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“Tiene dos rostros y corazones: Un notorio La Paz, que es el corazón de la vida del

país. Otro oculto pero presente, Chuquiyawu, que es el corazón del mundo aymara.
Cada madrugada por las radios habla Chuquiyawu; La Paz se le une desde las ocho.
La Paz tiene su centro en la plaza Murillo; Chuquiyawu en la Tumusla y Buenos
Aires. No son dos ciudades paralelas, no son dos caras de una realidad dialéctica. La
Paz quisiera borrar a Chuquiyawu del mapa, pero vive de su trabajo”.1

La ciudad de La Paz es un centro urbano el cual concentra diferentes formas de


vida, comparto la visión de Greaves y Sandoval sobre esta ciudad, podemos sentir
la presencia de una cultura que persiste a través del tiempo 2, una cultura que se
formó gracias a la lucha por sus derechos, gracias a la apertura de espacios socio
políticos cuyo escenario central son las calles.

Entendiendo que para llegar a este punto nuestra ciudad tuvo que pasar por
diferentes etapas, etapas que muestran la evolución de las calles paceñas
desvelando el potencial político – económico que contienen.

Hoy en día el ser gremial representa a un bloque de individuos organizados que se


adueñaron de los espacios urbanos creando clanes familiares que establecieron
monopolios, en otras palabras, se instauraron feudos dentro de la ciudad.

Estas afirmaciones son fuertes y deben ser sustentadas con datos fidedignos, es por
tal motivo que este es un intento de contextualizar lo que es “ser gremial”, para
poder desentrañar al “ser gremial”, debemos entender de dónde provienen y como
llegaron a la ciudad, esto nos remonta a los años finales de los cuarenta.

A finales del siglo XIX y principios del XX, se expandió el sistema de hacienda, el
panorama social en La Paz mostraba a grandes terratenientes que tenían bajo su
cargo a muchos indígenas campesinos los cuales era explotados, la desigualdad era
visible, casi el total de lo producido en las tierras pertenecía al hacendado, lo
restante y mínimo para vivir era repartido a los trabajadores campesinos.

1
Greaves y Sandoval; Bicentenario de la revolución de 16 de Julio 1809 -2009.
2
Claramente existe cambios culturales a través del tiempo para poder adaptarse a la realidad, esas
modificaciones muestran el refinamiento de sus estrategias de presión hacia sus gobernantes.
Los indígenas campesinos que querían acceder a una parcela de tierra debían
intercambiar su fuerza de trabajo por el usufructo de esta, el reparto de tierras era
desigual y la mano de obra que se obtenía era barata, se denominó este sistema
latifundista, para poder acceder a la tierra los campesinos ofrecían su fuerza de
trabajo, además de ello debían dar las semillas para poder sembrar, por si fuera
poco, tenían que llevar a sus animales.

En cambio, la vida de los terratenientes contaba con muchas más comodidades,


además de ser dueños de las tierras y recibir “tributo” vivían en los centros
urbanos ejerciendo sus profesiones, no mostraban ningún interés en vivir en las
haciendas, pero sí necesitaban tener el control de ellas.

Existía dos formas de tenencia de la tierra:

“…la propiedad comunitaria, forma alterada del ayllu precolombino y la propiedad


privada, cuya forma dominante es la hacienda. Esta última se constituye, poco a
poco, después de la colonización, pero la usurpación de las tierras indígenas tiene su
apogeo a fines del siglo XIX y principios del XX. En 1950, sólo existen 3.779 de las
11.000 comunidades censadas en 1847. Otras formas de propiedad privada: la
pequeña explotación familiar; suma el 65% de las propiedades censadas en 1950,
pero sólo abarcan el 18.9% de la superficie cultivada. En tanto que las haciendas 9%
de las propiedades, abarcan el 44.3% de las tierras cultivadas”. (Lavaud, 1998)

El tipo de trabajo que realizaban los campesinos era anticuado para la época

“…la producción agrícola continuaba siendo excesivamente primitiva e incapaz de


cubrir las necesidades internas, lo que obligaba a recurrir a la importación”.

