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COMUNICACIÓN 3

SEM. 2

ESTRATEGIAS PARA EL DESARROLLO DEL NIVEL LITERAL EN LA COMPRENSIÓN DE TEXTOS


CONTINUOS Y DISCONTINUOS

LOGRO:
Al finalizar la sesión, el estudiante elabora un organizador gráfico, en base a la lectura literal de textos
continuos y discontinuos, con coherencia y lógica en las ideas.

I. Lee los textos y responde las preguntas planteadas.


FUENTE 1

LA PASCUALINA
(Eleodoro Vargas Vicuña)
Nosotros vivíamos en la chacra, un poco lejos del pueblo. Había casitas de gente pobre desparramadas por aquí
por allá. Mi padre era el único pudiente. Jugábamos con los chicos de allí porque no teníamos con quién jugar.
Éramos varias hermanas. Yo era la mayor. Me seguía mi hermanito Julián. Los demás eran muy chicos.
En la población vivían mis abuelos, mis tíos, mis primos. En fin, toda la familia.
Cuando se casó mi papá, mis abuelos le dieron la casa de la chacra (…). A mí me gustaba al principio, pero según
como iba poniéndome grande ya no me gustaba ser campesina. Deseaba vivir en el pueblo para estar inmediata
a todo lo que había. Mis padres no.
En una Navidad, cuando ya estuve grande, en el pueblo levantaron un nacimiento; en la chacra esto es lo que
nos sucedió:
Mi hermanito se había portado mal y mi papá le dijo que a él no le pondría el Niño Dios. Que no esperara.
El año anterior el Papá Noel le había puesto caramelos, soldaditos, trompo. Él dijo que si ponía sus zapatos
recibiría lo mismo. El chico no sabía qué hacer, porque quería otras cosas; como para uno de doce años más o
menos. Pensó poner los zapatos de mi papá. Así lo hizo y se acostó. Al otro día se levantó temprano pensando
en los regalos. En un zapato encontró una bolsa de tabaco y en el otro una cachimba. Cómo se habría puesto
Julián, cuando encontró esas cosas. El pobre perdió soga y cabra por ambicioso.
Vivía cerca una chiquita, hija de un vecino, llamada Pascualina. Ella no sabía del Niño Dios ni del Papá Noel. De
ellos, que ponen juguetes a los niños que se porten bien. Aprendió de nosotros.
En Pascua de Reyes, por la tarde, llegó corriendo. Me dijo que sus zapatos estaban por demás viejos y que tenía
miedo que Papá Noel no le pusiera nada.
En una canasta de trapos encontró un par de medias de color negro. Estaban muy apolilladas. Una tenía más
huecos que la otra. La Pascualina los cosió con hilo blanco. Las medias negras quedaron con chispas blancas.
Daban mal aspecto. Todavía estaban despintadas. Yo dije que Papá Noel le diría: «Esa chica será muy majadera
cuando ha destrozado así sus medias».
Las colgó en la ventana con la abertura preparada como para poner algo. Yo le dije, Papá Noel qué iba a ponerle
nada. Ella empezó llorar. Eso me dio pena: Hacer llorar a una criatura. Desesperada corrí donde mi mamá para
pedirle plata. Mamá me negó y me resondró, diciéndome que esa gente no sabía nada del Papá Noel. Por
último, que Papá Noel nunca ponía nada a nadie. Que a esa chica sus padres qué le iban a comprar ningún
juguete. Que no volviera a fastidiarla más.
Yo no sabía qué hacer para conseguir algún regalo. Me encaminé a la población, a pesar de la tarde, para ver si
conseguía algo. Llegué donde mi tía Mercedes y en el corredor encontré una muñeca. Estaba tan sucia que mi
primita la había olvidado. La recogí y me la llevé a mi casa. La arreglé. Le cosí las partes descosidas. La lavé. La
hice secar en el fogón. Al poco rato estaba casi nueva.
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Ya eran como las diez de la noche en la víspera de Pascua. Contenta estaba yo de haber metido la muñeca en la
