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ECONOMÍA DE RECIPROCIDAD Y ECONOMÍA

DE INTERCAMBIO CAPITALISTA:
EPISTEMOLOGÍA COMPARATIVA

Ayar Portugal

Disertación preparada para el Coloquio


Madre Tierra y Vivir Bien

Coloquio organizado por la Coordinación del Modelo G77 (MG77) y el


Ministerio de Medio Ambiente y Agua a través del Programa Nacional de
Biocultura

Abril 2014
Santa Cruz, Bolivia

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Contenido
1 INTRODUCCIÓN 2
2 ECONOMÍA DE INTERCAMBIO 2
2.1. CONTEXTO HISTÓRICO 3
2.2. CONSUMO 3
2.3. PRODUCCIÓN 4
2.4. DISTRIBUCIÓN 5
2.5. EQUILIBRIO 6
3 LÓGICA 6
3.1. LÓGICA PROPOSICIONAL 7
3.2. LÓGICA CONTRADICTORIAL 7
4 ECONOMÍA DE RECIPROCIDAD 8
4.1. CONTEXTO HISTÓRICO 8
4.2. RECIPROCIDAD 9
4.3. SISTEMA DE RECIPROCIDAD 10
4.3.1. PRINCIPIO DE RECIPROCIDAD 10
4.3.2. ESTRUCTURAS DE RECIPROCIDAD 10
4.3.3. FORMAS DE LA RECIPROCIDAD 12
4.3.4. NIVELES DE ACTUALIZACIÓN DE LA RECIPROCIDAD 13
5 CONFLICTOS EPISTEMOLÓGICOS 13
5.1. LA CONCEPCIÓN DEL SER HUMANO 14
5.2. EL DESARROLLO TEÓRICO: LA LÓGICA 15
6 CONCLUSIONES 16
BIBLIOGRAFÍA 17

1
1 INTRODUCCIÓN
Adam Smith es reconocido generalmente como el padre fundador de la economía de
intercambio. Su obra “La riqueza de las naciones” publicada en 1776 sentó las bases de la
conceptualización del Mercado como la institución social deseada y su “Teoría de los
sentimientos morales” de 1759 justificaron los supuestos fundamentales sobre el ser humano
necesarios para promover el intercambio. Casi tres siglos después, las sociedades,
principalmente la sociedad occidental, aún se basan en aquellos postulados comportamentales,
en particular el del egoísmo inherente a todo ser humano.
Hoy en día el sistema de economía de intercambio (o capitalismo) es el sistema dominante a
nivel mundial; este se originó en Europa y fue expandiéndose progresivamente a medida que
las sociedades iban acercándose. En Bolivia, la adopción de la economía de intercambio se
habría dado desde los momentos de la Independencia republicana, acentuando de esta manera
la ruptura de los sistemas de las sociedades andinas, del Chaco y amazónicas, hoy en día las
comunidades y pueblos originarios. Por otro lado, el sistema boliviano consolidaría una
economía de intercambio solamente después del derrocamiento de los últimos gobiernos
socialistas de inspiración marxista de las décadas 70 y 80 del siglo pasado. El punto culminante
de la adopción del sistema de intercambio se dio con el neoliberalismo de los años 90 y que
culminó con la renuncia del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003, a causa del
tema de la exportación del gas.
Es en este contexto que surge el planteamiento central de nuestra presentación: si la
economía de intercambio capitalista es objetada por una sociedad, entonces los fundamentos
teóricos de la economía de intercambio deben ser por lo menos revistos y sujetos a un examen
epistemológico. Ese es el objeto de la sección 2 donde revisamos algunas categorías de la
economía de intercambio: consumo, producción, distribución y el equilibrio de mercado.
En la sección 3 haremos la comparación de dos lógicas: la lógica proposicional empleada en
el análisis económico y la lógica de lo contradictorio que es empleada en la Teoría de la
Reciprocidad (TR). Esta última será descrita en la sección 4 en términos cercanos a los que un
economista emplea; partiremos del Principio de Reciprocidad para definir lo que son las
estructuras, las formas y los niveles de actualización de la reciprocidad. No será sin embargo
hasta la sección 5 que realizaremos un examen epistemológico de la teoría de intercambio
sobreponiéndola a la Teoría de la Reciprocidad (TR) y donde mostraremos los principales
conflictos epistemológicos.
La Teoría de la Reciprocidad (TR) no debe ser confundida con la Reciprocidad estudiada en
las Ciencias Económicas; en aquel caso la reciprocidad se refiere a una particularidad o atributo
individual; en la Teoría de la Reciprocidad de Dominique Temple la reciprocidad se refiere a un
principio universal. Hemos escogido de sobreponer la teoría de intercambio a la Teoría de la
Reciprocidad puesto que consideramos que esta última puede contribuir al debate sobre el vivir
bien y el cambio climático desde una perspectiva inédita para la ciencia económica dominante.

2 ECONOMÍA DE INTERCAMBIO
El capitalismo es, en teoría, un sistema económico, pero en práctica su influencia sobrepasa
lo estrictamente económico: es por esa razón que se habla de sociedades capitalistas en lugar
de sociedades de economía capitalista. La posibilidad que tienen los agentes económicos,
principalmente los productores (ya sea de bienes o servicios), de expandirse por medio de la
creación de nuevos mercados hizo que la economía de intercambio sea hoy en día el sistema

2
económico dominante en el mundo entero.

