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Primero el uno, después el dos.

A ti, siempre paso a paso


La oportunidad china. Análisis crítico de las teorías de Gavin Menzies sobre el
descubrimiento chino de América en 1421-1423

The Chinese opportunity. Critical analysis of the theories of Gavin Menzies


on the Chinese discovery of America in 1421-1423

Isidro Ot Padilla

RESUMEN

A partir de la tesis de Gavin Menzies, propuesta en 1421. El año en que China descubrió el
mundo -en la cual postula el presunto descubrimiento de América por parte de una gran flota china
entre los años 1421-23 – se analizan de manera crítica algunos de los indicios por el autor para
sustentar y reforzar su hipótesis. De igual modo, se exponen algunas de las corrientes
historiográficas alternativas a la versión tradicional del “Descubrimiento”.

Palabras Clave: Gavin Menzies, 1421, Zheng He, Flotas del Tesoro, China, Dinastia Ming,
América, Descubrimiento

ABSTRACT

Starting from Gavin Menzies' thesis, proposed in 1421. The year China discovered the world -in
which he alleged discovery of America by a large Chinese fleet between 1421-23 postulated- is
analyzed critically some of the indications for the author to support and reinforce his hypothesis.
Similarly, some of the alternative historiographical currents to the traditional version of the
"Discovery" are exposed.

Keywords: Gavin Menzies, 1421, Zheng He, Treasure fleets, China, Ming Dynasty, America,
Discovery
ÍNDICE

Introducción ….......................................................................................................... p.5

1. La historiografía.......................................................................................................... p.6

2. La hipótesis de Menzies:
El descubrimiento chino del mundo entre 1421-23.................................................... p.9

3. Análisis crítico de algunas pruebas aportadas por el autor......................................... p.11

3.1 - El viaje. ¿Pudieron llegar los juncos a América?.............................................. p.11

3.2 - La “proto-cartografía” del continente americano.


El Waldseemüller de 1507 y algunos otros mapas …............................................. ... p.15

3.3 - Trasvases eco-sistemáticos. Gallinas asiáticas en el continente


suramericano............................................................................................................... p.21

3.4 - Las fuentes documentales................................................................................... p.25

4. Conclusiones............................................................................................................... p.28

5. Bibliografía................................................................................................................. p.30

Anexos........................................................................................................................ p.35
Índice de ilustraciones:

Fig. 1- Dibujo de un hombre del Fu-Sang ordeñando lo que parece ser una llama (aunque,
paradójicamente, estas no puedan ser ordeñadas). La ilustración pertenece a la enciclopedia china San-
ts´ai t`u-hui (1433).
Fig. 2 - Escala de un Baochuan frente al Sao Gabriel, la nave de Vasco de Gama
Fig. 3 - Reconstrucción de uno de los timones de los grandes barcos de Zheng He. Es apreciable su
considerable tamaño en comparación a la figura humana. Fuente: J. Needham (1971:481)
Fig. 4 - Las “altas” culturas americanas. Fuente: J. Needham (1971:543)
Fig. 5 – Detalle superior del mapa de Waldseemüller (1507). En él, amén de a Amérigo Vespucio, es
posible apreciar una curiosa y “precisa” representación de los perfiles sudamericanos.
Fig. 6 - “Corrección”y comparación realizada por Menzies entre el mapamundi de Walseemüller (1507)
y una cartografía actual del continente americano. Fuente: http://www.gavinmenzies.net/wp-
content/uploads/2011/08/4globesmain1.jpg
Fig. 7 - “Il de Sare”. Supuesta representación de las Islas Malvinas en el mapa de Piri Re'is (1513). En
ellas, el autor anotó: “Esas islas están desiertas, pero aquí la primavera dura mucho”.
Fig. 8 - Superposición y comparación de la sección suramericana del Waldseemüller (1507) con un mapa
actual. En él puede apreciarse como la representación cartográfica no representa más allá del litoral
brasilero. La extraña deformación se debería más a la proyección elegida por el de S. Dié que a una
voluntad de representar la totalidad de la “isla” que era aquel Mundus Novus. Fuente: Interpretación
propia
Fig. 9 - Balsa “vivienda” ecuatoriana (dibujada por Alexander Von Humboldt, 1810) equipada con un
pequeño huerto y un refugio para protegerse. Embarcaciones similares fueron usadas al sur de China y
Vietnam por cientos de años. Fuente: J.Sorenson, 2005:13
Fig. 10 - Ubicación del yacimiento de El-Arenal 1 (Chile)
En la historia hay sucesos tenidos por evidentes e incuestionables; acontecimientos,
normalmente estudiados hasta la saciedad, aparentemente “atrincherados” en una especie de
“modelo universal” incapaz de asumir mayores o distintas aportaciones a las ya dadas. Sin
embargo, si hablamos de pasado, ¿qué puede tenerse por cierto? ¿qué parámetros determinan la
veracidad? Obviamente, las evidencias documentales -sujetas siempre a la subjetividad cultural
que las analiza- no dejan de ser importantes a este propósito, aunque no por ello deban ser
tenidas por incuestionables, pues, como es sabido, no pocas tergiversaciones se han dado a fin de
favorecer intereses partidistas.

Entrando en la materia que nos ocupa, la del posible descubrimiento americano por agentes
anteriores al periodo colombino, pocas más que la vikinga son las aportaciones aceptadas por la
estricta comunidad académica. Pareciera como, al respecto, todo escrito alternativo a los hechos
“oficiales” se viera rápidamente envuelto en cierto aura surrealista o fantasiosa. Mas, si es lícito
cuestionar, como se ha hecho, que el hombre llegara en su día a la Luna, ¿por qué no iba serlo
replantear que fuera Colón el primero en hacerlo a América? Ciertamente, no pocas son las
consecuencias que acarrearía la aceptación de tal consideración, ya no sólo por tener importantes
implicaciones históricas, sino también políticas, pero ello no habría de ser óbice para ignorar
una posibilidad a la que tantos indicios, presuntamente, parecerían indicar: la del pre-contacto o
pre-conocimiento de las tierras americanas anterior a Colón. Sin afirmarlo, lo cierto es que la
asunción de esta hipótesis explicaría muchas incógnitas relacionadas con los descubrimientos de
los ss. XV y XVI, como el convencimiento y seguridad con la que algunos marinos se
aventuraron hacia lo “desconocido” o la asombrosa e inamovible certitud de Colón -en un
proyecto carente de base científica y plagado de errores- acerca de la distancia y ruta a seguir
hacia el oeste.
¿Fueron, pues, los europeos -ya vikingos o navegantes renacentistas- los primeros en llegar a
América? ¿Qué conocimiento se tenía de las tierras que poblaban el Atlántico? ¿Pudieron los
grandes exploradores ibéricos contar con información no reconocida que propiciara sus
descubrimientos? ¿Fue realmente Colón el primer “no-autóctono” (llamémoslo así) en pisar
tierras americanas?
Es entorno a esta posibilidad en la cual se inscribe la hipótesis de Gavin Menzies, quien
sugiere que entre los años 1421-23 una gran flota china navegó y cartografió las tierras de los
siete mares, incluidas América, Alaska y Australia, legando a posteriori toda esa información a

5
los europeos. Este posicionamiento ha suscitado tanto asombro y alabanzas como (duras)
críticas, siendo pocos los expertos que, para bien o para mal, han permanecido ajenos a la
cuestión. El presente estudio no pretende desmentir o afirmar las hipótesis de Menzies – labor de
envergadura considerable- sino más bien exponer y analizar de manera imparcial algunas de las
evidencias utilizadas por el autor para dar peso a su propuesta. De igual modo, las siguientes
líneas pretenden mostrarse como cabeza de puente a futuras investigaciones sobre el tema.

1. La historiografía

Aunque la cuestión pueda suscitar a priori incertidumbre e inverosimilitud, lo cierto es que


existe una considerable literatura sobre el tema 1. Un breve análisis del estado de la cuestión
enfrentaría dos posturas claramente encontradas: detractores y partidarios de las teorías del pre-
descubrimiento o pre-contacto, si bien no todos los segundos tendrían por que coincidir, siquiera
mínimamente, con la propuesta por Menzies. Al margen de la consabida versión “tradicional” de
los hechos, cabría mencionar, aún sin pretender con ello realizar una exhaustiva exposición,
algunas de las corrientes “alternativas” a la oficial, bien por sonadas o llamativas:

- Pre-contactos de una civilización perdida: tesis defendida por el Pr. C. Hapgood (1966),
quien, tras el análisis de mapas como el Piri Reis (1513), llegó a la conclusión de como la
cartografización subglacial hecha de la Antártida –suponiendo que lo fuera- sólo pudo haberse
llevado a cabo con anterioridad al 4000 aC, fecha a partir de la cual volvería a cubrirse de
hielo2. Esta hipótesis, ratificada por una unidad de reconocimiento de las Fuerzas Aéreas de
EE.UU (1960), fue retomada por G. Hancock en su obra Las huellas de los Dioses (1995).
Aunque desconcertante, cabría apuntar en este sentido la antigüedad que algunos expertos
atribuyen a yacimientos como el de Pedra Furada (Brasil), de entre treinta y cuarenta mil
años.
- Los fenicios: tesis presuntamente atestiguada, entre otras, por la identificación de dos
naves fenicias en unas estelas del Templo de Sechim, de unos tres mil años de antigüedad
(Ibarra Graso, 1986), y por el hallazgo de numerosas inscripciones líticas y rupestres
reconocidas, en su mayoría, como fenicias o griegas (Silvia Ramos B., 1930). El estudio de la
más famosa de estas, la conocida como “Piedra de Paraíba”, hallada en una plantación de
Pousso Alto-Brasil en 1872, ha arrojado la existencia de caracteres fenicios, griegos y

1 Existe una obra dedicada en exclusiva a catalogar las distintas referencias bibliográficas sobre la cuestión
(Sorenson&Raish, 1990)
2 Algunos han cuestionado esta hipótesis, pues, dada la importante acción erosiva del hielo, sería imposible
determinar con exactitud el relieve anterior a la glaciación.

6
egipcios con una antigüedad de más de 2400 años3. Los partidarios de esta corriente, además,
insisten en que topónimos bíblicos como Parvaim (Paruin o Paru), Ofir y Tarsis
corresponderían a tierras americanas.

- Los egipcios: Al margen de las investigaciones de A. Rivera (1976), quien vería en los
moais de la Isla de Pascua rasgos característicos –concretamente la barba típica- de los dioses
egipcios, y de los de Jaikazb K.A. (1992), que propone más de un centenar de similitudes
entre las culturas egipcia y pre-hispánica (pintura, escultura, religión...); existe cierta
controversia con respecto a la Tierra de Punt, para algunos Eritrea, Somalia o la India, pero
para P. Gallez (1990) América (quizás cercana al lago Titicaca), dado el hallazgo de una
momia de la XXIª dinastía perfumada con trazos de nicotina y cocaína, productos típicamente
americanos. De otra parte, T. Heyerdahl (2002) demostró en su expedición que los egipcios
tenían tecnología suficiente para llegar a América en sus barcos de papiro. Piri Reis (1513),
además, relató como parte de los mapas utilizados para confeccionar su carta fueron tomados
de un libro de los tiempos de Alejandro Magno (356-323 aC).
- Los chinos: en 1896 el arqueólogo alemán Uhle
M. apuntó las similitudes existentes entre las
culturas azteca y china (ceremonias, calendario,
cálculos sobre eclipses,...). De otra parte, están las
míticas expediciones a la tierra de Fu-Sang
(recogidas en los Anales de China) fechadas entre el
s.III aC –dinastía Han, 219 aC- y el s.V de nuestra
era, y cuyos relatos, narrados por el monje budista
Hui-Sheng (499), la situaban “en la costa oriental
del mar oriental”, es decir, en la costa occidental
americana, lo que indicaría la temprana existencia
de viajes a través del Pacífico. De igual modo, el Fig. 1

hallazgo de naufragios y anclas de origen chino en las costas de los Ángeles y Palos Verdes
respectivamente; así como las numerosas similitudes lingüísticas (en Perú se han localizado
más de 90 nombres con significado en chino) y genéticas existentes entre las poblaciones de
ambos continentes vendrían, entre muchas otras, a sumar apoyo a esta corriente.
- Los musulmanes: avezados marineros, comerciantes y exploradores, su experiencia en la
mar les había otorgado importantes conocimientos geográficos y científicos. Según relata la

3 Ver una propuesta de transcripción en Anexo 1

7
Duquesa de Medina Sidonia en su libro (L. Álvarez de Toledo, 2000 ), ya a finales del siglo
IX los andalusíes comerciaban con frecuencia en lo que son hoy las costas de Brasil,
Venezuela y las Antillas menores (los lugares de allenmar en la documentación). Sin entrar en
mucho detalle, su tesis apuntaría a la existencia de una confusión geográfica entre África y
América (la África del Poniente) vigente hasta “el montaje” del descubrimiento que hicieran
los Reyes Católicos con el fin de quitarse del medio a los portugueses y dar validez legal a un
comercio ya efectivo desde antaño.
- Los templarios: el artífice de la propuesta fue J. Mathieu (1988), quién, a tenor de la
potente flota templaria, aseguró su capacidad para cruzar el océano (afirma que más de 150
iglesias de los ss.XII-XIII fueran sufragadas con plata americana). Según relata, tras la
disolución de la Orden en 1312, varios Templarios huyeron rumbo oeste, hacia las costa
americanas, donde el rey francés y el Papa no pudieran alcanzarles. Una vez allí, al sur del
continente, aseguran algunos investigadores como levantaron tres ciudades fortificadas,
conocidas en la mitología americana como las ciudades de los Césares, presuntamente
abandonadas tras la llegada de los españoles. Cabría destacar, en este sentido, el hallazgo
realizado por arqueólogos argentinos en el lugar conocido como “El Fuerte”, en el Golfo de
San Matías (Patagonia, Argentina), consistente en un tótem de medio metro tallado en piedra
con una cruz cristiana -símbolo de la Orden-, supuestamente de 600 años de antigüedad. En
los últimos años, Ruggero Marino (2007) retomaría esta hipótesis bajo la premisa de que
Colón hubiera sido, amén de hijo del Papa Inocencio VIII, el “último Templario”.
- El protonauta o piloto anónimo: aunque defendida por J. Manzano (1976), esta teoría
surge casi desde los primeros tiempos de la conquista 4. Según la misma, hubiera sido el piloto
de un navío comercial quien, arrastrado por las tormentas, llegara a las islas “americanas”
(Cibao para Manzano). Allí, los marinos habrían convivido un tiempo con los isleños hasta
que, estando enfermos (presuntamente de sífilis), decidieran regresar. De nuevo en Madeira, y
acogidos por Colón en su casa, el piloto, antes de perecer exhausto, le habría relatado a su
anfitrión lo vivido, aportándole además datos precisos sobre las tierras descubiertas,
distancias marítimas, vientos y corrientes.

