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Sistematización en la Gestión Cultural Comunitaria

El caso de las comunidades culturales graffiteras de Chillán, Chile 1

Temática: Artes y Gestión Cultural


Palabras Clave: Patrimonio inmaterial, graffiti mural, comunidad

La participación cultural es la capacidad que tienen los individuos de involucrarse, de


intervenir en procesos, acciones o decisiones, que tienen que ver con los modos de
hacer y ser en un determinado territorio (el cual puede ser simbólico, espacial y digital).
Según la 8° Encuesta Nacional de la Juventud 2015 de Chile, se expone de manera
explícita el alejamiento y poca credibilidad que tiene la población juvenil a las formas de
participación política institucional, pero en cambio, la participación basada en la acción
cultural, comunitaria y local es cada vez más alta (PNUD, 2015), destacándose un 7,5%
de participación en agrupaciones culturales o artísticas, un 6,9% en agrupaciones de
hobbies o juegos y un 5,4% en organizaciones de causas sociales. Los jóvenes
chilenos tienen la intención de hacer valer su ciudadanía en base a los intereses
asociativos, pues, al relacionarse con otros no solo se ven autorrealizados
sociopolíticamente, sino que también ven mejorada su inclusión y participación en el
sistema social (Portes, 2000).

La realidad del sector juvenil no es muy alejada a lo que ocurre en otras partes del
mundo, los acercamientos a las formas o modos de hacer ciudadanía muchas veces se
miden con parámetros adultocentristas y también, desde los modelos de participación
cultural establecidos desde la institucionalidad (ENPC, 2017), pasando por alto las
prácticas socioculturales que los jóvenes emprenden en sus territorios, en las cuales
encuentran su identidad, generan asociatividad y con las cuales contribuyen, en el
desarrollo cultural de sus comunidades. Tal es el caso de la práctica del arte urbano,
entendiéndolo éste como manifestaciones artísticas y estéticas que surgen en
autonomía y/o disidencia en los espacios públicos, reuniendo a jóvenes con la pintura,
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Ponencia a presentarse en la Mesa “Artes y Gestión Cultural”, del III Congreso Latinoamericano de Gestión Cultural
a realizarse en los días 23 al 25 de Octubre, en Quito - Ecuador, presentada por los expositores: Gabriela Ferrada
Acuña, Matías Flores Norambuena y Adrián Quiroz Araneda, pertenecientes a la Agrupación Pintarte de Chillán,
Chile.

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la danza, el deporte, y también, con la identidad patrimonial o sociopolítica de sus
territorios. Así, una de las formas en la cual se percibe esta práctica – y en la cual se
profundiza en esta ponencia – es la relacionada con la manifestación del graffiti mural,
disciplina que lleva desarrollándose desde hace más de 30 años en Chile, siempre en
constante evolución y exhibiendo a cultores que se inician en su adolescencia y llegan a
desarrollar su carrera como artistas, destacándose en Chile, como en el extranjero.

Conectando las interrogantes que abren el debate en la realización del III Congreso
Latinoamericano de Gestión Cultural, respecto a cómo se construye comunidad y
protagonismo desde la cultura, y los compromisos que debe tener la Gestión Cultural,
con la ciudadanía y los derechos culturales, se ofrece con esta ponencia, reflexionar en
torno a un marco de acción innovador, que permitirá a los gestores culturales acercarse
de pertinentemente con este fenómeno social, que emplea el arte en el espacio público
– el graffiti mural – como soporte, como conector de identidades y de socialización con
los elementos patrimoniales que conectan a un territorio, tomando el caso de la comuna
de Chillán, ubicada en la Región de Ñuble, Chile, en donde la organización comunitaria
“Agrupación Pintarte”, lleva alrededor de 10 años trabajando desde la gestión cultural,
la promoción, difusión y exhibición del arte urbano local. Esta organización, conformada
en su mayoría por jóvenes, ha permitido construir un modelo de ciudadanía alternativo,
en el cual han emprendido y protagonizado un sin número de actividades relacionadas
con el graffiti, la educación y el patrimonio, a través de workshop, exhibiciones y
creación de redes con otros jóvenes pintores y organizaciones graffiteras de Chile y del
extranjero; donde más que tratar de romper los paradigmas o prejuicios que hay en
torno a la práctica, han permitido a la comunidad tomar posesión de su identidad local,
reconociendo elementos del patrimonio natural e inmaterial, mediante la memoria
gráfica ilustrada responsablemente en los muros de su ciudad.

