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CAPITULO I

ASPECTOS GENERALES

1.1 SOBRE EL DERECHO:

El constante y evidente divorcio existente entre los Derechos Humanos reconocidos y


declarados en la norma Constitucional con su efectiva vigencia en la práctica , plantea la
necesidad de mecanismos ágiles y eficaces que garanticen su protección
oportuna. En ese contexto, el Derecho, entendido para conveniencia de
nuestra temática como deber perfecto que (…), tiene por objeto eliminar
cuanto impida el recto uso de la libertad humana 1, tal como ha sido definido
Manuel Ossorio recogiendo la idea de Wolff, ha creado, a partir de la
proclamación y existencia jurídicamente reconocida de los Derechos Humanos,
lo que se ha dado por llamar, como garantías constitucionales que vienen a ser
mecanismos de protección cuyo objeto es justamente que en la realidad
concreta, dichos derechos sean efectivos y eficaces no sólo para el ejercicio de
la libertad humana, tal como señala Wolff, sino para el ejercicio de todos
aquellos derechos que permitan al ser humano una vida digna 2.

Estas garantías son reconocidas básicamente por el Derecho Constitucional y


concretamente ejercitadas a través de los procesos regulados por el Derecho
Procesal Constitucional; los mismos que se constituyen en la temática central
de ésta investigación; por lo que a fin de establecer un orden, empezaremos
por ubicar sistemáticamente a éste último.

1.1.1 Definición de Derecho: En realidad, no existe una definición del


Derecho que sea plenamente aceptada; pues a través de la historia, se
han desarrollado diversas corrientes que le han asignado una definición
desde la perspectiva de sus apreciaciones. Esto, dice Cabanellas, se
debe a que La complejidad de esta palabra, aplicable en todas las
esferas de la vida, y la singularidad de constituir la fundamental en

1
OSSORIO, Manuel. DICCIONARIO DE CIENCIAS JURIDICAS ECONOMICAS Y SOCIALES. Primera edición.
Ed. DATASCAN. Guatemala. pp. 294.
2
Pretendemos que dentro del concepto de dignidad humana se recojan todos aquellos derechos que le
permitan al hombre, primero, vivir y segundo que esta vida se desarrolle con el disfrute de todas las
prerrogativas y facultades que la naturaleza y el Derecho le asignan.
esta obra y en todo el mundo jurídico (positivo, histórico y
doctrinal), aconsejan, más que nunca, proceder con orden y
detalle3; por lo que trataremos de adherirnos a un concepto
modernamente aceptado y que contenga los elementos necesarios
desde una perspectiva constitucional.

En ese orden de ideas, Wolff, ya citado anteriormente define al derecho


como un deber perfecto que (…), tiene por objeto eliminar cuanto
impida el recto uso de la libertad humana; y por su parte Cabanellas
lo c omo Facultad que comprende el estudio del Derecho en sus
distintas ramas o divisiones 4. Nosotros discrepamos con ésta
definición en el extremo que señala que se trata de una facultad, y
creemos que o más adecuado sería definirla como una ciencia, pues
definida como tal, nos va a permitir posteriormente esquematizar la
ubicación sistemática del Derecho Procesal Constitucional como una de
las ramas del Derecho.

Sin perjuicio de lo señalado, a nuestro modesto entender, y ya como


hemos adelantado, el Derecho es una ciencia social, que comprende el
estudio y aplicación de las normas sean morales, naturales, positivas,
etc. que permiten la adecuada convivencia del ser humano en sociedad,
y que establecen por tanto parámetros en las relaciones que se
establecen los estados, los individuos y entre estos entre sí.

1.1.2 Clasificación del Derecho:

Así como no existe un concepto universalmente aceptado para definir al


Derecho, tampoco encontramos una clasificación uniforme y perfecta de
las distintas ramas en que esta ciencia se divide, en la medida que la
evolución de la sociedad fuerza la evolución del Derecho y, por tanto, se
halla en constante enriquecimiento y redefinición. Las ramas clásicas
son las del derecho constitucional, civil, penal, laboral, administrativo,
procesal, internacional, comercial y tributario. Sin embargo, actualmente
conjuntos como por ejemplo el derecho del espacio, el derecho de la
3
CABANELLAS DE TORRES, Guillermo. DICCIONARIO JURIDICO ELEMENTAL. Ed. HELIASTA. Edición 2006.
pp. 144.
4
Ibidem.
integración entre Estados, el derecho de propiedad intelectual, etcétera,
vienen surgiendo como nuevas ramas que corresponden a principios
jurídicos y normas específicos para cada caso.

Sin embargo, la doctrina señala que estas ramas o conjuntos pueden ser
insertados en otros conjuntos más amplios y superiores (para los que las
ramas serían entonces sub- conjuntos), y que son dos grandes
divisiones del Derecho contemporáneo: el derecho público y el derecho
privado, clasificación que se estableció desde el Derecho Romano en las
Instituciones de Justiniano, particularmente en el Digesto, donde Ulpiano
señaló: Dos son las posiciones que se ofrecen en el estudio del derecho:
el derecho público y el privado: es derecho público el que contempla la
condición del pueblo romano; privado, el que atiende a la utilidad de los
particulares, pues algunas cosas son de utilidad pública y otras de
utilidad privada. El derecho público contiene lo relativo al culto, a los
sacerdotes y a los magistrados; el derecho privado es tripartito, porque
se halla integrado por preceptos del derecho natural, de gentes y civil .

1) Derecho Público: Hasta hace algunos años, la diferencia entre el


derecho público y el derecho privado denotaba plena claridad; sin
embargo, dado que, motivada por los cambios constantes que se
desarrollan en el mundo globalizado actual, la inmutabilidad del
Derecho (…) ha sido trascendida por la necesidad pragmática
de contar con un derecho dinámico y relacionante, que viene
creciendo paulatinamente5, ésta claridad conceptual se ha ido
perdiendo en tanto que El estado muchas veces interviene como
entidad privada, como personas jurídicas de derecho privado
intervienen en la cosa pública.

Sin embargo, no siendo objeto de éste trabajo analizar ello, nos


limitaremos a definirlo tal cual tradicionalmente ha sido propuesto;
así, la definición que más se acerca a la realidad descrita en el

5
KUNDMULLER CAMINITTI, Franz. APUNTES SOBRE DERECHO PÚBLICO EN TIEMPOS DE
GLOBALIZACIÓN.
En http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechoadministrativo/article/viewFile/16353/16759
Fecha de consulta 28-02-2019
párrafo precedente es la propuesta por Cabanellas De Torres quien
señala que se entiende como Derecho Público al conjunto de
normas reguladoras del orden jurídico relativo al Estado en sí,
en sus relaciones con los particulares y con otros Estados. (…)
El que regla los actos de las personas cuando se desenvuelven
dentro del interés general que tiene por fin el Estado, en virtud
de delegación directa o mediata del poder público 6. A este
concepto, Ossorio agrega una característica que a nuestro parecer,
resulta importante para diferenciarlo del Derecho Privado, y afirma
que el Derecho Público, sería fundamentalmente irrenunciable 7.
En general, se consideran ramas del Derecho Público los Derechos
Constitucional, Administrativo, Penal, Financiero y Procesal

2) Derecho Privado: En ese mismo orden de ideas, Cabanellas señala


que es Derecho Privado aquel que rige los actos de los
particulares cumplidos en su propio nombre. Predomina el
interés individual, frente al general del Derecho Público 8.

Entonces, a partir de lo señalado por Ossorio, podemos decir que


derecho privado es el que formulan los particulares mediante su
actividad negocial para estatuir en la esfera de sus asuntos
peculiares, vale decir, de las cosas que se encuentran a su
disposición y de los servicios que son capaces de prestar 9. Tal
ocurre, por ejemplo, cuando un particular emite su testamento, con el
cual regula el destino de sus bienes para después de morir; o cuando
dos particulares celebran un contrato de arrendamiento de cosas, en
el que prescriben sobre el uso de cierto objeto que viene del
arrendador por parte del arrendatario y el precio a que quedará
sujeto ese uso en contrapartida, etcétera.

6
CABANELLAS DE TORRES, Guillermo. Ob. Cit. pp. 149-150.
7
OSSORIO, Manuel. Opb. Cit. pp. 311.
8
Ibidem.
9
Guzman Britto, Alejandro. EL DERECHO PÚBLICO Y EL DERECHO PRIVADO- PUBLIC LAW AND PRIVATE
LAW
En
https://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/persona-y-derecho/.../7044
Fecha de consulta 01-03-2019
De esa forma, si nos ceñimos a tal definición, tenemos que
tradicionalmente dentro del Derecho Privado se considera al derecho
Civil, Derecho Comercial y Derecho Laboral, aunque en el caso de
éste último, pensamos que señalarlo como exclusivo del derecho
Privado sería un error, dada la naturaleza de las relaciones jurídicas
que contiene y de los sujetos intervinientes en ellas.

1.2 UBICACIÓN SISTEMÁTICA DEL DERECHO PROCESAL


CONSTITUCIONAL:

Como se ha señalado, se consideran ramas del Derecho Público los Derechos


Constitucional, Administrativo, Penal, Financiero y Procesal. Lo que significa
que la rama jurídica que nos atañe, esto es el Derecho Procesal Constitucional
se encuentra comprendida en este conjunto.

Previamente, incluso a definir lo que es el Derecho Procesal y más


propiamente lo que es el derecho Procesal Constitucional, debemos poner en
claro por qué se trata de una rama dentro del conjunto denominado derecho
público.

Ya se ha dicho que las características que distinguen al Derecho Público son,


primero que sus normas o mandatos son dictados en virtud de delegación
directa o mediata del poder público para ordenar el interés general, y por otro
lado, que las mismas son irrenunciables.

En el primer caso, se trata de normas dictadas por el estado con la finalidad de


ordenar las relaciones jurídicas que entre particulares y Estado, y entre
Estados entre sí. Sin perjuicio de ello, el Estado no puede renunciar a su rol,
para establecer el marco dentro del cual se deben desarrollar estas relaciones
jurídicas, incluso cuando no tenga participación directa en las mismas.

En ese contexto, siendo que el Derecho Procesal en general, establece la


forma, modo o manera en la que estas relaciones, sea cual fuere el o los
derechos sustantivos que se pongan en juego en ellas, se deben desarrollar, lo
cual realiza como parte de su rol adquirido a partir de lo que se dio por llamar
Contrato Social; lo cual, debe ser de obligatorio cumplimiento para los
intervinientes, por lo que la segunda característica se cumple, puesto que las
normas procesales establecidas por el Estado son irrenunciables.

https://www.google.com/search?q=ubicaci
%C3%B3n+sistematica+del+derecho+procesal+constitucional&source=l
nms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjHiqrk3ebgAhVyx1kKHVZFDKcQ_
AUIDigB&biw=1366&bih=695#imgrc=nRoS6AD2gxENFM

En dicho orden de ideas, cabe señalar que nos ceñimos a considerar que así
como el Derecho Procesal es una rama del derecho Público, a su vez, se
subdivide en ramas propias, dentro de las cuales se encuentra el Derecho
Procesal Constitucional, el mismo que relaciona por un lado a la rama
jurídica del Derecho procesal con la también rama jurídica del Derecho
constitucional10.

10
FLORES TREJO, Fernando G. EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL COMO
INTRADISCIPLINARIEDAD JURÍDICA GARANTE DE LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES. Revista de la
Facultad de Derecho de la UNAM. Vol 63-N° 260. (2013). Méjico
En  http://www.revistas.unam.mx/index.php/rfdm/article/view/60680
Fecha de consulta 02-03-2019
Cabe precisar, que pese a las divisiones del Derecho que se puedan entender
de lo analizado, éste es uno sólo, igualmente, el derecho Procesal es uno sólo;
es por ello que existe una teoría General del proceso. Entendemos que las
ramificaciones de las que se hablan, han sido creadas con una finalidad
académica.

