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Sexualidad Tantra

El Yoga del Amor


Por Ilaria Cusano
Capitulo 9

La segunda etapa de un viaje espiritual que involucra la


sexualidad: trabajar en las relaciones.
Cómo el trabajo en las relaciones incide en la sexualidad.

Existen reglas naturales que regulan el universo y nada sobrevive y


nada se mueve fuera de éstas; aunque el ser humano a menudo tiende
a los delirios de omnipotencia y a la megalomanía esforzándose en
creer que todo está en su poder y todo es fruto de la voluntad
individual, cualquiera que se haya aventurado con sus propios límites
habrá descubierto que no es así. Hay, de hecho, límites. Es saludable,
según mi opinión, alcanzarlos y trabajar para expandirlos, ampliar los
propios horizontes y las posibilidades, pero no tiene ningún sentido
creer de no tener límites, se condena a desilusiones frustraciones
constantes. Una de las leyes naturales es que, si se quiere tener un
impacto concreto en el mundo real, se debe partir por sí mismo – por
eso el primer paso del camino es el trabajo sobre sí mismo.
A menudo las personas son educadas para orientarse en función de
los demás, de las órdenes, de las expectativas, de los sueños y de la
necesidad de los demás. Numerosas personas, incluso, han sido
inducidas a creer que ponerse a sí mismos en primer lugar (en la
consideración de las necesidades, deseos y valores) equivale a
comportarse como egoísta. Estos, cuando se encuentren de frente a
interrogantes como ¿Qué quiero? ¿Cuáles son mis deseos y
principios? ¿Qué es absolutamente prioritario para mí? ¿Qué me da
placer y que no?, reaccionan con desorientación y perplejidad:
simplemente no tienen la más remota idea.
¿Cómo se puede dar placer a otro si no se conoce el placer? ¿Cómo
se puede apoyar a un individuo en la realización de sus deseos si no
se ha pasado por este proceso? No se cómo se puede hacer si no se ha
sentido en el propio corazón la alegría, la confianza, al autoestima y
la esperanzas que derivan de éstas; tal vez se tiene en el corazón
amargura, tristeza y desaliento por no haber creído bastante en sí
mismo y en la vida. ¿Cómo se puede, en estas condiciones, estar con
alguien que lo está logrando? ¿Cómo se pueden tener sueños
comunes si ni siquiera he identificado cuáles son mis propios sueños?
¿Cómo podemos cuidar de nuestra de pareja si no somos capaces de
cuidarnos nosotros mismos? Es imposible, esta es la verdad.
Muchos problemas y dificultades sexuales derivan precisamente de
este mal entendido, de haberse olvidado de sí mismo. Es esta la razón
por la cuál es fundamental empezar por sí mismo, aprender a producir
cambios al interior del propio ser y de la propia vida, conocer los
mecanismos, emociones y sentimientos a través de los cuales esto
sucede; sólo así se puede ser buenas parejas, padres y mentores para
los demás. Es obvio que, por otra parte, orientarse sólo en base a sí
mismo es el extremo opuesto; es la ilusión complementaria, que hace
creer ser el inicio y el fin del universo. Obviamente no es así y cada
persona que se tome en consideración sólo a sí misma (en sus
decisiones, en sus estados de ánimo) irá al encuentro de la soledad.
Este es el motivo por el cuál el segundo paso del camino es el trabajo
en las relaciones.
En mi trabajo entro en contacto con muchos individuos que tienden a
hacer un camino espiritual exclusivamente en solitario (sesiones
individuales, entrenamiento personalizados, cursos on-line), y
muchos que, en cambio, participan sólo en grupos (talleres, escuelas,
eventos). Ninguno de los dos extremos está bien : hay momentos
para estar solos y momentos para “agregarse”, para concentrarse y
mirarse dentro, y para expresarse y relacionarse – al inclinarse por
sólo una parte, el proceso se trunca, excluyendo la otra mitad de los
conocimientos y enseñanzas.
Tantra y la tradición andina de Perú, dos sabidurías en
comparación.