A través del análisis de caso, se enfoca la atención al trasfondo de este campo de


acción, mediante la sistematización de experiencias, entendiendo esta como un
proceso de conocimiento profundo de la práctica que desarrollan estos agentes
culturales (Guerra, 2014), buscando reconstruir, analizar, problematizar y comprender

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esta experiencia a lo largo de los años, ejemplificando en la praxis los aprendizajes
significativos en la comunidad, puesto que aunque estas experiencias se están dando
dentro de un territorio determinado, sí son replicables, puesto que el graffiti mural, al ser
un movimiento artístico que tiene códigos implícitos entre sus cultores a nivel global, sí
puede ser un canal de transmisión y reconocimiento de elementos culturales de un
territorio, tal como es el caso ejemplificado de la comuna de Chillán y lo puede ser
cualquier parte del mundo.

1.- Modelo de Gestión

Al sistematizar la experiencia de 10 años de trabajo artístico y cultural de la Agrupación


Pintarte, en un ejercicio de análisis e interpretación del modelo de gestión graffitero, se
ha enfocado la atención en las 3 áreas de trabajo que conforman la metodología de
acción, en la cual el equipo humano ha asumido la responsabilidad en su ejecución y
también, en la rotación de funciones, pues, en la práctica la mayor parte de los pintores
que conforman la organización, no solo se han especializado en su desarrollo artístico
y/o profesional en una sola de las áreas, sino también, han asumido un rol inquieto y
flexible con las otras, como agentes de cambio social, promoviendo acciones, que a
veces van más allá de su formación profesional o técnica, o del interés artístico inicial
con el cual todos los jóvenes graffiteros pretenden insertarse – en un inicio – en esta
escena.

Una primera área del modelo de gestión es lo que se conoce como “Exhibición”, el
interés de hacerse ver, mostrarse, registrar el nombre en las calles, en la estética del
espacio público, es uno de los principales gatillantes del movimiento “getting up”
(Castleman, 1982), que es el que dio origen a la escena graffitera a finales de los 70’ en
las calles de Nueva York, Estados Unidos. El hacerse ver, exhibirse, es tal vez uno de
los puntos de quiebre con la escena muralista persistente en Latinoamérica en los años
80’, más que evocar mensajes de unificación social, mediante la pintura, el exhibirse
como nombre, “delimitando territorios” (siendo estos físicos o simbólicos), y presentar
diferentes estilos, es parte de la esencia del graffiti como movimiento y disciplina. Sin

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olvidar esto, la “Exhibición” dentro la organización se realiza organizando actividades,
tales como encuentros de graffiti/mural, diferenciándose entre los que son originados
desde la autogestión del equipo (donde los pintores realizan obras con temática libre) y
los que son financiados por proyectos adjudicados (donde los pintores realizan obras
colectivas con una temática de trasfondo y unión de estilos); otro tipo de actividades,
son las exposiciones colectivas o individuales de arte urbano, las que se realizan en
espacios no convencionales para este tipo de actividades, centros comunitarios y
espacios públicos, democratizando el lenguaje de arte; y por último, la exhibición del
contenido fotográfico del arte urbano local y regional, con la creación de soportes
gráficos, como postales, posters, libros, catálogos; y otros tipos de archivos, que
funcionan además, como un medio de conservación de la imagen de una manifestación
artística efímera y transitoria, donde el archivo cobra sentido, como la única evidencia
del trabajo de un graffitero, quien se despoja del valor original de la obra, al pintarla en
un muro, no siendo un artefacto de decoro y/o de intercambio comercial, como lo puede
ser un cuadro o canvas.