media para la pobre Pascualina. Y ella feliz por haberla encontrado. Cómo se arrodillaba agradecida, mirando
sobre los árboles.
Pasó esa fiesta y la gente de su laya tenía envidia. Hablaba:
–A qué carga de agua le habrán comprado esa muñeca. Tendrán bastante plata.
–Hacerle creer que el Papá Noel le ha puesto cuando ni Papá Noel ni Papá Dios se acuerdan de los
pobres.
De esa vez la chica paraba con nosotros haciendo los mandados de la casa, la gente hablaba más. Todo lo que
renegaban decían. Yo quería contarles que yo, Casimira, le conseguí la muñeca para ponerle a nombre de Papá
Noel, después del chasco que le pasó a mi hermanito.
Una mañana, nuestra Catacha, gallina cenicienta, parándose a la puerta del dormitorio, cantó para que la
viéramos. Nosotros no creíamos en esas supersticiones, pero vivía mama Bartola, una viejita. Cuando se sentaba
a lavar los platos parecía una lechuza. Tenía la cara demacrada, la nariz larga aguileña. Su cabeza estaba atada
con un pañuelo blanco. A más de eso era piel y hueso. Ella fue la que dijo que alguien iba a morir en la casa.
Yo en mis adentros dije que ella moriría. Quién más habría de ser. Con lo fea que estaba de puro vieja.
Un día yo estaba entregada al juego cuando llegó la chiquita Alminda. Atontada, dijo que Pascualina había
muerto. Se había caído de la acequia grande, a la altura de la chacra de doña Marcelita.
Corrí a su casa y me encontré con mucha gente. Cuando me hallé con sus padres me dijeron en mi cara que yo
tenía la culpa para que se muriera su hija.
«Esta niña tiene la culpa»", oía yo a cada rato.
La Pascualina estaba lavando su muñeca. En una de esas resbaló. Como había mucha agua, época de lluvias, no
pudo salir y fue arrastrada. A unas cinco cuadras, allí la encontraron. Más abajo salvaron la muñeca.
Con la culpa que me dieron yo me asusté. Tomé la muñeca y me la llevé. En el camino le preguntaba por la
Pascualina sin que me contestara. Entré a la casa, pasé a la huerta y me puse a llorar. Dije:
«Yo tengo la culpa para que muera Pascualina. Yo le regalé ese trapo que no habla. Qué pensará ella de mí».
Luego, ya consolada, pero no tanto, le conté a mamá Bartola. Quería que me hiciera comprender lo que había
hecho. Que me dijera alguna cosa que me contentara. Ella me dijo que Pascualina ya no pensaba en nada y que
estaba feliz en el cielo.
Yo me fui a buscarla, a ver si la veía. Me subí a los altos. La buscaba por el cielo y nada. Allí me di cuenta lo que
es ser nada. Entonces, agarré la muñeca. Le eché la culpa a gritos. La llevé a la huerta donde lloré y la quemé. La
quemé con cólera y pena. Su ceniza la boté al río. Y volví sin llorar, casi contenta, no sé por qué.
Al entrar a la casa, mama Bartola muerta, estaba sentada en el patio con los ojos mirando al cielo como viendo a
la Pascualina.
Vargas, E. (1999). Taita Cristo. Recuperado de https://kupdf.net/download/vargas-vicua-eleodoro-nahuin-taita-
cristo_59ae2055dc0d60b738568edc_pdf
 ¿Quién es la protagonista que murió al
I. Completa el crucigrama. final de la historia?
 pacualina
 ¿Cuál es el nombre de la abuela?
 bartola
 ¿Cómo se llama el animal que anunció el
presagio?
 Catacha (gallina)
 ¿Quién llegó con la mala noticia al
pueblo?
 chiquita Alminda.
 ¿Cómo se llama el hermano de la
protagonista?
2  julian
 ¿Cómo se llama la niña que regala una
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a la otra protagonista?
 casimira
II. Completa el esquema con los tres hechos puntuales para cada momento.