Una vez explorado el propio espacio, enfocadas las propias dinámicas


y la propia identidad, llega el momento de encontrar el otro. El otro
por definición no es sólo el similar, el igual: es antes de todo el
diverso. Encontrar al otro pone en la situación de hacer frente a las
novedades, a las opciones no consideradas anteriormente, puntos de
vista distintos respecto al nuestro, incluso antípodas. A veces se
producen conflictos y contraposiciones, probablemente, por alguna
extraña razón, es bueno que así sea; no se puede, sin embargo, luchar
contra todo aquello que no estamos de acuerdo, es necesario abrazar
la diversidad, sobre todo porque muy a menudo tenemos que
compartir la casa, la familia, el lugar de trabajo con personas que
tienen ideas distintas – es parte de la cotidianidad, y llenar la vida de
rechazos y contrastes conduce al sufrimiento, malestar y enfermedad.

Entonces, ¿Cómo aprender a ser inclusivos? Mucho pasa por el plano


personal, ejercitándose, por ejemplo, en aceptar las partes de sí
mismo que se juzgan negativamente, en aceptarse por lo que se es,
sin obstinarse a cambiar lo que la naturaleza ha creado en un cierto
modo. En la mayor parte de los casos, además, no se encuentran en
los otros, características que no existen al interior de sí. Una de las
características, según mi opinión, más valiosas del Tantra está
justamente en el hecho de reservar gran parte de la práctica al trabajo
relacional – a diferencia del Yoga, por ejemplo, que se concentra, en
su mayoría, sobre el nivel individual. En el Tantra el otro es
considerado como una manifestación divina. Como sagrado, el otro
no debe sólo ser respetado, sino que también honrado, como hemos
visto en el ritual de la adoración. Los seres humanos, por lo tanto, no
son sólo igualmente importantes y dignos, sino que están todos
impregnados por un espíritu divino. El Tantrismo, además, es
históricamente conocido por atravesar todas las situaciones
económicas y los estatus sociales, desde los albores del tiempo: hay
prácticas de Tantra en todas las clases sociales, etnias y
proveniencias, siempre rigurosamente mezclados entre ellos. Esto
forma parte del entrenamiento a la apertura, a la inclusión y al amor
generalizado, elementos claves del camino tántrico.

En los últimos años he tenido la oportunidad de acercarme a otra


tradición igualmente centrada en la dimensión colectiva, me refiero a
la andina del Perú. Se presenta como una continuación natural de los
antiguos conocimientos Incas. En la actualidad está siendo difundida
en el mundo por distintas personas, grupos y asociaciones en las
cuales algunos practicantes peruanos, que han conservado esta
sabiduría ancestral, cooperan con aquellos occidentales que han
decidido luchar para preservar y valorizar este patrimonio – por
ejemplo Wiracocha Fundation y Tawantin.

La tradición andina ofrece una gama de prácticas interesantes desde


el punto de vista social en cuanto ésta, tal vez mucho más que el
Tantra, concentra su atención en el aspecto energético de las
relaciones. Siendo una cultura muy colectivista 1, la tradición andina
concibe a los individuos como segmentos de un diseño infinito, los
1 Colectivismo es un termino que indica una visión de tipo moral, política o social que enfatiza la interdependencia de cada ser humano que pertenece al grupo y la prioridad de la
finalidad colectiva por sobre la individual. Los colectivistas se enfocan en los conceptos de comunidad y sociedad. Las bases filosóficas están conectadas con el holismo y el
organicismo, la visión según la cual el entero es mayor que la suma de las partes.
cuales no tienen ningún sentido si están aislados el uno del otro. Al
contrario, unidos en la dirección, en la intención y en el animo, las
personas crean una entidad muy potente y autónoma, que se alinea
con las fuerzas de la naturaleza para atravesar la travesía denominada
“vida” del modo más feliz, constructivo y consciente posible.