Importación de minería porque el país no estaba en condiciones de mejorar su


industria, existían problemas con la industria minera, el año 1946 el precio del
estaño comenzó a elevarse en el mercado internacional, por contradictorio que
parezca en el país la producción empezó a bajar,
“En 1946 Bolivia alcanzó a producir 38.222 Ton., o sea 42.49% de la producción
mundial. El año 1951 había descendido a 33.664 Ton., en 1952 a 32.471 Ton., en
1954 no sobrepasó las 27.000 Ton., en 1958 llegó a 18.013 Ton., en 1964 a 24.412
Ton”. (Lora, 1980)

El control de las minas de estaño (que en ese entonces era el principal ingreso
económico del país) estaba en manos de los “Barones del estaño”: Patiño,
Hochschild y Aramayo, ellos controlaban un monopolio el cual no beneficiaba de
ninguna manera a la economía del país.

La década de 1920 consolidó a los tres grandes empresarios que serían conocidos
como los barones del estaño: Simón Patiño, Carlos Víctor Aramayo y Mauricio
Hchschild, quienes se convirtieron en un poder económico y político decisivo en el
país. Las compañías de los últimos incluían capitales europeos, pero eran
administradas desde Bolivia; mientras Patiño estableció su empresa “Patiño Mines
and Enterprises” en el estado de Delaware, EE.UU., él vivió permanentemente
fuera del país y llegó a ser el quinto hombre más rico del mundo. Sin embargo, fue
muy poco lo que quedaría de esas fortunas en el estado boliviano, ya que los
beneficios del fisco vía impuestos fueron mínimos en el periodo liberal y además
de los barones del estaño sacaban al extranjero todas sus ganancias. El estado
recibía ingresos muy reducidos en proporción a las utilidades de los grandes
consorcios mineros.

De los tres barones del estaño, el más poderoso fue Patiño, quien había nacido el
año 1860 en el valle de Cochabamba dentro de una familia mestiza que vivía de la
artesanía; en 1894 compró sus primeras acciones de una mina de estaño en Oruro
en el cantón de Uncía en la frontera con el departamento de Potosí; en 1897 Patiño
se había hecho con el control total de la mina y en 1900 descubrió el filón de estaño
más rico del mundo; en 1905 su mina la Salvadora se había convertido en la mina
más grande de estaño en Bolivia, por ese entonces Patiño se encontraba rodeado de
todo un equipo de técnicos extranjeros y trabajaba con tecnología de punta de la
época. A partir de su pequeña inversión inicial sus posesiones se multiplicaron
rápidamente y empezó a tomar control de alrededor del 50% de la producción de
estaño en el país, sus empresas contaban con más de 10.000 obreros. En 1916 logró
apoderarse de la mayor fundidora de estaño del mundo en suelo boliviano, esta
fue conocida como “Williams Harvey & Co.” de Liverpool.

Los otros dos barones del estaño Hochschild (migrante judío europeo) y Aramayo
(proveniente de una familia que se dedicaba a la explotación de minas de plata)
tuvieron que repartirse en partes semejantes el restante de la producción de estaño
en el país.

Los barones del estaño fueron los principales beneficiarios de la riqueza del
subsuelo boliviano y los causantes de la pobreza de su superficie. La clave del éxito
de estos personajes eran los bajos salarios mineros, los mineros morían jóvenes por
enfermedades causadas por la explotación del estaño o asfixiados por emanaciones
de gases; vivían hacinados en casas que pertenecían a la compañía, compraban sus
productos en pulperías de la compañía y eran asesinados por el ejército cuando
iniciaban protestas.