Las hipótesis celta, griega, bretona, vasca o vikinga (ya más conocida) completarían el elenco
de posibilidades apuntadas por esta tradición alternativa que sugiere la existencia de un pre-
contacto anterior al descubrimiento “oficial” propuesto por la historiografía clásica. Ciertamente,
sería fácil tachar todas ellas de fantasiosas e inverosímiles, mas lo cierto es que ninguna arguye

4 De las Casas, G. Fernández de Oviedo o Garcilaso de la Vega, entre otros, ya la recogieron en sus crónicas

8
en sus hipótesis banalidades ni evidencias “vacías” -aunque ello no sea óbice para que
aprovechen en sus tesis los “silencios” documentales. Con todo, y quizás pecando de
conservadores, los más ortodoxos siguen negándose a aceptar estas teorías aún sin que nadie
haya logrado demostrar con contundencia que sean incorrectas. Por ello, a la luz de las últimas
investigaciones y hallazgos realizados en las últimas décadas, no sería descabellado sugerir,
cuanto menos, una nueva y abierta revisión histórica del “descubrimiento”, bien para desmentir,
corregir o reafirmar el relato de los sucesos.

2. La hipótesis de Menzies: el descubrimiento chino del mundo entre 1421-1423

A grandes trazos, utilizando como marco la China Ming de principios del s. XV -reconocida por
diversos expertos como una de las sociedades más refinada y culta del momento-, la obra de G.
Menzies propone como, entre marzo de 1421 y noviembre de 1423, una gran flota china
circunnavegó todo el globo “descubriendo” por el camino gran parte de las tierras continentales,
entre ellas, la americana. Según expone, el “magistral” plan del emperador chino Zhu Di (1360-
1424) consistía en “descubrir y cartografiar todo el mundo, y... someterlo a la armonía
confuciana por medio del comercio y la política exterior” (p.463), y a este fin destinó
innumerables gastos, muchos de los cuales fueron para la construcción de una gran escuadra con
capacidad para cerca de 30.000 hombres: las Flotas del Tesoro. Bajo esta premisa, cual ávido
marino conocedor de las grandes corrientes marítimas (algo, recordemos, que los chinos
desconocían), Menzies irá trazando la ruta que, desde el Cabo de Buena Esperanza, guiaría en
condiciones favorables (casi inmejorables) a las flotas por su periplo mundial (anexo 2). Si bien,
como recoge, no habría quedado registro alguno chino que confirmara esto 5, mapas
-supuestamente “herederos” de las informaciones obtenidas- como el Kangnido6, el de Fra
Mauro7 el de Cantino (1502), el mapamundi de Waldseemüller (1507) o aún el de Vinland
parecían corroborarlo, pues reflejaban detalles de costas presuntamente ignotas para su época.
Pero no sólo, en una ardua labor y sobre la marcha, descubrieron y cartografiaron las flotas
chinas las costas de Asia, África, América, los Polos y Australia, sino que, a más, erigieron
estelas conmemorativas y torres astronómicas (como la de New Port, en Rhode Island) allá
donde creyeron conveniente; mantuvieron contacto e intercambiaron presentes con los indígenas
locales; fundaron (aunque por obligación) distintas colonias; y mapearon los cielos en busca de

5 Obvia aquí, quizás por no encajar en su propuesta, la existencia del mapa Huango Yu Tu, fechado por J.
Neerlandés c.1315 y que parece mostrar la punta sur africana.
6 Ver reproducción y algunas consideraciones del mapa en anexos 3 y 4
7 Ibid. Anexos 5 y 6

9
estrellas guía. Y todo en esos dos años y medio de viaje, los “años perdidos” 8. Lamentablemente,
insiste, nada o poco queda para demostrar aquellas exploraciones, pues en 1477 los oficiales
imperiales destruyeron gran parte de los documentos en orden de prevenir la renovación del
proyecto. Con el acceso al poder de los mandarines, ya desde 1424, China se recluyó entre sus
recién renovadas defensas, olvidando sus logros marítimos y las hazañas de sus Almirantes. Así
pues, al llegar los europeos al comercio del Índico, poco más que un vívido recuerdo quedaba de
aquel imperialismo marítimo chino que, apenas 50 años atrás, había “dominado los mares”.
Paradójicamente, la desgracia de China corrió paralela a la ascendente fortuna de una Europa
que, sugiere Menzies, supo beneficiarse como nadie de los descubrimientos realizados. Y es que,
según afirma, sería gracias al viajero veneciano Niccolò da Conti –a quien, sin pruebas, sitúa a
bordo del pasaje que en 1421 partió de Calicut- que los nuevos conocimientos cartográficos
fueron transmitidos a occidente9 y con ello, de algún modo u otro, a los descubridores del
Renacimiento. Así pues, en realidad, ni Colón, ni Dias ni Magallanes descubrieron nada puesto
que sabían perfectamente a donde iban: “si pudieron ver más que otros, fue porque se habían
subido a hombros de gigantes” (p.38)

Si bien todas estas elucubraciones han causado gran revuelo, pues, en el menor de los casos,
requerirían aceptar la presencia china en el continente americano 70 años antes de la llegada de
Colón, no han sido, como se ha visto, ni las primeras ni las únicas en plantear hipótesis parecida.
Sin embargo, si por algo destaca la obra de Menzies, pensamos, es por su capacidad inclusiva, la
cual no la hace (totalmente) exclusiva del resto de teorías, siquiera la tradicional, si no que más
bien parece “completar” aquellos vacíos e incógnitas que la historiografía tradicional no ha
podido o sabido aún resolver. Sabedor de su escasa formación académica en el tema, punto
fuertemente criticado por sus detractores, el autor se presenta -o se excusa- como un aficionado a
los mapas antiguos cuya experiencia profesional -de más de treinta años- al mando de un
submarino británico le habría dotado de una capacidad para reinterpretarlos de nuevo, desde una
“perspectiva marítima” (es decir, no busca encontrar la forma exacta de los continentes en las
cartas, sino la apariencia que tendrían las tierras vistas desde el mar), ofreciendo así una visión

8 R. Finlay sugiere que sí encontramos documentos de las expediciones. Apunta como, todo y describir las fuentes
la emisión de la orden imperial en marzo de 1421, no sería hasta finales de año cuando las flotas partirían para
llegar, tras distintas paradas, a Sumatra entorno a julio de 1422. Ese mimo septiembre, Zheng He retornaría a
Nanjing dejando a sus almirantes la navegación hasta otros puntos como Ceilán, India o el este africano. El
último de los escuadrones chinos retornó el 8 de Octubre de 1423 tras un periplo de 11.000 millas. Así pues, no
habrían existido tales “años perdidos” (R. Finlay, 2004:234)
9 Al parecer, convertido al islam, Conti buscaría expiar su culpa ante el Papa Eugenio IV ofreciéndole el relato de
su aventura a bordo de las grandes flotas chinas que Poggio Bracciolini recogió en De Veritate Fortunae. Sin
embargo, no existe en esta obra rastro de insinuación que incite a creer en la veracidad de tal viaje.

10
alternativa de la historia. Aunque rompedora su “metodología”, no resultaría en cambio
novedosa, pues ya S. Eliot Morison, en su European Discovery of America (1971), se propuso
-basado igual en su experiencia- algo similar. Lógicamente, no sólo en esta re-interpretación
cartográfica estarían fundamentados sus argumentos, si no también en toda una serie de
“evidencias” de distinta naturaleza (similitudes técnicas, culturales, genéticas, lingüísticas,
materiales, folklóricas, …), bien compiladas en los anexos finales, que -con mayor o menor
acierto- parecería ir encajando en su particular historia. Son algunas de estas evidencias -que no
indicios, valga aquí el matiz- las que a continuación trataremos de exponer para su análisis a fin
de entrever cuan profundas son las bases sobre las que Menzies edifica su historia sobre la gran
oportunidad china.

3. Análisis crítico de algunas pruebas aportadas por el autor

Se hace difícil, dado lo acotado del estudio, escoger entre la retahíla de evidencias que el autor
presenta para sustentar su tesis. Por ello, en adelante, exponemos para su estudio y crítica
aquellas que, si no las más llamativas, resultan más adecuadas a nuestros objetivos por su
susceptibilidad de ser analizadas y contrastadas con la bibliografía existente.

3.1 El viaje. ¿Pudieron llegar los juncos a América?

Como se ha visto, la hipótesis de Menzies sugiere una circunnavegación total del globo. No
obstante, nos limitaremos a exponer si, efectivamente, pudieron las escuadras chinas arribar con
éxito a las costas americanas.
La primera pregunta que surge, quizás la más lógica, referiría a la capacidad marítima de
dicha civilización. ¿Tuvieron los chinos, a principios del s. XV, conocimientos técnicos y
marítimos suficientes como para llevar a
cabo viajes de tal envergadura? Una
respuesta objetiva, apoyada por su
trayectoria, respondería que sí. De hecho,
para algunos autores (P. Carnac; J.
Needham), desde el punto de la ingeniería
naval, ya antes de nuestra era, los barcos
chinos, al igual que los polinesios, fenicios o
egipcios (anexo 7), pudieron haber llegado a
Fig. 2 América, posibilidad (más o menos

11
voluntaria) aprovechada por estudiosos como Ibarra-Grasso (1986) para sugerir una “proto-
cartografización” de sur-américa manifiesta en mapas como el de Martelus 10. Para el periodo
propuesto, J. Needham afirmó la superioridad de la flota china entre los años 1100 y 1450 11,
consideración nada descabellada al considerar la envergadura de su flota, realmente numerosa, y
entre la que destacaban los llamados “barcos del tesoro” (baochuan, fig. 2), con 120 metros de
largo por 35 de ancho (frente a los 28 x 7'3 metros de la Santa María) y una carga de hasta 1500
toneladas de mercancías12. Estos mastodontes marinos, con capacidad para unos 600 marinos,
eran movidos utilizando grandes velas (podían tener hasta nueve mástiles) y maniobrados con

clepsidras). Confirmada así, de manera pormenorizada, su capacidad técnica -de la que pocos
dudan- el mayor tema de controversia reside en la ruta propuesta por Menzies (re-construida a
partir de mapas y cartas no chinas), cuya viabilidad es de creer que fuera factible -recordemos la
experiencia marina del autor, punto fuerte de su tesis- aunque sorprende 1. la relativa facilidad
con la que las flotas logran encauzar las corrientes atlánticas sin, aparentemente, conocerlas; 2. el
hecho poco casual que este (siempre favorable para los baochuan) se avenga tan bien a las
perspectivas del autor, tanto que incluso parezca hecho a medida (anexo 10); y 3. la asombrosa
velocidad con la que las flotas logran completar un viaje de c. 40.000 millas (a “tientas”) en
apenas dos años y medio, paradas incluidas (R. Finlay, 2004:233).
Al margen de estas cuestiones, por los datos contemplados se sabe que entre 1405-1433 los
emperadores Ming despacharon hasta siete expediciones (recogidas por Ma Huan en su Ying Yai

10 Ver mapa, consideraciones y algunas interpretaciones en anexos 8 y 9


11 Todo y que desde el s. XIII China dominaba un amplio espacio marítimo aledaño a su territorio, fue durante el
periodo Ming (1368-1644) cuando su ingeniería naval alcanzó la cima.
12 Estas dimensiones han sido cuestionadas por muchos. Ver S. Church, 2005
13 Menzies dedica todo el Apéndice 4 de su obra a explicar cómo lo hacían

12
Sheng Lan, 143514) comandadas por Zheng He hacia el Oeste de Asia. Pero ¿hasta qué punto
arribaron? Si bien gran parte de los autores no los han hecho llegar más allá de la costa sur de
Madagascar, no habría sido extraño, sin embargo, que supieran del meridio africano y del
inmenso Atlántico (K. Chang, 1974), posiblemente navegado ya por musulmanes 15 (F. Sezgin,
2011) y al alcance, por tanto, de su conocimiento. Un indicio en este sentido sería la carta Kuang
Yu Thu (anexo 11), fechada por Needham c.1315, que, como el Kangnido (con todas las
matizaciones pertinentes), representaría claramente el extremo sur-africano bien delimitado y
orientado hacia el sur. No obstante, a partir de ahí, aseverar que superaron dicho Cabo y
navegaron por el Atlántico, como sugiere Menzies, no dejaría de ser una conjetura de la que,
salvo la anotación de Fra Mauro16, pocas evidencias factibles se han hallado -aunque ello no
implique que no pudieran, cosa que Needham sí cree. De igual modo, de acertar Menzies en su
propuesta, cabría cuestionar por qué, llegados a Cabo Verde, no decidieran las flotas avanzar
hacia una Europa sí reconocida en sus mapas. ¿Quizás por ser considerada esta una tierra de
“barbaros”? Menzies cree al respecto como hubiera sido esta, de haber podido, la siguiente
parada de Zheng He en un siguiente viaje (p.466). Sea como fuere, lo cierto es que, todo y contar
con la capacidad técnica para ejecutar tal viaje, ello no ha de implicar necesariamente que lo
hicieran. Por tanto, a falta de pruebas concluyentes que lo demuestren, parece ser Menzies el
único en sostener esta posibilidad por ahora.
Caso distinto sería el de un posible contacto por el Este, a través del Pacífico, donde la
corriente del Kuroshio (para Needham quizás conocida ya entre los ss. V-III a.n.e) habría
empujado al viajero desde el litoral chino a las costas americanas. Cabría aquí traer a colación la
citada leyenda del Fu-Sang, que aseguraba la existencia de tierra al este del océano. ¿Cuánto de
real había tras la mítica epopeya del monje Hui-Shen 17? Todo y la crítica de tantos sinólogos del
s.XX, otros muchos son los que, a partir de entonces, han sugerido una más que probable
identificación del Fu-Sang con las costas pacíficas del continente americano.
Más allá del relato mítico, que perduró a lo largo los siglos, la sugerencia de un posible
encuentro por oriente fue apuntada en 1761 por el orientalista Joseph de Guignes, quien aseguró
tener pruebas del contacto chino con civilizaciones del occidente americano en tiempos pre-
colombinos. De ello, dijo, era buena prueba la politesse que distinguió a las “altas culturas” (fig.
4) como la Azteca de las otras “barbaras”. Al margen de esta “cortesía” o “amabilidad” notada

14 Casualmente, dice Menzies, Ma Huan no estuvo en el sexto viaje, el de los “años perdidos” (1421-23)
15 F. Sezgin sugiere que ya para el s. IX los musulmanes habrían establecido un comercio marino regular entre
Agadir y China (2011:75)
16 Ver anexo 5, nota 2
17 El viaje de Hui-Shen (458-499), bien documentado, lo hizo llegar presuntamente a América sin embargo por
Alaska y el actual Canadá.