Existe, por tanto, un conjunto de rituales similares a aquellos


diseñados magistralmente en la película Avatar de James Cameron,
destinados al ejercicio energético grupal. Los individuos pueden así
entrenarse para mover y dirigir la energía en distintos modos y para
fines también diferentes, realizando objetivos como el bienestar, la
curación, el apoyo mutuo, la reconciliación y así sucesivamente.

Los supuestos básicos son muy simples:


• Responsabilidad, culpas y méritos nunca son de una persona sola,
sino que son compartidas, se extienden a toda la comunidad;

• Todo los problemas de la vida son esencialmente un bloque de


energía, que en aquella zona no logra fluir correctamente;

• Para eliminar los obstáculos se recurre a prácticas y ejercicios de


pareja y/o grupos;

• Cuando se quiere afrontar un nuevo paso, un cambio o un desafío,


la comunidad unida puede apelar a las energías universales para
recibir la nutrición que se necesita y está segura que así será;
Prácticas de la tradición andina utilizables en el camino tántrico.

Me encontré con la tradición andina en un momento especial, estaba


pasando de la vida de soltera a la vida en pareja. Apenas me había
prometido con el hombre que hoy es mi marido; tenía 27 años, había
tenido otras relaciones, algunas de las cuales muy serias, y convivido,
pero en mi corazón había seguido siendo soltera – estar con alguien,
convivir, salir de vacaciones juntos, hacer proyectos para el futuro, es
muy distinto de incluirlo en nuestra esfera más intima, pensar nuestra
vida también en función de su bienestar, de sus sueños, sus deseos.

Dicho esto, estaba en una fase de mi vida en la cual la soledad y la


soltería se habían ya mostrado en todo su esplendor, terminando
definitivamente un ciclo de mi vida: había comprendido en
profundidad que estar sola no tenía ningún sentido. Descubrí la
tradición andina el mismo día que mi marido y yo nos enamoramos –
asistíamos a un taller juntos. Él practicaba este arte desde hace diez
años; yo me entusiasmé de inmediato, como sucede a menudo.
Trascurrimos algunos meses juntos participando en distintos
seminarios; ¡los efectos fueron increíbles! Antes de todo, nuestra
relación nació bajo el signo de la espiritualidad, lo que le confirió
inmediatamente un nivel de profundidad y empatía que con otras
personas nunca había alcanzado. Afloró, además, en pocas semanas
un modo de enfrentar las interrogantes, dudas y conflictos que es en
absoluto la más rápida y eficaz que yo haya experimentado; un modo
que utiliza la energía y la intención.
Veamos algunas de las prácticas que en mi opinión son las más
importantes y asequibles. Voy a usar las descripciones entregadas por
Roberto Sarti en su libro “La semilla del Inca”, excelente desde el
punto de vista técnico.

Saminchakuy

“Chakuy en quechua significa “acción y/o efecto de” mientras


sami, lo hemos visto anteriormente, significa energía fina,
néctar. “Saminchakuy” significa entonces la acción y/o efecto
producto por la energía fina, sutil. Técnicamente es la construcción
de un flujo de energía vertical y descendente. ¿Cómo se hace? En
primer lugar es necesario prestar atención al propio poqpo, a la propia
bola o burbuja de energía, percibir su consistencia y su cualidad
energética. Hecho esto es necesario expresar la intención de
abrir la parte superior del poqpo y, siempre a travésde la intención,
atraer hacia sí el sami, la energía fina, haciendo
atravesar todo el poqpo por esta energía y haciéndola
salir por los pies. Se expresa también la intención de
dejar ir en este flujo de energía fina toda la energía
pesada presente en la propia burbuja, ofreciéndola a la
Pachamama, la madre tierra andina, como si se le estuviese
ofreciendo una comida opulenta.

