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LA PRESIÓN DE LOS PSICÓLOGOS PARA OBTENER PRIVILEGIOS DE

PRESCRIPCIÓN
El sistema médico ha argumentado que otorgar dichos privilegios pondría en
peligro al público debido a que los psicólogos carecen de un entrenamiento
médico y de la experiencia para reconocer los riesgos médicos así como los
efectos potenciales de la interacción con el fármaco.
Por otro lado, los defensores de los privilegios de prescripción presentan
razones convincentes para la aprobación:
1. Los estudios revelan que los psicólogos serían más cuidadosos que los
psiquiatras al prescribir medicamentos.
2. Es una extensión lógica del rol del psicólogo.
3. Los psicólogos están igualmente, si no es que mejor, capacitados que la
contraparte psiquiatra para entender las relaciones entre el cuerpo y la
mente.
4. Los psicólogos que deseen prescribir tendrían que presentar un riguroso
currículum psicofarmacológico.
EL DESARROLLO DE UNA ATENCIÓN ADMINISTRADA DE LA SALUD
Esta industrialización del cuidado de la salud ha traído grandes cambios en las
profesiones de la salud mental:
 Los intereses financieros ejercen un creciente control sobre la
psicoterapia al determinar diagnósticos reembolsables, limitar el número
de sesiones que los psicólogos ofrecen a sus pacientes e imponer otras
restricciones.
 Las prácticas financieras actuales reducen el ingreso a los practicantes.
 Se pide a los psicólogos que justifiquen el uso de la terapia partiendo de
si su enfoque se basa en el aspecto empírico, es decir, en tratamientos
que se apoyan en la investigación.
LA INFLUENCIA DE LA PSICOLOGÍA MULTICULTURAL
Los profesionales de la salud mental necesitan:
1. Aumentar su sensibilidad cultural.
2. Adquirir conocimiento de las cosmovisiones y estilos de vida de una
población culturalmente diversa.
3. Desarrollar enfoques terapéuticos relevantes desde el punto de vista
cultural para trabajar con diferentes grupos.
Cuatro principales dimensiones relacionadas con la diversidad cultural:
Condicionamiento social
Parece que condiciones como la forma en que se nos educa, los valores que
se nos inculcan y cómo se espera que nos comportemos al desempeñar
nuestros roles, tienen un efecto importante en el tipo de trastorno más probable
que mostraremos. Por tradición, en nuestra cultura los hombres han sido
educados para desempeñar un rol masculino, ser independientes, asertivos,
valientes, activos, insensibles y objetivos. A las mujeres, por el contrario, se les
ha formado para ser dependientes, serviciales, frágiles, modestas,
conformistas, empáticas y emocionales.
Valores e influencias culturales
Los profesionales de la salud mental ahora reconocen que los tipos de
trastornos difieren de un país a otro y que las principales diferencias en las
tradiciones culturales entre varios grupos minoritarios raciales y étnicos.
Influencias sociopolíticas
Los profesionales de la salud mental pueden definir estas conductas como
anormales y desviadas; sin embargo, desde la perspectiva del grupo
minoritario, dichas conductas pueden funcionar como mecanismos sanos de
supervivencia. Estudios previos de la personalidad de afroamericanos
concluyeron que, como grupo, tienden a parecer más “recelosos”,
“desconfiados” y “paranoides” que su contraparte blanca.
Prejuicios en el diagnóstico
El profesional de la salud mental no es inmune a heredar las actitudes
perjudiciales, prejuicios y estereotipos de la sociedad más extensa. Incluso el
más brillante y bienintencionado puede ser víctima de prejuicios raciales, de
género y de clase social. Una fuente de prejuicio es la tendencia a
“sobrepatologizar”, exagerar la severidad de los trastornos, entre los pacientes
de un grupo socioeconómico, racial o étnico particular cuyos valores culturales
o estilos de vida difieren marcadamente de los del médico.

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