13
por de Guignes, lo cierto es que las semejanzas culturales existentes entre las grandes
civilizaciones americanas (olmecas, mayas, aztecas e incas) y la China son notables y diversas.
Estas, antes que Menzies, fueron notadas entre otros por Needham, quien sugirió como parecían
las primeras (dada la mayor antigüedad de la civilización china) haber estado fertilizada o

descubiertos en la Isla de Mocha, serían coherentes con la posibilidad de que los primeros
pobladores sudamericanos provinieran del Pacífico (T. Dillehay, 2008; 2015; Matisoo-Smith et
al, 2010) y no del estrecho de Beringia como se ha creído.
Así pues, parecería haberse dado por la vía del este una más que probable conexión asiático-
americana que, si bien irregular o casual, habría sido suficiente como para iniciar cierto conato
de aculturación. Por tanto, cabe contemplar (lejos de posturas desarrollistas) que ya en la
antigüedad distintas civilizaciones, no sólo la china, tuvieran al alcance de sus posibilidades los
viajes transoceánicos (en este caso el Pacífico), aunque ello implique cambiar nuestra
concepción de la historia. En este sentido, a modo de reflexión, es preciso señalar que hay
quienes han criticado la “insultante” sinocracia marítima de la cual hace gala el autor en su
historia, sin embargo, no es menos recriminable que muchos de ellos lo hagan desde una férrea
concepción eurocéntrica. Baste de ejemplo las palabras de J.R. Hale: “De entre los pueblos
civilizados, sólo los europeos del Renacimiento tuvieron la capacidad técnica y sicológica y los
recursos económicos para llevar adelante un prolongado programa de exploraciones” (1966:20).

14
3.2 La “proto” cartografía del continente americano. El Waldseemüller de 1507 y
algunos otros mapas

Las cartas marinas fueron prácticos y útiles manuales de navegación hechos por y para que los
marineros llegaran a buen destino. Mas no sólo puertos y litorales quedaban registrados en ellas,
sino también toda suerte de rutas, mareas, vientos, corrientes y peligros a los que el viajero
habría de enfrentarse en su viaje. Tras el descubrimiento del “Nuevo Mundo”, el conocimiento
cartográfico -hasta entonces muy focalizado- hubo de esforzarse por dar a conocer aquella
extraña tierra. Todo y lo arduo de la labor, los topógrafos cumplieron con creces su cometido,
tanto que en ocasiones incluso llegaron a anticiparse con sus trazos a los impulsos
conquistadores. Así, muy pronto -antes incluso de lo que cabría esperar- empezaron a emerger
planisferios que parecían reflejar las aún ignotas costas suramericanas, incluidas las de las
regiones más meridionales. ¿Cómo podía ser esto? ¿pudo alguien adelantarse al descubrimiento
de aquellas regiones? ¿o fue su representación simple fruto de la imaginación y la casualidad?
Todo y que el aparato cartográfico representa, con mucho, una de las bases más extensas del
estudio de Menzies, nos limitaremos -por razones de espacio- a exponer sólo la obra de
Waldseemüller18, paradigmática, como ninguna, en cuanto a incógnitas y sorpresas se refiere.

En 1507 se publicó en Saint Dié (Lorena) un mapamundi que pretendía plasmar todo el
mundo conocido hasta entonces basado, según su autor, en el modelo de Geografía de Ptolomeo
para el mundo conocido, y en las navegaciones y cartas de Vespuccio – a quien arrogaron el
mérito del descubrimiento del Nuevo Mundo19- para las nuevas tierras transatlánticas. Si bien ya
se habían representado las tierras de allende en otras cartas anteriores, Waldseemüller fue el
primero en hacerlo como un nuevo continente (la “cuarta pars”), al que asignó el nombre de
“América” en homenaje a “su descubridor”, apuntando, a más, la existencia de un océano más
allá de la nueva tierra descubierta e, incluso, la existencia de un estrecho paso hacia las tierras
asiáticas. Estas innovaciones, sin duda revolucionarias, no sólo despertaron el asombro de sus
contemporáneos, si no también el de los nuestros ¿Cómo podía ser esto? Si Nuñez de Balboa no
avistó el pacífico hasta 1513, o Hernando de Alarcón, primer europeo en explorar la costa
pacífica norteamericana, no completó su hazaña hasta 1540, ¿de dónde obtuvo el cartógrafo
alemán aquella información?¿tuvo realmente conciencia de lo que estaba plasmando? O, más
bien, ¿dejó volar su imaginación?

18 Ver mapa, transcripción de los topónimos y algunas consideraciones en anexo 12


19 Según parece, años después, Waldseemüller aceptaría su injusticia para con Colón y eliminó el nombre de
América del continente (A. Segarra, 2007). Para otra acepción del nombre “América” como topónimo ver J. Rea
(1964).

15
Qué ve Menzies: El mapa de 1507 es, sin duda, uno de los pilares clave en las
argumentaciones de Menzies, pues será prácticamente una representación gráfica -y literal- de su
hipótesis. Haciendo en su primer libro poca alusión a la masa sudamericana -a priori, en el
detalle superior, mucho más reconocible en sus perfiles- Menzies centra casi por completo su
discurso en la sección septentrional del continente, donde, entre otros, verá representada con
claridad la práctica totalidad de la costa occidental norteamericana, desde el actual Canadá hasta
el Ecuador, algo “coherente” con la posibilidad que una flota navegara ya estas costas. Indicios
como el hallazgo de distintos materiales de origen chino a lo largo de la costa pacífica, como
restos de cerámica Ming (sin datar), o la “clara” representación de la costa Californiana en el
mapa del Dux veneciano (anexo 13), “al estilo chino” (boca arriba), parecerían reforzar esa
hipótesis. Todo y no haber encontrado en la costa ningún naufragio que corrobore su hipótesis, le
bastará el hallazgo de un presunto junco chino ubicado (y enterrado) en las costas del río
Sacramento, a más de 150km del mar abierto, para convencerle definitivamente de su epopeya,
arguyendo como podrían “los vientos de componente noroeste predominantes (..) haber[lo]
arrastrado (..) a través de la bahía” hasta aquel lejano lugar (p.246).
Con respecto a la región antillana, Menzies justifica la existencia del -inexistente- estrecho,
que él ubica en el actual golfo de
Tehuantepec (Guatemala), con una
posible falla cartográfica china.
Según expone, habría sido (una vez
más) “coherente”, dada la poca
profundidad de aquellas aguas, que
las Flotas del Tesoro no entraran en
ellas, representando sólo lo
avistable desde la entrada del

Fig. 5 mismo golfo. De modo, el presunto


estrecho habría sido fruto de una ilusión óptica errada por la perspectiva. No obstante, aquí obvia
que en la representación superior no refleje el paso (fig. 5).
Ya en el sur, cuyo análisis emprenderá con fuerza (y casi en exclusiva) en su segundo trabajo,
estará convencido de ver representada casi la totalidad de la masa meridional, incluida la costa
Pacífica, donde intuirá la representación de la cadena andina. Todo y la ausencia del estrecho de
Magallanes, no dudará en aceptar que Waldseemüller conociera su existencia, arguyendo en
apoyo lo escrito por este en su obra20 o su representación en la conocida como “Esfera Verde”

20 “De este modo consta que la Tierra se divide en cuatro partes. Las tres primera son continentes; la cuarta es una

16
(1506), cuya autoría algunos le atribuyen (anexo 14). ¿Por qué entonces no cartografiarlo? Una
explicación rápida y plausible respondería a motivos políticos, en especial aquellos
concernientes a la prohibición portuguesa de divulgar información concerniente a jurisdicciones
españolas de allende.
Todo y lo difuso de la proyección para el ojo inexperto, Menzies logra dotar -una vez más- de
convicción a sus planteamientos tras una ingeniosa traslación (muy similar a la ya expuesta en el
detalle superior) en la cual hará emerger la verdadera forma del “exacto continente” plasmado
por Waldsemüller (fig. 6). ¿Cómo, se pregunta, pudo haber realizado una descripción tan certera
“un eclesiástico sin conocimientos de cartografía ni afición (..) por los mapas que, para colmo,
“nunca llegó a ver el mar”? Si bien los mapas de Cantino (1502) y Caverio (1505) reflejaban el
Caribe y la Florida, estos no habrían podido ser la fuente de Waldseemüller, pues, mientras este
“muestra la costa pacífica de Norteamérica”, los dos
anteriores no. De igual modo, aún sin descartar la
“posible” aportación de Vespuccio en la ejecución de la
costa meridional atlántica (pues no le queda más
remedio), alega, al igual que en el caso anterior, como
ello seguiría sin explicar la cartografización de la costa
occidental, pues el florentino nunca encontró el paso
entre ambos océanos hacia el Pacífico. Así pues, no
queda -ni hay- otra opción: Waldseemüller obtuvo la
información de algún otro original; alguno que, tras
“mucho investigar”, deduce hubo de ser el mismo que Fig. 6

recibiera el rey de Portugal de Toscanelli tras su encuentro con un embajador chino en 1434. Así,
el de S. Dié se habría limitado a copiar el mapa del florentino.

Si bien logra Menzies dotar su discurso de cierto cariz científico con todas esas
investigaciones, comparaciones y análisis, no es menos cierto que cabría considerar algo
“excesivas” sus presunciones. Ciertamente, fruto de la proyección utilizada, podrían llegar a
sobre o mal-interpretarse algunos de los trazos del mapa de 1507 -en américa del norte, por
ejemplo, Waldseemüller hace llegar la tierra hasta prácticamente los 60ºN- pero ello no es óbice
para dejar llevarnos rápidamente por explicaciones de fácil cauce, pues, de lo contrario,
deberíamos asumir la existencia de al menos tres o cuatro ríos que cruzaran de este a oeste la
práctica totalidad de la masa septentrional (tal y como refleja el mapa). Respecto a las fuentes

isla, ya que se sabe que está rodeada completamente por mar” - (el subrayado es nuestro)

17
utilizadas por el cartógrafo alemán, podría ser factible (como propone) la influencia de alguna
carta hoy desconocida o de dudosa procedencia, pero, de ser así, ¿por qué no habría de evocarla
Waldsemüller? Recordemos como el propio autor reconoce, sin más, el influjo de las ideas y
escritos de Vespuccio en la configuración del Mundus Novus. Obviamente, dada la extensión de
tierra representada, es muy posible que la vespucciana no fuera la única de sus fuentes, mas el
mero hecho de mencionarla sí parecería convertirla en una de las más notables. ¿cabría esperar,
entonces, que fueran más relevantes las especulaciones de un marino que la información
aportada por un genuino mapamundi? En la no mención quizás vaya implícita su inexistencia.
Quién sabe.
Acudiendo a los datos contrastables -es decir, los contemplados- Waldsemüller podría, en
general, haberse “inspirado” para los perfiles del nuevo mundo en los viajes de J. Cabot (1496-
97) y los hermanos Corte Real (1500) para el norte; los de Colón -como sugiere- en el área
caribeña; y en los viajes de Vespuccio para el sur. No obstante, un mejor análisis hará preciso la
segmentación de las zonas de estudio.
Como apuntamos, parece un tanto osada la pretensión de Menzies al querer vislumbrar la
totalidad del continente norteamericano. Todo y que, a simple vista, sea fácil tener por mayor la
dimensión de aquella tierra, creemos como tal efecto podría responder tan solo al tipo de
perspectiva ofrecida. Por ello, un documento clave para arrojar luz sobre esta cuestión podría ser
el mapa que, en 1513, Waldseemüller trazara en la obra Tabula Terre Nove (anexo 15) en el que
gracias al tipo de proyección es posible avistar un planteamiento distinto para esta región,
apreciándose la verdadera extensión (mucho menor) y posición de la misma (todo y que
mantiene las latitudes). Si bien bajo esta perspectiva habría sido extraño que algún experto se
atreviera a plantear la plena representación del continente, no sería ilícito sugerir como no es si
no la deformación producida por la perspectiva cordiforme (en el mapa de 1507) la única de las
bazas para Menzies. Es más, a grandes trazos, no habría en este mapa más tierra representada al
norte que en el Cantino o el Caverio, y nadie ha insinuado para éstos similares consideraciones,
siquiera Menzies. Así pues, más cautelosas resultan las conclusiones que plantean la
representación de las costas de Florida o Yucatán (J. Varela, 2007). Esto, aunque más factible,
implicaría aceptar igualmente la existencia de viajes desconocidos, indocumentados o no
reconocidos aún por la historiografía21.
La región antillana, harto explorada, sería la que a priori suscitaría menos incógnitas. De
hecho, mapas como el del Colón (1498) o el de Juan de la Cosa (1500) habían levantado -aunque
21 McGuirk (2014) cree esta región Cuba y destaca las similitudes entre la misma y el planteamiento asiático del
globo de Behaim (anexo 16). Del mismo modo, J. Schöner nombra en su esfera de 1520 a ese espacio “TERRA
DE CUVA” (anexo 17).

