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Graffiti y Recursos de Sentido
Graffiti y Recursos de Sentido
En 1982, cuando un joven profesor llamado Craig Castleman investigaba para su Tesis
“Getting Up. Subway Graffiti in New York” –uno de los mejores estudios descriptivo acerca
de la “nueva moda” juvenil que había en Nueva York: el getting up, el arte de hacerse ver
(actualmente reconocido e instaurado como el graffiti en la ciudad)- recibió unas particulares
sugerencias por parte de los profesores Mead y Forsdale de la Universidad de Columbia: “no
debía hacer un análisis del significado global o de la significación social del graffiti (…) no
era el momento de preocuparse de las razones por las que unas personas escribían graffiti y
otras lo combatían,, ya que todavía no se estaba muy seguro de qué es lo que hacían” (...)
“Averígualo primero, y luego podremos discutir sobre lo que significa todo ello” 2. Como se
puede ver, ante esta “nueva modalidad de representación juvenil”, que como cuerpo
académico, no concebían y entendían con toda seguridad, sólo había una certeza de
investigación: los procedimientos de significación qué creaban el sentido de esta acción. El no
entendimiento no sólo emerge acá como prueba tácita para iniciar una investigación, sino el
qué es lo que hace que estos jóvenes hayan comenzado a representarse desde estas
modalidades llamativas, desde un extremo anómalo, desconocido.
En 1982, Estados Unidos, especialmente Nueva York atravesó una gran crisis
económica, que repercutió en cortes presupuestarios a elementos sociales que hasta el
momento eran cotidianos. Las crisis económicas en Estados Unidos no eran una novedad,
tampoco lo era el carácter cosmopolita de las grandes ciudades como Nueva York, por lo cual
tampoco sería poco cotidiano reconocer que los mecanismos de representación de los
individuos que allí habitan fueren variando, mutando, muchas veces deviniendo, en sentidos
insospechados. En este contexto la figura alterna del getting up, más que causar desasosiego
desde la sociedad activa, en especial por parte de las autoridades, se presentaba más bien
como un tubo de escape social, mecanismo por el cual se podía reprimir, atacar y eliminar a
quienes masificaban esta acción, y estos quienes, jóvenes muchas veces inmigrantes, podían
1
Para efectos de esta reflexión, se entenderá como “Graffiti de Firma”, aquél graffiti que emerge a finales de los 60’ en
Nueva York, bajo el nombre de “getting up” o “spray art” y que posteriormente adoptó el movimiento cultural Hip Hop.
Aquél que emerge desde el Muralismo, en el Paris del 68’, no será abordado bajo el objetivo estético de esta reflexión.
2
Castleman, Craig (1982). Getting Up: Subway Graffiti in New York. Nueva York: Instituto de Tecnología de Massachusetts.
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Asignatura: Estética Contemporánea
Profesor: Sergio Rojas
Alumna: Gabriela Ferrada Acuña
lograr lo opuesto, liberar, expandir y crear, lúdicamente una representación simbólica social,
frente a un contexto nacional alterado y que los hacía sentir vulnerables socialmente.
Estamos a 2014, Chile, país que desde hace 14 años volvió a estarIlustración
en democracia, MetroydeGraffiti
2:1:Graffiti en esteen
FISEK, Santiago añoNueva
los 70’, 2009.
Fuente: KELP.CL
York. Fuente: (El Chalfant
Henry graffiti de
(Elfirma, bajover”
“hacerse los
contexto, el arte ha tenido que saber emerger desde círculos abiertos
bajoy elcomunitarios,
recursos recurso y desde
de la simbología
del soporte yenlamovimiento:
inscripción compleja
El Metro
ydemorfológica de las letras).
