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Todos hemos crecido junto con la ilustración. Las ilustraciones tienen las claves de
mundos que existen en nuestra imaginación y cuya descripción no sería posible sin
ella. Desde que éramos niños los libros ilustrados, los cómics, los anuncios,
carteles, etc., nos nutrieron de actitudes e información y también nos ayudaron a
desarrollar nuestros sentidos visuales. La fuerza de la ilustración, y el número casi
infinito de formas en que puede usarse, ha hecho que no desapareciera o fuera
relegada a medida que las técnicas fotográficas y digitales han ido creciendo. Lo
cálido y humano de la ilustración es la cualidad especial que por encima de otra
cosa, le asegura que siempre formará parte de las herramientas del Diseñador
Gráfico.
Encontramos diversas maneras de expresarnos dentro del campo de la ilustración,
diversas técnicas que nos brindan un sinfín de posibilidades, materiales como la
pluma, la tinta, el pastel y el grafito, son solo algunos de todo el amplio mundo de
elementos que conforman el trabajo del ilustrador.
Ilustrar, según su definición original, significa “dar luz al entendimiento“. “Aclarar un
punto o materia con palabras, imágenes, o de otro modo” y según la definición
actual, “adornar un impreso con láminas o grabados alusivos al texto“. Estas
definiciones determinan, sin contraponerse entre sí, lo que es una ilustración.