El control de las minas como ya se explicó estaba en manos de los “barones del
estaño”, la explotación de esta materia prima era en ese entonces el principal
ingreso económico del país, su explotación estaba concentrado en un monopolio el
cual solamente beneficiaba a los dueños, el estado recibía ingresos muy reducidos
e impulsados por esto se buscó las soluciones más obvias para salir de la crisis:
“encontrar a los culpables” de la caída de la venta del estaño y por qué realizaban
pocas inversiones, además el estado trataba de buscar procedimientos para poder
entender por qué Bolivia era excluida del mercado internacional.

Además del descenso de la producción los países extranjeros buscaban formas


alternativas para sustituir al estaño

Como acto de patriotismo y en forma de consenso se enfocó el estado en eliminar


los grandes monopolios mineros, esperaban que el comercio de mineral lo realicen
los pequeños productores y así aumentar el ingreso económico nacional.
Al problema de la minería en el país se sumó las presiones socio económicas
provenientes del sector agrario (desigualdad en la repartición de tierras para su
producción), estos fueron algunos de los detonantes para que se desenvuelva la
revolución del 52.

En este panorama político el partido Movimiento Nacionalista Revolucionario


(MNR) se mostró como una salida conveniente para estabilizar al país,

“…el MNR se presentó ante el país como una propuesta política destinada a sacarlo
de su atraso y, en esta medida, se abrió la posibilidad de que se transformase en la
dirección política de toda nación oprimida que comenzaba a movilizarse bajo la
consigna de la liberación nacional”. (Lora, 1980)

En 1951 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales, el triunfo lo obtuvo el


MNR el cual presentó como candidato a Victor Paz Estensoro 3, dichas elecciones
fueron anuladas por Mamerto Urriolagoitia (presidente del país en esa época) que
optó por un “autogolpe” entregando el país a la junta militar.

Urriolagoitia estuvo al mando de Bolivia desde 1949 hasta 1951, el poder le dejó
constitucionalmente a Enrique Hertzog que en su mandato demostró que estaba a
favor del desarrollo de las grandes empresas, logrando que los trabajadores se
encuentren una situación difícil, sus salarios no contaban con ninguna mejora, se
congeló los salarios y se optó por la continuidad de las grandes empresas en el
país.

Como resultado hubo enfrentamientos en la mina Siglo XX (propiedad de Patiño),


la huelga estaba liderada por los mineros que tomaron como rehenes a dos
extranjeros que trabajaban en el mismo lugar, estos son ejecutados
desencadenando enfrentamientos contra militares.

3
Aunque este se encontraba en el exilio, producto de la caída del gobierno de Villarroel, Estensoro ocupó
altos cargos en los gobiernos nacionales, fue ministro de Economía en el gobierno de Enrique Peñaranda y
ministro de Hacienda en el de Gualberto Villarroel; además fue fundador del Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR) en 1941, del cual fue jefe hasta su renuncia y retiro definitivo de la política en 1990.
En 1952 se produce la revolución, esta fue impulsada por los campesinos y fue
apoyada por el MNR, este partido político logró entrar al poder porque este
respondía a las demandas realizadas por el pueblo.

El momento de insurgencia que se aproximaba al país fue aprovechado por el


MNR, que, gracias a sus buenos oradores y una fachada populista pudo encaminar
el proceso de cambio social que se estaba viviendo.

La revolución del 52 tuvo importantes cambios en el país estos moldearon la


sociedad en la cual vivimos hoy en día, los resultados más visibles fueron:

Nacionalización de las minas, se revirtieron los bienes de los “barones del estaño”,
se creó la Corporación Minera de Bolivia (CONMBOL) que se encargó de la
administración de las minas

“Generalmente la inflación se le atribuye al deterioro de la industria minera, la


producción disminuye y el precio del estaño baja, mientras los gastos sociales crecen.
En consecuencia, la COMIBOL debe `restarse más y más del Banco Central, el que por
otra parte es la vaca lechera de todas las instituciones estatales y, cada día que pasa
imprime más dinero”. (Lavaud, 1998)

Además, los grandes préstamos de dinero la maquinaria que se utilizaba para la


explotación del mineral era obsoleta y el descenso de la producción en la minería
nacional consigue que se eleve los precios de producción (paradójico la verdad).