Nueva York).
otros más herméticos y/o clandestinos. Si se toma el elemento en consideración: el hacerse
ver, que ocupa como recurso de representación: el graffiti de firma3, se puede adentrar en un
debate ilimitado y complejo, en donde desde muchas disciplinas del conocimiento otorgan
una interpretación y significado diferente, como si en estos significados se decodificara la
transgresión y semiótica de los modos de ser y hacer de esta acción. Lo que para 1982 en
Nueva York, era utilizado como un recurso de representación ilimitado (e indefinido) –el
“getting up”– hoy en día se contextualiza y emerge en Chile como en el mundo entero, como
el graffiti de firma, mural o rayado; acciones que no tienen su origen únicamente en la acción
de pintar ilegalmente los vagones de un metro –como en Nueva York– sino también en el
pasado primitivo4, colonial5 y muralista6, que ha sido parte de la historia de las
representaciones sociales y políticas de los seres humanos, en el transcurso de la historia de la
civilización. Sin embargo, independiente del origen expresado y del significado que éste
pretenda exponer objetivamente, se está hablando de un mismo recurso de sentido cultural,
bajo la tesis de que han sido muy similares las acciones que han permitido en el contexto la
3
Término acuñado y defendido por Fernando Figueroa-Saavedra, en su libro: El Graffiti de Firma (2014). España: Minobitia
Editorial [http://www.amazon.es/gp/product/B00KYMKJ6Y]
4
Antecedentes del Graffiti Primitivo: http://graffitis.co/2013/04/17/antecedentes-del-graffiti/
5
Antecedentes del Graffiti Colonial, el caso de Hernán Cortes “¡Pared blanca, papel de necios!”.
[http://www.wikimexico.com/wps/portal/wm/wikimexico/periodos/mexico-antiguo/siglo-de-la-conquista/vida-
cotidiana/graffiti-cortesiano]
6
Antecedentes del Muralismo en Chile “Una Experiencia Histórica para el Chile del Bicentenario” Autor: Juan Bragassi.
[http://www.memoriachilena.cl/602/articles-123178_recurso_2.pdf] “Pintura Mural Política en Chile” Autor: Patricio Cleary.
[http://www.abacq.net/imagineria/nacimi1.htm]
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emergencia de esta acción social, en la cual desde el límite está cuestionándose si se está
frente a una acción o representación artística o se viene o va de allá.
Actualmente, del agotamiento de las prácticas artísticas mucho se puede decir del rol
de los individuos que a través del arte, exponen prácticas rupturistas y transgresoras, haciendo
un llamado de atención, sobre la crisis del soporte o la crisis de la institucionalidad en las
artes. En ese panorama y con un sinfín de expresiones que pasan de las artes visuales,
musicales, dramáticas, literarias, entre otras; reconocer hoy qué es arte o qué no lo es, no es
algo que preocupe en demasía a los artistas o a quienes crean que se están representando a
través de él. El graffiti de firma, aquella escritura encriptada de múltiples formas y colores,
que abunda dentro de la estética urbana, a veces de forma armónica u otras veces caóticas,
expone en su presentación, diferentes procedimientos de significación del uso del soporte
público –espacio público– provocando y cuestionando al espectador o espectadores, de su uso
y desuso. Quienes se mueven desde este mecanismo de representación, reconocen en su
habitar recursos de representación propios, autónomos y de preferencia herméticos, que no
comparten con toda la sociedad: un lenguaje universal sólo entendido entre quienes practican
dicha expresión, un territorio que no se delimita desde el concepto “habitar”, el soporte
humano, como mecanismo para la performance y la transgresión simbólica, que a diferencia
de las prácticas vanguardistas, no pretende cuestionar la institucionalidad en las artes, sino
más bien masificar una simbología identitaria e inmortal, que está disponible y a la mano de
todos quienes se interesen por ella. Porque no hay que ser un experto en la materia, para
comprender que un mismo signo reiterado –el tag– mientras más presente y vivo esté en un
espacio, barrio, territorio, más presente se hace la figura de un ente desconocido en el
deambular urbano, alguien o algo incógnito, pero no anónimo e invisible.