1.3 BREVE HISTORIA DEL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL 11

El uso del concepto de derecho procesal constitucional surge en la década del


40 del siglo XX, siendo el jurista y procesalista español Niceto Alcalá Zamora y
Castillo su creador, en sus obras de exilio en Argentina y México. Lo utiliza por
primera vez en su libro “Ensayos de derecho procesal (civil, penal y
constitucional), publicado en Buenos Aires en 1944, reiterándolo en artículo
publicado en la Revista de Derecho Procesal, editada en Buenos Aires por
Hugo Alsina. Niceto Alcalá Zamora y Castillo, que luego emigra a México
contratado por la Universidad Nacional Autónoma de México, en su obra
Proceso, autocomposición y autodefensa, sostiene que Kelsen constituye el
fundador del derecho procesal.

Pero es sin duda, el maestro Héctor Fix Zamudio, discípulo de Alcalá Zamora y
Castillo, quién desarrollará y sistematizará el derecho procesal constitucional
como disciplina jurídica, cuyo primer trabajo fue su tesis de licenciado en
derecho en 1955, denominada “La garantía jurisdiccional de la Constitución
mexicana (ensayo de una estructuración procesal del amparo)” (1955),
defendida en enero de 1956; publicados dos de sus capítulos en la Revista La
Justicia en 19565 y luego el contenido completo en su obra El juicio de Amparo
(1964, p. 5-70). Asimismo, en 1956, publica el artículo “La aportación de Piero
Calamandrei al Derecho Procesal Constitucional” (Fix Zamudio, 1956c). Ya en
su tesis de licenciatura, Fix Zamudio consideraba la existencia de una disciplina
instrumental que se ocupa del estudio de las normas que sirven de medio para
la realización de las disposiciones contenidas en los preceptos
constitucionales, cuando estos son desconocidos, violados o existe
incertidumbre sobre su significado; siendo esta materia una de las ramas más
11
Extracto de REFLEXIONES SOBRE EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL EN AMÉRICA LATINA.
Publicado por NOGUEIRA ALCALÀ, Humberto.
En http://revistas.unisinos.br/index.php/RECHTD/article/view/401/2053
Fecha de consulta 02-03-2019.
jóvenes de la Ciencia del Derecho Procesal, y por lo tanto, no ha sido objeto
todavía de una doctrina sistemática que defina su verdadera naturaleza y
establezca sus límites dentro del inmenso campo del Derecho.

Los aportes más maduros de Fix Zamudio sobre la materia se encuentran en


La introducción al estudio de la defensa de la constitución en el ordenamiento
mexicano, publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México en
1994, y en su obra Introducción al Derecho Procesal Constitucional en el año
2002, como asimismo en sus obra Derecho constitucional mexicano y
comparado, cuya última edición considerada es del 2009.

1.3.1 El derecho procesal constitucional como parte del derecho


constitucional Esta perspectiva es asumida en Alemania, por Peter
Häberle, el cual considera al derecho procesal constitucional como un
derecho constitucional sustantivo y concretizado. Así lo explicita desde
1973 en Alemania, como el mismo lo señala, donde sostiene la
peculiaridad del derecho procesal constitucional, el cual lo considera
emancipado del resto del derecho procesal, rechazando la doctrina de
las lagunas según la cual deben aplicarse supletoriamente las normas
procesales civiles (Häberle, 2005, p. 78-79). El autor sostiene una
interpretación que él denomina “específicamente jurídico-constitucional,
donde hay que elaborar las normas de la Ley del Tribunal Constitucional
Federal y los principios del Derecho procesal constitucional”.

1.3.2 El Derecho Procesal Constitucional en Latinoamérica. En el ámbito


latinoamericano constitucionalistas y procesalistas se han unido, desde
la última década del siglo XX, en los esfuerzos por desarrollar y precisar
el derecho procesal constitucional como disciplina jurídica, la que ha ido
adquiriendo un desarrollo sostenido en este último decenio, esfuerzos
que sido concretados principalmente por:

1) Centro Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional, creado


en 1991 y reformulado en 2003 como Instituto Iberoamericano de
Derecho Procesal Constitucional6 ,

2) La creación de la Revista Iberoamericana de Derecho Procesal


Constitucional, con el patrocinio del Instituto Iberoamericano de
Derecho Procesal Constitucional y editada por la Editorial Porrúa de
México. Asimismo, el Anuario de Derecho Constitucional
Latinoamericano ha establecido una sección de la revista dedicada al
derecho procesal constitucional, como asimismo la Revista Estudios
Constitucionales del Centro de Estudios Constitucionales de Chile
tiene declarada como área de desarrollo de contenidos y análisis el
derecho procesal constitucional.

3) Encuentros Iberoamericanos de Derecho Procesal Constitucional, el


primero de ellos desarrollado en Rosario, Argentina; el Segundo
Encuentro Iberoamericano se desarrolló en San José Costa Rica,
con el Patrocinio de la Corte Suprema, en su Sala Constitucional, en
2004; el Tercer Encuentro Iberoamericano se desarrolló con el
patrocinio de la Corte Constitucional de Guatemala, en la ciudad de
Antigua, Guatemala, el año 2005; el Cuarto Encuentro
Iberoamericano se desarrolló en Santiago organizado por el Centro
de Estudios Constitucionales de Chile de la Universidad de Talca y la
Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales, con el
patrocinio del Tribunal Constitucional, de las Asociaciones Chilenas
de Derecho Constitucional y Derecho Procesal Constitucional, del
Tribunal Constitucional de Chile y del Senado de la República, en
2006; el Quinto Encuentro Iberoamericano de Derecho Procesal
Constitución se celebró con el patrocinio de la Corte Suprema de
Justicia de México en Cancún, México, en 2008.

1.3.3 El Derecho Procesal Constitucional en el Perú:

El constitucionalismo peruano del siglo XX ha ensanchado enormemente


sus horizontes, entrando en diálogo no sólo con otros países
latinoamericanos, sino con la doctrina y la legislación europeas, que le
han dado una mayor riqueza y también más animosidad a sus
planteamientos (sobre todo en materia de derechos humanos y
jurisdicción constitucional). Esto se ha reflejado en los eventos
universitarios, en las traducciones, las numerosas publicaciones, así
como las visitas de profesores extranjeros. Por los avatares políticos por
los que ha pasado el país, la doctrina ha dado mayor importancia a la
estabilidad constitucional y a la defensa de los derechos fundamentales.
No puede ser considerada ni original ni creadora de fórmulas nuevas,
pretensión que sin lugar a dudas es excesiva, más aun cuando no se
dan las condiciones para ello. Pero sí puede calificarse como peculiar e
interesante, pues ha sabido afrontar los retos que le ha impuesto el
medio en el cual se desenvuelve, buscando soluciones adecuadas, que
si bien guardan un aire de familia con los demás sistemas
constitucionales latinoamericanos, mantiene perfiles diferenciales.

No puede dejarse de citar en esta breve reseña, a los maestros Darío


Herrera Paulsen y Domingo García Belaunde, ambos maestros
Sanmarquinos, los que se constituyeron contemporáneamente en los
principales cultores del ámbito constitucional, cuyos estudios han
motivado la instauración de una ciencia procesal constitucional en el
Perú, antes denominada como jurisdicción constitucional.

La historia procesal constitucional en el Perú, tiene su antecedente en la


Constitución de 1856, la cual establece que es nula toda ley contraria a
la Constitución. Dos años después, en 1858, Felipe Masías, quien luego
fuera Ministro de Economía y Finanzas, sostiene que el control
constitucional de las leyes debe ser ejercido por el Poder Judicial.

En 1919, una Comisión presidida por Javier Prado propone introducir en


la Constitución de 1920 el control judicial de la constitucionalidad, a
cargo de la Corte Suprema; sin embargo no es tomado en cuenta. Es a
partir de 1920 que se desarrolla con mayor plenitud el control
constitucional de las leyes; sin embargo el primero que hizo referencia a
los tribunales especiales es Toribio Alayza y Paz Soldán .

La primera ley que incorpora un proceso que tutela la libertad personal


fue la Ley de Habeas Corpus de 1897 y la Ley Nº 2223 de 1926 que
amplía la protección judicial hacia derechos distintos a la libertad
personal a través del hábeas corpus. Pero es con el artículo 24º de la
Constitución de 1920 que se incorpora por vez primera en la norma
suprema el proceso de hábeas corpus, para cualquier persona que sea
detenida in fraganti por un delito por más de 24 horas sin ser puesta a
disposición del juez. Este fue recogido por el artículo 69° de la
Constitución de 1933.

Sin embargo, como sostiene García Belaunde, hasta acá el Perú solo
apostó por un control constitucional a cargo del poder judicial; es decir
por el sistema difuso, incidental, disperso y con alcances internares. Sin
embargo, al lado del control difuso a cargo del Poder Judicial, se ha
incorporado, desde 1979, el Tribunal de Garantías Constitucionales, hoy
Tribunal Constitucional, con lo cual tenemos en principio dos sistemas
coexistiendo en un mismo ordenamiento. Por una lado, el sistema difuso
a cargo del Poder Judicial, y por otro, el sistema concentrado, a cargo
del Tribunal de Garantías Constitucionales, hoy Tribunal Constitucional.

1) La Constitución de 1979

Es recién con esta constitución que se consagra por primera vez, a


escala constitucional, el control difuso. Se crea el Tribunal de
Garantías Constitucionales, con dos funciones específicas: 1)
Conocer en casación las resoluciones denegatorias de habeas
corpus y amparo; y, 2) Conocer la acción de inconstitucionalidad, o
sea, el control abstracto de las leyes.

2) La Constitución de 1993

Esta constitución repite el mismo esquema, pero añade el


conocimiento en última instancia (y no en casación) por parte del
Tribunal Constitucional de todas las acciones de garantía, que han
sido aumentadas (habeas corpus, amparo, habeas data, acción de
cumplimiento). Además, el conocimiento de los conflictos de
competencia o de atribuciones entre determinados órganos del
Estado.

A manera de conclusión, tomando las palabras de Domingo García


Belaunde, podemos decir que desde 1979 el Perú se afilió al modelo
difuso del control constitucional, y desde este año hace coexistir el
modelo difuso con el modelo concentrado, no siendo una mixtura, sino
una coexistencia de dos sistemas en un mismo entramado normativo;
que no se cruzan ni se oponen en lo esencial.

1.4 CONCEPTO DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

El derecho procesal constitucional constituye un ordenamiento complejo de


carácter adjetivo (más adelante señalaremos las características propias del
Derecho Constitucional), pero que debido a la naturaleza del ordenamiento
sustantivo a cuya concretización sirve (la Constitución), debe ser interpretado e
integrado atendiendo a la singularidad que este presenta respecto al resto del
ordenamiento jurídico.

En cita previa a Flores Trejo, señalamos que existe una relación entre Derecho
Procesal Constitucional como derecho adjetivo y el Derecho Constitucional,
que contiene los derechos sustantivos cuya acción regula, derechos que se
encuentran concretamente establecidos en la Constitución Política.

En dicho contexto, tal como manifiesta el ex presidente del Tribunal


Constitucional Oscar Urviola, el Derecho Procesal Constitucional tiene que ser
entendido como derecho constitucional concretizado. Esto es, al servicio
de la “concretización” de la Constitución 12.

Es por tal motivo, que creemos pertinente previamente definir el concepto del
derecho sustantivo, antes de definir el significado del derecho adjetivo. El
Derecho Constitucional es la disciplina que se responsabiliza del
conocimiento metódico de las normas jurídicas que gobiernan la vida del
Estado, en lo referente a su organización, estructura, competencias y
ejercicio de la autoridad. Se encarga, asimismo de conocer los derechos
y obligaciones fundamentales de las personas naturales y jurídicas, que
residen en el territorio estatal, y del rol de las instituciones que garantizan
el respeto y la observancia de las normas constitucionales 13.

