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Valcke V, Cristina E. (2004) Al margen del canon.

El Encuentro de mujeres poetas


colombianas… ¿Un acontecimiento literario? En: Accorsi, Simone (comp.). Género y
literatura en Debate (p. 101- 120). Escuela de Estudios Literarios: Universidad del Valle.
Colombia.
Empieza dando vigencia al movimiento feminista en el siglo XXI teniendo en cuenta que las
disparidades de género permanecen.
Luego menciona que el terreno de la literatura ha sido uno de los esquivos a las conquistas
femeninas quizás porque el derecho a la palabra es símbolo universal de poder. De aquí parte la
pregunta de por qué un evento que tiene tanto poder de convocatoria, como es el Encuentro de
Mujeres Poetas colombianas todavía vive el desconocimiento en el medio cultural nacional. Dice
que la discriminación en este caso obedece a varios motivos y conviene mencionar algunos.
En primer lugar, hay una condición de género: el hecho de que se excluyan hombres genera
“escozor”.
En el tiempo se han presentado una serie de agrupaciones de hombres (denominadas “casas de
hombres” por la antropología) que han servido, entre otras cosas, para “promover y afianzar la
ideología patriarcal”. Este tipo de asociaciones siguen existiendo y reproduciéndose. Otra cosa pasa
con las asociaciones femeninas que suelen ser miradas con desconfianza y que han llevado a
persecuciones. Una manera tradicional de combatir esto que es extraño, ha sido trivializarlo.
Trivializar no solo significa quitarle importancia y poder a algo que sí la tiene, sino de hecho
convertirlo en algo trivial.
La permanencia de esta trivialización y de la búsqueda de padrinos masculinos, es derivada de la
concepción de la estructura patriarcal como algo natural y de la naturalización de que el rol
femenino es inferior “que se sustenta en una mirada despectiva de sí misma y en consecuencia de
sus congéneres, razón por la cual la hermandad femenina ha sido poco frecuente” (p. 103).
Por estas razones ha existido poca proliferación de las asociaciones femeninas y que a sus proyectos
se les reste trascendencia. Esta es una realidad histórica que se ha venido modificando desde el siglo
pasado y que explica (nC: tal vez parcialmente) el hecho de que se mire con desconfianza un
encuentro de mujeres poetas. Ahora, retomando el hecho de que la palabra no ha sido territorio
propicio para la mujer, se puede evidenciar la importancia que puede tener un encuentro de mujeres
poetas en el que estas compartan su derecho a la poesía. Generalmente los encuentros alrededor de
la poesía tienen en cuenta el canon para elegir sus participantes, lo que conlleva a una lista de
invitados preponderantemente masculina, “es así como el espacio femenino que se ha construido en
Colombia, responde a una necesidad profunda y se convierte en una posibilidad real de
transformación” (p. 104).
Otro de los argumentos en contra del encuentro es la falta de selección de sus participantes, el solo
hecho de ser mujeres y escribir poesía les asegura una participación en él.
Hombres y mujeres pertenecientes al mundo académico y literario del país critican el nivel de las
obras que aquí se presentan porque su convocatoria abierta le permite la llegada a todo tipo de
mujeres del país.
Esta amplitud de mujeres convocadas ha hecho que “doctos” se aterren y solamente le otorguen un
valor antropológico al encuentro, no literario.
Pero cómo negar el valor literario de este encuentro cuando cada año puede advertir el crecimiento
poético de las participantes, cuando estas pasan de ser desconocidas a ganar reconocimientos
internacionales y cuándo la participación en el evento las lleva a ampliar el espectro de poesía que
leen y siguen. “Negar la dimensión literaria de este encuentro no solo es un acto de suma
prepotencia sino, además, de verdadera ignorancia, es pretender que la poesía es un molde vacío de
vida que solo puede tener lugar entre círculos de intelectuales” (p. 105-106).
Empieza a hablar de la gestora del Encuentro: Águeda Pizarro. De origen rumano y español,
residente de Colombia, enfoca sus estudios en este continente reconociendo la riqueza de “nuestros
pueblos”.
Dice que al iniciar estos encuentros en 1985 ella es consciente de “la necesidad que la palabra de la
mujer tiene de correr sin ataduras, sin limitaciones fundadas en la métrica o la rima, sin cortapisas
de ninguna clase” (p. 106). Ella, por la publicación de antologías de los encuentros contribuye a la
creación de la historia de las letras femeninas en nuestro país y a su registro.
Esta falta de selección en los encuentros no obedece a un desprecio por la forma ni una afrenta al
reconocimiento. Reconoce el carácter formativo de los Encuentros y por esto promueve una agenda
académica en la que ella misma comparte sus publicaciones, sus traducciones de otras obras e invita
a escritoras reconocidas para discutir acerca de temas de literatura, así como la organización de
talleres de creación literaria. La autora también habla del estudio de la escritora Adelaida López de
Martínez quien resalta como rasgo de la literatura latinoamericana femenina la identificación con
las causas de las minorías al margen. “Esto implica, pues, que la literatura escrita por mujeres, al
intentar destruir los márgenes, busca la construcción de espacios más universales” (p. 107).
El Encuentro de Mujeres poetas es único en su tipo precisamente por esta apertura de convocatoria,