2.1. CONTEXTO HISTÓRICO


Este proceso de homogeneización hacia un sistema económico global no es nuevo en la
historia de la humanidad. El mercantilismo europeo entre los siglos XV y XVIII podría ser visto
como un proceso de globalización económica, pero fue la economía de intercambio tal como se
definió y consolidó desde Adam Smith la que acentuó drásticamente la homogeneización de las
economías y sociedades.
Europa fue el epicentro de esa expansión económica (primero con la lógica mercantilista y
luego con la economía de intercambio) hasta finales del siglo XIX cuando los Estados Unidos
de América comenzaron a consolidarse como la principal potencia económica mundial. Por su
cuenta, los Estados Unidos de América preservaron y consolidaron la tendencia de
homogeneización global de las economías, aunque sus modalidades de expansión ya no fueron
las de una colonización al estilo europeo, sino más bien las de un intervencionismo paternalista.
Durante el siglo XX los Estados Unidos de América consolidaron su dominio de intervención a
toda América, sobre las nuevas naciones africanas y Asia. El conflicto entre los Estados Unidos
de América y la Unión Soviética fue en ese sentido un conflicto que determinaría la dirección
que tomaría el proceso de globalización (expansión del capitalismo versus expansión del
comunismo) y no sobre la magnitud de la expansión de ambos sistemas sobre los demás países.
Bolivia formó parte de los países que se sometieron a la expansión de los sistemas
económicos dominantes hasta finalmente adoptar de facto la economía de intercambio con el
derrocamiento de los gobiernos socialistas en los años 80 y la derrota de la Unión Soviética en
los años 90.
Es por lo tanto la economía de intercambio la que domina los sistemas económicos del
mundo entero, por lo menos en apariencia, ya que el proceso de homogeneización continúa hoy
en día. Por ejemplo Corea del Norte no cede a la economía de intercambio, y otras naciones,
como Bolivia, contestan la pertinencia del Capitalismo.
Esta perspectiva histórica del sistema económico nos obliga a describir la economía de
intercambio a partir de sus categorías teóricas generales actuales (como ser las teorías de la
demanda y de la oferta) y no en términos de las particularidades que se han ido desarrollando
en los distintos países (como ser los mecanismos políticos de regulación de los mercados).
Las categorías teóricas generales son tres: la producción y el consumo de bienes y servicios,
y la regulación de los mercados por parte del organismo regulador, principalmente el Gobierno.
Sin embargo para los propósitos de la comparación entre las economías de intercambio y
reciprocidad, expuestas en la sección 5, describiremos las categorías de consumo, producción y
distribución de bienes y servicios así como el concepto de equilibrio de mercado y el rol que
juega el regulador con respecto a aquel equilibrio.

2.2. CONSUMO
Para los economistas, el consumo se refiere a la satisfacción de las preferencias. Hay
consumo cuando el bien o servicio adquirido en un mercado es “transformado” en bienestar, ya
sea por un individuo o grupo de individuos. En otras palabras el consumo genera bienestar,
satisfacción, alegría o utilidad para un individuo.
En ese sentido el individuo es considerado el “átomo” de la economía; es la más pequeña

3
unidad de análisis. De la caracterización que se hace sobre la naturaleza del individuo (teorías
de economía filosófica y sus representaciones en matemáticas) se deduce que el Mercado es la
mejor institución económica para coordinar las actividades de los miembros de la sociedad. En
particular, esto se debe a la atribución de preferencias y específicamente preferencias
racionales a los individuos. En ese sentido la teoría del consumidor es fundamentalmente una
teoría sobre individuos con preferencias racionales. El calificativo racionales significa que un
individuo puede especificar relaciones binarias de preferencia entre cualquier par de bienes (es
decir, para todos los bienes de consumo, precisar cuál es preferido a cual o si es indiferente), y
que estas relaciones de preferencias sean transitivas (si se prefiere ir al teatro a ir al parque y si
se prefiere ir al parque a ir al cine, entonces se prefiere ir al teatro a ir al cine: “3>2, 2>1 entonces
3>1”.
Las implicaciones teóricas de este simple postulado son enormes. En especial porque se
concluye que un individuo siempre escogerá el bien que prefiere cuando el bien en cuestión está
incluido en su conjunto de alternativas. Este resultado es conocido como el Axioma de las
preferencias reveladas, teorizada por Paul Samuelson en la década de los 40. El conjunto de
alternativas se refiere al conjunto de bienes sobre los cuales el individuo tiene la posibilidad de
establecer relaciones de preferencia. Ahora bien, si las preferencias son racionales y bajo ciertas
condiciones generales (principalmente de continuidad), entonces las preferencias pueden ser
representadas por medio de una función matemática llamada función de utilidad. Esto permite
especificar el problema que enfrenta el consumidor en la economía: el de maximizar su función
de utilidad con respecto a los bienes de consumo bajo restricciones de su presupuesto.
Si el conjunto de alternativas de un individuo está determinado por su presupuesto y si las
preferencias que representa su función de utilidad son racionales, entonces la solución al
problema de maximización de su utilidad es la demanda individual de un conjunto de bienes.
En otras palabras, el consumo individual (es decir la elección individual de que consumir)
maximiza el bienestar individual y por lo tanto el bienestar colectivo. Este último es definido
como la agregación de bienestares individuales, es decir la utilidad agregada de la economía
que resulta de la demanda agregada (que es la adición aritmética de las demandas
individuales).
Este resultado (es decir, que los individuos maximizan sus utilidades si hay libre intercambio)
es posible si los precios se expresan con un numerario (la moneda) y no dependen de las
preferencias, es decir si los precios son exógenos a las preferencias. Esta es la justificación
teórica de la moneda de intercambio, ya que se requiere que los precios sean relativos entre
ellos (la equivalencia entre cualquier par de bienes si son transformados en una unidad común)
para que exista una solución al problema del equilibrio del Mercado, que veremos en la sección
2.5. Estas son las razones fundamentales por las cuales se concluye que el libre mercado es la
institución económica que una sociedad racional debe adoptar.

2.3. PRODUCCIÓN
La concepción de la producción no reposa sobre supuestos individuales (como las
preferencias o la existencia de una función de utilidad individual), sino sobre supuestos
relacionados a la manera en la que los bienes se producen, principalmente supuestos
matemáticos sobre la función de producción, que es la representación de lo que una empresa
puede producir a partir de los recursos que dispone, como los recursos físicos y humanos, y su
tecnología.
El productor tiene como elecciones las de escoger un nivel de producción (por lo tanto los

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niveles de insumos) y precios para sus productos. Su beneficio es igual al producto entre las
cantidades vendidas y sus precios. Como las empresas pertenecen a los individuos, se requiere
de éstas que maximicen su beneficio ya que el beneficio será in fine de los individuos.
Una consecuencia de este resultado (que las empresas busquen maximizar sus beneficios) es
que las empresas compiten entre ellas por acaparar una mayor parte del Mercado. La razón es
que si no lo hacen, aquellas que mejoran sus ventajas comparativas (al origen de la
acumulación del capital) absorben la demanda de las “más débiles” y estas últimas pierden sus
fuentes de ingresos. La estrategia tradicional de una empresa consiste en ajustar sus precios de
tal manera que maximice sus beneficios; sin embargo, a medida que los mercados van creciendo
y diversificándose, esta estrategia basada en los precios es superada por una estrategia basada
en el producto, esto se debe a que los precios tienden a ser competitivos, que es el precio
hipotético que resulta de los mercados perfectamente competitivos y los cuales maximizan la
utilidad agregada. La estrategia dominante actualmente, basada en el producto, consiste en
mejorar las tecnologías de producción. La búsqueda y elección de mejores tecnologías depende
del valor de intercambio que esta generaría. Es decir que es posible incrementar la
productividad para mejorar sus ventajas comparativas.
Durante las últimas décadas la producción de servicios pasó a ser el sector más productivo
en las sociedades industrializadas, desplazando el aporte de la producción de bienes. El sector
de los servicios incluye principalmente la distribución de bienes de consumo, el transporte, la
información y los conocimientos, los servicios financieros, los seguros, el turismo y el Gobierno,
pero en todos los casos este sector implica una interacción entre las personas donde el interés
reside en la atención al cliente. El criterio de determinación de una mejor tecnología (inversión
en R&D1) en el sector de los servicios depende del valor creado (el precio de venta) y no de la
cantidad producida; la atención al cliente no es cuantificable sino que reside en criterios
subjetivos y culturales. La teoría general sobre la producción se aplica aún en la teoría sobre la
producción de servicios, postula por lo tanto que son los valores de intercambio, es decir el
valor que resultaría del encuentro entre la demanda y la oferta, aun cuando no existe
producción propiamente dicha, los que orientan la acción de los productores.