En otras palabras, podemos decir que el Derecho Constitucional se ocupa del


estudio del ordenamiento jurídico y político del Estado. Su objeto recae

12
URVIOLA HANI, Oscar. DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL Y PRINCIPIOS PROCESALES. En
Ponencias del V Congreso Nacional de Derecho Procesal Constitucional. Primera edición. (2014). Lima-
Perú. pp. 41.
13
CORREA NORIEGA, Patrocinio. DERECHO CONSTITUCIONAL GENERAL - Teoría de la Constitución
Política. ULADECH – Católica. (2015). pp. 31.
directamente sobre la Constitución Política, y desde ella sobre cualquier otra
norma de igual o menor jerarquía, como las leyes ordinarias y otras normas
que regulen el funcionamiento del Estado desde su percepción restringida
como ente administrativo y desde una percepción amplia que relaciona al poder
estatal con los sujetos de derecho. No sin razón, el maestro Darío Herrera
Paulsen, citado por Correa Noriega, afirmaba sobre el Derecho Constitucional
que es una verdadera disciplina jurídica, o mejor dicho, “una rama del
Derecho, a la que concierne la organización política general del Estado.
Busca el encuadramiento jurídico de los fenómenos políticos” 14.

En cuanto al Derecho Procesal Constitucional, este se entiende desde tres


aspectos, Por una parte se utiliza para identificar el conjunto normativo
diferenciado del ordenamiento jurídico (normas procesales de origen
constitucional o derivadas de ellas). Así, se habla, por ejemplo, de leyes
de jurisdicción constitucional, leyes orgánicas de tribunales
constitucionales, o recientemente, de códigos procesales
constitucionales. También se utiliza para significar las actuaciones
procedimentales que realizan los órganos de justicia constitucional,
particularmente las realizadas por las jurisdicciones especializadas
(tribunales, cortes Derecho procesal constitucional o salas
constitucionales), pero también las actuaciones o técnicas procesales de
jueces ordinarios que ejercen el control de constitucionalidad de las
leyes en sus variadas formas y matices. Una tercera connotación refiere a
su carácter científico; es decir, a la disciplina que estudia de manera
sistemática la jurisdicción, magistratura, órganos, garantías, procesos,
principios y demás instituciones para la protección de la Constitución
desde la ciencia del derecho15.

Eduardo Ferrer Mac Gregor, sostiene que son sòlo dos los aspectos que
contiene el estudio del derecho Procesal Constitucional, el primero como
fenómeno histórico-social, y el segundo como disciplina o estudio jurídico; sin
embargo, dentro del primero comprende tanto al conjunto normativo como a las

14
CORREA NORIEGA, Patrocinio. Ob. Cit. pp. 33.
15
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Instituto de Investigaciones Jurídicas. DICCIONARIO
DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL Y CONVENCIONAL (Tomo I). Méjico DF-Méjico. (2014). pp.
458-459.
actuaciones procedimentales de los órganos jurisdiccionales, y el segundo,
como puede advertirse hace referencia al Derecho Procesal Constitucional
como disciplina jurídica.

Por razones didácticas, trataremos de definir al Derecho procesal


Constitucional desde cada una de los aspectos considerados por los autores
citados.

1) El Derecho Procesal Constitucional como conjunto de normas


procesales de origen constitucional o derivadas de ellas: Como
tal, el Derecho Procesal Constitucional, viene a ser a un conjunto de
normas que regulan el proceso constitucional y las garantías
procesales elevadas a rango constitucional. Para González y Deleito,
citado por Rosaria Correa el derecho procesal constitucional es la
rama del derecho procesal que estudia y regula las cuestiones
derivadas de la inconstitucionalidad de las leyes, de las
violaciones de derechos y libertades proclamadas en los textos
constitucionales y de los conflictos propiamente
constitucionales entre altos poderes del Estado, entre éste y las
comunidades autónomas o de éstos entre sí. 16 Por tanto, visto así,
es a través de este conjunto de normas, tanto constitucionales como
legales, que se llega a un restablecimiento del ordenamiento jurídico
alterado para lograr el bienestar común y la paz social.

2) El Derecho Procesal Constitucional como conjunto de


actuaciones del órgano judicial en materia constitucional: Como
resulta evidente, el Proceso Constitucional no es sólo potestad de
Tribunales autónomos especializados (En el caso del Perú, el
Tribunal Constitucional), ya que en la realidad jurídica, los procesos
constitucionales son llevados en su gran mayoría a través de órganos
judiciales sean juzgados especializados o Tribunales 17.

16
CORREA, R. DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL DERECHO CONSTITUCIONAL PROCESAL, UNA
MISMA DISCIPLINA.
En http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/lye/revistas/55/derecho-procesal-constitucional-derecho-
constitucional-procesal-una-misma-disciplina.pdf
17
Téngase en cuenta que el tribunal Constitucional recién fue instituido por la Constitución Política de
1993 y reglamentado en el año 1995.
3) El Derecho Procesal Constitucional como Disciplina Científica:
Desde nuestra perspectiva personal, éste es el aspecto que mejor
engloba lo que consideramos como la definición de Derecho Procesal
Constitucional. Sáenz Dávalos señala que la idea de una disciplina
jurídica con perfiles procesales e implicancias constitucionales,
aunque no es nueva, tampoco, y mucho menos, puede
considerarse antigua o de larga data. En efecto, conforme lo ha
recordado el distinguido procesalista mexicano Héctor Fix
Zamudio, de las ramas contemporáneas es el Derecho Procesal
Constitucional una de las más jóvenes o novedosas, en tanto y
en cuanto sus estudios preliminares apenas se remontan a la
tercera década del siglo xx18.

Pese a su relativa juventud, desde su nacimiento, se han elaborado


numerosos estudios respecto a las diversas propuestas que engloba,
realizadas desde un punto de vista orgánico y en relación directa con
lo que representa el Derecho Procesal Constitucional. Es, pues, en
esos términos que debe entenderse su aparición como una materia o
disciplina que explica o fundamenta todo un sistema de procesos con
características y finalidades comunes.

Para concluir, dejamos lo que a nuestro entender es la idea que más se


aproxima a una definición general acerca del Derecho Procesal Constitucional,
y que engloba todos los aspectos definidos anteriormente; definición propuesta
por Sáenz Dávalos, quien lo define como una disciplina jurídica cuyo objeto
fundamental de estudio es el tratamiento de los instrumentos de
naturaleza procesal establecidos con el objeto de proteger o tutelar la
Constitución en cuanto norma Suprema del Estado, sea desde la
perspectiva de los atributos esenciales que reconoce sobre el ser
humano (y que normalmente se encuentran contenidos en su parte
dogmática), sea desde aquella otra que postula la regularidad funcional
del Estado y de los órganos entre los cuales se distribuye el poder estatal
18
SAENZ DAVALOS, Luis R. BREVES REFLEXIONES SOBRE EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL CON
PARTICULAR REFERENCIA AL CASO PERUANO.
En  http://www.aulavirtualusmp.pe/ojs/index.php/VJ/article/view/513.
Fecha de consulta 02-03-2018
(lo que, como es tradicional, se encuentra normado en la llamada parte
orgánica)19.

1.5 CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

1.5.1 Características propias del Proceso Constitucional de la Libertad:


(el amparo o el hábeas corpus, por ejemplo)

1) Es un mecanismo en el que por encima de cualquier cosa priman los


objetivos de la parte quejosa o afectada. La finalidad o el fondo del
proceso, en otras palabras, se sobrepone a la forma en que este se
tramita, lo que en pocas palabras supone que allí donde exista conflicto
entre la forma y el fondo habrá de prevalecer este último, en tanto que lo
principal es que los derechos vulnerados o amenazados retornen a su
estado original, a aquel en el que se encontraban antes de verse
afectados.

2) Se trata, por otra parte, de una fórmula procesal cuya estructura opera
de manera distinta a la de los procesos ordinarios, donde la regla de
igualdad de partes es un axioma invulnerable.

3) En el proceso constitucional de la libertad, la igualdad no es un


dogma. Por el contrario, la finalidad protectora se presenta a tal grado y
en tal forma que bien podría considerarse un proceso cuasi unilateral,
donde mayores opciones y privilegios va a tener casi siempre la parte
demandante, quedando configurado el rol del demandado a un papel
esencialmente secundario.

1.5.2 Características Propias del proceso Constitucional Orgánico (el de


inconstitucionalidad, por ejemplo):

1) Salvo que la norma disponga lo contrario, es tan importante la forma


como el fondo. Se trata en buena cuenta de procesos donde la
objetividad en la tramitación debe respetarse como regla general,
haciendo de tales instrumentos algo mucho más esquemático y adjetivo,
a diferencia de los procesos constitucionales de la libertad, en que la

19
SAENZ DAVALOS, Luis R. Ob. Cit.
forma procedimental se toma en cuenta solo en tanto y en cuanto no se
perjudique a la parte quejosa.

1.6 PRINCIPIOS DEL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

Los principios deben ser entendidos como los resguardos y reaseguros


que tiene el justiciable para confiar en el sistema al que recurre cuando
peticiona protección jurisdiccional.

Sin embargo, el derecho procesal constitucional, como tal, se rige por


tres principios especialmente ceñidos con la Constitución:

1) Principio de Fuerza Normativa de la Constitución, definido


por el Tribunal Constitucional de la siguiente manera, La
interpretación constitucional debe encontrarse orientada
a relevar y respetar la naturaleza de la Constitución como
norma jurídica, vinculante in toto y no sólo parcialmente.
Esta vinculación alcanza a t-odo poder público
(incluyendo, desde luego, a este Tribunal) y a la sociedad
en su conjunto20.

2) Principio de Unidad de la Constitución: Conforme al cual la


interpretación de la Constitución debe estar orientada a
considerarla como un “todo” armónico y sistemático, a
partir del cual se organiza el sistema jurídico en su
conjunto21.

3) Principio de Supremacía Constitucional: El cual convierte a


la Constitución en norma fundamental y fundacional, en fuente
primaria de un sistema jurídico y en pauta de validez de todas
las demás constelaciones normativas infra constitucionales;
tanto por su forma de creación y origen, cuanto por su
contenido.

1.7 EL PROCESO CONSTITUCIONAL EN EL PERU

20
STC 05854-2005-PA, Fj. 12.
21
Ibidem.
Ya que nuestra investigación no se centra específicamente en el análisis del
proceso constitucional, sólo a manera de referencia, podemos señalar que
nuestra Constitución Política, recoge en su artículo 200°, los supuestos de
procedencia general de cada uno de los seis procesos constitucionales ahí
recogidos. Esta disposición señala que el amparo, el hábeas corpus y el
hábeas data sólo protegen “el contenido constitucionalmente protegido del
derecho invocado”; lo que a nuestro entender, se condice con la naturaleza de
los procesos constitucionales. En lo que respecta a los procesos de
inconstitucionalidad y popular, también se ha de concluir que el Constituyente
decide acertadamente, al hacer proceder ambos procesos constitucionales sólo
cuando haya infracción, por el fondo o por la forma, de la Constitución, ya
provenga tal agresión de la Ley (acción de inconstitucionalidad) o de los
Reglamentos (acción popular)

Finalmente, en lo que respecta al proceso de cumplimiento, el Constituyente ha


decidido que este proceso constitucional se activa frente a renuencias de
autoridades o funcionarios públicos para aplicar o cumplir la Ley y los actos
administrativos. Al respecto, Castillo Córdova 22, critica esta decisión
constituyente señalando que se aparta de lo que es esencial a los procesos
constitucionales, en la medida que se ha reconocido como tal a un proceso
cuya finalidad no tiene relevancia constitucional. En este punto el Constituyente
ha constitucionalizado un proceso que en sí mismo no ha de ser tenido como
un proceso de defensa de la Constitución, crítica con la que coincidimos, pues
el contenido de este proceso bien puede ser remitido a una vía orgánica.

