierno de Néstor
Kirchner y las dos presidencias de Cristina Fernández de Kirchner (2002-2015) fue nuevamente
señalada como beneficiaría de una “época de vacas gordas” a la que se debió el crecimiento
económico de carácter innegable. Actualmente, según nuestro actual presidente y toda su
cámara vivimos en un mundo en retracción, hablemos sino del efecto de Turquía solo por
mencionar el más cercano en el tiempo.

Así me pregunto desde una lógica más filosófica que económica, tomando a Paul Ricouer en su
sentido de la narración y el tiempo, la narración como una creadora de sentidos; a Claude Lévi-
Strauss como el gran exponente capaz de explicar el fenómeno de los mitos como portadores
de sentido y, finalmente, a Roland Barthes en su estudio “Mitologías” donde desarma los
relatos que dan sentido a la sociedad francesa (desde el bife de chorizo y las papas fritas hasta
los anuncios de jabón): ¿No será que “las vacas gordas” no existen y son solo un entramado
mítico que permite sostener un discurso de ataque contra un modelo de Estado que está
presente y redistribuye el ingreso?

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