Una segunda área del modelo de gestión es la “Educación”, pues, así como sucede en
Chile, como alrededor del mundo, donde al hablar de graffiti se asocia esta práctica al
vandalismo, delincuencia y un sinfín de prejuicios, es fundamental que los mismos
cultores y las organizaciones dedicadas a esto, ejecuten acciones relacionadas a la
educación, y no solo a las nuevas generaciones, sino también a las comunidades,
mediante acciones participativas, integradoras y pertinentes en los territorios. Algunas
de las actividades relacionadas en éste ámbito está la realización de talleres de graffiti,
street art y técnicas mixtas (para niños, jóvenes y adultos); actividades de
intermediación artística con los establecimientos educacionales de la comuna, ya sea
de manera directa con los estudiantes o formativas a los docentes; capacitaciones
internas entre los pintores que conforman la organización, para que dispongan de más
y mejores herramientas pedagógicas en el traspaso de información y didáctica; y por
último, actividades de inducción artística de graffiti/mural a estudiantes universitarios,
tanto de carreras del ámbito psicosocial, arte, pedagogía o diseño gráfico, recibiendo
estudiantes en práctica, para que hagan sus labores de investigación en periodos de 6

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meses a 1 año, a periodos más cortos enfocados a la investigación acción participativa.
En esta área, muchos pintores de la Agrupación Pintarte han adquirido conocimientos
técnicos y profesionales en el área de docencia, capacitando a otros pintores a emplear
herramientas de la planificación estratégica para orientar contenidos con metas de
aprendizaje, generando planificaciones para trabajar con niños y niñas, poniendo
atención no solo al aprendizaje artístico, sino al reforzamiento de las habilidades
blandas, el enfoque de género, la multiculturalidad y el respeto por la diversidad.

Y la tercera área del modelo de gestión es la “Difusión”, generando estrategias que


apunten a la sustentabilidad de la organización, uniendo competencias técnicas, con el
uso de las TIC’s, dándole mayor visibilidad a la organización, potenciando más canales
de acceso y contacto con las comunidades, y, sobre todo, planteándose nuevos medios
para generar asociatividad con otras organizaciones culturales graffiteras de Chile y del
extranjero. Dentro de esta área las actividades que genera la organización, son la
gestión de proyectos artísticos de graffiti/mural local, con entidades públicas y privadas
de la Región de Ñuble; la difusión en RRSS de contenido gráfico y audiovisual
(Facebook, Instagram y Youtube), ya que cada actividad posee un equipo de difusión
registrando y archivando todo el trabajo de ejecución artístico; la creación de la página
web y dominios web de Agrupación Pintarte y del Encuentro de Graffiti Mural, en torno a
la representación del patrimonio inmaterial y natural de Ñuble, llamado “Culturizarte
Chillán”; charlas y conversatorios en torno al graffiti/mural local y sobre trayectoria de
los pintores graffiteros de Chillán, en diferentes instancias como congresos, seminarios,
encuentros y otro tipo de instancias donde se haga invitación a la organización; y por
último, la participación en las redes de asociatividad con las organizaciones culturales
comunitarias de la Región de Ñuble y organizaciones graffiteras de Chile y del
extranjero, mediante la asistencia a reuniones, mesas de trabajo, meetings y otras
instancias donde se comparte y aprende con otros artistas y gestores culturales
comunitarios. Todas estas acciones de difusión se ejecutan de manera constante y
permanente, ya que no siempre la organización está trabajando en actividades de
exhibición o de educación, solo cuando están los recursos disponibles, pero en el caso
de difusión, el trabajo es permanente y por lo mismo, la organización se ha equipado,

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teniendo equipos audiovisuales de calidad, laptop y sitios digitales donde se está
semanalmente compartiendo información para todos los seguidores del trabajo de la
organización y comunidad en general.