DESENLACE
INICIO

NUDO

INICIO.

 La familia entera se van a vivir a la chacra y a la protagonista al crecer ya no le gustaba vivir

en campo, ella deseaba vivir en el pueblo, al pasar un tiempo hubo un nacimiento en el cual

su hermano quería ser el niño Dios,

II. Responde las siguientes preguntas:

1. En el cuento, ¿todos los pobladores vivían en las mismas condiciones socioeconómicas? Explica tu

respuesta.

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2. ¿Qué motivó a la protagonista para conseguir el regalo de Pascualina?

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3. ¿Por qué culparon a Casimira de la muerte de Pascualina?

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4. ¿De qué manera Casimira trató de aliviar su culpa?

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5. Completa el cuadro comparativo con las características de cada personaje.

Casimira Pascualina

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FUENTE 2

Recuperado de https://elperuano.pe/noticia-cuestion-piel-65670.aspx

Responde las siguientes preguntas:

1. Según la infografía, ¿cuáles son principales formas de discriminación?

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2. ¿Cuál es el porcentaje de la población que no se reconoce como racista?

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3. ¿Cuáles son los establecimientos en los que se produce mayores niveles de discriminación?

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4. ¿Cuáles son los establecimientos en los que ocurren menos actos de discriminación?

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5. ¿Qué información se obtuvo en relación con las lenguas indígenas?

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FUENTE 3
Discriminación en el Perú

¿Cuáles son los resultados de la encuesta Percepciones y Actitudes sobre la Diversidad


Cultural y Discriminación Étnico Racial, y su relación con la violencia?
La discriminación es una expresión de la violencia estructural de las sociedades. Siendo
así, la Encuesta sobre Percepciones y Actitudes sobre la Diversidad Cultural y
Discriminación Étnico Racial arroja que el 31% de peruanos manifiestan haber
experimentado algún tipo de discriminación en espacios públicos y privados, durante el
último año. Además, estos actos han ocurrido en instituciones públicas, principalmente en
hospitales, comisarías y municipios. Finalmente, los encuestados señalan que el motivo de
la discriminación fue por su nivel de ingresos, forma de hablar, vestimenta y rasgos físicos,
como principales motivos encontrados. En suma, encontramos que la mayor cantidad de
casos de discriminación ocurren por racismo.
Según la encuesta, uno de cada tres peruanos ha sufrido discriminación, y el 53% cree que
sus compatriotas son racistas.
¿Los resultados muestran diferencias por sexo?
Sobre las experiencias de discriminación, podemos decir que ocurren con la misma
frecuencia a hombres y mujeres; ya que la diferencia porcentual es apenas de 1.4. Sin
embargo, sí encontramos diferencias en los espacios en los que ocurre la discriminación.
Los hombres reportan una mayor cantidad experiencias de discriminación en hospitales,
comisarías y municipios; mientras que las mujeres reportan mayor cantidad de
experiencias de discriminación en supermercados, restaurantes o entidades financieras.
Otra diferencia significativa está en la percepción del racismo. Mientras que el 48% de
hombres considera que el Perú es racista; el 57% de mujeres lo considera así, son casi 10
puntos porcentuales por encima. Del mismo modo, el 30% de mujeres considera que los
funcionarios que atienden en instituciones públicas son ‘muy racistas’, en comparación a
un 23% de los hombres que piensan lo mismo. Podríamos decir que las mujeres ven con
mayor gravedad el problema.
¿La discriminación racial afecta de manera diferente a hombres y a mujeres?
Por supuesto, en muchos casos las mujeres son discriminadas de manera simultánea por
ser mujeres y por su identidad étnico-cultural. Esto ocurre porque la discriminación –
como la violencia- se caracteriza por ser múltiple o interseccional. Esto significa que
cuando una persona discrimina a otra, lo hace en atención a distintos factores o motivos
que pueden ser la apariencia física, las costumbres, el sexo, el nivel socioeconómico, la
orientación sexual, entre otros. Si bien nosotros hacemos el ejercicio de separar estas
categorías; en la realidad operan de manera simultánea muchas veces. Esta simultaneidad
agrava el fenómeno y aumenta la situación de vulnerabilidad de la víctima.
Se dice que ser mujer y ser de raza indígena configura una mayor discriminación. ¿Qué
nos puedes decir sobre esto?
Ser mujer, de raza indígena, pobre, quechua hablante, y vivir en zona rural configura una
mayor discriminación. Vivimos en una sociedad machista, racista, clasista, centralista; esto
excluye y limita el ejercicio pleno de sus derechos a ciertas personas y grupos, donde unos
se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad que otros; por tanto, necesitan
ser atendidos con mayor urgencia por el Estado.
El caso del racismo hacia las mujeres indígenas es particularmente urgente atender en
nuestro país porque los estereotipos racistas en los medios de comunicación hacia ellas
son muy fuertes y persistentes. ‘La Paisana Jacinta’ es el caso más emblemático, pero
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también han existido otras como la Pánfila o la Chola Eduviges. Un estudio de Luis Alarcón
de 2015 encuentra que estos personajes muestran un bajo nivel de instrucción, de
conocimientos y de entendimiento. El estudio cualitativo se complementó con una
encuesta a personas andinas de la sierra de La Libertad; donde más del 40% indicaron que
el aspecto moral y físico de las mujeres andinas era mal reflejado en los programas de
humor de la televisión.
Desde el año 2014 el Ministerio de Cultura se viene pronunciando en contra del personaje
de ‘La Paisana Jacinta’. El año pasado a solicitud de la 45° Fiscalía Provincial Penal de Lima,
emitimos una opinión técnica sobre los efectos perjudiciales que tiene la representación
de este personaje, así como la afectación al derecho a la igualdad y no discriminación y el
principio de dignidad de las mujeres de origen andino. Ello en el marco de un proceso
penal seguido por el delito de discriminación.
Un ejemplo de la grave situación de vulnerabilidad que viven las mujeres de nuestro país,
y, sobre todo, las mujeres indígenas quechua hablantes de zonas rurales pobres fue el
conflicto armado interno (1980-2000). Ellas fueron víctimas de violaciones sexuales,
torturas para obtener información sobre sus familiares, reclutadas forzosamente, unidas
forzosamente, y tuvieron que desplazarse haciéndose cargo de familias desmembradas.
Como bien lo ha señalado la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), es necesario
entender estos acontecimientos desde el racismo y el machismo prevalente en nuestro
país. Como mencionan en su informe, lo que les ocurría a estas mujeres no era parte de la
preocupación nacional.
¿Qué ocurre en el caso de las mujeres afrodescendiente?
Las mujeres afrodescendientes sufren una discriminación particular. Como lo ha
encontrado Rocío Muñoz, existen estereotipos muy marcados hacia ellas, alimentados por
la situación de sometimiento que sufrieron durante el periodo esclavista, caracterizado
por el trabajo forzado, la violencia y el abuso sexual. De acuerdo al estudio (2010), a las
mujeres afroperuanas, se les estereotipa con relación al trabajo doméstico
identificándolas como lavanderas, cocineras o empleadas. Así mismo, se da un
sobredimensionamiento de su sexualidad, vinculándolas a la “fogosidad” y “disponibilidad
sexual”. Todo ello afecta su auto concepto y su relación con el propio cuerpo, que termina
siendo de rechazo, en muchos casos. Así mismo, afecta la interacción social que viven las
mujeres afrodescendientes con el resto de la población.
Estos estereotipos afectan el desarrollo de las mujeres afrodescendientes en todos los
ámbitos de la vida social. En nuestro ‘Diagnostico Situacional de Discriminación Étnico-
Racial en el ámbito laboral’ se encontró que las mujeres afrodescendientes sufren muchas
situaciones de hostigamiento y acoso sexual en sus centros de trabajo, por ejemplo.