18
no con mucha precisión- la zona. No obstante, hay una cuestión en la que Menzies no parece
reparar: mientras en el mapa aparecen las masa americanas claramente separadas, en la
representación superior, como vimos, lo hacen conectadas por un estrecho istmo. Según algunos
expertos, esto reflejaría la indecisión del autor a la hora de aceptar la clásica configuración
tripartita de la ecúmene (Asia, África y Europa). Bajo esta consideración, tanto la existencia
como la extensión del Nuevo Mundo resultaban a todas luces inconcebibles -e incomprensibles- ,
por lo que se intentó explicar su presencia mediante la hipótesis que postulaba la existencia de
dos enormes islas (que no continentes) ubicadas y separadas a norte y sur de las tierras antillanas.
De este modo, según O'Gorman, se intentó salvar la concepción tradicional y unitaria del mundo
conocido. Así las cosas, parece ser que la representación de tal estrecho pudo responder más a
una razonable duda cosmográfica -provocada por los nuevos descubrimientos- que a una
consciencia previa de su existencia.
Ya en el sur, sorprende -especialmente en el detalle superior- la precisión del perfil
sudamericano, tanto que incluso es considerable la existencia de dudas en cuanto a su verdadero
conocimiento. Centrados en la vertiente atlántica (pues la “cuestión pacífica” la dejamos para el
final), es apreciable la gran extensión de litoral representado, más del que quizás cabría esperar
en aquellas fechas. Ello podría dar muestra de algún viaje de exploración poco o no
contemplado, para muchos -en concordancia con Waldseemüller- de Américo Vespuccio (1501-
1502). Según cuenta M. Martinic, tras hacerse temporalmente con el mando de la flota lusa de
Gonzalo Cohelo (por encontrarse fuera de la jurisdicción atribuida a Portugal en Tordesillas), el

tuvimos una (..) que fue de quince horas (..) en esta región era invierno”; “..en medio de esta
tormenta avistamos el 7 de abril una nueva tierra, (..) encontrando la costa brava; y no vimos en
ella puerto alguno ni gente, creo porque era el frío tan intenso que ninguno... podía soportarlo”
(Martinic, 2009:114). Martinic afirma como tal experiencia es propia de una latitud

19
perteneciente “al aterrador dominio oceánico de los bien llamados cuarenta bramadores o
cincuenta rugientes”, dando por buena la creencia de como Vespuccio llegó siquiera brevemente
a navegar la costa sud-patagónica. Es más, Waldseemüller, en el extremo izquierdo superior de
su mapa, anotó como aquel nuevo continente “se extiende unos 19 grados más allá del Trópico
de Capricornio hacia el polo Antártico” (anexo 18), todo y que para algunos autores debió haber
escrito “29º”, latitud que sumada a los 23º del mismo trópico daría un resultado de 52ºS. En esta
línea estarían autores como E. Gandía, V. Arnaud, Ibarra Grasso 22 o J.M. Porro, quien recuerda
como el propio Vespucci afirmó en sus cartas haber llegado hasta los 50ºS, latitud
correspondiente a la desembocadura de los ríos Chico y Sta. Cuz en Patagonia. Aunque se
desconoce si hizo levantamientos cartográficos, valga -quizás- para arrojar algo de luz al
respecto el portulano de Piri Re'is de 1513 23, el cual parecería reflejar la totalidad del perfil
atlántico sudamericano (aunque orientado hacia el este) y las Malvinas (fig. 7), ubicadas en su
latitud original (V. Arnaud, 2002). Con todo, cabe decir que autores como la Dra. AfetInan
(1954) no han llegado a la misma conclusión.
Restaría por último la “cuestión pacífica”. Es cierto que el mapa deja intuir la existencia de un
cuarto océano, mas ¿fue esto un hecho consciente, o simplemente dejó volar su imaginación el
de S. Dié? ¿pretendió representar realmente las costas pacíficas, o sólo el hasta entonces
explorado perfil atlántico? La cuestión no es menor, pues aceptar un conocimiento previo
implicaría un necesario cambio en el paradigma historiográfico. Sin embargo, para algunos
autores la representación/invención del área pacífica respondería al énfasis que Waldseemüller
puso en remarcar la independencia del nuevo continente (ya fuera basado en el convencimiento
de Vespuccio o en la hipótesis propuesta para “salvar” la tripartita configuración de la ecúmene),
por lo que puso “mar de por medio” entre el mismo y la península asiática. Ello habría
“obligado” al cartógrafo -con mucho acierto- a inventar o intuir los perfiles occidentales de las
nuevas tierras (Terra Ultra Incognita).

De modo, consideramos como la concepción waldseemülleriana de aquellas “islas” 1. pudo


responder más a teorías existentes y a las expectativas de Vespuccio que no al conocimiento de
las mismas como tales; y 2. que la “extraña” - y acertada- forma dada al continente fuera fruto de
la proyección empleada y no de un conocimiento anterior. No en vano se ha podido ver como en
ninguno de los sucesivos mapas volvería Waldseemüller a representar algo similar. De igual
22 Estos autores creen que Vespucci llegó en su expedición de 1501-1502 al Sinus Magnus (O. Pacífico) y a
Cattigara, para ellos Perú. Con todo, cabría andar con cautela entorno a las interpretaciones de estos autores
suramericanos por no restar libres de cuestiones político-territoriales
23 Ver en anexos 19 y 20 el portulano, así como una transcripción de las notas y algunas de las interpretaciones
propuestas

20
modo, la falta de topónimos en la costa occidental (salvo en de Terra Ultra Incognita), así como
lo difuso e impreciso de su trazado, indicarían, en la misma línea, el desconocimiento de aquellas
costas (fig.8).

Así las cosas, a nuestro entender, creemos que, aunque sugerente y original, la interpretación
de Menzies no parecería corresponder con la lógica del mapa. De igual modo, su análisis (al
igual que el de resto de mapas) recurre una y otra vez a la simplista y monocorde máxima:
siempre que en ellos se señalen tierras ignotas para los europeos en el año de su trazado, debe de
tratarse de un plagio de las cartas chinas. No hay -ni busca- otra alternativa o explicación, por lo
que, como pretendido estudio histórico, le resta valor a la obra. Con todo, lo cierto es que, tanto
por la ambigüedad de la cuestión como por la existencia de innumerables silencios, los trazos del
mapa de 1507 siguen siendo sujetos de cuantiosas concepciones y disputas aún sin zanjar.
Invención o conocimiento, esa sigue siendo la cuestión.

3.3 Trasvases eco-sistemáticos. Gallinas asiáticas en el continente suramericano

“Aunque muchas de las evidencias de los viajes de descubrimiento chinos se han perdido o
destruido con el transcurso de los siglos, hay un grupo de ellas muy tangible, que hoy puede
observarse en todas partes: (..) las plantas que los chinos llevaron consigo a los nuevos territorios,
así como las que se llevaron de regreso a China y al sudeste asiático” (G.M., 1421, p.452)

Todo y lo asombroso del viaje propuesto por Menzies, no ha sido posible -hasta día de hoy-
hallar pruebas evidentes que corroboren tal gesta (al menos de tipo documental). Por ello,

21
muchos han visto en esta hipótesis otra de tantas que pretenden “remover” los cimientos
históricos sin siquiera poder aportar pruebas académicamente aceptables. Sin embargo, más allá
de las evidencias puramente bibliográficas, que sin duda le otorgarían un carácter irrefutable,
existirían otro tipo de indicios, dice Menzies, que apoyarían el pretendido pre-contacto entre el
mundo asiático y el sudamericano antes de la llegada europea, entre ellos, los de tipo
cultural/ritual, técnicos (como el lacado), lingüísticos o los que aquí nos ocupan: el eventual
trasvase de flora y fauna. En este sentido, Menzies sugiere como “en realidad... casi todas las
plantas agrícolas importantes se habían propagado por todo el globo antes de que Colón iniciara
su primer viaje” y “sólo una nación pudo haber transportado toda esta serie de plantas y animales
a través del globo”, la china (p.453). Esa, para él, sería posiblemente la “mayor contribución
china a la civilización” (p.452).
Si bien gran parte de lo apuntado en este tema es cierto, también lo es que ya habría sido
referido por otros investigadores con anterioridad (Carter, 1971; Johannessen, 1981; Langdon,
1989), quienes, de igual modo, se basaron en las múltiples similitudes morfológicas, lingüísticas
y culturales existentes para defender el pre-contacto. No obstante, aunque notables, estos
paralelos no han sido tenidos como evidencias claras y concretas por los académicos más
ortodoxos, pues, al parecer, responderían a coincidencias derivadas de un común y similar
funcionamiento de la mentalidad humana a ambos lados del pacífico. Sin restar un ápice de valor
a este juicio -a nuestro entender poco científico-, hay, sin embargo, un aspecto difícil de eludir
sin contemplar seriamente la posible existencia de contactos pacíficos: el trasvase de flora y
fauna entre ambos espacios. Empezando por el primero, se han identificado desde 2001 hasta 98
especies de plantas comunes cultivadas a ambos lados del océano en época pre-colombina 24.
Dado que “nadie puede afirmar que la mente humana inventara la misma planta” a este y oeste
del Pacífico, Sorenson (2005) cree racional que la gente navegara a través de este océano
transportando plantas -para alimentarse o comerciar- antes del s. XV (fig.9). Es más, por el
nombre dado en sánscrito (lengua muerta antes del s.XI dC) a más de 50 plantas de origen
americano, considera posible un flujo constante de fauna entre ambos continentes entre, quizás,
el 2000aC y el 1000dC (recordemos los restos de coca y tabaco hallados en algunas momias
egipcias). Así, la expansión por el Pacífico de cultivos como el chile, la patata dulce, la calabaza
o el maíz -el cual parece haber encontrado Sorenson representado en distintos monumentos
asiáticos muy anteriores al s.XV (anexo 21)- podría haber sido un hecho antes de la llegada de
los primeros europeos, aunque ello requiera aceptar un cambio de paradigma en cuanto a la
capacidad marítima de las sociedades “primitivas” y aceptar, como ya se ha apuntado, que los

24 Ver una lista en J.L Sorenson (2005)

22
viajes transoceánicos estuvieran dentro de sus posibilidades.
En cuanto a la fauna, un ejemplo paradigmático del posible pre-contacto sería el del pollo, ave
de raíces asiáticas. Según cuenta, mientras viajaba por Venezuela en 1531, Nikolaus Federmann
escuchó salir de la jungla un cacareo similar al de un gallo. Al preguntar sorprendido por aquel
extraño animal, los indígenas locales le contestaron que lo habían traído viajeros allegados en
“grandes casas” por el océano del sur25. Más allá de lo real o no de la historia, lo cierto es que
cuando los españoles desembarcaron por primera vez en el Nuevo Mundo encontraron allí
gallinas y pollos. Teniendo en cuenta como no eran estos una especie endémica de América –y su
incapacidad para volar- habrían tenido que ser, presumiblemente, traídos de Europa o Asia en
algún momento. Podría alegarse, y con razón, como pudo darse el trasvase a manos de aquellos
primeros pobladores que, cruzando el paso de Beringia, anduvieron por el continente americano
con anterioridad al 12.000 aC. No obstante, acorde al carácter nómada de aquellos incipientes
grupos de pobladores -estrechamente ligados a una economía cazadora/recolectora- habría sido
extraño que hubieran realizado la travesía “acompañados” de pollos y/u otros animales que
hubieran supuesto una carga extra. Además, es preciso recordar que probablemente fueran
siguiendo a otras manadas de animales. Así pues, es de creer que las aves hicieran su “aterrizaje”
en el continente americano con posterioridad al de los primeros humanos. La pregunta ahora
sería plantear cuándo.
Según Menzies, las aves, al igual que otros animales como focas o perros, “acompañaron” a
la gran flota china -sin duda las grandes casas- por su tour mundial. No obstante, su “función”
trascendía a la puramente alimentaria para configurarse, presuntamente, como “valiosos”
obsequios a entregar a los distintos embajadores. De modo, la presencia de pollos en el espacio
americano - “se encontraban en ambas costas de América, desde Chile a Rhode Island” - habría
sido consecuencia de un intercambio de presentes entre las distintas flotas chinas y los
“dignatarios” amerindios. Para reforzar esta hipótesis, utiliza toda una serie de indicios que,
efectivamente, parecerían apuntar al origen asiático de los mismos. En primer lugar, los
genéticos: la principal característica de las gallinas sería la puesta de huevos de cascara azulada
(frente a los de color crema o blanquecinos de las europeas). En segundo lugar, los funcionales:
en consonancia al “uso” dado en China a estos animales, los amerindios precolombinos no
empleaban a los pollos con fines alimentarios (siquiera los huevos), si no exclusivamente para
fines esotéricos o rituales, como la adivinación o la sanación 26 -en 1532 Pizarro informó del uso

25 Federmann, N., Indianische historiacit (1557) en Storey, 2007: p.10 – Hay quien ha identificado el “oceano del
sur” con el río Amazonas
26 C. Johannessen (1982) ofrece una interesante perspectiva de las similitudes dadas entre los K'ekchi (Guatemala)
y los chinos

23
ceremonial que los incas daban a los pollos.Y en última lugar, los lingüísticos, pues, al parecer,
los amerindios habrían adoptado el nombre asiático de los mismos: los arawak llamaban a los
pollos melanóticos karaka (en indio, karaknath ); y al noroeste de México, tori (nihuatori en
japonés). En quechua, la lengua inca, huallpa27 fue nombre que se les dio, si bien, aquí podría
haberlo “confundido” Menzies con el nombre de Wallpa (tierra) que adoptaron líderes com
Tupac Yupanqui (1440-1493) o Atahualpa (Ata Wallpa), el último emperador andino. Con todo,
la palabra existía.
A tenor de estas disposiciones, y según lo subrayado por Pizarro, apunta Menzies como habría
sido extraño que en tan solo 40 años desde la llegada de Colón (a priori primer momento en el
cual podría haber llegado la gallina) hubieran adquirido las aves tal simbolismo cultural y ritual
para los amerindios, por lo que cabría suponérsele un “origen” anterior que él hace coincidir con

características referidas, ¿podrían haber sido traídos los pollos por algún otro pueblo “asiático”?
En este último sentido existen distintas hipótesis, aunque todas los hagan llegar desde las tierras
de más allá del Pacífico. Así, hay quien ha apuntado a su posible origen japonés (R. Langdon,
1989), indio/filipino (Pearce&Pearce, 2010), chino (Johannessen, 1982) o coreano (Oka et al.
2007). No obstante, en los últimos años una corriente habría ido ganando preeminencia sobre las
demás: la polinesia (Storey et al., 2007).
Sabida es la pericia de las gentes polinesias como navegantes: exploraron todo el Pacífico
desde Tonga a Samoa y Hawai, la isla de Pascua y Nueva Zelanda; no habría sido extraño, pues,
que llegaran a las costas americanas. En esta línea, hay expertos que han apuntado a lugares
como el sur de Chile, el Golfo de Guayaquil o el Canal de Santa Bárbara entre los susceptibles a
un posible contacto polinesio entre el 700 y el 1350 d.C (T. Jones et al., 2011). Ello explicaría

27 El origen de la palabra hualpa es aún desconocido, aunque algunos autores creen posible que derive de la extinta
lengua Chono, una vez hablada en la Isla Chiloé (T.Jones et al., 2011)

24
tanto la existencia como el simbolismo del pollo en la civilización inca antes de la llegada de

ADN moderno (J. Góngora et al, 2008; V. Thompson et al., 2014), afirmación rápidamente
rebatida por A. Storey et. al. o N. Beavan (2014). Con todo, no parece haber sido zanjada la
cuestión.
Sea como fuere, no entraremos en debates que escapan a nuestros conocimientos, no obstante,
consideremos preciso destacar como no es el pollo la única evidencia que parecería sugerir un
posible contacto anterior a la llegada europea entre ambos continentes (recordemos el presunto
cráneo polinesio hallado en la Isla de Mocha), por lo que la posible introducción asiática vía
Pacífico parecería factible. Eso sí, antes de los apuntado por Menzies – aunque ello no descarte
un aporte posterior.