que resalta la necesidad de darle igualdad de oportunidades a todas las mujeres de ser escuchadas.
Se resalta la poesía, más que como un género literario, como presente en todos los géneros y que
tiene afirmaciones universales (nC: WTAF). Es por esto que darle la posibilidad a todas las mujeres
de tener ensoñación poética estimula su capacidad de resignificar su entorno, “admitir la sabiduría
que encierra su palabra y otorgarle al mundo la posibilidad de conocer la otra cara del misterio” (p.
108).
“No pretendemos decir que todas las participantes se conviertan en grandes poetas o siquiera en
poetas… Lo que sí es claro, es que este acontecimiento ofrece la oportunidad de confrontarse y
desarrollar la sensibilidad, además, propicia la creación, no solo por ser un espacio de lectura y de
talleres sino por permitir encontrar cómplices en el ejercicio de la palabra”: (p. 108)
Otra crítica que se hace al evento es su intensidad horaria: de cinco a siete días seguidos de recitales
de poesía en los que se hace difícil asimilar todos los trabajos presentados.
Se presenta un encuentro afuera del encuentro que invita a la conversación, el intercambio y la
retroalimentación entre las participantes, que puede calificarse como una atmósfera literaria.
La presencia de tantos tipos de mujeres y a la pluralidad de voces que se convocan en el encuentro,
se pueden romper barreras que han estado en el inconsciente de la mujer que se dedica al ejercicio
literario.
Las escritoras de los siglos XVIII y XIX trataron de encontrar su voz dentro de las formas
masculinas, no lográndolo muchas. En Colombia son pocos los nombres femeninos conocidos,
ausencia de madres literarias que crea en las mujeres autoras una ansiedad hacia la autoría: “el
temor a no ser capaces de crear, por no encontrar precursoras que les demuestren que es posible ser
mujer escritora, miedo de no poderse convertir en precursora y contribuir a crear una tradición
viable” (p. 110).
El encuentro en Roldanillo permite entablar un diálogo desde la escritura, descubrir madres
literarias y “forjar una tradición” (p, 110). Entre las convocadas se encuentran reconocidas poetas
mujeres como Águeda Pizarro, Maruja Viera, Dora Castellanos, Meira del Mar, Guiomar Cuesta
Escobar y Marga López Díaz.
La autora quiere detenerse en esta última, por su participación en el carácter pedagógico del
encuentro, siendo ella la que lidera talleres en el mismo. (Menciona su labor como profesora y guía
en los encuentros, como la maestría de su obra poética). Se habla de que a pesar de su importancia
para el evento, para el inicio de la carrera poética de hombres y mujeres, así como la publicación de
su “gran obra” por parte del Museo Rayo, esta poeta sigue siendo desconocida como el mismo
Evento.
Entre las razones que la autora va exponiendo de por qué el Encuentro sigue siendo tan
desconocido, también hace referencia al Concurso Ediciones Embalaje. Del Concurso se dice que
las obras premiadas tienen baja calidad.
En el contexto del Encuentro, hay que aceptar que muchas de las mujeres asistentes no podrían
autoeditarse, y difícilmente tendrían la oportunidad de que alguna editorial las publicara. Así, nace
la idea de editar al menos una de estas obras cada año.
En los reconocimientos que se dan en el Concurso también se reconoce los avances que los jurados
van evidenciando en las participantes “¿Una actitud maternal? Por qué no. Ya hemos dicho que la
literatura femenina se trata, entre otras cosas, de un asunto de maternidad” (p. 112) (nC: WTAF)
Además, en ocasiones suele confundirse el Concurso con el Encuentro, lo que ignora que solo una
cuarta o quinta parte de las asistentes participan en el primero. “Así que el Concurso Ediciones
Embalaje no puede ser el único parámetro para ubicar la dimensión de este suceso” (p.113).
***
Luego de observar las razones más frecuentes para descalificar el encuentro se puede observar que,
i) la condición de género responde a una necesidad histórica, ii) la apertura de la selección de las
participantes obedece a la motivación de dar voces a todas las mujeres y que, de no ser por él no
podrían salir del silencio, iii) la oportunidad que brinda el encuentro para que las mujeres poetas se
relacionen. Además, la rigurosidad de la agenda contempla diferentes tipos de actividades que
contribuyen a la “cualificación” de las asistentes. “Dadas estas tres características, entendemos que
el Encuentro brinda la ocasión de entablar un diálogo abierto donde las noveles poetas encuentran a
sus precursoras y se reafirman en su condición de mujeres de letras, y donde las grandes poetas se
permiten recibir nuevos aires para revitalizar su obra” (p. 113). Además, el Concurso Ediciones
Embalaje busca contribuir a la solución del problema de la marginalidad editorial.
Termina con una reflexión un poco de autoayuda en el que proclama que el Encuentro de Mujeres
poetas sí es un encuentro de gran envergadura y que está gestando consciencia poética y
construyendo una tradición femenina en las letras del país. Que sí tiene un propósito trascendente.
López de Martínez, Adelaida. Feminismo y Literatura en Latinoamérica: Un balance histórico, en:
A.A.V.V. Mujer, creación y problemas de identidad en América Latina. Mérida: Universidad de los
Andes, 1999, pp. 260-277
(9) Castellanos, Gabriela. Sexo, género y feminismo: Tres categorías en pugna. (Ensayo en trámites
de edición.)
Sandra Gilbert y Susan Gubar han analizado en su texto: La loca del desván

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