A estos seis procesos, se les debe añadir los señalados en la segunda parte
del artículo 138° sobre Control Difuso o Judicial que regula el proceso a través
del cual el Poder Judicial a través de sus órganos competentes, denuncia la
vulneración de una norma constitucional por otra de menor jerarquía y la
inaplicación de la misma; y el proceso de Contienda de Competencia. Asignado
al conocimiento del Tribunal Constitucional, en conformidad con lo señalado en
el artículo 202° inciso 3).
22
Castillo, L. (2011). PROCESOS CONSTITUCIONALES Y PRINCIPIOS PROCESALES.
En
https://pirhua.udep.edu.pe/bitstream/handle/11042/2090/Procesos_constitucionales_principios_proce
sales.pdf?sequence=1
Fecha de consulta 03-03-2019
CAPÍTULO II
CODIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL

2.1 INTRODUCCIÓN23

El Código procesal Constitucional, fue aprobado por Ley N° 28237, que entró
en vigencia el primer día de diciembre de 2004. Cabe resaltar que, hasta inicios
del año 2004, los procesos constitucionales se encontraban regulados en una
legislación dispersa y en algunos casos inconexa; la praxis en mucho había
desbordado la previsión normativa del legislador y desnaturalizado el sentido
esencial de las llamadas "garantías constitucionales" y la realidad exigía una
revisión de lo avanzado, que recogiera la experiencia vivida y el aporte de la
doctrina nacional y extranjera, entre otros ingredientes a tomar en cuenta.

Esto, dio pie para que en enero de 1994, Juan Monroy Gálvez transmitiera su
inquietud al respecto al constitucionalista Domingo García Belaunde,
coincidiendo ambos en la conveniencia de elaborar un anteproyecto de un
código que diera un tratamiento orgánico y armónico a los procesos
constitucionales y también en la necesidad de reunir a un grupo pequeño de
personas que pudieran aportar algo desde sus respectivas perspectivas, para
cuyo efecto convocaron a los juristas Samuel Abad Yupanqui, Jorge Danós
Ordóñez, Francisco Eguiguren Praeli y Arsenio Oré Guardia; grupo que en
forma ponderable trabajó por propia iniciativa y ad honorem desde aquella
época hasta los últimos meses de 2003, con intervalos. Se erminó un primer
anteproyecto en julio de 1996, una segunda versión en enero de 1997, una
tercera en mayo de 2001, una cuarta en agosto de 2002 y una quinta, que fue
la última, en octubre de 2003. Es en base a esta última versión que se elaboró
el proyecto del actual Código Procesal Constitucional.

2.2 DESARROLLO TEMÁTICO Y ESQUEMA

En el Código Procesal Constitucional el legislador ha seguido la lógica de reunir


en un sólo texto normativo las regulaciones atinentes a los procesos
23
Extracto de BLUME FORTINI, Ernesto. EL CODIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL.
En file:///C:/Users/LENOVO/Downloads/16861-66990-1-PB.pdf
Fecha de consulta 03-03-2019
constitucionales de hábeas corpus, amparo, hábeas data, de cumplimiento, de
acción popular, de inconstitucionalidad y competencial, así como a la ejecución
de las resoluciones de organismos internacionales competentes dictadas en
materia de derechos humanos, a los cuales se haya sometido el Perú. No ha
comprendido otros instrumentos procesales constitucionales, como pueden ser
los denominados procedimientos de acusación constitucional recogidos por la
Constitución en sus artículos 99° y 100°: el juicio político y el antejuicio político.
Se trata, por consiguiente, de una lógica inclusiva y constreñida a los procesos
constitucionales previstos en el artículo 200° y 202°, inciso 3), de la
Constitución, así como el señalado en la segunda parte del artículo 138° sobre
Control Difuso o Judicial. A partir de la premisa indicada en el párrafo anterior,
se dividen los procesos constitucionales en dos grupos:

1) Los que cautelan el valor persona humana, traducido en la garantía de


vigencia de sus derechos constitucionales, que corresponden también a
la persona jurídica en cuanto sea aplicable. Dentro de este grupo están
el proceso de hábeas corpus, el proceso de amparo, el proceso de
hábeas data y el proceso de cumplimiento

2) Los que cautelan el valor primacía normativa constitucional, traducido en


la defensa de la Constitución frente a infracciones contra su jerarquía
normativa (procesos de control de normas) o contra la regla de
distribución competencial que ella consagra. En este segundo grupo se
encuentran el proceso de acción popular, el proceso de
inconstitucionalidad y el proceso competencial.

2.3 PRINCIPIOS RECOGIDOS EN EL CODIGO PROCESAL


CONSTITUCIONAL

El Código Procesal Constitucional, en consonancia con la especial


característica que diferencia al proceso constitucional de otros procesos,
señala algunos principios procesales especiales regulados por el legislador con
el propósito de identificar líneas matrices reguladoras de las controversias que
atañen a derechos fundamentales. Pongamos de relieve algunos conceptos
relevantes que son recogidos en forma de principios procesales especiales por
el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional:

2.3.1 El principio de dirección judicial del proceso: Comporta la estimación


del juez constitucional como conductor del proceso y esa calidad la confiere la
potestad de decidir la marcha de todas las actuaciones al interior de una
controversia. La dirección judicial convierte al juez en artífice del procedimiento
y a su vez, le habilita, he aquí lo relevante, para rechazar conductas dilatorias
en perjuicio de la marcha normal de un proceso constitucional. Un proceso sin
dirección, valga la acotación, se conduce a la deriva y genera mora procesal,
marcada lentitud y justicia tardía. De ahí la necesidad de una conducción
eficiente y eficaz del proceso.

2.3.2 El principio de gratuidad en la actuación del demandante: Implica que


la tutela de los derechos fundamentales no puede significar onerosidad
respecto de las actuaciones judiciales. Sin embargo, ¿qué sucede cuando ese
ejercicio gratuito incurre en abuso del derecho de petición en un proceso
constitucional? La última parte de este artículo justifica plenamente, en tales
casos, la imposición de costos para las situaciones de manifiesto abuso en las
cuales las pretensiones sean de plano inviables o bien el ejercicio del derecho
de defensa, sea contrario a los deberes de lealtad, corrección y sindéresis que
imponen los procesos. En dichas circunstancias, las sanciones también se
extienden a los abogados patrocinadores de los conflictos en cuestión. El
principio de economía apunta a que los procesos constitucionales no revistan
prima facie costos de actuación, en la medida que se trata de la protección de
derechos fundamentales.

2.3.3 El principio de inmediación: Implica un contacto directo con los hechos


alegados y las pretensiones de las partes. Al respecto, el Tribunal
Constitucional señala sobre este principio lo siguiente: la necesidad de un
conocimiento directo de la causa por parte del juez, quien no puede
resultar personaje mediato respecto de la litis. La urgencia de los
procesos constitucionales justifica, de igual modo, la inmediación del
juez, en tanto un conocimiento cabal de la controversia, en sus ámbitos
objetivo y subjetivo, habrá de justificar una real protección de los
derechos fundamentales24.

2.3.4 El principio de socialización: Se trata de un criterio de interpretación


que permite y obliga al juez a pasar de una igualdad formal a hacer efectiva
una igualdad material. El propósito de este principio, en consecuencia, es evitar
la desigualdad en el proceso, desigualdad entendida bajo el precepto de que
las diferencias entre las partes, en modo alguno han de ser una causal de
diferenciación en clave negativa por parte del juzgador.

2.3.5 Principio de impulso de oficio: El principio de impulso de oficio de los


procesos estima un hacer diligente del juzgador a efectos de que la pretensión
sea resuelta.

2.3.6 El principio de elasticidad: Se interpreta en el sentido de que el juez y


el Tribunal Constitucional deban adecuar la exigencia de las formalidades
previstas en el Código al logro de los fines de los procesos constitucionales; y,
pese a que podría alegarse vulneraciones al principio de legalidad o bien al de
congruencia procesal, la tutela urgente justifica los quebrantamientos
justificados de las formas, los cuales deben seguir un iter de racionalidad
y razonabilidad25.

2.3.7 El principio pro actione o favor processum: Por el cual cuando en un


proceso constitucional se presente una duda razonable respecto de si el
proceso debe declararse concluido, deberá declararse su continuación.

2.3.8 El principio de queja deficiente: El principio de suplencia de queja


deficiente o también llamado suplencia de las deficiencias procesales98,
institución de origen mexicano99, se ha definido de modo general como aquel
que obliga al Juez constitucional a subsanar los errores100 de naturaleza
fáctica en los que pueda haber incurrido las partes. Así, “el juez debe calificar
los hechos expuestos por las partes y la relación sustancial, prescindiendo de
la calificación efectuada por los litigantes. Debe determinar la causa petendi y

24
STC 2876-2005-PHC/TC Caso Nilsen Mallqui.
25
FIGUEROA GUTARRA, E. EL TÍTULO PRELIMINAR DEL CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL: BASES
CONCEPTUALES Y ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL.
En https://edwinfigueroag.files.wordpress.com/2011/09/el-tc3adtulo-preliminar-del-cc3b3digo-
procesal-constitucional-pdf.pdf
siempre que no se aparte de los hechos afirmados ni modifique su objeto,
puede otorgar lo pedido sobre la base de una calificación de la causa distinta a
la que hicieron las partes.
CAPÍTULO III

LOS PROCESOS DE AMPARO Y DE HABEAS DATA

3.1 EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE AMPARO

3.1.1 Definición: El numeral 2) del artículo 200° de la Constitución, señala


que “Son garantías constitucionales: (...) 2. La Acción de Amparo, que procede
contra el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o
persona, que vulnera o amenaza los demás derechos reconocidos por la
Constitución, con excepción de los señalados en el inciso siguiente. No
procede contra normas legales ni contra resoluciones judiciales emanadas de
procedimiento regular”.

A partir de ello, llegamos a definir al amparo como una institución que tiene su
ámbito dentro de las normas del Derecho Político o Constitucional y que
va encaminada a proteger la libertad individual o patrimonial de las
personas cuando han sido desconocidas o atropelladas por una
autoridad, cualquiera que sea su índole, que actúa fuera de sus
atribuciones legales o excediéndose en ellas, generalmente vulnerando
las garantías establecidas en la Constitución o los derechos que ella
protege26

Aunque, como podemos apreciar, acertadamente, nuestra constitución no ciñe


el concepto de amparo a las vulneraciones cometidas sólo por funcionarios o
autoridades, sino que incluso extiende sus alcances a aquellas cometidas por
cualquier persona en general.

Cabe resaltar que nuestra Constitución refiere que la vulneración puede ser
ocasionada o por comisión, o por omisión, con lo que se asume una definición
técnicamente más amplia para centrar el ámbito de acción del proceso de
amparo; lo cual en la práctica jurisprudencial ha implicado inclusive un tipo de
protección preventiva, superando la concepción de que solo debía evaluarse el
ámbito de determinación de una acción agresora y de su legitimidad o
ilegitimidad.

26
OSSORIO, Manuel. Opb. Cit. pp. 70.
De igual forma, la actual norma constitucional señala la improcedencia del
amparo contra normas legales o contra resoluciones judiciales emanadas de
procedimiento regular. Respecto a lo que se entiende por resolución judicial
emanada de un proceso regular, cabe resaltar que a partir del caso Apolonia
Collca27 se entiende por tal a aquellas expedidas con respeto a los estándares
de razonabilidad, suficiencia y coherencia como cánones para el control
constitucional de resoluciones judiciales, es decir, si realmente no se cumplen
estas exigencias, procede que el amparo constitucional pueda afectar la
institución de la cosa juzgada.

Pero, ¿qué es el proceso de amparo?; lo podemos definir como aquel proceso


a través del cual, se busca obtener protección a un derecho
constitucionalmente protegido en conformidad con lo señalado en el artículo
200°, numeral 2) de la Constitución Política; derechos que son taxativamente
enumerados en el artículo 37° de la norma adjetiva.