3.4 Las fuentes documentales

“Por valientes y decididos que fuesen, Colón, Días, Da Gama, Magallanes (..) se hicieron a la mar
provistos de mapas que les mostraban el camino hacia sus destinos” (GM, 2004:417)

De tal modo zanja Menzies con décadas de empeños ibéricos en el Atlántico (anexo 22), pues,

25
en realidad, los descubrimientos europeos sólo fueron “reconocimientos de tierras ya conocidas y
cartografiadas”. Según afirma, los nautas peninsulares obtuvieron la información del mapamundi
que, en 1428, trajera (y guardara celosamente) Dom Pedro de su periplo europeo y en el cual no
sólo se reflejaba el continente americano, sino también la menor distancia a China por el oeste.
Mas, de ser esto cierto, ¿por qué empeñarse los portugueses (presuntamente en posesión de dicho
mapa) en volcar sus esfuerzos en sentido contrario, por el este? Es este un aspecto cuanto menos
curioso. Al margen de estas consideraciones, no obstante, cabría andar con cautela al tratar de un
mapa del que, salvo lo descrito por A. Galvao (¿motivada por reivindicaciones patrióticas?),
poco sabemos -aun así Menzies, en un alarde de sapienza, no duda en disponer qué había de
estar representado.
En otro sentido, es cierta la existencia de referencias que parecen denotar un conocimiento
previo de las tierras de allende (ya Catay o América)28, sin embargo, se hace difícil saber cuánto
de conocimiento, invención o recurso existió en muchas de ellas. Dada la imposibilidad de
analizar todas, nos limitaremos a exponer las referentes a Colón, quizás las más paradigmáticas.
Al examinar el proyecto colombino, más allá de errores, dos premisas destacan inmutables
por encima del resto de consideraciones: la distancia y la ruta exacta a seguir hasta encontrar las
tierras occidentales; prueba, para muchos, que evidencian un pre-descubrimiento o conocimiento
anterior. Vayamos, sin embargo, paso a paso. ¿Cuáles fueron las bases teóricas del proyecto
colombino? Según afirmara su hijo Hernando, las causas que empujaron al Almirante fueron
tres: “fundamentos naturales [la tierra era esférica], la autoridad de los escritores 29 [desde
Aristóteles a Toscanelli] y los indicios de los navegantes”. Probablemente estos últimos
(recogidos por las Casas) espolearan como ninguno el proyecto de Colón, aunque desconocemos
en qué grado. Por ello, se ha cuestionado qué otra información -quizás desconocida- pudo tener
el genovés para llevar adelante tan concienzudamente su proyecto. Por diversas referencias en
sus diarios, podría asegurarse que viajaba al menos con un mapa, aunque desconocemos cuál.
Menzies sugiere que fuera una copia del mapamundi de 1428 que el genovés copiara de la corte
lusa, motivo por lo cual tuvo que huir de Portugal, pues tal “fechoría” estaba pagada con la
muerte. No obstante, sin descartar plenamente esta opción (que robara información), cabría
contemplar otras.
L. Martín (2006) hizo notar la influencia de mapas como el de Pizzigano (1424), A. Bianco,
Fra Mauro o Martelus; sin descartar que confeccionara uno propio a partir de algunos de ellos.
De igual modo, del presunto contacto con Toscanelli (inexistente para algunos), pudiera ser que
28 Ver algunas referencias escritas en anexo 23
29 De igual modo, es sabida la influencia de los relatos de Marco Polo, Pierre d'Ailly o la Historia rerum ubique
gestarum de Pio II, libro cabecera del Almirante.

26
viajara provisto de algún mapa de éste que fundamentara todo su viaje –así lo creyó Las Casas
(anexo 24). El hecho de partir desde las Islas Canarias, en la misma latitud que la Antilia de
Toscanelli, podría sugerir que tuviera presentes sus ideas (aún discrepando en la ruta 30). Con
todo, cabría remarcar en este caso alguna consideración: 1. Portugal también contó con esa
información (desde 1474) y no pareció tener éxito; y 2. ni en la carta del florentino, ni en ningún
mapa, se expresaron rutas o corrientes concretas para llegar a Poniente, algo que Colón parecía
controlar a la perfección. Y es que, como dijimos, el futuro Almirante parecía estar
perfectamente informado del régimen de vientos y corrientes atlánticos – único mérito que
Menzies reconoce. Su partida desde el paralelo 28ºN no parecía casual, en él concurrían los
vientos alisios y la corriente ecuatorial que llevarían, como en volandas, a su flota hacia las
Antillas. De igual modo, enfiló a su regreso el paralelo 38 donde las aguas de la mar llevan su
curso hacia las Azores. ¿Fue esto fruto de la casualidad, del azar o de un conocimiento previo? A
grandes trazos, se plantean dos opciones (no excluyentes). La primera, que Colón investigara
vientos y corrientes en viajes parciales por el Atlántico (J. Porro, 2017:11). En este sentido,
describe Las Casas como Colón heredara cartas y papeles de su suegro, el marino Diego
Perestrello, donde probablemente -creemos- pudo encontrar información del Atlántico. De otra
parte, sugiere R. Marino que Colón viajara c.1485 a Antilia en un viaje sufragado por el Papa 31.
La segunda opción, que hubiera obtenido esa información por algún otro medio. Cabría retomar
aquí la teoría del protonauta, que expone como fuera un marino moribundo quien, extraviado por
la mar, llegara a aquellos lares y transmitiera de regreso a Colón los “rumbos y caminos que
habían llevado y traído (..) y el paraje donde esta isla dejaba o había hallado” (Las Casas). A
favor de esta hipótesis existen indicios como la referencia lascasiana a indios “harto blancos” u
hombres “barbados (..) anteriores a nosotros”, así como el hallazgo de piedras de lombarda y
cacerolas de hierro (del que carecían) en las islas antillanas. ¿Cómo podía explicarse esto?
Quizás la teoría de un protonauta no sea tan improbable como se ha pensado. ¿De dónde, si no,
pudo proceder esa seguridad que en Santa Fe permitió a Colón mantener su indeleble postura?
¿Qué argumento, quizás secreto, pudo usar el genovés en defensa de su proyecto ante los
monarcas? ¿Explicaría el mero idealismo (religioso) de los reyes la financiación de una empresa
sin garantías? A nuestro entender, tuvo que haber algo más. Al fin y al cabo, no parecían existir
dudas del éxito colombino, como así demostraban las Capitulaciones de 1492: “se le concede lo
suplicado en satisfacción de lo que ha descubierto en los mares océanos...”. ¿Fue esto un error?
-fruto de un posible engaño de Colón o una modificación posterior, ¿o más bien la prueba de un
30 Humboldt planteó como, en su carta, Toscanelli parecía recomendar seguir el paralelo de Lisboa
31 Lo argumenta aludiendo al epitafio de Inocencio VIII, fallecido en julio de 1492: “con su oro se halló la gloria
del Nuevo Mundo”

27
conocimiento previo?32 Sea como fuere, la aceptación de esta segunda posibilidad explicaría,
entre otros, porque, aun contrariando la opinión de los expertos, accedieron los Reyes Católicos a
exaltar con títulos y riquezas dignas de un monarca a aquél humilde genovés incluso antes de
partir.
Todo esto, claro está, son meras hipótesis que, aún sin desmentir, han sido denostadas. Por
ello, sólo puede afirmarse -para ser correctos- como Colón contó con todo lo necesario para
elaborar pacientemente su proyecto: formación marinera y cartográfica, familiarización con las
cartas de su tiempo y conocimiento de las por entonces rutas atlánticas surcadas. Con todo, no
sabemos hasta qué punto fueron estos la verdadera clave de su éxito. ¿Tuvo conciencia Colón de
aquello que iba a “descubrir”? ¿o topó con aquellas islas por casualidad (como sugirió
H.Vignaud)? Quién sabe. Lo único que podemos tener por cierto es que, aún cinco siglos
después, la historiografía colombina, en este sentido, sigue muy viva

5. Conclusiones

Llegados a este punto, y tras el análisis realizado, llegamos a las siguientes conclusiones:

1. Respecto a 1421, El año en que los chinos..., que si bien en lo tocante al contexto,
Menzies realiza una magnífica exposición de la coyuntura, la ciencia y las técnicas chinas de
principios del s.XV -mérito realmente atribuible al orientalista Joseph Needham, a quién el autor
sigue a pies juntillas-, cabría poner en cuestión (a falta de más estudios) el resto de la tesis
sugerida, pues, si interesantes e, incluso, reveladoras algunas de sus propuestas y
argumentaciones, no es menos cierto que muchas parten del más puro subjetivismo, imbuidas,
quizás, por la misma trayectoria (o interés) de un relato con tintes demasiado novelescos que, ya
sea por la característica y contínua sucesión de enigmas, que cual ávido investigador va
desgranando (aunque no sin dejar paso a otros); como por las fantasiosas reconstrucciones
propias de un narrador omnisciente, que a menudo ofrecen la descripción vívida y detallada de
situaciones difíciles de aseverar por alguien ausente (p.e. la reacción de los marinos ante los
caníbales o su fría experiencia en la costa antártica); o por la continua suposición de hechos poco
demostrables aunque “más plausibles” (tira mucho de “lógica”), como la presunta visita china a
la ciudad maya de ¡Palenque! (p. 256); pierde mucho como pretendido estudio histórico.
Por ello, quizás el verdadero mérito de Menzies sea el haber reunido -aunque con ligereza y

32 En carta a Colón (16/08/1494) los Reyes Católicos afirmaron "Todo lo que al principio nos dijistes que se podía
alcanzar, por la mayor parte todo ha salido cierto, como si lo hubiéredes visto antes de que nos lo dijésedes..."
(Junquera, 1991:118)

28
poco rigor- muchos de los indicios e informaciones ínter-disciplinares que sugieren un pre-
contacto y aunarlos en un sólo relato atractivo y entretenido para el gran público. Más allá de
esto, consideramos la tesis, por el momento, poco concluyente.
Cabría discutir, sin embargo, cuál fuera el propósito final de la obra. Según D. Folch (2008) el
renacer de Zheng He a principios del s.XX trató de reivindicar la importancia de las grandes
exploraciones chinas del pasado frente a la de los navegantes europeos del Renacimiento.
¿Podría la tentativa de Menzies encubrir una nueva reivindicación? Al fin y al cabo, ¿por qué iba
a tener que ir desparejada la historia de China de su importancia económica actual? He ahí una
importante tema de reflexión.

2. Dicho esto, más interesante parece destacar la existencia de un notable fondo bibliográfico
referente a los contactos ínter-continentales previos al s. XV; bibliografía que, en comparación a
los más numerosos apoyos extranjeros, poca simpatía ha despertado entre los académicos
españoles, algo más reacios a respaldar corrientes alternativas del descubrimiento. No obstante, a
la luz -ahora sí- de las evidencias presentadas por tantas serias investigaciones, consideramos
oportuna la reapertura y revisión de la cuestión del “descubrimiento” realizada desde una postura
y una óptica abiertas y alejadas de sesgos, pre-concepciones y limitaciones eurocéntricas que en
nada favorecen el desarrollo de la disciplina histórica. Con esto, no tratamos de reivindicar falsas
o ilusas expectativas ni, mucho menos, minusvalorar la gesta de los descubridores europeos
(digna de mención), si no más bien empezar a poner los acontecimientos, a la luz de los nuevos
indicios, en el lugar que le corresponden. Sabemos de lo arduo de la labor pero, quizás, un buen
comienzo empiece por dejar a ver a Europa como eje de la historia universal y a los europeos
como providenciales descubridores del mundo.

29
6. Bibliografía (por capítulos):

1. Historiografía:

Álvarez de Toledo, Luisa Isabel (2000). África versus América. La fuerza del Paradigma. Edición del
Autor.

Carnac, Pierre (1983). El primer descubrimiento. ¿Descubrieron América los judios en la antigüedad?.
Ed. Martínez Roca S.A : Barcelona

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Hapgood, Charles (1966). Maps of the Ancient Sea Kings. Chilton Books: New York. (reeditado en 1996).

Mahieu, Jacques de (1988). Colón llegó después. Los Templarios en América. Ediciones Martínez
Roca: Barcelona

Manzano, J. (1976) Colón y su secreto: el predescubrimiento. Ediciones Cultura hispánica: Madrid

Marino, Ruggero (2007). Cristobal Colón: el último de los Templarios. Obelisco: Madrid

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d'Estudis Colombins, nº10, pp.25. Omnium Cultural: Barcelona.

2. La hipótesis de Menzies: el descubrimiento chino del mundo entre 1421-23

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House Grupo Editorial, 603pp.

- (2008). 1434. El año en que una flota china llegó a Italia e inició el Renacimiento. Barcelona:
Random House Mondadori

3. Análisis crítico de algunas pruebas aportadas por el autor

3.1. El viaje. ¿Pudieron llegar los juncos a América?

Chang, Kuei-Sheng (1974). “The maritime scene in China at the Dawn of great European Discoveries” en
Journal of the American oriental society, vol.94, nº3, pp. 347-359

Church, Sally K. (2005). “Zheng He: An investigation into de plausibility of 450-FT treasure ships” en
Monumenta Serica. Journal of Oriental Studies, vol.53, nº1, pp.1-43

30
Davenport, T.R.H. (2003). “Junketing for China in 1421: The First World Tours?” en South African
Historical Journal, vol.49, nº1, pp. 233-253

Dillehay, Tom D.; et al (2008, mayo). “Monte Verde: Seaweed, Food, Medicine, and the Peopling of
South America” en revista Science, vol. 320. nª 5877, pp. 784 – 786

- 2015. “New Archaeological Evidence for an Early Human Presence at Monte Verde, Chile”
en Plos One, 27pp.

Finlay, Robert (1991). “tThe Treasure-Ships of Zheng He: Chinese Maritime Imperialism in the Age of
Discovery” en Terrae Incognitae, nº23, pp. 1-12

Finney, Ben (1994). “Polynesian-South America round trip Canoe Voyages” en Rapa Nui Journal, vol.8,
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Folch, Dolors (2008). “Los mares de Zheng He” en Exposición Los mares de Zheng He. Barcelona.
Museu Marítim, 26 pp.