Para la Pachamama la energía pesada, la jucha, es alimento. No se


debe tener temor, entonces, de contaminarla ya que, al contrario, la
estamos alimentando. Según la tradición andina la Pachamama
es el ser viviente con la mayor capacidad de
comer y digerir energía pesada.

Para fertilizar la tierra se usa estiércol, que por cierto, no es


un alimento para el ser humano y que mucho menos podemos
definir “ligero”. No obstante, dar estiércol a la tierra
significa alimentarla, fertilizarla de modo que ésta pueda
restituir una cosecha mejor en cantidad y calidad.

Hemos hablado de intención, hablemos ahora de su


complemento, es decir, la atención. Durante la práctica
es necesario prestar atención a las percepciones que
se tienen, de cualquier tipo o naturaleza 2”.
2 Roberto Sarti, 2007, “La semilla del Inca”, Ediziones del cigno, págs. 64-65.
Éste junto al próximo son los ejercicios preliminares, por así decirlo,
ya que consisten en que el individuo se conecte con las dos energías
principales que constituyen el universo, las personas y las relaciones:
lo masculino y lo femenino. El saminchakuy, siendo una conexión
con el cielo y siendo éste el “padre cielo”, es obviamente la conexión
con lo masculino. Se trata de una verdadera ducha energética que
viene desde arriba y que, además de traer limpieza y ligereza en el
espacio energético del individuo, lo impregna profundamente de una
cualidad precisa: la celestial, la del mundo de arriba.

La práctica que veremos a continuación, en cambio, es una conexión


con la energía femenina, con la Madre Tierra, de las raíces, del
mundo de abajo.
Saywachakuy

“Saiwa en quechua significa columna de energía viviente y


chakuy hemos ya visto con anterioridad que significa
“bañarse”; por lo tanto se puede traducir como “bañarse en una
columna de energía viviente”.

La idea es construir un flujo vertical ascendente de


energía fina que parta desde la Pachamama. Al efectuar la
práctica se podrá notar una cierta diferencia cualitativa entre la
sami del cosmos, Padre Cosmos, y la sami de la
Pachamama, la Madre Tierra; obviamente esta diferencia no
es un juicio de valor respecto a cuál es mejor o peor, simplemente
es un hincapié de las diferencias.
Tradicionalmente en los Andes se dice que la sami del cosmos es
como el agua que limpia, lava y purifica mientras la sami de la
Pachamama es como la leche que nutre y refuerza. Se trata de
una complementariedad típica (en quechua yanantin) que puede
ser reconocida por comparaciones cualitativas sin que implique un
juicio de valor. La Pachamama según los andinos es una
metabolizadora de energías pesadas (juchamijuq en quechua)
y, en efecto, durante el saminchaky, cuando liberamos nuestra
energía pesada a la tierra, su rol es exactamente éste. Es como
la madre con el recién nacido: se alimenta, digiere, separa las
partes pesadas, que expulsa, y de aquella sutil que retiene mediante
el proceso de metabolización, por último, ofrece el producto de
esta operación al lactante a través de su leche.
En este caso quién efectuá la práctica se vuelve… ¡el lactante!
¿Cómo se hace? Simplemente se efectúa en primer lugar un
saminchakuy con la intención de ofrecer a la Pachamama
toda la energía pesada presente en la burbuja. Hecho esto se
pide a la Pachamama la restitución de la reciprocidad (aymi)
bajo forma de sami. El practicante expresa la intención de hacer
salir de la planta de los pies unas pequeñas “raíces”
energéticas que entrarán en la tierra y, siempre a través de la
intención, absorberá con estas raíces el flujo de energía
de la Pachamama. Mediante la intención se hará subir esta
energía desde los pies a través del propio cuerpo hasta llenar
completamente la burbuja personal, prestando atención a las
propias percepciones y aprovechando la cualidad de la energía
absorbida. A este punto la práctica termina3”.