Con estas tres áreas del modelo de gestión, las cuales se han ido puliendo en el
tiempo, mediante un periodo de aprendizaje, práctica, ensayo y error, la Agrupación
Pintarte ha estado construyendo su autonomía en estos 10 años de existencia,
primando en ello los valores del respeto con la comunidad y la autogestión participativa,
en la cual los pintores que la conforman, han podido desarrollarse y comprometerse con
su labor en sus territorios, trabajando colectivamente, no olvidando los códigos que se
promueven en la escena graffitera mundial, y contribuyendo con las organizaciones
graffiteras chilenas, que se encuentren en diferentes procesos de unificación, con
apoyo logístico, estratégico o artístico.

2.- Caja de Herramientas, aportes desde y para la Gestión Cultural

Reconociendo los elementos que forman parte del modelo de gestión, los cuales la
Agrupación Pintarte ha podido reproducirlos en productos culturales como la creación
del dossier y del libro “Memoria Gráfica Agrupación Pintarte 2009 – 2018”; se pueden
inferir diferentes aportes en materia de Gestión Cultural, que pueden aplicarse con otras
organizaciones, gestores o jóvenes empoderados que trabajan en la activación de
procesos artísticos revitalizadores en los espacios públicos.

En un escenario interno, es decir, en los aportes que se pueden traspasar desde la


experiencia de trabajo a otras organizaciones que gestionan y trabajan desde el arte
urbano y precisamente con el graffiti mural en sus comunidades, es pertinente
reconocer los siguientes elementos:

- El sentido de la colectividad : El graffiti mural es una práctica que se inicia en lo


colectivo, por mucho que haya pintores y pintoras que crean su universo en base a
su desarrollo artístico independiente, esto no les quita el poder de trabajar en

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sinergia con otros pintores en la creación de instancias de exhibición, educación o
difusión de su quehacer. La colectividad nos permite influenciarnos y crecer, sumar
fuerzas y potenciarnos. No hay que desechar las oportunidades de crear
colectividades positivas y reforzar así nuestras identidades territoriales.
- El impacto visual: Junto con lo colectivo, se tiene que asumir la responsabilidad en
el impacto visual de lo que se pinta, pues al intervenir en un espacio, sea abierto o
cerrado, se está comunicando implícita y explícitamente con muchos espectadores,
que pueden estar o no consientes al impacto estético que pueda darse en un muro.
Del impacto visual un colectivo puede reflexionar e identificar su propia identidad a
la que lo diferencia del estilo de otros colectivos, ya sea de sus mismas ciudades,
país o países. El impacto visual es un elemento hacedor de identidades, no debe ser
pasado por alto y también un medio de comunicación, pues, el rechazo o cercanía
que puede generarse en un muro pintado nace desde ahí, y por lo mismo, debe ser
consciente el pintor de aquello.
- Los modelos de gestión y de producción : Las organizaciones graffiteras que
basan su trabajo en proyectos o en instancias, al menos, de exhibición, deben
definir y esquematizar sus modelos de gestión y de producción artística. Un modelo
de gestión pueden basarse en aquellos que emergen de un marco lógico y
estratégico, de acuerdo a los fines que persiga la misma organización (fomento a la
investigación, ejecución de actividades artísticas o de difusión a las mismas, cada
uno de estos fines requiere un modelo de gestión diferente), y también, no es
menor, se debe identificar un modelo de producción de acciones culturales o
artísticas, definiendo los roles de cada una de las partes implicadas, estatutos,
reglas, logística, evaluaciones ex ante, ex post, y otros, y que sean entendidos por
cada uno de los integrantes de la organización, para que no haya confusión en los
roles, en las jerarquías que puedan darse y en las responsabilidades que cada una
de las partes pueda tener y/o asumir.
- El cambio de paradigmas: La escena graffitera a nivel nacional e internacional
tiene muchas variables, algunas ligadas al ejercicio vandálico e ilegal, convergiendo
con aquellas que emergen desde la legalidad e incluso, promovidas desde un marco
institucional, para salvaguardar espacios y/o sitios conmemorativos. Independiente