Hale, Jhon R. (1966). Las grandes épocas de la humanidad. La edad de la exploración. Time Life:
Amsterdam. 1966

Ibarra Grasso, Dick Edgar (1986). “América del Sur en un mapamundi de 1489” en Revista de Historia
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Presence in South America? Metric Analyses of Six Crania from Mocha Island, Chile” en Journal
of Pacific Archaeology, vol. 1, nº1, 2010, pp.76-88

Ming, Wan (2004). “Reflections on the study of Zheng He's Expeditions” en Ming Studies, nº1, pp. 17-33

Needham, Joseph (1971). Science and Civilisation in China. Vol. 4. Physics and Physical Tecnology. Part
III:Civil Engineering and Nautics. New York: Cambridge Univerity Press

Ramírez-Aliaga, José; Matisoo-Smith, Elisabeth (2008). “Polinesios en el sur de Chile en tiempos


prehispánicos: Evidencia dura, nuevas preguntas y una nueva hipótesis” en Revista Clava, nº7,
pp.85-100

3.2 - La “proto” cartografía del continente americano. El Waldseemüller de 1507 y


algunos otros mapas

Afet Inan, Aysha (1954). The oldest Map of America, Drawn by Piri Reis. Turk Tabih Kurumu Basimevi:
Ankara

Arnaud, Vicente Guillermo (2002). “Las Islas Malviinas en el Portulano de Piri Reis de 1513” en
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Harris, Elisabeth (1985). “The Waldseemüller World Map: A Typographic Appraisal” en Imago Mundi,
vol.37, pp. 30-53

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McGuirk, Donald (2014). “The Presumed North America on the Walsemüller World Map (1507): A

31
theory of Its Discovery by Christopher Columbus” en Terrae Incognitae, vol.46, nº2, pp.82-102

Rea, Joy (1964). “On the Naming of America” en American Speech, vol. 39, nº1, pp.42-50

Sagarra Gamazo, Adelaida (2007). "Tabula Terre Nove de Waldseemüller: ¿Una hipótesis insensata o una
intuición certera?." en Revista de estudios colombinos, nº3, pp.19-28.

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Varela Marcos, Jesús, (2007). “Martin Waldseemüller y su planisferio del año 1507: Orígen e influencias”
en Revista de estudios colombinos, nº3, pp.7-18

#310 - Martin Waldseemüller. Universalis Cosmographia Secundum Ptholomei Traditionem e Et Americi


Vespucci Aliorum Lustrationes (en línea) - http://www.myoldmaps.com/renaissance-maps-
1490- 1800/310-martin-waldseemuller/ - visto el 01/03/2017

3.3 - Trasvases eco-sistemáticos. Gallinas asiáticas en el continente suramericano:

Beavan, Nancy, (2014, agosto). “No evidence for sample contamination or diet offset for pre-Columbian
chicken dates from El Arenal” en Proceedings of the national Academy of Sciences, vol.111, nº35

Carter, G.F, 1998. “The chicken in America: Spanish introduction or Pre-Spanish” en Across before
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Gongora, J., et al. (2008). “Indo-European and Asian origins for Chilean and Pacific chickens revealed by
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Storey, Alice et al. (2011). “Pre-columbian chikens of the Americas: a critical review of the hypotheses
and evidence for their origins” en Rapa Nui Journal, vol.25 (2), pp. 5-19

- 2014 (agosto). “No evidence against Polynesian dispersal of chickens to pre-Columbian South
America” en Proceedings of the National Academy of Sciences, vol.111, nº35,

Thompson, V.A.; et al. (2014, abril). “Using ancient DNA to study the origins and dispersal of ancestral
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Sciences,vol.111, nº13, pp.4826-4831

32
3.4 - Los indicios documentales:

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Colón por expediciones chinas” en Boletín de Historia y Antigüedades, vo. XCIX, nº 855, pp.
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Charalambous, Demetrio (1994). “The Enigma of the Isle of Gold” en Revista de Historia de América. nº
118 (Jul. - Dic.), pp. 33-49
Colón, Hernando (1539). Historia del Almirante. Edición conmemorativa Instituto Gallach. Grupo
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De las Casas, Bartolomé (1527). Historia de las Indias. Caracas: Biblioteca Ayacucho

Dussel, Enrique (2008). 1492. El encubrimiento del Otro. Hacia el orígen del “Mito de la modernidad”,
Biblioteca indígena, Colección pensamiento crítico: Bolívia. 254pp.

Eslava Galán, Juan, (2013). El enigma de Colón y los descubrimientos de América. Ed Planeta:
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Junquera, Mercedes (1991). "Los secretos de Colón." en Impacto y futuro de la civilización española en
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General de la Asociación de Licenciados y Doctores Españoles en Estados Unidos, Spanish
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Martín Merás, Luisa (2006) “Los mapamundis que inspiraron a Colón” en Cristóbal Colón, 1506-2006.
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Olvera, Ricardo (1992). “Columbus and Toscanelli” en Fidelio, vol.1, nº2, pp. 37-39

Ortiz, Eleazar . “Cristóbal Colón y el piloto anónimo en el siglo XXI” en Divergencias. Revista de
estudios lingüísticos y literarios. 2003, Vol. 1, pp. 91-96

Porro Gutiérrez, Jesús María (2017). “Las bases geográfica y científica del pensamiento de Colón en el
proyecto oceánico (II)” en Naveg@mérica. Revista electrónica editada por la Asociación
Española de Americanistas [en línea], n. 18, pp. 2-27

Rush, Tim (1992). “Prince Henry's Navigations” en Fidelio, vol.1, nº2, pp. 46-50

Sanders, Rick (1992). “The science behind Columbus” en Fidelio, vol.1, nº2, pp.43-46

Sezgin, Fuat (2011). Navegantes msulmanes descubrieron el continente americano antes que Colón,
Universidad Nacional de Costa Rica

Vargas Martínez, Gustavo (2005) “El secreto de los hermanos Colón” en Archipielago. Revista cultural
de nuestra América, vol. 13, nº 50, pp. 22-24

Otras referencias utilizadas:

Arias de Greiff, Jorge, (2012). “Indicios del descubrimiento de América. Trs cuartos de siglo antes de
Colón por expediciones chinas” en Boletín de Historia y Antigüedades, vo. XCIX, nº 855, pp.
415-427

33
Dussel, Enrique (2004). “China (1421-1800)” en Revista Archipiélago, nº44, pp. 6-13

Önalp, Ertuğrul. “Un marino turco del siglo XVI que conocía los siete mares: Piri Reis” en Osmanlı
Tarihi Araştırma ve Uygulama Merkezi Dergisi OTAM, vol. 13, nº 13, 2002, pp. 185-211.

Porro Gutiérrez, Jesús Mª (2004). “Los tesoros de los mapas: La cartografía como fuente histórica (de la
antigüedad a la época colombina)” en Anales del Museo de América, nº12, pp. 53-80

Ramírez Sánchez, Ana Luz (211). Historia y Cartografía de América. Un estudio sobre la conformación
del continene americano a través de las crónicas y mapas de 1492 a 1507. Tesis doctoral
dirigida por el Dr. Gerardo Bustos Trejo. México. 227pp.

Robinson, Kenneth R. (2010). “Gavin Menzies, 1421, and the Ryūkoku Kangnido World Map” en Ming
Studies, nº61, pp.56-70

Rojas Sandoval, Carmen (2004). “Los olvidos y secretos de la historia” en revista Archipiélago, nº44,
pp.21- 22

Taboada, H. (2007) “Otra vez los chinos descubren América” en Estudios de Asia y África, v.XLII, nº3,
pp.760-769

Vargas Martínez, Gustavo (2004). “1421. El año en que los chinos descubrieron América”, en Revista
Archipielago, nº44, pp. 14-20

Zurdo, David (2005). “Mapas imposibles: la cartografía que se adelantó a su tiempo” en Acta, nº 37,
2005, pp.29-40

#236 - “Yoktae chewang honil kangnid, or the Kangnido” en Cartographic images (en línea) -
http://cartographic-images.net/Cartographic_Images/236_Kangnido.html

#249. “Fra Mauro's mapamundi,” en Cartographic images (en línea) – http://cartographic-


images.net/Cartographic_Images/249_Fra_Mauros_Mappamundi.html

34
ANEXOS

35
Apartado 1 – Historiografía

Anexo 1 – Transcripción del contenido de la Piedra de Parahíba propuesta por Lienhardt Delekat33

“Somos hijos de Canaán. De la ciudad


de Sidón. El reino se dedica al comercio.
Estamos embarrancados en esta costa
montañosa lejana y queremos sacrificar
[esta ofrenda] ante los dioses y las
diosas. En el año 19 [532 aC] del reinado
de Irma [¿Hiram III?] zarpamos de Ezlon
Geber en el Mar Rojo con diez naves.
Hemos navegado ya dos años y
circumnavegado esta tierra tan caliente
como lejana [¿África?]de las manos de
Baal (..) y y hemos llegado aquí doce
[hombres] y tres mujeres, porque en otra
costa diez de ellas murieron por haber
pecado. Que los dioses y las diosas nos
sean favorables”

33 Citado en N. Verdera, “Cristofor Colom i la cartografia antiga: Amèrica abans de 1492”, p. 24 . Los corchetes son
nuestros.
Apartado 2. La Teoría de Gavin Menzies

Anexo 2 - "Viajes de la Flota del Tesoro china, 1421-23". Fuente: G. Menzies.

El cuadro recoje la propuesta


de Menzies acerca de las
rutas recorridas por la Flota
del Tesoro entre 1421-23.
Según el autor, estas estarían
confirmadas por distintas
evidencias, especialmente
cartográficas, como parecen
demostrar mapas como el de
Kangnido, el de Fra Mauro o
el de Piri Re'is, entre otros.
Anexo 3 – Modificación del Kangnido realizada por Menzies basándose en la teoría de la corriente
marina:

“El Kangnido dibuja tan


precisamente las costas de
África del Este, del Sur y del
Oeste que no puede haber
ningún trozo de duda sobre
que fue realizada por alguien
que había navegado alrededor
del Cabo. Los europeos no
llegaron al África del Sur en
otros sesenta años; los
navegantes árabes de la costa
occidental nunca viajaron más
al Sur de Agadir en el actual
Marruecos (..)Un navegante
chino pudo ciertamente haber
llegado a “Garbin” y luego
haber dibujado el Kangnido”
(G.M, 1421, p.132)

Anexo 4 –Yoktai Chewang Honil Kangnido, Corea (1402): repruducción de la totalidad del mapamundi.
Fuente: http://cartographic-images.net/Cartographic_Images/236_Kangnido_files/droppedImage_1.jpg

Según algunos expertos, el mapa de Ryükoku Kangnido -para Needham muy superior al Atlas
Catalán (1375) y al de Fra Mauro (1459)- habría sido diseñado para “mostrar el área suroeste de China
y los emplazamientos de esos mares (..) no para enfatizar África o mostrarla en su totalidad”
(K.Robinson, 2010:68). Y es que, vista la totalidad del mapa, es fácil notar la minúscula porción
africana en relación con Asia, siendo esto un acto intencionalmente simbólico y diseñado para subrayar
la importancia del Imperio Chino en detracción de los territorios periféricos - incluso omite a Malasia
e India del mapa (T. Davenport, 2009). De modo, la visión de Menzies del Kangnido, y de su
importancia en cuanto a la representación de África, no coincidiría con el propósito original de la
misma. De otra parte, al igual que con el mapa de Fra Mauro, autores como W. Fuchs y J.Needham
apuntaron, a más, como parte de los conocimientos habrían sido tomados del mundo islámico, como
parece demostrar la identificación de más de cien topónimos en árabe. No obstante esto, y acorde a lo
representado en otros mapas supuestamente anteriores, sí parecería factible que tuvieran, cuanto
menos, un conocimiento del meridio africano aportado por dicha relación con el mundo islámico.
Anexo 5 – Mapa de Fra Mauro (reorientado), Venecia (1457-59). ¿África y el Cabo de Buena Esperanza?

NOTAS

1– Sobre las exploraciones portuguesas (nota al margen del litoral atlántico


Asombra la similitud del continente africano con respecto a mapas actuales. No
africano): “...En todas partes se encontró la costa no peligrosa, con las sondas
obstante, en líneas generales, el continente se asemajaría al ya representado en bien, conveniente para la navegación y sin riesgo de tormentas... Han
mapas como el Estense (1450-1460) o el de Pietro Vesconte (sig.fig.). En esta enmarcado nuevas cartas de estas regiones y han dado nombres a los ríos,
época los lusos ya habían navegado 2000 millas desde el estrecho de Gibraltar -se bahías, cabos y puertos. Tengo muchas de estas cartas en mi poder. . .”
discute si habráin descubierto las islas de Cabo Verde- y aparentemente, Mauro
habría estado al corriente (nota 1). En cuanto a la sección más meridional, Diab,
2– Sobre el Cabo de Diab: “...Alrededor de A.D 1420 un barco o un llamado
investigadores como Von Humboldt sugirieron que fuera Cabo de Buena junco Indio [Zoncho Indio] proveniente del océano índico y de camino hacia
Esperanza, lugar supuestamente conocido por Mauro gracias a alguna audaz las islas de los hombres y de las mujeres , fue arrastrado más allá del Cabo de
expedición (nota 2), para muchos árabe. Sin embargo, no existe cuorum al Diab y a través de las Islas Verdes [Cabo Verde?] en el Océano Oscuro [el
respecto. Con todo, parece claro que Fra Mauro creía en la posibilidad de Atlántico para los árabes] hacia el Algarbe [“oeste” en árabe]. Durante
circumnavegar África, quién sabe si por informaciones “desconocidas” o por el cuarenta días no encontraron más que cielo y agua (..) cubrieron unas 2000
acceso a distintos mapas proporcionados por su patrón, el rey de Portugal. millas (..) Después de 70 días finalmente regresaron al Cabo de Diab”
Anexo 6 - ¿África o tradición ptolemaica? Comparación del mapa de Fra Mauro y el de Pietro Vesconte
(c.1320). Fuente: http://cartographic-images.net/Cartographic_Images/228_Vesconte.html

Mapamundi de Pietro Vesconti (c.1320)


Apartado 3.1 - ¿Fue posible el viaje?

Anexo 7 – Navegantes del Mediterráneo oriental y del Pacífico en América

En 1970, T. Heyerdhal construyó los botes Ra I y Ra II,


al estilo egipcio, y se propuso navegar con ellos desde
Marruecos al continente americano, a través del
Atlántico, a fín de demostrar que los antiguos egipcios
podrían haberse comunicado con América. La empresa
tuvo éxito. Con todo, podría achacársele que lo hiciera
con conocimientos “modernos”. A la izquierda, ruta que
siguieron las expediciones.

Reproducción del Ra II

En otro órden, no són pocos los indicios que apuntan al posible contacto de gentes del Pacífico
con la región chilena entre los años 1000-1200 d.C. A través de la corriente de Humboldt, estos
navegantes habrían frecuentado los litorales suramericanos propiciando cierto trasvase de
plantas y animales. Fuente: J. Ramírez-Aliaga; E. Matisoo-Smith, 2008:87
Anexo 8 – Mapa y detalle de la “Cuarta península” de Henricus Martellus (Heinrich Hammer), 1489, British Museum, Londres.