Ahora nos aventuraremos en las prácticas puramente relacionales. La


próxima es una de aquellas que para mi son de verdad
revolucionarias: si un cierto número de individuos del mundo
aprendiera a dominarlas y a usarlas con una cierta diligencia, el
planeta se volvería un lugar muy diferente ¡en un corto espacio de
tiempo!.

Veamos de qué se trata.

3 Roberto Sarti, 2007, “La semilla del Inca”, Ediciones del cigno, pp. 65-66.
Juchamijuy:
Comer y digerir la energía pesada

“Hemos hablado de cómo la Pachamama posee la capacidad de


comer y digerir la energía pesada. Sin Embargo, ésta no es una
capacidad exclusiva de la Madre Tierra, también los seres
humanos poseen esta capacidad.

Esto es lo que podría ser definido como “el aspecto social


de la tradición andina” ya que es un aspecto de conexión
energética con otros seres vivos. Alimentarse de la energía
pesada de otros seres humanos significa entrar en
relación energética con ellos. Pero es posible también comer
la energía pesada de situaciones o hechos que han ocurrido
en nuestras vidas, o incluso en la vida de otro. La utilidad
de esta práctica puede ser de distintos tipos. Puede ayudarnos a
mejorar las relaciones con las otras personas o también
ayudarnos a resolver situaciones difíciles o delicadas.

La tradición andina individua en las burbujas personales una serie


de centros de percepción energética (en quechua ňawi), de los cuales
hablaremos detalladamente más adelante. Para efectuar el
juchamijuy, es decir, comer y digerir la energía pesada, se
utiliza uno de estos ňawi llamado “qosqo”, ombligo;
este es nuestro “estómago espiritual”.

[…]
A continuación se explica la didáctica del proceso para un
neófito, es decir, para quién se acerca a esta técnica por
primera vez. Cuando el proceso es completamente terminado
por el practicante, la técnica resultará más simple
en sus modalidades de ejecución. En primer lugar es necesario
individuar exactamente donde se encuentra el qosco
(el estómago espiritual) de cada uno.

Es necesario poner la mano que normalmente es la “fuerte”,


es decir, la derecha para los diestros y la izquierda para los zurdos,
a una distancia de cerca 2-3 centímetros del ombligo físico
con la palma girada hacia el propio cuerpo. Moviendo
lentamente la mano hacia arriba y hacia abajo, a la derecha y a la
izquierda y estando atentos a la palma de la mano misma, nos
podemos dar cuenta que en correspondencia de un determinado
punto del vientre, en el área entorno al ombligo, se llegará a
individuar un punto capaz de producir una “percepción” especial en
la mano misma. Esta percepción especial puede ser similar a un calor
más acentuado, a una presión o a una corriente eléctrica (como
hemos dicho las percepciones son siempre absolutamente
personales), en todo caso un punto en el cual se percibe
algo distinto respecto a los otros puntos.

Cuando se sienta esta percepción en la mano,


habremos individuado en nuestro cuerpo el punto exacto de
nuestro estómago espiritual.

En la búsqueda del qosqo es oportuno tomarse un tiempo suficiente


para poder trabajar con la máxima tranquilidad. Individuado el
punto correspondiente al qosqo, se debe separar lentamente
la mano del cuerpo con la intención de mantener igualmente
aquel contacto “energético” entre la mano y el qosqo mismo.

Cuando el brazo estará completamente distendido se


debe prestar atención a la mano.

Mientras al inicio se percibía una energía (calor, presión,


etc.) localizada en un punto preciso de la mano, ahora el área
interesadapor este contacto energético es más amplia que antes
y al mismo tiempo la percepción es menos intensa. En este momento
el qosqo está completamente abierto y estaremos listos para efectuar
el paso sucesivo.
Según la tradición, donde llega el brazo totalmente
extendido, ahí termina nuestro poqpo, nuestra burbuja personal.
Acercando y alejando la mano algunas veces, siempre
sin perder la conexión, para “estabilizar” el proceso de
apertura y cierre del qosqo. Hecho esto se tiene que alejar
una vez más la mano del qosqo como explicamos antes y,
cuando el brazo está totalmente extendido, se expresa la intención
de invertir este flujo, hacer que la energía vaya de
nuestra mano hacia el qosqo.