De esta manera, son derechos que se pueden amparar a través de este


proceso, los:

1) De igualdad y de no ser discriminado por razón de origen, sexo, raza,


orientación sexual, religión, opinión, condición económica, social, idioma, o de
cualquier otra índole;

2) Del ejercicio público de cualquier confesión religiosa; Código Procesal


Constitucional;

3) De información, opinión y expresión;

4) A la libre contratación;

5) A la creación artística, intelectual y científica;

6) De la inviolabilidad y secreto de los documentos privados y de las


comunicaciones;

7) De reunión;

27
STC 3179-2004-AA/TC. F.J. 23. Caso. Apolonia Collca.
8) Del honor, intimidad, voz, imagen y rectificación de informaciones inexactas
o agraviantes; 9) De asociación;

10) Al trabajo;

11) De sindicación, negociación colectiva y huelga;

12) De propiedad y herencia;

13) De petición ante la autoridad competente;

14) De participación individual o colectiva en la vida política del país;

15) A la nacionalidad;

16) De tutela procesal efectiva;

17) A la educación, así como el derecho de los padres de escoger el centro de


educación y participar en el proceso educativo de sus hijos;

18) De impartir educación dentro de los principios constitucionales;

19) A la seguridad social;

20) De la remuneración y pensión;

21) De la libertad de cátedra;

22) De acceso a los medios de comunicación social en los términos del artículo
35 de la Constitución;

23) De gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de la vida;

24) A la salud; y

25) Los demás que la Constitución reconoce.

Es preciso señalar que el proceso de amparo está comprendido dentro de los


llamados procesos constitucionales de la libertad, en los que el Poder Judicial
representa la primera línea de defensa de los derechos fundamentales, y solo
vía recurso de agravio constitucional, en caso de sentencias denegatorias, es
competente el Tribunal Constitucional. Advertimos aquí un importante efecto de
racionalidad en el conocimiento de causas pues solo lo desestimatorio sube al
Tribunal y ya no hay exigencia de que vuelva a revisar el supremo intérprete
aquello que el Poder Judicial resolvió favorablemente.

3.1.2 Aspectos generales relevantes del proceso de amparo:

1) Ausencia de etapa probatoria: Esta institución encuentra su


justificación en la exigencia de que la causa constitucional de amparo no
sea sometida al amplio debate probatorio de las causas ante la
jurisdicción ordinaria, en atención a la condición de tutela urgente que
este tipo de proceso exige. De lo contrario, extender el debate de la
causa constitucional o permitir la actuación de testimoniales o
exhibiciones de documentos, restaría efectividad al proceso de amparo.
Sin perjuicio de ello, en forma extraordinaria y bajo condiciones
excepcionales, los jueces constitucionales están habilitados para solicitar
la presentación de un documento determinado, a efectos de mejor
resolver el caso puesto en su conocimiento.

2) Sobre las excepciones o medios de defensa previa que planteen


las partes emplazadas en el proceso de amparo: Estas serán
resueltas en el denominado auto de saneamiento procesal en forma
previa a la emisión de la sentencia que pone fin a la instancia, a efectos
de que sea respetado el derecho de las partes a poder impugnar en lo
que a su derecho concierna. Lo que resulta de suma importancia
respecto al debido proceso, puesto que si el juez resuelve la excepción
en la sentencia, habiendo obviado el trámite de hacerlo en forma previa,
el proceso se desnaturalizaría en grado sustantivo. Más aún, si el juez A-
quo no se pronuncia sobre la excepción en el previo auto de
saneamiento, el órgano superior revisor habrá de declarar nula la
sentencia para que se respete el debido proceso. Sin embargo, esta
condición sólo sería excepcional, pues dada la urgencia de los derechos
que se protegen, los jueces constitucionales, al desarrollar función
revisora, solo deben confirmar o revocar una decisión previa. Ello
optimiza los procesos constitucionales de la libertad.

3) Prevalencia de las sentencias constitucionales: Por otro lado, la


prevalencia de las sentencias constitucionales constituye, bajo las
condiciones determinadas por los actuales procesos constitucionales de
la libertad, la clave de bóveda de la jurisdicción constitucional, en tanto
ésta desarrolla una función revisora de las decisiones de la justicia
ordinaria. Ésta es una competencia infra constitucional que explica la
importancia determinante de las decisiones de los jueces
constitucionales, aspectos que por cierto no han estado exentos de
cuestionamientos desde la jurisdicción ordinaria, en tanto de acuerdo a
los cánones establecidos, podríamos eventualmente señalar que es
viable, desde la perspectiva procedimental de este artículo, que una
decisión de una Sala de la Corte Suprema de la República, en materia
penal, civil, contenciosa, entre otras, pueda ser revisada por un juez
constitucional de primera instancia.

3.1.3 La ordenación legal vigente del proceso de amparo

1) La regulación en el Código Procesal Constitucional El proceso


constitucional del amparo, como los demás procesos que integran
actualmente la jurisdicción constitucional en el Perú, ha atravesado por
un íter legislativo sui generis. Tuvo una primera etapa de «iniciativa
académica»; esto es, un grupo de académicos fueron los que elaboraron
un anteproyecto de Código Procesal Constitucional (C.P.Const.), y luego
la segunda etapa de la «iniciativa legislativa multipartidaria» que
terminaron por aprobar en el seno del Congreso en 2004 la regulación
del actual Código Procesal Constitucional.

2) El agotamiento de las vías previas En la ordenación legal del


amparo, constituye un presupuesto procesal especial que se haya
transitado por parte del amparista el agotamiento de las vías previas; lo
cual supone que el acto reclamado se haya resuelto en alguna instancia
administrativa o entidad corporativa privada. Sin embargo, dicho
presupuesto admite algunas excepciones derivadas de la naturaleza de
tutela de urgencia y de los derechos constitucionales que están en juego
en el amparo. Así, de acuerdo al artículo 46 de la norma adjetiva, dichas
excepciones son: a) cuando la resolución administrativa, que no es la
última en la vía administrativa, es ejecutada prematuramente, esto es,
antes de vencerse el plazo para que quede consentida; b) cuando, por el
agotamiento de la vía previa, el agravio pudiera convertirse en
irreparable; c) cuando la vía previa no se encuentre regulada o haya sido
iniciada innecesariamente por el afectado; d) cuando la vía previa no se
resuelve en los plazos fijados para su resolución.

3) El carácter residual de la acción de amparo: Dado que la causal de


improcedencia de las acciones constitucionales recogida en el artículo
5.2 del Código procesal Constitucional sólo excluye al proceso de
habeas corpus, se reconoce con carácter previo para la acción, la
naturaleza residual de la acción de amparo. Podemos definir la
residualidad del proceso de amparo desde dos aspectos. Desde una
perspectiva negativa significa que no podrá acudirse al amparo para la
defensa de cualquier derecho constitucional, si esa misma defensa
puede lograrse a través de algún proceso en la vía judicial ordinaria. Al
amparo sólo se podrá acudir residualmente, cuando la defensa del
derecho constitucional no ha sido conseguida a través de otros medios
judiciales. Por otro lado, su definición positiva tiene una doble
significación. En primer lugar significa que el amparo sólo procede (…)
cuando definitivamente no es posible alcanzar la protección del
derecho en la vía judicial ordinaria. Y en segundo lugar, significa
que el quejoso podrá acudir al amparo sólo cuando el
ordenamiento jurídico no le ha ofrecido una vía judicial ordinaria
que le permita la misma protección que le ofrece el amparo para la
defensa de su derecho constitucional. De esta manera, podrá
acudir al amparo sólo subsidiariamente cuando en la vía judicial
ordinaria no existe otro mecanismo de protección idóneo 28.

Así, por ejemplo, El Tribunal Constitucional ha considerado que el


agotamiento de la vía administrativa constituye un requisito
indispensable debido a la naturaleza de la pretensión de amparo. “(...)
28
CASTILLO CORDOVA, L. (2005). EL AMPARO RESIDUAL EN EL PERÚ. UNA CUESTIÓN DE SER O NO SER.
En
https://pirhua.udep.edu.pe/bitstream/handle/11042/2069/Amparo_residual_peru_cuestion_ser_no_se
r.pdf?sequence=1
Fecha de consulta 03-03-2019
El agotamiento de la vía previa es un requisito indispensable, pues
el recurso de amparo surge como una pretensión sumaria y
excepcional, que puede sustanciarse cuando ya no caben acciones
jurídicas de ningún tipo contra la persona o entidad que ha violado
un derecho constitucionalmente protegido” (Exp. Nº 076-96-AA/TC
resuelto el 13 de noviembre de 1997)29.

4) El acto lesivo: La existencia de un acto lesivo de los derechos que


pueden ser protegidos a través del amparo, constituye un presupuesto
procesal de este proceso. El acto lesivo puede ser definido como aquella
conducta (acción u omisión) proveniente de cualquier autoridad,
funcionario o persona, que amenaza o vulnera derechos fundamentales.
El acto lesivo tiene un contenido material y otro jurídico, que deben ser
analizados en forma conjunta. El contenido «material» se encuentra
constituido por tres elementos:

a) el sujeto activo (que lleva a cabo el acto lesivo),

b) el sujeto pasivo (que se ve perjudicado en sus derechos por el acto


lesivo), y,

c) la acción u omisión concreta.

Todos estos elementos se encuentran relacionados con aspectos


esencialmente fácticos. Por su parte, la determinación del contenido
jurídico del acto lesivo implica una valoración sobre la afectación
producida, pues esta debe estar relacionada con el ejercicio de un
derecho fundamental. Implica, por lo tanto, determinar la existencia de
un agravio personal y directo de los derechos fundamentales como
presupuesto para la procedencia de una demanda de amparo. Los actos
lesivos pueden ser clasificados en función a determinados requisitos o
características, que determinan la procedibilidad de la demanda.

a) En función al modo de afectación, los actos lesivos se dividen


entre aquellos que implican un hacer o una amenaza de hacer (acción)
de aquellos que implican un no hacer (omisión).
29
ABAD YUPANQUI, J. AMPARO Y RESIDUALIDAD Los cambios introducidos y su desarrollo
jurisprudencial. DIALOGO CON LA JURISPRUDENCIA. Lima-Perú. pp. 35.
b) En atención al momento de su realización, se clasifican en
actos pasados, presentes, futuros o de tracto sucesivo.

c) En atención al criterio de reparabilidad, los actos lesivos


pueden clasificarse en reparables o irreparables.

d) En atención a su subsistencia al momento de presentar la


demanda, en subsistentes o insubsistentes.

e) En atención a su carácter manifiesto, vinculado con el tema de


la prueba en el amparo, se clasifican en manifiestos y no manifiestos.

f) En función al consentimiento por la parte agraviada, se


pueden dividir en consentidos (de forma expresa o tácita) y no
consentidos.

g) Desde la perspectiva de su origen, es decir, a partir del órgano,


autoridad o persona que lo lleva a cabo, pues la procedibilidad de una
demanda también se encuentra condicionada a este factor. Los actos
del Poder Ejecutivo abarcan un conjunto bastante amplio de materias,
pues se relacionan con la gestión y administración de los asuntos
públicos que se encuentran bajo su competencia. Los actos del Poder
Legislativo, son diversos los actos que pueden dar lugar a la afectación
de un derecho fundamental y, por lo tanto, permitir la interposición de
una demanda de amparo. Entre ellos se encuentran los actos
administrativos que dicta, las leyes que aprueba, las resoluciones de
sanción de altos funcionarios, los supuestos de omisión legislativa que
genera el fenómeno de la inconstitucionalidad por omisión y los actos de
las comisiones parlamentarias. Sobre la procedencia del amparo contra
resoluciones judiciales, se requiere, tal como se infiere contrarium
sensu de lo que señala la norma, que estas sean expedidas en un
proceso irregular. Y como ya se ha dicho, a partir del caso Apolonia
Collca30 se entiende como resoluciones expedidas en un proceso regular
a aquellas expedidas con respeto a los estándares de razonabilidad,
suficiencia y coherencia como cánones para el control constitucional de
resoluciones judiciales, es decir, si realmente no se cumplen estas
30
STC 3179-2004-AA/TC. F.J. 23. Caso. Apolonia Collca.
exigencias, procede que el amparo constitucional pueda afectar la
institución de la cosa juzgada.