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cual sea la posición ideológica se tenga frente a esto, las acciones graffiteras que se
desarrollen en las comunidades, deben intentar promover un cambio del paradigma
en torno a lo que los “medios de información” definen como graffiti, haciendo
accesible esta expresión artística no tan solo a las nuevas generaciones, sino a
adultos y por qué no, a adultos mayores. El graffiti mural es una disciplina que, de
una manera u otra, acerca el arte a las comunidades, lo hace palpable, cotidiano, es
un ejercicio que democratiza el lenguaje artístico en espacios no convencionales, y
esto conlleva una gran responsabilidad, en la que el pintor debe involucrarse de
manera respetuosa con el lugar en donde actúa y dar lo mejor de si mismo en el
desarrollo de su obra.

Y en un escenario externo, es decir, los aportes que pueden homologarse para otras
prácticas culturales comunitarias que se dan en los espacios públicos y que permiten
que tanto los gestores, como las comunidades, puedan empoderarse y cohesionarse a
través del tiempo, se puede mencionar:

- El uso pertinente de las RRSS: Las RRSS de uso masivo, llámese Facebook,
Instagram, Youtube, WhatsApp y otras, son redes que permiten ampliar la difusión
de las actividades de cualquier tipo de organización, y también, pueden mal
emplearse, bloqueando los canales de comunicación y seriedad que se requiere a la
hora de coordinarse. Si dentro de la política de trabajo de una organización se
decide de manera consensuada el uso de las RRSS, como medios oficiales de
información, se debe hacer uso de ellos de manera pertinente y educarse para que
así lo sea. Para la organización ha sido de gran utilidad tener medios digitales bajo
la modalidad de “grupos” para traspasar en ellos la información de las actas o
bitácoras de trabajo, comunicar en ellos las convocatorias e incluso, estas mismas
realizarlas mediante el uso de formularios y creados en Drive de Google. Las RRSS
dan la oportunidad de emplear una infinidad de herramientas y es responsabilidad
de cada persona de la orgánica aprender a usarlas de manera responsable, ya que
se simplifica el trabajo, se mantiene la atención de manera constante en ellas, sin

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reemplazar los acuerdos de palabra presenciales, establecidos en asambleas o
reuniones de trabajo.
- El levantamiento de información con la comunidad : Si algo hace la diferencia de
un proyecto que nace desde una organización comunitaria a aquellos que emergen
desde los marcos institucionales y/o políticos de turno, es que los primeros se
formulan de acuerdo a las necesidades y/o problemáticas constantes que tienen las
comunidades en espacios temporales determinados. En el caso del graffiti mural, los
pintores, quienes se inician desde jóvenes en esta disciplina, parten su trabajo
desde lo que perciben como propio en sus comunidades y/o territorios, ejerciendo su
ciudadanía y su ejercicio de poder en ellos. Al pintar no se interviene como un ente
externo, se actúa desde dentro, se pasa a ser parte del espacio y al ritmo de los
mismos cambios que las comunidades experimentan. Si por ejemplo, hay un
problema medioambiental latente, los graffiti mural harán mención a ello de manera
explícita o implícita, si en un espacio hay conflictos de convivencia y/o respeto entre
vecinos, los graffiti murales sirven como un canal de unificación y/o trabajo
participativo para recordar los valores de la tolerancia y el respeto, si en una
comunidad se quiere realzar el espíritu de trabajo y de esfuerzo vecinal, los graffiti
murales harán valer la memoria histórica de dichos espacios, como recordatorios y
como fuentes de inspiración para las nuevas generaciones, por mencionar algunos
ejemplos. Las líneas institucionales varían, y no siempre están de la mano con los
ejercicios sociopolíticos de las comunidades, pero el arte que está in situ si lo hace,
y ese elemento no hay que olvidar, pues es un ejercicio directo de poder.
- La necesidad de organización: Si una organización comunitaria al momento de
unificarse, parte desde 0, sin mayor apoyo y/o educación en torno a la gestión y a
las bases, el camino que le tocará recorrer será más complejo y mezquino, pero los
aprendizajes adquiridos en el tiempo serán mucho más enriquecedores, permitiendo
una mayor cohesión y sinergia grupal, que aquellas organizaciones que se generan
en entornos donde, como se dice comúnmente, “el camino ya está pavimentado”. Si
bien es cierto, una organización que lleve más tiempo ya tiene definido un modelo
de gestión y planificación, otras organizaciones más nuevas del mismo tipo, pueden
quedarse estancadas en el desarrollo de sus proyectos, al esperar que las ya más

