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Catálogo de las obras más importantes de

LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827)


según las tres etapas diseñadas por Reicha1.

PRIMERA ETAPA
Se extiende hasta 1800

Op 1 Tres trios para violín, cello y piano (1795)


Op 2 Tres sonatas para piano (publicadas en 1797)
Op 5 Dos sonatas para cello y piano (publicadas en 1797)
Op 7 Sonata para piano (publicada en 1797)
Op 10 Tres sonatas para piano (publicadas en 1798)
Op 12 Tres sonatas para violín y piano (publicadas en 1799)
Op 13 Sonata para piano (“Patética”) (publicada en 1799)
Op 15 Concierto para piano y orquesta nro.1 (publicado en 1801)
Op 19 Concierto para piano y orquesta nro.2 de 1795 (en realidad corresponde al
primero)
Op 18 Seis cuartetos para cuerdas (compuestos en 1800)
Op 20 Septimino (obra que le dio mucha fama)
Op 21 Primera Sinfonía (compuesta en 1800)
Op 37 Concierto para piano y orquesta (compuesto en 1800)
(esta obra puede ser considerada como de transición hacia la etapa siguiente)

SEGUNDA ETAPA
Se extiende desde 1801 hasta 1815

Op 27 Sonatas para piano (compuestas y publicadas entre 1801 y 1804)


Op 55 Tercera Sinfonía (“Eroica”)
Op 57 Sonata para piano (“Appasionata”) (1804)
Op 58 Concierto para piano y orquesta nro. 4 (1805)
Op 59 Tres cuartetos para cuerdas (“Rasoumovky”) (1805)
Op 60 Cuarta Sinfonía (1806)
Op 61 Concierto para violín y orquesta (1806)
Op 67 Quinta Sinfonía (1805)
Op 68 Sexta Sinfonía (“Pastoral”) (1805-06)
Op 72 “Fidelio”2 (primera versión 1803-versión definitiva 1814)
Op 73 Concierto para piano y orquesta nro. 5 (1809)
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Anton (Antonin o Antoine) Reicha (o Rejcha) (Praga, 1770-París, 1836) Flautista, compositor y teórico
musical checo nacionalizado francés. Fue amigo de juventud de Beethoven y alumno de Haydn. Gracias al
éxito obtenido por sus 26 Quintetos para instrumentos de viento, en 1818 fue nombrado profesor del
Conservatorio de París, donde tuvo como discípulos a Berlioz, Liszt, Franck y Gounod. Escribió abundante
música y varios tratados teóricos y pedagógicos (Tratado de melodía, 1814; Tratado de alta composición
musical, 1826; El arte del compositor dramático, 1833).
Op 78 Sonata para piano (“a Teresa”) (1810)
Op 81 Sonata para piano (“Los Adioses”) (1810)
Op 91 Fantasía para orquesta “La batalla de Vitoria o la Victoria de Wellington”3
(1813)
Op 92 Séptima Sinfonía (1812)
OP 93 Octava Sinfonía (1812)
Op 97 Trio para violín cello y piano (“Archiduque”) (1810-11)

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La obra, única ópera del compositor, se enmarca dentro de lo que se ha venido en llamar la segunda etapa del
artista (1801-1815), esto es, una etapa de transición, en donde da por agotadas las viejas fórmulas del
clasicismo y se adentra en nuevas con el fin de poder dar a la música una serie de sentimientos.

          Estos sentimientos no sólo aparecen por lo que al tema se refiere: Leonora es un prototipo de lucha por
un ideal, algo así como una alegoría de la revolución y la libertad; si no también por los nuevos elementos
musicales que utiliza en la obra tales como la función importantísima del coro, circunstancia novedosa, o la
gran instrumentación y orquestación de la misma, hasta tal punto que las tesituras de los personajes han de ser
muy poderosas para poder elevarse sobre los instrumentos. Circunstancia que hace que necesariamente se
abandone las tradiciones bell cantistas, en aras de una mayor dramatización del personaje. Esto mismo
volverá a utilizar Wagner en sus obras, en donde no sólo por el drama en donde se mueven sus personajes,
sino por la elevada orquestación de las mismas, los cantantes han de tener una gran fortaleza en la voz, hasta
tal punto que en ocasiones se habla de tesitura wagnerianas. 

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La pieza musical es, como señala Beethoven, una Fantasía para orquesta.  Se trata de La Victoria de
Wellington o Sinfonía de la batalla, también conocida como La batalla de Vitoria.  De Vitoria, no de la
victoria, como a veces, equivocadamente se la denomina. Fue compuesta para festejar, en un momento en el
que Austria se aliaba con Inglaterra contra Francia, la victoria de Wellington en Vitoria ( España) contra los
franceses el 21 de junio de 1813.  El compositor la escribió a petición de Johann Nepomuk Mälzel, inventor
del metrónomo moderno y de varios extraños aparatos, uno de ellos llamado Panharmonikon,  un mecanismo
capaz de reproducir el sonido de toda una compañía de instrumentos de viento.  La obra consta de dos partes,
de las cuales solo la primera esta finalmente compuesta para el artefacto.