2.4. DISTRIBUCIÓN
En términos generales la distribución se refiere al desplazamiento de los bienes del lugar de
producción al lugar de consumo, pero también podemos incluir el desplazamiento de los
individuos de su hogar al lugar de trabajo (distribución del trabajo) así como la transmisión de
la información relativa a los mercados (la comunicación empresarial al consumidor sobre sus
productos, calidades, precios, características, etc.; pero también la comunicación del
consumidor al productor sobre sus preferencias), es decir la publicidad o marketing (en este
caso se distribuye la información).
Sin embargo, en esta sección nos vamos a referir a la distribución de las riquezas de un País.
Desde esta óptica las teorías económicas de la distribución se enfocan en la distribución de los
recursos (en particular los ingresos) y los mecanismos políticos de redistribución. Si bien la
teoría económica parte de la elección individual, esta rama de la economía parte de la elección
colectiva para justificar la institución de Mercado. Estas teorías surgieron en la segunda mitad
del siglo XX; un autor importante es Kenneth Arrow, a quien debemos el famoso teorema de
imposibilidad de Arrow que tiene como implicación la de justificar el mercado de intercambio

1
Research and Development

5
regulado (es decir con un Estado regulador) como la institución óptima de redistribución. La
distribución de los recursos producidos en la economía es por lo tanto una cuestión de
redistribución de los ingresos.
Las teorías de redistribución tienen sus fundamentos en teorías de justicia distributiva, en
particular con respecto a los criterios de decisión entre diversas alternativas de distribución.
Existe un consenso entre las teorías de justicia distributiva que una distribución desigual de
los recursos, en particular los niveles de desigualdad observados desde el siglo pasado y que
aún persisten, es una distribución no deseable. Sin abordar los criterios empleados en estas
teorías para definir una distribución justa, estas estipulan que las preferencias individuales
respecto a la distribución juzgada justa deben ser agregadas (resultado del Teorema de Arrow)
para luego aplicar instrumentos de Economía Política que satisfacen aquellas preferencias. De
esta manera se justifica desde la teoría económica la deseabilidad de la Democracia
representativa, puesto que en la práctica no es posible encontrar una solución que satisface las
preferencias de todos los individuos (Teorema de Arrow) la competición entre los
representantes los conlleva a ofrecer las propuestas políticas de redistribución de los recursos
más cercanas a las preferencias de los electores, y en particular del elector mediano.

2.5. EQUILIBRIO
A partir de las dos primeras categorías (consumo o demanda y producción u oferta) se define
el equilibrio de la economía, que es un equilibrio de bienes atribuidos a cada individuo y de
precios relativos para los bienes producidos en la economía. El equilibrio es un equilibrio del
mercado que resulta ser eficaz en el sentido de Pareto, es decir que maximiza el bienestar
colectivo de la sociedad. Este resultado es conocido como el Primer Teorema Fundamental de
la Economía de Bienestar.
Sin embargo, las repetidas crisis económicas y sociales, inherentes al capitalismo, dejaron
claro que existían disfuncionalidades del mercado, llamadas imperfecciones en contraste al
nombre dado al equilibrio teórico, equilibrio de Mercado perfectamente competitivo. En
consecuencia se justifica la intervención de un Poder político para regular el funcionamiento de
los mercados (por medio de normas legales, cuotas de producción, ajustes de precios, etc.).
El Segundo Teorema Fundamental de la Economía de Bienestar describe la posibilidad de
redistribuir los recursos, si el equilibrio es imperfecto, con el fin de alcanzar una situación
óptima en el sentido de Pareto y que además sea justa desde el punto de vista distributivo. Este
fue el objeto de la tercera categoría teórica descrita en la sección 2.4. El objeto de las teorías de
la distribución es por lo tanto la redistribución con el fin de corregir las imperfecciones de los
mercados, principalmente las desigualdades económicas.

3 LÓGICA
Una de las mayores diferencias entre las teorías de intercambio y de reciprocidad es la lógica
empleada para elaborar los silogismos. La primera emplea fundamentalmente la lógica
proposicional y la segunda la lógica dinámica de lo contradictorio.
La lógica proposicional fue formalizada por Bertrand Russell a comienzos del siglo XX, una
de sus obras mayores es “Principles of Mathematics” publicada en 1903 y que sentó las bases
de todas las matemáticas contemporáneas.
Por otro lado, la lógica contradictorial es una lógica polivalente formalizada por Stéphane

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Lupasco a mediados del siglo XX, una de sus obras principales es “Le Principe d’Antagonisme
et la Logique de l’Energie” publicada en 1951.
Una exposición exhaustiva de ambas lógicas está fuera del alcance de esta presentación por
lo que solamente presentaremos sus rasgos principales.

3.1. LÓGICA PROPOSICIONAL


La lógica proposicional (o lógica clásica) parte de la definición de proposiciones atómicas
(proposiciones que poseen un solo verbo) y del valor de verdad que les son atribuidas: valor de
verdadero o falso. La combinación de proposiciones atómicas por medio de constantes lógicas
(“y”, “o”, “negación”,…) da lugar a proposiciones moleculares. Una proposición (atómica o
molecular) es susceptible de uno solo de estos valores, o es verdadera o es falsa, pero no ambas.
El proceso silogístico o de deducción consiste en la aplicación de funciones de verdad (la
conjunción, la disyunción, el condicional, la incompatibilidad,…) que relacionan las
proposiciones por medio de las constantes lógicas. En este sentido el objeto de la lógica
proposicional es el de descubrir proposiciones moleculares válidas, es decir leyes lógicas
verdaderas independientemente del valor de verdad atribuido a las proposiciones atómicas.
Un ejemplo es el principio del tercer excluido que estipula que la disyunción entre una
proposición atómica (simbolizada por la letra p) y su negación (simbolizada por el signo -) es
siempre verdadera, es decir ya sea que la proposición tiene un valor de Verdad o de Falso: si p
es una proposición (digamos p = Estamos de día) y –p es su negación (-p = No estamos de día)
la disyunción “o” simbolizada por el signo “v” entre p y –p, es decir pv-p, es siempre verdadera
(o estamos de día o no estamos de día), y eso independientemente del valor de verdad atribuido
a la proposición; si en la hora actual estamos de día entonces p es verdadero y –p es falso, y la
disyunción es verdadera, pero si actualmente es de noche p es falso y –p es verdadero, e
igualmente la disyunción es verdadera.