3.1.4 Amparo contra normas legales: Sobre la procedencia del amparo


contra normas legales existen diversas tendencias en el derecho
comparado, lo que demuestra que estamos ante uno de los temas más
polémicos relacionados con el desarrollo de este proceso constitucional.
La opción asumida en cada país depende del contenido de sus normas
constitucionales y legales sobre el proceso de amparo, la posición que
asuman sus respectivos tribunales a través de la jurisprudencia
constitucional y, quizá lo más importante, el modelo de control
constitucional de normas jurídicas establecido en cada país. En materia
de amparo contra normas legales se pueden identificar tres tesis:

1) Tesis permisiva moderada: acepta el amparo contra los actos


basados en normas, pero no reconoce el amparo directo contra
normas autoaplicativas.

2) Tesis permisiva amplia: permite el amparo en ambos supuestos.


Una tercera tesis, niega cualquier posibilidad de un control
constitucional de normas a través del amparo.

3) Tesis negativa: La Constitución de 1993 fue resultado del golpe de


Estado del 5 de abril de 1992, por lo que no era de extrañar que
algunas de las reformas introducidas a la Constitución de 1979
estuviesen orientadas a limitar el ámbito de protección del amparo.
En este sentido, el artículo 200, inciso 2 del texto constitucional de
1993 establece de forma expresa la improcedencia de la demanda
de amparo contra normas legales, disposición establecida
principalmente para impedir el amparo contra normas autoaplicativas.
Sin embargo, a partir de 1997, el Tribunal Constitucional consideró
que la prohibición establecida en el artículo 200, inciso 2 de la
Constitución no debía ser entendida de forma literal ni absoluta,
permitiéndose la posibilidad de presentar una demanda de amparo
contra normas legales en caso fueran autoaplicativas, entendiéndose
como tales aquellas que generaban efectos inmediatos y lesionaban
derechos fundamentales, sin necesidad de actos concretos de
aplicación. Este lineamiento jurisprudencial se mantendrá sin
variación alguna en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y
podemos afirmar que adquirieron la calidad de jurisprudencia
vinculante para todos los órganos jurisdiccionales del Estado.
Conforme fueron avanzando los años, el Tribunal precisó con una
mejor técnica jurídica su posición, pero siempre enmarcándola dentro
de la «tesis permisiva amplia», es decir, aceptando la procedencia
del amparo contra actos lesivos basados en normas y contra normas
autoaplicativas.

3.1.5 Las causales de improcedencia del amparo: Para emitir un


pronunciamiento sobre el fondo en un proceso de amparo, es necesario
que se cumplan determinados presupuestos procesales. Uno de ellos
consiste en que no se presente ninguna de las causales de
improcedencia previstas en el respectivo ordenamiento jurídico de cada
país. En el caso peruano, tales causales se encuentran en la
Constitución de 1993 y la ley sobre la materia (el Código Procesal
Constitucional) siendo algunas de ellas aplicables a otros procesos
(hábeas corpus, hábeas data y cumplimiento), mientras que otras solo
se aplican al amparo en particular. El Código Procesal Constitucional
establece una relación completa y detallada sobre las causales de
improcedencia de los procesos constitucionales de tutela de derechos
fundamentales. En este sentido, el texto original del artículo 5 estableció
diez causales de improcedencia aplicables en común a los procesos de
habeas corpus, amparo y habeas data. De esta forma, el referido artículo
señala que no proceden los procesos constitucionales cuando:

1. Los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en forma


directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado;

2. Existan vías procedimentales específicas, igualmente satisfactorias,


para la protección del derecho constitucional amenazado o vulnerado,
salvo cuando se trate del proceso de hábeas corpus;
3. El agraviado haya recurrido previamente a otro proceso judicial para
pedir tutela respecto de su derecho constitucional;

4. No se hayan agotado las vías previas, salvo en los casos previstos


por este Código y en el proceso de hábeas corpus;

5. A la presentación de la demanda ha cesado la amenaza o violación de


un derecho constitucional o se ha convertido en irreparable;

6. Se cuestione una resolución firme recaída en otro proceso


constitucional o haya litispendencia; además, la inaplicabilidad de la
citada norma;

7. Se cuestionen las resoluciones definitivas del Consejo Nacional de la


Magistratura en materia de destitución y ratificación de jueces y fiscales,
siempre que dichas resoluciones hayan sido motivadas y dictadas con
previa audiencia al interesado;

831. Se cuestionen las resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones


en materias electorales, de referéndum o de otro tipo de consultas
populares, bajo responsabilidad. Resoluciones en contrario, de cualquier
autoridad, no surten efecto legal alguno. La materia electoral comprende
los temas previstos en las leyes electorales y aquellos que conoce el
Jurado Nacional de Elecciones en instancia definitiva.

9. Se trate de conflictos entre entidades de derecho público interno. Los


conflictos constitucionales surgidos entre dichas entidades, sean
poderes del Estado, órganos de nivel o relevancia constitucional,
gobiernos locales y regionales, serán resueltos por las vías
procedimentales correspondientes;

10. Ha vencido el plazo para interponer la demanda, con excepción del


proceso de hábeas corpus.

31
Numeral declarado inconstitucional por la Sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el
Expediente N° 00007- 2007-PI-TC, publicada el 22 junio 2007 en el diario oficial El Peruano. El texto
recogido originalmente por el Código Procesal Constitucional decía: “8. Se cuestionen las resoluciones
del Jurado Nacional de Elecciones en materia electoral, salvo cuando no sean de naturaleza
jurisdiccional o cuando siendo jurisdiccionales violen la tutela procesal efectiva. Tampoco procede
contra las resoluciones de la Oficina Nacional de Procesos Electorales y del Registro Nacional de
Identificación y Estado Civil si pueden ser revisadas por el Jurado Nacional de Elecciones”.
Estas causales, como hemos señalado, son aplicables en común a todos
los procesos de tutela de derechos fundamentales. Sin embargo, no son
los únicos supuestos que justifican declarar improcedente una demanda
de amparo, pues existen otras disposiciones del Código que también
impiden al juez emitir un pronunciamiento sobre el fondo de la
controversia. Así, el artículo 38° señala como causal de improcedencia la
demanda de protección de un derecho que carece de sustento
constitucional directo o que no está referido a los aspectos
constitucionalmente protegidos del mismo; igualmente, el artículo 45°,
establece que el amparo sólo procede cuando se hayan agotado las vías
previas; por lo que al no existir tal condición, la demanda debe
declararse improcedente. Así mismo, el artículo 44° de la norma adjetiva,
señala como plazo para la interposición de la demanda de amparo
sesenta días hábiles de producida la afectación, siempre que el afectado
hubiese tenido conocimiento del acto lesivo y se hubiese hallado en
posibilidad de interponer la demanda; por lo que se entiende que
presentada fuera de este plazo, la demanda será declarada
improcedente por prescripción de la acción

3.1.6 La competencia: La competencia en el proceso de amparo se determina


sobre la base de tres criterios:

a) La competencia material, que se ha otorgado a los jueces civiles en


primera instancia, a las Salas Civiles, en segunda instancia y al Tribunal
Constitucional, en última y definitiva instancia en caso de resolución
denegatoria;

b) la competencia funcional, que corresponde a los juzgados en


primera instancia, a las Salas de las Cortes Superiores en segunda
instancia y al Tribunal Constitucional en última instancia; y

c) la competencia territorial: El artículo 51° del Código ha asignado


dos posibilidades a elección del demndante: 1) al juez del domicilio del
demandante o 2) al juez donde acaeció el acto lesivo (de acuerdo a la
modificatoria introducida por el artículo 1 de la ley 28946). En cuanto a la
competencia ratione materiae, se entrega el conocimiento de todos los
casos a los jueces civiles. Esto si bien puede representar un orden en la
asignación de la competencia, deja de lado la especialización que
determinados procesos de amparo pueden reclamar, como el amparo
laboral o el amparo económico, solo por mencionar dos ejemplos que
bien podrían ser mejor resueltos en los juzgados laborales o los
juzgados comerciales. Sin embargo, un adecuado avance en la
asignación de una mejor competencial material es la implementación de
Juzgados y Salas Constitucionales, aun cuando su número sea aún
reducido.

3.1.7 La demanda: La demanda es el acto voluntario mediante el cual se


ejerce el derecho de acción, activándose la actividad de la jurisdicción
constitucional en procura de la protección de los derechos
fundamentales. En nuestro sistema procesal, el artículo 42° de la norma
procesal ha establecido determinados requisitos que debe contener la
demanda de amparo, entre los cuales se encuentran: La designación del
Juez ante quien se interpone; el nombre, identidad y domicilio procesal
del demandante; el nombre y domicilio del demandado, sin perjuicio de
lo previsto en el artículo 7° del mismo Código; la relación numerada de
los hechos que hayan producido o estén en vías de producir la agresión
del derecho constitucional; los derechos que se consideran violados o
amenazados; el petitorio, que comprende la determinación clara y
concreta de lo que se pide; la firma del demandante o de su
representante o de su apoderado, y la del abogado.

3.1.8 Medida cautelar El Código Procesal Constitucional, ha regulado en su


artículo 15° la interposición de medidas cautelares en el amparo. La
posibilidad de presentar medidas cautelares, en un proceso de amparo,
como lo resaltó la doctrina mexicana, desde un inicio, a través de la
igura de la suspensión del acto reclamado, resulta clave en este tipo de
proceso, en tanto que tutela restitutoria, requiere la preservación del
objeto del proceso, esto es, que el derecho fundamental no se convierta,
por el paso del tiempo, en irreparable. Con todo, el Código ha restringido
el uso de las medidas cautelares, cuando se intenten suspender actos
de los gobiernos regionales y municipales, lo cual no parece condecirse
con la finalidad misma del proceso de amparo, aun cuando se justifique
en el hecho del abuso de las medidas cautelares, especialmente grave
en el caso del control del orden público a cargo de los gobiernos locales.

3.1.9 La prueba Aun cuando el artículo 9° del Código, ha establecido que en el


amparo no existe una etapa de actuación probatoria, el Tribunal ha
utilizado la excepción contenida en la misma norma, según la cual el
juez constitucional puede actuar la prueba que estime pertinente, para
recabar la información necesaria que permita establecer la vulneración
de un derecho fundamental. Así, ha hecho uso de los pedidos de
información, de informes de amicus curiae, entre otros para producir +la
prueba que lleve al establecimiento de la verdad en el proceso
constitucional. Por otro lado, en reciente jurisprudencia el Tribunal ha
dispuesto, innovando en la regla usual sobre la carga de la prueba en el
amparo, que en el caso de producirse una discriminación por motivos
sospechosos, el acto lesivo se reputa inconstitucional, recayendo en el
ente infractor la probanza sobre la legitimidad constitucional de la
medida.

3.1.8 La sentencia: Los contenidos de la sentencia en el amparo se


encuentran regulados en dos aspectos: a) por un lado, en el artículo 17°
de la norma adjetiva, se recogen los contenidos que debe tener una
sentencia, y b) el contenido de la sentencia fundada que se encuentra
regulado en el numeral 55 y que debe tener algunos contenidos
mínimos, como son: identificación del derecho constitucional vulnerado,
declaración de nulidad, restitución o restablecimiento de los derechos
constitucionales y orden y definición precisa de la conducta a cumplir.
Los efectos personales de la sentencia de amparo se van a expresar en
dos modalidades: a) el efecto general o erga omnes a través de dos
tipos de fallos: i) vía precedente vinculante, y ii) mediante la declaratoria
del estado de cosas inconstitucionales con efecto más allá de las partes;
y la segunda modalidad b) es el carácter concreto o inter partes,
derivado de la famosa «fórmula Otero». La ejecución de la sentencia en
materia de amparo presenta un amplio entramado normativo con
mecanismos de eficacia y coerción como son la imposición de multas o
la destitución del responsable (artículo 22 y 59 del C.P.Const.);
igualmente otras instituciones como la actuación inmediata de la
sentencia o la represión de actos homogéneos. La actuación inmediata o
ejecución provisional de la sentencia ha sido reconocido expresamente
por el TC peruano en la STC 0607-2009-PA/TC, aun cuando existía
duda sobre su regulación en el artículo 22 del C.P.Const. Subyace en
esta institución procesal la tutela de urgencia del justiciable que obtiene
sentencia estimativa en primera instancia y, aunque la contraparte apele,
dicho fallo se ejecuta en los términos allí dispuestos, pero teniendo el
juez que evaluar el carácter de la irreversibilidad de lo ordenado en la
sentencia de amparo. La represión de actos lesivos homogéneos
(artículo 60 del C.P.Const.) es un mecanismo de protección judicial de
derechos fundamentales frente a actos que presentan características
similares a aquellos que han sido considerados en una sentencia previa
como contrarios a tales derechos. En este sentido, lo resuelto en un
proceso constitucional de tutela de derechos fundamentales no agota
sus efectos con el cumplimiento de lo dispuesto en la sentencia
respectiva, sino que se extiende hacia el futuro, en la perspectiva de
garantizar que no se vuelva a cometer una afectación similar del mismo
derecho. Subyace como fundamentos de este instituto.