¿Cómo se vincula la discriminación étnico-racial con la violencia familiar?


Cuando cruzamos datos sobre violencia familiar y auto-identificación étnica; vemos que
efectivamente la variable étnica aumenta la vulnerabilidad de las mujeres. Por ejemplo, la
ENDES 2016 mostraba que la violencia por parte de la pareja era mucho más recurrente
en mujeres que se auto identificaron quechua (73%), aimara (72,1%) y afrodescendientes
(72,5%); mientras que las mujeres blancas (64,4%) y mestizas (66,6%) lo registraban
menos.
Como frente a cualquier otro problema público, la violencia de género debe ser atendida
con pertinencia cultural; es decir, tomando en cuenta y respetando la identidad étnico-
cultural de las mujeres afectadas, su cosmovisión, valores y costumbres; de este modo la
atención será de mejor calidad y tendrá mejores posibilidades de éxito.

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Mantilla, L. (2018). 31% de peruanos han experimentado algún tipo de discriminación en espacios públicos y privados.
Adaptado de https://observatorioviolencia.pe/entrevista-racismo-y-discriminacion/

Con respecto al texto anterior:


1. Aplica la técnica del subrayado
2. Elabora una sumilla para cada párrafo
3. Escribe el resumen del texto
4. Elabora un organizador gráfico con las ideas más importantes

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