3.2. LÓGICA CONTRADICTORIAL


A diferencia de la lógica precedente, la lógica dinámica de lo contradictorio parte de nociones
o conceptos y no de proposiciones gramaticales. De esta manera la dimensión filosófica del
análisis de la unidad de la proposición, ausente en la lógica proposicional, es integrada en la
lógica y su desarrollo silogístico y deductivo. Por supuesto, por simplicidad o preocupaciones
pedagógicas, se definen proposiciones (simbolizada por la letra e) pero estas son más bien una
representación más o menos exacta de los juicios del humano que aplica la lógica, y no una
“realidad” independiente de él como lo deja entender la lógica proposicional.
Un evento lógico (el análogo de la proposición) es susceptible de tres valores posibles: o es
actual, o es potencial o es contradictorio; el evento se simboliza con el signo e, y cuando se
encuentra en uno de sus tres estados posibles se lo simboliza con los signos eA, eP y eT
respectivamente. Los signos “A” y “P” significan la actualización y la potencialización, el signo
“T” significa Tercero, en referencia a la exclusión por la lógica clásica de un tercer valor posible
otro que el Verdadero o Falso.
Stéphane Lupasco demuestra que su lógica es un sistema lógico a condición de conjugar todo
elemento e con un anti-elemento e (que se lee “no-e” o “anti-elemento”), de tal manera que
ambos se relativicen mutuamente, es decir que el uno constituya el freno del otro

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alternativamente y consecutivamente, lo que es posible solamente si e y e son contrarios. En
otras palabras si un elemento está en un estado actual (eA) (también se lee “el elemento se
actualiza”), su anti-elemento lo relativiza cuando este se encuentra en el estado antitético, es
decir de potencialización ( e P). E inversamente, e A es relativizado por eP. Sin embargo, existe
un momento en el que ambas fuerzas antagónicas se anihilan recíprocamente, es decir ambas
ejercen una fuerza de igual magnitud la una sobre la otra, y aquello engendra el Tercer estado
o estado de contradicción T: eT y e T, valor ausente en la lógica proposicional.

Un ejemplo ilustrativo, análogo al precedente, consiste en definir el tiempo que el sol nos
ilumina como la actualización del día (es decir el día es actual) y el tiempo que estamos del lado
oscuro como la actualización de la noche (la noche es actual). Mientras el día es actual, la noche
se potencializa; mientras la noche es actual, el día se potencializa. El momento de contradicción,
por definición, es aquel en el que ambos elementos antagónicos ejercen una fuerza simétrica,
lo que corresponde a los crepúsculos matutino y vespertino.
Los elementos antagónicos son las conjunciones contradiccionales de base, unidad principal
del análisis lógico contradictorial definido como la conjunción entre el elemento y anti-
elemento en sus estados antitéticos y de contradicción.
Otra característica importante de esta lógica es la estructuración entre los elementos. S.
Lupasco demuestra que por la definición misma de la energía (de ahí la denominación de su
lógica como lógica de la energía) los elementos se encuentran todos estructurados bajo el
mismo principio que funda su lógica, el Principio de Antagonismo.
El Principio de Antagonismo estipula que una actualización está siempre conjunta a una
potencialización, y si la actualización y potencialización son de igual magnitud, ellas se anihilan
y engendran un estado ni de actualización ni de potencialización (o de actualización y
potencialización de igual magnitud), es decir contradictorio.
Una implicación de este Principio es el desarrollo dialéctico “arborescente” y transfinito (es
decir, ni finito ni infinito) de los elementos; estos forman una estructura lógica (definida en la
lógica de Lupasco) a partir de la dinámica de actualizaciones y potencializaciones consecutivas.

4 ECONOMÍA DE RECIPROCIDAD

4.1. CONTEXTO HISTÓRICO


La Teoría de la reciprocidad (TR) de Dominique Temple parte de la conceptualización de los
descubrimientos etnográficos y antropológicos clásicos en estas disciplinas (de Malinowski,
Radcliffe-Brown, Mauss,…). Los hallazgos fueron realizados en sociedades sin o con poco
contacto con las sociedades occidentales, las llamadas sociedades tradicionales, y se referían a
su funcionamiento, en particular al funcionamiento de sus economías.
En cierta manera los descubrimientos antropológicos contribuyeron a la justificación de la
economía capitalista. En particular, puesto que se fue estableciendo un consenso sobre una
relación de continuidad entre aquellas formas de economía, llamadas “tradicionales” o “pre-
capitalistas”, y la economía de intercambio. El argumento adoptado por los economistas como
resultado de aquellos estudios es que la economía de intercambio permitiría abstraer el valor
simbólico de las prestaciones o transacciones y por lo tanto permitiría una mayor y eficaz

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circulación de los bienes producidos. Sin embargo, como veremos en la sección 5, esta
conclusión se basó en silogismos que empleaban la lógica del tercer excluido, lo que limitó las
posibilidades de racionalización de las economías no capitalistas en aquellas épocas. En efecto,
la TR difiere en primer lugar por su empleo de la lógica contradictorial para elaborar las
deducciones o síntesis.
La TR surgió en los años 70, primero con la conceptualización de la dinámica del don y
posteriormente con planteamientos más generales sobre el funcionamiento de las sociedades
humanas. En ese sentido, Dominique Temple propuso una interpretación que generalizaba las
“economías de don” y las economías capitalistas de intercambio.
La conceptualización y formalización de la reciprocidad se fueron consolidando hasta que
en el 2003 se publicó un primer compendio de tres tomos bajo el título de Teoría de la
Reciprocidad con el apoyo de la Cooperación Técnica Alemana (GTZ) en Bolivia.