3.1.9 Medios impugnatorios En el proceso de amparo existen los siguientes


recursos: a) el recurso de apelación (artículo 57 del C.P.Const.), b) el
recurso de agravio constitucional (artículo 18 del C.P.Const.), y
estimamos igualmente calificar como medio impugnatorio: c) el recurso
de queja (artículo 19 del C.P.Cons.), y d) el recurso de reposición
(artículo 121 del C.P.Const.). Existen en la práctica otros medios
impugnatorios como la aclaración, la subsanación y supletoriamente la
corrección.

3.1.10 Trámite del proceso constitucional de amparo (Art. 53° C.P.Const.):

En la resolución que admite la demanda, el Juez concederá al


demandado el plazo de cinco días para que conteste. Dentro de cinco
días de contestada la demanda, o de vencido el plazo para hacerlo, el
Juez expedirá sentencia, salvo que se haya formulado solicitud de
informe oral, en cuyo caso el plazo se computará a partir de la fecha de
su realización. Si se presentan excepciones, defensas previas o pedidos
de nulidad del auto admisorio, el Juez dará traslado al demandante por
el plazo de dos días; con la absolución o vencido el plazo para hacerlo,
dictará un Auto de Saneamiento Procesal 7 Párrafo derogado por la
Segunda Disposición Derogatoria de la Ley N° 29364, publicada el 28
mayo 2009. 8 Párrafo derogado por la Segunda Disposición Derogatoria
de la Ley N° 29364, publicada el 28 mayo 2009. 19 Código Procesal
Constitucional en el que se anule lo actuado y se dé por concluido el
proceso, en el caso de que se amparen las excepciones de
incompetencia, litispendencia, cosa juzgada y caducidad. La apelación
de la resolución que ampare una o más de las excepciones propuestas
es concedida con efecto suspensivo. La apelación de la resolución que
desestima la excepción propuesta es concedida sin efecto suspensivo.
Si el Juez lo considera necesario, realizará las actuaciones que
considere indispensables, sin notificación previa a las partes. Inclusive,
puede citar a audiencia única a las partes y a sus abogados para realizar
los esclarecimientos que estime necesarios. El Juez expedirá sentencia
en la misma audiencia o, excepcionalmente, en un plazo que no
excederá los cinco días de concluida ésta. El Juez en el auto de
saneamiento, si considera que la relación procesal tiene un defecto
subsanable, concederá un plazo de tres días al demandante para que lo
subsane, vencido el cual expedirá una sentencia. En los demás casos,
expedirá sentencia pronunciándose sobre el mérito. Los actos
efectuados con manifiesto propósito dilatorio, o que se asimilen a
cualquiera de los casos previstos en el artículo 112 del Código Procesal
Civil, serán sancionados con una multa no menor de diez ni mayor de
cincuenta Unidades de Referencia Procesal. Dicha sanción no excluye la
responsabilidad civil, penal o administrativa que pudiera derivarse del
mismo acto.
ANEXO I

DEMANDA DE AMPARO
EXPEDIENTE     :
ESPECIALISTA   :
ESCRITO            : 01-2017
SUMILLA             : ACCION DE AMPARO

EXPEDIENT

ESCRITO: .

SUMILLA:
ACCIÒN DE

SEÑOR JUEZ CIVIL DE TURNO DE LA PROVINCIA DE MAYNAS:

LUIS ABAD YUPANQUI, identificado con DNI Nº 09611212 y OLGA ABAD


ROSAS identificada con DNI Nº 05275478, ambas con dirección domiciliaria en
CALLE TRUJILLO Nº 177, señalando domicilio procesal en CALLE PIURA N°
225, y para efectos de notificación en la Casilla electrónica Nº 51087; a Ud.,
respetuosamente, digo:

i.            Nombre del demandado y su dirección domiciliaria

Interpongo la presente ACCION DE AMPARO contra JOSE ENRIQUE POZO


POZO, quien ostenta el cargo de JUEZ DEL PRIMER JUZGADO CIVIL DE
MAYNAS, y contra PASCUALA FELICITA MORI, con el cargo de secretaria
judiciale del mismo órgano jurisdiccional, a quienes se les deberá notificar en el
local de dicho Juzgado ubicado en las instalaciones de la Corte Superior de
Justicia de Loreto ubicado en la Av. Grau Nº 720 – Iquitos.
ii.          Petitorio

De conformidad con lo dispuesto por el artículo 2 Inciso 20 de la Constitución Política del


Estado que consagra el derecho de petición y el artículo 139 Inciso 3 del mismo texto
constitucional que consagra La Tutela Jurisdiccional como principio y derecho de la función
jurisdiccional, recurro ante su respetable Despacho con el propósito de INTERPONER
DEMANDA CONSTITUCIONAL DE AMPARO POR VULNERACION DEL
DERECHO AL DEBIDO PROCESO, DERECHO DE TUTELA JUDICIAL
EFECTIVA y amenaza del DERECHO A LA PROPIEDAD – que me atribuye
derecho a la posesión, violación que se ha concretado en la resolución Nº 68
de fecha 21 de abril de 2017, LA CUAL NO FUE NOTIFICADA EN EL PLAZO
DE LEY y LA MISMA QUE NO DISPONE ORDEN DE DESCERRAJE la
“TOMA DE POSESIÒN FÌSICA DEL INMUEBLE UBICADO EN CALLE
TRUJILLO Nº 177 y 179 en los términos así expresados en la referida
resolución, LO CUAL ES CONCEDIDO SIN MÀS TRÀMITE POR EL Juzgado,
y sin que previamente se haya agotado la vía del emplazamiento, como
corresponde a la actuación de un Administrador judicial, y menos se ha tomado
en cuenta lo señalado por el SEGUNDO PLENO CASATORIO CIVIL
RESPECTO A LA DIFERENCIA ENTRE POSESIÓN Y COPOSESIÓN. Ello; a
fin de que se anule y se reponga al estado de las cosas hasta el momento
anterior en que se produjo la violación de los derechos constitucionales de las
recurrentes.
Como se podrá apreciar del análisis de la referida resolución:
1.- Viola flagrantemente mi derecho fundamental a un debido proceso, el cual.
Contiene en sí un conjunto de garantías constitucionales, que se traduce en n
conjunto de derechos entre los que se destaca el Derecho a la certeza, que se
entiende como el derecho de toda persona a que las sentencias o resoluciones
estén motivadas, es decir que en la decisión judicial haya un razonamiento
jurídico explícito entre los hechos y las leyes que se aplican, según
dispone el artículo 139º-5 de la Constitución 32.
En ese contexto, la impugnada dispone se realice una diligencia de “TOMA DE
POSESIÒN FÌSICA DEL INMUEBLE UBICADO EN JR CALLE TRUJILLO Nº
177 y 179” en los términos así expresados en la referida resolución, LO CUAL
ES CONCEDIDO SIN MÀS TRÀMITE por el Juzgado, y sin que previamente se
haya agotado la vía del emplazamiento, como corresponde en estos casos,
como procesalmente corresponde y como se ha reconocido por la propia
Presidencia del Poder Judicial en la Resolución Administrativa Nº 363-2014-P-
PJ del 03 de diciembre de 2014, la misma que exhorta a los jueces de toda la
república a agotar las vías previas a la toma de decisiones tan severas como la
de medida de descerraje la misma que sólo ha sido plasmada en el oficio Nº
556-2017 dirigido a la Policía Nacional a fin de que preste las garantías
necesaria oficio que se nos ha mostrado cuando increpé a la secretaria judicial
Diana Moya Vásquez quien ingresó SIN NUESTRO CONSENTIMIENTO a la
vivienda en la que domiciliamos, acompañada de numerosas personas. Esta
decisión judicial tan trascendente plasmada en la resolución Nº 68, QUE NO
ES SOLO UNA RESOLUCION DE MERO TRAMITE COMO PRETENDEN
32
Art. 139º de la Constitución Política del Perú: Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…)
5.- La motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de
mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se
sustentan.
MAQUILLARLA LOS DEMANDADOS, no contiene ningún tipo de motivación
ni de derecho y menos de hecho, ello, entre otras cosas debido a que ni
siquiera se han tomado la mínima molestia de revisar el expediente Nº 1273-
2007-CI en que se tramita la causa, habiendo cometido el gravísimo error de
ordenar la realización de la diligencia en mención sin tomar en cuenta en
cuenta que el inmueble signado con la dirección CALLE TRUJILLO Nº 179
NO FORMA PARTE DE LOS BIENES DE LA SUCESIÒN, lo cual pudieron
haber verificado de la simple revisión de la copia literal de dominio del
inmueble materia de la copropiedad administrada.

Los demandados no han tomado en consideración que “Uno de los contenidos


del derecho al debido proceso es el derecho de obtener de los órganos
judiciales una respuesta razonada, motivada y congruente con las pretensiones
oportunamente deducidas por las partes en cualquier clase de procesos. La
exigencia de que las decisiones judiciales sean motivadas en proporción a los
términos del inciso 5) del artículo 139° de la Norma Fundamental, garantiza que
los jueces, cualquiera sea la instancia a la que pertenezcan, expresen el
proceso mental que los ha llevado a decidir una controversia, asegurando que
el ejercicio de la potestad de administrar justicia se haga con sujeción a la
Constitución y a la ley; pero también con la finalidad de facilitar un adecuado
ejercicio del derecho de defensa de los justiciables.” 33 Y desde esta perspectiva
les requerimos a que demuestren en que parte de la resolución materia del
presente recurso se ha desarrollado algún mínimo proceso mental.

2.- Viola flagrantemente nuestro Derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva,


pues la resolución que, sin más trámite, sin un requerimiento previo y además,
sin que exista algún emplazamiento acreditado por el nuevo Administrador
Judicial, dispone la diligencia de “toma de posesión física del inmueble” no
fue notificada a nuestra parte en el plazo de ley, SORPRENDENTEMENTE,
EL JUZGADO DEL JUEZ DEMANDADO, REALIZA LA NOTIFICACIÒN
ELECTRÒNICA DE LA RESOLUCIÒN Nº 68 A LA 1.12 pm, DEL MISMO DÌA
DE LA DILIGENCIA ORDENADA Y CUANDO LOS TRABAJADORES
JUDICIALES SE ENCUENTRAN EN SU HORARIO DE REFRIGERIO, ESTO
ES MINUTOS ANTES DE LA REALIZACIÒN DE LA DILIGENCIA,
PRIVANDONOS FLAGRANTE Y DOLOSAMENTE DE NUESTRO DERECHO.
Esto señor Juez, evidentemente vulnera lo ya establecido por el Tribunal
Constitucional, el mismo que en reiterada jurisprudencia ha establecido que
cualquier impedimento de participar en un proceso judicial a quienes
tienen legítimo interés constituye una violación constitucional
inadmisible, aun cuando esta limitación se base en la ley; motivo por el
cual, en cualquier etapa del proceso, incluso cuando un proceso se
encuentra en vía de ejecución de sentencia, es más valioso
constitucionalmente proteger el derecho de defensa, que asumir una
noción formalista de la cosa juzgada.