Autores como
G.Vargas, P. Gallez o J.
Mahieu (1985) hicieron
corresponder esta costa
con el perfil norperuano
y Catigara con la pre-
incaica ciudad de Chan
Para autores como P. Gallez, E. Gandía o E. Ibarra Grasso, la “Cuarta península” Chan. No obstante, hace
surasiática correspondería a la representación del continente suramericano notar Ibarra Grasso la
(curvado hacia el oeste por la proyección), “descubierto” y cartografiado por raíz sánscrita del
marinos anteriores al periplo ibérico. Así, Martellus habría copiado algún mapa toponimo, por lo que
encontrado en Florencia. Muy al contrario, para G. Menzies el mapa cree poco probable su
correspondería a una falsificación propiciada por Bartolomé Colón en pro del descubrimiento como
proyecto familiar, pues este mostraría una distancia entre Portugal y China fruto de una navegación
mucho mayor de lo que correspondería (230º frente a los 141º de la realidad). De china (E. Dussel ,
igual modo, la península malaya habría sido “convenientemente” alargada hasta 2008:165). Otros como
29ºS y el recientemente descubierto cabo de Buena Esperanza hasta los 45ºS J. Needham, sitúan
Cattigara probableme-
(34º22'S en realidad). En conjunción, todo esto parecería descartar las
nte en Hanoi, Vietnam.
posibilidades de llegar al Extremo Oriente por el este.
Todas estas consideraciones, sin embargo, no han estado compartidas por la
totalidad de los expertos, quienes discrepan de tales hipótesis
Anexo 9 - La “Cuarta Península” americana. Interpretación realizada por Ibarra Grasso (1986:35) acerca
de la formación de la gran península asiática o Cola de Dragón en el mapamundi de Martellus. El autor cree
que dicha unificación se produjo con anterioridad al mismo mapa y que el cartógrafo alemán sólo la copió.

Resultado de la unión
de América con Asia
en el mapa de Martellus

En la misma línea, el “descubrimiento” de P. Gallez parece poner en evidencia las


semejanzas orográficas existentes entre la gran península y el subcontinente sudamericano,
considerando el de Martellus el “mejor mapa de Sudamérica y de la Tierra del Fuego que se ha
dibujado antes del primer viaje de C. Colón”, en el cual aparece las más correcta y completa
representación de la red fluvial y montañosa hasta mediados del s. XIX – citado en D. Ibarra
(1986:12)
Anexo 10 - Mapa de corrientes marinas y rutas sugeridas por Menzies
Anexo 11 – El Cabo de Buena Esperanza en mapas chinos del s. XIV

El mapa Kuang Yu Thu


(Atlas Terrestre ampliado),
diseñado por Chu SsuPen,
impreso por primera vez en
1555, fue fechado por J.
Needham c. 1315 (Fuente: J.
Needham, p.500)

De igual modo, el conocido


mapa Da Ming Hun Yi Tu
(mapa amalgamado del
Gran Imperio Ming) ,
ubicado en el Primer
Archivo Historico de
Beijing, ha sido descrito
como “una copia exacta del
más antigüo mapa de Africa
conocido … creado en
1389” (Davenport, p.236)
Apartado 3.2 - La “proto” cartografía del continente americano. El Waldseemüller de 1507 y algunos otros mapas

Anexo 12 – El mapamundi de Waldseemuller (1507). Transcripción de topónimos de la parte americana. (Fuente: J. Varela, 2007:15)

Bajo el título original de Universalis Cosmographia secundum Ptholomei traditionem et Americi Vespuccii aliorumque lustrationes, la obra de
Martin Waldseemüller fue impresa en doce láminas que, en conjunto, pretendía representar todo el mundo conocido en su época. Partiendo del
modelo Ptolemáico para el mundo conocido (es realmente notable la influencia del mapa de Martellus, del cual adopta además la novedosa
proyección cordiforme), el canónigo de San Dié completará su mapamundi con los recientes descubrimientos europeos al sur y oeste del Atlántico.
Cabe destacar como, a diferencia de otros mapas como el de Cantino o Caverio, los de San Dié publicaron alrededor de 1000 ejemplares de esta
obra para su difusión, lo que acrecentó el impacto y el asombro de un público cada vez más sorprendido del secreto que hasta entonces había
guardado aquél “mar oscuro
De norte a sur, se puede leer: (bandera de Castilla) Terra ultra incognita,
costa de marioñano, camnor, capuz de bonaventura, costa alta, lago luncor, la
cabras, rio de los lagarto. c. sanctus, rio de las almadias, punta baixa, c. de
D. diego, cabo do Ferdº de abulromehlo, cavo de mortina, g. de imeor, rio do
como, rio de las palma, lago del lodro. (bandera de Castilla)

Toponimia del perfil norte de Sudamérica: (bandera de Castilla) batoia, g.


de inferno, costa de gitebran, rio de Fonsec, montana alnssmia, cabo de las
plas, de la rapossa (isla margarita), caput deseado, las gaias, caníbales, la
punta de la galera, totum istud mare est de aqua dulce, rio Grande, Gorros
frenoso, (bandera de Castilla)Caníbales, S. Roche, S. maria de gracia, mar d S.
vinsens(te)as, S. maria de rabida

Perfil atlántico meridional: (bandera de Portugal) Capuz Sacte Crucis, S.


Michaelis, rio de San Francisco, vazia baril, rio de perera, serra des. Maria de
gracia, rio de casar, porto real, rio s Ihoronimi, rio de odio, rio do mezo, Monte
fragoso, Abatía onmu(m) Santorum, rio giacobi, rio S. angustin, Rio de S. lucia,
rio de virgine, Rio de S. oíhan, porto seguro, bareras vermega, rio de braçil,
Boaossa,; Montpasqual, Rio de S. lucia, Serra S. thome, pagus s. pauli, Rio da
refens, baic dereis, pinachallo detentia, Rio iordam, Rio de S. Antthomo, poitue
s. Sebastián, portus s. Vicente, Rio decananoru(m). (bandera de Portugal).
Anexo 13 – Mapa del Palacio del Dux de Venecia. Presuntamente, parece estar representada -“boca arriba”- tanto la costa pacífica de norteamericana (se aprecia la
grafía “CALIFORNIA” en la península correspondiente) como el aún desconocido estrecho de Bering. En el detalle se anuncia como son los relatos de Nicolaus de
Comitibus (Nicolo dei Conti), así como los de Marco Polo (en el detalle superior), la fuente de información. Menzies cree, por ello, que el mapa ha de ser anterior a
1428. No obstante, la aparición de topónimos como “Nuova Spagna”o “Rio Grande” apuntan a una modificación posterior (de mediados del s.XVI según Menzies)
y, por tanto, la posibilidad de que los nuevos descubrimientos fueran plasmados.

Servatur”
Anexo 14 - La “Esfera verde” de 1505-1506. Biblioteca Nacional de París.

Algunos expertos la han atribuído a Waldseemüller, ya que más de un centenar de nombres


coincidirían con los del mapa de 1507 – también el de América. Aún así, lo cierto es que carece
de fecha y autor señalados. En ella parece quedar clara la existencia de un paso entre el
Atlántico y el Pacífico. Mas, ¿fue su descripción fruto de un hecho casual o de un verdadero
conocimiento? A decir de Menzies, Waldseemüller habría recibido una copia de la esfera
original que Toscanelli recibiera de los chinos y enviara al rey de Portugal. Luego, el de S. Dié
“añadió los nuevos datos derivados de los viajes de Vespucci por la costa atlántica de America
del Sur ... también el mapa de martellus de 1489 . . [y] publicó los resultados en su mapa de
1507” (Menzies, G. 1434..., p.156-157). No obstante, si, como viene afirmando, los chinos ya
“descubrieron” y cartografiaron aquellas zonas, ¿qué necesidad había de completarlas con las
noticias de Vespucio?
Anexo 15 - Mapa Stevens-Brown y Tabula Terre Nove, ambos de 15131 y atribuidos a Waldseemüller. Se aprecia en ellos una forma más reconocible y “escueta”
(más acorde con las exploraciones conocidas) con respecto al planteamiento del mapa de 1507.
Anexo 16 – Globo de Martin Behaim (1492) y detalle de su península oriental. Véase el considerable
parecido con la sección septentrional representada en el Waldseemüller (abajo). Según McGuirk, Colón,
creyendo estar en Asia, esperó hallar en el área del Trópico de Cancer una península con forma triangular
cuya costa del norte se extendiera hacia el ártico de manera considerable, y la del sur, corriera en dirección
este-oeste y luego hacia el meridio. De este modo, el Almirante, en su exploración de las costas norte y sur
Cuba (que el creía Asía), construyó tales perfiles a imagen de lo que creía debían de ser.

Detalle del mapa de


1507

Anexo 17 – Esfera de Johannes Schöner, 1520. Parece que Cuba (Parias en la esfera de 1515) sigue
estando representada como parte del continente en lugar de como una isla, un error notable en el periodo.
Aún así, se perfila en esta representación la clara influencia del mapa de Waldseemüller, del cual Schöner
tenía una copia.

“TERRA DE CVBA”

“Brasilia Interior” (Brasilia Regio


en el de 1515) era, según algunos
autores, una de esas regiones
míticas del imaginario medieval
que, a fuerza de repetirse, adquirió
identidad propia.
Anexo 18 - Traducción de la inscripción ubicada en el extremo superior izquierdo del mapa de
Waldsemüller. Fuente: #310 - Martin Waldseemüller. Universalis Cosmographia Secundum Ptholomei
Traditionem e Et Americi Vespucci Aliorum Lustrationes (en línea), p. 7

Muchos han considerado como invención las palabras de un famoso poeta [Virgilio] que
"Más allá de las estrellas se encuentra una tierra, más allá del camino del año y del sol, donde
Atlas, que apoya los cielos, gira sobre sus hombros el eje del mundo,
Fijado con las estrellas brillantes ", pero ahora finalmente demuestra claramente ser verdad. Porque hay
Una tierra, descubierta por Colón, capitán del rey de Castilla, y por
Americus Vespucius, ambos hombres de gran capacidad, que, aunque en gran parte
Se encuentra bajo "el camino del año y del sol" y entre los trópicos,
Sin embargo se extiende unos 19 grados más allá del Trópico de Capricornio hacia
El polo antártico, "más allá del camino del año y del sol". Aquí un mayor
[Aquí] se ha encontrado [más] cantidad de oro que de cualquier otro metal.
Anexo 19 – El portulano de Piri Reis (1513). Localización y transcripción de las notas marginales (V.
Arnaud, 2002:146-152) El resaltado en cursiva es nuestro.
Transcripción anotaciones:

I - "Existe una clase de tintura roja Hamada "vakami", que no se observa al principio, porque esta distante ...(ilegible)
las montanas contienen ricos minerales ... (ilegible). Allí algunas de las ovejas tienen lana sedosa.

II- Esta región esta habitada. Toda la población va desnuda.

III-Esta región es conocida com o la provincia de Antilia. Se halla ubicada en donde se pone el sol. dicen que hay cuatro
clases de loros, blancos, colorados, verdes y negros. La gente come la carne de los loros y sus tocados están hechos
enteramente de plumas de loros. Se encuentra una piedra, negra. Los habitantes la usan haciendo las veces de hacha. Es
muy dura ...(ilegible). Vimos esa piedra.

IV- Este mapa fue dibujado por Piri İbn Haji Mehmed, conocido como el sobrino de Kemal Reis, en Gallípoli, en el mes
de Muharrem del ano 919 (esto es, entre el 9 de marzo y el 7 de abril del ano 1513).

V- Esta sección informa cómo estas costas y también estas islas fueron descubiertas:

“Estas costas son llamadas de la Antilia. Fueron descubiertas en el ano 896 del calendario árabe. Pero se hace saber
que un genovés infiel, su nombre era Colón, descubri6 estos lugares. Un libro cay6 en las manos del dicho Co16n en el
cual se decía que al fin del Mar Occidental (el Atlantico), en su lado occidental, existan costas e islas y toda clase de
metales y también piedras preciosas. Co1ón, habiendo bien estudiado este libro, explicó esto a los Grandes de Génova
y les dijo: "Denmen dos barcos, dejenmen ir y encontrar estos lugares". A lo que le contestaron "Hombre infructuoso,
"es que puede ser encontrado un fin o un limite al Mar Occidental? Su bruma esta llena de oscuridad". Co1ón se dio
cuenta de que ninguna ayuda se iba a lograr de los genoveses, fue a ver al Rey de España y le hizo conocer su
información en detalle”.
“(..) El finado Gazi Kemal tenía un esclavo español. Dicho esclavo dijo a Kemal Reis que había estado tres veces
con Co1ón en esa tierra. Dijo: "Primero llegamos al Estrecho de Gibraltar, de allí derecho al sud y oeste entre las dos...
(ilegible). Habiendo progresado derecho cuatro mil millas, vimos una isla frente a nosotros, gradualmente el mar
estuvo encalmado y la Estrella del Norte poco a poco se veló y se hizo invisible y las estrellas en esa regi6n no se
encuentran distribuidas como aquí. Se ven de otra manera. Anclaron en la isla que hablan visto, apareci6 la poblaci6n
de la isla que arrojó flechas a los navegantes y no les permitió desembarcar y pedir informaci6n. Hombres y mujeres
arrojaron flechas”.
(..)Los habitantes de esta isla vieron que no corrían peligro del barco español, pescaron peces y se los llevaron a los
españoles en sus pequeños botes. Los españoles estaban agradecidos y les dieron cuentas de vidrio. Parece que Colon
había leído en su libro que en esa región se apreciaban las cuentas de vidrio. (..) Colón, no sabiendo el idioma de esta
gente comerciaban por signos y con posterioridad a este viaje el Rey de España envió sacerdotes y cebada, se enseñó a
los nativos como sembrar y cosechar y los convirtió a su propia religión. Ellos no tengan ninguna clase de religión.
Caminaban desnudos y se tendían como animales. Ahora estas regiones se han abierto para todos y hecho famosas. Los
nombres de los lugares de esas islas y costas fueron dados por Colón para que se los conociera como tales. Colon era
también un gran astrónomo. Las costas e islas en este mapa fueron tomados del mapa de Colón”.