4.2. RECIPROCIDAD
Antes de describir las categorías teóricas de la economía de reciprocidad y la manera en que
ésta puede ser sobrepuesta a la teoría económica de intercambio, es pertinente aclarar el
significado del término “reciprocidad” y sus diferentes empleos.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra reciprocidad es un nombre
femenino que significa “Correspondencia mutua de una persona o cosa con otra.” 2 Es decir que
existe una relación “en ambos sentidos” de la persona o cosa “A” con “B” y de “B” con “A”. La
definición implica la existencia preliminar de un tipo de correspondencia y dos elementos
(personas o cosas).
Por ejemplo si decimos:

“Las extranjeras y los extranjeros residentes en Bolivia tienen derecho a sufragar en las
elecciones municipales, conforme a la ley, aplicando principios de reciprocidad internacional.”3

La reciprocidad en cuestión es de tipo legal, es decir de atribución de derechos electorales a


extranjeros, entre el Estado boliviano (elemento “A”) y el Estado originario del extranjero
(elemento “B”), si ambos Estados acceden a hacerlo.
También se emplea el término de reciprocidad en las matemáticas; en este contexto se trata
de una función recíproca (también llamada función inversa), y se refiere a una función f cuyo
dominio es la imagen de otra función f-1 (llamada entonces la función recíproca) y su imagen el
dominio de f-1. Es decir la primera es función de la segunda y la segunda de la primera; la
reciprocidad en cuestión es de tipo funcional.
Ahora bien, Dominique Temple hace una distinción entre reciprocidad formal y
reciprocidad antropológica.
La reciprocidad formal se refiere a la “reversibilidad de la hipótesis y la conclusión de un
teorema […]”4 y es asociada a los contextos precedentes; se trata de una reciprocidad “total”,

2
Consultado en línea el 25 de abril de 2014.Vínculo http://lema.rae.es/drae/?val=reciprocidad
3
Artículo 27 segundo párrafo de la CPE del Estado Plurinacional de Bolivia.
4
Consultado en línea el 25 de abril de 2014. Vínculo

9
“absoluta” o para emplear el vocabulario de la lógica contradictorial de una “actualización
absoluta”. La reciprocidad antropológica se refiere a la relación intersubjetiva que genera un
sentimiento mutuo; se trata de una reciprocidad “parcial”, “relativa” o de “actualización
relativa”.
De aquí para adelante cuando empleemos el término reciprocidad nos referiremos a la
reciprocidad antropológica, salvo indicación de lo contrario.

4.3. SISTEMA DE RECIPROCIDAD


El sistema de reciprocidad expuesto en la TR consiste en tres categorías teóricas principales:
las estructuras de reciprocidad, las formas de reciprocidad y los niveles de actualización de la
reciprocidad. No obstante comenzaremos con el Principio de Reciprocidad que es el postulado
a partir del cual se deducen aquellas categorías.

4.3.1. PRINCIPIO DE RECIPROCIDAD


El Principio de Reciprocidad es el postulado fundamental de la Teoría de la Reciprocidad.
Puede ser considerado un axioma pero con la particularidad que el silogismo aplicado se basa
en la lógica de lo contradictorio. El Principio estipula que en una relación inter-personal las
consciencias individuales son relativizadas hasta engendrar una consciencia común que
confiere sentido a las actividades humanas. Dominique Temple enuncia el Principio de la
manera siguiente5:

La reciprocidad obliga aquél que actúa sobre el otro a sufrir esta misma acción, y
el que sufre a actuar. Reproduce en sentido opuesto la situación de uno en
relación con la del otro y, así, la percepción de cada uno se redobla de la
percepción (opuesta) del que está en frente.

Entre estas dos percepciones antagónicas aparece el “justo medio” de Aristóteles,


el Tercero incluido de Lupasco en la Lógica dinámica de lo contradictorio.
Por ejemplo, el Principio de Reciprocidad se verifica cuando dos personas llegan a un
consenso, digamos luego de un diferendos de puntos de vista. Estas dos personas han, en
primer lugar, “compartido” sus puntos de vista (generalmente conversando) y luego cambiado
sus posturas iniciales con respecto al tema que causaba el diferendo para llegar a un
entendimiento común (es decir han relativizado sus percepciones).
4.3.2. ESTRUCTURAS DE RECIPROCIDAD
Las estructuras de reciprocidad son la representación básica de las relaciones de
reciprocidad creadas entre los seres humanos gracias a la Reciprocidad, es decir como
implicaciones del Principio de Reciprocidad. Una estructura de reciprocidad se define como la
composición de dos o más personas, cedes de una consciencia elemental, que poseen
posiciones relativas (relativas a los demás participantes de la estructura) y estatutos que
los socios se confieren y reconocen mutuamente.

http://dominique.temple.free.fr/reciprocite.php?page=nociones&id_mot=24
5
Consultado en línea el 25 de abril de 2014. Vínculo
http://dominique.temple.free.fr/reciprocite.php?page=nociones&id_mot=98

10
Las personas que integran una estructura de reciprocidad tienen dos interpretaciones. La
primera interpretación es la de una persona única o núcleo decisional; esta interpretación
coincide con la caracterización del individuo de la teoría económica de intercambio. Vamos a
emplear el término socio en este sentido. La segunda interpretación posible es la de una
“entidad” caracterizada por poseer una consciencia elemental y ser cede de un imaginario
(definimos este término en la sección 4.3.4). La distinción es pertinente cuando existe una
relación de reciprocidad entre dos socios (cada uno es cede de un imaginario) y cuando existe
una relación entre grupos de personas (cada grupo es cede de un imaginario y la conciencia es
en este caso colectiva).
Las conciencias son elementales cuando pertenecen inequívocamente a la persona de las
cuales son cede, pero pasan a otra “categoría” de consciencia cuando satisfacen el Principio de
Reciprocidad: la relativización contradictorial de las consciencias elementales engendra una
consciencia de consciencia que es equívoca de la cede que la engendró, se trata de una
consciencia común a los participantes de la reciprocidad. En este sentido, el término
Reciprocidad (con mayúscula) designa el estado contradictorio resultante de la relativización
recíproca de consciencias elementales de una Estructura de reciprocidad; el Estado
contradictorio se revela por la Afectividad aferente a una consciencia afectiva (individual o
colectiva).
Las posiciones se refieren al rol que adoptan los socios o personas durante el desarrollo de
una prestación social o económica. Por ejemplo, si un socio es donante él adquiere esa posición
y el que recibe adquiere la posición de donatario. Otra posición puede ser la de un intermediario,
como aquel que es Padre e Hijo a la vez.
Los estatutos se refieren a las particularidades individuales independientemente de su
posición. Estos estatutos son engendrados por el Principio de reciprocidad y luego reconocidos
por los socios. Por ejemplo, aquel que manifiestamente realiza un sacrificio mayor para
relativizar las percepciones obtendrá un estatuto superior a aquel que obstinadamente se
mantiene firme en su postura. Un estatuto superior también podría ser obtenido si la persona
realiza un mayor esfuerzo y ese esfuerzo es reconocido por los socios de la estructura de
reciprocidad; los estatutos son estatutos de referencia comunes, conferidos únicamente si los
socios los reconocen, es decir los estatutos no son auto-proclamados, heredados o atribuidos
por una norma o ley que la haría prevaler.
Es a partir de las estructuras de reciprocidad que se engendran los valores éticos. Puesto que
las estructuras de reciprocidad se conforman “en la naturaleza”, es decir sin la suposición de
ninguna institución, los valores creados son valores que generan los sentimientos de la
humanidad, es decir los sentimientos propios al ser humano: la reciprocidad es por lo tanto la
matriz de los valores humanos.
Las estructuras más simples son denominadas estructuras elementales de reciprocidad: la
estructura binaria (formada por mínimo dos personas), la estructura ternaria unilateral y la
estructura ternaria bilateral (formadas por mínimo tres personas). Ahora bien, a partir de
estas estructuras elementales se forman estructuras semi-complejas o complejas, las cuales a
su turno conforman un sistema de reciprocidad. Un Sistema de reciprocidad podría ser visto
por lo tanto como una Estructura de estructuras de reciprocidad.
Las estructuras elementales de reciprocidad engendran los valores fundamentales de la
Ética comunes a todas las sociedades humanas: la libertad, la philia (la amistad), la charis (la
gracia), la responsabilidad, la justicia, la solidaridad y la confianza.
La aparición de valores éticos (en un sentido amplio y en el sentido del párrafo precedente)