Reforma Agraria, el control de las tierras y la producción agrícola que estaba a


cargo de las haciendas cambia de manos, los que se proclamaban como “dueños”
pierden el poder, control sobre las tierras y los campesinos, se revoca el pongueaje

“La ola de apoyos al MNR se ve aún más fortalecida cuando, el 2 de agosto de 1953, el
nuevo gobierno promulga el decreto de la Reforma Agraria. Este decreto permite la
expropiación de los latifundios (grandes propiedades explotadas extensa e
inmensamente) y la consolidación de los derechos de propiedad para los pequeños y
medianos productores, o las empresas agrícolas. Desde ya, también se reconoce la
propiedad comunitaria. Así, los colonos de las haciendas pueden convertirse en
propietarios de las parcelas en las que habían trabajado y las comunidades ven
confirmados sus tradicionales derechos. Este reconocimiento los inclina a conformarse
con las instrucciones gubernamentales y a emprender los trámites que culminan en la
efectiva posesión de un título de propiedad. La reforma agraria calma, entonces la
agitación en el campo, o, mejor dicho, la canaliza”. (Lavaud, 1998)

Voto universal, antes de las elecciones del 51, los analfabetos y las mujeres no
tenían derecho al voto en las elecciones presidenciales, el concepto de ser
ciudadano estaba contemplado a las personas que podían demostrar su
mantención con un sueldo mínimo

“…el voto universal, a partir del 21 de julio de 1952 institucionaliza la presencia de


los sectores obreros y campesinos…” (Lavaud, 1998)

Reforma educativa, esta medida intentó masificar la educación en todo el país, sin
embargo, se quiso hacer énfasis en el área rural, se incrementaron las
construcciones de escuelas, la preparación del personal lamentablemente no estaba
de la mano con esta idea, el nivel de los maestros era bajo, los salarios del
magisterio eran magros mostrando así la falla en el sistema.

La reforma agraria y la nacionalización de las minas muestran la pobreza en la que


vivían los campesinos originarios,

“La desigualdad entre la pequeña y gran propiedad es extrema, tanto en lo que a la


cantidad de las tierras en la propiedad se refiere como al número de propiedades de
cada tipo: mientras que un 6.26% de las propiedades con una extensión igual o
superior a 1.000 has., comprenden por si solas al 91.1% de la superficie agrícola en
total, las propiedades de 2.9 has., y menos, el 49.6% de ellas no ocupan sino el
0.13% de esta superficie… la mayoría de las tierras se encuentran concentradas en
pocas manos y los escasos restos se dispersan en minifundios de propiedad familiar.
En realidad, la mayoría de los campesinos carece de tierra propia (52.9%) y los
patrones de hacienda son una ínfima minoría (1.7%) que aprovecha la mano de obra
indígena”. (Lavaud, 1998)

La crisis agrícola y la casi nula explotación minera son algunos de los factores que
sirvieron como expulsores de campesinos hacia los centros urbanos (ciudades
capitales), a esto se suma el carácter desinteresado por el trabajo de las tierras.

La ciudad de La Paz sirvió como receptáculo y colchón para muchos migrantes


campesinos,

“…este proceso fue acelerado por la Revolución Nacional (…) y se ha orientado


principalmente hacia la ciudad de La Paz, que ha sido por mucho tiempo receptáculo
de la población migrante de origen aymara. A partir den entonces variados cambios
en la organización física, social y económica de la ciudad fueron introducidos”.
(Mendizábal, 1989)

La migración indígena campesina en este sentido no ha dejado de ser un mero


efecto de la estructura económica nacional (del campo sobre las ciudades) que se
expresa como una estrategia de sobrevivencia y revitalización
socioeconómica/cultural de las comunidades afectadas, más aún varios de estos
contingentes de migrantes lograron hacer de la ciudad de La Paz su residencia
permanente, así creando un lazo entre el campo y la ciudad, donde la
consanguineidad y el compadrinazgo imperan.