En la literatura especializada e investigaciones, se presenta la figura del graffiti en la
ciudad, como una práctica artística que está en la frontera del arte, generando procesos de
sentido a partir del cuestionamiento y confrontación del uso de determinados recursos y
espacios, en su representación, presentando una subcultura que desplaza la alteración y la
marginalidad, por una identidad común de inclusión, tomando ribetes desconocidos a los
cuales con los que se partió en un día; se habla de un graffiti comunitario, al servicio del
patrimonio o como un mecanismo de integración sociopolítica juvenil, pero sin dejar de
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Asignatura: Estética Contemporánea
Profesor: Sergio Rojas
Alumna: Gabriela Ferrada Acuña
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Ilustraciones 3, 4 y 5: Detalles de los muros pintados del Museo a Cielo Abierto de San Miguel, Población San
Miguel, Región Metropolitana 2013. Fuente: Colección fotográfica de la autora del ensayo. (Los Graffiti
El graffiti deMurales
firma en Chile, que
exhibidos, al ser unatotal
en su práctica
son máscon matices
de 30, heredados
han sido realizadosdel
por escenario
una parte, con recursos del
FONDART Bicentenario 2010 y el resto, bajo autogestión de sus propios autores).
artístico vanguardista de Dictadura, ha validado su identidad urbana en la exclusión misma, y
se sirve de ella para trascender en el tiempo, para utilizar sus recursos autónomos que tal vez,
están destinados para otros fines sociales, reasignándolos y tergiversándolos para su propio
beneficio. Es de esta exclusión y negación –y de los medios que acercan al margen– donde los
recursos y también, soportes, utilizados para el resto de las artes visuales, adquieren un nuevo
rol, status y otros por su parte, se rechazan por estar siempre de la mano de los grupos
hegemónicos que atemorizan, no por su historia, sino más bien por la curiosidad que estos
desprenden, las investigaciones o acercamientos de estas prácticas subalternas al escenario de
lo “legal”. En el graffiti de firma, la efectividad10 de su expresión, denota una consecuencia
con el fundamento implícito por el cual se expande por el mundo entero y en ello, la sociedad,
rendida por la ampliación, apertura e industria que hay atrás de este movimiento y subcultura,
facilita y amplia los espacios para su representación, creando un tercer espacio para su
visibilidad. En el caso chileno, hay ejemplos muy objetivos que justifican esta idea, y se
sirven de la emergencia de los recursos de representación de sus autores. Por ejemplo: la
inclusión de la temática “Graffiti y Mural” en los contenidos obligatorios de la Asignatura de
10
Rojas, Sergio (2006). “Estética del Malestar y Expresión Ciudadana. Hacia una Cultura Crítica”. Publicado en Revista
Philosophia, Santiago: Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.
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Artes Visuales de Enseñanza Media (3° y 4 medio) 11 desde el 2005, la asignación de recursos
de fondos públicos (FONDART, INJUV, SENDA, FNDR, etc.) para proyectos de graffiti en
la comunidad, o el merchadising y apropiación del mercado, desde la misma autogestión de
sus autores, quienes venden insumos como aerosoles, revistas, libros, accesorios de graffiti,
en tiendas físicas y virtuales especializadas en el ámbito graffitero. Se expone así, que el
graffiti de firma, como expresión y acción de una subcultura, más que ser dejado de lado o
sometido a un adiestramiento de sus fundamentos, se sirve a sí mismo de los espacios de
formación y los recursos para su propia metodología de acción y representación.
Organizaciones funcionales, ONG’s y Colectivos Artísticos de Graffiti, más que ser los
principales beneficiarios, resultan ser los principales ganadores invictos de una batalla de
legitimación, en la cual más que abandonar su marginalidad y/o exclusión, celebran su
representación en ella, porque pueden desplazar el horizonte de la realidad12, pueden hacer
graffiti bajo sus propios códigos de cohesión y su propia política de apropiación del espacio
público: espacio que es de todos y de nadie a la misma vez.