11
para los socios resulta de la relativización de las consciencias elementales, los sentimientos
éticos nacen por lo tanto de los momentos en contradicción de la relación de reciprocidad (el
estado ignorado por la lógica proposicional y en consecuencia por la economía de intercambio).
La manera en que esta contradicción es engendrada depende del grado de identificación (quiere
decir “homogeneización” de las personas) y diferenciación (“heterogeneización” de las
personas), que son los dos polos contradictorios a los cuales puede tender una relación de
reciprocidad y tomar una forma particular, denominada forma de reciprocidad.

4.3.3. FORMAS DE LA RECIPROCIDAD


Una forma de reciprocidad se refiere al grado de identidad/diferencia asociado a una
relación de reciprocidad. Según la lógica contradictorial, la identidad es el contrario de la
diferencia; en el contexto de la TR, la identificación significa el “acercamiento” entre los socios,
el hecho que en apariencia (de ahí el término forma) ambos actúen uniformemente como si
tendiesen a ser uno solo (aún si hay especialización); la diferenciación significa el “alejamiento”
entre los socios, su separación por así decirlo o el hecho que actúen independientemente como
dos entidades distintas; cuando la identidad y la diferencia son de igual magnitud, ambas se
encuentran en el estado contradictorio, es en esta situación que se engendra un valor ético puro.
Cuando la identificación predomina la forma adoptada en la relación de reciprocidad se
denomina forma positiva. Si es la diferenciación la que predomina la forma es denominada
forma negativa. Cuando ambos elementos se encuentran en su estado contradictorio la forma
que toma la relación de reciprocidad es una forma simétrica. Las tres formas de la reciprocidad
(forma positiva, forma negativa y forma simétrica) engendran un imaginario específico
perteneciente a una consciencia afectiva cuando el Principio de reciprocidad se verifica.
Por ejemplo, si dos personas se devuelven favores consecutivamente y alternativamente
aquello tendrá la apariencia (vista por un observador externo) que las personas “están unidas”
o que “actúan como uno solo”, por lo tanto su forma será positiva. Al contrario, si dos personas
se enfrentan mutuamente, la una responde en oposición a la otra y la segunda responde con la
venganza, la primera responde a su turno con otra venganza hasta que la relación en sí perezca,
ya sea porque una “desaparece” o porque ambas personas “se ignoran” completamente. Su
forma será negativa.
Una forma de reciprocidad puede caracterizarse diferentemente cuando se toma en cuenta
el número total de personas que forman una Estructura de reciprocidad. En el caso de dos socios,
el cara-a-cara, la modalidad de la forma positiva es la dialéctica del don. En el caso de una
relación entre personas D. Temple identifica, a partir de las contribuciones de la etnología y
antropología, otras estructuras comunes a todas las sociedades humanas que toman tres
formas específicas. Las primeras dos estructuras se dan entre un socio y un grupo de socios (o
persona), el refrán “Uno para todos, todos para uno” resume la invitación (“uno para todos”)
y la cooperación (“todos para uno”). La tercera estructura toma forma entre dos grupos de
socios (o personas); en el momento de mayor contradicción, la orto-deducción contradictorial,
los elementos están sometidos a fuerzas contradictorias en igual intensidad (la definición del
Tercer estado descrito en la sección 3.2), es decir que la estructura relaciona un grupo a él
mismo (“todos para todos”, o “la unión hace la fuerza”), la tercera modalidad binaria universal
común a todas las sociedades humanas, la comunión (“todos para todos”).
El Principio de Reciprocidad permite de interpretar la relativización de las conciencias
elementales que engendra la consciencia de consciencia (consciencias elementales en estado de
contradicción) de manera no-contradictoria por medio de la Palabra. La Palabra es definida

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como la expresión no-contradictoria del estado afectivo (que es contradictorio) del participante
de una estructura de reciprocidad y que el observador externo puede interpretar con el fin de
determinar la forma de la reciprocidad. Ahora bien, la reciprocidad simétrica es el fundamento
antropológico de todas las sociedades humanas (es una de las conclusiones de los estudios
etnológicos y antropológicos a los cuales nos referimos al comienzo de esta sección), es por esta
razón que la reciprocidad simétrica, considerada junto a sus niveles de actualización que
veremos a continuación, sería el objeto de interés para el Poder político,

