Existe una doctrina sobre la naturaleza y localización de lo mental. Se sostendrá que los principios centrales de la doctrina son incorrectos y se contradicen con lo que sabemos acerca de la mente cuando no especulamos sobre el tema. Se vera, entonces, que primero se expone la doctrina y luego se argumentara el propósito del texto. 2. Estructura a. La doctrina oficial La doctrina procede principalmente de Descartes; dice que la vida humana está bifurcada en dos tipos de existencia. Por un lado, la mente es no mecánica, no espacial, privada (es decir, que solamente uno puede tener conocimiento sobre los procesos y estados de su propia mente), la mente está en el tiempo, no puede poseer conocimiento sobre otras mentes ni afectarlas directamente, sino mediante el mundo físico, y tiene consciencia, o bien, es una función de ésta. Por otro lado, el cuerpo funciona mecánicamente, está en el tiempo y en el espacio, es público (es decir, observadores externos pueden tener conocimiento sobre éste y afectarlo) y está hecho de materia. Vemos, entonces, que hay una oposición entre estas dos formas de existencia. b. Los principios centrales de la doctrina son incorrectos Un error categorial es el error que se comete al hablar de un término como perteneciente a una categoría a la que no pertenece. Descartes, ante las pretensiones de la mecánica, por no querer aceptar que un hombre y un reloj se diferencian solo en complejidad, incurrió en el error categorías así: dado que la mecánica explica los procesos físicos, los procesos mentales deben ser explicados de manera no mecánica. Entonces habló de la mente como se habla del cuerpo, pero en términos negativos, de ahí que sean opuestos. En consecuencia, la mente y el cuerpo tienen naturalezas similares que se diferencian solo en los tipos, por ejemplo: las causas y efectos de la mente son distintos de las de los cuerpos, y las estructuras de la mente son distintas de las que conforman los cuerpos. Esto está en la base misma de la doctrina y se ve porque desde el principio se planteó el problema teórico de ¿cómo puede la mente influir y ser influida por el cuerpo? El problema está, entonces en que intenta explicar la mente como la mecánica explica el cuerpo, como si mente y cuerpo fueran homólogos. c. Los principios de la doctrina se contradicen con lo que sabemos acerca de la mente cuando no especulamos sobre el tema. EL que la mente funciones causalmente, (y, por tanto, este determinada) y que no podamos conocer las causas de las mentes ajenas, presenta una contradicción con lo que sabemos acerca de la mente. Pues, dadas las causas podría ser el caso que un loco o un idiota estén actuando, en realidad, racionalmente. Además, no podríamos saber si las mentes ajenas son robots o no, porque no podemos ver si, dadas las causas, están actuando voluntaria o involuntariamente, como sí podemos diferenciar en nosotros mismos. En consecuencia, nos es imposible caracterizar el comportamiento humano, pues no hay fundamento para tal cosa; pero, en realidad, antes y después de la doctrina sabemos caracterizar el comportamiento humano. Se ve, entonces, que Descartes hace una pregunta impropia, pues como parte del principio de causación mecánica aplicado a la mente, en lugar de preguntar cuáles son los criterios que nos permiten diferenciar unos estados mentales de otros, preguntó: como la mecánica no nos permite establecer la diferencia entre estados mentales ¿qué otro principio causal lo hará? En lugar de preguntar ¿cuáles son los criterios que nos permiten establecer dicha diferencia? De los argumentos expuestos se sigue, además, que las reducciones de la mente a lo corporal y viceversa son también erróneas. BIBLIOGRAFIA: Gilbert, Ryle. El concepto de lo mental. (2000) Paidós Surcos 4.