Pero el estreno, en Viena en diciembre de aquel año, se hizo en una versión únicamente para orquesta.  El
éxito fue rotundo. La obra hace escuchar, en medio de cañonazos y otros sonidos onomatopéyicos, el "Rule
Britannia" ingles y el "Marlborough s'en va-en-guerre" francés, que acaban enfrentándose fragorosamente, y
concluye con el "God save the King".

La batalla entre ingleses, portugueses y españoles comandados por el duque de Wellington contra los
franceses comandados por el rey de España José Bonaparte.

En mayo de 1813 Wellington amenazó la línea de retirada de los franceses y les obligó a evacuar Madrid. El
rey José en vista de los movimientos del adversario, se retiró a Valladolid y de allí a Palencia y a Burgos, con
el objetivo de detener a Wellington. Desgraciadamente para el rey José, los aliados habían rebasado ya sus
líneas. José dispuso la concentración de todas sus tropas en la llanada Vitoria, Resuelto a defenderse En la
línea de Zadorra. El monarca, reunidas ya las fuerzas de Reille, Gazán y Drouet, se situó a la derecha e
izquierda de la capital alavesa, apoyando su derecha en unas alturas inmediatas a esta población. Las fuerzas
de los franceses eran inferiores a las de los aliados, pues solo constaba de 70.000 hombres, pero superior en
caballería y artillería. El día 19 de junio entró en Vitoria. Las fuerzas aliadas que iban a trabar batalla
ascendían a 83.000 hombres, de ellos 41.000 ingleses, 25.000 portugueses y los restantes españoles.   Al
clarear el 21 de junio se inicia la batalla y después de tenaz resistencia y de brillantes operaciones militares,
retirose el ejército francés en masa, perseguido vigorosamente por el ejército aliado, lo que provocó en sus

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TERCERA ETAPA
Se extiende desde 1816 hasta 1827

Op 98 Ciclo de canciones (“A la amada lejana”, “An die ferne Geliebte”) (1816)
Op 101 Sonata para piano (1817)
Op 102 Dos sonatas para cello y piano (1815-17)
Op 106 Sonata para piano (“Hammerklavier”) (1818-19)
Op 109 Sonata para piano (1820)
Op 110 Sonata para piano (1821)
Op 111 Sonata para piano (1822)
Op 120 Variaciones para piano “Diabelli” (1823)
Op 123 Gran Misa Solemne (1818-19)
Op 125 Novena Sinfonía “Coral” (1817-23)
Op 127 Cuarteto para cuerdas nro. 12 (1823-24)
Op 130 Cuarteto para cuerdas nro. 13 (1825-26)
Op 131 Cuarteto para cuerdas nro. 14 (1826)
Op 132 Cuarteto para cuerdas nro. 15 (1825)
Op 133 “Gran Fuga” para cuarteto de cuerdas (1825-26)
Op 135 Cuarteto para cuerdas nro. 16 (1826)

Con Ludwig van Beethoven comienza la desaparición del clasicismo y el principio del
romanticismo. Su obra, en líneas generales, muestra la lucha interior del compositor: la pasión,
la dinámica, el contraste... elementos que de por sí no son nuevos, pero que en las manos de
Beethoven se convertirán en pautas a seguir por el nuevo estilo musical.

  Su obra, se divide en tres grandes periodos, por un lado un estilo clásico llamado de
“asimilación” (1795-1801) en donde el artista está influenciado directamente por Mozart y
Haydn; en segundo lugar ( 1802-1815) el estilo de “transición” en donde se observa un cambio
de rumbo al considerar el clasicismo como agotado, tratando para salir del modelo de plasmar
en la música una serie de emociones del ser humano, ejemplo de esta etapa será Fidelio;
finalmente el tercer periodo (1816-1827) en donde el compositor terminará refugiándose en su
mundo interior.

José Enrique Peláez Malagón. Doctor en Historia del Arte (Universidad de Valencia). 

filas confusión y desorden. Más de 2.000 carros cargados de artillería, de munición o de ricas preseas, fruto de
la rapiña del invasor, se aglomeran y chocan sin concierto en la huída. Cayó muerto del caballo del General
Jourdan, que perdió su bastón de mando, José perdió la espada que le regaló la ciudad de Nápoles, y sólo
logró salvar la vida huyendo a caballo, bajo la protección de 50 dragones, que contenían a los húsares
ingleses. El desastre fue definitivo y el botín inmenso, rescatándose preciosas alhajas, objetos rarísimos de
ciencias naturales y joyas arrancadas de los museos, que con las firmas de Rafael, Ticiano, Velázquez y
Murillo eran llevadas a París.
 

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