4.3.4. NIVELES DE ACTUALIZACIÓN DE LA RECIPROCIDAD


La reciprocidad a la cual se aplica el estado de actualización es la reciprocidad antropológica,
es decir a la relación inter-subjetiva entre dos o más participantes. Según la TR, la actualización
de la reciprocidad se manifiesta en niveles de realidad. Un nivel de realidad podría ser
asimilado a un enfoque de análisis. Concretamente se consideran tres niveles de actualización
del Principio de Reciprocidad: el real, el imaginario y el simbólico.
La lógica contradictorial nos permite relacionar estos tres niveles con una misma operación
lógica que es la operación de implicación. No definimos la operación de implicación de la lógica
contradictorial, pero ésta está al origen del desarrollo dialéctico mencionado en la sección 3.2
de la lógica contradictorial. El hecho es que las implicaciones contradiccionales y
contradictorial de base (que se asocian a los elementos antagónicos) de la Lógica dinámica de
lo contradictorio, nos permiten postular que los tres niveles de actualización se refieren
simultáneamente al mismo elemento lógico, es decir a una relación de reciprocidad. En
términos lógicos diremos que el vector lógico es tridimensional por lo que los tres niveles de
actualización: el real, imaginario y simbólico, están interrelacionados.
El nivel de lo real es el nivel de la materia biológica, las personas físicas, de igual que las
actividades que ellos ejercen; por extensión el nivel de lo real también incluye los objetos
donados y recibidos así como el espacio en el que se desarrollan. Este es el primer nivel de
análisis de la reciprocidad ya que es la “primera” realidad que percibimos.
El nivel de lo imaginario constituye el segundo nivel de análisis, se refiere a las
consciencias elementales y en particular a la percepción de lo real; por el Principio de
Reciprocidad la relativización de las percepciones o imaginarios engendra el sentido común a
las actividades humanas. Bien que el imaginario sea el estado en contradicción de una
consciencia elemental, esta puede ser expresada de manera no-contradictoria por medio de la
Palabra.
El nivel de lo simbólico es el nivel de la relativización de los imaginarios comunes a los
socios en reciprocidad, por lo tanto engendran valores comunes que se revelan como valores
universales. El simbólico es aquello que le confiere un sentido a la humanidad.

5 CONFLICTOS EPISTEMOLÓGICOS
Nuestra perspectiva fue desde un comienzo la de partir de las categorías fundamentales
sobres las cuales se basan las teorías económicas de intercambio capitalista y de reciprocidad.
Desde esa perspectiva, las diferencias teóricas se dan a causa de diferencias epistemológicas, es
decir a causa de preconcepciones generales, de la economía y como esta última debería ser
estudiada. El objeto de esta sección es la de presentar los principales conflictos epistemológicos.

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Desde finales del siglo XIX y sobre todo comienzos del siglo XX, las ciencias se sometieron a
una expansión sin precedentes motivado por un interés creciente de la sociedad, en especial
gracias a la formalización de las matemáticas en los Principia Mathematica de B. Russell.
Las teorías económicas de intercambio surgieron en el siglo XVIII pero solo se las formalizó
por medio de una lógica simbólica, como las matemáticas, durante este periodo singular de
desarrollo de las ciencias. Desde un punto de vista metodológico, la modelización matemática
pasa a ser esencial para el desarrollo de las teorías económicas, este introduciría un rigor
científico comparable a aquel de la física. En ese sentido, la resolución de un problema
económico pasaría por la definición de un conjunto de ecuaciones matemáticas satisfaciendo
las propiedades necesarias para poseer una solución (utilidad marginal decreciente, búsqueda
de maximización de beneficios, …). Desde un punto de vista epistemológico la teoría económica
contemporánea es fundamentalmente neoclásica, es decir basada en el estudio del
comportamiento individual marginal (la economía neoclásica introduce el análisis marginal 6).
La corriente neoclásica surge en la década de 1870 como respuesta a las principales críticas a la
economía capitalista, principalmente provenientes del Marxismo. En términos de las categorías
descritas en la sección 2, el neoclasismo centra la atención sobre el consumo (sección 2.2), es
decir el consumidor y en particular los criterios de la elección individual. Los neoclásicos 7
demuestran cómo por medio de ajustes marginales comportamentales, las elecciones
individuales llevan la sociedad a una situación de abundancia económica en una situación de
libre intercambio.
A partir de estas dos observaciones, la primera sobre las ciencias y la segunda sobre la teoría
económica dominante, vamos a sintetizar los diferendos epistemológicos en dos categorías: de
la concepción del ser humano y del desarrollo teórico.

5.1. LA CONCEPCIÓN DEL SER HUMANO


La formalización de las teorías económicas por medio de las matemáticas fue en un comienzo
(del siglo XX) análoga al desarrollo de la Física, en particular la macro-física o física clásica.
Con esta analogía la unidad de análisis es el individuo, considerado entonces como el átomo de
la sociedad. Según esta perspectiva todos los individuos son equivalentes, pero pueden diferir
en ciertos atributos, principalmente sus preferencias.
Por otro lado, la teoría de la reciprocidad parte del Principio de Reciprocidad y por lo tanto
de una relación entre individuos. El “átomo” sería en este sentido la relación de reciprocidad
ya que a partir de ella se forman los valores de los participantes que confieren sentido a las
actividades humanas, además de los valores fundamentales de la Ética. Las preferencias en la
teoría de intercambio son atributos individuales exógenos (es decir que la modelización no la
define, si no que vienen “de afuera”); si nos refiriésemos a estas preferencias en la TR, diríamos
que son endógenas a la Reciprocidad, pero que se manifiestan en el dominio de definición de la
no-reciprocidad, o “anti-reciprocidad” para emplear el término lógico, o utilitarismo para
referirnos al aspecto individualista de todo ser humano y al cual se refiere la teoría de
intercambio capitalista.
Puesto que la teoría de la reciprocidad asume la existencia previa de por lo menos dos

6
Es el análisis económico de los agentes (consumidores y productores) por medio del cálculo marginal de una variable
matemática que representa un aspecto de sus comportamientos, por ejemplo de una derivada matemática.
7
Algunos economistas neoclásicos de los cuales sus teorías aún son pertinentes e influyentes son Alfred Marshall, Léon
Walras y Vilfredo Pareto.