VI- Esta sección explica como fue dibujado este mapa. En este siglo nadie tiene un mapa como este. Yo lo he dibujado y
ahora esta hecho. Sus fuentes fueron alrededor de veinte mapas y mapamundis, mapas dibujados en época de Alejandro
el Grande que muestran la parte habitada del mundo; los árabes (en realidad se refiere a cartas de musulmanes)
llaman a estas cartas Jaferiye y de ocho de estas Jaferiye y de un mapa árabe de la India, y de los mapas recién
dibujados por cuatro portugueses que muestran los países del Oriente, India y China dibujados geometricamente y
también de un mapa dibujado por Co1ón en la región occidental del cual he extraıdo información. Reduciendo todos
estos mapas a una escala se ha Ilegado a esta forma fina1. Ası que este mapa es correcto y confiable para los Siete
mares como el mapa que es considerado correcto y confiable por los marinos.

VII- El portugués infiel refiere que en este punto el dıa y la noche se acortan en dos horas con un máximo de 22 horas.
Pero el dıa es muy caluroso ya la noche hay mucho rocío.
NOTA: compárese con la descripción de Pigafetta en su crónica de la primera circunnavegación del
globo Magallanes-Elcano: “En caso que no hubiésemos descubierto este estrecho para pasar de un mar a
otro, el comandante en jefe tenía determinado continuar su derrota al sur hasta el grado 75 de latitud
meridional, donde durante el verano no hay noche, o, al menos, muy poca; así como no hay día en invierno.
Mientras nos hallábamos en el Estrecho no teníamos sino tres horas de noche, y estábamos en el mes de
octubre”.

VIII - En camino a la villa de Oriente un barco portugués encontró un viento contrario (soplando) de la costa. El viento
de la costa ...(ilegible)... 10... (al barco). Después de haber sido llevado en dirección sud por una tormenta vieron una
costa frente a ellos hacia hacia la que se dirigieron.. (ilegible). Vieron que estos lugares eran buenos para andadero.
Arrojaron anda y fueron a la costa en botes. Vieron a gente caminando, todos desnudos. Pero arrojaron flechas, sus
extremos hechos de hueso de pescado. Permanecieron allı ocho dıas. Hicieron trueque con esta gente por medio de
señales. Esa barcaza vio estas tierras y escribi6 sobre ellas las cua1es ...La dicha barcaza sin dirigirse a la India, regresó
a Portugal, en donde al llegar brindó información ...Describieron estas costas en detalle... Las habían descubierto.
NOTA: Podría aquí estar refiriendo a los posibles viajes de Vespuccio bajo bandera portuguesa

IX- En este paıs parece que hay monstruos de pelo blanco de esta forma y también bueyes con seis cuernos. Los
portugueses infieles lo escribieron en sus mapas.

X- Este territorio es una desolación. Todo esta en ruinas y se dice que aquí se encuentran grandes víboras. Por esta
razón los portugueses infieles no desembarcaron en estas costas y también se dice que son muy calientes.

XI- Estos cuatro barcos son portugueses. Mostramos su forma (dibujado). Viajaron desde Marruecos hasta Abisinia con
el objeto de Ilegar a la India. Navegaron hacia el sud-oeste. La distancia cruzando este golfo es de 4200 millas.

XII- ... en esta costa una torre


... es sin embargo
... en este clima oro
... tomando una soga
... se dice que midieron.
NOTA: En este texto las omisiones del mismo son consecuencia de que el mapa fue roto en partes.

XIII- Un bergantin genovés viniendo de Flandes fue alcanzado por una tormenta. Empujado por la tormenta llego a
estas islas y de tal manera las mismas fueron conocidas.

XIV - Se dice que en la antigüedad un sacerdote Ilamado Sanvolrandan (Santo Brandan) viajo por los Siete Mares. Este
hubo de topar con este pez. Pensaron que era tierra seca y prendieron fuego sobre este pez. Cuando la espalda del pez
comenzó a quemarse este se zambullo en el mar, ellos se embarcaron en sus botes y huyeron al barco. Este hecho no es
mencionado por los portugueses infieles. Esta tomado de antiguos mapamundis.

XV- A estas pequeñas islas les dieron el nombre de Undizi Vergine. O sea las Once Vírgenes.

XVI - A esta isla la llaman la Isla de Antilia. Hay muchos monstruos y loros y mucha madera. No esta habitada.

XVII- Esta barcaza fue arrojada a estas costas por una tormenta y permaneció en donde cayo ...Su nombre era Nicola
Giuvan. En su mapa esta escrito que estos DOS que se pueden ver tienen üro en su mayor parte (en sus lechos). Cuando
el agua se retiro ellos recogieron mucho üro (polvo) de la arena. En su mapa …

XVIII- Esta es la barcaza que vino de Portugal que encontro una tormenta y Ilegó a esta tierra. Los detalles están
escritos al margen de este mapa. (Nota: ver el orden VIII).

XIX- Los infieles portugueses no van al oeste de este punto. Todo ese lado pertenece enteramente a España. Han hecho
un acuerdo por el cual (una línea) dos mil millas al occidente del Estrecho de Gibraltar debe ser aceptada como un
límite. Los portugueses no cruzan a ese lado pero el lado Oriental y el sud
pertenecen a los portugueses. - Nota: referencia al Tratado de Tordesillas de 1494.

XX- Esta carabela habiendo encontrado una tormenta fue llevada a esta isla. Su nombre era Nicola Giuvan. En esta isla
hay muchos bueyes con un cuerno. Es por ello que Ilaman a esta isla Isla de Vacca, que significa Isla de Buey. XXI- El
capitán de esta carabela se llama D. Anton el Genovés, pero ereei6 en Portugal. Un dıa dicha carabela enfrent6 una
tormenta, fue llevado a esta isla. El capitán encontró mucho jengibre aquí y escribió sobre estas islas.
(Nota: referencia al Apitan Antonio de Noli, redescubridor de las Islas de Cabo Verde).

XXII- Este mar se Ilama el Mar Occidental, pero los marinos galos lo llaman el Mare d'Espana, que significa el Mar de
Espana. Hasta ahora era conocido por estos nombres, pero Colón, quien exploró este mar e hizo conocer estas islas, y
también los infieles portugueses que hicieron accesible la región del Oriente han acordado juntos darle a este mar un
nuevo nombre. Le han dado el nombre de Ovo Sano (Océano), esto es, huevo sano. Antes de esto se pensaba que el mar
no tenıa fin ni límite, que en su otro extremo reinaba la obscuridad. Ahora han visto que este mar esta rodeado por una
costa, y porque es como un lago, lo llaman Ovo Sano.

XXIII- En este lugar hay bueyes con un cuerno y también monstruos de esta forma.

XXIV - Estos monstruos tienen un largo de siete palmos. Entre sus ojos hay una separación de un palmo. Pero son
inofensivos" CABO
BLANCO
Anexo 20 – Posibles interpretaciones del portulano de Piri Reis

Superposición del mapa de Piri Reis con un perfil actual de


Para autores como E. Gandía y V.Arnaud, el portulano vendría a cartografíar
todo el perfil atlántico suramericano, incluída la Patagónia y la Tierra del sudamerica. Según las teorías de AfetInan y P.Khahle, el
Fuego. No obstante, este último tramo habría sido orientado hacia el este portulano describiría la costa atlántica brasileña hasta la
para poder incluirse en el mapa o para situarlo dentro de los dominios desembocadura de la Plata, siendo el apendice oriental una
portugueses establecido en Tordesillas (1494) reminiscencia de las teorías Ptolemaicas aún presentes en la
concepciones cartográficas de la época (ver mapa de Martellus).
Ello, no obstante, implicaría soslayar la falta de parte importante
de la costa brasileña y las anotaciones del turco.
Apartado 3.3 - Trasvases eco-sistemáticos. Gallinas asiáticas en el continente suramericano:

Anexo 21 – Maíz en el “Viejo Mundo”: Según J.Sorenson, estas imágenes confirmarían el conocimiento
del maíz en las regiones asiáticas con anterioridad al año 1000 dC. Fuente: J.Sorenson, 2005

1- Representación del maíz en el Templo de Cava III,


Badami (India)

2. Efigie cerámica con los granos de maíz intactos


después de haber sido quemados. Tumba din. Han
(ca. 200dC) cerca de Xinxiang, Henan, China.

3. Bajo-relieve de un templo en Prambanan (Java)


que muestra características similares a los de la planta
del maíz.
Apartado 4.4. Las fuentes documentales:

Anexo 22 - El “descubrimiento” del Atlántico por los europeos hasta 1502

1. ruta de los Vikingos. 2. viajes ingleses de Juan Caboto. 3. ruta de ida a Guinea. 5: ruta
de ida a la India, según queda establecida a partir de 1500. 6: ruta de regreso de la India (a
partir del Ecuador coincide con la "volta da Mina"). 7 y 8: ida y regreso del primer viaje
de Cristóbal Colón, 1492 (tramos de costa americana conocidos en 1502, fechas de
descubrimiento de algunos puntos del litoral en Africa y en el Nuevo Mundo, y las dos
primeras feitorias permanentes de los lusitanos en Africa). 9,10 y 11. principales reinos
islamizados del Africa subsahariana, de los que partían las rutas de caravanas hacia el
Norte.

Fuente: E. Dussel, 2008:163


Anexo 23 – Algunas referencias escritas:

Diario de Colón, primer viaje (1492):

• 25 de septiembre: “una carta... donde, segund pareçe, tenía pintadas el Almirante ciertas islas por
aquella mar”

• 24 de octubre: “... es la isla de Cipango (..) y en las esferas que yo ví y en las pinturas de los
mapamundos es ella en esta comarca”

• 14 de noviembre: “... y dice que cree que estas islas son aquellas innumerables que en los
mapasmundos en fin de oriente se ponen”

Historia del Almirante, por Hernando Colón (1539):

• Conviene que se sepa que un Martín Vicente, piloto del rey de Portugal, le dijo [a Colón] que,
hallándose en un viaje a 450 leguas al Poniente de Cabo de San Vicente, había cogido del agua un
madero ingeniosamente labrado, y no con hierro; de lo cual, y por haber soplado muchos días viento
del Oeste, conoció que dicho leño venía de algunas islas que estaban al Poniente (p.100)

• Añadían algunos que en la isla de las Flores, la cual era una isla de los Azores, hallaron en la orilla
dos hombres muertos, cuya cara y traza eran diferentes a los de sus costas (p.100)

Historia de las Indias, de Bartolomé de las Casas, 1527 (capítulos XIII - XIV)

• El protonauta: “es muy común en la colonia de la isla Española platicarse que una carabela que había
salido de un puerto de España (..) o de Portugal y que iba cargada de mercaderías para Flandes o
Inglaterra (..) corriendo terrible tormenta (..) vino diz que a parar a estas islas y que aquésta fue la
primera que la descubrió”, luego, “tornándose a España vinieron a parar destrozados (..) [y] diz que
vinieron a la isla de Madera, donde tambien fenecieron todos. El piloto del dicho navío, o por
amistad que antes tuviese con Cristobal Colón, (..) viendo que se quería morir, descubrió a Cristobal
Colón todo lo que les había acontecido y díole los rumbos y caminos que habían llevado y traído, por
la carta de marear y por las alturas, y el paraje donde esta isla dejaba o había hallado, lo cual todo
traía por escrito.”

• En Cuba .. “los indios vecino de aquella isla tenían reciente memoria de haber llegado a esta isla
Española otros hombres blancos y barbados como nosotros, antes que nosotros no muchos años”

• “... dijeron que en la isla de Flores, que es una de los Azores, había echado la mar dos cuerpos de
hombres muertos, que parecían tener las caras muy anchas y de otros gesto que tienen los cristianos;
otra vez, (..) que es [espacio en blanco en el original] y en el Cabo de Verga, que es y por aquella
comarca, se vieron almadías (embarcaciones) o canoas con casa movediza...”

• Sobre la isla de las Siete Ciudades : “dicen (..) los portugueses, que fue poblada dellos al tiempo que
se peró España reinando el rey D. Rodrigo [711 d.C.], (..) y dícese que en tiempos del infante D.
Enrique de Portugal, con tormenta corrió un navío que había salido del puerto de Portugal y no paró
hasta dar en ella, y saltando a tierra, los de la isla los llevaron a la iglesia para ver si eran
cristianos...”

Primer Viaje alrededor del globo. Anronio Pigafetta

• “... los grandes conocimientos del comandante en jefe. Este hombre, tan hábil como valeroso, sabía
que era necesario pasar por un estrecho muy oculto, pero que él había visto figurado en un mapa que
el rey de Portugal conservaba en su tesorería, construido por Martín de Bohemia, muy excelente
cosmógrafo.”
Antonio Galvao, Tratado dos diversos e desayados caminhos, Lisboa:

• “Se ha escrito que en el año 1428 Dom Pedro, el hijo mayor del Rey de Portugal, era un gran viajero.
Viajó a Inglaterra, francia, Alemania, y de ahí a Tierra Santa, y a otros lugares; y vino aquí a Italia,
pasando por Roma y Venecia en su camino; de allí se trajo un mapa del mundo, en el que se
describían todas las partes del mundo y de la tierra. En él se llamaba al estrecho de Magallanes la
cola del dragón; al cabo de Buena Esperanza, la cabeza de África; y así con otros lugares; con ese
mapa el tercer hijo del Rey, Dom Enrique tuvo gran ayuda e impulso en sus Descubrimientos”

Anexo 24 - Reconstrucción hipotética del mapa “atlántico” de Paolo dal Pozzo Toscanelli (1474), por C.
Hapgood, en donde el florentino establecía una distancia entre Lisboa y Cipango de 130º de longitud. Véase
de igual modo como sitúa Antilia (la isla non troubada, como la llamaban) en la latitud de las Canarias, de
donde Colón partió:

ANTILIA

I. CANARIAS

Según Menzies, Toscanelli habría obtenido la información 1. de la mano de Nicolò dei Conti (en
la obra 1421); y 2. de un mapa llevado a Florencia en 1434 por una embajada china que, ese
mismo año, visitó las principales repúblicas italianas del norte (obra 1434). Vemos aquí algunas
de sus contradicciones.
Para otros autores, sin embargo, el humanista florentino se habría inspirado en obras reputadas
como la Historia rerum ubique gestarum, de Eneas S. Picolomini (futuro Pio II) y la Imago
Mundi de Pierre d'Ailly, además de las populares memorias de Marco Polo, el Milione. Puede ser
que las narraciones de da Conti hubieran, de igual modo, influido sobre la configuración
toscaneliana, pero se desconoce en qué grado. Sea como fuere, lo cierto es que las ideas de
Toscanelli fueron muy respetadas durante las décadas posteriores, influyendo no sólo sobre
intelectuales y humanistas, si no también a geógrafos, pilotos y cartógrafos como Martellus,
Behaim o Colón, con el cual, según parecería, mantuvo cierta correspondencia epistolar.

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