33
Fundamento Nª 11 de la sentencia del Tribunal Constitucional. EXP. N.° 1230-2002-HC/TC –LIMA
-CÉSAR HUMBERTO TINEO CABRERA 
3.- Viola flagrantemente nuestro Derecho a la propiedad, pues la resolución
materia del presente recurso constitucional, primero, no ha individualizado
previamente si el bien signado con la dirección CALLE TRUJILLO Nº 179 fue
materia de Litis; y segundo, que no ha tomado en cuenta que las demandantes
ya ostentan la posesión del bien a administrar signado con la dirección CALLE
TRUJILLO Nº 177 que si es materia del proceso civil Nº 555-2009-CI. Como
argumentos entre otros, señala: a) Que si bien es cierto, ambos inmuebles
(CALLE TRUJILLO Nº 177 y 179, forman parte de una misma área de terreno,
cada uno de ellos cuenta con partida registral distinta, siendo que como ya se
ha manifestado y se encuentra acreditado en el proceso civil, solo forma parte
de la copropiedad el inmueble signado con la dirección CALLE TRUJILLO Nº
177, y ambos son posesionarias de forma continua, pública y pacífica de
ambos inmuebles desde hace casi 80 años, por parte de la demandante LUIS
ABAD YUPANQUI – CONSTANDO EN EL EXPEDIENTE QUE ÈSTE ES SU
DOMICILIO REAL-, y desde hace más de 08 años por parte de la demandante
OLGA ABAD ROSAS. Por tal motivo, previamente a expedir la resolución
impugnada, el Juzgado debió delimitar cuàl es el inmueble materia de Litis, es
decir cuál es el inmueble que sobre el cual el administrador judicial debe
ejercer las atribuciones para las cuales se le ha nombrado.
Por último como tercer punto, además de las graves vulneraciones ya
señaladas, la impugnada dicta la realización de una diligencia de toma de
posesión física del inmueble a administrar a favor del administrador judicial, sin
tomar en cuenta que ya existía un posesionario acreditado en autos, por tanto
lo que en todo caso (siguiendo la aberrante lógica de los demandados) se
debiò ordenar la entrega física en COPOSESION, con las implicancias que ello
conlleva tal como ha sido señalado en el segundo Pleno Casatorio Civil DE
APLICACIÒN VINCIULANTE EN TODAS LAS DECISIONES JUDICIALES. Asì
mismo, LA IMPUGNADA NO DELIMITA CLARAMENTE CUALES SON LAS
ATRIBUCIONES QUE SE LE CONFIERE EN SU CALIDAD DE
ADMINISTRADOR JUDICIAL AL DICTARSE LA CUESTIONADA “TOMA DE
POSESIÒN FÌSICA DEL INMUEBLE. c) Ante ello, se interpuso queja
excepcional a fin que se declare nula la citada sentencia por cuanto durante el
curso del proceso se cometió una serie de irregularidades, queja que a la fecha
se encuentra pendiente de resolver.
Ante ello, se interpuso la queja respectiva ante el Órgano de control de la
Magistratura en vista que se cometió una serie de irregularidades, queja que a
la fecha se encuentra pendiente de resolver.

iii.         Derecho constitucional violado.

Es el DERECHO AL DEBIDO PROCESO, DERECHO DE TUTELA JUDICIAL


EFECTIVA y amenaza del DERECHO A LA PROPIEDAD.
iv.         Fundamentos de la demanda

1.          Los demandantes tienen su domicilio señalado en la CALLE


TRUJILLO Nº 177, lugar en el cual, el demandante LUIS ABAD YUPANQUI ha
nacido crecido y vivido, esto es durante toda su vida, por tratarse de un bien
originalmente de sus padres.
2.           Es el caso señor Juez, que mediante mandato expedido en el proceso
civil Nº 555-2009, por Remoción de Administración Judicial, se nombra
Administrador Judicial de los bienes de la Sucesión Abad Yupanqui a JUAN
Abad Quispe, cuya sentencia quedó firme y ejecutoriada desde inicios del año
2015.

3.           En ese contexto, señor magistrado, mediante resolución Nº 67 de


fecha 23 de marzo de 2017, el Juez del Primer Juzgado Civil de Maynas y la
secretaria judicial a cargo del proceso, designa como administrador judicial a
JUAN ABAD QUISPE, cuando éste ya se encontraba nombrado mediante
sentencia consentida y ejecutoriada desde inicios del año 2015. En dicha
resolución, señor Juez, se le pide al Administrador Judicial que presente un
inventario de los bienes a administrar, cuando ello era bien sabido, porque
estaba delimitado en el mismo proceso, y en el proceso originario sobre
Administración Judicial de bienes Nº 483-1996 que se tuvo como medio
probatorio para emitir la sentencia en su momento.

4.           Sin embargo, pese a lo señalado, el administrador judicial no presenta


el inventario de los bienes a administrar, y solicita, conforme se desprende de
la resolución Nº 68 de fecha 21 de abril de 2017, LA CUAL NO FUE
NOTIFICADA EN EL PLAZO DE LEY y LA MISMA QUE NO DISPONE
ORDEN DE DESCERRAJE, la “TOMA DE POSESIÒN FÌSICA DEL
INMUEBLE UBICADO EN CALLE TRUJILLO Nº 177 Y 179” en los términos
así expresados en la referida resolución, LO CUAL ES CONCEDIDO SIN MÀS
TRÀMITE POR EL Juzgado, y sin que previamente se haya agotado la vía del
emplazamiento, como corresponde a la actuación de un Administrador judicial,
y menos se ha tomado en cuenta lo señalado por el SEGUNDO PLENO
CASATORIO CIVIL RESPECTO A LA DIFERENCIA ENTRE POSESIÓN Y
COPOSESIÓN.
5.           pero, lo más grave, significa el hecho de que el magistrado y la
secretaria judicial a cargo del proceso Nº 1273-2007 no tomaron en cuenta que
el inmueble signado con la dirección CALLE ARICA Nº 1177 NO FORMA
PARTE DE LOS BIENES DE LA SUCESIÒN, es decir EL MAGISTRADO Y
SU SECRETARIA NO REVISARON EL EXPEDIENTE en donde se encuentra
acreditado que este inmueble no es parte de la copropiedad que se administra.
6.           EL CASO ES QUE COMO PRODUCTO DE ESTA ARBITRARIA E
IRRACIONAL DECISIÓN JUDICIAL, EL DIA 4 DE MAYO DE 2017 A HORAS
2.00 pm, SE HA REALIZADO LA DILIGENCIA DE TOMA DE POSESÒN
FÌSICA DEL INMUEBLE, EN EL CUAL POR DISPOSICIÒN DEL PRIMER
JUZGADO CIVIL DE MAYNAS SIN QUE EXISTA ORDEN JUDICIAL DE
DESCERRAJE, la cual supuestamente sólo ha sido plasmada en el oficio Nº
556-2017 dirigido a la Policía Nacional a fin de que preste las garantías
necesarias LA SECRETARIA JUDICIAL DE ACTOS EXTERNOS DIANA
MOYA, EJECUTA EL MANDATO JUDICIAL NO NOTIFICADO A ESTA
PARTE, INGRESANDO SIN CONSENTIMIENTO DE LAS DEMANDANTES,
(QUIENES DOMICILIAMOS EN DICHO INMUEBLE) POR EL INMUEBLE
SIGNADO COMO CALLE TRUJILLO Nº 179, DISPONIENDO QUE INGRESE
EL ADMINISTRADOR JUDICIAL Y QUE SE HAGA INVENTARIO DE TODOS
LOS BIENES MUEBLES QUE SE ENCONTRABAN DENTRO DE LA
PROPIEDAD, PESE A QUE SE ADVIRTIÒ DEL ERROR DEL JUZGADO, SIN
EMBARGO EN TODO MOMENTO LO UNICO QUE HACIA ERA CONSULTAR
CON EL ABOGADO DE LA PARTE CONTRARIA QUE ES LO QUE IBA A
HACER.
Finalmente, la dolosa actuación de los demandados ha PROPICIADO que POR
ESTA MALA RESOLUCIÒN, inmediatamente terminada la diligencia de toma
de posesión física del inmueble de la copropiedad y del inmueble que no
forma parte de la copropiedad, han ingresado más de 50 personas
desconocidas, quienes han desalojado a la fuerza a las demandantes,
DESTRUYENDO POR COMPLETO EL INMUEBLE, agrediendo física y
verbalmente a las demandantes, así como a mis menores hijos y nietos que se
encontraban dentro del inmueble, además del robo de numerosas pertenencias
del cual hemos sido objeto.

7.           Señor Juez, en el momento que se ejecutaba la irregular diligencia, las


demandantes, junto con mi esposo todos domiciliados en CALLE TRUJILLO
Nº 179, nos hemos dirigido ante el señor Juez demandado, a fin hacerle notar
el grave error que estaba cometiendo, poniéndole a la vista el documento
público que acreditaba que había ordenado una diligencia de toma de
posesión física de un inmueble ajeno al proceso, sin embargo, éste sólo
atinó a decirnos que no podía hacer nada.

9.- La pregunta final que dejamos a los demandados, es la siguiente,


¿CUÀL ES LA RESOLUCIÒN MOTIVADA QUE FUNDAMENTA LA
REALIZACIÒN DE LA DILIGENCIA CON ORDEN DE DESCERRAJE? –
CONCLUIMOS SEÑOR JUEZ SEÑALANDO QUE NO EXISTE, UNA ORDEN
DE DESCERRAJE DEBE SER FUNDAMENTADA Y MOTIVADA, NO SE
PUEDE ORDENAR SÒLO EN UN OFICIO.

10.- En conclusión, señor Juez, se ha consumado una vulneración


flagrante a nuestro DERECHO AL DEBIDO PROCESO, DERECHO DE
TUTELA JUDICIAL EFECTIVA y amenaza del DERECHO A LA
PROPIEDAD, amparados por la Constitución Política.

v.            Fundamentos de derecho.

PRIMERO.- Me amparo en primer lugar en la Carta Magna o Constitución, que


en su Art. 139 Inc. 3 consagra el Derecho Fundamental al Debido Proceso (la
observancia del Debido Proceso y la Tutela Jurisdiccional), y en el Art. 139 Inc.
5 que consagra el Derecho a obtener una Resolución Judicial Motivada.
SEGUNDO.- Me amparo asimismo en el Código Procesal Constitucional,
Artículo II Título Preliminar, que precisa que son fines esenciales de los
procesos constitucionales garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia
efectiva de los derechos constitucionales. En el Art. 37 Inc. 16 que indica que
procede el Amparo cuando se afecta la Tutela Procesal Efectiva, concordante
con el Art. 4 que afirma que ésta consiste además en el derecho de obtener
una resolución fundada en derecho.

vi.         Monto del petitorio


Debido a la naturaleza de la pretensión no es cuantificable en dinero.

vii.       Vía procedimental

La vía especial prevista en el Código procesal constitucional.

viii.       Medios probatorios.

1.           Copia del DNI las demandantes con los que se acredita que
domiciliamos en dicho inmueble.

2.           Copia literal de dominio del inmueble ubicado en CALLE TRUJILLO


Nº 179 que acredita que este no es parte de la copropiedad.

3.           Acta de la diligencia ordenada por el Juzgado la misma que obra en el


Expediente Nº 555-2009-CI.

4.- Exp. Nº 555-2009-CI, tramitado ante el 1er. Juzg. Civil de Maynas.


5.- Fotografías del desalojo.

ix.         Anexos.

1-A Copia del DNI las demandantes con los que se acredita que domiciliamos
en dicho inmueble.

1-B Copia literal de dominio del inmueble ubicado en CALLE TRUJILLO Nº


179 que acredita que este no es parte de la copropiedad.

1-C  Acta de la diligencia ordenada por el Juzgado la misma que obra en el


Expediente Nº 555-2009-CI.

1.D <fotografías.

1-D Copia de queja ante ODECMA.

POR LO EXPUESTO:

A UD. pido admitir a trámite la presente demanda y declarándola fundada se


ordene la reposición de las cosas hasta antes de la ejecución de la orden
judicial.
Iquitos, 08 de mayo de 2017

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