Reconociendo las acciones que entregan significación, acciones que generan sentido a
esta acción social y/o artística (dependiendo la disciplina desde donde se estudie), surge la
emergencia de recursos de representación, aquellos que le otorgan la particularidad e
identidad al graffiti de firma, a diferencia de otras intervenciones urbanas que también se
apoderan del espacio público. En este ámbito diferentes autores en diferentes investigaciones,
entregan sus aportes a través de una exposición temática de los recursos simbólicos que
emergen y contextualizan esta reflexión en torno a la validación de los recursos de
representación13 y la transgresión14 que se da desde ellos, en el graffiti de firma.
I Recurso: El escritor (graffitero). Con el objetivo de “hacerse ver”, el escritor se
autoasigna una nueva identidad (con el tag), esta identidad, anónima para la sociedad, es
reconocida y validada dentro de la subcultura graffitera. Por lo tanto se le respeta, se le otorga
11
MINEDUC (2004). Artes Visuales / Educación Artística: Programa de Estudio, Cuarto Año Medio, Formación General
Educación Media, Unidad de Curriculum y Evaluación. Santiago: Ministerio de Educación.
12
Rojas, Sergio (2006). “Estética del Malestar y Expresión Ciudadana. Hacia una Cultura Crítica”. Publicado en Revista
Philosophia. Santiago: Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.
13
Chiodi, Aldana (2009). “El Grafiti y las Vanguardias del Siglo XX” en Páginas de Guarda, N° 5. Buenos Aires: Editoras
del Calderón.
14
Figueroa-Saavedra, Fernando (2007). “Estética popular y espacio urbano: El papel del graffiti, la gráfica y las
intervenciones de calle en la configuración de la personalidad de barrio” en Revista de Dialectología y Tradiciones
Populares. Vol. IXII, N° 1. Madrid: Instituto de Lengua, Literatura y Antropología.
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Castleman, Craig (1982). Getting Up: Subway Graffiti in New York. Nueva York: Instituto de Tecnología de
Massachusetts.
16
Figueroa-Saavedra, Fernando (2006). Graphitfragen. España: Editor Minotauro.
17
Silva, Armando (2012). “La Ciudad como Comunicación” en Revista Diálogos de la Comunicación, N° 23. Cali:
Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social.
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Figueroa-Saavedra, Fernando (2007). “Estética popular y espacio urbano: El papel del graffiti, la gráfica y las
intervenciones de calle en la configuración de la personalidad de barrio” en Revista de Dialectología y Tradiciones
Populares. Vol. IXII, N° 1. Madrid: Instituto de Lengua, Literatura y Antropología.
19
De Diego, Jesús (1997). La Estética del Graffiti en la Sociodinámica del Espacio Urbano: Orientaciones para un estudio
de las culturas urbanas de fin de siglo. Tesis de Licenciatura en Historia del Arte. Zaragoza: Universidad de Zaragoza.
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artes). Se le agregaría a este recurso el elemento del espacio digital, punto de difusión,
desplazamiento del soporte a un plano virtual, más anónimo y accesible que los otros.