Manteniendo este flujo se está absorbiendo energía mediante el


qosqo y se está “comiendo” la energía pesada de nuestra
burbuja personal. Ahora se debe ordenar al qosqo dirigir la energía
pesada que se está absorbiendo.

[...]
… ninguna madre enseña al hijo recién nacido cómo hacer
funcionar el estómago para digerir la leche, el estómago
ya sabe lo que tiene que hacer.

El qosqo funciona del mismo modo, no es necesario


enseñarle lo que tiene que hacer, ¡él ya lo sabe!. Simplemente
hay que activarlo en modo consciente, usando la intención.

[…]
La técnica descrita anteriormente, como ya hemos mencionado,
es simplemente didáctica, es decir, propedéutica a la
enseñanza de la práctica.

Después de haber repetido varias veces el ejercicio ya no será


necesario utilizar la mano para individuar el qosqo o
para abrirlo. ¡Será suficiente la intención!

[…]

Ahora está listo para empezar a comer y digerir


la energía pesada de otros seres humanos. ¿Cómo se hace?
Es suficiente expresar la intención de proyectar un
cable de energía (seke) que parta desde el propio qosqo.
Cuando este cable de energía toca a la persona a la
cual se quiere “comer” la energía pesada, cuando se ha establecido
la conexión energética con la persona en cuestión, se expresa
la intención de invertir el flujo de energía, haciendo
que la corriente de energía viaje desde la persona objeto del
juchamikuy hacia nosotros. En este punto nuestro estómago
comienza a digerir la energía pesada, así como explicamos
anteriormente, hasta que lo consideramos suficiente.

También en el caso que nos alimentemos de la energía pesada


de otra persona, es oportuno seguir una progresión. En primer
lugar practiquemos con alguien que nos parezca simpático. […] el
paso
sucesivo de la progresión será alimentarnos de la energía pesada
de una persona neutra. […] El tercer y último paso del juchamijuy es
practicarlo con una persona que nos parezca patentemente antipática.
[…]
Puede suceder que, durante el aprendizaje de esta práctica, sucedan
pequeños obstáculos en la ejecución de la misma o en su resultado
final”4.

Taqe: la unión.

“Taqe está compuesto por dos prácticas: saiwa taqe y poqpo taqe.
Saiwa taqe significa unión entre dos columnas de energía y puede
4 Roberto Sarti, 2007, “La semilla del Inca”, Ediciones del cigno, pp. 69-74.
ser llamado también sapa yanachakuy en el caso de que las dos
columnas de energía sean compuestas por energías complementarias
(mujer – hombre) o bien sapa masichakuy en el caso de que las
columnas sean energías homologas (hombre – hombre o bien mujer –
mujer).

¿En que consiste?. El objetivo de esta práctica es entrar en


una conexión más íntima con la energía complementaria u
homóloga, con el fin de utilizarla para mejorar la propia calidad de
vida.

Reconocer y aceptar a un nivel más íntimo una energía


complementaria, da la posibilidad de comprender y sentir
cómo estamos compuestos, de cuáles energías somos el resultado y
cuáles necesitamos para alcanzar la totalidad. El
reconocimiento y la aceptación de esta realidad, produce amor
hacia sí mismo y, por lo tanto, bienestar. Realizar el taqe, además,
da lugar a una condensación de energías mediante un movimiento
recíproco de dos tipos de energías, una en dirección de la otra.
Cuando
se produce una condensación de energías entre seres humanos, las
burbujas se compactan y regulan para resultar lo más coherente
posible,
y así se libera una gran cantidad de energía pesada.