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antiguas, hagan las cosas por ellos. Es importante que las organizaciones más
antiguas capaciten e incentiven la necesidad de organización a otras, ya sea
apadrinándolas o gestionando con ellos workshops, charlas y otras instancias de
transferencia de conocimiento, para no estimular el estancamiento y el
aprovechamiento de éstas, por el esfuerzo “y camino recorrido” de las más antiguas,
las cuáles con el tiempo, deben saber renovarse o innovar en sus modos de hacer,
acorde con el nivel de madurez del equipo humano que le compone.
- La asociatividad y la vinculación comunitaria : La asociatividad y la vinculación
organizacional con otras organizaciones del mismo tipo, es algo fundamental para
potenciar los objetivos, la misión y la visión que toda orgánica de trabajo tiene.
Puede que, al iniciarse un proceso de cohesión grupal, la asociatividad no sea un
elemento urgente de resolver, ya que lo primero es asentar las bases y la política de
trabajo, pero a lo largo del tiempo, si se quiere ampliar el impacto de los planes,
proyectos y actividades en los territorios, es fundamental darle a la asociatividad el
espacio que se merece. Para ello, generar redes de trabajo, orientar acciones de
contacto, comunicación y acción, conocer cómo se están dando las prácticas del
mismo tipo en otros contextos, conocer a los cultores, generar con ellos trabajo de
campo en pos del desarrollo de nuevos proyectos, y validar los diferentes modelos
de gestión que puedan darse en una misma disciplina, son aprendizajes que no hay
que dejar de lado y prestarles la atención en todo momento. A veces cierto tipo de
disciplinas artísticas, como el graffiti mural, parten de una serie de códigos y reglas
herméticas que no son muy permeables para todo tipo de gestores culturales y está
bien, pues parte de la esencia de la misma radica en este ejercicio de poder, aún
así, siempre hay canales de apertura de ir más allá sin intervenir en la misma y
prueba de ello, es este mismo ejercicio de sistematización, el cual pretende ser un
canal de conexión con otras prácticas culturales que se dan en otros escenarios
comunitarios en Latinoamérica.

Como se ha podido inferir, hay diferentes prácticas relacionadas al ejercicio del graffiti
mural que es necesario profundizar más allá de lo planteado, pero, las mencionadas
son parte del ejercicio de una sistematización de una orgánica juvenil que lleva más de

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10 años actuando, a través del arte urbano, en las comunidades territoriales de Chillán,
Chile. Aquí, el ejercicio de participación se ha validado con los modos de ejercer y
empoderarse desde el arte y con ello, ampliando los caminos que la Gestión Cultural
tiene, para otorgar mecanismos de participación alternativa a los territorios, en el
reforzamiento de sus identidades y del ejercicio de las ciudadanías responsables y
comprometidas.

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