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individuos, la teoría de intercambio solo puede considerarla una extensión de la teoría de la
elección individual, es decir fundamentalmente neoclásica. Así, desde los años 70 existen
modelos de Reciprocidad dentro de la teoría económica, pero estos difieren de la TR en su
concepción del ser humano.
El surgimiento del capitalismo en Europa fue posible gracias al desarrollo de la democracia,
la cual hereda de Las Luces del siglo XVIII la concepción del individuo como un ser libre, libre
de toda forma de coerción; además sentó las bases de un Poder político independiente de la
influencia de la Iglesia, es decir independiente de lo espiritual y con ello de lo Afectivo en el
dominio público o económico. Por lo tanto el contexto en el que se desarrolló la teoría de
intercambio es el de una sociedad de derechos individuales con un Poder político materialista.
Esto se manifiesta claramente en la teoría de intercambio cuando se observa que el criterio de
felicidad asumido es el consumo individual, consumo de aquello que posee un mercado y por
lo tanto una oferta. La felicidad es probablemente el concepto más fundamental en la teoría
económica dominante tal cual surge durante el siglo XIX con las teorías utilitaristas de Jeremy
Bentham y John Stuart Mill. Los economistas delimitaron la definición de la utilidad original
en la medida en que esta satisfacía las propiedades matemáticas de la función que la
representaba: la función de utilidad. Puesto que el dominio de definición de la función de
utilidad son los números reales, si estos representan el consumo entonces este debe ser
cuantificable. Por lo tanto la economía de intercambio excluye las categorías de la TR como el
imaginario, la afectividad o la Palabra.
La felicidad tal cual no pertenece a una categoría principal en la TR, pero podría ser
asimilado a la verificación del Principio de Reciprocidad, es decir al advenimiento de valores
éticos generados por los sentimientos de humanidad y creados en una estructura de
reciprocidad. En otras palabras, la TR no se pronuncia sobre los criterios políticos del vivir
bien, salvo quizás que se declare un derecho universal a la reciprocidad, sino que describe cómo
estos criterios políticos del vivir bien pueden ser alcanzados a partir de la reciprocidad. La TR
no es por lo tanto un programa político sino la racionalización del funcionamiento de las
sociedades humanas.
Lo contrario sucede en la teoría de intercambio capitalista ya que la política (tal cual surge
de la sección 2.4, en particular la democracia representativa) es el intermedio entre la teoría
económica y la sociedad, es decir la práctica económica; las distintas teorías capitalistas tienen
distintas implicaciones políticas, por ejemplo entre favorecer el libre mercado o la intervención
del Estado en la esfera económica.

5.2. EL DESARROLLO TEÓRICO: LA LÓGICA


Hemos comenzado esta sección con la analogía del desarrollo de las teorías económicas y
físicas de los comienzos del siglo XX. En términos de la lógica empleada, ambas eran análogas
hasta la década de los 30, años en los cuales se realizaron descubrimientos en física que
contradecían el principio del Tercer excluido de la lógica clásica. Para ejemplificar estos
descubrimientos, la luz tendría que ser necesariamente la asociación contradictoria de ondas y
partículas. Es decir que la Física descubría que la lógica proposicional no satisfacía sus
observaciones empíricas lo que desembocó en la Física Cuántica.
Las ciencias económicas sin embargo no dejaron de emplear la lógica proposicional o el
principio del Tercer excluido. Las contradicciones a las cuales se hacía (y continúa haciendo)
frente son atribuidas a una inconsistencia teórica y no al empleo de la lógica.
Por ejemplo, la inconsistencia que define la crisis mundial del medio ambiente, la crisis

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climática, se originó por la falta de consideración de la relación entre el hipotético valor real
del medio ambiente y su sobreexplotación para los fines del mercado. La contradicción que se
volvió aparente desde hace solo unas décadas es que, si los recursos naturales son
sobreexplotados al ritmo que exigen los mercados, ello conlleva a la reducción de los recursos
disponibles (no solo medioambientales sino aquellos que sufren de las externalidades del medio
ambiente) y por lo tanto a la disminución del consumo (es decir de la utilidad). La disciplina
que estudia el rol económico del medio ambiente, la Economía del medio ambiente, demuestra
la existencia de mecanismos instrumentales, generalmente políticos, para ajustar los mercados
con el fin de permitir un reajuste entre el valor de intercambio (que ocasiona la pérdida del
medio ambiente) al valor real de la naturaleza. Sin embargo, estos modelos mantienen el
enfoque basado en las preferencias individuales, y por lo tanto excluyen la dimensión ética de
la naturaleza, es decir el valor ético de la naturaleza que surgiría a partir de las relaciones de
reciprocidad. Para los economistas capitalistas, resolver la crisis medioambiental solo consiste
en corregir el funcionamiento de los mercados, no integrar las consideraciones éticas en su
marco teórico, así como la teoría neoclásica resolvió las crisis sociales de finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX al corregir el análisis de la demanda (el análisis marginalista) en lugar
de reconocer una dimensión ética a los problemas de la sociedad.
En ese sentido, la TR no solo difiere, desde un punto de vista epistemológico, de la
concepción del ser humano, sino que difiere en el empleo de la lógica. Puesto que la teoría de
intercambio excluye cualquier contradicción en la modelización matemática, esta excluye las
categorías de la reciprocidad, las cuales como hemos visto se basan en la lógica dinámica de lo
contradictorio.

6 CONCLUSIONES
Hemos tratado de adoptar una visión global y teórica sobre las economías de intercambio
capitalista y de reciprocidad. En particular sobre sus fundamentos epistemológicos, es decir sus
categorías teóricas principales, por lo que hemos descrito las principales categorías de ambas
teorías así como las lógicas en las que se basan.
De las dos teorías, la Teoría de la Reciprocidad es sin duda la menos conocida, pero creemos
que aporta interesantes pistas para analizar el actual contexto general de crisis del sistema
capitalista y por lo tanto debería ser considerada por los científicos sociales en primera
instancia, en particular los economistas, y en segundo lugar por todo aquel que se interesa al
mejoramiento de la calidad de vida en sociedad o vivir bien.
Lastimosamente no hemos hablado del aspecto metodológico que implica la Teoría de la
Reciprocidad. Por ejemplo la manera en la que circularía el valor en un mercado de reciprocidad,
¿se recurriría al uso de una moneda, es decir el dinero, al igual que en el intercambio? O sino,
la metodología de evaluación de la reciprocidad simétrica ya que ella constituye según la Teoría
el criterio del poder Político. Sin embargo, en el marco de la consultoría que realizamos para el
Programa Nacional de Biocultura, estamos profundizando una metodología para evidenciar el
Principio de Reciprocidad desde una perspectiva científica, en particular con el fin de definir
indicadores de la reciprocidad.
En todo caso, esta disertación no constituyó tanto una crítica de la economía de intercambio
capitalista como cuestionó su epistemología. A fin de contribuir al debate sobre el vivir bien,
presentamos una epistemología comparativa de las teorías de intercambio y reciprocidad. Este
es según nuestra visión el primer paso antes proceder a una formalización de la Teoría de la
Reciprocidad para su aplicación.

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BIBLIOGRAFÍA

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Oxford University Press, 1995.

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Lupasco, Stéphane. Le Principe d'antagonisme et la logique de l'énergie. Volume 1133 of Actualités

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Temple, Dominique, Javier Medina, Jacqueline Michaux, and Mireille Chabal. La reciprocidad y el

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Descentralizada y Lucha Contra la Pobreza [u.a.], 2003.

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