VI Recurso: La búsqueda de permanencia20. Por último, el recurso clave, la búsqueda
de la inmortalidad a través del juego de representaciones en la ciudad. Este recurso, que puede
parecer paradójico, por ser el graffiti una acción artística que se expone a la mutilación,
erosión o a la erradicación, se le considera –y el escritor lo sabe de antemano– ser una acción
artística efímera, la presencia de una ausencia. Los escritores a través del graffiti de firma,
luchan contra el olvido, aportan a la búsqueda de la inmortalidad en el espacio público y
retornan al uso de su nombre, renovando y buscando más soportes, cuidando el territorio al
cual hicieron propio, respetando también las leyes
intrínsecas que este accionar artístico trae consigo,
como por ejemplo, no pintar encima de otro graffiti, a
menos que se vaya hacer con algo mejor de lo que
había antes o respetar los graffiti de autores con
mayor tiempo y trascendencia en la práctica. En el
lenguaje de este recurso, emergen los principios de
permanencia con el entorno, que Figueroa-Saavedra21
ha establecido: plus urbs, plus graphium (a más
ciudad, más graffiti), urbs mutat ergo graphitum
mutatum (si la ciudad cambia, el graffiti se
transforma), societas complicata, graphitum
amplificatum (en una sociedad compleja, el graffiti se
complica) y quacumque urbanitas est, graphitum est
(allí donde esté la civilización, el graffiti estará). La permanencia es un efecto que va de la
mano con el desarrollo y la presencia viva de la ciudad, siendo esta el organismo que da el
efecto y sentido a la práctica urbana del graffiti. Ilustración 6: Graffiti, la permanencia de lo
efímero. Pompeya en un grito mudo. Fuente:
Marcelo Luna.
20
Martínez, María (2009) “La Estética de Esfumarse: Lo Efímero y la Búsqueda de la Permanencia” en Polimorfo, Revista
de ArqPoli. Vol. 1, N° 2. Puerto Rico: CiudadLab, Orlando.
21
Figueroa-Saavedra, Fernando (1998). La calle como espacio extraoficial de comunicación y expresión estética: Del
adoquín al aerosol. Ponencia en Jornadas de Historia del Arte Contemporáneo "1968-1998: 30 años de contracultura".
Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
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Los recursos exhibidos, que dan el carácter identitario radical y rebelde al graffiti de
firma, más que transgredir o imponer recursos simbólicos homogéneos de representación, dan
cuenta de un contenido cultural mayor al que se le pueda otorgar particularmente desde el
enfoque artístico o social. Más que haber recursos formales o representacionales, hay una
necesidad de generar sentido al cuestionamiento de una praxis y acción identitaria, que se vale
de lo comunitario y artístico, para dar vida a diferentes lenguajes, modos de ver y de estar,
combinando con las diversas actitudes de empoderamiento del espacio público y social, que el
escritor de graffiti, recrea en su vivir y convivir con la ciudad y su estética.
Todos estos recursos no tienen como objetivo comunicar la naturaleza del lenguaje
que otorga el significado a la acción graffitera, sino más bien, ser el lenguaje mismo de estas
representaciones y significados, lenguaje que es entendido de forma implícita por todos los
graffiteros y por el universo de retroalimentaciones que se generan con el entorno cercano y
los espectadores, quienes directa o indirectamente, se nutren de la estética de esta modalidad
identitaria, que puede transgredir el “buen gusto” del arte o incluir las demandas de la
comunidad, que se visualizan en ellas (más que desde ellas), para poder existir.
Si bien es cierto que el graffiti reúne todos los recursos presentes en una obra de arte –
obra, artífice, naturaleza y público (Abrams, 1954)22–, esta acción va mucho más allá,
alimentándose de los cambios que se generan en la ciudad, y evolucionando culturalmente
con ésta. Los recursos estéticos que ahora emergen no son, ni han sido los definitivos, más
bien, son los que se distinguen en la actualidad y los nuevos desafíos en los recursos de
sentido de esta performatividad en la era digital-virtual exigen nuevas reflexiones y es ahí
donde ubicarse la estética, en el cuestionamiento de la performatividad de la expresión y así
evitar el devenir de los recursos de su representación. Si bien es cierto, el agotamiento
acciones artísticas es un hecho, y se puede comprobar con el debate de lo que se conoce como
arte contemporáneo, no significa que las acciones que estén en el margen puedan estarse
debilitando. Día a día las intervenciones públicas de arte forman parte de los recorridos
urbanos, en mayor o menor medida crean la identidad de nuestra representación social.
22
Figueroa, Gricelda (2006). Sueños Enlatados: El Graffiti Hip Hop en Santiago de Chile. Santiago: Cuarto Propio.
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