“Al desestructurar el sistema de dominación de hacienda, la reforma agraria y, más


en general, la revolución abrieron la puerta a una intensa movilidad geográfica que
no sólo ha llevado a los campesinos hacia las ciudades sino también les ha incitado a
algunos de ellos a trasladarse lejos de su provincia de origen, hacia las tierras bajas
del monte tropical. Esta movilidad geográfica de una zona rural a otra no equivale
únicamente al desplazamiento de una fuerza de trabajo; es también la manifestación
de un lento cambio de producción”. (Lavaud, 1998)

Otro de los hitos migratorios que marcaron el crecimiento de la ciudad de La Paz y


el movimiento humano hacia los centros urbanos es la relocalización minera que se
dio el año 1986, este proceso se dio por el creciente déficit fiscal debido a la
disminución de los ingresos del gobierno en términos reales y al incremento del
gasto corriente para satisfacer ajustes salariales, así como por pagos de intereses y
comisiones de la abultada deuda pública externa acumulada durante los años
setenta. Para poder contrarrestar y salvar al país de la bancarrota se promulgó el
Decreto Supremo Nª 21060 que aplicó políticas fiscales y monetarias restrictivas, se
instauró un bolsín como mecanismo de fijación del tipo de cambio flexible,
liberalizó el mercado financiero y se suprimieron los controles de los precios y de
comercio exterior, el bolsín del Banco Central de Bolivia permitió captar un alto
nivel de reservas internacionales, gracias a esto se pudo contar con un sistema
bancario fortalecido estableciendo la superintendencia de bancos.

El DS Nº 21060 permitió establecer el arancel único y uniforme, el déficit fiscal fue


controlado mediante el rígido manejo de gastos y aumento de ingresos. Ayudó a
revertir la crisis inflacionaria, garantizó las políticas macroeconómicas adecuadas
además promovió las inversiones y produjo estabilidad financiera.

Permitió la integración a la economía global a través de la regulación de las


empresas y la inversión extrajera, además redujo el costo de pensiones para los
jubilados pasándolos los aportes a Fondos de Pensiones.

Como consecuencia de esto se cambió la constitución social a un


constitucionalismo liberal.

Con del 21060, el poder sindical desaparece, la Central Obrera Boliviana (COB) ya
no tiene un norte definido y son las organizaciones campesinas y los movimientos
cívico-sindicales las que remplazan a la COB. Lamentablemente profundizó (aún
más) la pobreza de un gran sector de la población rural.

Las empresas estatales fueron liquidadas, los ingresos que estas obtenían fueron a
respaldar las políticas neoliberales, quitándole la base económica al país, como acto
seguido se saqueó los recursos naturales entregando el aparato económico y la
administración de este a las empresas transnacionales.
En el Gobierno de Víctor Paz Estenssoro en los años 85 – 86; la Corporación Minera
de Bolivia puso en ejecución el Plan de Relocalización de acuerdo con el D.S. 21060;
para dar soluciones prácticas, por la caída de las cotizaciones de minerales en el
mercado mundial, varias empresas deficitarias fueron cerradas para convertirse en
cooperativas especialmente los yacimientos de estaño, las únicas minas destinadas
a sobrevivir fueron las polimetálicas de Zinc, Plomo y plata.

El fenómeno de la relocalización minera consistió en la liquidación de beneficios


sociales en masa ofreciéndose para el efecto una serie de bonificaciones
extralegales, que en su momento incentivaban al personal para tomar la decisión
de dejar sus fuentes de laborales tradicionales, con la esperanza de buscar nuevos
medios de supervivencia.

En consecuencia, del fracaso de la minería y la agricultura en el país, la migración


campo-ciudad es una respuesta a la miseria reinante en las comunidades de origen.

Entender la migración

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