Durante la práctica del saiwa taqe es necesario trabajar en


pareja y sus componentes se disponen con la espalda pegada
a aquella de la otra persona.
El operador5 entonces apoya la mano derecha sobre la cabeza de uno
de los dos practicantes el cual debe, mediante la intención, absorber
energía, hacerla bajar a lo largo de la columna vertebral y hacerla
llegar hasta el siki ňawi6 alertando en este punto
al operador; entonces éste pone la mano izquierda sobre la
cabeza de la otra persona invitándola a recibir la energía
proveniente de su pareja mediante el siki ňawi y,
siempre a través de la intención, hacerla subir otra vez a lo largo de
la columna hasta alcanzar la mano del operador, alertándolo cuando
siente de haber terminado el proceso. A este punto
el operador, con un gesto de las manos, “liga” las dos energías 7
5 No es indispensable la presencia de un operador, la energía proviene del universo; los practicantes pueden simplemente decidir desde donde iniciar y proceder. [NdA]
6 Se trata del coxis [NdA]
7 Los dos practicantes pueden ejecutar este paso simplemente con las propias intenciones, coordinados entre ellos.
invitando a los dos participantes a hacer circular el flujo energético
en la misma dirección de absorción/liberación utilizada para
la construcción del anillo de energía. Los practicantes expresan
entonces la intención de hacer circular la energía hasta cuando uno
de ellos considere suficiente; a este punto bastará tocar a la pareja con
la mano para disolver el anillo de energía y terminar el ejercicio.
Obviamente,
también en este caso, es fundamental permanecer abiertos durante la
práctica, con especial atención de las percepciones que se reciben.

El paso sucesivo del saiwa taqe es el poqpo taqe, es decir, la


unión frontal de las dos burbujas de energía.

La parte preparatoria consiste en poner a los participantes en


parejas, uno de frente al otro, tomándose de la mano y
asumiendo una posición cómoda.

A este punto los dos participantes expresan la intención de


dar a su pareja la energía mediante la mano derecha y recibirla
a través de la mano izquierda.

La energía entra entonces por la mano izquierda de los participantes,


subiendo a lo largo del brazo hace un giro completo alrededor de
la cabeza, comenzando por la parte derecha de la cabeza misma y
terminando en el lado izquierdo del cuello, y finalmente sale del
brazo
y de la mano derecha para ser transmitida a la propia pareja.
Cuando se pone en circulación la energía del modo descrito se
expresa la intención de poner en conexión energética, en el orden
antes descrito, primero el centro en medio de la frente (kanchis ňawi)
y sus dos ojos físicos, luego aquel de la garganta (kunka ňawi ), el
corazón (sonqo ňawi ) y, por último, el centro del ombligo (qosqo
ňawi) con los correspondientes centros de la pareja con la que realiza
la práctica.Cuando se perciba la energía pesada, como de costumbre
se la ofrece a la Pachamama. En el momento en el que uno de los dos
participantes quiera concluir el ejercicio, será suficiente dejar
las manos de la pareja disolviendo las conexiones construidas8.

8 Roberto Sarti, 2007, “La semilla del Inca”, Ediciones del cigno, pp. 103-105.
Partiendo de la práctica del saiwa taqe se pude experimentar una de
grupo, muy hermosa e intensa: el munay muyu, “círculo del amor con
la voluntad”. Se inicia de la posición espalda con espalda y, junto a
todas las parejas que componen el grupo (por parejas se entiende dos
personas cualquiera, no necesariamente ligadas sentimentalmente) se
construye un círculo. Todos están en la misma posición, así cada uno
se encontrará implícitamente uno frente al otro. Con la persona que se
encuentra de espalda se práctica el saiwa taqe; con quién se tiene de
frente, el poqpo taqe. Activada la energía, se expresa la intención de
crear un anillo horizontal adicional, que conecta todas las parejas en
un único círculo.

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