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Dalcroze PDF
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Sus reglas:
a) Ha de establecerse una comunicación rápida entre el cerebro, agente de con-
cepción, y el cuerpo, agente de ejecución.
b) Hay que crear automatismos que aseguren el funcionamiento muscular, esta-
bleciendo comunicaciones rápidas y seguras entre los dos polos de nuestro ser
y favorecer la expresión de nuestros ritmos naturales; es la toma de concien-
cia de nuestra personalidad.
e) Es necesario aprender a relajarse, con el fin de que el cuerpo esté dispuesto a
recibir las órdenes del cerebro.
d) Es indispensable obtener el máximo resultado con el mínimo esfuerzo, libe-
rar el espíritu, reforzar la voluntad, implantar orden y claridad en el organis-
mo, por lo que es bueno crear muchas costumbres matrices y reflejos.
e) Es indispensable canalizar las fuerzas vivas del ser humano, orientarlas hacia
un objetivo definido, llevar una vida ordenada, inteligente e independiente.
Según Dalcroze, la plástica es una experiencia que debe permitir a la persona in-
terpretar toda la gama de sus sentimientos, en base a traducir el ritmo interior pro-
ducido por la música con el ritmo corporal, síntesis de las calidades matrices. Defi-
ne la danza como el arte de expresar las emociones con movimientos corporales
rítmicos. De este modo está cerca de Isadora Duncan, pero difiere de ella en que no
le gusta la idea de bailar por instinto; Dalcroze cree más cn principios establecidos.
Sus principales puntos de estudio de la danza son la respiración y la orquestación de
los movimientos, entendiendo por esto último la lógica de un principio (arranque),
unas combinaciones (enchainements], y un justo final de los movimientos.
En 1910 Dalcroze abrió un Instituto de la Rítmica en Dresden, de carácter pro-
visional, y al año siguiente abrió el famoso de Hellerau, en donde organizó innume-
rables audiciones que causaron un gran impacto, aunque estos espectáculos no re-
basaron nunca la línea de la educación corporal. Tampoco lo pretendió; su labor era
puramente pedagógica. Allí no sólo acudieron alumnos de danza, sino que el Cen-
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tro atrajo a intelectuales y artistas de toda Europa. En 1915 se inauguró el Instituto
de Ginebra que lleva su nombre y que aún funciona, habiéndose cerrado el de He-
llerau a resultas de la guerra mundial.
En 1919 Dalcroze dio un curso especial en la Escuela Normal de París, donde
tuvo tanto éxito que, a partir de entonces, se añadió la rítmica como asignatura ofi-
cial complementaria de los estudios oficiales de danza, tanto en el Conservatorio co-
mo en la Ópera. Murió este gran pedagogo en Ginebra, en 1950.
Emile Jaques-Dalcroze era un hombre extrovertido y abierto, con un marcado
sentido del humor que le permitía mantener siempre buenas relaciones con todo el
mundo. Tenía gran facilidad para la improvisación musical, lo cual, unido a su ca-
rácter, convertía sus clases en experiencias inolvidables para los asistentes.